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Sincretismos Sociológicos. Nuevos Imaginarios Coordinación Editorial de la Revista Electrónica Columna. Noviembre 2014 © Todos los derechos reservados ROCK-RIGENES Y BIFUR-CANCIONES: THE WALL, CRUCES DE UNIÓN Y DIVISIÓN LUIS MOISÉS PIZAÑA MEDINA1 COLUMNISTA SINCRETISMOS SOCIOLÓGICOS NUEVOS IMAGINARIOS 1 Estudiante de Sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco. Correo electrónico: [email protected] Rock-rigenes y bifur-canciones: The Wall, cruces de unión y división Columnista: Luis Moisés Pizaña Medina Rock-rigenes y bifur-canciones: The Wall, cruces de unión y división En la común distracción de la ciudad, cuando se camina a solas junto a los muros, el cruce con otras personas se convierte en una relación imaginaria, en una conexión de estados de ánimo. El aislamiento social que provocan ciertas situaciones de vida en una persona, conlleva a la construcción de un poema sonoro tal como lo expresó Roger Waters (bajista fundador de la banda británica Pink Floyd) en su obra más emblemática, personal y vivencial; llena de simbolismos, de espacialidad musical, de incitación imaginaria en contra del sistema, de un muro cuya forma y función es la de protector ante un mundo hostil. Es justo esta arista, de entre tantas, que The Wall, ofrece una serie de interpretaciones amplias, como la lectura de imágenes dentro de las letras y los sonidos, diría Simon Frith (sociólogo inglés), en relación al análisis de valores culturales en una obra musical. El aislamiento social como fenómeno de una sociedad moderna, juguetea con la noción de soledad e individualismo, en modos de vida derivados del progreso racional. Ubicado como alegoría simbólica, la construcción de un muro conduce a una lectura del arte que se bifurca en lo estético, lo contemplativo o a su vez, en su función social política de medio visual poético para evidenciar lo aparentemente invisible. El arte, como lo expresa Shelley en su poesía, debe tener un gran rol social, no sólo porque puede popularizar alguna que otra idea, sino porque simplemente estimula la imaginación. Y es esa imaginación la que se desborda al oír y ver The Wall; un álbum conceptual cuya problemática está dentro y fuera del muro: en el creador junto al grupo Pink Floyd. Por un lado, la visión de Roger Waters de trasmitir artísticamente su mundo interno y demandar problemáticas sociales; un cruce crítico entre la individualidad y la sociedad moderna. Y por el otro, con David Gilmour, el de desbordar y trasmitir 2 Rock-rigenes y bifur-canciones: The Wall, cruces de unión y división Columnista: Luis Moisés Pizaña Medina emociones: qué sería del rock sin el público, sentir la música tridimensionalmente, evocar emociones, hacer sentir más grande que la propia vida. La literatura debe estar narrada al sonido de rock, como dirían los escritores de la onda (género literario en México de los años sesenta) y The Wall, evoca esa unión lírica entre la música y la palabra. La captura de sonido desarrollada por los procesos técnicos desde la partitura, el vinilo, el CD, hasta la revolución digital además, nos permite el asombro, por ejemplo, el vinilo como objeto estético. La imaginación sonora se materializa a través de Gerald Scarfe, el caricaturista de las ideas conceptuales de Waters. Para Jean Baudrillard (filósofo y sociólogo francés) el arte no sólo crea las imágenes, sino también su significado; da un significado o un sentido de identidad a algo que carece de significado, de identidad: los martillos marchando, reflejan al fascismo, las flores en lucha, a las relaciones conflictivas, la paloma trasformada en águila de acero, a los aviones bombarderos, etcétera. La unión entre música y el arte plástico es apoteósica, como lo refieren quienes participaron en la construcción de los conciertos en Berlín, tras la caída del muro en 1989 que dividió a Alemania durante la guerra fría; tema social que cruza una línea histórica en todo el mundo actual. Al respecto, Waters expresó en su momento: de ninguna manera voy a Berlín para celebrar lo que considero una victoria sobre el socialismo. Voy a llevar el show para celebrar la victoria del individuo. Y es que, inevitablemente, la paradoja está en evitar el contacto con el público, al construir un muro divisor sobre el escenario, su rechazo ante la poca o nula objetividad de escuchar música, contemplarla y entenderla por parte de la masa, enfadaría a Waters, pero al mismo tiempo era un afán construir un vínculo colectivo, una unión de sentimientos alrededor de la coyuntura de la caída del muro. En el imaginario social de quienes vivieron la separación de Alemania, se asimiló rápidamente la alegoría de los simbolismos. 3 Rock-rigenes y bifur-canciones: The Wall, cruces de unión y división Columnista: Luis Moisés Pizaña Medina La obra del artista posmoderno es un esfuerzo heroico por dar voz a lo inefable; una forma tangible a lo invisible, comenta Zigmunt Bauman (sociólogo y filósofo polaco). El sujeto aislado del álbum grita al querer salir del muro (en una excelente imagen de Scarfe), dirige esa voz hacia las estructuras sociales, hacia los ladrillos de una familia desintegrada por la ausencia de un padre fallecido en la segunda guerra mundial; hacia la opresora institución educativa anuladora de la creatividad; hacía la sobreprotección materna causante de individuos débiles y complejos en sus relaciones afectivas adultas. La forma y la manera de escuchar y ver The Wall en sus diversas aristas, depende de la relación básica de todo ser humano al identificarse con cada ladrillo. Las causas de ese aislamiento social del sujeto, son aquí construidas a través de la grandeza creativa de Pink Floyd. Los muros expresan arte y caminar junto a uno, es conectarse con el artista y la resignificación del objeto arte. 4