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La épica griega
Entre las muchas aportaciones que la civilización debe
a la antigua Grecia, la literatura cobra una especial importancia.
La mayoría de los géneros, formas y tópicos que dominarán
la tradición literaria occidental surgieron entre los siglos VIII
y IV a.C. en la península Helénica. De estos géneros, la poesía
épica es el más antiguo.
Origen de la épica: Homero
Los poemas épicos (de la palabra griega epos, «narración») son poemas compuestos y
transmitidos oralmente por unos poetas itinerantes, llamados aedos o rapsodas. Los aedos
partían de los hechos históricos de la guerra de Troya y reelaboraban ese material hasta
convertirlo en leyendas y mitos de los héroes y guerreros que participaron en ella, así
como de sus proezas y sus virtudes, especialmente de su valor. Con ello, los héroes eran
tomados como motivo de admiración y como modelo de comportamiento para el pueblo.
Homero es el único rapsoda del que se conservan poemas. Poeta del siglo VIII a.C., apenas
se sabe nada de su vida; en alguna época se puso en cuestión su existencia real y se pensó
que los poemas homéricos eran fruto de la tradición popular oral, unificada bajo el nombre
de un poeta inexistente, pero hoy parece seguro que sí existió, y que dichos poemas fueron elaborados por una sola persona. Según la tradición, Homero era ciego y parece ser
que estaba relacionado con los ambientes de la nobleza, cuyas virtudes guerreras glorificaba en sus poemas.
Busto de Homero.
En líneas generales y desde el punto de vista formal, la épica homérica se caracterizaba por:
– Empleo de los versos hexámetros (versos de seis pies métricos).
– Repetición de fórmulas y adjetivos.
– Uso abundante de la comparación.
– Minuciosas descripciones.
Los poemas homéricos
• La Ilíada, dividida en 24 cantos, narra un episodio en el último de los diez años de la guerra de Troya (Ilión, en griego): Aquiles, irritado porque el jefe de los griegos Agamenón le
ha arrebatado una esclava, decide abandonar la lucha. Los troyanos aprovechan la ausencia del héroe para atacar el campo griego y matan a Patroclo, que les había hecho frente
con las armas de Aquiles. Al conocer la triste noticia, el héroe aqueo, Aquiles, vuelve al
combate y toma venganza matando a Héctor, hijo del rey troyano Príamo.
Los dioses participan activamente en la acción tomando partido por uno u otro bando.
• L a Odisea (ver Obras clave) relata, también en 24 cantos, el largo viaje de Ulises (Odiseo, en griego) desde Troya hasta su patria, Ítaca. Gracias a su ingenio consigue superar
numerosas aventuras entre seres fantásticos, como sirenas, hechiceras o cíclopes.
A su regreso se enfrenta a varios nobles que pretenden, ante su larga ausencia, casarse
con su esposa Penélope y usurpar la corona. Gracias a su astucia y con ayuda de su hijo
Telémaco, consigue eliminar a los pretendientes y retomar su poder real.
De la mitología a la literatura
Ánfora griega en la que se representa a Ulises cegando
al cíclope Polifemo, uno de los
episodios relatados en la Odisea.
2
La mitología antigua consiste en un conjunto de leyendas y relatos, de trasfondo religioso,
protagonizados por dioses y héroes. En sus orígenes pretendían servir para explicar los
fenómenos de la naturaleza y los hechos del pasado. Aunque esta función sea cubierta
después por la filosofía y la historia, los mitos pervivirán gracias a su belleza literaria
HISTORIA DE LA LITERATURA UNIVERSAL
y a sus apasionantes tramas, que serán fuente de inspiración para la creación literaria.
La amplitud y complicación de los mitos griegos hizo necesario recopilarlos y sistematizarlos.
De ello se encargó Hesíodo (s. VIII a.C.). Sus principales obras son:
• Teogonía: poema donde se relatan los mitos del origen del mundo y se resume
el parentesco entre los dioses. Es el único texto que conservamos en que se exponga
de manera organizada el conjunto de los dioses griegos.
• Los trabajos y los días: poema de intención moral en que explica las labores agrícolas,
a la vez que hace reflexiones sobre la ambición de riquezas y las virtudes del trabajo.
LECTURA
Teogonía, Hesíodo
Rea dio a Cronos estos
famosos hijos: Hestia, Démeter, Hera, la de sandalias
de oro, el fuerte Hades que
mora en el palacio subterráneo y cuyo pecho guarda
un corazón despiadado; el
estruendoso Poseidón, que
bate la tierra, y el prudente
Zeus, padre de los dioses y
de los hombres mortales,
y que con el trueno hace
estremecer la ancha tierra.
Pero el gran Cronos fue devorándolos a todos, así que
saliendo del vientre sagrado
de su madre llegaban a sus
rodillas, con el propósito de
que ninguno de los nobles
descendientes del Cielo
llegara a ser rey entre los
inmortales. Pues había oído
decir a la Tierra y al Cielo
Estrellado que era fatal que
él, no obstante su poder,
sucumbiera un día a manos
de un hijo suyo. Por este
motivo, no vigilaba en balde,
sino que permaneciendo
siempre al acecho, iba devorando a sus hijos a medida
que Rea los paría, causándole a la madre una cruel
desesperación. Mas al llegar
el día en que Rea esperaba
poner en el mundo a Zeus,
el padre de los dioses y de
los hombres, suplicó a sus
padres, la Tierra y el Cielo
Estrellado, que la aconsejaran para que pudiera darlo a
luz ocultamente y castigar la
furia del padre, vengando a
todos los niños a los que había devorado el gran Cronos,
el de intenciones perversas.
El Cielo y la Tierra escucharon y complacieron a su
hija, revelándole cuanto iba
a ocurrir a Cronos y a su
valeroso hijo. Y la enviaron
a Lictos, en la rica isla de
Creta, para que allí esperase
el alumbramiento de Zeus,
último de sus hijos. Y fue de
este modo la Tierra enorme
quien recibió al hijo en su
regazo, para alimentarlo y
criarlo en el dilatado país
de Creta. Rea, llevando a
su hijo a través de la oscura
y rápida noche, alcanzó las
primeras cimas de Lictos, y
allí lo ocultó con sus propias
manos, en las entrañas de la
divina Tierra, al fondo de una
inaccesible gruta del monte
Egeo, recubierto de bosques
frondosos. Luego envolvió en
pañales una piedra enorme
y se la dio al poderoso
soberano, hijo del Cielo, el
anterior rey de los dioses,
quien la cogió en sus manos
y se la tragó alojándola en
su vientre.
PARA SABER MÁS
La guerra de Troya,
mito o realidad
Durante siglos se pensó
que tanto las hazañas
bélicas narradas en los
poemas homéricos como
sus protagonistas, e
incluso la propia ciudad de
Troya, pertenecían exclusivamente al ámbito de la
leyenda. Pero en el siglo
XIX, Heinrich Schliemann,
un arqueólogo alemán,
marchó en 1868 a Grecia
para intentar localizar las
ciudades mencionadas en
los poemas de Homero,
basándose exclusivamente
en referencias textuales.
En 1870 excavó la colina
de Hissarlik, en Turquía,
legendario emplazamiento
de Troya, y descubrió los
restos de cuatro ciudades,
pertenecientes a cuatro estadios temporales
distintos. Así, inició las
investigaciones arqueológicas sobre la ciudad de
Troya, que pasó de ser
una ciudad legendaria a
ser una ciudad histórica.
LITERATURA Y ARTE
La mitología griega en el arte
Los mitos griegos no solo han
servido como fuente de creación
literaria, sino que han sido recreados también por las otras artes.
Ya en la antigua Grecia los temas
y motivos mitológicos fueron
expresados a través de diversos
lenguajes artísticos; a lo largo de
los siglos, la rica tradición de la
mitología griega ha sido recogida y
reinterpretada en Occidente según
los cánones de belleza propios de
cada época.
Fondo de copa griega con ilustración de Atenea, Teseo
y el Minotauro. Museo Arqueológico Nacional, Madrid.
Saturno devorando a sus
hijos, Francisco de Goya.
Museo del Prado, Madrid.
Goya recrea desde
su propio estilo pictórico
el episodio mitológico
de Saturno. Saturno es
el nombre romano
del dios griego Cronos
y el episodio lo recoge
Hesíodo en la Teogonía.
En ella narra cómo Cronos devoraba
a sus hijos para evitar que
le sustituyeran como rey
de los dioses.
3
La poesía lírica griega
Si la poesía épica narra los hechos gloriosos del pasado,
la poesía lírica se ocupa de los sentimientos e inquietudes
del presente, y da lugar a una poesía más emotiva e íntima.
Aunque apenas se conservan unos pocos fragmentos,
estos textos líricos bastan para darnos una idea de la belleza
y frescura de estos poemas.
Características de la lírica
Con los primeros líricos aparece por primera vez el concepto de subjetividad vinculado
a la poesía. Los poetas descubren su yo, dejan conocer sus emociones y sus dolores
en momentos decisivos de su vida, cuentan sus amores, sus ambiciones, sus angustias
y sus sentimientos. Sus poemas, en general breves, tienen temas variados, un ritmo
vivo y un lenguaje fresco, directo y audaz.
La importancia que adquiere la subjetividad en la poesía lírica hace que cada poeta tenga
un estilo propio, personal, y unas preferencias temáticas acordes con su vida y sus experiencias.
Erato, musa de la poesía lírica,
tocando la lira.
Tipos de poesía lírica
• Lírica coral. Son poemas concebidos para ser cantados por un coro. Esta circunstancia
hace que la lírica coral tuviese lugar en acontecimientos sociales o públicos. Se trata
de largas y complejas composiciones, destinadas a ser cantadas en fiestas religiosas, funerales, bodas u otras celebraciones. Su mayor representante es Píndaro, poeta profesional
nacido a finales del siglo VI a.C. Píndaro se hizo famoso por sus poemas en honor a los
vencedores olímpicos. Cuando un vencedor regresaba a su ciudad era recibido como un
héroe, con festines en los que se cantaban poemas corales llamados Cantos de victoria
o epinicios. Las odas tenían distintos nombres en función de dónde hubiesen tenido
lugar los Juegos, por ejemplo las Odas olímpicas se llaman así porque conmemoran a los
vencedores de los juegos que tuvieron lugar en Olimpia.
Deportistas en una competición. Fragmento de un friso conservado en el Museo Nacional de Atenas.
4
HISTORIA DE LA LITERATURA UNIVERSAL
• Lírica individual. También llamada lírica monódica, está compuesta por poemas
más breves, de recitación individual. Su temática es variada: los hay morales, satíricos, que
cantan los placeres de la vida o las experiencias amorosas, pero sobre todo expresan la
subjetividad del poeta. Los más importantes poetas de lírica individual son:
– Arquíloco. Aristócrata arruinado nacido a finales del siglo VII, compuso canciones amorosas y satíricas, en las que se burlaba de la importancia que daba la nobleza
a los honores ganados en el campo de batalla.
– Alceo. Poeta contemporáneo de Safo (ambos nacieron en el siglo VII a.C.). De origen
noble, defendió en sus poemas a los aristócratas de Lesbos, que se debatían en luchas
sociales con otras clases.
– S afo. Fue la poetisa más importante y leída en la Antigüedad. Residió una época
en Sicilia y dirigió en Lesbos una escuela literaria para chicas jóvenes de origen noble.
La leyenda le atribuye diversos episodios, como su suicidio por un amor no correspondido. Sólo se conservan 650 versos de sus obras, en los que canta las íntimas alegrías y
penas de sus amores y crea un mundo propio de sentimientos y sensibilidad.
–A
nacreonte. Poeta nacido a mediados del siglo VI a.C., dedicó toda su producción
poética a cantar al vino, a la juventud y a los placeres del amor y de la vida. El adjetivo
anacreóntico, aplicado a la poesía, ha quedado como sinónimo de una clase
de composiciones destinadas a ensalzar los aspectos más placenteros de la vida.
Retrato atribuido a la poetisa
Safo en un fresco de Pompeya.
SABÍAS QUE...
El nombre de poesía lírica
se debe a que los poemas
se cantaban acompañados
por la música de una lira.
PARA SABER MÁS
Las nuevas formas métricas
La irrupción y desarrollo de la poesía lírica dio lugar no solo a la variedad de temas
y tonos, sino también a la creación de nuevas formas métricas. Aparecen nuevas
estrofas y nuevos versos, en muchas ocasiones creados por un poeta y posteriormente utilizados por otros poetas, ya sean cercanos en el tiempo al creador de la
forma métrica o no. Así, Safo creó el verso sáfico, verso de once sílabas distribuidas
en cinco pies. Este verso da lugar a un tipo de estrofa, la estrofa sáfica, y fue introducido en la poesía latina por Horacio. También Alceo creó
el verso alcaico, que da lugar asimismo a la estrofa alcaica y que también fue utilizado
por los poetas latinos.
Lira griega fabricada con
un caparazón de tortuga.
LECTURA
Poesía de Safo
Fragmentos de poemas
Dicen que es una hueste de jinetes
o una escuadra de infantes o una flota
lo más bello en la tierra, mas yo digo
que es la persona amada.
Eros me sacudió el alma
como un viento que en el monte
sobre los árboles cae.
Si huye de, ti, pronto habrá de buscarte,
sus dones ha de darte, si rechaza los tuyos.
Y si es que no te ama, pronto habrá de
amarte, quiéralo o no.
Me parece igual a los dioses
aquel varón sentado frente a ti,
que a tu lado escucha
mientras hablas dulcemente
y sonríes con amor.
Ello hace que desmaye
mi corazón dentro del pecho,
pues si te miro apenas,
mi voz no me obedece.
5
La prosa griega
Los tres géneros literarios principales de la antigua Grecia (épica,
lírica y dramática) utilizaban el verso por estar vinculados al canto
y la recitación. La prosa surge con otros géneros que cumplen
distintas funciones, además de la puramente estética.
Géneros en prosa
Con la civilización griega nacen muchas disciplinas de conocimiento científico
y humanístico. Estas disciplinas consiguen que, a través de obras escritas en prosa,
el conocimiento se transmita y se conserve para la posteridad.
Filosofía
Aunque los primeros filósofos escribieron en verso, los grandes pensadores griegos utilizaron la prosa, excepto Sócrates, que no escribió obra alguna, pero cuyo pensamiento
nos ha llegado gracias a la obra de sus discípulos, principalmente de Platón (428-347 a.C.),
quien cuidó mucho la forma de sus diálogos filosóficos (Fedón, El banquete, La República)
y recurrió a menudo a mitos para sus explicaciones. Aristóteles (384-322 a.C.) compuso
la Poética, un tratado literario muy influyente tanto en la Antigüedad clásica como
en la Edad Media y la Edad Moderna.
Tratados científicos
Hipócrates (s. V a.C.), famoso médico, está considerado el padre de la medicina,
a la que dio una fundamentación científica. Se le atribuyen numerosos escritos, que constituyen el Corpus Hippocraticum y que abordan diversas disciplinas médicas, así como otras
cuestiones relativas a la ciencia y la profesión médica, como el famoso juramento hipocrático (una especie de código ético del ejercicio de la medicina).
Oratoria
El arte del discurso político o judicial adquiere gran importancia a partir de la democracia
ateniense, ya que los ciudadanos tienen la posibilidad de expresarse y discutir en las asambleas públicas. Entre sus principales representantes se cuentan: Lisias (s. V a.C.), orador que
se especializó en escribir discursos por encargo para ser pronunciados ante
los tribunales, y Demóstenes (s. IV a.C.), orador político que tuvo una intervención muy
destacada para mantener la independencia política de Atenas frente al rey Filipo de
Macedonia. Contra Filipo escribió sus famosas arengas, llamadas Filípicas, que influyeron
decisivamente en los atenienses contra el poder macedonio.
Historia
Herodoto (484-424 a.C.), llamado «padre de la Historia» por aplicar a la historiografía
criterios científicos, escribió su Historia en nueve libros, donde recogió la crónica de
los países vecinos de Grecia (Persia, Egipto, etc.) y concluyó narrando las guerras entre
griegos y persas. Es un gran narrador, claro, ameno y a veces pintoresco, que recoge leyendas y sucesos recopilados en sus viajes.
Grabado de Herodoto. Biblioteca Nacional, Madrid.
6
El otro gran historiador griego fue Tucídides (465-395 a.C.). Al contrario que Herodoto,
tuvo una concepción realista de la historia, rechazando lo legendario y las intervenciones
divinas en los acontecimientos. Su Historia de la guerra del Peloponeso detalla en ocho
libros y con gran rigor y exactitud la larga contienda que enfrentó a atenienses y espartanos durante veintisiete años.
HISTORIA DE LA LITERATURA UNIVERSAL
Fábulas
Las fábulas son breves relatos de origen popular con enseñanza moral protagonizados
por animales. A Esopo, personaje probablemente legendario, se le considera el creador
de este género. En el siglo V a.C. circulaban por Atenas muchas de estas fábulas, llamadas
esópicas, que fueron recogidas y publicadas por el político, filósofo y orador ateniense
Demetrio de Falero en el siglo IV a.C.
PARA SABER MÁS
Pervivencia y evolución de las fábulas
Las fábulas de Esopo gozaron de gran popularidad ya desde
su origen en la Antigüedad. En la Edad Media fueron recogidas
por muchos escritores, sobre todo por su carácter moralizador y ejemplarizante, muy acorde con la mentalidad del
hombre medieval. En el ámbito hispánico, por ejemplo, aparecen fábulas de Esopo en El conde Lucanor, del infante don Juan
Manuel, y en El libro de buen amor, de Juan Ruiz, arcipreste de
Hita. El ingenio, la sencillez y la sabiduría que acumulan las fábulas aseguran su pervivencia en la tradición literaria durante
siglos –La Fontaine en Francia, en el siglo XVII, o Samaniego e
Iriarte en España, en el siglo XVIII–; hoy en día siguen gozando
de buena salud, frecuentemente asociadas al mundo infantil,
gracias al protagonismo y la humanización de los animales, y
también a su carácter didáctico.
Grabado de Fábulas adornadas
con estampas, de Félix María
de Samaniego. Biblioteca Nacional, Madrid.
El fabulista Esopo, por Velázquez. Museo del Prado, Madrid.
LECTURA
Historia de la guerra del Peloponeso, Tucídides
La figura de Pericles
Durante todo el tiempo que
estuvo al frente de la ciudad
en época de paz, la gobernó
con moderación y veló por
ella con seguridad, y durante
su mandato Atenas llegó a
ser la ciudad más poderosa; y una vez que la guerra
estalló, también en aquellas circunstancias quedó
claro que había previsto su
potencia. Sobrevivió dos
años y seis meses al inicio
del conflicto, y después de
su muerte se reconoció aún
más la clarividencia de sus
previsiones respecto a la
guerra. Sostenía, en efecto,
que los atenienses vencerían
si permanecían tranquilos
y se cuidaban de su flota
sin tratar de acrecentar su
imperio durante la guerra
y sin poner la ciudad en
peligro. Pero ellos hicieron
todo lo contrario, y, con
miras a sus ambiciones
particulares y a su particular
beneficio, emprendieron
una política diferente que
parecía no tener nada que
ver con la guerra y que
resultaba perjudicial para
sus intereses y los de sus
aliados. Era una política
que en los casos de éxito
redundaba sobre todo en
honor y provecho de los
particulares, pero que en
los fracasos acarreaba a la
ciudad un quebranto para
la guerra. La causa era que
Pericles, que gozaba de autoridad gracias a su prestigio
y a su talento, y resultaba
además manifiestamente
insobornable, tenía a la
multitud en su mano, aun en
libertad, y no se dejaba conducir por ella, sino que era
él quien la conducía; y esto
era así porque, al no haber
adquirido el poder por
medios ilícitos, no pretendía
halagarla en sus discursos,
sino que se atrevía incluso,
merced a su prestigio, a
enfrentarse a su enojo. Así,
siempre que los veía confiados de modo insolente e
inoportuno, los espantaba
con sus palabras hasta que
conseguía atemorizarlos, y,
al contrario, cuando los veía
dominados por un miedo
irracional, los hacía retornar
a la confianza. En estas
condiciones, aquello era de
nombre una democracia,
pero, en realidad, un gobierno del primer ciudadano.
Sus sucesores, en cambio, al
ser más iguales entre ellos y
aspirar cada uno a ser el primero, cambiaron de política
hasta el punto de someter
los asuntos públicos a los
antojos del pueblo.
El político ateniense Pericles
ostentó el mando de Atenas
en la guerra del Peloponeso
contra Esparta.
7
El teatro griego
El género dramático nació a finales del siglo VI a.C. y alcanzó
su máximo esplendor durante la democracia ateniense. El teatro tenía una clara función social y cívica y las representaciones
estaban vinculadas a festividades religiosas. Las obras conservadas
atestiguan la profundidad del pensamiento griego sobre el ser
humano.
La tragedia
Representación de la trilogía
Orestíada, de Esquilo, dirigida
por Mario Gas.
PARA SABER MÁS
Teorías sobre
el origen del teatro
Aunque existen varias hipótesis sobre los orígenes del
teatro griego, parece claro
que tuvo su origen en las
fiestas celebradas en honor
al dios Dionisos, alrededor
del siglo VI a.C. En estas
fiestas, grupos de personas disfrazadas de machos
cabríos (tragoi en griego, de
ahí el nombre de tragedia)
relataban episodios de la
vida de Dionisos. Cada uno
de ellos iba dirigido por un
individuo (el corifeo) que
dialogaba con el resto del
coro.
Con el tiempo, fueron
apareciendo actores que
dialogaban tanto con el
corifeo como con el resto
del coro; lo que empezó
siendo una comparsa se
convirtió en una representación, que se asentó
definitivamente al llevar la
representación a un lugar
fijo: el teatro.
8
El teatro griego tenía como principal finalidad hacer reflexionar al espectador sobre los
problemas que atañen al ser humano, de manera que la representación de la obra sirviese
de enseñanza. El espectador, al ver los trágicos sucesos que acontecen a los protagonistas,
experimenta un sentimiento llamado catarsis (término acuñado por Aristóteles),
que le purifica, sosiega sus pasiones negativas y le hace ser mejor persona y mejor ciudadano. Con ello, el teatro en Grecia no es solo una diversión o entretenimiento,
sino que cumple una función de educación social.
Los argumentos de la tragedia, extraídos siempre de leyendas mitológicas, tratan sobre
temas serios. Se centran en las dramáticas consecuencias de la lucha del hombre contra su
destino. La muerte y el dolor están muy presentes y suelen funcionar como consecuencia
y castigo para quien intenta cambiar su destino. Los protagonistas de la tragedia son héroes
o personajes de origen noble, por lo cual el lenguaje que emplean es elevado, solemne y
grandilocuente, propio de la altura y categoría de los personajes.
La representación de tragedias tuvo su esplendor durante la democracia ateniense,
en el siglo V a.C. Las obras se representaban en festivales dramáticos, costeados por
la ciudad, en los que el público asistía a múltiples representaciones y un jurado popular
concedía premios a las mejores tragedias.
La tragedia clásica estaba escrita en verso. Hay partes dialogadas y partes cantadas, y en
ellas cumple una función esencial el coro, que comenta las peripecias de los protagonistas,
les da la réplica, repite las ideas fundamentales y representa el sentir colectivo.
Los tres autores de tragedias más conocidos son:
• Esquilo (525-456 a.C.). El primero de los tres grandes trágicos es quien dio grandeza
y esplendor a este género teatral. Aumentó de uno a dos el número de actores, redujo
la importancia del coro, y dio prioridad a los diálogos. De él se conservan siete obras: la
trilogía Orestíada (compuesta por Agamenón, Coéforas y Euménides), Los persas, Los
siete contra Tebas, Las suplicantes y Prometeo encadenado.
• Sófocles (495-406 a.C.). Es el más clásico de los tres y el que eleva la tragedia a la perfección artística. También lleva a cabo cambios en el género, ya que aumenta de dos a tres el
número de personajes, añade más acción a las tramas, y potencia la decoración y la indumentaria de los actores. Sus personajes, aun siendo idealizados, son algo más humanos que
los de Esquilo. Se conservan siete obras completas de Sófocles: Áyax, Antígona (ver Obras
clave), Edipo rey, Las traquinianas, Electra, Filoctetes y Edipo en Colona.
• Eurípides (480-406 a.C.). Aunque en vida fue menos valorado que Esquilo y Sófocles, fue
el trágico más popular en época helenística. No tiene la grandiosidad de Sófocles, pero
sus personajes son mucho más humanos; introdujo –sin apartar del todo la mitología–
nuevos temas más modernos (la mujer, la psicología, la crítica a los dioses), y desarrolla
al máximo las pasiones más oscuras y truculentas, especialmente en personajes femeninos. Se conservan diecisiete tragedias suyas, entre ellas Alcestes, Medea, Andrómaca,
Las troyanas, Ifigenia en Táuride, Electra, Orestes y Las bacantes. También
se conserva un drama satírico, El cíclope.
HISTORIA DE LA LITERATURA UNIVERSAL
La comedia
SABÍAS QUE...
La comedia difiere bastante de la tragedia. Sus temas no son elevados, sus personajes
no son héroes, reyes ni dioses, y su intención es divertir y criticar ciertos aspectos
de su sociedad contemporánea, en muchos casos de cierta importancia: los militares,
los políticos, la justicia…
La comedia no suele tomar un episodio mítico, sino una aventura fantástica protagonizada
por un héroe ingenioso.
Solo conservamos comedias de época clásica de un autor: Aristófanes (445-386 a.C.).
En sus once comedias lo que domina es la fantasía carnavalesca, el humor disparatado,
la parodia, la bufonada. En sus obras hay fantasía, bullicio, sátira, chistes, cánticos y
mucha burla.
En algunas de sus comedias el coro no se compone de seres humanos y sale a escena
convenientemente disfrazado; este es el caso de Las avispas, Las aves, Las nubes,
o Las ranas. Otras comedias importantes de Aristófanes son Lisístrata, La asamblea de mujeres, o La paz.
Al estadio de comedia que representa Aristófanes se le denomina Comedia antigua. Más tarde surge una nueva modalidad, la
Comedia nueva, que presenta obras de tipo costumbrista: obras
de enredo en ambientes familiares, en un marco ciudadano casi
burgués, con tramas amorosas y personajes estereotipados (el
soldado fanfarrón, los jóvenes enamorados, el viejo, el avaro, el esclavo gracioso…), y presenta un humor menos disparatado que el
de Aristófanes. Este tipo de comedias, representado por el autor
Menandro (342-292 a.C.), tuvo gran éxito en su tiempo y fue muy
imitado por los comediógrafos romanos.
Máscara cómica griega
del siglo II a.C.
La representación
Las obras de teatro se
representaban bajo unas
condiciones muy concretas.
Los actores –todos hombres, incluso los que hacían
personajes femeninos– iban
ataviados con máscaras
y vestidos, lujosos en la
tragedia y grotescos en la
comedia. En las tragedias,
los actores calzaban unos
zuecos llamados coturnos,
que hacían parecer más altos a los actores y por ello
simbolizaban la dignidad
de los personajes. El coro,
que llevaba un vestuario
en función de a quién
representase (soldados,
marineros, muchachas…),
llevaba a cabo danzas y
cantos que se alternaban
con la declamación de los
actores.
LECTURA
Edipo rey, Sófocles
CRIADO. ¡Infeliz de mí! ¿Por qué? ¿Qué quieres saber?
EDIPO. ¿Le diste el niño de que este habla?
CRIADO. Se lo di, y ojalá me hubiese muerto aquel día.
EDIPO. Ahora morirás, si no hablas claro.
CRIADO. Más muerto soy si hablo claro. […]
EDIPO. ¿De dónde lo habías tomado? ¿Era propio o de algún
otro?
CRIADO. Mío, no, no era; alguien me lo dio.
EDIPO. ¿Alguno de estos ciudadanos? ¿De qué casa?
CRIADO. No, por los dioses; no me preguntes más, señor.
EDIPO. Como me obligues a repetir la pregunta, date
por muerto.
CRIADO. Bueno, pues era un niño de la casa de Layo.
EDIPO. ¿Siervo? ¿O hijo legítimo de su familia?
CRIADO. ¡Ay, ay de mí!, llego ya al borde de la palabra terrible
de decir.
EDIPO. Y de oír también; con todo, hay que oírla.
CRIADO. Le llamaban hijo de Layo. Tu mujer, que está en palacio, sabrá explicarlo todo claramente.
EDIPO. ¿Ella fue quien te lo entregó?
CRIADO. Ella misma, señor.
EDIPO. ¿Con qué objeto?
CRIADO. Para que acabase con él.
EDIPO. ¿Su propio hijo? ¡Malvada!
CRIADO. Sí, por miedo a unos funestos oráculos.
Teatro griego
de Epidauro.
EDIPO. ¿A cuáles?
CRIADO. Corría la fama de que había de dar muerte a sus padres.
EDIPO. Y tú, ¿por qué lo entregaste a este anciano?
CRIADO. Por pura compasión, señor, esperando que lo llevaría a
las lejanas tierras de donde él era. Él lo salvó,
y en mala hora lo hizo. Si tú eres en realidad el que
este dice, sábete que has nacido con mal hado.
EDIPO. ¡Ay, ay, ay! La verdad ha quedado desnuda. ¡Oh luz!, ¡por
postrera vez te vea mis ojos! Ya se ha descubierto:
nací de quienes no debiera; con quien no debiera
me casé, y he matado a quien menos debía. (Métese
precipitado en palacio; vanse los demás por los lados;
queda solo el coro.)
CORO. ¡Oh generaciones de los mortales! ¡Cómo vuestra vida no
monta para mí más que la nada! ¿Quién es, quién es el
hombre que roba a la dicha otra cosa que parecer y en
pareciendo desaparecer?
9