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HISTORIA DEL ARTE 2ª BAC
TEMAS 20
LA ARQUITECTURA DEL S. XX: WRlGHT. LE CORBUSIER MIES VAN DER ROHE.
F. LL. Wright: (organicismo) La casa de la cascada.(1946-59)
Le Corbusier: (Funcionalismo) La iglesia de Ronchamp (1950-53). La casa Saboya (1929-31)
Fernández Albalat: Fábrica de la Coca-Cola. A Coruña
CONTEXTO HISTÓRICO
En la segunda mitad del siglo XIX, la arquitectura se verá afectada por los profundos cambios
sociales producidos por la Revolución Industrial, y deberá dar respuesta a las nuevas exigencias de la
sociedad:
Los avances técnicos y la invención de nueva maquinaria para la producción exigirá la construcción
de nuevas fábricas que sustituyan los tradicionales talleres artesanales.
El desarrollo económico y comercial plantea la necesidad de construir una nueva tipología de
edificios acordes con las nuevas exigencias de “calidad de vida”.
El aumento demográfico urbano en general y, especialmente, la concentración de grandes masas de
población obrera junto a los centros fabriles, originan problemas en el urbanismo.
Las contradicciones sociales, políticas, culturales, etc., características del S.XIX, también están
presentes, en la arquitectura. “A la belleza depurada de formas clásicas se opone la lógica mecánica de
los nuevos materiales, es decir a la estética de la forma se opone la de la función. A lo largo del siglo
dos grandes líneas de acción definirán el quehacer constructivo: la arquitectura-arte y la arquitecturaingeniería. La persistencia de la primera buscando su camino en las formas, y la audacia de la
segunda, guiada por la técnica, ofrecen un panorama complejo, cuando no contradictorio”.
Por otro lado, las normas arquitectónicas impuestas por el Neoclasicismo son puestas en crisis, y esto
da lugar a construir edificios de estilos muy diferentes en los que se combinaban el capricho y la fantasía
del arquitecto con el gustos de los clientes, inspirándose en los edificios antiguos, sin ningún criterio, con
cierta preferencia por los góticos. Esto da lugar a un movimiento llamado Historicista o Revival de
carácter romántico-nacionalista, que pretende resucitar o imitar el pasado, buscando los orígenes de la
propia civilización.
Paralelamente a esta arquitectura historicista que llevan a cabo los grandes edificios y de la que se
ocupan los arquitectos como “creadores de belleza”, comienzan otro tipo de construcciones funcionales
llevadas a cabo por ingenieros (fábricas, puentes, estaciones etc.) en las que se van a utilizar nuevos
materiales que surgen de la industria: hierro fundido, vidrio, acero y hormigón armado.
A partir de la 2ª mitad del S.XIX, se empieza ya a admitir el hierro en la arquitectura. En primer
momento se utilizará en soportes, después toda la estructura, aunque más en los interiores que en los
exteriores, también el vidrio se utilizará para bóvedas y galerías, pero no será hasta finales de siglo,
después de los edificios construidos en la ciudad de Chicago, cuando se generalice la utilización de estos
nuevos materiales, superando la “separación” entre construcción y arquitectura.
LA ARQUITECTURA DEL SIGLO XX.
La arquitectura del XX nació de un complejo proceso que abarca toda la primera mitad del siglo.
Hay una primera fase, hasta 1917, bastante floreciente en la que convergen los últimos ecos del
modernismo con las experiencias protorracionalistas y las utopías futuristas, pero es truncada por la
guerra
Tras este brutal paréntesis se reinicia la actividad arquitectónica que alcanza en la fase de
entreguerras un gran interés.
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Hay todavía una oposición de quienes contraponen pasado y presente, una diferencia entre una
arquitectura de oficio, historicista, que fue la más prolífica, y otra arquitectura vanguardista y minoritaria,
que busca nuevas respuestas.
Esta última, que es la que nos interesa, investiga la arquitectura desde diversas posiciones:
EXPRESIONISMO, rico y utópico (1905-25), que es más bien un grupo experimental que se
manifiesta a través de escritos y dibujos, con poca obra construida. Utilizan el hormigón y potencian su
sentido orgánico. Intentando transmitir sentimientos a través de las formas arquitectónicas.
ART DECO, que triunfa en los 20, y ha sido injustamente considerado como una versión frívola de
las conquistas racionalistas; hoy se le reivindica como una arquitectura más humana a la frialdad
dogmática del funcionalismo, a finales de la década cae acosado por una campaña de descrédito
orquestada por academicistas y modernos.
RACIONALISMO/ FUNCIONALISMO, que será la corriente de mayor transcendencia. Busca un
lenguaje no individual, regido por el principio de que “la función hace la forma” o “la forma sigue a la
función” o lo que sería lo mismo , lo importante es la función que vaya a tener el edificio y después se le
da la forma. (No es lo mismo un bloque de viviendas, que un centro de salud, que un estadio de futbol,
etc.)
Esta corriente se caracteriza por los rasgos siguientes:
Uso de materiales altamente industrializados, especialmente hormigón armado (técnica que consiste
en insertar cables de acero a una masa de hormigón para sumar los esfuerzos de la tensión). Este ya había
sido utilizado a finales del S.XIX, pero no como recurso técnico sino como elemento formal con sentido
estético propio.
Es un material barato, adaptable, incombustible y anticorrosivo, que permite nuevas posibilidades en
la contraposición carga/soporte, deja la planta libre y se puede fabricar en serie, con un abaratamiento
importante de los costes, aunque conlleve peligro de una monotonía formal.
A veces se alterna con otros materiales industriales más nobles –acero, cristal- o con ladrillo.
El muro no es portante. Queda reducido a una ligera membrana de cerramiento, que se perfora con
grandes vanos, tanto porque la técnica constructiva lo permite como por el gusto por los grandes
ventanales que proporcionen a los interiores luz y ventilación. Se llegará a revestir todo el muro (muro
cortina) de cristal.
Los soportes son pilares de diferente sección, con un armazón interno de acero, unidos por cercos y
recubiertos de hormigón.
Las cubiertas en general son adinteladas, y están formadas por vigas de hormigón armado o planchas
del mismo material, que se apoyan directamente en los soportes, con los que forman el esqueleto..
Los elementos decorativos desaparecen, a favor de una homogeneidad rectilínea y desnuda; la
ausencia de decoración añadida ha sido dictada por la estética de las formas abstractas, en un afán de que
tecnología y materiales se reflejen en sí mismos. En algunos casos, sin embargo, se dará cabida al uso del
color.
En el espacio interior, la proporción y los trazados regulares será una máxima constante en las
nuevas construcciones que intentarán conseguir “el máximo aprovechamiento en el mínimo espacio” o
lo que es lo mismo “el mayor beneficio social al menor coste económico”. La distribución de los
espacios interiores se debe adecuar a las diferentes funciones para las que son diseñados.
El punto de referencia será la escala humana, como propone Le Corbusier en su “Modulor” (se
basa en la figura masculina y se utiliza para determinar las proporciones de unidades de
construcción). Cada edificio debe definirse por su función.
Los volúmenes exteriores responden a una composición ortogonal distinta de la tradicional. De
nuevo aquí es el hormigón armado el que permite la ejecución de voladizos, antepechos..., y, sobre todo,
bajos libres, voladizos y remates en terrazas horizontales, que definen la nueva imagen.
La distribución de vacíos y su cuidada disposición muestran la búsqueda de calidad del espacio
urbano, como compensación a la pobreza de la construcción.
Hay un gran interés por los temas urbanísticos, pues concibe la arquitectura unida a la ciudad y da
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reglas para su expansión o nuevos asentamientos.
Se trata de acomodar a los hombres al nuevo ritmo de vida y organizar sus agrupaciones y, frente a
los métodos de urbanismo devastador que se han adoptado desde mediados del XIX, se proponen nuevas
fórmulas, que enlazan en la ciudad-jardín de Howard, de base utópica, y la «Cité industrielle» de T.
Ganíer, primer proyecto de ciudad industrial del XX, culminando en las teorías de Le Corbusier.
Los edificios más representativos que se van hacer son: las viviendas sociales, en especial
rascacielos de viviendas, construcciones industriales, edificios administrativos, teatros, salas de
conciertos y estadios deportivos.
La expresión individual tiene cabida en esta arquitectura, con una rica pluralidad de maestros, que se
enmarcan en dos corrientes básicas: Funcionalista y Orgánica.
No se origina en un lugar único: supone una línea de trabajo común de diversas personas en
diferentes naciones, es un ESTILO INTERNACIONAL.
Su centro principal lo constituye LA BAUHAUS, fundada por Gropius en Weimar (Alemania),
como centro pedagógico y experimental de arquitectura y diseño. Trasladada en 1925 a Dessau se decanta
por la arquitectura racionalista, bajo las direcciones sucesivas de Meyer y Van der Rohe, absorbiendo las
aportaciones de las vanguardias rusa y holandesa. Aunque entra en decadencia en 1930 y es finalmente
clausurada en Berlín en 1933, ejercerá una enorme influencia que crece al emigrar sus componentes a
otros países de Europa y a EE.UU.
La otra aportación fundamental proviene del ámbito cultural francés, se relaciona con la rama purista
del cubismo y está representada por LE CORBUSIER.
LE CORBUSIER. Charles Édouard Jeanneret, (1887 – 1965).
De origen suizo, pero residente en París, es el mejor exponente del racionalismo. Gran teórico,
urbanista, batallador incansable, hace que se tome conciencia de la arquitectura como uno de los grandes
problemas de nuestro siglo.
Evoluciona a lo largo de su vida, superando las vanguardias. Para él la vivienda es “una máquina
para vivir”, y al igual que los grandes tratadistas de la Antigüedad o del Renacimiento sentirá una
imperiosa necesidad de establecer proporciones canónicas a partir de las medidas humanas que fijen las
dimensiones estandarizadas de todos los objetos, pasando naturalmente, por la vivienda.
Estos trazados regulares quedan recogidos en su obra el “Modulor”, y en ella se fijan las
proporciones que permiten construir armónicamente desde un sello de correos hasta una ciudad.
Cuando proyecta La Villa Savoye está en la cima de su popularidad y al frente de la vanguardia europea.
En la Exposición de Artes decorativas de París de 1925 presentó sus ideas de las viviendas de las
ciudades modernas: grandes rascacielos, abundante zonas verdes alrededor y clara separación entre vías
peatonales y vías para los automóviles.
Análisis de la obra.
Este edificio de hormigón es una vivienda particular de planta cuadrada y aislada del suelo por
pilotes.
La casa está distribuida en dos plantas con un jardín sobre la cubierta. La planta baja en forma
de U alberga las zonas de vestíbulo y servicio y se proyectó para permitir el giro de un coche que llevaría
a sus ocupantes hasta la puerta. El vestíbulo es un amplio espacio delimitado por paredes curvas
enteramente de vidrio; a la izquierda de la entrada está la escalera de servicio y, a su lado, el pasillo que
lleva a los cuartos de los criados; prácticamente en el centro, una rampa inicia el recorrido procesional a
través de toda la casa: el llamado paseo arquitectónico. La primera planta, la vivienda de la familia,
tiene una gran terraza en torno a la cual se ubican todas las habitaciones: el gran salón, la cocina, el cuarto
de invitados y los de los propietarios. La terraza se une al salón principal mediante puertas correderas,
pues es considerada como una prolongación del mismo, como una habitación exterior de la casa.
El recorrido continúa hasta la cubierta, ahora en el exterior, con otros dos tramos de rampa que
terminan en una fina pantalla de hormigón, a través de la cual se disfruta de una bella vista enmarcada del
paisaje; la cubierta plana permite convertirla en jardín-solarium.
El muro exterior de la primera planta, al no tener función tectónica, hace posible abrir ventanas en
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toda su longitud, incluso dando la vuelta a las esquinas, lo que permite unas vistas hacia el exterior en las
que el horizonte queda enmarcado en la construcción, confiriendo un marcado carácter horizontal al
edificio. La estructura de hormigón del jardín-solarium con sus formas curvilíneas recuerda a las
chimeneas de los barcos en una evocación de la imagen de los transatlánticos. Los pilotes de la planta
baja son de delgadas columnas que forman la estructura reticular y que sirven para elevar la zona de
vivienda sobre el terreno.
Esta villa está ubicada en el calvero de un bosque, por tanto el entorno del edificio es la naturaleza,
una naturaleza que se conecta y que permite una visión de su horizonte a través de la cristalera corrida. Se
busca la conexión entre el espacio construido y el entorno creándose así el espacio continuo, característica
del arquitecto.
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En la IGLESIA DE RONCHAMP, se adentra en la corriente organicista, recuperando materiales
como la madera, el ladrillo y la piedra, frente al contraste de la geometría estricta (racionalismo),
armonizando el edificio con su entorno, ofreciéndonos una arquitectura de formas más libres y en la que
el espacio cobra un nuevo valor
En este caso, Le Corbusier concibe la iglesia como un espacio interior- exterior, de tal forma que pueda
acoger a un número de personas variable. El espacio interior es reducido, un lugar de silencio,
oración...”un espacio místico que no se había vuelto a concebir desde la Edad Media”; el exterior, sirve
para acoger a un gran número de personas ya que una pared de la iglesia (Este) está preparada para ser
altar, protegida por una cubierta a modo de concha, asegurando la funcionalidad y la estética del edificio.
ARQUITECTURA ORGANICISTA:
Indicaremos, por último, la existencia de una importante tendencia organicista, que busca una nueva
relación de elementos y la humanización de la arquitectura, y se manifiesta en la obra del finlandés A.
Aalto y del estadounidense F. LI. WRIGHT.
Para los años 30 el estilo está perfectamente definido y, aunque tiene poca obra realizada, posee un
amplio cuerpo teórico, que se manifiesta y difunde a través de ensayos, artículos en revistas
especializadas, exposiciones (la primera celebrada en Estocolmo en 1930) y los CIAM (Congresos
Internacionales de Arquitectos Modernos), que se sucedieron de 1928 a 1956.
Se crea así una vanguardia que tendrá su representación en todos los países. Su gran oportunidad
viene de la mano de la concepción de la función pública arte y arquitectura, como instrumento de
progreso social, así como del desarrollo de los sistemas de producción a gran escala, con lo que se
industrializa el edificio y se racionaliza el proceso de construcción. La vivienda se transforma en un
producto anónimo de consumo.
Triunfa a partir de 1935, con un éxito que desborda todas sus esperanzas, y que continúa después de
la Segunda Guerra, en las reconstrucciones que se realizan hasta los 60.
Estas realizaciones pusieron en tela de juicio sus propuestas. Su eficacia económica y técnica
contrastaban con la realidad de unos espacios arquitectónicos pobres, sin la belleza abstracta soñada para
ellos, identificándose funcional con impersonal, por su ausencia de decoración y monotonía en los
modelos.
Actualmente, hay una renovación dentro de esta arquitectura tan funcional, orientada tanto hacía el
ennoblecimiento de la técnica, como, sobre todo, a la revisión de principios, especialmente la plasticidad
espacial.
F. LLOYD WRIGHT.- Está considerado el mejor arquitecto norteamericano del primer cuarto de
siglo y uno de los constructores que más han influido, junto a Le Corbusier y Grópius en la arquitectura
de nuestro tiempo.
Discípulo de Sullivan, tuvo la oportunidad de llevar a la práctica sus ideas constructivas tras el
colosal incendio de Chicago, haciendo una arquitectura sobria y austera, limitada a las posibilidades del
hierro y el hormigón.
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En 1920, hace un viaje a Japón que le influirá notablemente, dando un cambio radical en su modo de
hacer, a partir de ese momento, hará una arquitectura adaptada al ambiente que rodea la construcción,
funcionalista, un tanto sofisticada y romántica pero de gran belleza (Arquitectura Orgánica).
Su gran éxito será LA CASA DE LA CASCADA (Fallingwater)
TÍTULO: la Casa de la Cascada (Fallingwater)
AUTOR: Frank Lloyd Wright (1869 - 1959)
CRONOLOGÍA: 1936-39
LOCALIZACIÓN: Bear Run, Pennsilvania. EEUU
ESTILO: Organicismo (Arquitectura Orgánica) Casa particular
La Casa de la Cascada, la residencia privada más famosa del S.XX, pretende armonizar con su
entorno natural proponiendo una sucesión de volúmenes que dan la impresión de levitar sobre el agua.
Frank Lloyd Wright diseñara esta casa para el comerciante y filántropo Edgar J. Kaufmann en
1936, en Pennsylvania, Estados Unidos. En ella consiguió sintetizar el humanismo oriental, con las
nuevas posibilidades técnicas occidentales (hierro, acero, vidrio, hormigón).
El terreno en el que se ubica la casa tiene abundancia de rocas a nivel del suelo, las cuales sirven de
cimentación del edificio. La zona tiene un relieve ligeramente accidentado, con un bosque de árboles
caducifolios que se mantiene prácticamente virgen, ya que solo un camino peatonal conduce a la casa, y
al arroyo, en el cual está la cascada de la casa.
Del terreno del lugar se extrajeron rocas que conforman mamposterías de la parte baja de las
fachadas del edificio, colocadas en ese lugar para crear una progresión desde la roca natural del suelo
hasta el hormigón de las partes altas
Kaufmann quería ver el agua del torrente desde su casa, pero, el agua es lo único que no se ve desde
los ventanales y las audaces terrazas. El agua se escucha, retumba bajo el suelo y aunque estando tan
presente no se puede ver, el ruido continuo es tan ensordecedor que puede acabar siendo una tortura y
haciendo que la vida en el interior de la casa se vuelva imposible.
No puede ser por tanto un buen proyecto a pesar de su belleza y efectismo estético si ya de inicio la
principal función de una residencia, habitar, no puede ser realizada con comodidad.
Desde hace muchos años, La Casa de la Cascada no es una vivienda, sino un lugar de culto para los
turistas fervorosos de la arquitectura.
Nueve meses transcurrieron desde la primera vez que Wright viera el terreno hasta que plasmara el
proyecto en un plano. Durante ese tiempo, se han documentado por los menos tres visitas de Wright a
Bear Run, en las que concebiría el edificio en su cabeza. Luego fue dibujada en tan sólo 140 minutos.
La casa la diseña en tres plantas escalonadas, de las cuales la inferior ocupa una gran sala de estar
asentada sobre una roca que emerge del suelo. Una gran terraza de hormigón vuela sobre la cascada,
integrándola de un modo espacial en la propia vivienda. El piso superior lanza otra terraza cuyo eje forma
90ª con la de abajo, sobresaliendo de ella en una parte. De este modo sirve de techo y refugio de la
inferior, pero sin ocultarla totalmente, quedando así una terraza con sol permanente. (es un continuo juego
de volúmenes ortogonales)
La utilización de grandes ventanales elimina la separación entre las habitaciones y las terrazas.
Esta casa es a su vez, un prodigio de aventura técnica, que aprovecha al máximo las innovaciones
que permiten los nuevos materiales.
En el momento de tener que retirar los andamios de madera que sostenían el encofrado de la gran
terraza, hubo protestas por parte de los sindicados de obreros, que tenían miedo de que se viniera abajo.
Se tuvo que recurrir a una comisión técnica para que verificase la obra y autorizase retirar los andamios.
De excepcional importancia para la Historia es su Museo Solomon Guggenheim, en Nueva York
(1959).
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El exterior lo concibe en forma de cono invertido, dividido en grandes bandas de hormigón y
apoyado sobre un gran muro corrido, con un juego de volúmenes muy original. Pero lo más excepcional
en esta obra es posiblemente la concepción del espacio interior, que es abierto, con una suave y continua
rampa helicoidal, sin esquinas ni sensación de límite, concibiendo la contemplación de las obras en una
continuidad permanente. Esta sensación se potencia con la cúpula de vidrio que corona el espacio interior,
a modo de cubierta.
FERNÁNDEZ
ALBALAT:
Fábrica de la
Coca-Cola. A Coruña
Es un proyecto de
1960.
Se
hizo
en
colaboración con un
arquitecto
de
La
Coruña
Antonio
Tenreiro Brochón.
El proyecto se
puede
resumir
en
fabricación, almacenaje
gestión, y dirección de
venta. Una imagen
industrial,
clara,
aséptica, actual, y al
mismo tiempo alegre y
amable.
Planta
abierta,
angular, en un ala oficinas y dirección; en la otra almacenes; y en la articulación la embotelladora, un
gran prisma de cristal, con toda la maquinaria dentro.
“En el programa nos decían que debía visualizarse la embotelladora y entonces propusimos hacer lo
mismo con la sala de jarabes y el almacén de azúcar que estaban encima. Un bloque de cristal que es
como un gran juguete con hombrecillos por dentro” Comenta el autor.
Al pie hay una lámina de agua bordeada de césped. Se ajardina el entorno y se enlaza con el paisaje.
Los materiales y el sistema constructivo son muy normales: la estructura es de hormigón armado,
cerramientos cerámicos, pavimentos blandos o hidráulicos, uralita y cristal y, al exterior, un jardín.
Debajo de la embotelladora hay un gran sótano, donde todas las instalaciones se pueden revisar,
modificar, etcétera. Se hicieron muchas reformas y añadidos, y posteriormente pintaron de rojo algunos
añadidos (una cosa espantosa según su autor)
BIBLIOGRAFÍA
L. BENEVOLO: Historia de la arquitectura moderna. Ed. G. Gili, Barcelona, 1982.
S. GIEDION: Espacio, tiempo y arquitectura. Ecl. Dossat, Madrid, 1980.
N. HUSE: Le Corbusier. Ed. Salvat, Barcelona, 1985.
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