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LA APARICIÓN DE LA AGRICULTURA Y DE LAS PRIMERAS
CIVILIZACIONES URBANAS:MESOPOTAMIA Y EGIPTO
1. La Historia como ciencia y la Historia como la aparición de la escritura.
La Historia es la ciencia que estudia el pasado, es decir todo aquel estudio que intenta
demostrar cómo ha sido la vida de los seres humanos en la Tierra. La Historia se
subdivide en varias etapas o edades:
– Prehistoria.
– Antigüedad.
– Edad Media.
– Edad Moderna.
– Edad Contemporánea.
Para ese estudio de cómo ha sido la vida de los seres humanos en la Tierra, es
importante que apareciera la escritura, porque nos permite reconstruirla con bastante
exactitud. De ahí que se distinga entre Prehistoria e Historia, entendida esta última de
manera restringida como el período concreto desde el que se conoce la escritura que
aparece hace unos 5.000 años y que está vinculada a las primeras civilizaciones. Hace
unos 6.000 años, en el Creciente Fértil, las mejoras agrícolas dieron origen a sociedades
más prósperas y complejas. Así, muchas aldeas neolíticas se transformaron en ciudades
y aparecieron las primeras grandes civilizaciones urbanas. La agricultura se difundió por
las extensas llanuras alrededor de los ríos, como el Tigris y el Éufrates en Mesopotamia,
y el Nilo en Egipto. En estas tierras, la producción agrícola aumentó, se desarrollaron la
artesanía y el comercio, y surgieron las primeras formas del Estado. Fue en estas
civilizaciones donde se inventó la escritura, que nos permite un mayor conocimiento de
los pueblos del pasado, ya que disponemos de documentos escritos. Con ella, la
humanidad entró en la Historia, entendida como aparición de la escritura.
2. La aparición de la agricultura y la ganadería:
El ser humano descubrió la agricultura y la ganadería, pero Durante muchos miles de
años, durante el Paleolítico, las únicas formas de obtener alimentos que tuvieron los
humanos fueron la caza y la recolección. La agricultura y la ganadería, que hoy nos
parecen actividades muy simples, en su día fueron una auténtica revolución.
La agricultura es conseguir que un ser vivo sea controlado por el hombre y puesto a su
servicio. Pero en este caso, ese ser vivo es un vegetal. La ganadería, por su parte, es la
domesticación de animales. Conocemos esta etapa de la Historia como Neolítico. Este
descubrimiento supuso una revolución. Y esto se inició, en unas pocas zonas de la tierra,
hace aproximadamente 10.000 años.
En Oriente Próximo, es dónde ocurrió la primera gran revolución económica de la
historia: el descubrimiento de la agricultura y la ganadería. Íntimamente ligado a tres ríos,
el Nilo en el actual Egipto, y el Tigris y el Eúfrates, más o menos en el actual Iraq, en la
antigua Mesopotamia. Pero fue un fenómeno planetario, ya que de manera casi
simultánea estaba apareciendo en otros focos del planeta: por la actual China, por lo que
hoy es India...
Para saber dónde se inició la revolución neolítica tenemos que mirar este mapa. El
mapa representa Oriente Próximo, en el extremo oriental del mar Mediterráneo, con
Egipto a la izquierda de la imagen, en amarillo, en el valle del río Nilo y Mesopotamia a la
derecha en naranja oscuro, en torno a los valles fluviales del Tigris y el Éufrates, junto al
Golfo Pérsico.
Los estudiosos de la Prehistoria no se ponen de acuerdo en explicarnos cómo
pudieron conocerse y extenderse la agricultura y la ganadería, porque es difícil
demostrarlo. Por lo tanto, hablamos de teorías, intentos de explicación basados en los
datos que conocemos. Ese es el trabajo de la Historia.
De estas teorías unas sostienen que hubo un cambio climático y que hizo que se
desertizase la zona del Próximo Oriente asiático. Esto llevó a que el ser humano tuviera
que esforzarse más para obtener alimentos y la necesidad le hizo producir plantas y
controlar el ganado.
Otras dicen que la población había aumentado tanto que no tuvieron más remedio que
buscar otras formas de conseguir alimentos.
Las hay también que señalan que el ser humano, cada vez más inteligente, estaba
maduro para dar ese paso y fue un invento fruto de la inspiración.
3. El inicio de la revolución urbana.
Directa o indirectamente, la agricultura y la ganadería trajeron cambios muy importantes
en la vida de las personas. Pueden mencionarse muchos, pero vamos a conformarnos
con señalar algunos muy visibles. Parte de la humanidad dejó de ser nómada y se hizo
sedentaria. Nacieron las primeras aldeas y poblados situados junto a los ríos, y en
ellos los primeros jefes. Ello era lógico, puesto que había que organizarse para vivir en
grupos cada vez más numerosos.
El ser humano comenzó a producir su propio alimento. Si no lo consumía todo, si le
sobraba algo, ¿qué podía hacer con ese excedente? Intercambiar parte de esos
productos por otros artículos, por ejemplo. El comercio estaba naciendo también.
Aquellas personas que conseguían más artículos (riqueza) se convertían en los más
poderosos.
Cómo había más personas en las aldeas, cada uno se podía dedicar a una actividad
económica distinta: unos cazan, otros se dedican al campo, otros al pastoreo... Los
trabajos de la gente se van especializando.
Se descubrieron nuevas técnicas, como la
cerámica, la cestería y la actividad textil, que eran
necesarias para aplicarlas a las nuevas actividades,
o eran posibles gracias a ellas.
Cómo había más alimentos y éstos se cocinaban
mejor, se produjo un gran aumento de la
población. Con la aparición de la cerámica
comenzaron a hervirse los alimentos en vez de
comerse sólo asados o crudos.
El ser humano, con más tiempo libre, se plantea el origen de la vida. Aparecen las
primeras manifestaciones mitológicas. También comenzaremos a encontrar
monumentos funerarios, lo que nos puede hacer pensar que esperaban una vida
después de la muerte.
A la izquierda tienes la reproducción
de una de las primeras ciudades
que conocemos, es Çatal Huyük,
en la actual Turquía. Fíjate cómo
estaba construida. Se accedía a las
casas a través del techo, tenían
muy pocos huecos y estaban
pegadas unas a otras. Todo esto
nos hace pensar que era para defenderse de ataques externos. Este dibujo de la ciudad
con animales y personas permite adivinar cómo accedían a las viviendas.
Y hemos podido reconstruir esa
imagen porque conocemos los
restos de la ciudad, que puedes
ver a la derecha.
La Humanidad, que ya dominaba la naturaleza, comenzó a transformarla y nacieron las
ciudades. La aparición de las ciudades fue un hecho tan importante, y provocó tantos
cambios, que se dice que fue una nueva REVOLUCIÓN, la revolución urbana, porque
cuando ciudades próximas se unieron unas a otras aparecieron los primeros Estados.
¿Por qué fue posible el nacimiento de las ciudades?
Porque a partir de que el ser humano conoció la agricultura y la ganadería, los
descubrimientos se sucedieron con más rapidez. Fíjate que los humanos habían tardado
millones de años en conocer el fuego, y ahora en sólo 5.000 años habían sido capaces
de:
Comenzar a trabajar los metales. Primero fue el cobre, luego el bronce, y, por último, el
hierro.
Inventar el arado para el trabajo agrícola.
Construir diques y canales para regar los campos.
Levantar grandes monumentos en honor de los dioses o los muertos.
Inventar la rueda y la vela, que permitieron mejorar los desplazamientos por tierra y por
agua.
Inventar la escritura y dejar testimonio escrito de su vida, de sus creencias, de su
economía. Ya sabes que a partir de que comienza el uso de la escritura decimos que
acaba la Prehistoria y empieza la Historia.
4. Los primeros estados.
Del nacimiento de las ciudades al surgimiento de los primeros Estados hay sólo un paso,
pero difícil de dar. En realidad, las primeras ciudades eran ya pequeños Estados
organizados, con sus gobernantes, su clase dirigente, su ejército... Cada una
controlaba el territorio más cercano, del que se abastecía. Pero los primeros grandes
Estados surgieron porque los gobernantes de las ciudades más poderosas
empezaron a dominar a las vecinas, creando un dominio territorial cada vez más
extenso y complicado de controlar.
Estado significa organización. Pues en este momento de la historia de la humanidad
fue necesario un poco de organización, porque cada vez había más gente viviendo junta,
y para ello fue necesario:
• Que alguien pusiera normas. Aparecieron los primeros reyes, es decir, personas que
tomaban las decisiones. En Egipto se llamaban faraones, mientras que en la zona de
Mesopotamia, reyes.
• Que esa normas las conociera toda la población y se vigilara su cumplimiento.
Aparecieron los funcionarios, como por ejemplo los escribas. Es decir, alguien que
supiera leer y escribir.
• Defender las cosechas y los bienes que se almacenaban en las ciudades. Y aparecieron
los primeros ejércitos.
Los gobernantes de los primeros estados que surgieron en Mesopotamia y Egipto tenían
mucho poder, porque se les consideraba dioses o enviados de los dioses. Esto les
permitió contar con grandes cantidades de mano de obra obediente para construir
palacios, templos dedicados a los dioses y gigantescas tumbas para su descanso eterno.
Estos primeros Estados funcionaron cómo lo hicieron porque había una serie de ideas
que todo el mundo compartía:
1. Los gobernantes eran familia de los dioses, así que nadie los elegía y nadie los podía
quitar. Eran superiores al resto de los humanos y la religión convencía a la gente de que
esto era así. Esta forma de gobernar se llama teocracia.
2. Existían multitud de dioses especializados en distintos temas o adorados en distintas
zonas del Estado. Creer en ellos les permitía explicar el funcionamiento de su vida y de su
muerte.
3. Creían que no todas las personas eran iguales, las había libres y las había esclavas.
Los esclavos solían proceder de las guerras contra los pueblos vecinos.
5. Mesopotamia.
Hace unos 6.000 años, en lugares donde ya había comenzado antes la agricultura fueron
apareciendo y desarrollándose las ciudades, como en Mesopotamia, cerca de los ríos
Tigris y Eúfrates, situado en Oriente Próximo en el continente asiático entre los mares
Caspio, Negro, Mediterráneo, Rojo y el Golfo Pérsico (océano Índico).
La civilización mesopotámica se asentó en Oriente Medio en torno a los ríos Tigris y
Éufrates, por eso Mesopotamia significa en griego “tierra entre dos aguas o ríos”. Allí se
asentaron pueblos como los sumerios, acadios, babilonios y asirios. Dentro de
Mesopotamia se distinguen varias zonas:
– Asiria. Al norte, en plena montaña y donde nacen los ríos Tigris y Éufrates, en ella
habitaban los asirios.
– Acad. En el centro, entre los valles de los dos ríos, se hallaba poblado por los
acadios.
– Sumer. Al sur, cerca del golfo Pérsico, en la desembocadura del Tigris y el
Éufrates, formada por terrenos pantanosos, donde vivían los sumerios.
Las etapas de la historia de Mesopotamia (3500 a. C.-539 a. C.) están marcadas por los
pueblos que dominaron la zona:
Sumerios y acadios: A partir del año 3500 a. C., destacaron los sumerios. Aprovecharon
las crecidas de los ríos, construyeron diques y canales para encauzar el agua para la
agricultura. Se organizaron en ciudades-estado (ciudad que posee una organización
política propia, incluye también las tierras que la rodean) e inventaron la escritura. Entre
los reyes acadios destaca Sargón I (hacia 2350 a.C.), quien organizó un ejército y
conquistó Sumer. Ciudades importantes fueron: Acad, Lagash y Ur.
Babilonios y asirios: Hacia 1950 a. C., adquirió importancia Babilonia cuyos goberantes
unificaron Mesopotamia y fundaron el primer Imperio babilónico, uno de cuyos
principales reyes fue Hammurabi (famoso por ser el inspirador del primer Código
legislativo conocido, basado en la ley del talión). Tras sucesivas invasiones se impuso el
dominio de los asirios, que conquistaron Babilonia, siendo Asurbanipal su monarca más
destacado. En torno al año 625 a. C. de nuevo se impuso el predominio babilónico,
destacando el rey Nabucodonosor II, que extendió el Imperio neobabilónico desde el
golfo Pérsico hasta el mar Rojo.
Persas y griegos: Estos pueblos extranjeros acabaron con la civilización mesopotámica,
en el año 539 a. C., el rey persa Ciro II invadió Babilonia y la convirtió en una provincia
más de su imperio. A su vez, el griego Alejandro Magno en el 331 a. C. venció a los
persas y conquistó su imperio, incluyendo Mesopotamia.
El arte, la cultura y la sociedad mesopotámica fueron muy avanzadas para su época.
Inventaron la escritura, usando tablillas de arcilla blanda y húmeda, que luego se dejaban
secar al sol o se cocían en un horno. La punta de la caña empleada para escribir y los
trazos que se grababan tenían forma de cuña, de ahí que se conozca a esta escritura
como cuneiforme.
El comercio tuvo gran importancia, teniendo que importar piedra, madera o metales de
otras regiones ya que carecían de ellas, y a cambio, exportaban lana y cereales. La
sociedad se organizaba en torno a las ciudades, era jerarquizada, donde una minoría
de reyes y sacerdotes dominaba a una mayoría de personas libres (campesinos,
ganaderos, comerciantes y artesanos) y de escalvos. Los mesopotámicos conocían muy
bien ciencias como las matemáticas, la astronomía y la medicina. Su arte destaca por el
uso en arquitectura de ladrillos de adobe (barro y paja secados al sol), el arco de medio
punto (estructura semicircular que se apoya en dos soportes) y la bóveda (techo curvado
que cubre una estancia). Los principales edificios situados en las ciudades eran palacios,
templos y zigurats (torres escalonadas de carácter religioso y astronómico).
Egipto:
Egipto es el nombre de un país actual del norte de África desértico pero bañado por el río
Nilo, aunque también hace referencia a una de las civilizaciones más antiguas e
importantes de la Historia, la del Antiguo Egipto. A diferencia de los mesopotámicos, los
egipcios son un mismo pueblo y con una misma lengua, el río Nilo era su fuente de vida
principal pues les proporciona además de agua, plantas como la palmera, el loto y el
papiro (utilizado este último como soporte escrito), fuente de alimento (peces para
pescar, aves que cazar, cereales, legumbres y frutas que cultivar) y como vía de
comunicación. Además las crecidas o inundaciones anuales del Nilo, fertilizaban las
tierras cercanas aumentando la producción agrícola.
– Delta o Bajo Egipto (al norte, cerca de su desembocadura), zona llana, pantanosa,
muy fértil, más ancha (de unos 50 km de longitud).
– Valle o Alto Egipto (al sur, a lo largo de la ribera del Nilo), mucho más extenso
(1000 km) y estrecho que el anterior (de 10 a 20 km), limitado al este y al oeste por
el desierto.
La historia de Egipto es muy larga (comienza en la Prehistoria), pero nosotros vamos a
estudiar sólo la correspondiente a la Edad Antigua. Hacia el 3100 a. C. el rey Menes
unificó los reinos del Bajo y el Alto Egipto, estableciéndose la capital en Menfis,
apareciendo entonces las primeras dinastías de faraones (conjunto de reyes que
pertenecen a una misma familia). Se distinguen cuatro etapas:
Imperio Antiguo (2700-2200 a. C.): Es la etapa de mayor esplendor, con la construcción
de las grandes pirámides, tumbas colosales de los faraones Keops, Kefrén y
Micerinos, en Gizeh.
Imperio Medio (2052-1786 a. C.): La capital se trasladó a Tebas y se produjo la invasión
de un pueblo extranjero, los hicsos.
Imperio Nuevo (1567-1085 a. C.): Fue una época de enorme prosperidad y de
expansiones territoriales (Fenicia, Palestina, expansión hacia Nubia al Sur: 3ª y 4ª
cataratas del Nilo) con faraones como Amenofis IV, Tutankamon, Ramsés II y Ramsés
III.
Baja Época (1085-30 a. C.): Es un momento de decadencia, en la que Egipto se divide en
estados independientes y es invadido por diversos pueblos como etíopes, asirios y
persas. En el año 332 a. C. el griego Alejandro Magno conquista el país, aunque se forma
la dinastía ptolemaica, mitad griega y mitad egipcia que consigue mantenerse
independiente hasta su conquista por Roma, al fallecer la reina Cleopatra, perteneciente
a la última dinastía egipcia.