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Modelos de Multiculturalismo:
implicaciones para los líderes del siglo XXI *
Steve Olu Michael
Resumen: Uno de los más prominentes desafíos que tendrán
que enfrentar los lideres en el próximo siglo es el
multiculturalismo. La tecnología y los transportes modernos
están cambiando rápidamente el mundo, y el concepto de la
aldea global nunca ha sido más real. El "Nuevo Orden
Mundial" proclamado por George Bush y Mikhail Gorbachev es
propenso a generar una serie de alteraciones en muchos
campos a menos que un nuevo entendimiento multicultural sea
desarrollado.
Este ensayo trata de plantear una discusión sobre los
diferentes modelos o fases de multiculturalismo: negación,
asimilación, acciones afirmativas, valoración de la diversidad,
manejo de la diversidad, multiculturalismo global y
multiculturalismo humanista. Se promueve aquí al
multiculturalismo humanista como el modelo más holístico,
inclusivo y emancipatorio para postular una visión necesaria
para los cambios que vendrán en el siglo XXI. El ensayo
concluye revisando las implicaciones que puedan tener para
los
líderes
corporativos,
educativos,
militares
y
gubernamentales, así como para la investigaciones y la
enseñanza.
Introducción
A pesar de muchos debates y controversias que se han dado alrededor del concepto de
multiculturalidad en los Estados Unidos, educadores y administradores tanto de los
sectores público y privado, así como dependientes del gobierno, se han sumado al
desarrollo de un conocimiento intercultural, comprendiendo en esta forma que deben
continuar fomentando uno de las transformaciones más importantes de nuestro tiempo.
Los cambios demográficos en Estados Unidos han abierto una enorme cantidad de
oportunidades para los empresarios emprendedores; sin embargo, al mismo tiempo, ha
planteado divisiones políticas, sociales y económicas hasta ahora desconocidas. Así, los
Estados Unidos representan hoy un microcosmos del mundo, pues la mayoría de las
veces los eventos que se dan dentro de este país tienen implicaciones que rebasan sus
fronteras. Hay pocas naciones que pueden jactarse del alto nivel de diversidad cultural
que existen en Estados Unidos, ni podemos encontrar otra nación que rebase los índices
de inmigración anuales de dicho país. Por ende, el asunto de la diversidad cultural
presenta un desafío real a la sociedad norteamericana.
Pero la cuestión de la diversidad cultural no puede ser únicamente confinada a un solo
país, ya que los problemas y los alcances asociados con la diversidad trascienden los
intereses nacionales particulares. Como es de suponerse, pertenece a un desafío global.
Tye (1991) reconoce que:
Estados Unidos —o más bien, el mundo— se encuentra en
una encrucijada crítica. En cualquier dirección existen nuevas
realidades económicas, políticas, ecológicas y tecnológicas
que algunas veces resultan pasmosas, como lo es la caída del
Muro de Berlín y la ola democrática que se da en Europa del
Este. En la década de los 90´s, nuestras poblaciones y líderes
necesitarán actitudes y conductas que les permitan reconocer
y promover la interdependencia y cooperación entre naciones
(p. 10).
Ante esta encrucijada, lo más importante a cuestionarse es: ¿qué ofrece el
multiculturalismo a los líderes del próximo siglo? ¿Cuáles son las necesidades para las
que se requiere desarrollar un cambio de actitudes como el que menciona Tye, y cómo
podemos lograr una mejor promoción de una interdependencia global que crezca
constantemente? Tales preguntas son el núcleo de este ensayo. Como antecedentes,
este texto explora los procesos que han generado la urgencia de un multiculturalismo
global. Se presentan varios modelos o fases del multiculturalismo, además de que
subyace un argumento a favor de un multiculturalismo humanista como único modo
posible de lograr una comprensión y desarrollo global. El texto concluye con un examen
de las implicaciones del multiculturalismo humanista entre los educadores, los líderes de
corporaciones y los legisladores gubernamentales.
El problema de la definición
El uso del término "humanístico" no está exento de problemas, por ello resulta necesario
clarificar su sentido. El humanismo, como filosofía, es generalmente atribuido a "un
espíritu individualista y crítico sobre los intereses seculares característicos del
Renacimiento" (Webster, 1987:568). Por lo tanto, el humanismo es un rechazo a la idea
de que existe algo sobrenatural en favor de la supremacía del hombre o la mujer.
Sin embargo, éste es apenas uno de los sentidos del término. Webster también hace
notar que el humanismo es también sinónimo de humanitarismo. El humanitarismo se
relaciona con la promoción del bienestar humano y de las reformas sociales.
En este ensayo, el humanismo es abordado como una ideología de la dignidad y el valor
individual, sin enfatizar el individualismo y el modo de vida atomístico. Esta noción
conlleva a una elevación de la humanidad y a una búsqueda de la "humanidad" en lo
humano. El humanismo, tal y como lo empleamos aquí, no tiene nada que ver con un
rechazo a lo sobrenatural, ni tampoco plantea una "glorificación" del hombre y la mujer,
sino que la cualidad del ser humano está presente dentro de todos los seres humanos sin
tener que ver con sus afiliaciones grupales, circunstancias de nacimiento, o sobre sus
dotes y fuentes naturales. Cuando el multiculturalismo humanista se convierte en una
preocupación, nuestra tendencia a clasificar y categorizar basándonos en el género, raza,
clase, lenguaje, religión, así como la pasión con la cual tendemos a "deshumanizar" a
cualquiera que sea extraño a nuestro grupo humano tenderá a ser menos potente. Este
es uno de los sentidos en que la palabra humanismo ha sido usada remarcadamente
desde el Renacimiento.
Antecedentes
Tye señala que "los ciudadanos del mundo actual necesitan más que nunca aprender
actitudes y conductas que les permitan reconocer y promover la interdependencia y la
cooperación" (p. 8). Pero, ¿por qué resultan tan importantes la interdependencia y la
cooperación hoy en día? Respondiendo a esta cuestión, Anderson (1991) expone que la
estructura social del mundo ha cambiado y que esto se nota incluso en nuestras formas
de hablar. Anderson señala tres cambios históricos profundos:
"El primer cambio, que empezó a darse desde la mitad del
pasado milenio, es el crecimiento acelerado de una
interdependencia global. El segundo, el cual comienza desde
las primeras décadas del s. XX, es la erosión del dominio que
ejercía la civilización occidental sobre el resto del mundo. El
tercer cambio, que data de principios de los 70´s, es el declive
de la hegemonía estadounidense en la política económica
mundial" (p. 14).
El autor proporciona varios ejemplos históricos, geográficos, políticos, sociales,
demográficos, ecológicos y culturales ocurridos que han acrecentado este fenómeno de
interdependencia. Igualmente, el autor hace notar que:
"El dominio de Occidente se ha ido perdiendo de muchas
formas. La manifestación más dramática de esto es la
descolonización del mundo, particularmente desde la Segunda
Guerra Mundial. A partir de ésta y en unas cuantas décadas,
muchos de los imperios coloniales del siglo XIX se ven
reemplazados por más de 100 nuevos estados políticamente
establecidos e independientes".
"La erosión del dominio de la Civilización Occidental está
manifestada
culturalmente
por
un
renacimiento
y
autoafirmación de muchas antiguas culturas y religiones que
habían soportado el peso de Occidente por mucho tiempo.
Para los americanos, quizá el más visible de estos ejemplos
sea el renacimiento del Islamismo o la revitalización por el
interés en las culturas africanas precoloniales. Pero estos son
apenas dos casos que se pueden mencionar" (p. 17).
Finalmente, el autor señala que "así como ha declinado la preeminencia productiva de los
Estados Unidos, de igual modo ha declinado la predominancia comercial de América
debido a que ambos espacios están ligados" (p. 17). Las implicaciones de estos tres
profundos cambios hicieron que Norteamérica considerara reestructurar su educación,
dándole un mayor énfasis a la educación global.
Quizá pensando en esto y en otros cambios anticipados, Mikhail Gorbachev indicó en
1988 que "un progreso global ahora sólo es posible a través de la búsqueda de un
consenso universal encaminado hacia un nuevo orden mundial" (p. 230). Aseguró además
que dicha visión podría realizarse a través de un "co-desarrollo" y una "co-creatividad", e
igualmente "resulta claro que tenemos que mirar juntos las varias opciones que nos
ayuden a mejorar la situación internacional, a construir un nuevo mundo —tomando en
cuenta las lecciones del pasado, las realidades del presente, y los objetivos lógicos del
mundo que queremos hacer" (p. 230).
El Presidente George Bush hizo un comentario similar en una sesión que tuvo en 1990
con el Congreso sobre el Nuevo Orden Mundial, en el cual proponía:
"liberarnos de la amenaza del terror, fortalecer nuestro
propósito de justicia, y lograr una mayor seguridad en la
búsqueda de la paz. Una era en la cual las naciones del
mundo, tanto del este como del oeste, del norte y del sur,
puedan prosperar y vivir en armonía. Un ciento de
generaciones han tratado de encontrar una senda hacia la paz,
mientras miles de guerras violentas se cruzan dentro del
amplio campo del esfuerzo humano: Hoy existe un nuevo
mundo que está luchando por nacer, un mundo completamente
diferente al que nosotros conocimos. Un mundo donde la ley
del civilizado remplazará a la ley de la selva. Un mundo en el
cual las naciones reconozcan su parte de responsabilidad para
establecer la libertad y la justicia. Un mundo en donde el fuerte
respete los derechos que tiene el débil" (p. 1219).
Desde luego, no hay que ser muy inteligente para comprender que aún estamos lejos de
concretar esa visión tan apasionada que ha descrito el presidente Bush. Es claro que "la
ley de la selva" sigue suplantado a "la ley del civilizado" en Liberia, Bosnia y Somalia, sólo
por mencionar algunos casos. Sin embargo, como ha mencionado Gorbachev (1988)
"estamos entrando en una era en la cual el progreso debe estar basado en un completo
interés común por la humanidad" (p. 230). Este interés por toda la humanidad, luego
entonces, es un llamado por una educación y comprensión global. La piedra angular de la
educación global es el multiculturalismo global.
Ahora bien, éstas son algunas definiciones de multiculturalismo. Mientras algunos usan el
término en un sentido muy amplio, otros lo hacen en uno muy restrictivo. Por ejemplo,
Fleischaker (1996) define el multiculturalismo como "un proyecto que alienta a la gente a
tomar conciencia de que la variedad de las culturas es más amplia que la planteada por
sólo una, a esforzarse por superar las limitaciones que la tradición impone sobre ellos" (p.
17). Asante (1996) también describe el multiculturalismo en la educación como "la
cualidad de crear y sustentar curricula, actividades académicas, programas y proyectos
que desarrollen un vivo interés con respecto a todas las culturas humanas" (p. 20).
Similarmente, Thomas (1991) comenta que el multiculturalismo enfatiza la diversidad
cultural excluyendo una orientación hacia el género y el sexo. Aunque algunos autores
como Roosevelt Thomas separan el término "diversidad" de "multiculturalismo", dicha
separación no es observada en este ensayo. Algunos autores prefieren ocupar la
diversidad en un sentido más amplio para connotar las cuestiones de multiculturalidad,
clase, género y orientación sexual. Sin embargo, en este ensayo, los dos términos han
sido empleados como sinónimos. Acorde con Michael & Thompson (1995), nuestra
definición de multiculturalismo incluye la perspectiva de Hraba (1979) sobre cultura y
pluralismo estructural, la cual se entiende en los siguientes términos:
"una filosofía que se esfuerza por crear una diversidad cultural,
tratando de comprender las diferencias culturales, ayudando a
la gente a apreciar y gozar las contribuciones hechas por
distintas culturas en sus vidas, así como asegurar la completa
participación de cualquier ciudadano para derribar las barreras
culturales" (p. 33)
De este modo, podemos vislumbrar que más allá de las tesis planteadas por los autores
anteriores, el multiculturalismo se convierte en una filosofía, un proceso y un programa.
Como filosofía, ofrece un marco teórico que permite ver e interpretar la realidad; como
proceso, aporta un modelo racional para organizar ideas y esfuerzos; como programa,
plantea una forma sistemática de organizar actividades dirigidas a la creación de un
medio multicultural. De este modo, la definición que han elaborado estos autores sobre
multiculturalismo, lo concibe como una filosofía colectiva que guía las formulaciones
políticas, así como programa su desarrollo en organizaciones; pero también lo ve como
una filosofía personal que fomenta a las personas a participar en la vida cotidiana de su
comunidad. El multiculturalismo humanista (discutido más adelante) es, entonces, un
pluralismo cultural basado en la filosofía de la humanidad.
Modelos de Multiculturalismo
A lo que nos referimos aquí como modelos puede ser visto por otros como fases, en
donde cada uno está determinado por el anterior. Sin embargo, al igual que un modelo,
cada una provee un marco para las decisiones políticas y para las conductas individuales.
La figura 1 aporta una suma de todas las discusiones que se dan en torno al
multiculturalismo. La pirámide presenta diferentes modelos de multiculturalismo y sugiere
el predominio o popularidad de cada uno a partir de la extensión de cada bloque, según la
hipótesis del autor. Por ejemplo, a despecho del auge reciente que ha tenido la literatura
sobre multiculturalidad, podemos ver que la mayoría de las personas viven más en un
estado de negación que en algún otro, e igualmente podemos ver que hay más gente que
esporádicamente combate alguna clase de "ismo" que gente que practique una acción
afirmativa. Como primer planteamiento, estos modelos de desarrollo multicultural pueden
ser ocupados para describir —ya sea de forma individual, organizacional o nacional—
esfuerzos interculturales. Dichos modelos coordinan diferencias en filosofías, políticas y
prácticas aplicadas al multiculturalismo. Cada fase tiene sus propias metas y limitaciones.
Figura 1. Ilustración piramidal de los modelos de Multiculturalismo
Primer modelo: El estadio de negación
El estado de negación es quizá el más confortable de todos los que se marcan en la
pirámide. Muchos de nosotros negamos la importancia de comprender la cultura de otras
gentes. Más importante aún, negamos que formamos parte de una sociedad con
problemas sociopolíticos, que tenemos predisposiciones y prejuicios en contra de
cualquier persona que sea culturalmente diferente, y para esos de nosotros que nos
beneficiamos directamente de las culturas dominantes, negamos que somos beneficiarios
directos de privilegios inmerecidos (McIntosh, 1989). McIntosh (1989) observa que "los
blancos son muy cuidadosos de no reconocer los privilegios de ser blanco, al igual que los
machos no reconocen los privilegios de serlo" (p. 10).
De un modo similar, existen organizaciones que niegan también lo anterior, y muchas de
ellas han existido desde hace muchos años desempeñando tal función. El criterio principal
que rige el éxito en el mundo de los negocios es lograr convenios provechosos y de larga
duración. Una vez que se logra esto, las discriminaciones raciales y sexuales se
convierten en su mínima consecuencia. Muchos de los más importantes líderes
empresariales pueden negar que su organización cultural favorece a ciertos grupos de
personas. Ellos son fieles y se benefician del status que existe en la sociedad, y
frecuentemente niegan que hay reglas no escritas que conforman e influencian los
sistemas de organización óptimos, además de que establecen obstáculos invisibles e
insalvables en el camino de cualquiera que sea culturalmente diferente.
Las naciones niegan las necesidades de sus minorías culturales. Los líderes políticos casi
siempre niegan que los problemas de prejuicio, intolerancia racial y desigualdad estén
devastando sus países y disminuyendo su capacidad productiva. Pocos comprenden el
hecho de que sus sistemas de educación están diseñados para beneficiar a algunos y
someter a otros; que sus sistemas económicos están estructurados con una fuerte carga
dirigida a dar más ventajas a unos grupos y a otros no; que sus sistemas políticos están
cuidadosamente diseñados para privilegiar a un grupo específico de ciudadanos, mientras
otros son peculiarmente sometidos y gobernados.
Existen dos fuentes principales de la negación: la ignorancia y la asimilación. La negación
puede surgir como resultado de una auténtica ignorancia, y nuestro énfasis debe dirigirse
ahora hacia esta palabra. Sólo hasta que las mujeres lo expresan, muchos hombres no
entienden que sus privilegios son inmerecidos sobre las mujeres y lo niegan, incluso hoy
en día, porque muchos de nosotros todavía no hemos sido propiamente cuestionados
sobre nuestros privilegios inmerecidos y no hemos reflexionado en torno a la complejidad
del asunto. Muchos blancos de los Estados Unidos se asombran en verdad cuando les
enseñan las atrocidades cometidas por sus antepasados en contra de poblaciones negras
e indígenas, por lo cual desearían desligarse inmediatamente ellos mismos de tan
infames prácticas. Muchas veces, los líderes de corporaciones quedan consternados y
perplejos al descubrir que sus organismos culturales facilitan de un modo desigual el
ascenso de ciertos grupos de personas y la degradación de otros. En las áreas de lo
corporacional, lo institucional y lo personal la ignorancia se hace presente debido a la falta
de información y al exceso de desinformación.
El asimilacionismo es una ideología hegemónica desarrollada conscientemente, aunque el
estándar de las ciencias sociales lo define como un elemento cuya perspectiva es neutral.
Por ejemplo, Vander Zanden (1972) define la asimilación como "un proceso por el cual
grupos con distintos modos de pensar, de sentir y de actuar, llegan a fusionarse
conformando una unidad social y una cultura común" (p. 258). También Hraba (1979)
define la asimilación como "el proceso por el cual diversos grupos étnicos y raciales llegan
a compartir una cultura común, así como un acceso igualitario a las oportunidades
estructuradas en su sociedad" (p. 29). Un examen más detallado de estas definiciones
revela una fusión cultural, la cual presupone que ninguna cultura deberá predominar sobre
otra, y que la cultura resultante estará beneficiada por las contribuciones de las otras
culturas. En suma, la meta final de la asimilación es lo que la definición de Hraba explica
como "un acceso igualitario a las oportunidades estructuradas en su sociedad". Lo
anterior plantea que nadie deberá ser puesto en desventaja social, económica o política
debido a su herencia cultural.
Dadas estas metas aparentemente nobles, los asimilacionistas entonces abogan tal
doctrina, mientras que niegan la inevitabilidad del poder hegemónico de la cultura
dominante. O quizá como alguien podría decir que, la cultura dominante lo es porque es
superior y las subculturas deberían desarrollarse hacia una cultura superior —una
ideología popularmente conocida como Darwinismo. Para el Darwinismo, la hegemonía
cultural existe porque una cultura es superior a otras, en un mundo competitivo es la única
apta para sobrevivir.
Igualmente, los asimilacionistas niegan que la meta última de la asimilación no es sólo
inalcanzable, sino que sólo será posible a costa de establecer enormes desigualdades
entre los grupos que conforman una nación. La "estructuración de oportunidades" de una
sociedad refleja las necesidades y las visiones de la cultura dominante que torpemente
beneficia a algunos, mientras que penaliza a aquellos que forman parte de las demás
subculturas.
La asimilación es una poderosa ideología y muy pocas culturas en el mundo han
escapado de la influencia hegemónica conocida como Cultura Occidental. hay que
admitir, claro, que la cultura que comúnmente denominamos Civilización Occidental es
una combinación de las antiguas civilizaciones egipcia, romana y griega. También hay
que notar que toda cultura intenta ejercer un dominio hegemónico de un modo u otro, e
incluso en países como la Unión Soviética, en donde el comunismo suponía haber
neutralizado la hegemonía, la influencia hegemónica subcultural existió siempre.
En conclusión, es importante hacer una separación entre asimilación como una ideología
y la asimilación voluntaria. Mientras que la primera es hegemónica, deliberada y
poderosa, la segunda significa un proceso voluntario de aculturación que tiene lugar
consciente o inconscientemente sobre las personas que tienen una estrecha proximidad.
Segundo modelo: Combatiendo los ismos
La fase de negación es muy poderosa porque quienes están en desventaja son
frecuentemente los más débiles o los más fragmentados como para intentar un cambio, y
quienes se benefician con la hegemonía cultural hacen todo lo posible por mantener el
statu quo. Pero algunas veces, lo que parecía una tranquilidad serena y silenciosa es
violentada. Como cuando ocurre una erupción volcánica, la lava de las emociones
humanas es expulsada con fuerza y crea un calor intolerable entre los individuos,
empleados y ciudadanos. Cuando esto ocurre, las figuras de poder están forzadas que no
todo esta bien dentro de sus organizaciones o países. Y entonces, en una búsqueda
frenética por el equilibrio, los líderes adoptan estrategias para combatir la volátil situación.
Ejemplos de esto son los recientes conflictos raciales que se dieron en Los Angeles, en
Estados Unidos; el enfrentamiento que hubo entre los indios Mohawk y el Gobierno de
Quebec en Canadá; así como la gran cantidad de enfrentamientos raciales que ocurren
regularmente en las universidades de los Estados Unidos. Tal fue el caso del Denni's,
restaurante que fue demandado y tuvo que pagar millones de dólares por actos de
discriminación contra un oficial negro del equipo de seguridad del Presidente Clinton.
La fase 2 reconoce que el problema existe. En el caso de las organizaciones, la dirección
reconoce un problema urgente que requiere un curso de acción definitivo, específico y
relevante. Hay dos opciones de control que son aprovechadas en este estadio: las
acciones compensatorias y las acciones de remedio. Las acciones compensatorias
intentan corregir las injusticias que han cometido en contra de grupos o individuos
específicos que buscaron la simpatía del público o de los tribunales. En los pasados 30
años, los Estados Unidos han sido testigos de cientos de casos sobre derechos civiles,
sostenidos en contra de organizaciones por mujeres y minorías raciales enfurecidas. Las
multas que se han pagado por estos casos han ascendido a millones de dólares.
Al darse cuenta de lo costoso de la insensibilidad cultural o las predisposiciones y
prejuicios de sus empleados, las administraciones han creado acciones de remedio
sumamente relevantes. Las acciones de remedio incluyen la organización de talleres que
ayuden a incrementar la sensibilidad de los empleados hacia las mujeres o las minorías.
En algunas ocasiones, los tribunales ordenan que un individuo o una organización deba
recibir algún entrenamiento sobre sensibilidad, como es el caso del propietario de los
Red's, un equipo de béisbol de Cincinnatti, Ohio (en Estados Unidos), quien hizo
observaciones despectivas en contra de negros y judíos.
Tercer modelo: Acción afirmativa
La fase dos representa un intento esporádico por apagar el fuego encendido por la insensibilidad racial o
cultural. Es generalmente una reacción a una situación peligrosa y muchas veces volátil. Las medidas
tomadas en esta fase son generalmente no institucionalizadas, así como los esfuerzos dirigidos a combatir
estos ismos fluctúan con los cambios en el personal.
Igualmente, una forma rápida y económica de combatir los ismos es remover a aquellos que son
culturalmente diferentes de una determinada organización. Por ejemplo, los empresarios pueden decidir
homogeneizar a sus empleados, para lo cual despedirían a las mujeres de tal modo que no se dé un
problema de sexismo, darían la apertura a gays y lesbianas, lo cual no ocasionaría un problema de
homofobia, o aceptarían a los miembros de otras culturas, lo cual evitaría problemas raciales, etc. La
posibilidad de esta opción es real en los distintos estados de Norteamérica, y por esta razón, el gobierno esta
considerando una ley de prevención a la discriminación basada en la raza, en el género o en la religión.
Catherine Stimpson (1993) ofrece dos visiones sobre acción afirmativa:
1. Una red de términos para actividades que los cuerpos ejecutivos, legislativos,
judiciales y cualquier otra instancia de gobierno pueda manejar. En este punto, la
acción afirmativa es una política social que sitúa y regula sus fuerzas y sus
esfuerzos. Su propósito es incrementar la igualdad y las oportunidades de
mejoramiento de vida...,
2. Una red de términos que ayude a ampliar las actividades que toman
voluntariamente tanto instituciones privadas como públicas con el fin de acrecentar
la diversidad, la igualdad, y generar mejores oportunidades. Aquí, las acciones
afirmativas son parte de una política institucional... (p. 4)
Stimpson ha apuntado que las acciones afirmativas tienen metas que resultan conflictivas,
especialmente cuando atendemos a la primera definición. Por ejemplo, mientras por un
lado la meta de la acción afirmativa es "extender y cubrir a los grupos que históricamente
han estado en desventaja (principalmente los hombres y mujeres de minorías raciales, así
como las mujeres de cualquier raza) para que consigan una igualdad de oportunidades"
(p. 4); por el otro lado, otra meta es "permitir a cualquier raza y/o género logre alcanzar
una preferencia para poder trabajar, ser aceptado o recibir alguna ayuda económica, todo
esto bajo la creencia de que la preferencia es un modo de evitar la discriminación" (p. 4).
Cómo trazar una línea divisoria entre el tratamiento especial dirigido hacia la
discriminación del pasado sin que se revierta en un nuevo modo de discriminación, es un
terrible dilema incluso para aquéllos que son partidarios de la acción afirmativa.
Además, Rowe (1993) reconoce que "la acción afirmativa, en el estricto sentido de
regulación del gobierno, no puede ser lograda desde esta posición. Esto no es realmente
efectivo, por sí mismo" (p. 35). De igual conformidad con esta visión, y hablando en
específico sobre acciones afirmativas aplicadas a las comunidades afro-americanas de
los Estados Unidos, Hoffman (1993) señala que "la acción afirmativa no es más que un
imperfecto proceso para asegurar la imparcialidad y remediar la discriminación del
pasado. Pero la acción afirmativa no puede producir candidatos, o satisfacer las
necesidades educativas a menos que haya un mejoramiento en la enseñanza para los
grupos minoritarios" (p. 30).
Como hoffman ha observado, la acción afirmativa es imperfecta y representa una
imposición externa de reglas que están dirigidas a incrementar la diversidad de aquellos
que se benefician de los fondos públicos. Pero el multiculturalismo no puede ser legislado
de un modo externo, sólo puede desarrollarse desde el interior. No puede forzarse a la
gente a aceptarlo. Más bien, la gente debe ser auxiliada, educada y motivada para que
logre comprender las ventajas de crear un medio multicultural.
Cuarto modelo: Pluralismo cultural o evaluación de la diversidad
La acción afirmativa intenta prescribir el nivel mínimo de condiciones aceptables en los
empleos a proporcionarse para el bienestar de las minorías raciales de los Estados
Unidos. En un país que ha sido históricamente hostil contra las minorías raciales, los
miembros de tales grupos critican la acción afirmativa dando la impresión de que todo
estará bien sólo si los estándares mínimos se mantienen. Sobre este punto, resulta
normal encontrar a muchos críticos de la acción afirmativa tanto en las minorías como en
las mayorías.
El pluralismo cultural es un paso mayor que la acción afirmativa, y apunta hacia la
valoración de la diversidad. Mientras que la acción afirmativa es una respuesta a las
leyes, el pluralismo cultural es una respuesta a la valoración de la diversidad y la
conciencia individual. Hraba (1979) define el pluralismo cultural como "la existencia de
distintas subculturas étnicas en una sociedad que pueden afectar y hacen cambiar los
distintos modos de pensar, sentir y actuar de sus miembros" (p. 63). Esta definición
subraya un hecho importante: la gente que es diferente culturalmente, lo es también en su
modo de pensar, sentir y actuar. Perciben un evento de distinto modo entre uno y otro, y
en algunas ocasiones adoptan diferentes estrategias para resolver los problemas de la
vida cotidiana.
De acuerdo con Thomas (1991) "con frecuencia el valorar las diferentes iniciativas se
enfoca en la forma como hombres y mujeres, o personas de distintas razas, reflejan
diferencias en los valores, actitudes, conductas, modos de pensar y trasfondos culturales"
(p. 25). Thomas también ha notado que el motivo de valorar la diversidad es para explotar
la riqueza que puede florecer de las diferentes culturas; su enfoque más inmediato está
dirigido a comprender, respetar y valorar las diferencias existentes entre varios grupos en
su contexto y en su organización.
En esta cuarta fase, se intenta no homogeneizar distintas subculturas en una sola o
adoptar un estándar mínimo que cumpla con los requerimientos de la acción afirmativa.
Lo primero y más importante es reconocer la presencia de otras subculturas, lo segundo
es respetar tales subculturas como formas de vida válidas para aquellos que las ejercen.
Quinto modelo: Manejo de la diversidad
La valoración de la diversidad se detiene después del reconocimiento y el respeto hacia
otras culturas; en este punto, es necesario alcanzar un quinto estadio, el del manejo de la
diversidad. Como Thomas (1991) ha mencionado: "sin embargo, la aceptación, la
tolerancia y la comprensión de la diversidad no se bastan por sí solas para crear una
fuerza de trabajo fortalecida. Para fortalecer a diversos grupos de empleados a considerar
su propio potencial, es necesario el manejo de la diversidad" (p. 25). El concepto de
manejo de la diversidad está basado en los beneficios que pueden resultar debido a la
existencia de una diversidad en la población. A partir de que la cultura hace variable los
modos de percibir, pensar, sentir y actuar de las personas, tales diferencias pueden
convertirse en ventajas para una organización o para todo un país.
Una de las razones por las que fallan las empresas es la incapacidad de sus líderes para
cambiar sus paradigmas empresariales de un modo más veloz, y así tomar ventaja de los
cambios en el medio ambiente. Los paradigmas empresariales son tan difíciles de
cambiar como los hábitos personales. Sin embargo, en lugar de intentar el cambio, el
manejo del trabajo bajo una filosofía de manejo de la diversidad, sólo necesitan fortalecer
a aquellos que son culturalmente diferentes para que expresen sus percepciones, ideas,
sentimientos y modos de acción distintos para lograr avances en su organización. De esta
manera, la variedad de percepciones llega a ser una fuente de opiniones diversas para
lograr una mejor administración. Un cuerpo homogéneo necesitaría mucho más tiempo
para llegar a concertar una solución.
Bajo la filosofía del multiculturalismo, los líderes empresariales y gubernamentales buscan
crear un medio diverso, pues resulta más lucrativo y sano para sus organizaciones y sus
países. Se hacen esfuerzos conscientes para alterar la estructura administrativa con el fin
de aprovechar a las personas con distintos trasfondos, y como Thomas (1991) ha notado,
la meta es alcanzar un uso completo de los recursos humanos. El interés principal del
manejo de la diversidad es lograr un margen competitivo, en un crecientemente medio
competitivo. El principal interés es manejar o crear un medio que sea apto para la
completa utilización de las diversas fuerzas laborales (p. 28).
Sexto modelo: Diversidad global
Lo que aquí se ha denominado diversidad global, puede ser denominado más
apropiadamente diversidad internacional, lo cual cambiaría el enfoque del
multiculturalismo hacia las cuestiones de organización, más allá de lo organizacional y
nacional y hacia las arenas internacionales.
La diversidad global es necesaria para resolver varios errores localizados en la fase del
manejo de la diversidad. Mientras está bajo la filosofía del manejo de la diversidad, la
dirección busca crear un medio diverso, de este modo la última meta es maximizar las
ganancias o beneficios. El problema del manejo de la diversidad es el intento de explotar
las diferencias. Bajo esta filosofía, los líderes buscan crear sólo la clase de diversidad que
podría beneficiar a sus organizaciones. Por consiguiente, algunos grupos de inmigrantes,
por ejemplo, pueden no ser considerados atractivos para algunas organizaciones
económicamente orientadas y para algunos gobiernos sin imaginación, ya que podrían
requerir de un entrenamiento posterior lo cual implica un costo financiero.
Consecuentemente, en los Estados Unidos, la política de inmigración refleja una
predisposición en favor de los inmigrantes que tengan origen europeo. Patrick Buchanan,
un candidato republicano para la presidencia, fue severamente criticado en los medios por
preguntar sobre el efecto que tendrían un ciento de europeos o un ciento de zulus, y
sobre quiénes podrían integrarse más rápidamente a la población americana. Tal visión
sugiere que el gobierno norteamericano continúa favoreciendo claramente la inmigración
europea sobre la inmigración zulu. Por esta razón, el manejo de la diversidad como
filosofía sólo crea el medio que tenga el potencial de beneficiar al país anfitrión o a una
organización.
La diversidad global extiende el diálogo del multiculturalismo más allá de las cuestiones
comunes de negros y blancos en los Estados Unidos. Esta filosofía busca y valúa la
representación de toda la gente de distintas culturas y nacionalidades. La diversidad
global enfatiza la interdependencia de los problemas sociales, económicos y políticos, así
como la necesidad de buscar soluciones globales y comprehensivas para éstos.
Séptimo modelo: Diversidad humanística
El multiculturalismo global o internacional se encuentra sumamente constreñido por la
política internacional. Por esta razón los árabes que radican en Estados Unidos no gozan
del mismo apoyo que proporciona su herencia cultural, como lo hacen los irlandeses, por
ejemplo. Del mismo modo, los norcoreanos que radican en Estados Unidos tampoco
cuentan con el mismo apoyo cultural como el de los surcoreanos o los japoneses
norteamericanos. A pesar del porcentaje de los afroamericanos dentro de los grupos
minoritarios en los Estados Unidos, son quizá el grupo más marginado de todos ellos.
Aunque la diversidad internacional enfatiza que las culturas están más allá de una nación,
la elección de las culturas para ser identificadas, celebradas y apoyadas dependiendo de
la economía internacional, así como de las asociaciones políticas del país. Así, la
situación de los palestinos, aunque seria, no lo es tanto en comparación como la de los
judíos para el gobierno americano. Tampoco la pérdida de vidas americanas en la
intervención de Liberia comparada a la de Kuwait o Bosnia.
Por esta razón, la diversidad humanística enfatiza que el multiculturalismo tiene su base
en la humanidad, y no en las ganancias políticas o económicas que puedan resultar de la
asociación y el reconocimiento. Como se ha mencionado al principio, el uso de la palabra
"humanístico" puede transmitir un engañoso mensaje, en el sentido de que el término
puede ser usado para connotar el renacimiento del espíritu individualista y crítico, así
como un interés secular y una desatención de lo que resulta supernatural (Webster,
1987). Sin embargo, el término es usado aquí para conllevar la dignidad y el valor
individual, así como una capacidad de autorealización a través de la razón (Webster,
1987). Se emplea para indicar la "humanización" de la humanidad, así como la habilidad
humana para trascender los aspectos estrechos, provincianos y particulares de las
culturas individuales.
Por ello, el multiculturalismo humanista, está enfocado sobre las cuestiones realmente
globales, sin poner mayor énfasis en una cultura u otra, sino tratando de aceptar a todas
las culturas como formas válidas de subsistencia, además de reconocerles las
contribuciones que hacen a nuestras vidas (independientemente de nuestro conocimiento
o ignorancia de tales contribuciones). El multiculturalismo humanístico no enfatiza el
beneficio económico o las asociaciones políticas. La vida de un árabe es tan valiosa como
la de un judío, la vida de un africano es tan valiosa como la de caucásico. Es únicamente
bajo esta filosofía que realmente podemos admitir que cualquier hombre o mujer son
creados igualmente, y va un paso más allá porque declara que todas las personas tienen
el mismo derecho a vivir y a todo lo que la vida puede ofrecerles.
El multiculturalismo humanista contiene en su filosofía una emancipación real, aplicable a
cualquier tipo de hombre, y una comprensión holística de las interacciones humanas.
Celebra aquello que resulta común, al mismo tiempo que apoya con fuerza lo que es
particular. Tal concepción es construida sobre una ideología que sostiene que nadie será
libre, sino hasta que todos seamos libres. La verdadera libertad deberá ser comprensiva
en su extensión, e incluir a todos los ciudadanos del mundo. Es por necesidad (y aunque
por desgracia, esto representa una enorme pérdida de recursos), que el rico gasta mucho
de sus ingresos para proteger su fortuna en contra de aquellos que son pobres.
Igualmente, los países libres gastan muchos de sus recursos para proteger sus fronteras
de aquellos que huyen de sus gobiernos represivos. La meta del multiculturalismo
humanista es recanalizar nuestros recursos hacia una emancipación de la humanidad en
su totalidad.
Además, el multiculturalismo humanista no es un simple rechazo del nacionalismo, sino
una celebración de lo que es general, dada la inevitable globalización de la información y
la economía. Se trata del rechazo a una sociedad atomista, ya que ésta es proclive de
dirigirse hacia un antagonismo fragmentario que es, en esencia, característico de nuestro
mundo. Mientras que los procesos de modernización, el predominio de los adelantos
tecnológicos, y los continuos procesos de actividades internacionales tienen como
consecuencia inevitable su homogeneización; los esfuerzos deliberados, los fuertes
compromisos y los liderazgos visionarios son necesarios para definir y formular las
necesidades y las políticas grupales y/o nacionales en base al multiculturalismo
humanista.
Implicaciones del Multiculturalismo humanista
Las políticas internacionales continuarán con su influencia en las asociaciones y
relaciones internacionales. Las naciones son una creación de la política, por ello las
actividades de las naciones no pueden estar desprovistas de política. Sin embargo, la
creación de organizaciones tales como las Naciones Unidas, fue para proporcionar a las
naciones la oportunidad de explorar formas de trabajar unidas para promover el
humanismo.
Pero, el cómo hacer para que las Naciones Unidas sean pertinentes, será un desafío en el
próximo siglo, a menos que la organización cambie y comience a actuar en la promoción
del multiculturalismo humanista. En la actualidad, unos cuantos países tienen un poder
hegemónico sobre la organización, lo cual ha desgastado seriamente la confianza que
países menos desarrollados depositan en ella. Así como la economía y las capacidades
militares de las naciones marginadas hoy en día pueden cambiar, y la posibilidad latente
de que una nación hostil sea remplazada por otra, el hecho de nuestra inhumanidad
contra otros continúe creciendo ad infinitum, hace absolutamente necesaria una nueva y
radical visión de las relaciones globales, intelectuales y educativas.
En conclusión, un "Nuevo Orden Mundial" (tal y como lo proclamaron Gorbachev, Reagan
y Bush) que no abrace la ideología del multiculturalismo humanista será una labor que no
tendrá frutos. Este orden mundial tenderá de por sí a un desorden, a menos que
involucren más en sus agendas los aspectos culturales, religiosos, económicos y políticos,
tanto a nivel nacional como global.
El mundo de los negocios tiene un efecto profundo en la vida de las personas.
Atribuyendo esta observación a Levy & Zaltman, Michael hacer notar que: "el marketing
produce formas de pensamiento comunes entre los miembros de una sociedad, porque la
estandarización de los productos y los servicios da como resultado la estandarización del
pensamiento y la conducta" (p. 20). Por consiguiente, mientras el mundo de los negocios
tiende a influenciar tremendamente los modos de pensamiento generales acerca del
consumo, también influye en crear clases sociales/económicas, que podrían polarizar y
fragmentar la sociedad. La elevación de los beneficios a corto plazo sobre otras
consideraciones lleva a una ideología política, que es incompatible con el
multiculturalismo humanista total, global.
El desafío que enfrentan los líderes financieros dentro del "Nuevo Orden Mundial" es
entre un marketing orientado hacia lo global, o un "marketing social" orientado hacia lo
global. Lo cual resultaría en realizar negocios incluso en donde haya menos ganancias.
Considerando que para Estados Unidos resulta lucrativo hacer negocios con Kuwait, la
política norteamericana seguirá dirigida a favor de este país. Quizá es tiempo de que
nuestras escuelas de economía incorporen el conocimiento de una responsabilidad global
en su curriculum.
La educación superior y, de hecho, los educadores en general tienen un papel mayor, así
como una seria tarea ante ellos. La herramienta más efectiva para este cambio en una
sociedad democrática es por medio de la educación; de aquí, que los educadores deban
tomar la responsabilidad de formar ciudadanos para el Nuevo Orden Mundial. Esta
educación debe ser tolerante y comprehensiva. Debe dar oportunidad al pensamiento
crítico, debe de forzar a los estudiantes a reflexionar de una manera profunda sobre su
herencia cultural, sus privilegios inmerecidos y sobre las culturas del mundo. Los
estudiantes deben aprender a desarrollar una visión del futuro, una visión que sea
radicalmente diferente a la de nuestra realidad. Ellos, independientemente de su
nacionalidad, deberán aprender a enfrentar el reto de hacer que el mundo sea más
pequeño y la humanidad más grande, de cómo la cooperación y colaboración global
pueden ser la ideología nacional en sus países, y de cómo contribuir individualmente para
alcanzar una emancipación global de toda la humanidad.
Quizá sea tiempo de que los educadores comparativos amplíen su agenda y su visión
hacia el análisis comparativo de los elementos políticos, económicos y sociales de la
educación a través de las naciones. El actual desafío no es sólo el de comprender las
estructuras y las operaciones de la educación en varios países, sino también el cómo un
curriculum educacional prepara a los ciudadanos del próximo siglo. La tarea incluye una
exploración de cuán rico o pobre es un curriculum al educar y preparar a quien lo recibe,
más allá de una ideología y un conocimiento tradicionalmente intolerantes, los cuales,
durante mucho tiempo, han caracterizado nuestros esfuerzos educativos. Nuestra
preocupación deberá ser el analizar la educación en Sudáfrica, en términos de qué es lo
que deberá ser enseñado y cómo deberá ser enseñado para fomentar no sólo las
relaciones entre afrikaners y africanos, sino también con el resto del mundo; analizar
igualmente la educación judía en términos de qué es lo que deberá ser enseñado y cómo
deberá ser enseñado para fomentar no sólo las relaciones entre palestinos y judíos, sino
también en relación con el resto del mundo; y analizar la educación en los Estados Unidos
también en términos de qué es lo que deberá ser enseñado y cómo deberá ser enseñado
para fomentar no sólo las relaciones entre sus grupos étnicos, sino su relación con el
resto de la humanidad.
Nuestra preocupación deberá hacer un análisis comparativo de nuestros recursos y
esfuerzos para constituir un multiculturalismo humanista. Tenemos que enfocarnos sobre
la cuestión de cómo los países emplean la educación para integrar o marginar a sus
minorías étnicas, y encausarlas hacia la construcción de una verdadera comunidad global.
Los investigadores de la educación comparativa pueden proveer al mundo con una nueva
visión y una nueva ideología cuyo interés sea lograr una emancipación global a través de
la educación del multiculturalismo humanista.
La educación militar debe ampliar sus márgenes para incluir una comprensión global. Los
líderes militares deben comprender que su enemigo verdadero es la ignorancia, la
hegemonía y el aprisionamiento de la mente, sin importar donde se localice dicha mente
en el globo. Nuestros militares, hombres y mujeres, deben aprender que el enemigo real
es una ideología de la represión, la cual puede ser resistida y desarraigada a través de la
educación y el interés por la humanidad; y que el amigo real es una ideología de la
libertad y búsqueda de la felicidad para toda la humanidad. Con este tipo de educación,
tanto Iraq como Libia no serían una amenaza permanente para los Estados Unidos.
Los instructores inter y multiculturales entienden que la preparación de objetivos y
ejercicios debe estar al mismo nivel de importancia que cualquiera de los modelos
anteriormente planteados. El reto que enfrentan es dirigir sus objetivos hacia un
multiculturalismo humanista. Esto es necesario debido al formato de cápsula de nuestros
ejercicios de enseñanza. Por ejemplo, algunos de nuestros instructores se pueden
especializar en la enseñanza de la sensibilidad racial, y otros en la enseñanza de una
orientación sexual consciente. Una compañía norteamericana que pretenda hacer
negocios en Japón estaría tentada a confinar sus recursos de preparación únicamente
para la cultura japonesa (lo que es un caso común), mientras excluye a otras culturas.
Algunos de nosotros aportamos conocimientos sensitivos sobre los discapacitados pero
no sobre los ancianos. Este tipo de conocimientos encapsulados es limitado. Ciertamente,
gran parte de los instructores tratan muchos de los ismos posibles dentro de una sesión
de preparación, pero el multiculturalismo humanista es una filosofía más integrativa e
incluyente, que pone énfasis en una agenda intercultural y humanista.
Los modelos presentados anteriormente aportan un marco de trabajo conceptual que
puede auxiliar a las investigaciones interculturales. Con esto, es posible conducir una
intervención a una cultura organizacional para determinar cuál es el modelo en el que esta
operando. Quizá alguna organización sea capaz de operar bajo dos modelos al mismo
tiempo y pueda emplear mensajes conflictivos a sus empleados. Los estudios hechos con
estos modelos en mente aumentarán nuestra comprensión sobre la retórica y la realidad
del multiculturalismo en nuestras organizaciones.
Realmente, el mundo se vuelve una encrucijada conforme se acerca al siglo XXI. El
concepto de aldea global nunca había sido tan cierto como hoy en día, debido a la
tecnología y los medios de transporte, por lo cual nuestra comprensión y actitudes
multiculturales requieren un cambio radical si queremos tomar ventaja de los elementos
potenciales de nuestro tiempo.
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Traducción de César Antonio Aguilar
*
European Journal of Intercultural Studies. International Assocation for Intercultural
Studies, Carfax Publisher, Oxford, Vol. 8, No. 3, 1997, pp. 231-245.