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Ponente: Amyeris Piñero
Pertenencia Institucional: P&E Consultores
Correo electrónico: [email protected]
Mesa temática: 50
Título: El Estado Islámico contra el Establishment: La descentralización de la guerra
RESUMEN
La base bélica que rodea los últimos años tiene un aura poco alentadora, sobre todo por la
evolución conflictiva y por la ausencia de estudios profundos sobre este tema. Las guerras del
siglo XXI, pueden ser digitales o provocadas por grupos armados (guerrillas) que bajo una
organización casi seductora debilitan las bases del Estado y de la sociedad tal como las
conocemos hoy día, esta fragilidad está basada en el posicionamiento en el poder de una parte
de la sociedad que decide enfrentar al statu quo obedeciendo a una ideología e incluso a
premisas religiosas extremadamente radicales. Es por ello, que el presente estudio pretende
comprender al Estado Islámico como fiel referente de la guerra contemporánea, una estructura
que descentraliza sus puntos focales, que internacionaliza sus propiedades constitutivas al
punto de irrespetar las fronteras nacionales, desdibujando los antiguos mecanismos de
adiestramiento militar. Hablamos así, de una organización fragmentada pero altamente
desafiante y resistente, que vislumbra la posibilidad de enfrentarnos con graves
perturbaciones a los Estados nacionales y a la imposición, además, de valores altamente
transgresores, suicidas, ultraconservadores y para nada pacíficos (si alguna vez occidente
universalizó sus valores, podríamos hablar de una islamización a través de la violencia).
Palabras Claves: Guerra, Guerrilla, Estado Islámico, Guerra Contemporánea, Bases del
Estado.
El escenario internacional en el siglo XXI, está ubicado en un tablero inestable tal como
mencionaría Eric Hobsbawn en su texto Guerra y Paz en el Siglo XXI (2007), es por ello que
en la actualidad, vemos como se está generando una avanzada casi vertiginosa de los
conflictos bélicos, dejando un aura de incertidumbre constante en el ambiente, por lo que es
más complejo aferrarse a algo, bien sea político, ideológico o religiosamente, haciendo que la
confusión y la dificultad en la toma de decisiones vaya incrementándose progresivamente. En
este marco inestable y confuso dentro del escenario internacional, las confrontaciones, las
agresiones y las amenazas entre los Estados, comienzan a multiplicarse, y que, indirectamente
también se afecta a la seguridad y defensa de éstos, se puede afirmar que la frase pronunciada
por James Woosley poco antes de asumir la Dirección de la CIA en Febrero de 1993, "hemos
asesinado un gran dragón, pero vivimos ahora en una jungla llena de una variedad de
serpientes venenosas y en cierta forma era más simple lidiar con el dragón" está tan vigente,
pero esta vez, no solo referida a las grandes potencias sino a otros actores que se encuentran
en el ámbito internacional.
Los conflictos belicistas en la actualidad, no se limitan a la confrontación del “poder duro”
como lo plantearía la perspectiva realista de las Relaciones Internacionales, basada en la
pugna por el poder y el dominio territorial por parte de los Estados; mediante "el estudio de la
amenaza, uso y control de la fuerza militar" (Walt, S.1991:211-239). La lucha por el poder
entre diferentes Estados, siguen siendo parte de la realidad mundial y factor casi determinante
de la agenda internacional; a pesar de que el escenario internacional ha buscado su
institucionalización, el sistema anárquico es el que sigue rigiendo; sin embargo, y muy a pesar
de ello no se puede asegurar que la guerra en el sentido tradicional sean parte del pasado de la
humanidad, aunque en la actualidad la preponderancia de los textos en materia de seguridad
internacional, muestran que el escenario bélico se presenta con mayor complejidad que en
otrora. Los estudios más recientes comienzan un notable distanciamiento de los enfoques
tradicionales, sin rechazar directamente al paradigma westfaliano, logran establecer una
trascendencia para las amenazas entre protagonistas no estatales, y que no se restringe
exclusivamente al “poder duro” que mencionamos anteriormente.
La Seguridad y Defensa de los diferentes Estados, se desarrolla, estructura y consolida de
acuerdo a las amenazas que recibe de otros actores, que pudiesen atentar contra la soberanía y
en función de sus intereses nacionales, considerando lo anterior, se puede afirmar que la
guerra, se puede comprender como la mayor expresión de violencia, siendo un instrumento
político, y se direcciona en obediencia a los fines políticos que el Estado establece como
prioridad en materia de Seguridad y Defensa Nacional.
Cuando se habla de guerra, cualquier ciudadano en el mundo lo asocia directamente con el
uso de la fuerza militar, observándola como derramamiento de sangre y alta capacidad de
destrucción, en otras palabras hablar de guerra sin que se mencione o se vea el componente
militar parece impensable o absurdo en la mayoría de los casos. Es por ello que los
componentes que se encuentran en las Fuerzas Armadas de cada país, se entrenan y obtienen
equipamientos de acuerdo a las amenazas identificadas o no, y acorde a la estructura políticoestratégica que el Estado desarrolle. Es de gran importancia mencionar que, los últimos años
han mostrado una gran aceleración en el escenario político-estratégico, como nunca antes se
había visto; los avances tecnológicos que, además, de lograr posicionarse en las grandes
esferas de la vida de la humanidad, impulsaron el desarrollo la industria armamentística, a
pesar de los enormes beneficios del uso de lo digital, ha aumentado progresivamente la
dependencia a estos instrumentos. Lo mencionado anteriormente ha hecho que la perspectiva
para ejercer la violencia dentro del conflicto bélico se amplíe, y el derramamiento de sangre
deja de ser un factor determinante y constitutivo de la guerra en su sentido más estricto,
debido a que ahora se emplean medios diferentes a la estructura militar, los cuales han sido
considerados menos letales y más certeros al momento de enfrentarse a un conflicto de
grandes magnitudes; por esto, el concepto de guerra clásico, ha sufrido grandes cambios de
fondo que deben ser considerados al momento de realizar estudios sobre estos temas.
Un punto a considerar en el presente estudio, es la capacidad de hacer daño a través o por
medio del uso de instrumentos o medios no militares, y el distanciamiento que se establece
con la destrucción física a la que estamos acostumbrados al momento de investigar asuntos
bélicos, observamos así, la búsqueda de humanización y respeto al derecho a la vida
establecido como un Derecho Humano universal, e incluso en la búsqueda de desarrollar
armamentos inteligentes con alta tecnología que permiten en la mayoría de los casos, reducir
el impacto o el daño colateral, bien sea por los altos niveles de precisión de ataque, o porque
permiten establecer cierto control sobre el adversario; considerando de éste modo que lo que
debe perder cualquier contrincante es la voluntad y el poder para continuar en la lucha.
Lo anteriormente mencionado, nos hace pensar así en la restructuración del Estado en materia
de Seguridad y Defensa y de los intereses impulsado además, con la redefinición de los
conceptos de violencia y guerra respectivamente. Si bien es cierto que la guerra sigue siendo
un fenómeno social, cuyo objetivo sigue siendo la consecución de los mismos, el concepto de
violencia y actual interpretación implica dos cambios de profundidad referidos al objeto y a
los medios de hacer la guerra, éste escenario altera el marco para estudiar al escenario
estratégico (Faundes: 269 PDF).
Si consideramos a Clausewitz (1983) como texto base para el estudio de la guerra, ésta tendría
una naturaleza de guerra total, en sus dos vertientes la objetiva y la subjetiva, la primera, está
referida a las fuerzas de violencia/odio, azar/probabilidad, y, razón/política, por su parte, la
segunda se enfoca en las formas de representación, que para este caso serían,
gobierno/ejército/pueblo. Nuestro autor se refiere a la fuerza como el medio para librar la
guerra, con el fin de bloquear e incluso eliminar la voluntad de ataque del enemigo; ésta
concepción se ha utilizado para explicar la guerra y sus dimensiones desde el siglo XIX, sin
embargo, observando nuevos estudios realizados, sobre todo los de Liang y Xiangsui, parte de
lo cambiante en la práctica en el siglo XX, se debe a la letalidad y capacidad de destrucción
que posee los medios militares, estos autores señalan que la estructura y la visión de la guerra
posterior a la Guerra del Golfo que se llevó a cabo en 1991, comienza un proceso de
transformación, que se da por la inclusión en ésta de los desarrollos tecnológicos, que incluye
armas con mayor alcance, menos capacidad de destrucción masiva, más letalidad, e incluso
armas no militares y no letales, que empiezan a considerarse elementos que permitieron la
transformación de la guerra (Liang y Xiangsui, 2002:20), lo que por consecuencia el estudio
en materia de Seguridad y Defensa y sobre todo sobre la guerra, comienza a utilizar conceptos
y principios a los cuales la comunidad académica no estaba acostumbrada. En la actualidad, el
concepto de guerra incluye la utilización de medios letales y no letales, militares y no
militares, armamentística o no, con el fin de controlar y obligar al adversario a satisfacer los
intereses del Estado que es superior; esto no quiere decir que la guerra desaparezca en su
totalidad, lo que se presenta es una reducción considerable de la violencia ejercida a través de
los medios militares, sin embargo, intensifica el uso de la violencia por otros medios (política,
económica, y sobre todo tecnológica), todo ello hace que la concepción de la guerra se
presente como menos brutal y cruel.
Por otra parte, la noción de victoria, es comprendida de modo distinto, ya no está dirigida a la
conquista de territorio, sino de controlar las políticas que se implantan en otros Estados, y así,
de este modo satisfacer los intereses del vencedor. Este cambio en el concepto de guerra y su
percepción, podemos encontrar sus bases en la teoría del conflicto, para profundizar sobre este
tema se hace necesario estudiar y contrastar las diferentes enfoques que nos permitan entender
este cambio, para ello, tomaremos a Beaufré (1965) y a Liang y Xiangsui (2002).
Después de la Segunda Guerra Mundial (1945), si bien es cierto que comienza un proceso de
“pacificación” de mundo, también es necesario recordar que es el inicio de un período
conocido como la Guerra Fría, proceso que llevó tras sí, la etapa conocida como la mutua
destrucción asegurada, de la mano de la disuasión entre las dos grandes superpotencias de la
época –Estados Unidos y la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)- y los
Estados a los cuales consideraban sus aliados. Para nuestro primer autor, Beaufré, las fuerzas
de poder que tiene un Estado son la diplomacia, la economía y la política, las cuales son
herramientas que se utilizan para evitar la confrontación física entre dos elementos militares,
se podría decir, que estas herramientas lograron evadir un conflicto nuclear durante los
últimos años del siglo XX, sin embargo, considera que las armas son las principales
herramientas de disuasión que un Estado puede tener. Observando el escenario en la
actualidad se puede apreciar que el común denominador de la sociedad, no va arraigado a la
destrucción, haciendo que existan cuestionamientos sobre la Guerra tradicional, y los
elementos que brinda para conseguir, y, establecer los objetivos políticos (Creveld: 2004). Sin
embargo, para Liang y Xiangsui deciden romper con los paradigmas establecidos, impulsando
la idea de librar la guerra a través de otros medios que no fuesen necesariamente los militares;
es así como tenemos dos perspectivas de cómo afrontar la guerra, Beaufré insiste en la
utilización de medios de no militares, pero al mismo tiempo plantea que ésta sólo se librará
con la utilización de la fuerza militar que se disponga, y a Liang y Xiangsui que exhortan
librar la guerra con la utilización de las nuevas tecnologías, aunque no descartan totalmente la
utilización de armas y de la fuerza castrense en última instancia y si es requerida.
Es así, como se nos presenta una revolución dentro del estudio de la guerra, y de cómo
entenderla en pleno Siglo XXI, la guerra dejó de ser vista solo como la utilización del
elemento militar, hoy en día vemos como las guerras tecnológicas, económicas, políticas e
incluso diplomáticas se están llevando a cabo constantemente entre los Estados, dejando a los
militares como un elemento más del estudio bélico; es por ello, que los estadistas de hoy,
tienen más alternativas político-estratégicas para llevar a cabo una guerra que en muchos
casos es no declarada, es así como se puede observar abanicos de persuasiones y disuasiones
dentro del escenario internacional.
Es difícil cambiar la ideologización, la memoria histórica que puede tener occidente con
respecto al mundo árabe, han crecido descontroladamente clichés que tienden a desvirtuar lo
que su cultura y el Islán representan1. Después de la caída del Muro de Berlín (1989) y la
disolución de la Unión Soviética (1991), la geopolítica mundial se enfoca en la política que
sale de Estados Unidos y sus aliados, que muestran su poderío en los distintos ámbitos del
quehacer político, económico y militar, extendiendo su modelo a diferentes países y
territorios, imponiendo en ocasiones su ideología y su perspectiva de mundo.
Es así como en estos momentos, presenciamos la redefinición de las perspectivas de
amigos/enemigos, y para ello utilizan los medios de comunicación a gran escala que delinean
sus perspectivas y distribuyen la información a la mayoría de los ciudadanos, creando así un
imaginario colectivo que gira en torno a la civilización islámica; no es secreto que los países
con mayor dominio de los medios de comunicación a nivel mundial son Estados Unidos y la
Gran Bretaña, y aproximadamente el 80% de las noticias que se distribuyen a través de la
televisión, la radio y la prensa escrita es en pro de generar una imagen respecto al Islam y los
islamistas, mostrándola como contraria a los valores y principios de la civilización que se
percibe como occidental2, es así como logran enfocar la mayoría de las noticias globales a su
agenda de intereses.
La relación existente entre Oriente y Occidente, no es más que una relación basada en el
poder, en la que Occidente busca subordinar la cultura y todo aquello que provenga de
Oriente, la tesis de confrontación entre dos mundos antagónicos no es tan descabellada
después de todo. En nuestros días el Islam se muestra como aquel generador de cortocircuitos
en la agenda y el escenario internacional, el profesor Said decía: “…Para la derecha, el Islam
representa el barbarismo; para la izquierda, una teocracia medieval; para el centro, una
especie de exotismo desagradable…”, aunque hay muchas de esas cosas que no se pueden
probar3
Samuel Huntington con su “Choque de Civilizaciones” (1993), ya nos anticipaba que el
protagonista dentro del escenario internacional en los años venideros sería el choque entre
1
Villepin de D., 2003, “Islam y Occidente”, en Revista Política Exterior, N°. 95, septiembre.
Kishan Thussu, D., “Como se manipula la información sobre el terrorismo: La demonización del Islam”, en
Economic and Political Weekly, Mumbai, 1997.
3
Said, Edward, Covering Islam. How the media experts determine we see the rest of the world. Routledge and
Kegan Paul, London, 1985
2
culturas, durante su texto expone el renacimiento del Islam, como último ajuste frente a la
civilización occidental, buscando solución a sus conflictos internos precisamente en el Islam y
no en ideologías de occidente, logrando encarnar una aceptación a los principios modernos,
pero al mismo tiempo, un rechazo a la cultura occidental y la firme convicción de que el Islam
es la guía política, social y religiosa par la vida moderna, ya que para los islámicos va más
allá de una religión sino un modo de vida; se debe comprender y entender que el mundo árabe
está abierto a la modernización tecnológica y científica no a la occidentalización de sus
sociedades, considerando a dicho resurgimiento como uno moderado y no extremista, y que
es generalizado y no aislado.
Desde su inicios entre el Islam como proyecto religioso y como proyecto político no existe
distinción, tal como lo fue el catolicismo en un momento, abarca casi todos los aspectos de la
vida y la conducta humana. Dentro del Islam, hay un abanico de objetivos políticos,
económicos, culturales y sociales, que guían la vida de todo musulmán. (De Pino, D, 1995)4.
Para entender al Islam en la actualidad, se debe comprehender que su presente, está
condicionado a su pasado, el cual nace con intenciones de expansión universal, lo que lleva
tras sí, la propagación de la lengua y la cultura árabe, ya que el Corán no admite traducciones,
ni interpretaciones, formando así el mundo árabe. El Islam desde sus inicios, se enfrenta a los
mismos obstáculos que otras religiones, quizá el mayor de ellos es la diversidad de puntos de
vista con respecto a la interpretación del texto, en este caso el Corán, hoy esas diferencias
están a simple vista, producto de los diferentes conflictos que se han desarrollado en el medio
oriente, obviamente estamos haciendo referencia a las diferencias entre sunitas y chiitas 5, que
se comienza a observar desde la muerte de Mahoma.
El mundo árabe está representado entre los veintidós países que mantienen al Islam como
base, es decir, lengua, cultura y religión, la mayoría de éstos, a finales de los años 70’
contrajeron una deuda externa tras los dos choques petroleros del momento provocándoles
4
5
De Pino, D, 1995)4 “Islam: ortodoxia y pluralismo”, en Revista Política Exterior, Nº42 V. IX, 1995
Los Sunitas, referidos al Sunna, los vigilantes de la tradición, la ortodoxia islámica, y el califato como la única
organización política aceptada, la mayoría de los musulmanes se inscribe dentro de este conjunto. Por otra parte,
los Chiitas, referidos a la Chía, llamados seguidores de Alí, el cual fue yerno del profeta, defienden que la
sucesión de Mahoma debe quedar dentro de sus descendientes, considerando así, ilegítimos a los califas omeyas
gobernantes, además consideran relevante la importancia al conocimiento que ha sido transmitido vía oral entre
los descendientes (doce), resguardando para sí la relevancia del Immanato. Los Chiitas son una minoría dentro
del Islam, sin embargo, en países como Irán, Kuwait y parte de Iraq, son de gran representación.
una crisis prácticamente adquirida por los plazos de devolución de los préstamos que habían
solicitado, de esto se derivan diferentes planes de recuperación propuestos por el Banco
Mundial y el Fondo Monetario Internacional, en miras de la apertura de las diferentes
economías árabes, lo que produjo grandes grietas a lo interno de estos Estados, que
terminaron con una crisis de legitimidad enorme y que no pudieron controlar. Y en la década
de los 90’ los países conformantes del mundo árabe, ven como su deuda externa aumenta, el
poder de compra disminuye, desempleo, desaparición de las clases medias existentes, y un
aumento en las diferencias sociales por el aumento desproporcionado de la acumulación de
riquezas por parte de la clase gobernante, lo que genera que exista una considerable migración
hacia el norte (Europa). Para el profesor de las Relaciones Financieras Internacionales en
Francia, el tunecino Chadi Ayari:
“El mundo árabe se presenta hoy como un apéndice del orden económico
mundial, depende de occidente para su alimentación, a pesar de sus inmensas
riquezas agrícolas, está gravemente subindustrializado, a pesar de sus materias
primas y recursos naturales, científicamente y tecnológicamente atrasado, a pesar
de sus grandes recursos en capital humano”.
Y es esta situación de crisis política, económica y social, la que caracteriza al mundo árabe
que hoy día conocemos, generando dentro de sus ciudadanos desesperación y desencanto, que
no cabe duda, es la base que sujeta a los diferentes movimientos extremistas del Islam y
considerando esto, se puede entender que dichos radicalismos, son provocados por los
intentos de inserción y la inserción del los diferentes países del mundo árabe al sistema
económico internacional desde la perspectiva que los mantiene marginales y dependientes de
occidente. Aunque el Islam para muchos significa la vía de escape para comunicarse con el
profeta, para otros es un instrumento político que moldean y utilizan al antojo de los intereses
que se estén manejando.
El Islam radical surge posterior a la descolonización de países como Francia y Gran Bretaña,
y como respuesta a la negación cultural a la que se vieron expuestos (prohibición de hablar la
lengua árabe y de profesar la religión, el Islam), esa negación podía que traer consigo fuertes
represiones por parte del gobierno. Y no es sino hasta principios del siglo XX cuando
comienza un proceso de rescate cultural (historia, lengua, bases religiosas) con la creación de
asociaciones como la de los Hermanos Musulmanes. Sin embargo, la mayoría de los Estados
árabe en ese proceso de reconstrucción, han vivido momentos cruciales en un período de
tiempo que no les ha permitido consolidarse políticamente; primeramente un proceso de
legitimidad a la clase gobernante, que surge tras la lucha por la independencia y que comienza
una nueva etapa llena de corrupción y descuido de las necesidades de la sociedad en general;
un breve periodo de democracia débil que buscaba sobrevivir dentro del sistema establecido,
ya que la oposición a dicha conformación política, decidió constituirse para reclamar la
implementación de la Ley Islámica con el temor que se había impuesto durante la Revolución
Iraní, y por último, las grandes represiones, que terminaron fragmentando en grupos a la
sociedad islámica, y algunos de ellos decidieron tomar la violencia como bandera. El
islamismo radical es la forma político-religiosa que recubre a la ortodoxia musulmana,
cuando ésta se encuentra cara a cara con los problemas propios de la modernidad, puede ser
considerada una alternativa casi mesiánica y revolucionaria a la hegemonía que impone
occidente, sin aceptar las bases que sustentan el actual orden mundial, en otra palabras, es la
imagen y la representación de rechazo al materialismo, secularización e inmoralidad impuesta
por occidente y los dirigentes políticos de éstos, promoviendo el retorno a los preceptos
islámicos, que permitan dar solución a los conflictos contemporáneos, promoviendo que la
cooperación y no la imposición sea la norma que rija las relaciones político-económicas
dentro del sistema internacional.
¿Qué es el Estado Islámico? ¿Cuándo y por qué surge?
El Estado Islámico (EI) surge posterior a la guerra e invasión (2003) que emprendió los
Estados Unidos a Iraq, producto del atentado terrorista al World Trade Center en el estado de
Nueva York en el año 2001. Con la instauración de bases estadounidenses, se fueron
formando y consolidando milicias cuyo único fin era el de combatir a las tropas extranjeras
que se encontraban en territorio iraquí, surgiendo así diferentes movimientos terroristas
filiales a una de la más reconocida en el mundo, Al Qaeda. Sin embargo, no es sino hasta el
año 2006 cuando el líder de Al Zarkawi, el egipcio Abu Ayub al Masri decide comenzar la
conformación del grupo Estado Islámico en Irak, bajo la mirada y el apoyo de Al Qaeda con
solo unos ochocientos milicianos aproximadamente. Solo cuando los Estados Unidos deciden
retirar sus tropas de Irak, es que este grupo comienza a aumentar desproporcionadamente el
número de integrantes, llegando a 2010 con unos dos mil quinientos (2.500) hombres, lo que
les brindó la confianza suficiente para intervenir en la guerra civil siria, derivando en lo que
hoy conocemos como ISIS o Estado Islámico de Irak y Siria. Tras la nueva estructura, Al
Qaeda decide romper sus lazos con ISIS comienza una guerra interna por el dominio del
territorio de Iraq y Siria, poblaciones enteras se ven envueltas entre estas disputas que el
Estado Islámico logra consolidar, controlando las principales ciudades de éstos países, e
imponiendo un califato en ellas. Estos éxitos han logrado que las milicias del Estado Islámico
no paren de crecer llegando esta vez a quince mil (15.000) combatientes de diferentes
nacionalidades, y una capacidad económica inimaginable producto de la venta en el mercado
negro de petróleo y demás mercancías tomadas de las ciudades conquistadas.
El crecimiento desmedido de esta organización ha hecho que las alarmas de emergencia se
enciendan dentro del escenario internacional, considerando al Estado Islámico una agrupación
aún más peligrosa que Al Qaeda tal como lo afirmo el presidente del subcomité de
Contraterrorismo del Congreso norteamericano, el republicano Peter King6.
La nueva Guerra e ISIS
No sabemos si por desgracia o no, las guerras de corta duración, y con resultados casi
inequívocos forman parte del pasado de la humanidad, actualmente el común denominador en
los conflictos bélicos, es su gran duración, sobre todo cuando estamos frente a conflictos
asimétricos, los cuales se caracterizan por no saber cuando comienza, aunque usualmente es
producto de cambios radicales en conflictos anteriores, luego una etapa de letárgica que se
puede prolongar por gran cantidad de tiempo, y por último una posible resolución al conflicto
la cual puede ser parcial, lo que puede conducir a una nueva etapa dentro de la conflictividad
ya existente. Lo que es cierto, es que las guerras actualmente, tienen una carácter interminable
sin importar el adjetivo con el que deseen calificarlas, asimétricas, irrestrictas, híbridas, etc.
Desde sus inicios y sobre todo posterior a la guerra civil Siria el Estado Islámico se ha
posicionado cada vez más dentro del escenario geopolítico y geoestratégico, que contiene una
fase totalmente violencia altamente letal. Empero, la respuesta de la comunidad internacional
con respecto al Estado Islámico ha sido lenta por no decir nula, a pesar de que existe una
amenaza latente a la seguridad nacional e internacional, considerando la muerte de diferentes
ciudadanos (periodistas, cooperantes, e incluso árabes que no practican la religión islámica).
6
Ver noticia: http://www.elmostrador.cl/noticias/mundo/2014/08/12/como-estado-islamico-se-volviomas-peligroso-que-al-qaeda/ [ Consultado:15-07-2015]
Hoy el mundo y sus gobernantes deben considerar que lo que menos tenemos es tiempo, y
cualquier decisión tomada o muy pronto o muy tarde repercute en todos los Estados, ya que
éste es irrecuperable, y esa es precisamente la estrategia que ha llevado a cabo el EI con
respecto a la comunidad internacional, ganar posiciones importantes, infundir temor, propagar
la religión y cultura islámica, y debilitar el tiempo de respuesta que puede tener Estados
Unidos o la Unión Europea como grandes potencias.
Ese tiempo obtenido por el EI, les ha permitido desarrollar nuevas formas de ataque sin
necesidad de utilizar la violencia física como herramienta, comprendieron que la guerra tiene
otras dimensiones en un mundo globalizado, y que mejor que utilizar la tecnología que
occidente perfecciona día a día para expandir su pensamiento y sus hazañas, fortaleciendo así
la propaganda del EI. La propaganda de este tipo, tiene la intención de infundir terror en sus
enemigos, y de acción en territorios lejanos, es así como observamos a los miles de
ciudadanos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia, España, Francia, Alemania, Italia, entre
otros, que no necesariamente eran de origen árabe trasladarse a las zonas de combate en Iraq o
Siria para luchar por esta causa, para defender la bandera islámica.
Este elemento propagandístico se ha visto crecer producto de la falta de derrotas (conocidas),
que puedan ser evidentes o decisivas, por lo que la propaganda y la adhesión de seguidores
voluntarios siguen en una consolidación constante nunca vista. Por otra parte se encuentran
los recursos financieros que obtuvieron debido a la venta de petróleo obtenido en las ciudades
Sirias, la incautación del dinero que tenían las arcas de las ciudades que están bajo su
dominio, y por la gran cantidad de territorio que dominan, pueden incluso hasta cobrar
impuestos por el resguardo territorial, logrando dirigir las miradas del mundo a la búsqueda
de la desintegración del EI, y no al ataque directo contra éste y sus aliados.
Si bien un ataque militar está siendo considerado como último medio, los Estados están
buscando amortiguar las crisis, e implementar mecanismos menos violentos hacia la posible
constitución de un pseudoestado Islámico en la región. La potencia de herramienta militar está
siendo utilizada como escudo, mientras se establecen medidas de políticas, económicas e
incluso humanitarias para atacar este problema, que sin duda alguna con menos violentas que
las prácticas militares, en la búsqueda constante de reconducir el problema, pero este
mecanismo es trabajado para mediano o largo plazo, es decir, su acción es muy lenta. Cabe
resaltar que la ayuda que brindó Estados Unidos a Egipto tuvo éxito con respecto a lo vivido e
otros países.
Estamos en presencia frente a un intento de islamización del mundo por parte de los
integrantes del Estado Islámico, producto de su alto impacto propagandístico, que de no ser
tomado en serio, puede causar muchos conflictos no solo para occidente sino para los países
que conforman el corazón árabe o el mundo árabe. Uno de los preceptos fundamentales es la
aceptación de la religión musulmana, negando cualquier otra (católica, cristiana, judía, entre
otras), el uso del idioma árabe como el único aceptado, ya que el Corán no puede ser
traducido o alterado en otros idiomas, y la conformación política, económica y social basada
en las leyes del Islam.
Esto nos lleva a pensar en una etapa como la vivida durante el proceso globalizador de la
cultura estadounidense, y la propagación de los valores de occidente a cualquier rincón del
mundo, incluso a los territorios árabes que vieron como se intentaba desplazar su cultura por
una impuesta por las grandes potencias mundiales. Dentro del EI existe una convicción plena
de que lo que se está haciendo es lo correcto, existe una propia lectura del Corán, pensando
fervientemente que la guerra que ellos llevan a cabo está guiada por el Islam, afectando
incluso a musulmanes que piensen distinto a ellos.
Las creencias dentro del EI e incluso las supersticiones han sido en muchos casos tomadas en
consideración por aquellos grupos que luchan contra ISIS, los kurdos han conformado grupos
de mujeres que están dispuestas a luchar y a morir en combate, de los cuales los radicales
huyen, producto de la creencia de que si mueres a mano de una mujer pierdes el paraíso, por
lo que el EI tomó la bandera de que si matas a una mujer llegarás más rápido al paraíso. Para
ciudadanos occidentales esta manera de pensar puede ser desalmada, descabellada, sangrienta
y absurda, pero lo cierto es que esta nueva forma de hacer guerra a través de distintos
mecanismos, está llena de códigos y señales y la realidad es que morir no les preocupa a estos
extremistas.
Cuando uno empieza una guerra no tiene idea de cuándo termina, y esto lo experimentó
Estados Unidos luego de la invasión a Afganistán y posteriormente a Irak, territorios donde
no hablaban o conocían el idioma o costumbres, mostrando una estrategia profundamente
militarista, y que solucionaba los problemas por la fuerza.
El problema occidental es que no entienden preceptos básicos de la cultura árabe, los ingresos
y matanzas de las tropas norteamericanas en Afganistán e Irak eran considerados violaciones
no solo a la propiedad que es templo sangrado, sino a las creencias. Estados Unidos, solo ve y
lee los conflictos mundiales en términos de buenos y malos, amigos y enemigos, tal como lo
reflejan en las películas de Hollywood.
Estados Unidos ya no es la única potencia en un mundo multilateral, donde un Obama a pesar
de los intentos por ejercer mandatos que superaran al de su antecesor George W Bush pero la
misión se le ha puesto cuesta arriba, acciones como la de Siria le han restado liderazgo,
mientras que Vladimir Putin lograba posicionarse ganando en situaciones como Georgia o
como Ucrania.
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