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Material de debate sobre los
pueblos sin Estado: Europa
Miquel Vidal i Millan
Publicado por Matxingune taldea en 2014
Tabla de contenidos
Albania ........................................................................................................................ 2
Alsacia-Lorena .............................................................................................................. 2
Armenia ....................................................................................................................... 3
Cataluña ....................................................................................................................... 3
Chequia ....................................................................................................................... 4
Creta ........................................................................................................................... 4
Croacia ........................................................................................................................ 5
Epiro ........................................................................................................................... 5
Eslovaquia .................................................................................................................... 6
Eslovenia ..................................................................................................................... 6
Euskalherria .................................................................................................................. 6
Finlandia ...................................................................................................................... 7
Flandes ........................................................................................................................ 7
Hungría ........................................................................................................................ 7
Irlanda ......................................................................................................................... 8
Kosovo ........................................................................................................................ 9
Lituania ....................................................................................................................... 9
Macedonia .................................................................................................................. 10
Polonia ....................................................................................................................... 10
Schleswig ................................................................................................................... 11
Transilvania ................................................................................................................ 11
Trieste y el Trentino ..................................................................................................... 11
Ucrania ...................................................................................................................... 12
Conclusión .................................................................................................................. 12
Hace poco más de un siglo, Antoni Rovira i Virgili publicó un libro titulado Història dels moviments
nacionalistes (Societat Catalana d'Edicions, Barcelona 1912), en el que analizó veintitrés conflictos
nacionales que bullían por aquel entonces en Europa. No se trata aquí de hacer en modo alguno una
crítica del libro, que es obra de un historiador clásico de la izquierda burguesa de la época (fue fundador
de Acció Catalana Republicana, diputado de Esquerra Republicana de Catalunya, vicepresidente del
parlamento catalán durante la guerra y presidente del mismo en el exilio), sino más bien de tomarlo
como pretexto para echar una ojeada a los movimientos que describe, ver cómo han ido evolucionando
en estos últimos cien años y, sobre todo, ser muy conscientes de que el derecho a la autodeterminación,
al contrario de lo que quieren hacernos creer los dirigentes de los actuales Estados, sí que se aplica
a Europa (fue enunciado al final de la primera guerra mundial por Lenin y Wilson, pensando en los
imperios zarista y austro-húngaro, respectivamente; se aplicó en los casos que vamos a ver, se ha
aplicado a la unificación de Alemania y se aplicará en los casos que aún quedan pendientes).
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Material de debate sobre los
pueblos sin Estado: Europa
Albania
Desde el siglo XV, los albaneses formaban parte del imperio otomano, aunque desde sus bases en
las montañas resistían a los ejércitos del sultán. En 1770 estalló una importante revuelta, y entre
1807 y 1822 conocieron una gran autonomía en la práctica, al estar las fuerzas armadas otomanas
debilitadas por su esfuerzo en las guerras napoleónicas. En 1870 se creó un periódico y una editorial
en albanés, que pronto fueron prohibidos. Los albaneses recibieron otro duro golpe, esta vez por parte
de las potencias europeas, que, en el congreso de Berlín de 1878, atribuyeron a Montenegro y Serbia
territorios del norte de Albania que habían conseguido liberarse de la «Sublime Puerta».
En 1908, la política asimilacionista de los Jóvenes Turcos provocó gran malestar en Albania. Un
alfabeto latino especialmente concebido para el idioma albanés fue prohibido (ironía de la historia,
veinte años después, el alfabeto latino sería obligatorio en toda Turquía tras las reformas de Mustafá
Kemal). Se sucedieron varios levantamientos armados, que culminarían en la gran insurrección de
1910, que obligó a los turcos a desplazar a Albania un ejército de cuarenta mil hombres.
En 1911, el gobierno turco llamó a filas a los reservistas albaneses con la intención de llevarles a
sofocar la revuelta que había estallado en Yemen. Miles de jóvenes albaneses cruzaron la frontera
de Montenegro; allí se procuraron armas y municiones y volvieron a su tierra para combatir por la
libertad de Albania. Al mismo tiempo se reunía en Sofía (Bulgaria) el Congreso Nacional Albanés, al
que enviaron delegados todos los distritos de Albania.
Evolución posterior. Tras la derrota otomana en la primera guerra balcánica, Albania proclamó
unilateralmente su independencia el 28 de noviembre de 1912. En abril de 1939 fue ocupada por
Italia; los partisanos la liberaron completamente en noviembre de 1944 y proclamaron la república
democrática.
Alsacia-Lorena
Alsacia pasó a formar parte de Francia en 1648; Lorena, en 1776. Alsacianos y loreneses partidarios
de la Revolución participaron en los combates en defensa de la República (Estrasburgo fue la primera
localidad en la que se cantó La Marsellesa): este compromiso reforzó su solidaridad hacia Francia.
En 1877, Pi i Margall1 se preguntaba en su obra Las Nacionalidades: «¿Qué criterio es el que ha
de prevalecer aquí? Alsacia y Lorena eran ya francesas por más que no lo fuesen ni su historia ni
su lengua. Vivían bajo la legislación y el régimen político de Francia; y por Francia habían peleado
heroicamente en las guerras de la República y el Imperio. Estaban ya identificados con ella cien veces
más que los bretones».
Así pues, cuando Bismarck anexionó Alsacia y parte de la Lorena a Alemania, pudo observar la
desafección de sus habitantes. En efecto, más de la tercera parte de los mismos decidió huir de su
tierra, y muchos miles solicitaron conservar la nacionalidad francesa. Al ver a la mayoría en su contra,
los alemanes jugaron con la carta que tenían a su favor: étnicamente, los alsacianos eran más alemanes
que franceses (su lengua es una variante del alto alemán, cercana al alemán de Suiza), así como la
mayoría de habitantes del norte de Lorena (Lorena es mayoritariamente francófona, pero Alemania
solo anexionó la parte septentrional, en la que vivía una importante población que hablaba fráncico,
la misma lengua germánica que se habla en Luxemburgo). Así, los alemanes alegaron que no estaban
«desnaturalizando» esas tierras, sino que iban a «devolverles su carácter original».
Rovira i Virgili afirma que se estaba creando una nueva nación, francesa en lo sociopolítico y alemana
en lo cultural. Este sentimiento germánico aumentó al llegar población inmigrante de origen prusiano
(inmigración que el imperio alemán había fomentado para rellenar el vacío dejado por los alsacianos
1
Francesc Pi i Margall (1824-1901) fue un abogado catalán que realizó su carrera política en Madrid y militó en el Partido Democrático. De
ideas republicanas, en 1864 tuvo que exiliarse a París, donde estudió la obra de Proudhon. Con la Revolución de 1868 regresó a Madrid y
creó el Partido Republicano Democrático Federal, cuya influencia estuvo bastante limitada a los territorios de lengua catalana. Ideólogo de
la revolución democrático-burguesa, en febrero y marzo de 1873 desaconsejó la proclamación de la República Catalana propugnada por los
revolucionarios de la AIT. Fue presidente de la Primera República Española del 11 de junio al 17 de julio de 1873. Tras la liquidación de la
República por los militares, se apartó de la política hasta 1886; cuando volvió a ser elegido diputado se opuso a la guerra de Cuba y propugnó
la independencia de las colonias de ultramar.
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pueblos sin Estado: Europa
y loreneses emigrados). En 1891 se fundó el Partido Socialista de Alsacia y Lorena, que obtuvo la
mayoría en varios municipios, en los que introdujo el francés en la escuela primaria; Berlín vetó la
medida, pero ofreció a cambio permitir su uso voluntario, con ciertas restricciones. En 1909 empezó
a hablarse de una posible autonomía, y las negociaciones culminaron en 1911, con la proclamación
de una constitución de Alsacia-Lorena, muy por debajo de las expectativas de los autonomistas, pero
que introdujo algún progreso claro, como la creación de una asamblea elegida por sufragio universal,
lo que permitió al partido socialista convertirse en la segunda fuerza política.
Evolución posterior. La derrota alemana en la primera guerra mundial puso Alsacia y el norte de
Lorena bajo el control de la República Francesa. Esto solo se interrumpió durante la segunda guerra
mundial, cuando volvieron a Alemania entre junio de 1940 y noviembre de 1944. Desde 1992, Francia
permite la enseñanza del alsaciano y del fráncico.
Armenia
A comienzos del siglo XIX, Armenia estaba repartida entre Turquía, Persia y Georgia. La anexión
de Georgia por el imperio zarista en 1802 y la victoria rusa sobre Persia en 1827 hicieron que desde
entonces Armenia solo dependiera de Turquía y Rusia. A finales de siglo hubo varias matanzas de
armenios en la zona sometida al imperio otomano, que culminarían en los terribles genocidios de
principios del siglo XX.
Evolución posterior. El peor acto de genocidio tuvo lugar entre 1915 y 1916 y provocó entre un
millón y un millón y medio de muertos. Tras la derrota otomana en la primera guerra mundial, el
Tratado de Sèvres preveía en 1920 la creación de un Estado armenio independiente, pero la posterior
contraofensiva turca llevó a anular dicho tratado, que fue sustituido por el de Lausana en 1923, en
virtud del cual Armenia quedaba en manos de la República de Turquía. La parte rusa pasó a constituir
el 29 de noviembre de 1920 la República Soviética de Armenia (que de 1922 a 1936 estuvo integrada
en la Répública Socialista Federativa Soviética de Transcaucasia). Dentro del proceso de disolución
de la URSS, Armenia eligió la independencia el 21 de septiembre de 1991.
Cataluña
En la revuelta de 1640, conocida como guerra dels Segadors, los sublevados mataron al virrey y
proclamaron la república. Tras doce años de guerra se llegó a un acuerdo con el monarca a cambio de la
amnistía general y el reconocimiento de las instituciones catalanas. Éstas durarían hasta el siglo XVIII,
cuando fueron suprimidas por la monarquía borbónica tras la cruenta guerra de sucesión. La represión
fue brutal (incluso se prohibieron los cuchillos con punta, y todo instrumento cortante debía estar sujeto
a las mesas con cadenas, para que no pudieran utilizarse como armas). Durante los siguientes cien años,
no solo la alta burguesía abandonó la lengua catalana, sino que la mayoría de intelectuales y escritores
la dieron por muerta, aunque seguía viva entre el pueblo. Napoleón, tras colocar en el trono de España
a su hermano, consideró que Cataluña constituía una entidad suficientemente diferenciada como para
separarla del reino de José I e incorporarla al Imperio. Su derrota posterior ante las monarquías
absolutas de la vieja Europa impidió la continuidad de esa experiencia, que tuvo una vida efímera.
En 1859 se restablecieron los juegos florales y, a finales del siglo XIX, no solo había renacido
la poesía catalana, sino que también existía un teatro catalán, una música catalana e incluso un
periodismo catalán. Del movimiento cultural se pasaría al político: la agitación social y política
culminaría con el fin de la monarquía. La izquierda proclamó la república catalana en 1873, pero el
federalista Pi i Margall la hizo fracasar, lo que marcó la escisión entre el republicanismo federal y el
independentismo1. En 1882 se funda el Centro Catalán (entiéndase «centro» no como equidistancia
entre derecha e izquierda, sino como «lugar de reunión»), que dirigió un memorial de agravios a
Alfonso XII.
En 1898, el regeneracionista Polavieja ofreció reformas descentralizadoras. La derecha catalana se
mostró entusiasta, pero la izquierda advirtió del enorme cinismo de un militar capaz de presentarse
como autonomista tras haber estado masacrando patriotas filipinos y habiendo mandado fusilar al líder
de estos, el doctor Rizal. Polavieja prometió varios avances (como la provincia única o el concierto
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Material de debate sobre los
pueblos sin Estado: Europa
económico) y ello atrajo a los catalanistas más cándidos. En 1901, elementos burgueses crearon la
Liga Regionalista, que en las elecciones municipales de ese año se impondría en Barcelona y que en
las siguientes barrió a los partidos españoles de la mayoría de consistorios catalanes. Esa victoria de
1905 fue la que desencadenó el asalto y destrucción de imprentas catalanas y redacciones de periódicos
por parte de miembros del ejército español. El gobierno remató la faena cerrando publicaciones,
encarcelando periodistas y suprimiendo las garantías constitucionales. En 1912, las diputaciones de
Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona solicitaron la constitución de una «mancomunidad» que pudiera
tratar los asuntos generales de Cataluña.
Evolución posterior. La Mancomunidad vio la luz en 1914 pero sería disuelta en 1925 por la dictadura
española. En 1922 se había fundado Estat Català, partido independentista que en 1925 organizó un
grupo militar, la Bandera Negra, que protagonizó un atentado fallido contra Alfonso XIII e intentó
movilizar un cuerpo de voluntarios independentistas armados en Cataluña Norte. Tras la caída de la
dictadura, muchos elementos de Estat Català auspiciaron la creación de Esquerra Republicana de
Catalunya, que ganaría las elecciones de 1931, tras las cuales Francesc Macià proclamó la República
Catalana, que, al cabo de unos días de negociaciones con enviados del gobierno republicano español,
se convirtió en «Generalitat de Catalunya». Esta siguió las vicisitudes de la república española: el
final de la guerra y el triunfo del fascismo llevaron a la supresión de la autonomía y al fusilamiento del
presidente catalán, Lluís Companys. La autonomía no volvería hasta cuarenta años después, aplicada
por separado a las «comunidades» balear, catalana y valenciana. El independentismo conoció un
auge muy importante en el siglo XXI, movilizando a millones de ciudadanos.
Chequia
Desde la edad media había muchos alemanes que fueron asentándose en Bohemia y Moravia, hasta
el punto de que el alemán se convirtió en único idioma oficial hasta el siglo XV. Como parte del
imperio austriaco, las clases dominantes dejaron el checo por el alemán; en 1774, la única lengua de la
enseñanza superior era el alemán, y en el siglo XIX el idioma checo parecía al borde de la desaparición.
Los checos participaron con entusiasmo en la «primavera de los pueblos» de 1848, que expulsó a
Metternich e hizo vacilar el trono de los Habsburgo. El nuevo gobierno austriaco tuvo que reconocer
la igualdad del idioma checo y el alemán; ese mismo año se celebró una asamblea de todos los partidos
eslavos del imperio; en sus conclusiones, pedían la reorganización de Austria como Estado federal.
El emperador se opuso y Praga fue bombardeada.
Oprimidos pero no vencidos, los checos desplegaron una resistencia cultural, dirigida sobre todo a
salvar la lengua. En 1881 crearon su teatro nacional, y en 1882 consiguieron abrir una universidad
checa. Los comunistas (denominados en la época socialdemócratas) celebraron un congreso en Brno,
la capital de Moravia, en el que aprobaron un programa que preconizaba la conversión del imperio
austro-húngaro en Estado democrático federal. En 1903, los checos consideraron que podían pasar
a una etapa superior y constituyeron el Consejo Nacional Checo, en el que participaron todos los
partidos políticos.
Evolución posterior. Tras la caída del imperio austro-húngaro, Bohemia, Moravia y Eslovaquia se
unieron en una República Checoslovaca independiente. El 1 de enero de 1993, Bohemia y Moravia,
bajo la denominación oficial de República Checa, alcanzaban la plena independencia.
Creta
Bajo dominio otomano, la revuelta de 1866 logró arrancar a la «Sublime Puerta» la igualdad de
derechos entre musulmanes y católicos y la cooficialidad entre el turco y el griego. En 1878,
Creta obtuvo la autonomía, pero las clases dominantes promovieron varios desórdenes en 1899 y
consiguieron que el sultán la aboliera. Vista la inutilidad del régimen autonómico, la lucha armada
empezó en 1895: las partidas cretenses derrotaron al ejército otomano en las montañas, pero este
respondía con sangrientas represalias en la zona del litoral. El miedo a un triunfo de la insurrección
llevó a las grandes potencias a tomar cartas en el asunto, y en 1897 desembarcaron en la isla
guarniciones alemanas, austro-húngaras, francesas, inglesas, italianas y rusas que instauraron un
protectorado de hecho.
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pueblos sin Estado: Europa
Pero la aspiración de los cretenses era la de unirse en un solo Estado con todos los demás griegos. En
1905 estalló una nueva insurrección, que duró varios meses y finalizó en un pacto con las potencias
ocupantes (entrega de las armas contra amnistía general) que les llevó a abandonar progresivamente
la isla. La unión de Creta con Grecia estaba más cerca que nunca, pero en 1908 tomaron el poder en
Estambul los Jóvenes Turcos, que hicieron valer la todavía vigente soberanía nominal turca sobre la
isla para excluir toda posibilidad de unión con Grecia.
Evolución posterior. Las guerras balcánicas marcaron el fin definitivo del poder otomano en Europa;
el 14 de diciembre de 1913, Creta fue oficialmente incorporada a Grecia.
Croacia
La nación serbocroata recibió un golpe mortal ya en el siglo XI, cuando unas disputas meramente
religiosas separaron a los serbocroatas occidentales de los orientales. En efecto, los primeros juraron
fidelidad al pontífice romano, mientras que los segundos abrazaban la ortodoxia. Esto les llevó incluso
a adoptar dos alfabetos distintos: el latino en occidente y el cirílico en oriente: una misma lengua
presentaba un aspecto muy diferente si era escrita por unos u otros.
En 1526, el archiduque de Austria pasó a ser rey de Hungría, Bohemia y Croacia; dentro del imperio
plurinacional de los Habsburgo, Croacia gozó de una autonomía relativa hasta 1775, año en el que
la emperatriz convirtió a toda Croacia, salvo la costa dálmata, en una simple provincia húngara. En
1809, Croacia pasó a formar parte de las Provincias Ilirias, creadas por Napoleón. Tras la victoria de la
Santa Alianza, muchos croatas llamaron «ilírico» a su movimiento nacional, lo que llevó al gobierno
imperial a prohibir ese término y a imponer el húngaro como idioma oficial.
Tras la derrota del imperio ante Prusia (1866), Croacia pasó a ser un peón entre quienes se disputaban
la hegemonía del viejo imperio: los austriacos y los húngaros. Estos últimos les prometieron apoyar
las pretensiones autonomistas que les presentara el parlamento croata, pero diseñaron un sistema
electoral que redujo al mínimo la representación de los autonomistas. Así, el estatuto de 1868 no fue
otra cosa que una mera descentralización administrativa; en 1873 fue ligeramente modificado ante la
presión de los autonomistas. Estos lanzaron entonces la consigna del «trialismo», para que los eslavos
del imperio dual tuvieran el mismo peso que los austriacos y los húngaros. Lamentablemente, las
cuestiones religiosas que enfrentaban a los eslavos entre sí fueron una baza que supieron jugar las
autoridades imperiales.
A pesar de todo, logró constituirse una coalición croatoserbia que en 1908 logró la mayoría absoluta
en el parlamento de Zagreb; ese Parlamento fue rápidamente disuelto, así como la universidad. De
hecho, los sucesivos parlamentos croatas fueron disueltos uno tras otro por decreto (el motivo aducido
en enero de 1912 era que «la composición del parlamento no permitía esperar que realizase su labor»).
Evolución posterior. Tras la primera guerra mundial, los croatas entraron a formar parte de la unión
que se llamaría Yugoslavia. Durante la segunda guerra mundial se creó un Estado croata fascista, que
tuvo que ceder la mayor parte de la costa adriática a la Italia de Mussolini. Tras la segunda guerra
mundial se constituyó la República Popular de Croacia dentro de la nueva federación yugoslava. En
1963 pasó a denominarse República Socialista de Croacia. El 25 de junio de 1991, dentro del proceso
de disolución de la República Federativa Socialista de Yugoslavia, Croacia declaró unilateralmente
su independencia. Serbia se opuso y le declaró la guerra: es terrible ver como unas querellas
religiosas viejas de mil años podían seguir suscitando tal animosidad entre gentes de la misma nación,
que hablan una misma lengua (luego ocurriría algo parecido en Bosnia, cuyos habitantes también
son serbocroatas, en su mayoría de religión musulmana). El 22 de mayo de 1992, Croacia y BosniaHerzegovina pasarán a formar parte de las Naciones Unidas.
Epiro
La Grecia que logró la independencia en 1830 era mucho menor que la de hoy en día: los griegos
consiguieron llegar a sus fronteras actuales gracias a las sucesivas derrotas del imperio otomano en las
guerras balcánicas; en el fondo, su deseo (lo que se llamó «la Gran Idea») era apoderarse por completo
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pueblos sin Estado: Europa
de la totalidad del Epiro, de Macedonia y de Tracia, además de la costa jónica de Turquía y crear un
poderoso Estado que recuperaría la capital del imperio bizantino, Constantinopla.
Evolución posterior. Cuando Grecia pretendió anexionarse el Epiro en 1913 chocó con la oposición
de Austria e Italia. Al principio, Francia defendió la posición griega, pero la empujó hacia la
neutralidad la descarada germanofilia del rey Constantino I (no en vano era hijo de un príncipe
danés, pues su padre había nacido Guillermo de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg, antes
de convertirse en Jorge I de Grecia). Así, el norte del Epiro fue incorporado a Albania.
Eslovaquia
Eslovaquia estaba sometida a los Habsburgo desde el siglo XVI. El compromiso de 1867 (Ausgleich),
que convirtió el imperio en una monarquía dual, dejó a los eslovacos en la parte controlada por la
monarquía húngara, y pronto comprendieron que los derechos de los pueblos, que Hungría había
esgrimido frente a Austria, no iban a serles respetados por los nuevos amos. El gobierno húngaro
sometió la producción literaria eslovaca a una censura estricta; incluso hubo poetas encarcelados y
sacerdotes deportados.
En 1907, los habitantes de #ernová se negaron a abrir la nueva iglesia hasta que no pudiera regresar al
pueblo su párroco represaliado. El gobierno envió a #ernová a un obispo húngaro, rodeado de policías
armados, para que inaugurara la iglesia. Cuando la gente del pueblo formó una cadena humana para
impedirlo, los guardias húngaros dispararon y provocaron quince muertos y muchos heridos, a quienes
incluso se les negó la admisión en los hospitales.
Para mostrar que los regímenes opresores actuales no han innovado gran cosa, recordemos que en
la Eslovaquia sometida ya se perseguía a quienes iban a recibir a los presos políticos que salían de
la cárcel, y que se consideraban «actos de rebeldía» los homenajes que los eslovacos rendían a sus
combatientes asesinados.
Evolución posterior. Tras la caída del imperio austro-húngaro, Bohemia, Moravia y Eslovaquia se
unieron en una República Checoslovaca independiente. El 1 de enero de 1993, Eslovaquia alcanzó
la plena independencia.
Eslovenia
Sometida a los Habsburgo desde el siglo XIII, Eslovenia formaba parte del imperio austro-húngaro,
del que solo pudo liberarse temporalmente en 1809, cuando Napoleón creó las Provincias Ilirias. En
1815, la Santa Alianza devolvió los eslovenos a Austria-Hungría, donde los militantes autonomistas
lanzaron la consigna del «trialismo», es decir: en lugar de un imperio austro-húngaro, uno que fuese
austro-húngaro-eslavo.
Evolución posterior. Tras la primera guerra mundial, los eslovenos se unieron con los serbocroatas
para formar lo que sería Yugoslavia. Durante la segunda guerra mundial, Eslovenia fue repartida
entre sus tres vecinos fascistas: Alemania, Italia y Hungría. Derrotados estos por la resistencia
comunista, Eslovenia pasó a ser una de las seis repúblicas de la nueva Yugoslavia. El 25 de junio de
1991, dentro del proceso de disolución de la República Federativa Socialista de Yugoslavia, Eslovenia
accedió a la plena independencia.
Euskalherria
No voy a caer en la pretensión de querer explicar la historia de Euskalherria en una publicación con
una mayoría de lectores vascos. En su libro, Rovira i Virgili cita la obra de Arana y destaca la aparición
de la izquierda abertzale en 1911, que suprimió de sus principios el lema Jaungoikoa eta Legezaharra
y lo sustituyó por Aberri ta Askatasuna.
Evolución posterior. La dictadura de Primo de Rivera clausuró las sedes del EAJ/PNV y prohibió su
prensa. En 1930, el ala izquierda del partido se escindió y fundó EAE/ANV. En 1936, Agirre presidirá
el gobierno vasco, que la ofensiva fascista llevará al exilio al año siguiente. Durante la dictadura
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franquista se crea ETA, que se convertirá en la referencia del nuevo movimiento abertzale. En 1979,
el Estado español accedió a dar una autonomía separada a la Comunidad Foral de Navarra (CFN)
y la Comunidad Autonómica Vasca (CAV).
Finlandia
Ocupada por el ejército sueco en el siglo XII, Finlandia fue una provincia de Suecia durante siete
siglos, hasta que en 1808 fue invadida por los rusos. Al año siguiente, el zar Alejandro I se proclamó
gran duque de Finlandia y otorgó a los finlandeses una amplia autonomía, que pudieron disfrutar
durante un siglo.
En efecto, porque Nicolás II veía las cosas de otra manera; apoyado por la poderosa iglesia ortodoxa,
que no podía tolerar la existencia de una floreciente nación protestante a las puertas de San Petersburgo,
exigió que el ejército finlandés sirviera en territorio ruso, lo que era contrario a la Constitución
finlandesa de 1809. El parlamento finlandés rechazó esa pretensión y el zar abolió la autonomía en
1899. Nicolás II nombró gobernador general de Finlandia a un general, que sería ejecutado por la
resistencia en 1904. Los acontecimientos se precipitaron: el ejército zarista caía derrotado frente a
Japón y en todo el imperio se preparaba la insurrección, que en octubre de 1905 estalló en Finlandia;
tras ocho días de huelga general, el zar cedió y restableció la Constitución de 1809. Empujados por los
comunistas (o socialdemócratas, como entonces se llamaban), los diputados finlandeses establecieron
nuevas normas de funcionamiento, como el sufragio universal ampliado a las mujeres, que hizo que
de las elecciones siguientes surgieran diecinueve diputadas, caso inaudito en 1907, y no solo en los
dominios del zar (en el Estado español no hubo ninguna diputada hasta las primeras elecciones de la
II República, y solo fueron tres).
Pero el triunfo finlandés se debía a la delicada situación momentánea de Nicolás II. En 1910, hecha
la paz con Japón y sofocada la revolución en Rusia, el zar dictó una nueva ley contra la autonomía
de Finlandia.
Evolución posterior. La caída del zarismo hizo que Finlandia fuera plenamente independiente el 16
de mayo de 1918 (independencia ya reconocida el 3 de marzo por el Tratado de Brest-Litovsk entre
los bolcheviques y los beligerantes del frente oriental).
Flandes
Bélgica nació de la intervención de Luis Felipe de Francia en apoyo de una rebelión popular contra
Guillermo de Orange. Fue así como un territorio constituido por un 60% de flamencos (de lengua
neerlandesa) y un 40% de valones (de lengua francesa) nacía bajo la hegemonía política y cultural
del grupo étnico minoritario.
Evolución posterior. Esa contradicción entre la fuerza dominante y la mayoría fue motivo de gran
inestabilidad, pues en un sistema formalmente democrático una minoría solo puede imponerse
mediante un sistema de apartheid (lo que sucede en situaciones coloniales o paracoloniales, como
en Israel), y eso hizo que tanto la mayoría subyugada flamenca como la minoría dominante valona
terminasen por aceptar una solución federal, que parece que ya no da más de sí. El ascenso irresistible
del independentismo flamenco a cada convocatoria de elecciones bloqueó durante veinte meses la
formación de gobierno en Bélgica (de abril de 2010 a diciembre de 2011), y parece muy difícil que
puedan seguir escamoteándose los derechos del grupo mayoritario, que proclama abiertamente su
voluntad de independencia.
Hungría
Sometidos a los Habsburgo, los húngaros participaron activamente en la «primavera de los pueblos»
de 1848 y lograron que el propio imperio pasase a ser una monarquía dual (austro-húngara) en 1867,
aprovechándose de la debilidad del emperador austriaco, vencido en Sadowa por los alemanes. El río
Leita separaba ambos reinos, por lo que la parte austriaca se conocía como Cisleitania, y la húngara,
como Transleitania.
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Material de debate sobre los
pueblos sin Estado: Europa
Gracias a ese pacto, Hungría gozó de una amplísima autonomía, pero había militantes independentistas
que aspiraban a la ruptura definitiva con el imperio. Las elecciones de 1905 dieron la victoria a una
amplia coalición de partidos independentistas, pero los ministros del emperador supieron aprovecharse
de sus contradicciones de clase para dividirlos: la propuesta del gobierno de instaurar el sufragio
universal, inaceptable para la oligarquía terrateniente y la iglesia católica, fragmentó la coalición a
finales de 1909.
Evolución posterior. El 30 de octubre de 1918, los consejos de obreros y soldados toman Budapest
en la llamada «revolución de los crisantemos». El 16 de noviembre proclaman la República Popular
Húngara, que el 21 de marzo del año siguiente se convirtió en República Soviética, que fue atacada
por los ejércitos checoslovaco y rumano, temerosos del ejemplo que podía mostrar a toda Europa
central, y sobre todo a los húngaros de Eslovaquia y Transilvania. El gobierno obrero cayó, pero la
independencia de Hungría ya no corría peligro.
Irlanda
Tras la victoria de la insurrección de las colonias de Norteamérica sobre el imperio británico, estalló
una revuelta en Irlanda: en 1782, los batallones de voluntarios llegaron a constituir una fuerza de
sesenta mil hombres armados; Inglaterra consintió en dejar de tener a Irlanda como colonia, y la
isla solo quedó ligada por la corona (era el «reino unido» de Gran Bretaña e Irlanda). Pero los
gobernadores ingleses seguían desarrollando una política agresiva y asimilacionista. En 1798 estalló
una gran revuelta irlandesa, que solicitó la ayuda de la República Francesa, que llegó a enviar un
cuerpo expedicionario a la isla. Pero la supremacía naval inglesa llevó pronto al aislamiento de los
insurgentes. Con la derrota de estos, el parlamento irlandés sería suprimido en 1800, en una vergonzosa
campaña de compra de votos, chantajes y falsas promesas. En esas condiciones llegó la catástrofe: la
gran hambruna de 1843, que provocó la muerte de más de setecientos mil niños. Centenares de miles
de irlandeses emigraron a los Estados Unidos.
Irlanda también participó en la «primavera de los pueblos» de 1848, cuando una pequeña organización
llamada Joven Irlanda lanzó una rebelión contra la policía que obligó a Inglaterra a mandar grandes
refuerzos. La rebelión fue sofocada y sus dirigentes deportados a Tasmania, pero su esfuerzo no había
sido vano, pues de ahí nacerían varios movimientos independentistas que acabarían confluyendo en
la Hermandad Republicana Irlandesa. Los fenianos (cuyo nombre procede del irlandés fianna, plural
de fian, que significa «guerrero»), constituyeron un movimiento revolucionario que se distinguió por
sus acciones atrevidas, como el asalto al castillo de Mumhan o, en la propia Inglaterra, la voladura de
la cárcel de Clerkenwell y los ataques a la policía.
El primer ministro liberal británico Gladstone intentó apaciguar a los irlandeses con un estatuto de
autonomía (Home Rule), pero vio como muchos miembros de su propio partido se juntaban con los
conservadores para hacer naufragar el proyecto: corría el año 1886. Glasdstone se vio obligado a
dimitir, pero volvió a intentarlo ocho años después, con un proyecto que logró la aprobación de la
Cámara de los Comunes, pero que fue rechazado por los Lores.
En las elecciones británicas de 1910, hallándose los liberales con dificultades para formar una mayoría
suficiente, pactaron con los diputados irlandeses; los conservadores dieron por hecho que tal acuerdo
les perjudicaría ante la opinión pública inglesa e iniciaron una feroz campaña contra la autonomía. Para
su gran sorpresa, se vieron arrollados por una unión de liberales, socialistas y nacionalistas irlandeses.
Solo quedaba el mismo escollo que en 1894: la Cámara de los Lores. Fuertes de su victoria, esos
partidos amenazaron a los lores con hacer que el rey nombrase quinientos nuevos lores a propuesta del
gobierno; temiendo quedar en minoría, los viejos lores cedieron y aprobaron la Home Rule en 1912.
Evolución posterior. En marzo de 1914, los unionistas del norte de Irlanda amenazaron con tomar
las armas si se aplicaba la Home Rule. El gobierno se opuso, pero muchos militares británicos
estacionados en Irlanda advirtieron que se negarían a combatir un alzamiento unionista y el rey se
puso al lado de ese «pronunciamiento». Se congeló la Home Rule, y el Sinn Féin, heredero de la
Hermandad Republicana, respondió con el Alzamiento de pascua de 1916. Las elecciones generales
británicas de diciembre de 1918 dieron al Sinn Féin la mayoría en setenta distritos de Irlanda, pero sus
diputados no ocuparon sus escaños, sino que proclamaron unilateralmente la República de Irlanda el
21 de enero de 1919. Ese mismo día empezaron a actuar los voluntarios del IRA (Ejército Republicano
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Material de debate sobre los
pueblos sin Estado: Europa
Irlandés). En abril hubo una huelga general en Limerick y al año siguiente los trabajadores del puerto
de Dublín se negaron a descargar material militar británico. La policía británica se vio obligada a
abandonar las regiones rurales, que quedaron en manos del IRA. El gobierno republicano, a finales
de 1920, controlaba veintiuno de los treinta y dos condados. En marzo de 1921, el parlamento irlandés
declaró oficialmente la guerra al imperio británico. El 6 de diciembre, un tratado anglo-irlandés,
negociado entre el primer ministro Lloyd George (acompañado por Churchill y Chamberlain) y
Michel Collins (ministro de Hacienda de la República de Irlanda y dirigente del IRA) establecía la
división de la isla: el norte debería tener un estatuto distinto del sur. La mayoría de independentistas
irlandeses se opuso a ese tratado. De Valera rompió con Collins y así empezó la guerra civil, que
acabaría con la aceptación de la partición por De Valera, que en 1926 había abandonado el Sinn
Féin. La guerra civil seguiría larvada en el norte, donde el IRA atacó repetidamente la nueva frontera
intrairlandesa entre 1956 y 1962. En 1970, tanto el Sinn Féin como el IRA conocen una escisión
entre «oficiales» y «provisionales». En 1974 se escindirá del Sinn Féin oficial el Partido Socialista
Republicano Irlandés (que creará su organización armada, el INLA). El IRA provisional actuó con
fuerza a partir de 1970 en defensa de los barrios católicos de Irlanda del Norte y atacó al ejército
británico. En enero de 1972, este disparó contra una marcha pacífica y mató a catorce irlandeses
(Bloody Sunday); en julio llegará la respuesta del IRA, cuando más de veinte bombas estallan en
Belfast. Al año siguiente, el IRA golpea en Londres. En 1976, los británicos dejan de tratar a los presos
del IRA y del INLA como prisioneros de guerra; estos se negarán a llevar el uniforme de los presos
comunes, irán cubiertos solo con una manta y organizarán «huelgas de aseo». En 1981 la protesta
culminará en las huelgas de hambre que llevarán a la muerte a Bobby Sands, otros cinco militantes
del IRA y tres del INLA. En 1994, el IRA declara un alto el fuego que durará un año y medio. En 1997,
tras la victoria laborista en Londres, otro alto el fuego acabará desembocando en los «Acuerdos del
viernes santo», que refuerzan la autonomía del norte y prevén instancias de cooperación entre norte
y sur. Algunos militantes opuestos al acuerdo seguirán la lucha con el nombre de IRA Auténtico.
Kosovo
Rovira i Virgili se refiere a Kosovo como «la Vieja Serbia», es decir, la región que los serbios
consideran su patria original y que siguió bajo dominio otomano cuando Serbia alcanzó la
independencia tras la insurrección de 1815.
Evolución posterior. Tras la derrota otomana en la primera guerra mundial, Kosovo pasó a formar
parte de Albania, y como el resto de Albania sufrió la anexión de la Italia fascista en abril de 1939.
Los partisanos que expulsaron a los fascistas y a sus aliados nazis negociaron con los yugoslavos la
cesión provisional de Kosovo a cambio de la promesa de que se celebraría un plebiscito. Al ser todos
los partisanos de tendencia comunista, los albaneses confiaron en la palabra dada por Tito, pero este
escamoteó la consulta a cambio de un estatuto de autonomía en el marco de Serbia. Esa autonomía
sería revocada en 1989; entonces, los kosovares se rebelaron y proclamaron su independencia el 22
de septiembre de 1991, pero Yugoslavia no acató esa decisión y empezó una cruenta guerra en la
que la OTAN tomó cartas en el asunto, llevando a cabo una campaña de bombardeos aéreos tanto
sobre Kosovo como sobre Serbia en la que participaron más de mil aeronaves que realizaron cerca
de cuarenta mil misiones de combate. Los bombardeos no cesaron hasta el fin de la guerra, en julio
de 1999. Kosovo pasaba a ser una especie de protectorado de las Naciones Unidas. El 17 de febrero
de 2008, el parlamento kosovar declaró unilateralmente la independencia.
Lituania
Menos conocido que el reparto de Polonia, es el que sufrió Lituania en 1795 dividió su territorio entre
el imperio ruso y el reino de Prusia. Para agravar la situación, las clases dominantes lituanas estaban
totalmente polaquizadas, y el lituano se había convertido en un idioma de campesinos (una «lengua
de corderos», en palabras de un obispo polaco), que fue prohibido en la prensa, en la escuela y en la
iglesia, lo que hacía peligrar la propia existencia de la nación lituana. Un millón de lituanos tiró la
toalla y decidió tomar el camino de la emigración.
Una primera recuperación se iniciaría en 1861, cuando se logró la abolición de la servidumbre, lo que
hizo aumentar el nivel de vida de los campesinos, algunos de los cuales pudieron incluso dar estudios
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Material de debate sobre los
pueblos sin Estado: Europa
a sus hijos. La falta de unificación del país también fue aprovechada: si el zar prohibía imprimir libros
en alfabeto latino, los lituanos los llevaban a imprentas de la zona ocupada por Prusia. Así, a finales
del siglo XIX hubo un floreciente renacimiento literario y patriótico.
La revolución de 1905 obligó al zar a derogar la ley que prohibía el uso del alfabeto latino. Los lituanos
lograron así que su lengua pudiera estar presente en la enseñanza primaria. En diciembre se reunió en
Vilna una Asamblea Nacional Lituana que hizo que los ministros reformistas de Stolypin propusieran
anteproyectos de autonomía.
Evolución posterior. Durante la primera guerra mundial, Lituania estuvo ocupada por el ejército
alemán. Con el fin de la guerra, Lituania logró la independencia el 16 de febrero de 1918, pero ese
mismo año fue invadida por el ejército de la República de Polonia, que le arrebató buena parte de
su territorio (incluida su capital, Vilna). En 1940, el ejército rojo entró en Lituania y proclamó la
República Socialista Soviética de Lituania; esta duraría hasta la agresión nazi de junio de 1941, que
ocupó Lituania y asesinó a decenas de miles de lituanos, muchos de ellos judíos. Tras la derrota nazi,
Lituania volvió a constituirse en República Socialista en el seno de la Unión Soviética. En 1989, el
nacionalismo lituano triunfó en las elecciones y proclamó la independencia el 11 de marzo de 1990. El
fracaso de una intentona militar por parte de Gorbachov hizo que la Lituania independiente lograra
el reconocimiento de la comunidad internacional.
Macedonia
Bajo dominio otomano desde el siglo XV, Macedonia debía pasar a formar parte de Bulgaria tras la
guerra ruso-turca de 1877, pero las potencias de Europa central y occidental decidieron devolverla a la
«Sublime Puerta». En 1902 estalló una insurrección nacionalista, pero poco podían hacer las milicias
macedonias frente al todavía poderoso ejército del sultán. Además, Austria y Rusia aconsejaron a
Bulgaria y Serbia que no apoyasen la revuelta macedonia.
El acceso al poder de los Jóvenes Turcos en 1908 desencadenó una espiral de acción y represión en
la que los atentados y las matanzas eran cada vez más importantes.
Evolución posterior. En 1913 tuvo lugar un reparto de Macedonia entre Bulgaria, Grecia y Serbia.
La derrota de Bulgaria en la primera guerra mundial le hizo perder casi toda su parte. Ante la
pugna entre búlgaros y serbios para apropiarse del territorio (e incluso de la lengua, que ambas
partes reivindicaban como dialecto de la suya), la Internacional Comunista zanjó la cuestión en
1934 afirmando claramente la existencia de una nación macedonia aparte. El sur de Macedonia,
poblado mayoritariamente por griegos, forma parte de la República Helénica; el norte, en el que
conviven eslavos y albaneses, fue parte del Reino de Yugoslavia y constituyó en 1946 la República
Popular de Macedonia dentro de la nueva federación yugoslava. En 1963 pasó a denominarse
República Socialista de Macedonia. El 8 de septiembre de 1991, dentro del proceso de disolución de
la República Federativa Socialista de Yugoslavia, Macedonia accedió a la independencia plena tras
haber convocado un plebiscito en el que esta opción obtuvo el 95% de los votos.
Polonia
El territorio polaco fue menguando en el siglo XVIII, en beneficio de sus poderosos vecinos: Austria,
Prusia y Rusia. En 1795 toda Polonia había sido borrada del mapa.
Hubo varias insurrecciones armadas, las principales en 1830-1831 y en 1863-1864, sin olvidar la
eliminación de varios aristócratas en un levantamiento del campesinado en 1846, la agitación polaca
en la llamada «primavera de los pueblos» de 1848 o las grandes manifestaciones de Varsovia en 1861.
Ningún gobierno europeo socorrió nunca a los combatientes polacos; cabe recordar la cínica frase del
ministro francés de Asuntos Exteriores al anunciar ante el parlamento el aplastamiento por el ejército
zarista de la insurrección de 1831: «El orden reina en Varsovia».
Evolución posterior. La caída de los tres imperios ocupantes tras la primera guerra mundial hizo
que naciera una Polonia plenamente independiente el 11 de noviembre de 1918 (independencia ya
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Material de debate sobre los
pueblos sin Estado: Europa
reconocida el 3 de marzo por el Tratado de Brest-Litovsk entre los bolcheviques y los beligerantes
del frente oriental). La segunda guerra mundial provocó una pérdida temporal de la independencia,
hasta renacer en 1945 con una importante modificación de fronteras.
Schleswig
A principios del siglo XIX, el rey Cristián VII de Dinamarca proclamó la anexión forzosa a la corona
de los ducados de Schleswig y Holstein, aunque solo el norte de Schleswig era étnicamente danés:
el sur, así como todo Holstein, estaba poblado por alemanes. Cuando estalló la «primavera de los
pueblos» de 1848, los alemanes de Schleswig y Holstein se rebelaron contra el rey Federico VII. El
ejército prusiano acudió en apoyo de los insurgentes; cuando ya había ocupado los ducados, la presión
de los imperios británico y ruso obligó a Prusia a retirarse a cambio de una vaga promesa de autonomía
por parte de Dinamarca.
A finales de 1863, un ejército de doce mil hombres volvió a ocupar los ducados en nombre de Prusia
y los anexionó. En el tratado de paz de 1867, Napoleón III consiguió que ésta aceptara que, en el caso
de que los habitantes del norte de Schleswig así lo decidieran, esa región fuera devuelta a Dinamarca.
Evolución posterior. El plebiscito deseado por Napoleón III no tendría lugar hasta que el imperio
alemán conociera la derrota en la primera guerra mundial. En 1920, los ciudadanos del norte de
Schleswig pudieron manifestar libremente su voluntad de volver a formar parte de Dinamarca. El sur
de Schleswig y todo Holstein seguirían perteneciendo a Alemania, en la que constituyen actualmente
un Estado federado.
Transilvania
Vaivodato tributario de Hungría hasta 1526 y principado vasallo de la «Sublime Puerta» hasta 1699,
Transilvania fue a partir de esa fecha un archiducado del imperio austriaco. El compromiso de 1867
la hizo depender otra vez de Hungría, aunque su población, mayoritariamente rumana, prefería los
austriacos a los húngaros, hasta el punto de que se habían puesto al lado del emperador Fernando I
cuando la revuelta húngara en la «primavera de los pueblos» de 1848 (aunque cuando, al año siguiente,
presentaron una solicitud de autonomía, esta les fue negada).
En 1859, la unión de Moldavia y Valaquia (dos principados feudatarios de los otomanos), que
constituyó el embrión de la futura Rumanía, envió una señal esperanzadora a los rumanos de
Transilvania. En 1877, Rumanía logró la plena independencia de la «Sublime Puerta», y los rebeldes
transilvanos se convirtieron en irredentistas rumanos. En 1892 enviaron un memorial de agravios
al emperador, que se negó a recibirlos; entonces, el documento fue traducido a varias lenguas y
ampliamente difundido dentro y fuera del imperio austro-húngaro. El partido transilvano, que solo
había obtenido un escaño en el parlamento húngaro en 1903, consiguió catorce en 1906.
Evolución posterior. Tras la derrota del imperio austro-húngaro en la primera guerra mundial, las
asambleas territoriales de Besarabia, Bucovina y Transilvania votaron la incorporación a Rumanía.
Desde entonces, Transilvania forma parte de Rumanía excepto durante la segunda guerra mundial,
en la que el almirante Horthy, jefe de Estado húngaro aliado de los nazis, la anexionó de 1940 a 1944.
Trieste y el Trentino
El reparto de territorios organizado por la Santa Alianza tras la caída de Napoleón dejó a Trieste
y el Trentino en manos del imperio austriaco. Sus habitantes, mayoritariamente de cultura italiana,
no vieron con buenos ojos la sumisión a un Estado germánico. Los austriacos se apoyaron en los
eslovenos para atacar el irredentismo italiano en Trieste. La resistencia italiana empezó a organizarse:
la explosión de unas bombas en 1882 llevó a la policía política austriaca a detener a un joven militante
de Trieste, que negó haberlas colocado, pero declaró estar dispuesto a atentar contra el emperador. Se
le condenó a muerte y, a pesar de un vasto movimiento internacional de solidaridad, fue ahorcado el
20 de diciembre de 1882.
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Material de debate sobre los
pueblos sin Estado: Europa
El movimiento iba a acelerarse: estallaron bombas en comisarías de policía y en la redacción de
periódicos austriacistas; paralelamente, los ayuntamientos iban pasando a manos de los irredentistas,
y el gobierno imperial los disolvía uno tras otro. Cuando un italiano mató a la emperatriz en
1898, la policía y sus secuaces asaltaron las asociaciones y los bares italianos de Trieste. Estaba
terminantemente prohibido mostrar la combinación de los colores verde, blanco y rojo (lo que traerá
recuerdos a los militantes vascos mayores de cincuenta años).
Evolución posterior. El fin del imperio austro-húngaro tras la primera guerra mundial hizo que Trieste
y el Trentino pasaran a Italia, junto con el Fiume, Istria y el Tirol del Sur. Tras el derrocamiento del
fascismo en Italia, Trieste fue ocupado por la Alemania nazi, que en 1945 fue expulsada por partisanos
yugoslavos. Las Naciones Unidas acordaron establecer el Territorio Libre de Trieste en 1947. El
norte del territorio permanecía mayoritariamente italiano, pero en el sur había mayoría eslovena. El
5 de octubre de 1954, el norte de Trieste pasaba a Italia, y el sur, a Yugoslavia.
Ucrania
Los ucranianos pasaron muchos siglos siendo vasallos del rey de Polonia. A mediados del siglo XVII,
la aristocracia ucraniana envió al monarca un memorial de agravios, pero fue rechazado. La respuesta
de los ucranianos fue enérgica, ofreciendo su país al zar Alexis I en 1654, considerando que su afinidad
con los rusos eslavos era mucho mayor (en los siglos XVIII y XIX, Ucrania era conocida como la
«Pequeña Rusia», y el propio Rovira i Virgili se refiere repetidas veces a ellos en su libro como
«pequeños rusos»).
Sin embargo, el renacimiento literario y patriótico que conoció Ucrania a principios del siglo XIX
hizo que el gobierno del zar iniciara una persecución contra la lengua ucraniana, lo que llevó a los
ucranianos a organizarse en torno a dos fuerzas políticas: un partido autonomista y otro independentista
y socialista.
Evolución posterior. La Revolución de febrero en Rusia hizo que se constituyera un parlamento
ucraniano que proclamó la autonomía. Tras la victoria bolchevique se proclamó la República Popular
de Ucrania (noviembre de 1917). A finales de 1918, las potencias europeas entrarían en Ucrania
para apoyar al general zarista Denikin. La victoria final del ejército rojo llevó a la creación de la
República Socialista Soviética de Ucrania en 1922, que llegó a pertenecer de pleno derecho a las
Naciones Unidas en 1945 como miembro fundador. En 1991, Ucrania decidió abandonar la Unión
Soviética y convertirse en un Estado plenamente independiente.
Conclusión
Algunos lectores podrán haber encontrado a faltar algún problema nacional. ¿Por qué no se han citado
casos como los de Bretaña, Cerdeña, Córcega, Escocia, Gales, Galicia u Occitania?
Pues porque Rovira i Virgili delimitó el ámbito de su estudio, en sus propias palabras, a aquellos
movimientos «que se refieren a nacionalidades con plena personalidad material y espiritual, que luchan
por una reforma constitucional o por un cambio estatal destinado a satisfacer sus anhelos patrióticos».
Y calificaba a los demás de «movimientos incompletos y rudimentarios», y tal vez no le faltaba
razón, sabiendo que estaba hablando en 1912 (la primera organización en favor de Bretaña, el Partido
Nacionalista Bretón, se fundó en octubre de 1911; el galleguismo nace con las Hermandades del Habla
en 1916; el Partido Sardo de Acción no vería la luz sino en 1920; hasta finales de 1922 no nacería el
Partido Corso de Acción; el Partido Nacional de Gales, en 1925, y el Partido Nacional Escocés, en
1928). En Occitania, aunque había habido movimientos culturales (lo Felibritge) desde mediados del
siglo XIX, el primer partido político (el Partido Nacionalista Occitano) no nacería hasta 1959, y en
1962 se creó el Comité Occitano de Estudios y de Acción, primera alianza de la izquierda occitana, al
calor de las grandes huelgas contra el cierre de las minas de La Sala (en francés, Decazeville).
De los veintitrés movimientos estudiados, dieciocho se resolvieron plenamente en el sentido que
marcaba la obra de Rovira i Virgili. Uno, Kosovo, iría más allá porque llegaría hasta la independencia,
no prevista por el autor. Otro, Irlanda, solo se resolvió parcialmente, pues sigue pendiente la
unificación con el norte. Y solo tres siguen aún sin resolver: Cataluña, Euskalherria y Flandes.
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Material de debate sobre los
pueblos sin Estado: Europa
Miquel Vidal i Millan para Matxingunea
5 de enero de 2014
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