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SÁBADO, 4 DE FEBRERO DE 2017
abc.es/salud
16 SALUD
ABC
Especial Cáncer
Josep Tabernero
PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD
EUROPEA DE ONCOLOGÍA
«La sanidad
pública debe
cambiar el chip y
empezar a pagar
por resultados»
Desde el podio de la oncología europea, Josep
Tabernero pretende democratizar el acceso a las
terapias e impulsar cambios en la gestión para
garantizar la sostenibilidad del sistema
ESTHER ARMORA
s un apasionado de su especialidad y una de las voces más autorizadas en la investigación de
terapias moleculares contra el
cáncer de colon. El oncólogo Josep Tabernero, director del Vall
d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) y
responsable del Departamento de Oncología Médica del citado hospital, tomará en
2018 las riendas de la Sociedad Europea de
Oncología Médica (ESMO -por sus siglas en
inglés-), institución de máxima excelencia
del ramo que agrupa a más de 10.000 profesionales, con dos objetivos prioritarios:
democratizar el acceso a la medicina oncológica, tanto los fármacos esenciales como
los de precisión, y pregonar una nueva filosofía en la gestión sanitaria: la de «pagar en
función del valor».
—En una reciente entrevista, usted me
avanzó que uno de sus principales objetivos cuando asuma la presidencia de la Sociedad Europea de Oncología Médica será
hacer accesible la medicina de precisión
a todas las personas, sea cual sea la realidad socioeconómica del país en el que viven. ¿Algún otro reto inminente?
—Un tema urgente es, efectivamente, garantizar el acceso de toda la población a los
fármacos oncológicos, aunque no solo los
más innovadores, sino también los más básicos, que en algunos países aún no están
garantizados. Se debe luchar contra el desabastecimiento de algunas medicinas contra el cáncer y eso pasa por cambios en la
regulación. En cuanto a los fármacos innovadores, es necesario también establecer
instrumentos que garanticen el acceso a
esos medicamentos a todas las personas,
vivan dónde vivan. Una forma de democratizar el acceso a estas terapias es, por ejemplo, fijar modelos de reembolso que se ba-
E
sen en la realidad financiera de cada país.
—¿Significa eso que el precio de estos nuevos medicamentos se adapte a la realidad
socioeconómica del país?
—No exactamente. El precio de los medicamentos es siempre el mismo. Lo que varía
es lo que aportan las Administraciones. Eso
sí debe ajustarse a la coyuntura financiera
del país. En definitiva es un cambio de filosofía.
—¿Cómo lo resumiría?
—Se trata de pagar por el valor. O lo que es
lo mismo sólo apostar por los fármacos que
demuestran su eficacia. Esta máxima debería extrapolarse a todo el sistema sanitario. La sanidad pública debería cambiar el
chip y empezar a pagar en función del valor, de los resultados. Financiar solo los fármacos que sean eficaces.
—¿A qué se refiere?
—Quiero decir que no es justo que a las farmacéuticas les digamos: «Oye, solo te vamos a pagar por los medicamentos que prueben su eficiencia», pero, en cambio, en el
sistema público no se aplique la máxima y
se sigan realizando pagos fijos por acto médico. No tiene sentido. Lo lógico sería, por
ejemplo, que la sanidad pública diera más
recursos a aquellos hospitales que demuestran una gestión más eficiente y obtienen
mejores resultados médicos. Aunque eso
no es así. Incluso durante la crisis las asignaciones han sido las mismas, sea cual sea
el nivel de esfuerzo que han hechos los centros por optimizar resultados.
—Un reciente estudio realizado por expertos en gestión sanitaria de Esade reveló
que en 2025 el gasto sanitario público se
duplicará si no se toman medidas correctivas. ¿Qué puede hacerse para revertir
esa realidad?
—Está claro que el gasto público crecerá y
también el precio de los medicamentos y el
presupuesto sanitario no. La única vía es
«Todo el
mundo debe
tener acceso
a la
medicina
oncológica:
la de
precisión y
la básica»
«En lugar
de dar voz a
los técnicos,
se ha usado
el sistema
sanitario
como arma
política»
«La mejor
arma
contra el
cáncer lo
tenemos en
nuestro
organismo»
«No tiene
ningún
sentido hoy
en día que
los
hospitales
sigan
haciendo
investigación
básica»
optimizar los recursos actuales y, como le
dije, empezar a pagar por valor. Todo pasa
por un Pacto de Estado. Durante los años
de crisis, la Administración ha ido apretando las tuercas al sistema pero cambios estructurales se han hecho más bien pocos.
La solución hubiera pasado por empoderar
a los técnicos. Dar voz a las personas que
realmente entienden de sanidad. Lejos de
eso, el sistema sanitario se ha utilizado como
un instrumento político.
«No saben nada de gestión»
—Al margen de que la clase política no ha
demostrado la sensibilidad esperada en
épocas de ajustes ¿qué se ha de reprochar
a los profesionales sanitarios?
—Hay un handicap de fondo que es que los
médicos no tienen ni idea de organización
ni de gestión y eso lo dificulta todo. Medicina es de las pocas carreras que acaban sin
que los estudiantes sepan qué es una organización y un presupuesto. En tono de broma siempre digo que los médicos son asesinos en potencia del sistema.
—¿Es la investigación translacional, la clave para no perder comba en Europa?
—Sin lugar a dudas, la investigación traslacional es la vía más efectiva para recortar
la larga distancia que existe entre lo que se
cuece en el laboratorio y la práctica clínica,
aunque eso no quiere decir que solo deba
practicarse esa fórmula. Lo que es obvio, es
que no tiene sentido que hoy en día los hospitales sigan haciendo investigación básica, eso debe reservarse a los grandes centros de investigación.
—En estos últimos años, la biología molecular ha permitido dar pasos de gigante
en la lucha contra el cáncer. Gracias a ella
hemos conocido el nombre y apellido de
muchos tumores y hemos podido combatir la enfermedad con terapias personalizadas ¿En que se centran ahora los esfuer-
SÁBADO, 4 DE FEBRERO DE 2017
abc.es/salud
MUY
PERSONAL
Lugar y fecha
de nacimiento
Barcelona, 25 de
octubre de 1963
Estudios
Se licenció en
Medicina y
Cirugía en 1987
y obtuvo el
doctorado en
Medicina en
2012 por la
Universitat
Autònoma de
Barcelona
(UAB). Después
se especializó
en Oncología
Médica.
Cargos y
publicaciones
Actualmente es
director del Vall
d’Hebron
Instituto de
Oncología
(VHIO) y
responsable del
Servicio de
Oncología
Médica del
citado hospital.
Es también
presidente
electo de la
Sociedad
Europea de
Oncología
Médica (ESMO),
donde ejercerá
la presidencia
activa en 2018.
Forma parte de
la American
Association for
Cancer
Research
(AACR) y de la
American
Society of
Clinical
Oncology
(ASCO) y es
coautor de unos
250 manuscritos en revistas
internacionales.
ABC
ABC
zos de los investigadores?
—Efectivamente, la ciencia ha avanzado
mucho en estos últimos años, sobre todo se
ha estudiado a fondo el comportamiento
las células tumorales. No obstante, tan importante es conocer el mecanismo de estas
células como el mecanismo del cáncer. Sabemos, por ejemplo, que cuando hay una
anomalía en una célula, ésta, en algunas
ocasiones repara por ella misma esta disfunción. Otras veces se suicida y, en otras
ocasiones, nuestro sistema inmune reconoce a las células tumorales y las destruye. Sin
embargo, hay veces que estas células burlan el sistema y fallan todos estos mecanismos.
—¿Cuál es la opción entonces?
—Hay varios caminos. Una de las vías es hacer que el sistema inmune recupere su capacidad de reconocer a estas células. En el
70 por ciento de los casos la inmunoterapia
no funciona por que no hay linfocitos en el
tumor. Lo que hacemos es utilizar vacunas
y anticuerpos bioespecíficos para conseguir
que estén dentro del tumor y el sistema inmune pueda atacarlos.
—Entonces, ¿el futuro pasa por la inmunoterapia?
—Es el gran futuro. Estamos aún en la punta del iceberg. Bueno, para ser más exactos
diría que hemos descubierto un 20 por ciento de su potencial. La mejor arma, el mejor
tratamiento contra una enfermedad maligna como el cáncer lo tenemos dentro de
nuestro organismo, es el sistema inmune.
Nuestro reto, ahora, es activarlo.
—Usted es todo un referente en la investigación de terapias moleculares contra el
cáncer de colon ¿cuál es la supervivencia
actual?
—Depende del estadio en el que se diagnostica la enfermedad, pero en líneas generales se sitúa entre el 65 y el 70 por ciento. Si
se detecta en fases muy inciales la supervivencia es de un 90 por ciento.
—¿En qué líneas de investigación se está
avanzando?
—Hay varias. Sabemos, por ejemplo, que
como mínimo el 80 por ciento de los casos
de cáncer de colon han sido antes un pólipo. Se está avanzando en el hallazgo de medicamentos que frenen la transición entre
pólipo y tumor.
—¿Qué potencial tiene la biopsia líquida?
—Es una herramienta muy importante porque permite detectar mutaciones genéticas
con una gran sensibilidad a través de una
simple analítica. Su potencial es enorme.
—El propio proceso de envejecimiento es
un factor de riesgo en el cáncer de colon.
¿Hasta qué punto influyen nuestros hábitos en la aparición de la enfermedad? Lo
digo porque un reciente estudio impulsado por científicos españoles revela que las
dietas ricas en grasas saturadas (malas)
triplican el riesgo de metástasis...
—Hay unas recomendaciones que si se cumplen rebajan un 40 por ciento el riesgo de
padecer cáncer. Hay cosas que no están en
nuestras manos, como la herencia genética, pero otras sí.
—¿Podría recordarlas?
—Por supuesto: no fumar, poco alcohol, no
tener obesidad, mantener una dieta baja en
grasas saturadas y rica en vegetales y frutas, protegerse del sol, vacunarse (vacunas
como la del papiloma) y evitar la contaminación, entre otras cosas.
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