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CÓMO ELEGIR UNA TERAPIA PSICOLÓGICA: LA EVIDENCIA
CIENTÍFICA
A lo largo de la historia de la psicología, así como de la medicina, se
ha ido dando cada vez más importancia a la evidencia científica, para
poder consolidar las mejores actuaciones en la práctica clínica.
La evidencia científica se demuestra de varias formas; se pueden
comparar diferentes actuaciones entre sí, y valorar cuál muestra
mayor eficacia en el tratamiento; se puede comparar un tratamiento
específico con un grupo control, es decir un grupo ante el que no se
realiza ninguna intervención; o se puede comparar la eficacia de una
intervención o tratamiento frente a un placebo,
es decir una
intervención que simula una terapia pero que no tiene un efecto
específico para el problema que se está tratando.
Estos serían, de forma muy resumida, los llamados diseños
experimentales que definen las condiciones que debe cumplir un
estudio. Además tiene especial relevancia el número de personas que
se utilice en un estudio, ya que cuanto mayor sea, mejor permitirá
extrapolar los datos a la población general.
La Asociación Americana de Psicología (APA), y concretamente la
Sección de Psicología Clínica (división 12), tiene un grupo de trabajo
sobre promoción y difusión de los tratamientos psicológicos, en el que
se valora la evidencia de los diferentes tratamientos psicológicos.
Para considerar un tratamiento bien establecido, es decir con
evidencia científica, al menos deben existir dos experimentos con un
buen diseño experimental, que demuestren superioridad a un grupo
placebo o a otro tratamiento, o que demuestre su equivalencia a un
tratamiento que ya esté bien establecido.
Basándonos en los estudios de la sección de Psicología Clínica de la
APA, presentamos a continuación una lista de problemas psicológicos
ante los que han demostrado evidencia científica diferentes
tratamientos o intervenciones.
Para el tratamiento de la depresión se ha demostrado eficaz el
entrenamiento en habilidades sociales, la terapia de afrontamiento de
Lewinson, la terapia de autocontrol para la depresión, la terapia de
solución de problemas, la terapia conductual de pareja, la terapia
cognitiva de Beck y la terapia interpersonal.
Respecto a la ansiedad, para el trastorno de ansiedad generalizada se
ha demostrado eficaz la terapia cognitivo conductual; para la
agorafobia la terapia cognitivo conductual y la exposición; para el
trastorno de pánico la terapia cognitivo conductual para el pánico de
Clark, y la terapia para el control del pánico de Barlow; para el estrés
la inoculación de estrés.
Para el estrés postraumático se ha mostrado eficaz la terapia de
exposición y la terapia cognitiva.
Respecto a las fobias, se ha mostrado eficaz la exposición; para el
Trastorno Obsesivo Compulsivo la exposición con prevención de
respuesta.
En cuanto a los trastornos de la conducta alimentaria, para la Bulimia
se ha demostrado eficaz la terapia cognitivo conductual, y para la
anorexia la rehabilitación nutricional.
Para el Trastorno Bipolar (unido a medicación) han demostrado
eficacia la terapia cognitivo conductual, la terapia familiar y marital, y
la psicoeducación.
En el campo de las adicciones, para los problemas de alcohol se
muestra eficaz la aproximación de Tratamiento Comunitario, el
entrenamiento en habilidades sociales, la prevención de recaídas y la
terapia conductual familiar y marital; para la adición a la cocaína el
programa de reforzamiento comunitario junto con el incentivo.
En cuanto a problemas de salud, para el dolor de cabeza se muestra
eficaz la terapia conductual; para el dolor por enfermedad reumática
la terapia cognitivo conductual multicomponente; para dejar de fumar
la terapia cognitivo conductual multicomponente con reducción
programada.
Hay otros muchos tratamientos que si bien no han demostrado
evidencia científica para estar en esta clasificación, han conseguido
cierto grado de evidencia, que los hace pertenecer al grupo de los
tratamientos denominados “probablemente eficaces”.
De cualquier forma, el hecho de que ciertos tratamientos no
muestren estudios que los consoliden científicamente, no quiere decir
que no sean eficaces, si no que, simplemente, se usan pero no se han
sometido a estudios. Debemos tener presente que la psicología es
una ciencia relativamente joven y su bagaje en dichos aspectos
relativamente corta, por lo que es fácil comprender que no existan
estudios.
En próximos artículos nos adentraremos a explicar las diferentes
terapias y sus bases teóricas generales.
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