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TÍTULO: “TÉCNICAS BÁSICAS PARA EL ESTUDIO DE UN ECOSISTEMA”.
AUTOR: FRANCISCO LUIS LÓPEZ RODRÍGUEZ
DNI: 80127204-B
Dirección: Acueducto 5, 1º A. 41008 Sevilla.
INTRODUCIÓN.
Describo en este artículo una serie de actividades prácticas que pueden facilitar la
consecución de una serie de habilidades en el trabajo de campo y el estudio de
ecosistemas sencillos, fácilmente aplicables en cursos de E.S.O., especialmente en la
materia “Biología y Geología” de 4º de ESO.
ARTÍCULO.
Sin duda el aprendizaje de las ciencias naturales debe estar siempre completado, basado
o apoyado en la aplicación de estos conocimientos a situaciones reales en la naturaleza.
Propongo en esta ocasión un “modelo de estudio de un ecosistema”, dirigido a
alumnos y alumnas de E.S.O., que por un lado nos va a permitir que adquieran una serie
de destrezas básicas en el trabajo de campo, además de aplicar los contenidos teóricos
que se trabajan en “ecología”.
Son numerosas las técnicas y modelos de estudio que se pueden levar a cabo en un
trabajo de este tipo, pero es conveniente elegir una serie de actividades no muy
numerosas ni muy complicadas, se trata de aplicar competencias adquiridas, y de
adquirir competencias, no de formar técnicos medioambientales.
El primer paso es determinar el lugar en el que se va a trabajar.
Resulta interesante localizar un espacio suficientemente amplio pero conocido por los
alumnos y alumnas, de esta forma descubrirán aspectos desconocidos hasta ahora en un
sitio frecuentado habitualmente, lo que les llamará poderosamente la atención,
motivándolos vivamente.
En casi todos los pueblos y ciudades hay un parque amplio donde encontrar especies
silvestres o incluso autóctonas, provisto de vegetación arbórea, arbustiva y herbácea
sobre la que siempre se asienta una variada comunidad animal. O bien una zona
adecuada próxima a la localidad.
Ejemplo de parcela de estudio
En segundo lugar hay que contar con la disponibilidad del alumnado, ya que la toma de
datos deberá realizarse al menos un día a la quincena (siempre el mismo y a la misma
hora) durante un periodo de tiempo relativamente amplio (que comprenda al menos
meses de otoño, invierno y primavera). Los alumnos y alumnas que no puedan
participar en estas actividades sí podrán colaborar en los trabajos complementarios de
clasificación e interpretación en el laboratorio.
Los grupos de trabajo no deben ser excesivamente numerosos, pero si lo suficiente para
garantizar que se realicen todas las actividades, teniendo en cuenta que es importante el
aspecto lúdico y de convivencia, en definitiva “van a pasarlo bien”.
Previamente hay que visitar el lugar en el que vamos a trabajar y determinar las parcelas
que ocuparán los distintos grupos, escogiendo las zonas más adecuadas y delimitándolas
sobre un plano.
En la primera visita se acompañará a cada grupo a su parcela asignada, se le entregará el
material de trabajo y se aconsejará en que lugares pueden realizar cada una de las
actividades, entendiendo que previamente, en una sesión inicial en el Centro, se les ha
explicado detalladamente cuál es el trabajo que deben realizar y como se va a procesar
la información recopilada.
El material que deben utilizar es:
-
-
Guías de identificación de
árboles, arbustos, flores,
insectos, otros invertebrados,
aves, reptiles, mamíferos etc.
Cuaderno de campo y lápiz.
Mapa de la zona de estudio.
Cámara fotográfica digital.
Cuadrados de cartón o madera
de 50 cm. de lado.
Dos estacas unidas por una
cuerda de 10m o 25 m.
-
Prismáticos.
Caza insectos.
Brújula.
Termómetros de tierra, aire y
agua.
Peachímetro o papel indicador.
Barómetro e higrómetro.
Botes de muestra de plástico de
distintos tamaños.
Lupa binocular y microscopio.
Ordenador con Internet para
consultar.
Desarrollo de la actividad:
Una vez que cada grupo está asentado en su parcela y localizada la misma en el mapa
comenzaran elaborando un censo de las especies de árboles y arbustos dispuestos en la
misma. Determinarán el tipo de especie, la altura de cada ejemplar (en el caso de los
árboles usando la ley de los triángulos equivalentes) y el momento de su ciclo en el que
se encuentra (floración, con fruto, etc.).
Igualmente realizarán un censo de especies herbáceas. Como resulta imposible
contabilizar todas las pequeñas plantitas distribuidas por toda la parcela se utilizarán dos
técnicas de cálculo aproximado: el “transecto” y los “cuadrados”. La primera consiste
en clavar dos estacas a una distancia de 10 o 25 m de distancia y extender una cuerda
entre ellas. Dicha cuerda se marcará cada 25 cm. A continuación se identificará la planta
que “al azar” se localice en la vertical de cada marca. La segunda se lleva a cabo
lanzando el cuadrado de cartón o madera al menos cinco veces, identificando y
cuantificando las especies que, también al azar, quedan dentro del área de estudio.
De esta manera podremos elaborar un censo aproximado, calculando igualmente
parámetros ecológicos tan importantes como la densidad y la abundancia de una
especie en la zona, la diversidad de especies, dominancia y la distribución espacial de
las mismas (estratificación).
El censo de especies animales suele resultar más sencillo. Para el caso de los
vertebrados solo habrá que anotar la aparición ocasional de los mismos y en que estrato
vegetal se localizan. Los invertebrados son más abundantes y variados, pero no resulta
difícil identificarlos y contabilizarlos. En caso de duda es conveniente fotografiar el
ejemplar y clasificarlo posteriormente con ayuda de claves dicotómicas específicas.
En caso de que excepcionalmente fuera necesario capturarlo se hará con mucho
cuidado, devolviéndolo a su lugar de captura después de su estudio.
El estudio biótico se completará con la identificación de microfauna presente tanto en el
suelo como en medio acuático (si lo hubiera), tomando muestras de suelo en varios
puntos y de agua en la orilla y entorno a vegetación acuática. Posteriormente se
analizará su contenido biológico en el laboratorio con ayuda de lupas binoculares y
microscopios.
Todos los datos obtenidos deben ser cuidadosamente anotados, indicando fecha y hora.
Tan importante como la determinación de los organismos vivos presentes en el área de
estudio es la medida de los parámetros abióticos de la misma, cuya variación está en
perfecta correlación con la distribución espacial y temporal de la fauna y con la
evolución de sus ciclos biológicos.
En cada visita tomaremos datos de temperatura del suelo, usando el termómetro
específico para ello, del aire a 10cm del suelo y del aire a un metro, al sol y a la sombra
y en varios puntos de la parcela, describiendo en el trabajo las condiciones del lugar. Si
hubiera medio acuático tomaríamos la temperatura en la orilla, en la superficie a un
metro y a esta distancia en profundidad (en condiciones normales es muy difícil
adentrarse más allá).
También es muy interesante determinar el pH tanto del suelo, en varios puntos, como en
el agua. Para ello tomaremos una muestra de suelo, diluida en agua destilada, y
usaremos el peachímetro o papel indicador de pH. De esta forma podremos relacionar la
acidez del suelo con las especies vegetales que se asientan en él, comprobando que las
especies presentes están adaptadas a ese tipo de sustrato, al igual que a la climatología
propia (temperatura u pluviosidad).
Precisamente con el fin de determinar las características climatológicas de la zona de
estudio en cada visita tomaremos una serie de datos climatológicos como: grado de
nubosidad (despejado, ligeramente nuboso, nuboso, muy nuboso o lluvioso), presión
barométrica (barómetro) y humedad (higrómetro), además de la temperatura.
Todos los grupos deberán llevar al día un diario de visitas y un cuaderno de campo
donde anotar todos los datos recopilados en cada ocasión.
Finalizado el estudio, y con todos los datos disponibles, se elaboraran gráficas que
indiquen las variaciones de los parámetros abióticos a lo largo del año, así como la
evolución de las poblaciones instaladas en la zona de estudio.
Igualmente cada proyecto de trabajo debe incluir un análisis del comportamiento
observado en las personas que pudieran haber visitado cada una de las parcelas,
concluyendo si dicho comportamiento es respetuoso con el medio ambiente o no lo es, y
por qué motivos.
Por último cada alumno y alumna elaborará una corta redacción donde explique que ha
obtenido a nivel personal del desarrollo del trabajo, que es mejorable y que dificultades
ha encontrado a lo largo del mismo.
En general debo afirmar que las experiencia tanto para el profesorado como para el
alumnado son extraordinarias. No solo por conseguir los objetivos previstos
inicialmente, sino por las excelentes relaciones que se establecen entre todos.