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Transcript
6 de octubre de 2016
aFORO
Boletín 2. Temporada 2016/2017
La
estupidez
de Rafael
Spregelburd
Intérpretes
Javier
Márquez, Fran
Perea, Tony
Acosta, Javi
Coll y Ainhoa
Santamaría
Escenografía
Ellsa Sanz
Iluminación Juan
Gómez-Cornejo
Vestuario
Arantxa Esquerro
Espacio sonoro
Daniel Angulo
Voz en Off
Carlos Hipólito
Dirección
Fernando Soto
La estupidez
del complejo teatro sin complejos
por Gemma Quintana
“Mientras que algunos autores (a veces yo
mismo) construyen sus obras como casas
habitables, con el confort de lo sencillo y el
aroma a Ikea de lo ya conocido, esta obra
tiene un diseño endemoniado. No sólo en la
complejidad de su argumento, sino en la
traducción salvajemente capitalista de su
contenido: los actores de la obra son
literalmente explotados por la estructura
narrativa. Cinco personas de carne y hueso
deben dar carnadura a 24 personajes, y el
error y la confusión (lejos de ocultarse) están
siempre a la vista del espectador.” Así define Spregelburd, autor de La
estupidez, esta quinta entrega de su
“Heptalogía de Hieronymus Bosch”dentro de
la que se encuadran otros seis textos,
desiguales en planteamiento y extensión,
que responden a una necesidad del autor de
reflexionar sobre la crisis moral de esta
“aldea de su tiempo” inspirándose en la obra
de un visionario cáustico y genial como El
Bosco, y en concreto, en su obra pictórica la
Mesa de los pecados capitales.
Con su delicada trama en clave de falso
vodevil o de serie cutre norteamericana, La
estupidez, pese a su tramposo título, tiene la
manifiesta voluntad de ser una reflexión
sobre la inteligencia… y desde luego
constituye un soberbio esfuerzo por
preservarla. Para el público, porque el sello
Spregelburd es garantía de un teatro que
precisa implicación intelectual y voluntad de
diversión. Para la intérpretes, porque el
formato desmesurado y fronterizo es una
maratón de transformismo, una urdimbre
compleja de puntos de vista y lugares de
visión. Allí, en el desierto de Nevada.
Allí, en Las Vegas, en un cuarto de motel
cualquiera, se cruzan caóticamente estas
cinco historias paralelas que detonan en una
misma historia y hacen sudar de lo lindo a
un elenco con bemoles formado por Fran
Perea, Javier Márquez y Javi Coll y las
actrices Tony Acosta y Ainhoa Santamaría.
Todos ellos (y solo ellos) son el fondo, y
también la forma de esta experiencia de tres
horas que sería una estupidez perderse.
Spregelburd
sin paradigmas
Rafael Spregelburd es un teatrista
precoz, prolífico y sobresaliente que,
como buen argentino, concibe el
teatro en todas sus manifestaciones
y de todas bebe: “Escribo y entiendo
el teatro en cuanto que lo actúo,
cuanto menos lo actúo más lo
desentiendo”. Spregelburd es
director de su compañía - El patrón
Vázquez-, actor, docente de
dramaturgia e interpretación,
traductor de dramaturgos como
Sarah Kane, Harold Pinter, Steven
Berkoff y autor de textos traducidos
a más de quince idiomas.
Con apenas 19 años estrenó su
primer texto teatral de la mano de
Mauricio Kartún. Desde entonces ya
suma una treintena de obras
estrenadas tanto dentro de la escena
porteña como en escenarios
internacionales, que le reconocen
como una de las voces más notables
de la nueva dramaturgia argentina.
Spregelburd no está tan interesado
en indagar en el tema, que según él
autor suele variar muy poco desde
Sófocles hasta Beckett, como en la
forma. Se interesa por un teatro
posdramático y paradójicamente
hiperrealista que trata de “naturalizar
lo arbitrario”, ordenar lo complejo
para mostrar la imposibilidad de dar
Yo no tenía ninguna condición natural para el teatro. Siendo alumno bachiller,
tenía infinitas condiciones para otras cosas más útiles: la traducción, las
matemáticas, la física, las ciencias. Sin embargo, sólo me tentó aquello en lo
que fallaba sistemáticamente: la exposición a la que somete el teatro, la
actuación, es una droga irresistible para los seres tercos e inconformistas.
Rafael Spregelburd
forma al caos; lo cual hace del suyo
un teatro que escapa de esquemas o
versiones reducidas. Una
dramaturgia atípica que mixtura
lenguajes y formatos, altera la
linealidad y superpone ficción y
ficcionalización. Y aunque supone un
reto para el espectador, por su
apuesta por la desmesura, lo cierto
es que late en su interior una clara
tendencia en favor del poder
catártico del humor, del poder
liberador de la parodia. En España, disfrutamos hace algún
Feelgood
teatro en camino
Con este nombre tan cargado de optimismo y resonancias
funk un grupo de actores osados y muy bien
acompañados se lanzaron a esta aventura inspirada por
Arthur Miller. Verán ustedes, fue en una furgoneta en
plena gira del exitoso montaje Todos eran mis hijos dirigido
por Tolcachir cuando Manuela Velasco, Fran Perea, Jorge
Bosch, Alberto Castrillo-Ferrer y Ainhoa Santamaría
gestaron una idea que se haría realidad: crear una
compañía, enTRAMAdos, y poner en escena Feelgood, la
tiempo de su obra Lúcido, un buen
ejemplo su rica inventiva y su
vitalidad dramática que le lleva a la
gestación de proyectos tan originales
como Bizarra, un culebrón en diez
entregas, o sus heptalogía sobre los
pecados capitales, de la que forma
parte La estupidez. Este ciclo
inspirado en El Bosco, es un retrato
vigoroso, valiente e interesante que
propone una forma muy personal y
estimulante de abordar un cierto
teatro de la catástrofe, teatro sobre la
agonía del orden moderno.
obra del escocés Alistair Beaton. El espectáculo, que
contó con la colaboración de Carlos Hipólito y al que se
unieron Javier Márquez y Javi Coll, fue un éxito: 100
funciones, 35 ciudades, 60.00 espectadores, dos
temporadas en Madrid…
Tanto tiempo juntos da para mucha idea descabellada, así
que, vistas sus posibilidades en la producción y sus
capacidades para movilizar público y colaboradores, se
rebautizaron como Feelgood y se tiraron en plancha con
un delirantemente atractivo texto de Spregelburd premiado
con el Tirso de Molina en 2003. Actores en compañía, con
compromiso e iniciativa, que buscan su propio discurso,
que crean, caminando, su camino.
Una escena de Lúcido, el
texto de Spregelburd que
pudimos ver en el Teatro
Cuyás en 2013 bajo la
dirección de Amelia
Ochandiano. Detalle sobre
la avaricia de la Mesa de los
pecado capitales del Bosco.