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atender, entender, extender Teatro y salud en Argentina: María Silvina Persino M e propongo en este trabajo trazar algunas coordenadas en el campo heterogéneo del teatro utilizado como herramienta para la inclusión social, un tipo de iniciativa que se ha multiplicado en Argentina a partir del retorno de la democracia y más aún a partir de la crisis político-económica de fines de 2001.1 Insisto en el hecho de que el teatro para la transformación social excede el campo del teatro comunitario, que es el que ha recibido casi la exclusividad de una no muy abundante producción crítica. Fuera de él, existen, por un lado, también iniciativas de teatro participativo que reúnen a un grupo de personas sin experiencia ni formación actoral para hacer teatro, pero que no pertenecen a una misma comunidad sino que se agrupan en torno a la creación teatral en función de ciertas características comunes. Un ejemplo de esto, dentro del campo de la promoción de la salud, es la cooperativa teatral ADISA (Artistas Discapacitados Argentinos) que trabaja con individuos discapacitados mentales y físicos.2 Reciben entrenamiento actoral y de expresión corporal y ponen en escena una obra clásica cada año que se mantiene en cartel durante varios meses. Comparten con el teatro comunitario la dimensión participativa de artistas no profesionales y, como parte del teatro para la transformación social, buscan vehiculizar la integración social de sus integrantes por medio de la creación y la mostración de sus obras. Similar es la actividad de la asociación Para un análisis socio-político de este surgimiento, véase mi artículo “El teatro en contextos de encierro en Argentina: Recluir, excluir, incluir” en Conjunto n. 160-161, pp. 2-15. 2 Fundada y dirigida por Adrián Lazz en 1999. 1 civil sin fines de lucro El Brote, en Bariloche, provincia de Río Negro. Su gestión se desarrolla, en parte, con pacientes del servicio de salud mental del Hospital Regional. Estos no conforman una comunidad preexistente a su afiliación al grupo de teatro y por eso, aún siendo teatro participativo, no son teatro comunitario en un sentido estricto. Sus integrantes reciben capacitación en artes escénicas y expresivas, y realizan espectáculos de creación colectiva. En este caso, la exclusión social que obedece a razones de salud mental coincide también con una exclusión socio-económica, ya que se trata de personas desocupadas y marginadas por la pobreza. Puede ser útil retomar los términos de Bar Kershaw para establecer zonas dentro del amplio panorama de este tipo de teatro. Caracterizando el modo en que se relacionan los actores con la comunidad, este autor establece: hacer teatro PARA llevar el teatro A hacer el teatro CON montar el teatro EN3 Así, el teatro comunitario sería un teatro hecho CON (la comunidad) y montado EN (la comunidad). Por otro lado, fuera del teatro comunitario y de esta zona participativa híbrida que acabo de Baz Kershaw: The Politics of Performance: Radical Theatre as Cultural Intervention, Routledge, London-New York, 1992, p 244. 3 describir, existe también un tipo de iniciativas en las que un grupo de actores profesionales llegan a una comunidad de la cual no forman parte y presentan un espectáculo que puede tener o no relación con las problemáticas sociales locales. En algunos casos se trata simplemente de llevar teatro a poblaciones normalmente excluidas de la circulación de los bienes culturales tal como los entiende la cultura dominante. En todo caso, la dimensión comunitaria se da aquí en los espectadores que suelen pertenecer a una misma localidad o institución. Sin embargo, es un fenómeno muy distinto al teatro comunitario e incluso al participativo no-comunitario antes descripto. Es lo que propongo aquí llamar “teatro intervencionista”. La terminología de Kershaw ayuda a resaltar su especificidad: sería un teatro hecho PARA (una comunidad) y llevado A (una comunidad), además realizado por actores profesionales. El foco de mi estudio abarcará experiencias todo a lo largo de este espectro. El material de casos de trabajo es enorme y heterogéneo. De los diversos ámbitos y temas que nuclean estas iniciativas, en este ensayo me limitaré al teatro empleado como vehículo para promoción de la salud. Para ello, me concentraré en unas pocas iniciativas cuyas características resultan de particular interés, y además representan una variedad de modi operandi, a través de cuyo análisis surgirán algunos puntos neurálgicos comunes también a muchos otros proyectos en este y otros contextos del teatro como herramienta de inclusión social. LOS ARGERICHOS: TEATRO COMUNITARIO En febrero de 2004 un grupo de gente del Hospital Argerich, situado en La Boca, una zona de clase mayoritariamente obrera de la ciudad de Buenos Aires, concibió la idea de crear un grupo de teatro: Los Argerichos. En un primer momento, la idea fue armar una obra sobre la historia de la institución, pero pronto se dieron cuenta de que lo que a la gente le llegaba era la vida de todos los días en el hospital.4 Cristina Paravano, también de La Boca, asumió el liderazgo del grupo, poniendo de su experiencia como integrante del grupo comunitario del mismo barrio, Catalinas Sur, que se ha convertido en paradigma del género. La composición del grupo era necesariamente cambiante, pero estaba formada por pacientes, personal administrativo, de limpieza, médicos, otros profesionales de la atención de la salud, y algunos vecinos; es decir se trataba de una instancia de teatro comunitario, tal como ha sido definido más arriba, nucleado en torno al hospital. En este caso se daba además la particularidad de horizontalizar las relaciones entre individuos y abolir la jerarquía de la sociedad hospitalaria donde los médicos están en la cúspide de la pirámide.5 Como suele Se debe notar que la mayoría de los grupos de teatro comunitario, al menos en su primera etapa, ponen en escena la historia del lugar donde viven. 5 Importa señalar que no llamaríamos teatro comunitario al realizado por un grupo que incluyera sólo a pacientes o sólo a médicos. La presencia de individuos pertenecientes a las distintas esferas jerárquicas (y por lo general socio-económicas, en el caso de un hospital público) aseguran su representatividad respecto a ese hospital como comunidad. 4 12 13 pasar en el teatro comunitario, su impacto social era doble. Por un lado, se proponían hacer, mediante el humor, una reflexión sobre la realidad hospitalaria, en un intento por mejorarla. Por otro, daba a sus integrantes la oportunidad de ampliar y afianzar su capital social en un grupo de pertenencia,6 a la vez que de explorar sus capacidades creativas y expresivas. Los Argerichos se presentaron frente a grupos reducidos de pacientes y médicos del hospital, haciendo uso de espacios públicos, como el vestíbulo de entrada del hospital. En este sentido, adoptaban un modus operandi típico del teatro comunitario, que ocupa espacios públicos y transforma en espectadores a los desprevenidos pasantes.7 Por otra parte, también fueron convocados por otros centros de atención médica para realizar sus presentaciones en forma planeada. El grupo trabajaba por módulos, de manera que iban creando, ensayando y presentando escenas que serían añadidas a medida que estuvieran listas para estrenarse. El nombre global del espectáculo era “Escenas de la vida hospitalaria”, y en él se contaban las desventuras de los pacientes que quieren ser atendidos en el hospital público. En el marco del III Congreso Argentino de Historia del Teatro Universal (Centro Cultural San Martín, Buenos Aires, agosto 2006), en una sesión sobre Pierre Bourdieu: “The Forms of Capital”, Handbook for Theory and Research for the Sociology of Education (John G. Richardson, ed.), Greenwood Press, New York, 1986, pp. 148-52. 7 Marcela Bidegain: Teatro comunitario: Resistencia y transformación social, Atuel, Buenos Aires, 2007, p.18. 6 teatro comunitario, mostraron su primera escena, “El mesón de turnos”, en la cual se recreaban las vicisitudes para conseguir turnos para operaciones, análisis, etc. En su lenguaje escénico predominaban las canciones populares a las que le sustituían la letra para contar su historia. Se instalaban en la estética del grotesco: el humor se conjugaba con la hipérbole (exageración de situaciones y objetos en escena de tamaño desmesurado) para presentar situaciones en sí mismas dramáticas. El hecho de que el grupo estuviera conformado también por los proveedores de servicios médicos aseguraba que se presentara una perspectiva balanceada, donde no se pintara a los médicos como los verdugos de los pacientes.8 Una de las características del teatro comunitario suele ser el protagonismo grupal y el “personaje bloque”, donde un grupo de personas encarna, por ejemplo, a los funcionarios del gobierno, o a los inmigrantes italianos.9 Esto se daba en las escenas presentadas por Los Argerichos donde, si bien había en teoría una protagonista, la paciente Teresita Montero, su protagonismo se diluía en la actuación grupal. Por otra parte, la contrapartida del personaje bloque estaba presente también: actores que encarnaban Marcela Bidegain recoge en su libro el testimonio de una de los integrantes del grupo, una médica obstetra, quien dice que a través del trabajo con los Argerichos se entera de problemas que hay en otras áreas del hospital y también enfatiza que los médicos están desbordados de trabajo. Marcela Bidegain: Ob. cit, pp. 213-14. 9 Ibid, pp. 46-47. 8 a más de un personaje; por ejemplo, el hombre que deambulaba con su enorme frasco lleno de orina en busca de la oportunidad de entregarlo para análisis, en otra escena sería un personaje de clase media alta, que abogaba por la privatización de los hospitales. En agosto de 2006 el grupo se encontraba trabajando en las dos siguientes escenas. La segunda escena, “Los estudios prequirúrgicos”, contaba las dificultades padecidas por Teresita para hacerse los estudios, ya que cuando lograba juntarlos algunos ya se habían vencido y debía comenzar de nuevo. En la tercera escena, Teresita ya estaba internada esperando que le llegara el turno del quirófano. Lamentablemente, a comienzos de 2007 se produjo una fractura en el grupo, y Cristina Paravano se retiró junto con algunos de los integrantes. Los Argerichos siguieron trabajando por algunos meses más, con el liderazgo de Lázaro Teper y Silvia Yarad, para después disolverse definitivamente. LOS PAYAMÉDICOS: TEATRO INTERVENCIONISTA En el otro extremo del espectro que intentamos trazar, se ubica el teatro que llamamos aquí intervencionista realizado por un grupo de trabajadores de la salud entrenados como payasos: los Payamédicos.10 Payamédicos es una asociación civil que hoy cuenta con 960 miembros y que realiza actividades en todo el país. Recientemente han elaborado un estatuto con el fin de asegurar un funcionamiento horizontal y democrático. El uso del arte y la risa para aliviar a los pacientes en hospitales no es una práctica nueva. La tarea de los Payamédicos se integra en un panorama de iniciativas similares en todo el mundo. Sin embargo, quisiera mostrar la singularidad de su modus operandi, comparándolo con otro grupo en principio similar. Mi caso de comparación será Clown Care, una extensión del Big Apple Circus de Nueva York, a quienes tuve oportunidad de entrevistar y observar en una de sus rutinas matutinas en el Children’s Hospital de Boston. En uno y otro caso los payasos asumen un personaje que han construido y que mantienen para todas sus intervenciones. Veamos ahora las diferencias. La primera: los integrantes de Clown Care son performers que se disfrazan de médicos para su actuación como payasos; los integrantes de Payamédicos son médicos, psicó10 http://www.payamedicos.org.ar logos y estudiantes de ambas profesiones entrenados como payasos. De hecho, los fundadores de la organización son un médico psiquiatra (José Pellucchi) y una psicóloga (Andrea Romero), ambos con una formación sólida en técnica de clown y actuación. Todos los integrantes pasan por un programa de entrenamiento de nueve meses: tres meses en técnica de clown, tres meses de psicología e infectología, tres meses de práctica en hospitales.11 La segunda diferencia evidente entre ambos grupos es que el grupo estadounidense visita exclusivamente hospitales de niños en distintas ciudades del país, mientras que los Payamédicos se ocupan tanto de niños como de adultos.12 Tercera diferencia: mientras que los payasos de Boston hacen esto como un trabajo asalariado de tiempo parcial, no es un trabajo remunerado para los argentinos. Cuarta diferencia y tal vez la más interesante. Antes de entrar a la sala, la psicólogapayaso que lidera el grupo de Payamédicos entra a la sala para recoger la información sobre la situación de los pacientes, del mismo modo que uno de los integrantes de Clown Care contacta a la persona encargada de Child Life en la sala. Lo que difiere es el tipo de información que reciben. En el caso de los payasos de Boston: nombre, sexo y edad de cada paciente en la sala, e información adicional si uno de ellos no está en condiciones de recibirlos. Los Payamédicos, en cambio, reciben una información muy distinta: edad, diagnóstico y pronóstico si se tiene conocimiento de los mismos, profesión, hobbies, componentes de su familia, si hay conflictos con su pareja y/o familia, la relación con el personal de salud y con los demás pacientes con los que comparte la sala (son hospitales estatales con salas colectivas). Por ejemplo, el día que acompañé a los Payamédicos en su visita a la sala de niños enfermos con SIDA en el Hospital Muñiz, supimos antes de entrar que una de las chicas estaba muy triste porque había fallecido su abuela, familiar a cargo de su cuidado. Esta diferencia obedece, por supuesto, a diferencias culturales en lo concerniente a la privacidad y a las relaciones interpersonales. Los integrantes del Clown Care, como me explicaron en una conversación al cabo de la recorrida, además de preservar a ultranza la privacidad de sus pacientes, Estos cursos se brindan en forma gratuita en la Escuela de Teatro y Salud de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, y en otros ámbitos privados donde hay un costo. 12 Clown Care está iniciando ahora una experiencia de intervención en un centro de ancianos en el área de Chicago. 11 14 15 se protegen emocionalmente tratando de tener solamente la información imprescindible. La pregunta es ¿qué es lo imprescindible para cada cultura? Los Payamédicos consideran que necesitan saber mucho más para poder armar una intervención personal para ese paciente. En cuanto al cuidado emocional de los payasos, los de Clown Care se reúnen con un psicólogo una vez por semana para supervisar su tarea y recibir contención y guía. En el caso de Payamédicos –también obedeciendo a parámetros culturales de tiempos menos tiranos– después de cada intervención todos se reúnen en un café cercano, liderados por el coordinador del grupo que siempre es además, psicólogo, y vuelcan sus impresiones, dialogan, toman decisiones. Aunque los Payamédicos animan a los pacientes a participar en su presentación artística, se trata de un caso claro de teatro intervencionis- ta, “hecho para” y “llevado a”.13 Sin duda, estos actores reciben una gratificación personal en su actuación frente a los pacientes, pero el interés es promover un cambio (beneficio) en aquellos que presencian –y en cierta medida participan en — sus performances. Los beneficiarios centrales, como en todo caso de teatro intervencionista, son los espectadores.14 Por otra parte, dentro de las numerosas iniciativas de teatro para la transformación social que he conocido, Payamédicos es la que de forma más explícita se plantea un objetivo terapéutico. Además de su doble labor como actores/payasos y como profesionales de la atención de la salud, sus miembros se reúnen regularmente para evaluar su acción y también trabajan en grupos de estudio que abarcan áreas como psicoanálisis, ética, neurobiología, juego, filosofía. De hecho, en noviembre del 2007 presentaron sus ponencias y posters en el Primer Congreso Internacional de Clown y Payasos de Hospital, realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, para luego repetir la experiencia en 2008, 2009 y se repetirá otra vez en 2011.15 Sus conclusiones, que se refieren a la risa y el aumento de las endorfinas, recuperaciones más rápidas, etc. buscan confirmar la validez de su objetivo: el bienestar psíquico que sus actuaciones crean en el paciente niño o adulto repercute en el bienestar general del enfermo, acelerando o permitiendo procesos de recuperación. El hecho de plantearse la eficacia y la comprobación del impacto de su labor hace de Payamédicos una excepción dentro del campo del teatro y la transformación social en Argentina, donde no se advierte ningún interés ni necesidad de crear e implementar modelos de medición del efecto social de sus proyectos. Una vez más, distinto es el caso de Estados Unidos, Australia, Gran Bretaña, Cf. Baz Kershaw: Ob.cit. Uno de los fundadores del grupo, el doctor José Pellucchi, dice en una entrevista: “también tratamos de generar en el paciente un personaje clown, eso es la payasización, y entonces la relación viene a darse entre dos personajes, sin perjuicio de que hayan sido construidos con material propio de cada uno” (“Somos nuestro clown”). 14 Pedro Lipcovich: “Somos nuestro clown”, Página 12, 14 diciembre 2008. (Consulta:16 enero 2009). http://www.pagina12. com.ar/diario/sociedad/subnotas/116645-37141-2008-12-14. html 15 Allí se reunieron emprendedores culturales provenientes de Argentina, Chile, Perú, México, Brasil, Israel, entre otros. Para ver el el programa de actividades del Tercer Congreso (2009) ir a http://www.hcvsinfronteras.org.ar/iii-congresointernacional-de-clown-y-payaso-de-hospital-del-6-al-8-denoviembre-2009/ 13 Tanzania y algunos otros países africanos, donde la búsqueda de fondos es una fuerza determinante en el campo del arte para la transformación social. La justificación del pedido de subsidios se basa en la demostración de la utilidad del proyecto, de manera que existe la necesidad y en consecuencia intentos de medir la eficacia. En el caso de los Payamédicos, su reflexión sobre su impacto (cristalizada en los grupos de estudio y en el congreso anual) no parece obedecer a otra cosa más que su propio interés científico y el deseo de confirmar lo que para ellos resulta evidente en la práctica: la validez de su emprendimiento. Su auto-evaluación se basa en la observación de los mismos artistas-médicos y su investigación paralela, mientras que en los países mencionados, el método de medición usa encuestas de opinión escritas u orales, y foros de discusión, casi siempre enfocados en los efectos a corto plazo, dados los costos y dificultades de tales mediciones.16 Una de las objeciones que suelen hacerse a este tipo de evaluaciones es la imposibilidad de probar una relación causa-efecto, que asegure que fue la participación (como productor o como consumidor) en el espectáculo lo que produjo el cambio social positivo. Por otra parte, aún pudiendo aislar ese factor, debería además mostrarse que las artes es el medio más eficiente (en cuanto a tiempo, esfuerzo y financiación) para producir el resultado deseado.17 TEATRO PARA ARMAR: TEATRO-FORO Dentro de las iniciativas de teatro y transformación social, y en el grado más intenso de la participación del público, llama la atención la vigencia del “Teatro Foro”, sobre todo en el ámbito internacional. En efecto, al cabo de leer sobre pro- yectos de teatro e inclusión social en Estados Unidos, Australia, África, Gran Bretaña, esta técnica del Teatro del Oprimido ideada por Augusto Boal es un procedimiento favorito, en el cual los miembros de una comunidad son invitados a participar de la acción presentada en escena por los actores profesionales. Se trata de un proceso colectivo de resolución de situaciones conflictivas que termina constituyendo, como Boal mismo dice, un ensayo para la acción real. El uso de esta técnica determina, en casi todos los casos, el modelo que he llamado aquí intervencionista: un grupo externo (no perteneciente a la comunidad) de actores profesionales, luego de haber investigado, casi siempre junto a la comunidad, sobre determinadas problemáticas locales, representará algunas escenas relevantes a su vida social. Esta es la técnica empleada en Argentina por Teatro Para Armar, grupo de actores profesionales, dirigidos por Ricardo Talento, quien junto a algunos de ellos, por otro lado, dirigen el grupo de teatro comunitario de Barracas, Los Calandracas. Ellos tienen módulos ya preparados, es decir escenas básicas montadas sobre ciertos temas que luego adaptarán al caso particular y llevarán a sus dos ámbitos de trabajo: alumnos de escuela secundaria y profesionales de la salud. Si volvemos al esquema de Kershaw, se trata de un tipo de teatro “hecho para” y “llevado a”.18 No obstante, en un caso como el de Teatro para Armar, en que se utiliza la técnica de “Teatro Foro”, se trata a la vez y en parte de un TEATRO CON, en la medida en que el público participa actoralmente en las re-presentaciones de la escena. De algún modo estamos a mitad de camino entre la práctica comunitaria de Los 18 El caso presentado por Norifumi Kamo es paradigmático: un trabajo teatral con un objetivo de cambio social concreto y el intento de medir los resultados para evaluar y lograr así la continuidad del apoyo económico. Líderes culturales organizan un grupo de teatro con adolescentes de una comunidad en Tanzania y los entrenan para montar un espectáculo al aire libre en donde se trata el tema de la prevención del SIDA. La medición del resultado se hace encuestando a las personas y diferenciando entre quienes presenciaron el espectáculo y quienes no. El artículo no pone en duda la confiabilidad de las mediciones. Cf. Norifumi Kamo et al.: “Young Citizens as Health Agents: Use of Drama in Promoting Community Efficacy for HIV/AIDS”, Field Action Report v. 98, n. 2, February 2008, pp. 201-204. 17 Eleonora Belfiore: “Art as a Means of Alleviating Social Exclusion: Does it Really Work? A Critique of Instrumental Cultural Policies and Social Impact Studies in the UK”, International Journal of Cultural Policy v. 8, n. 1, 2002, p. 99. 16 Este tipo de actividad, llevada a cabo por actores profesionales, traída a una comunidad específica por un tiempo acotado para trabajar sobre un determinado problema es posiblemente el más extendido en lo que hace al uso de las artes escénicas para la transformación social en el ámbito internacional, y en muchos de los casos se usa además el Teatro Foro. Esto se da tanto en países industrializados (Gran Bretaña; Australia, Estados Unidos) como en países en vías de desarrollo en el continente africano. Dentro de la escasez de recursos que sufren las artes, esta clase de proyectos en busca de un impacto social específico, es la que tiene más posibilidad de conseguir subsidios estatales y privados. Esto parecería ser cierto incluso en el caso de Teatro para Armar, ya que estamos ante un grupo de personas cuyo trabajo central es el de teatro comunitario junto a Los Calandracas (Barracas), pero que desarrolla este trabajo paralelo, “de intervención” que les genera una corriente de ingresos en forma de contratos temporarios con el gobierno o con las asociaciones médicas. 16 17 Argerichos y la intervencionista de los Payamédicos; se podría decir que es, paradójicamente, un teatro “intervencionista-participativo”. Uno de los ámbitos en los que trabaja Teatro para Armar es el de las escuelas secundarias. De los temas que llevan a este ámbito, en este ensayo me interesa especialmente el del cuidado de la salud: prevención de VIH/SIDA y prevención de consumo indebido de drogas.19 En la oportunidad en que presencié su trabajo, estando todos reunidos en la Escuela Técnica Raggio (estatal), la facilitadora (“comodín”, en la terminología de Boal) de Teatro para Armar no explicitó el marco teórico de la experiencia que se iba a realizar, no se habló de “Teatro Foro”, ni se mencionó la palabra “opresión” (“teatro del oprimido” de Boal).20 Los alumnos fueron simplemente a ver teatro, posiblemente advertidos sobre lo que sería el tema. Ante una sala de usos múltiples colmada de unos cuatrocientos adolescentes de todas las edades, el grupo presentaba una breve obra sobre prevención de VIH/SIDA. En un momento la acción se detuvo y llegó la hora del Teatro Foro, cuando la “comodín” invitó a los chicos a participar con sus opiniones en acción. Los alumnos intervenían a veces a los gritos y no siempre con un lenguaje apropiado para la situación. Sin embargo, parecían interesados y subieron al escenario para actuar sus propuestas. Desde ya, el trabajo era desafiante, y se pudo ver la enorme experiencia de los actores para sortear situaciones difíciles y llevar la improvisación por los caminos más fructíferos.21 Además, quedó en evidencia la desinformación y los prejuicios que circulan entre los adolescentes sobre temas de sexualidad y SIDA. Es de esperar que la continuación de esta actividad, planeada como talleres organizados por el Centro de Salud, haya servido como fuente de información. De hecho, el único objetivo que Teatro Para Armar podía garantizar fue el que se cumplió: remover un En las escuelas secundarias también hacen presentaciones sobre temas de convivencia social, como prevención de la violencia. 20 Augusto Boal: Teatro do oprimido e outras poéticas políticas, Civilização Brasileira, Rio de Janeiro, 1975. 21 Conversando con Ricardo Talento, me comentó que, en la época que contaban con el apoyo de la Secretaría de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la tarea era algo más fácil, ya que el destinatario era el alumno de tercer año (15 años de edad), con lo cual se lograba un grupo más homogéneo. Además, las funciones se realizaban en teatros provistos por la Ciudad, a donde acudían los alumnos, un ámbito entonces más apropiado y facilitador de diálogo. 19 poco las aguas, proponer inquietudes, generar el debate. En este respecto, es interesante la discusión rescatada por Paul Dwyer, entre un teatrista organizador de Teatro Foro en Australia sobre el tema de consumo excesivo de alcohol ante un grupo de jóvenes, y los representantes de organismos estatales que subvencionaban la actividad. Le preguntan a Ben Ross, director del grupo, sobre los alcances de su rol de “comodín”, en cuanto a qué haría si los jóvenes propusieran alguna solución supuestamente inapropiada, que amenazara llevar a una situación mucho más grave. Ross responde: “that is ultimately for the audience to decide, because the premise for this form of theatre is an ideological one and that is that we don’t know any – we don’t know what’s best for young people”.22 Resulta evidente también en el trabajo de Teatro Para Armar que ellos no pueden ir más allá de lo que los espectadores quieren y que deben respetar sus decisiones para promover un tipo de educación dialógica que plantea los problemas y no da soluciones listas para llevar a casa, heredera clara de la pedagogía de Paulo Freyre.23 El otro ámbito de trabajo de Teatro Para Armar es muy diferente y se desarrolla por completo dentro del tema de la salud. En esos casos, el grupo es convocado para trabajar en congresos que agrupan a profesionales del área médica y auxiliar y su foco es la humanización y el mejoramiento de la atención de la salud. Tuve oportunidad de presenciar su trabajo en el V Congreso de la Federación Argentina de Medicina Familiar y General. Allí presentaron frente a una comunidad de médicos, enfermeros, estudiantes de esas carreras y administradores médicos, una escena titulada “Oportunidades perdidas”. Conviene aquí detenerse en la estética del grupo. Tanto en la representación vista en la escuela como en esta instancia en el congreso, las narices y zapatones de payaso que todos llevaban, situaban su práctica teatral en el ámbito “en última instancia esto lo debe decidir el público, porque la premisa de este tipo de teatro es ideológica y es que nosotros no sabemos nada, no sabemos qué es mejor para la gente joven”. Paul Dwyer: “Still Rehearsing the Revolution? ‘Theatre of the Oppressed’,State Subsidy and Drug War Politics”. Australasian Drama Studies n. 50, April 2007, p. 143. 23 En cuanto a la función del comodín a la hora de encontrar soluciones “apropiadas”en el teatro foro interesa también ver el artículo de Tim Mitchell:”Notes From Inside: Forum Theater in Maximum Security”. Theater v. 31, n. 3, 2001, pp. 55-61. 22 del grotesco.24 Además de este código visual, fue en esta teatralización frente a los profesionales de la salud donde se puso en juego el código del grotesco a pleno, extendido al lenguaje actoral y a la hipérbole de las situaciones, detrás de la cual se entendía la dosis de verdad que encerraba. En una salita de pediatría de un hospital público dos madres y sus bebés esperaban a ser atendidas y luego se enfrentaban con las incongruencias de la atención de la salud. Al fin de la escena, la “comodín” preguntó “¿Qué oportunidades se perdieron?”. De a poco integrantes del público fueron dando propuestas y los primeros intervinieron en escena. Se le pidió al público que dijeran “alto” cuando creyeran que algo debía ser cambiado y de a poco, se fueron encontrando tentativas soluciones. Quedó mucho para pensar pero ya habían plantado la semilla para el cambio. Es importante observar que si este es un grupo que se propone el impacto social en la medida que impulsa un cambio en la atención de la salud, lo hace no dirigiéndose al sector de la población que se encuentra en desventaja –los pacientes– sino concientizando a los proveedores de cuidado. Si bien estos también pueden ser víctimas de la falta de recursos o la desorganización del sistema, no son los que sufren las mayores desventajas.25 PARA CONCLUIR Sin duda, existen trabajos de teatro para la transformación social que no han sido recogidos por los escasos investigadores que publican sobre el tema. Debe haber proyectos que aún permanecen en el anonimato de su esfuerzo por producir un cambio positivo en la vida de individuos “…la agrupación [Teatro Para Armar] sostiene que trabajan desde el grotesco y no la tragedia porque la tragedia tiene un determinismo que no tiene el grotesco. En la tragedia se sabe cómo termina. El grotesco tiene una mirada inteligente sobre la realidad y lo cotidiano, una mirada donde entra la ironía, el sarcasmo… El grotesco también tiene que ver con el dolor, es un resguardo contra el dolor, como una elaboración intelectual del dolor… El teatro foro da la posibilidad de dar respuesta a la ironía y al grotesco”. Claudio Pansera y Jorge Dubatti, (coords.): Cuando el arte da respuestas: 43 proyectos de cultura para el desarrollo social, Artes Escénicas, Buenos Aires, 2006, p. 337. 25 En esto difiere de Los Argerichos, quienes albergaban en sus integrantes a proveedores de salud y por lo tanto incluían su perspectiva. Ambos grupos tienen objetivos cercanos, pero hay una diferencia fundamental: Teatro Para Armar es un teatro hecho por profesionales, “hecho para” y “llevado a”, mientras que Los Argerichos es un teatro comunitario, es decir “hecho con” y “montado en”. 24 18 19 quienes, por factores diversos, habían quedado fuera de la circulación de los bienes simbólicos que pueden reconectarlos socialmente. Y aún entre los recopilados en el valiosísimo libro de Claudio Pansera y Jorge Dubatti, Cuando el arte de respuestas: 43 proyectos de cultura para el desarrollo social, se adivina cierto aislamiento en algunos de sus emprendedores. Esto supone, necesariamente, una repetición de esfuerzos y errores que hubieran sido posibles evitar en la reunión de fuerzas y la coordinación en torno a ciertos sectores. Sin embargo, es importante destacar que existen iniciativas por parte de algunos líderes culturales, por aunar y compartir intereses, información, experiencia, y, hasta recursos, como lo atestigua la creación de la Red de Arte y Transformación Social (25 ONGs de Brasil, Argentina, Bolivia, Perú y Chile), la Red de Arte y Salud Mental y el Observatorio de Cultura y Desarrollo Social de Buenos Aires.26 A partir de 2003 se comenzaron a celebrar anualmente las Jornadas de Cultura y Desarrollo Social que reúnen experiencias como las que nos ocupan aquí, y que empiezan a tener difusión y participación internacional.27 En Argentina, el grupo Catalinas Sur, Crear Vale la Pena, La Grieta y Culebrón Timbal son las organizaciones que forman parte de la Red de Arte y Transformación Social. Sus miembros reciben apoyo económico de la Asociación AVINA, fundada en 1994 por un empresario suizo, cuyo objetivo es impulsar el liderazgo social y empresarial que promueva el desarrollo sostenible de América Latina. Sobre esto debe verse el artículo de Girón. 27 Estas jornadas son organizadas por la Asociación Civil Artes Escénicas. A la primera edición se presentaron 76 proyectos, en 2004 fueron 118 grupos y en 2005, 250. (Claudio Pansera y Jorge Dubatti, (coords.): Ob. Cit., p. 16). Hoy son unas 400 las organizaciones culturales ligadas a la transformación social registradas por la Asociación (comunicación personal con Claudio Pansera 13/08/07). Artes Escénicas promueve varias líneas de trabajo: publicaciones, festivales y otros tipos de encuentros. 26 Las iniciativas seleccionadas y analizadas en este ensayo en lo que hace al teatro como herramienta de promoción social giran en torno al tema de la salud. Dentro de este terreno, como se ha visto, las prácticas son variadas ya sea en cuanto a las poblaciones que les sirven de objetivo, los teatristas involucrados, el grado de participación del público, su modo de funcionamiento o la continuidad de su acción. En todos los casos se trata necesariamente de microintervenciones en el tejido social. Sin embargo, el impacto reducido de cada una de ellas no pone en duda su significación, tanto como síntoma de resistencia a la globalización, el achicamiento del gobierno y el mandato del mercado, como por su capacidad de cambiar la vida de unos cuantos. Este estudio, que recorta una porción dentro del inmenso campo que investigo, debe servir de muestra de una heterogeneidad que abarca muchos otros lugares de la fábrica social, al tiempo que intenta un mapeo que establezca ciertas coordenadas dentro del campo. El intento podría continuarse trazando otros trayectos: una exploración similar de las iniciativas de teatro hechos con poblaciones entre rejas o, de una manera distinta, seguir a quienes hacen uso de la técnica del teatro foro con diferentes sectores de la población, o explorar a los que se definen por un teatro intervencionista y de mensaje directo, o circunscribirse a quienes se dedican a jóvenes en situación vulnerable. Son sólo ejemplos. Así, se pueden establecer diferentes cortes que producirán líneas de conexión entre algunas iniciativas de teatro y transformación social. Cada trayecto pondrá de relieve algunos aspectos y no otros, dejará fuera iniciativas importantes pero incluirá otras más pertinentes al criterio utilizado. De una u otra manera lo que importa es comenzar a reconocer, comprender y evaluar la labor de estos grupos en el contexto de una sociedad que los necesita.28 m En noviembre del 2012 el Instituto Nacional del Teatro (dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación) anunció el lanzamiento del Primer Mapa de Teatro por la Inclusión Social, que se propone relevar iniciativas existentes en todo el país. http://www.recursosculturales.com/noticias/Se+present %F3+el+primer+mapa+de+Teatro+por+la+Inclusi%F 3n+Social/58001 28