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CERVANTES Y SHAKESPEARE SUENAN A MÚSICA La novela Don Quijote de la Mancha de Cervantes y la comedia El sueño de una noche de verano de Shakespeare protagonizan este concierto a través de la música que inspiraron a compositores tan diferentes como Telemann (Suite Don Quijote), Purcell (Suite de la ópera La reina de las hadas) o Mendelssohn (El sueño de una noche de verano). Con la ayuda de un narrador, mayores y pequeños podrán apreciar la capacidad de la música para contar historias o describir situaciones y personajes. Un acercamiento musical a los libros en el año en que se conmemora el IV centenario de Shakespeare y Cervantes. Recomendado para niños a partir de 8 años. La reina de las hadas (cuyo título original en inglés es The Fairy Queen), es una semiópera con prólogo y cinco actos, con música de Henry Purcell y libreto en inglés anónimo, adaptación de la comedia de William Shakespeare "Sueño de una noche de verano". La Suite de “Don Quijote” bien podría ser una obra de un compositor español por la temática pero sin embargo, Telemann, a través de la música descriptiva, plasma a la perfección cada idea, describiendo los aconteceres que se suceden en la obra de Cervantes (1547-1616). Para entender la obra y lo que Telemann pretendía, tenemos que saber que la música descriptiva o programática es aquella que pretende expresar ideas e imágenes a través de los sonidos. La obra y el nombre de los movimientos están estrechamente relacionados con la estructura que Cervantes dio a su novela. El trote del caballo (presente ya desde la obertura) o la melancolía por el amor de Dulcinea (Suspiros de Dulcinea) hacen que esta música se considere una de las primeras composiciones programáticas para música de cámara aunque acercándose al estilo galante. “El Ataque a los molinos de viento” es quizá una de las partes de la novela más conocidas y que Telemann no pudo dejar escapar. La velocidad de la música, los cambios en la dinámica tanto ascendentes como descendentes, la tesitura de los violines y la repetición casi continua del galopar de los violoncellos, hacen presagiar una batalla contra unos gigantes inexistentes. El nerviosismo de Don Quijote y la rudeza de la disputa. En contraposición nos encontramos con la frágil Dulcinea del Toboso. Música delicada de matices suaves y armonías no demasiado complejas. Félix Mendelssohn compuso El sueño de una noche de verano entre el 8 de julio y el 6 de agosto de 1826. La habilidad artística, la originalidad y la madurez que Mendelssohn exhibe en esta pieza temprana son sorprendentes. Aunque las obras de Shakespeare se conocían desde hacía mucho tiempo en los países de habla alemana, este dramaturgo inglés no empezó a ser leído ampliamente en Alemania hasta que, en 1801, apareció una nueva serie de traducciones definitivas. Las nuevas versiones estaban teñidas de romanticismo y así lograron el difundido atractivo que tuvieron entre los artistas e intelectuales del siglo XIX. Mendelssohn, que leyó el drama una y otra vez en su jardín tenía apenas 17 años cuando le escribía a su hermana Fanny: "Me he acostumbrado a componer en nuestro jardín... Hoy o mañana voy a soñar allí el Sueño de una Noche de Verano” Es sorprendente que un muchacho joven pudiera componer una obra tan pulida y original como la Obertura de Sueño de una Noche de Verano. Lo que es aun más sorprendente es que la música capta perfectamente el espíritu inglés de la comedia de Shakespeare. Mendelssohn todavía no había visitado Inglaterra ni había viajado más allá de su tierra natal.