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PRÓLOGO
Mkcn 'Scre'V!'bcn, un San'Shyuum Lord Supremo de lu Reliquias Sagradas, flotó en dirección a la eKotilla abierta. Detuvo su silla an!ignvedad ame la puerta y escuchó, fascinado por
el a.nto discordante de un mundo alienígena, el chi rriar de los
vientos arremolinados del planeta.
-El enemigo csti justo al otro lado del cerro. Lord Supremo -advirtió el Senescal, su asesor militar y, en teorCa, su
gu:udacspaldas-. No es necesario abandonar la cáps ula. Lo
m:ú scnsaro seria observar desde: la órbita mediante los Ojos.
Los Sanghc:ilis son feroces y :ututos.
El lord Supremo Mkc:n hito un adc:mi n d«dc:fioso.
-Nuna antes he estado aquí, y comcmplart' este mundo
d<' primera mano. No carneo de: experiencia en el comban:.
Ptro si se siente inquieto, Senescal, scrt' precavido. Mi sillón
cu;l. armado ... y lo tengo a ust«< a mano. Mantt'ngase cerca,
pero no me distraiga.
' BCE.~n~l original,Qd 1trónimod~ &fo,...C,mmMb•.loqu~"'
rraduociri• po< ·Ain~• <k la En. Común-.(N..b t. 1.)
HALO
-Cumplir sus órdenes es un motivo de regocijo para ml.
El Scnesca.l se mamuvo por derrás, ajustándose d cinturón
amigra.vcdad a la vn que comprobaba enue grandes chasquidos su rifle de impulsos. No le habla gunado demasiado que
le recorduan cuil era su sitio. Sin dudad Senescal era. consciente de que, con su silla, Mken estaba en mejores co ndiciones de protegerlo a ti que al COnttl11.fio.
Con todo, lo cie rto er.a que Mken recelaba de esre mundo,
a pesar de su desabrida br.avata. No podla decirse que lo reconfom.scn demasiado los proyectores de campos de fuerza montados ce rca de la cápsula; amortiguaban el vien to, pero ,:lo
proteger! m de un ataque? Escudrifió el ddo en busca de naves
de combate Sangheilis mientras maniobr.aba lentamente la silla fuera. de la dmara. estanca de la cápsula de desembarco.
Entonces se detuvo, la silla florando en d aire por encima de
la pied ra destrozada $Obre la que habla aterriudo la cápsula,
y su largo cuello de piel do rada osciló con sinU0$0 ap lomo
mientras paseaba una mitada curiosa, asim ilando los sorprendentes contrastes de colores, las dunas sacudidas por las rifagas de viento y los pedregosos ;Ú[or:unientos del principal continente del planeta.
Los aullantes vientos en consrantc cambio eran en parte
un producto de los objetos celestes que también proporcionaban a este mundo su doble coloración; la estrella enana azul
que flotaba en d ciclo a la izquierda de Mken, el enorme sol
en forma de gigante roja a su derecha, ambos justo a cua~nta
y cinco grados por encima de Uneu opuestas del horitonte.
De acuerdo con lu inscrucciones del Lord Supremo, la cápsu·
la habla ate rriudo exactamente sobre la Línea Monda, de
modo que pudier.1. apreciar el co ntraste en las vistu. El Jer.~.rca
j'ndlin habla tenido razón al comenru en su monogr.~.Ra del
planeta Rojo y Azul que la ex rr.~.ordinaria dualidad de tono, a
lo largo de cada lado de la Línea Morada, cr.1. una de las maravillas de la galaxia. A la izquierda, los ;Ú[or.~.miemos rocosos y
las dun u eran rodos gradaciones de azul: la arena, de un azul
mis claro: las rocas, de uno mú oscuro. A la derecha, el accidentado paisaje na totalmente rojo, apagado o muy acentuado, pero llegaba huu la linea del horizonte. Sólo la rebri,·3mente estrecha Linea Morada mnclaba los colo res. Los dos
EL CIRCULO ROTO
soles del sistema es telar binario, uno más cercano que el otro,
esraban siempre en el mismo ingulo con respecto a este mundo inmóvil, ya que no existla noche en este lado: los campos
gravitatorios entrelazados de ambas estrellas impc:dian que el
planeta girara. Era un continuo juego de ti ra y afloja que un
día acabarla desgarrando el planeta. Pero hasta entonw, dentro de milenios, la ubicación de este mundo en la galaxia lo
convertía en un punto estrat~gico en la campaña btlica; y tal
vez, más importa nte aún, era que habla reliquias Forerunners
en esta zona, y muchas más enterradas en orras pan es del planeta; el Luminar lo había confi rmado. La necesidad de investigar reliquias Forerunners era el único motivo de que los
San'Shyuums hubieran descendido desde una órbita al ra a la
superficie de este mundo, a.rriesg:indose a un enfrentamiento
inevitable con los armados y peligrosos Sangheilis.
Las piedras esculpidas próximas a la d.psula eran los restos
dcuna ciudadmuyantigua po:rtcnccieme a un aespecieextingu ida, un bípedo desconocido .. . po:ro en los restos que sobresalían habiarallasquesugerlan que sabían de la existencia de
los Forerunncrs, que hablan es tado aquí incluso ames que los
que habían tallado las piedras.
El densamente compacto sol az.ul estaba en el es te; el sol
rojo, más grande, informe y difuso, destacaba enorme en el
oeste; los vientos del planeta, impelidos por la gtavedad contrapuesta que se cimbreaba de un lado a Otro, azotaban primeroen una dirección y luego en laou a,crosionando sin pausa
las piedras con una especie de brochazos incesantes qu e las
convertían poco a poco en dunas que despedlan columnas espo:ctrales de polvo y arena, columnas que cambiaban de dirección con los vicn los, co mo si efecruaran una danza primitiva.
Los bai larines rojos ro:voloteaN.n en un lado, losuu!es en el
otro.
-Realmente es una maravilla -suspiró Mkcn, aju!itindosc disualdamcme las vestiduras.
El ropaje ceremonial, muy ornamentado, de un comandante resultaba imponente pc:ro no practico; bajo la ropa iba
equipadoconunaarmad uraquc seajustabaperfcctame nt e al
cuerpo.
-Vale la pena el riesgo -añadió.