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Ponente: Amyeris Piñero Pertenencia Institucional: P&E Consultores Correo electrónico: [email protected] Mesa temática: 50 Título: El Estado Islámico contra el Establishment: La descentralización de la guerra RESUMEN La base bélica que rodea los últimos años tiene un aura poco alentadora, sobre todo por la evolución conflictiva y por la ausencia de estudios profundos sobre este tema. Las guerras del siglo XXI, pueden ser digitales o provocadas por grupos armados (guerrillas) que bajo una organización casi seductora debilitan las bases del Estado y de la sociedad tal como las conocemos hoy día, esta fragilidad está basada en el posicionamiento en el poder de una parte de la sociedad que decide enfrentar al statu quo obedeciendo a una ideología e incluso a premisas religiosas extremadamente radicales. Es por ello, que el presente estudio pretende comprender al Estado Islámico como fiel referente de la guerra contemporánea, una estructura que descentraliza sus puntos focales, que internacionaliza sus propiedades constitutivas al punto de irrespetar las fronteras nacionales, desdibujando los antiguos mecanismos de adiestramiento militar. Hablamos así, de una organización fragmentada pero altamente desafiante y resistente, que vislumbra la posibilidad de enfrentarnos con graves perturbaciones a los Estados nacionales y a la imposición, además, de valores altamente transgresores, suicidas, ultraconservadores y para nada pacíficos (si alguna vez occidente universalizó sus valores, podríamos hablar de una islamización a través de la violencia). Palabras Claves: Guerra, Guerrilla, Estado Islámico, Guerra Contemporánea, Bases del Estado. El escenario internacional en el siglo XXI, está ubicado en un tablero inestable tal como mencionaría Eric Hobsbawn en su texto Guerra y Paz en el Siglo XXI (2007), es por ello que en la actualidad, vemos como se está generando una avanzada casi vertiginosa de los conflictos bélicos, dejando un aura de incertidumbre constante en el ambiente, por lo que es más complejo aferrarse a algo, bien sea político, ideológico o religiosamente, haciendo que la confusión y la dificultad en la toma de decisiones vaya incrementándose progresivamente. En este marco inestable y confuso dentro del escenario internacional, las confrontaciones, las agresiones y las amenazas entre los Estados, comienzan a multiplicarse, y que, indirectamente también se afecta a la seguridad y defensa de éstos, se puede afirmar que la frase pronunciada por James Woosley poco antes de asumir la Dirección de la CIA en Febrero de 1993, "hemos asesinado un gran dragón, pero vivimos ahora en una jungla llena de una variedad de serpientes venenosas y en cierta forma era más simple lidiar con el dragón" está tan vigente, pero esta vez, no solo referida a las grandes potencias sino a otros actores que se encuentran en el ámbito internacional. Los conflictos belicistas en la actualidad, no se limitan a la confrontación del “poder duro” como lo plantearía la perspectiva realista de las Relaciones Internacionales, basada en la pugna por el poder y el dominio territorial por parte de los Estados; mediante "el estudio de la amenaza, uso y control de la fuerza militar" (Walt, S.1991:211-239). La lucha por el poder entre diferentes Estados, siguen siendo parte de la realidad mundial y factor casi determinante de la agenda internacional; a pesar de que el escenario internacional ha buscado su institucionalización, el sistema anárquico es el que sigue rigiendo; sin embargo, y muy a pesar de ello no se puede asegurar que la guerra en el sentido tradicional sean parte del pasado de la humanidad, aunque en la actualidad la preponderancia de los textos en materia de seguridad internacional, muestran que el escenario bélico se presenta con mayor complejidad que en otrora. Los estudios más recientes comienzan un notable distanciamiento de los enfoques tradicionales, sin rechazar directamente al paradigma westfaliano, logran establecer una trascendencia para las amenazas entre protagonistas no estatales, y que no se restringe exclusivamente al “poder duro” que mencionamos anteriormente. La Seguridad y Defensa de los diferentes Estados, se desarrolla, estructura y consolida de acuerdo a las amenazas que recibe de otros actores, que pudiesen atentar contra la soberanía y en función de sus intereses nacionales, considerando lo anterior, se puede afirmar que la guerra, se puede comprender como la mayor expresión de violencia, siendo un instrumento político, y se direcciona en obediencia a los fines políticos que el Estado establece como prioridad en materia de Seguridad y Defensa Nacional. Cuando se habla de guerra, cualquier ciudadano en el mundo lo asocia directamente con el uso de la fuerza militar, observándola como derramamiento de sangre y alta capacidad de destrucción, en otras palabras hablar de guerra sin que se mencione o se vea el componente militar parece impensable o absurdo en la mayoría de los casos. Es por ello que los componentes que se encuentran en las Fuerzas Armadas de cada país, se entrenan y obtienen equipamientos de acuerdo a las amenazas identificadas o no, y acorde a la estructura políticoestratégica que el Estado desarrolle. Es de gran importancia mencionar que, los últimos años han mostrado una gran aceleración en el escenario político-estratégico, como nunca antes se había visto; los avances tecnológicos que, además, de lograr posicionarse en las grandes esferas de la vida de la humanidad, impulsaron el desarrollo la industria armamentística, a pesar de los enormes beneficios del uso de lo digital, ha aumentado progresivamente la dependencia a estos instrumentos. Lo mencionado anteriormente ha hecho que la perspectiva para ejercer la violencia dentro del conflicto bélico se amplíe, y el derramamiento de sangre deja de ser un factor determinante y constitutivo de la guerra en su sentido más estricto, debido a que ahora se emplean medios diferentes a la estructura militar, los cuales han sido considerados menos letales y más certeros al momento de enfrentarse a un conflicto de grandes magnitudes; por esto, el concepto de guerra clásico, ha sufrido grandes cambios de fondo que deben ser considerados al momento de realizar estudios sobre estos temas. Un punto a considerar en el presente estudio, es la capacidad de hacer daño a través o por medio del uso de instrumentos o medios no militares, y el distanciamiento que se establece con la destrucción física a la que estamos acostumbrados al momento de investigar asuntos bélicos, observamos así, la búsqueda de humanización y respeto al derecho a la vida establecido como un Derecho Humano universal, e incluso en la búsqueda de desarrollar armamentos inteligentes con alta tecnología que permiten en la mayoría de los casos, reducir el impacto o el daño colateral, bien sea por los altos niveles de precisión de ataque, o porque permiten establecer cierto control sobre el adversario; considerando de éste modo que lo que debe perder cualquier contrincante es la voluntad y el poder para continuar en la lucha. Lo anteriormente mencionado, nos hace pensar así en la restructuración del Estado en materia de Seguridad y Defensa y de los intereses impulsado además, con la redefinición de los conceptos de violencia y guerra respectivamente. Si bien es cierto que la guerra sigue siendo un fenómeno social, cuyo objetivo sigue siendo la consecución de los mismos, el concepto de violencia y actual interpretación implica dos cambios de profundidad referidos al objeto y a los medios de hacer la guerra, éste escenario altera el marco para estudiar al escenario estratégico (Faundes: 269 PDF). Si consideramos a Clausewitz (1983) como texto base para el estudio de la guerra, ésta tendría una naturaleza de guerra total, en sus dos vertientes la objetiva y la subjetiva, la primera, está referida a las fuerzas de violencia/odio, azar/probabilidad, y, razón/política, por su parte, la segunda se enfoca en las formas de representación, que para este caso serían, gobierno/ejército/pueblo. Nuestro autor se refiere a la fuerza como el medio para librar la guerra, con el fin de bloquear e incluso eliminar la voluntad de ataque del enemigo; ésta concepción se ha utilizado para explicar la guerra y sus dimensiones desde el siglo XIX, sin embargo, observando nuevos estudios realizados, sobre todo los de Liang y Xiangsui, parte de lo cambiante en la práctica en el siglo XX, se debe a la letalidad y capacidad de destrucción que posee los medios militares, estos autores señalan que la estructura y la visión de la guerra posterior a la Guerra del Golfo que se llevó a cabo en 1991, comienza un proceso de transformación, que se da por la inclusión en ésta de los desarrollos tecnológicos, que incluye armas con mayor alcance, menos capacidad de destrucción masiva, más letalidad, e incluso armas no militares y no letales, que empiezan a considerarse elementos que permitieron la transformación de la guerra (Liang y Xiangsui, 2002:20), lo que por consecuencia el estudio en materia de Seguridad y Defensa y sobre todo sobre la guerra, comienza a utilizar conceptos y principios a los cuales la comunidad académica no estaba acostumbrada. En la actualidad, el concepto de guerra incluye la utilización de medios letales y no letales, militares y no militares, armamentística o no, con el fin de controlar y obligar al adversario a satisfacer los intereses del Estado que es superior; esto no quiere decir que la guerra desaparezca en su totalidad, lo que se presenta es una reducción considerable de la violencia ejercida a través de los medios militares, sin embargo, intensifica el uso de la violencia por otros medios (política, económica, y sobre todo tecnológica), todo ello hace que la concepción de la guerra se presente como menos brutal y cruel. Por otra parte, la noción de victoria, es comprendida de modo distinto, ya no está dirigida a la conquista de territorio, sino de controlar las políticas que se implantan en otros Estados, y así, de este modo satisfacer los intereses del vencedor. Este cambio en el concepto de guerra y su percepción, podemos encontrar sus bases en la teoría del conflicto, para profundizar sobre este tema se hace necesario estudiar y contrastar las diferentes enfoques que nos permitan entender este cambio, para ello, tomaremos a Beaufré (1965) y a Liang y Xiangsui (2002). Después de la Segunda Guerra Mundial (1945), si bien es cierto que comienza un proceso de “pacificación” de mundo, también es necesario recordar que es el inicio de un período conocido como la Guerra Fría, proceso que llevó tras sí, la etapa conocida como la mutua destrucción asegurada, de la mano de la disuasión entre las dos grandes superpotencias de la época –Estados Unidos y la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)- y los Estados a los cuales consideraban sus aliados. Para nuestro primer autor, Beaufré, las fuerzas de poder que tiene un Estado son la diplomacia, la economía y la política, las cuales son herramientas que se utilizan para evitar la confrontación física entre dos elementos militares, se podría decir, que estas herramientas lograron evadir un conflicto nuclear durante los últimos años del siglo XX, sin embargo, considera que las armas son las principales herramientas de disuasión que un Estado puede tener. Observando el escenario en la actualidad se puede apreciar que el común denominador de la sociedad, no va arraigado a la destrucción, haciendo que existan cuestionamientos sobre la Guerra tradicional, y los elementos que brinda para conseguir, y, establecer los objetivos políticos (Creveld: 2004). Sin embargo, para Liang y Xiangsui deciden romper con los paradigmas establecidos, impulsando la idea de librar la guerra a través de otros medios que no fuesen necesariamente los militares; es así como tenemos dos perspectivas de cómo afrontar la guerra, Beaufré insiste en la utilización de medios de no militares, pero al mismo tiempo plantea que ésta sólo se librará con la utilización de la fuerza militar que se disponga, y a Liang y Xiangsui que exhortan librar la guerra con la utilización de las nuevas tecnologías, aunque no descartan totalmente la utilización de armas y de la fuerza castrense en última instancia y si es requerida. Es así, como se nos presenta una revolución dentro del estudio de la guerra, y de cómo entenderla en pleno Siglo XXI, la guerra dejó de ser vista solo como la utilización del elemento militar, hoy en día vemos como las guerras tecnológicas, económicas, políticas e incluso diplomáticas se están llevando a cabo constantemente entre los Estados, dejando a los militares como un elemento más del estudio bélico; es por ello, que los estadistas de hoy, tienen más alternativas político-estratégicas para llevar a cabo una guerra que en muchos casos es no declarada, es así como se puede observar abanicos de persuasiones y disuasiones dentro del escenario internacional. Es difícil cambiar la ideologización, la memoria histórica que puede tener occidente con respecto al mundo árabe, han crecido descontroladamente clichés que tienden a desvirtuar lo que su cultura y el Islán representan1. Después de la caída del Muro de Berlín (1989) y la disolución de la Unión Soviética (1991), la geopolítica mundial se enfoca en la política que sale de Estados Unidos y sus aliados, que muestran su poderío en los distintos ámbitos del quehacer político, económico y militar, extendiendo su modelo a diferentes países y territorios, imponiendo en ocasiones su ideología y su perspectiva de mundo. Es así como en estos momentos, presenciamos la redefinición de las perspectivas de amigos/enemigos, y para ello utilizan los medios de comunicación a gran escala que delinean sus perspectivas y distribuyen la información a la mayoría de los ciudadanos, creando así un imaginario colectivo que gira en torno a la civilización islámica; no es secreto que los países con mayor dominio de los medios de comunicación a nivel mundial son Estados Unidos y la Gran Bretaña, y aproximadamente el 80% de las noticias que se distribuyen a través de la televisión, la radio y la prensa escrita es en pro de generar una imagen respecto al Islam y los islamistas, mostrándola como contraria a los valores y principios de la civilización que se percibe como occidental2, es así como logran enfocar la mayoría de las noticias globales a su agenda de intereses. La relación existente entre Oriente y Occidente, no es más que una relación basada en el poder, en la que Occidente busca subordinar la cultura y todo aquello que provenga de Oriente, la tesis de confrontación entre dos mundos antagónicos no es tan descabellada después de todo. En nuestros días el Islam se muestra como aquel generador de cortocircuitos en la agenda y el escenario internacional, el profesor Said decía: “…Para la derecha, el Islam representa el barbarismo; para la izquierda, una teocracia medieval; para el centro, una especie de exotismo desagradable…”, aunque hay muchas de esas cosas que no se pueden probar3 Samuel Huntington con su “Choque de Civilizaciones” (1993), ya nos anticipaba que el protagonista dentro del escenario internacional en los años venideros sería el choque entre 1 Villepin de D., 2003, “Islam y Occidente”, en Revista Política Exterior, N°. 95, septiembre. Kishan Thussu, D., “Como se manipula la información sobre el terrorismo: La demonización del Islam”, en Economic and Political Weekly, Mumbai, 1997. 3 Said, Edward, Covering Islam. How the media experts determine we see the rest of the world. Routledge and Kegan Paul, London, 1985 2 culturas, durante su texto expone el renacimiento del Islam, como último ajuste frente a la civilización occidental, buscando solución a sus conflictos internos precisamente en el Islam y no en ideologías de occidente, logrando encarnar una aceptación a los principios modernos, pero al mismo tiempo, un rechazo a la cultura occidental y la firme convicción de que el Islam es la guía política, social y religiosa par la vida moderna, ya que para los islámicos va más allá de una religión sino un modo de vida; se debe comprender y entender que el mundo árabe está abierto a la modernización tecnológica y científica no a la occidentalización de sus sociedades, considerando a dicho resurgimiento como uno moderado y no extremista, y que es generalizado y no aislado. Desde su inicios entre el Islam como proyecto religioso y como proyecto político no existe distinción, tal como lo fue el catolicismo en un momento, abarca casi todos los aspectos de la vida y la conducta humana. Dentro del Islam, hay un abanico de objetivos políticos, económicos, culturales y sociales, que guían la vida de todo musulmán. (De Pino, D, 1995)4. Para entender al Islam en la actualidad, se debe comprehender que su presente, está condicionado a su pasado, el cual nace con intenciones de expansión universal, lo que lleva tras sí, la propagación de la lengua y la cultura árabe, ya que el Corán no admite traducciones, ni interpretaciones, formando así el mundo árabe. El Islam desde sus inicios, se enfrenta a los mismos obstáculos que otras religiones, quizá el mayor de ellos es la diversidad de puntos de vista con respecto a la interpretación del texto, en este caso el Corán, hoy esas diferencias están a simple vista, producto de los diferentes conflictos que se han desarrollado en el medio oriente, obviamente estamos haciendo referencia a las diferencias entre sunitas y chiitas 5, que se comienza a observar desde la muerte de Mahoma. El mundo árabe está representado entre los veintidós países que mantienen al Islam como base, es decir, lengua, cultura y religión, la mayoría de éstos, a finales de los años 70’ contrajeron una deuda externa tras los dos choques petroleros del momento provocándoles 4 5 De Pino, D, 1995)4 “Islam: ortodoxia y pluralismo”, en Revista Política Exterior, Nº42 V. IX, 1995 Los Sunitas, referidos al Sunna, los vigilantes de la tradición, la ortodoxia islámica, y el califato como la única organización política aceptada, la mayoría de los musulmanes se inscribe dentro de este conjunto. Por otra parte, los Chiitas, referidos a la Chía, llamados seguidores de Alí, el cual fue yerno del profeta, defienden que la sucesión de Mahoma debe quedar dentro de sus descendientes, considerando así, ilegítimos a los califas omeyas gobernantes, además consideran relevante la importancia al conocimiento que ha sido transmitido vía oral entre los descendientes (doce), resguardando para sí la relevancia del Immanato. Los Chiitas son una minoría dentro del Islam, sin embargo, en países como Irán, Kuwait y parte de Iraq, son de gran representación. una crisis prácticamente adquirida por los plazos de devolución de los préstamos que habían solicitado, de esto se derivan diferentes planes de recuperación propuestos por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, en miras de la apertura de las diferentes economías árabes, lo que produjo grandes grietas a lo interno de estos Estados, que terminaron con una crisis de legitimidad enorme y que no pudieron controlar. Y en la década de los 90’ los países conformantes del mundo árabe, ven como su deuda externa aumenta, el poder de compra disminuye, desempleo, desaparición de las clases medias existentes, y un aumento en las diferencias sociales por el aumento desproporcionado de la acumulación de riquezas por parte de la clase gobernante, lo que genera que exista una considerable migración hacia el norte (Europa). Para el profesor de las Relaciones Financieras Internacionales en Francia, el tunecino Chadi Ayari: “El mundo árabe se presenta hoy como un apéndice del orden económico mundial, depende de occidente para su alimentación, a pesar de sus inmensas riquezas agrícolas, está gravemente subindustrializado, a pesar de sus materias primas y recursos naturales, científicamente y tecnológicamente atrasado, a pesar de sus grandes recursos en capital humano”. Y es esta situación de crisis política, económica y social, la que caracteriza al mundo árabe que hoy día conocemos, generando dentro de sus ciudadanos desesperación y desencanto, que no cabe duda, es la base que sujeta a los diferentes movimientos extremistas del Islam y considerando esto, se puede entender que dichos radicalismos, son provocados por los intentos de inserción y la inserción del los diferentes países del mundo árabe al sistema económico internacional desde la perspectiva que los mantiene marginales y dependientes de occidente. Aunque el Islam para muchos significa la vía de escape para comunicarse con el profeta, para otros es un instrumento político que moldean y utilizan al antojo de los intereses que se estén manejando. El Islam radical surge posterior a la descolonización de países como Francia y Gran Bretaña, y como respuesta a la negación cultural a la que se vieron expuestos (prohibición de hablar la lengua árabe y de profesar la religión, el Islam), esa negación podía que traer consigo fuertes represiones por parte del gobierno. Y no es sino hasta principios del siglo XX cuando comienza un proceso de rescate cultural (historia, lengua, bases religiosas) con la creación de asociaciones como la de los Hermanos Musulmanes. Sin embargo, la mayoría de los Estados árabe en ese proceso de reconstrucción, han vivido momentos cruciales en un período de tiempo que no les ha permitido consolidarse políticamente; primeramente un proceso de legitimidad a la clase gobernante, que surge tras la lucha por la independencia y que comienza una nueva etapa llena de corrupción y descuido de las necesidades de la sociedad en general; un breve periodo de democracia débil que buscaba sobrevivir dentro del sistema establecido, ya que la oposición a dicha conformación política, decidió constituirse para reclamar la implementación de la Ley Islámica con el temor que se había impuesto durante la Revolución Iraní, y por último, las grandes represiones, que terminaron fragmentando en grupos a la sociedad islámica, y algunos de ellos decidieron tomar la violencia como bandera. El islamismo radical es la forma político-religiosa que recubre a la ortodoxia musulmana, cuando ésta se encuentra cara a cara con los problemas propios de la modernidad, puede ser considerada una alternativa casi mesiánica y revolucionaria a la hegemonía que impone occidente, sin aceptar las bases que sustentan el actual orden mundial, en otra palabras, es la imagen y la representación de rechazo al materialismo, secularización e inmoralidad impuesta por occidente y los dirigentes políticos de éstos, promoviendo el retorno a los preceptos islámicos, que permitan dar solución a los conflictos contemporáneos, promoviendo que la cooperación y no la imposición sea la norma que rija las relaciones político-económicas dentro del sistema internacional. ¿Qué es el Estado Islámico? ¿Cuándo y por qué surge? El Estado Islámico (EI) surge posterior a la guerra e invasión (2003) que emprendió los Estados Unidos a Iraq, producto del atentado terrorista al World Trade Center en el estado de Nueva York en el año 2001. Con la instauración de bases estadounidenses, se fueron formando y consolidando milicias cuyo único fin era el de combatir a las tropas extranjeras que se encontraban en territorio iraquí, surgiendo así diferentes movimientos terroristas filiales a una de la más reconocida en el mundo, Al Qaeda. Sin embargo, no es sino hasta el año 2006 cuando el líder de Al Zarkawi, el egipcio Abu Ayub al Masri decide comenzar la conformación del grupo Estado Islámico en Irak, bajo la mirada y el apoyo de Al Qaeda con solo unos ochocientos milicianos aproximadamente. Solo cuando los Estados Unidos deciden retirar sus tropas de Irak, es que este grupo comienza a aumentar desproporcionadamente el número de integrantes, llegando a 2010 con unos dos mil quinientos (2.500) hombres, lo que les brindó la confianza suficiente para intervenir en la guerra civil siria, derivando en lo que hoy conocemos como ISIS o Estado Islámico de Irak y Siria. Tras la nueva estructura, Al Qaeda decide romper sus lazos con ISIS comienza una guerra interna por el dominio del territorio de Iraq y Siria, poblaciones enteras se ven envueltas entre estas disputas que el Estado Islámico logra consolidar, controlando las principales ciudades de éstos países, e imponiendo un califato en ellas. Estos éxitos han logrado que las milicias del Estado Islámico no paren de crecer llegando esta vez a quince mil (15.000) combatientes de diferentes nacionalidades, y una capacidad económica inimaginable producto de la venta en el mercado negro de petróleo y demás mercancías tomadas de las ciudades conquistadas. El crecimiento desmedido de esta organización ha hecho que las alarmas de emergencia se enciendan dentro del escenario internacional, considerando al Estado Islámico una agrupación aún más peligrosa que Al Qaeda tal como lo afirmo el presidente del subcomité de Contraterrorismo del Congreso norteamericano, el republicano Peter King6. La nueva Guerra e ISIS No sabemos si por desgracia o no, las guerras de corta duración, y con resultados casi inequívocos forman parte del pasado de la humanidad, actualmente el común denominador en los conflictos bélicos, es su gran duración, sobre todo cuando estamos frente a conflictos asimétricos, los cuales se caracterizan por no saber cuando comienza, aunque usualmente es producto de cambios radicales en conflictos anteriores, luego una etapa de letárgica que se puede prolongar por gran cantidad de tiempo, y por último una posible resolución al conflicto la cual puede ser parcial, lo que puede conducir a una nueva etapa dentro de la conflictividad ya existente. Lo que es cierto, es que las guerras actualmente, tienen una carácter interminable sin importar el adjetivo con el que deseen calificarlas, asimétricas, irrestrictas, híbridas, etc. Desde sus inicios y sobre todo posterior a la guerra civil Siria el Estado Islámico se ha posicionado cada vez más dentro del escenario geopolítico y geoestratégico, que contiene una fase totalmente violencia altamente letal. Empero, la respuesta de la comunidad internacional con respecto al Estado Islámico ha sido lenta por no decir nula, a pesar de que existe una amenaza latente a la seguridad nacional e internacional, considerando la muerte de diferentes ciudadanos (periodistas, cooperantes, e incluso árabes que no practican la religión islámica). 6 Ver noticia: http://www.elmostrador.cl/noticias/mundo/2014/08/12/como-estado-islamico-se-volviomas-peligroso-que-al-qaeda/ [ Consultado:15-07-2015] Hoy el mundo y sus gobernantes deben considerar que lo que menos tenemos es tiempo, y cualquier decisión tomada o muy pronto o muy tarde repercute en todos los Estados, ya que éste es irrecuperable, y esa es precisamente la estrategia que ha llevado a cabo el EI con respecto a la comunidad internacional, ganar posiciones importantes, infundir temor, propagar la religión y cultura islámica, y debilitar el tiempo de respuesta que puede tener Estados Unidos o la Unión Europea como grandes potencias. Ese tiempo obtenido por el EI, les ha permitido desarrollar nuevas formas de ataque sin necesidad de utilizar la violencia física como herramienta, comprendieron que la guerra tiene otras dimensiones en un mundo globalizado, y que mejor que utilizar la tecnología que occidente perfecciona día a día para expandir su pensamiento y sus hazañas, fortaleciendo así la propaganda del EI. La propaganda de este tipo, tiene la intención de infundir terror en sus enemigos, y de acción en territorios lejanos, es así como observamos a los miles de ciudadanos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia, España, Francia, Alemania, Italia, entre otros, que no necesariamente eran de origen árabe trasladarse a las zonas de combate en Iraq o Siria para luchar por esta causa, para defender la bandera islámica. Este elemento propagandístico se ha visto crecer producto de la falta de derrotas (conocidas), que puedan ser evidentes o decisivas, por lo que la propaganda y la adhesión de seguidores voluntarios siguen en una consolidación constante nunca vista. Por otra parte se encuentran los recursos financieros que obtuvieron debido a la venta de petróleo obtenido en las ciudades Sirias, la incautación del dinero que tenían las arcas de las ciudades que están bajo su dominio, y por la gran cantidad de territorio que dominan, pueden incluso hasta cobrar impuestos por el resguardo territorial, logrando dirigir las miradas del mundo a la búsqueda de la desintegración del EI, y no al ataque directo contra éste y sus aliados. Si bien un ataque militar está siendo considerado como último medio, los Estados están buscando amortiguar las crisis, e implementar mecanismos menos violentos hacia la posible constitución de un pseudoestado Islámico en la región. La potencia de herramienta militar está siendo utilizada como escudo, mientras se establecen medidas de políticas, económicas e incluso humanitarias para atacar este problema, que sin duda alguna con menos violentas que las prácticas militares, en la búsqueda constante de reconducir el problema, pero este mecanismo es trabajado para mediano o largo plazo, es decir, su acción es muy lenta. Cabe resaltar que la ayuda que brindó Estados Unidos a Egipto tuvo éxito con respecto a lo vivido e otros países. Estamos en presencia frente a un intento de islamización del mundo por parte de los integrantes del Estado Islámico, producto de su alto impacto propagandístico, que de no ser tomado en serio, puede causar muchos conflictos no solo para occidente sino para los países que conforman el corazón árabe o el mundo árabe. Uno de los preceptos fundamentales es la aceptación de la religión musulmana, negando cualquier otra (católica, cristiana, judía, entre otras), el uso del idioma árabe como el único aceptado, ya que el Corán no puede ser traducido o alterado en otros idiomas, y la conformación política, económica y social basada en las leyes del Islam. Esto nos lleva a pensar en una etapa como la vivida durante el proceso globalizador de la cultura estadounidense, y la propagación de los valores de occidente a cualquier rincón del mundo, incluso a los territorios árabes que vieron como se intentaba desplazar su cultura por una impuesta por las grandes potencias mundiales. Dentro del EI existe una convicción plena de que lo que se está haciendo es lo correcto, existe una propia lectura del Corán, pensando fervientemente que la guerra que ellos llevan a cabo está guiada por el Islam, afectando incluso a musulmanes que piensen distinto a ellos. Las creencias dentro del EI e incluso las supersticiones han sido en muchos casos tomadas en consideración por aquellos grupos que luchan contra ISIS, los kurdos han conformado grupos de mujeres que están dispuestas a luchar y a morir en combate, de los cuales los radicales huyen, producto de la creencia de que si mueres a mano de una mujer pierdes el paraíso, por lo que el EI tomó la bandera de que si matas a una mujer llegarás más rápido al paraíso. Para ciudadanos occidentales esta manera de pensar puede ser desalmada, descabellada, sangrienta y absurda, pero lo cierto es que esta nueva forma de hacer guerra a través de distintos mecanismos, está llena de códigos y señales y la realidad es que morir no les preocupa a estos extremistas. Cuando uno empieza una guerra no tiene idea de cuándo termina, y esto lo experimentó Estados Unidos luego de la invasión a Afganistán y posteriormente a Irak, territorios donde no hablaban o conocían el idioma o costumbres, mostrando una estrategia profundamente militarista, y que solucionaba los problemas por la fuerza. El problema occidental es que no entienden preceptos básicos de la cultura árabe, los ingresos y matanzas de las tropas norteamericanas en Afganistán e Irak eran considerados violaciones no solo a la propiedad que es templo sangrado, sino a las creencias. Estados Unidos, solo ve y lee los conflictos mundiales en términos de buenos y malos, amigos y enemigos, tal como lo reflejan en las películas de Hollywood. Estados Unidos ya no es la única potencia en un mundo multilateral, donde un Obama a pesar de los intentos por ejercer mandatos que superaran al de su antecesor George W Bush pero la misión se le ha puesto cuesta arriba, acciones como la de Siria le han restado liderazgo, mientras que Vladimir Putin lograba posicionarse ganando en situaciones como Georgia o como Ucrania. Bibliografía. BEAUFRÉ, A. (1965) Introducción a la Estrategia. Madrid: Instituto de Estudios Políticos. BUZAN, B., WAEVER, O. y DE WILDE, J. (1998). Security: A New Framework for Analysis. Boulder: Lynne Rienner Publishers. CREVELD, M. (2004). Modern Conventional Warfare: An Overview. Presentado en el taller Changing Nature of Warfare, organizado por el National Intelligence Council, 25 de mayo, 2004. Disponible en: http://www.dni.gov/nic/NIC_2020_2004_05_25_intro.html CLANCY, C. y CROSSETT, C. (2007). Measuring Effectiveness in Irregular Warfare. Parameters X. DE PINO, D. 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