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Los magos y la estrella
Written by Michael J. Miller
En el año 2007 durante una entrevista radial en la BBC, el arzobispo anglicano de Canterbury
deconstruyó los elementos de la historia de la Navidad. "Las estrellas, simplemente no se
comportan de esa manera," dijo Rowan Williams. Cuando le preguntaron sobre la existencia de
los reyes magos, respondió, "Funciona muy bien como leyenda."
Sin embargo, años antes, el padre Walter Brandmüller, presidente de la Pontificia Comisión
para las Ciencias Históricas, publicó un ensayo que aplicaba el método histórico crítico al
asunto de la historia de la Navidad. (Dicho ensayo fue publicado en inglés sin las copiosas
notas al pie [de la edición en alemán] en Light and Shadows: Church History Amid Faith, Fact,
and Legend
publ. Ignatius Press, San Francisco.) El
padre Brandmüller halló que un examen imparcial de la evidencia histórica disponible sobre la
Navidad no debilita sino que corrobora la Tradición cristiana.
Brandmüller cita al erudito anglicano J.A.T. Robinson, que en 1976 publicó un estudio titulado
Redating the New Testament
poniendo en serias dudas el consenso "científico" del siglo XIX que concluía que los Evangelios
fueron escritos en fecha posterior al año 70 A.D. Dicha fecha tardía otorgaba a los académicos
la máxima amplitud para sus especulaciones. Robinson señala que los Hechos de los
Apóstoles (que es en realidad la segunda parte del Evangelio Según San Lucas) no menciona
las muertes de San Pedro y San Pablo (que ocurrieron cerca del año 67), o la guerra
romano-judaica, que tuvo lugar en el 66 A.D. Afirmándose en una cuidadosa evaluación de la
evidencia externa e interna disponible, Robinson concluye que los cuatro evangelios fueron
escritos antes del año 70 A.D.
Brandmüller comenta: "El hecho que los Evangelios no solo se afirman sobre el testimonio de
testigos presenciales y reportes de la época sino que también fue escrito para informar a
contemporáneos, hace que sea imposible la inclusión de ficciones, que podrían haber sido
expuestas en cualquier momento como mentiras por los testigos que aún vivían en esa época."
Brandmüller presenta entonces la documentación y la evidencia monumental que existe para
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probar el censo de César Augusto y las huellas arqueológicas del nacimiento de Cristo en
Belén. "El mero hecho que el emperador Adriano halló necesario reemplazar los sitios de la
devoción popular cristiana con templos paganos para erradicar toda huella de la historia de la
salvación cristiana—-llegando plantar un jardín en honor de Adonis en la Gruta de la
Natividad—-muestra que el recuerdo del nacimiento de Jesús estaba muy vivo a principios del
segundo siglo." Guiado por la tradición local, el emperador Constantino hizo construir una
iglesia en ese jardín en el siglo IV. "La Iglesia de la Natividad que aún está allí."
El nacimiento de Cristo está anclado en el tiempo y el espacio tan firmemente como otros
eventos de la antigüedad. De todos modos, muchos todavía dudan de la historia de los magos
y la estrella. A través de los siglos los escritores cristianos han producido una asombrosa
cantidad de explicaciones, algunas bastante fantásticas. Pero el relato de los evangelios no fue
desacreditado como otras teorías anticuadas al estilo de las esferas cristalinas y el éter
interestelar que quedaron atrás cuando Kepler publicó las leyes del movimiento interestelar.
Para ayudarnos a investigar todas las interpretaciones sobre los magos y la estrella,
consultemos el comentario sobre el Evangelio de San Mateo por el padre Cornelius à Lapide,
S.J. (1567-1637), un erudito bíblico que enseñó y escribió en Roma. Su obra enciclopédica
recopila opiniones y citas de los escritores patrísticos, medioevales y contemporáneos.
¿Quiénes eran los magos? El Padre Lapide anota que la palabra magi "es una palabra común
entre los persas... y que significa "filósofos". La palabra parece tener un origen hebreo... . los
caldeos, siguiendo la costumbre hebrea, acostumbraban a llamar magos a sus filófofos, según
reporta San Jerónimo." Plinio y Tertuliano también testifican que los habitantes del Cercano
Oriente aplicaban el nombre de
magi
a sus sabios y astrólogos. (Por lo tanto cuando Mateo escribe
magi
no se refiere necesariamente al sacerdocio de Zoroastro.)
¿De qué país venían los magos? Algunos padres de la Iglesia "piensan que venían de Persia...
Pero la distancia del viaje resulta muy grande... . Otros [entre ellos Jerónimo] piensan que es
más probable que los magos fueran caldeos... por [su] afición a la astrología." Caldea
(Babilonia) estaba ubicada sobre el río Eufrates, en la parte oriental de la Medialuna Fértil. El
padre Lapide, sin embargo, cree que es más probable que fueran del este de Arabia. Cita para
eso el Salmo 71[72],10 de la Vulgata, "los reyes de Arabia y de Saba te traerán regalos," y la
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observación de Plinio, "No existe el incienso en ningún país, sino en Arabia."
Sin embargo los argumentos a favor de Arabia son débiles. Las rutas comerciales cruzaban
todo el Oriente antiguo, y el incienso pudo ser regalado por cualquiera, como hoy el
champagne puede darse como regalo sin que uno sea necesariamente francés. En muchas
traducciones de Salmos 72, 10 es listado como una oración general pidiendo prosperidad y no
como una profecía. Solamente "se cumple" en Mateo 2 si uno asume lo que el Padre Lapide
está tratando de probar.
La opinión de San Jerónimo lleva peso porque, como erudito multilingüe, trabajó en Roma y en
Belén. Además, los caldeos se habían dedicado a preparar calendarios astronómicos por siglos
desde mucho antes del nacimiento de Cristo.
¿Qué es la estrella? El comentario del padre Lapide lista las posibilidades: un cometa, "ciertos
signos en las estrellas," el Espíritu Santo en su forma visible (como en el bautismo de Cristo),
un ángel, una estrella nova, o "un nuevo meteoro formado por los ángeles con aire y lleno de
una inmensa luz... como el pilar de fuego y la nube que guió a los hebreos por el desierto." Al
defender esta última hipótesis, el padre Lapide se afirma en un posible paralelo con el Antiguo
Testamento en vez de examinar el texto del Evangelio Según San Mateo.
Los magos eran "de oriente" (Mateo 2, 1),en plural en griego, literalmente, "de las partes del
Oriente." Pero cuando dicen, "Hemos visto su estrella levantarse en el oriente" (v. 2), esta
expresión está en singular. Tanto en griego como en latín su significado radical es "en ascenso"
o "en su ascenso." Esto es lenguage astronómico, jerga técnica. Mejor consultemos a los
astrónomos.
Repito, Hay muchas teorías sobre la estrella de Belén. Aquí enumero algunas de las más
recientes.
Michael R. Molnar, citando del Tetrabiblos, de Ptolomeo argumenta que la constelación de
Aries gobernó la monarquía herodiana en Judea y que en Abril 17 del año 6 A.C. Júpiter se
elevó "en el Oriente" en ese signo del zodíaco, junto con Sol y Venus. Desafortunadamente, la
obra astrológica de Ptolomeo fue escrita un siglo después que los Evangelios.
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Frederick A. Larson, un abogado y cristiano evangélico, fundador de The STAR Project, ha
sintetizado sus hallazgos astronómicos, registros históricos y referencias bíblicas en una
fascinante presentación audiovisual (The Star of Bethlehem). Nos ayuda a eliminar varios de
los posibles fenómenos celestes: los cometas no se elevan; la estrella nova que se reporta en
las observaciones de los astrónomos chinos hubiera sido también visible en Jerusalem, por lo
que Herodes no hubiera tenido que preguntar el tiempo de la aparición de la estrella.
Larson identifica la estrella de Belén con las conjunciones de Júpiter y Venus en la constelación
de Leo como una intensificación de la "estrella de la mañana" y la "estrella del atardecer" en los
años 3 y 2 A.C., respectivamente. Entre esos dos eventos, la ruta de Júpiter en el cielo y su
transcurso en retrógrado lo hicieron aparecer como si pasara tres veces circulando a Régulus
("el pequeño rey"), la estrella más brillante de Leo. "El rey de los planetas produce una halo por
sobre la estrella de los reyes."
Aunque estas son coincidencias espectaculares, al ser examinadas usando software
astronómico, también son históricamente muy raras. Los astrónomos paganos nunca hubieran
asociado a Leo con "el León de Judá" (Génesis 49, 9). Los expertos caldeos registraban los
movimientos de Marte Júpiter y Saturno solamente, ya que la proximidad de Venus al sol hacía
imposible que se mantuvieran registros metódicos, por ser difícil e imprecisa la observación.
Sin computadoras ni sextantes, los magos podían solamente observar la reaparición del
planeta en el cielo del oriente, anotando sus "puntos estacionarios" y su punto poniente al
anochecer, registrar las fechas y luego contar los días entre los eventos recurrentes. La teoría
de Larson es demasido sofisticada para sus métodos porque la estrella de Belén debe ser
predecible para ser astrológicamente significativa.
El ya fallecido astrónomo austríaco Konradin Ferrari d’Occhieppo recolectó y publicó muchas
nuevas evidencias referentes a esa conjunción planetaria. La teoría que la estrella de Belén fue
el resultado de una conjunción predecible de Júpiter y Saturno es bastante antigua: se la
encuentra en los escritos del polímata medieval Cardenal Pierre d’Ailly y en la obra del
astrónomo Johannes Kepler del siglo XVII (ambos buscaron la estrella en años equivaocados
[por no saber exactamente el año del nacimiento de Cristo] y no encontraron la conjunción).
Ferrari estudió las tablillas del calendario Babilonio para el año 7/6 A.C. Existen aún por lo
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menos cuatro copias originales que implican un interés inusual en los fenómenos celestes que
predicen: Júpiter y Saturno deben elevarse en el oriente en la misma tarde, Septiembre 15, del
año 7 A.C., en una tripe conjunción en el signo de Piscis. "No hay duda que los astrónomos
babilonios de esa época, con su amplio conocimiento de los ciclos planetarios, podían entender
completamente la extraordinaria rareza de las circunstancias que rodeaban esa configuración."
Los magos pudieran haber razonado, astronómicamente, de esta manera: Júpiter es el planeta
de la deidad suprema, Marduk. Desde el octavo siglo A.C. en adelante Saturno era asociado
con los judíos, y el centro de Piscis era asociado con Palestina. La aparición de la estrella
entonces significa el nacimiento del Rey-Mesías en el Oriente, sobre el cual también los
Babilonios habían estado especulando por mucho tiempo.
Esto hubiera sido suficiente razón para que los magos viajaran a Jerusalem sin ninguna guía
visual. Cuando los escribas de Herodes le dijeron que hicieran el viaje de siete kilómetros a
Belén, los magos salieron de Jerusalenm por la puerta sur, andando hacia el sur por el camino
real al atardecer. En ese momento, directamente delante de ellos Júpiter (en conjunción con
Saturno) lucía brillantemente en el cielo del sur, parado en la punta del cono zodiacal (un como
brillante causado por la luz del sol que se refleja en el polvo interplanetario). Por tres horas, la
silueta de las terrazas de Belén se recortaba contra ese brillo, que parecía descender de la
estrella. "Y la estrella... fue delante de ellos, hasta que llegó a posarse sobre el lugar donde
estaba el niño."
Brandmüller nos recuerda que la vieja versión siríaca del Evangelio Según San Mateo traduce
"estrella" con el nombre corriente de Júpiter. "Y viendo la estrella se regocijaron con gran
gozo."
En la historia antigua los magos o astrólogos del Oriente son figuras claramente definidas. Hay
varios candidatos astronómicos a ser la estrella de Belén. Quienes aceptan la teoría de la
conjunción planetaria de Ferrari d’Occhieppo, encuentran también que las tablillas cuneiformes
registran datos calculados con años de antelación que confirman el relato de Mateo hasta el
más minúsculo detalle.
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La venerable liturgia griega da testimonio de la importancia que este evento tuvo para la Iglesia
temprana. En un conocido himno tradicional, el Troparion de la Navidad, los fieles cantan:
"Tu nacimiento, oh Cristo Dios nuestro,
ha mostrado al mundo la luz de la sabiduría
pues fue por él que aquellos que adoraban las estrellas
fueron instruídos por una estrella
para adorarte a Ti, el Sol de Rectitud,
y a conocerte a Ti, la Estrella que se eleva en Oriente
Oh Señor, a Ti sea la gloria"
Traducido del inglés por Carlos Caso-Rosendi
Original en inglés publicado en Catholic World Report
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