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La memoria: ¿qué pueden recordar los bebés?
¿Por qué tenemos memoria de hechos impactantes, terribles o felices? ¿Cuántos de ellos son sólo
recuerdos estáticos, distorsionados o relatos transmitidos por los padres que luego se creen
recordar?
La memoria consiste en un conjunto de percepciones, conceptos, motivos y hábitos almacenados, a
través del tiempo. Estos elementos de la memoria interactúan entre sí en el curso de la experiencia.
Un grupo de sicólogos de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, plantea que la memoria de
los bebés se desarrolla lentamente en el primer año de vida y se fortalece en los siguientes 12
meses. La investigación fue publicada en la revista Nature y consistió en mostrar a grupos de bebés
de 9, 17 y 24 meses de edad, una serie de tareas. Cuatro meses después, se le pidió a los bebés
que realizaran la tarea por sí mismos y sin demostración previa.
Dentro de los resultados se pudo constatar que mientras los niños de 21 y 28 meses mostraron una
buena memoria de la tarea hecha antes, no ocurrió lo mismo con los que tenían 13 meses. Además
de la mayor capacidad que da la experiencia, los científicos argumentaron que esto depende de la
maduración del lóbulo frontal al final del primer año de vida.
Según la psicóloga Patricia Zamorano “existe un proceso mental que puede vincularse
posteriormente con la memoria, un proceso rudimentario, donde el bebé es capaz de recordar o
ajustarse a los horarios de alimentación, de manera que cesa su llanto cuando ve la mamadera o su
madre aparecen, lo que sucede entre las 12 a 18 semanas; luego reconocen a las personas con las
cuales se vincula aproximadamente a los 6 meses. Posteriormente, a los 9 meses, comienzan a
desconocer a las personas o a asustarse con quienes les son desconocidos¨.
A medida que el niño madura existe un aumento en la duración del tiempo en que pueden retener
experiencias anteriores como, en la complejidad que puede almacenar y recordar. Con la formación
de conceptos o lenguaje, se hace cada vez más fácil recordar y memorizar.
La psicóloga Zamorano explica la importancia del lenguaje como la base de la memoria “si antes un
niño repetía nombres de alimentos, no los relaciona necesariamente con la categoría alimentos. El
lenguaje sirve para ir ordenando y establecer categorías, como en el computador, en “carpetas o
archivos” dentro del cerebro, lo que permite recurrir a ellos de manera más fácil cuando se necesite”.
La pseudomemoria
Es difícil determinar si son ciertos o no los recuerdos de las personas. Según la psicóloga Zamorano,
existen quiene recuerdan haber estado en el útero materno. “Esto es lo que se llama influencia de la
sugestión, o también psuedomemorias, es decir, recuerdos de cosas que no sucedieron. Por
ejemplo, puede existir una imprecisión de la memoria de hechos sucedidos bajo situaciones de
estrés. Esta memoria puede ser segregada, separada de la memoria narrativa, puede darse tanto
amnesia u olvidos de ciertos recuerdos (disociativa) o recuperación de eventos traumáticos,
dependiendo de a qué edad sucedió el evento, y también de la gravedad del episodio”.
Los autores Chu JA, Frey LM, Ganzel BL y colaboradores publicaron en la American Journal of
Psychiatry en Boston, EE.UU., que en hechos como el abuso infantil, muchos niños olvidan el
episodio, mientras que otros lo recuerdan de una manera exacerbada y distorsionada.
También existe la subjetividad de los hechos en la memoria. Puede que una persona recuerde haber
entrado a una pieza enorme y los testigos más grandes contradicen hablando que se trataba de un
lugar pequeño. La psicóloga Zamorano explica que “lo más probable es que sean ciertas ambas
perspectivas. Lo que acontece es que cuando niños las cosas se veían mucho más grandes que la
realidad, partiendo del hecho simple que la estatura de los niños generalmente es menor al tamaño
de los objetos reales”.
No siempre es fácil recordar
Hasta los 9 meses, el bebé ya tiene prácticamente la cantidad definitiva de neuronas. Son raras las
personas que se acuerdan de hechos ocurridos antes de los 4 años de edad. Aunque no todas se
desarrollan de la misma manera, se puede decir que en general hasta los 7 años la memoria visual
es más dinámica, razón por la que los niños dibujan más frecuentemente en esta etapa.
Si la memoria es estimulada desde un comienzo, ya entre los 9 y 10 años los niños podrían
comenzar a utilizar el raciocinio abstracto. Después de los 13 o 14 años se debe mejorar las
habilidades para las matemáticas, la lectura y la escritura, porque ellas pueden ser rescatadas de la
memoria automáticamente. A los 70 años, si la memoria no es estimulada, puede comenzar a fallar,
además debe considerarse el proceso degenerativo propio de los órganos vitales.
La interferencia y la inhibición junto con el paso del tiempo son factores importantes en el olvido. El
grado hasta el cual una persona recuerda depende en parte de su motivación y de la capacidad de
conceptualización o lenguaje. La psicóloga Patricia Zamorano, cuenta que el olvido y lo recordado
son dos caras de la misma moneda, lo retenido es lo recordado y el olvido es lo que se ha perdido.
Como un computador, uno archiva muchos datos, pero sólo trabaja con algunos.
La psicóloga también cuenta que actuiales invesigaciones sobre los ataques de pánico en los
adolescentes y adultos, podrían relacionarse con hechos o situaciones de abandono temprano que
vuelven a la memoria. “La persona aunque no recuerde este hecho, es algo que quedó grabado en
su memoria y por lo tanto reacciona angustiada frente a eventos de similares características”.
En la sociedad moderna, la cámara de video está siempre presente para inmortalizar cada momento
especial. Hoy es posible recordar aquellos momentos que para las generaciones anteriores era
imposible tener certeza. Así, un niño podrá verse en un parto, o ver a su madre embarazada de él.
¿Qué pasará con los niños de ahora, que tendrán recuerdos de infancia mediatizada por la televisión
y no por lo que le contaron sus padres? Un fenómeno fascinante para pensar.