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¿PUEDE INDIA COMPETIR CONTRA CHINA? Gisèle Fernández Ludlow∗ Hace veinte cinco años los niveles de vida en China e India eran similares, hoy la economía china es más competitiva. No obstante, en el largo plazo la situación inicial puede volver a repetirse. La primera en iniciar sus reformas de apertura económica en 1978 fue la China de Deng Xiaoping. Siguió la India en 1991, gracias a las iniciativas de Manmohan Singh, ministro de finanzas. Actualmente, ambas naciones buscan competir en el comercio internacional y lograr una mayor participación en la política internacional. Cada una ofrece un modelo de desarrollo competitivo para lograrlo. La política china es impulsada por el Estado, parte “de arriba”; por el contrario, la hindú surge de las propuestas realizadas “desde abajo”. El sobresaliente desempeño económico del “modelo chino” es innegable. Los países vecinos desean reproducir su crecimiento, que ha generado grandes expectativas. Sin embargo, el “gigante asiático” se preocupa por sus fragilidades más que por sus fortalezas. El desempeño de la economía hindú también genera expectativas, aún si el crecimiento de su PIB está lejos de acercarse al chino. Algunos indicadores señalan que la diferencia entre las potencias regionales puede reducirse; India puede competir en el largo plazo con la economía China gracias al fortalecimiento interno en su economía y a la falta de integración de los empresarios chinos a su economía. Sistema bancario Chino El mayor obstáculo que enfrenta el sistema bancario chino es su insolvencia en el pago de créditos. Los capitales que los empresarios locales necesitan se encuentran bloqueados porque los recursos son empleados para el pago del importante déficit gubernamental. El estado Chino realiza grandes inversiones en el sector público a partir de 1990, pero la mayoría de estos proyectos estatales no son comercialmente viables; los préstamos realizados no son cobrables. La consultora Ernst & Young, calcula que en 2001 del total de los activos bancarios, el 50% son préstamos incobrables, en cambio en India éstos representan 15% del total. De alguna manera estos costos tendrán que ser absorbidos. Al parecer esto se hará a través de la recapitalización de los bancos con la intervención del gobierno. Estos préstamos mal asignados limitan el crecimiento chino, pues podrían tener usos más productivos si se distribuyeran entre los empresarios chinos en lugar de emplearlo para mantener a flote las improductivas empresas estatales. La economía china se basa en la industria maquiladora y en la “mano de obra barata”. Ambas necesitan importaciones para su funcionamiento. Las importaciones chinas han aumentado, se requieren mecanismos de financiamiento para pagarlas, en el 2003, el número de préstamos bancarios se duplicó con respecto al 2002, pero esto no significa que el financiamiento se canalice apropiadamente entre las empresas del estado y los emprendedores chinos, lo cuál representa una preocupación. Empresarios locales y la IED El mayor contraste entre ambos países es el monto de su inversión extranjera directa (IED), pues según las cifras oficiales de Pekín, manipuladas y poco confiables, la diferencia es enorme. Sin embargo, después de corregir las estimaciones, se calcula que India recibe solamente el 40% de la IED que China atrae. La IED recibida por China es la fuerza motriz de la economía, gracias a ella los capitales extranjeros permiten proveer bienes y servicios suplementarios, la producción de las maquiladoras se exporta y se fomenta la competencia entre las empresas. El problema es que el capital extranjero únicamente beneficia a las firmas multinacionales y perjudica a las empresas locales. El crecimiento económico se sujeta a las exportaciones que las empresas extranjeras realizan, por tanto, la economía depende de la IED. Dentro de las clasificaciones de las grandes firmas multinacionales no figuran de manera destacada las firmas de origen chino, en cambio las hindúes sí. La participación China en los flujos de comercio internacional es importante, pero la mayor parte de ésta depende de la IED que se realiza en el país. Si bien los productos “hecho en China” son numerosos, hace falta agregar “por empresas chinas”.m La participación de los emprendedores Chinos se limita al poco lucrativo sector agrícola, pues la IED excluye a los empresarios locales y los desalienta. Como se había mencionado anteriormente, el monto de IED recibido por India es mucho menor, pero a pesar de ello, se construye lentamente una infraestructura financiera que apoya la libre empresa y el fortalecimiento de los empresarios locales. La política económica de Nueva Delhi se basa en sectores industriales lucrativos, tales como el desarrollo de software y de servicios de información, lo cual permite la consolidación de la empresa privada. Destacan en el ámbito internacional Infosys y Sundaram Motors que si pueden añadir “ hecho por empresas hindúes”. Un estudio publicado en el 2002 por el Banco Mundial señala que en India las firmas industriales (locales y extranjeras) necesitan menos el financiamiento internacional, el 27 % de sus fondos provienen de capitales externos, en cambio las firmas Chinas dependen en un 57% de éstos. Los recursos internacionales que China recibe se concentran en las grandes firmas extranjeras dejando a un lado la posibilidad de financiamiento para los empresarios chinos. También es necesario considerar el origen de los capitales recibidos. Diásporas El establecimiento en el extranjero de las poblaciones tanto china como hindú ocurrió bajo circunstancias diversas, pero ambas diásporas influyen en el ámbito comercial a través de la transferencia de recursos. Las inversiones de los países industrializados no son más numerosas en China que en el resto del mundo, la cantidad de recursos se explica por la enorme contribución del capital de los chinos en el extranjero. El promedio de la inversión de Estados Unidos y de la Unión Europea en China equivale a un poco menos de la inversión que se realiza en Brasil; del total de la IED realizada, el 80% de los flujos de capital provienen de chinos en el extranjero, en particular del Este de Asia. El monto de las contribuciones de la diáspora china es mayor que la hindú, pues ésta se compone esencialmente de emprendedores en el extranjero que al enviar remesas generan una fuente de financiamiento. El dinero ingresa al país sin dificultad porque China cuenta con la estructura necesaria que permite absorber estos capitales. En contraste, la diáspora hindú se compone esencialmente de profesionistas, su principal aportación es en capital intelectual ya que la afluencia de recursos es limitada, pues India es poco receptiva hacia las remesas enviadas, toda vez que éstas constituyen menos del 10% de los capitales externos recibidos. Las reformas de apertura económica deben prolongarse a una política de apertura hacia los hindúes no residentes. Por un lado, su participación en las “ knowledge industries” apoyaría a los empresarios locales y, por otro, el potencial de IED aumentaría considerablemente. La influencia de China y de India no solamente se expande en el mundo a través de sus diásporas, sino que éstas permiten su consolidación como potencias regionales. La contribución de la diáspora china es superior, el crecimiento económico ya integró esta vital fuente suplementaria de capitales. Por lo contrario, la aportación de la diáspora hindú es menor, pero su potencial de crecimiento y de trascendencia a la economía local representa una ventaja en el largo plazo. En China los beneficios suplementarios de los recursos de su diáspora ya fueron asimilados en el balance económico, los efectos positivos ya forman parte de los resultados del modelo. India todavía no integra la participación de su diáspora; los beneficios adicionales de las remesas y principalmente del capital humano y de la aportación de tecnología aún no se perciben. El inestable sistema bancario chino y la exclusión de los empresarios locales de los beneficios de la imprescindible IED permiten cuestionar la solidez del modelo chino. En contraste, el modelo hindú es respaldado por la formación de empresarios locales y el potencial de capital humano y de recursos provenientes de los hindúes en el extranjero. Los elementos expuestos permiten pensar que en el futuro, China tendrá dificultades para seguir con su asombroso crecimiento y que India será un modelo alternativo de desarrollo que rebasará a su vecino. Sin embargo, otros factores como las disparidades internas, la dependencia energética o la población en estado de pobreza pueden alterar esta tendencia. Por último, las reformas de apertura económica fueron impulsadas por dos sistemas políticos diferentes: el gobierno democrático hindú y el gobierno autoritario chino. Cada sistema político posee una estructura propia que determina el grado de intervención del estado y las modalidades del proceso de decisión. Si el tipo de régimen orienta la economía, ¿Acaso el sistema político hindú retraza el desempeño de su economía? ¿La democracia impide que India alcance el nivel de desarrollo chino? BIBLIOGRAFÍA -------, “A tiger, falling behind a dragon”, The Economist, 19 junio 2003. -------, “Two systems, one grand rivalry”, The Economist, 19 junio 2003. Huang, Yasheng y Khanna, Tarun, “ Can India overtake China?”, Foreign Policy, julio/agosto 2003. Lach Balzaretti, Samantha, “Mitos y realidades de la economía china más allá de 2003”, El Financiero, 30 septiembre 2003. Lagace, Martha, “ It’s India above China in New World Order?”, Harvard Business School Working Knowledge, julio 2003. Naím, Moisés, “Only a Miracle Can Save China”, Financial Times, 25 septiembre 2003. Segal, Gerald, “Does China Matter?”, Foreign Affairs, septiembre/ octubre 1999. Ilustraciones: Imagen de Dragón vs elefante hindú. Billete de India y de China ∗ Licenciatura en Relaciones Internacionales del ITAM