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Mayoría de boricuas vive del mantengo
Lunes, 16 de Abril de 2007
Antonio R. Gómez / Primera Hora
Una minoría sostiene al país.
Menos de una tercera parte de los puertorriqueños tiene empleo y con ello la pesada carga de
sostener económicamente con su trabajo y sus contribuciones al resto de la población.
Puerto Rico sufre un alarmante nivel de dependencia de los programas de asistencia pública y esto
queda evidenciado en que la Isla tiene una de las tasas más bajas del mundo en el renglón de
empleo y participación en la fuerza trabajadora.
La aportación millonaria que a través de sus programas de asistencia hace anualmente el Gobierno
estadounidense a los residentes de la Isla parece ser el principal sostén de una estructura
económica en seria crisis.
“Prácticamente la mitad de la población trabaja y la otra mitad depende de ésta. Yo tengo que decir
las cosas como son”, declaró el secretario del Trabajo, Román Velasco, quien mantiene como una de
sus principales preocupaciones la baja tasa de participación en la fuerza laboral en el país. “La tasa
de participación laboral no es suficiente”, aseguró.
“Por un lado... el sector privado no ha creado los empleos que Puerto Rico ha necesitado y hay que
plantearse si los incentivos son suficientes para alentar el trabajo, o si los incentivos de asistencia
pública no promueven que la gente vaya a buscar trabajo”, comentó.
Las estadísticas laborales hablan por sí solas. En el año fiscal 2006 el empleo en la Isla promedió
1,253,000 personas. La población total del país se estimó entonces en 3.9 millones, por lo que
apenas un 32.1 por ciento de los residentes trabajaban.
Entre aquellas personas de 16 años o más, que son las que usa el Departamento del Trabajo
(DTRH) al delimitar el llamado “Grupo Trabajador”, ese nivel de empleo sigue siendo sumamente
débil. Sólo el 43% de esa población estaba empleada el pasado mes de febrero, cuando se estimó
que había 1,293,000 personas con trabajo.
La tasa de participación de Puerto Rico, que incluye a las personas mayores de 16 años empleadas
o buscando empleo, fue ese mes de 48.1%, también muy pobre cuando se le compara con el resto
del mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, esa tasa alcanza el 63.1% y al menos cinco estados
sobrepasan consistentemente el 70%. Las tasas comparables en Europa y en muchos países de
América Latina también nos superan por mucho.
“El problema en Puerto Rico no es la oferta de mano de obra, es la demanda de mano de obra
porque no hay la capacidad para absorberla. Y lo que hacemos continuamente es que damos más
incentivos para que esa capacidad sea más pequeña”, sostuvo por su parte el director de la Escuela
Graduada de Planificación, Elías Gutiérrez.
“Uno no puede mirar la situación social en abstracción de que ésta es una economía que en los
últimos siete años no ha crecido y si la cosa sigue como va, la década del 2001 al 2010 habrá sido
la década de menos crecimiento desde el 1945”, advierte por su parte el economista Joaquín
Villamil.
Más de un millón participa del pan
Al otro lado de la moneda laboral, más de la mitad de las familias puertorriqueñas -cerca de
492,756 familias ó 1,075,000 personas- se benefician del Programa de Asistencia Nutricional (PAN)
que repartirá este año en la Isla sobre $1,551 millones.
Cerca de 52,600 familias reciben además asistencia del programa de Ayuda Temporal para Familias
Necesitadas (TANF), que este año repartirá otros $101.3 millones. A estos se unen las ayudas para
vivienda, los subsidios de renta, electricidad, teléfono, las ayudas a madres y niños (WIC), la
reforma de salud, entre muchas otras.
“La ausencia de una política salarial en Puerto Rico ha tenido unos efectos muy grandes sobre la
legislación obrero-patronal, pero también ha desvirtuado toda la estructura de posibles incentivos
del mercado del trabajo”, opinó por su parte el también economista José Antonio Herrero al
contrastar los bajos salarios existentes en el país y las numerosas ayudas disponibles para los que
no trabajan.
La evidencia de la pobreza y del creciente desbalance en la actividad productiva de los
puertorriqueños abunda. El 44.9% de nuestra población vive bajo el índice de pobreza de Estados
Unidos. El 39.3% de los menores de 18 años viven en hogares que reciben asistencia pública y
10.5% de ellos (cerca de 24,552 jóvenes) no trabajan ni estudian.
En el 35.4% de los matrimonios ninguno de ellos trabaja y el 46.4% de las mujeres que son jefas
de familia están fuera de la fuerza laboral. El 42.8% de todos los jefes de familia no trabajaron en
los pasados 12 meses y el 21.3% de la población entre 16 y 64 años reporta incapacidad, según
estimados del Censo de Estados Unidos para el 2005.
Los pagos de transferencias a los individuos, que son aquellos que se reciben sin que medie empleo
o ganancia, representaron durante el pasado año fiscal 2006 el 29.5% de todo el Ingreso Personal
del país. Las transferencias de fondos federales a los individuos totalizaron $9,920 millones, de los
cuales $2,152 millones o el 22% son ayudas directas a las personas.
El resto corresponden a pagos por el Seguro Social, Medicare y veteranos.
Sin embargo, en el caso específico de los pagos por Seguro Social el estudio que realizaron
recientemente el Instituto Brookings y el Centro para la Nueva Economía concluye que existe una
mayor proporción de pagos por incapacidad en Puerto Rico que en el mismo programa para Estados
Unidos.
“Tenemos que buscar formas y políticas que apoyen a las familias pobres y en la medida que los
programas de beneficencia de ayuda a la familia puedan, se debe atemperar sus políticas y sus
reglamentos para que, en vez de penalizar (el trabajo) lo que hagan sea facilitarlo y fortalecer la
autosuficiencia”, opinó la directora de la Administración de Desarrollo Económico de la Familia
(Adsef), Idalia Colón, quien dirige varios programas para promover la autosuficiencia de los
beneficiarios de la asistencia pública.
A juicio de Velasco “tenemos que ser bien honestos. Ha llegado el momento de que Puerto Rico se
plantee... que todos los puertorriqueños nos tenemos que plantear hacia dónde queremos que vaya
nuestro país. Tiene que haber un regreso a una ética de trabajo. La gente se tiene que sentir
productiva”, sentenció, por su parte, el secretario del Trabajo.