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Caso Clínico Lesión combinada por humedad y presión Laura Castro Varela*, Marco A. Zapata Sampedro**, Rocío Tejada Caro*** *Diplomada en Enfermería. Unidad de Otorrinolaringología. Hospital Universitario Virgen Macarena. Sevilla. **Diplomado en Enfermería. Centro de Salud Polígono Norte. Distrito Sanitario de Atención Primaria Sevilla. Sevilla. ***Diplomada en Enfermería. Unidad de Cuidados Intensivos. Hospital Universitario Virgen Macarena. Sevilla. Resumen Las heridas en el sacro se clasifican a menudo como úlceras por presión, prestándose poca atención a si la presión es la causa verdadera. Hoy otras razones por las cuales se producen heridas en esta área. A menudo están relacionadas con la incontinencia, que pueden conducir a lesiones por humedad. En relación con ello, las características relacionadas con la herida (causas, localización, forma, profundidad, bordes y color) y con el propio paciente ayudarán a diferenciar entre una úlcera por presión de una lesión por humedad. Aunque en las descripciones parecen claras, y por tanto su diferenciación, en la práctica clínica no es frecuentemente el caso. Una presentación muy común es una lesión combinada, donde el paciente tiene una o más heridas con elementos de daño por presión y por humedad; por ejemplo, en un paciente inmovilizado que sufra de problemas de incontinencia. Resulta de importancia estar al tanto de todas las causas que dañan la piel, evaluar el riesgo del paciente y adoptar el plan de cuidados en consecuencia. En este artículo se describe el caso de un hombre de 76 años que tenía una lesión combinada. Se desarrolla un plan de cuidados, incluyendo los criterios de resultados e intervenciones enfermeras, incluyendo la educación de la salud. Las enfermeras deben desarrollar habilidades de evaluación y estrategias para el manejo de las úlceras por presión, de lesiones por humedad y de lesiones combinadas o mixtas. Palabras clave Lesión por humedad; úlcera por presión; lesión mixta; cuidados enfermeros; caso clínico; heridas. Abstract Wounds on the sacrum are often classified as pressure ulcers and little thought is given to whether pressure is the true cause. There are other reasons why wounds occur in this area. They are often related to incontinence, which can lead to moisture lesions. Wound related characteristics (causes, location, shape, depth, edges, and colour) and patient related characteristics are helpful to make a differentiation between a pressure ulcer and a moisture lesion. Although the descriptions seem clear, and differentiation therefore, this is frequently not the case in clinical practice. A very common presentation is a combined lesion, where the patient has one or more wounds with elements of both pressure and moisture damage; for example, in a patient who is immobile and has continence problems. It is important to be aware of all the causes of skin damage, assess the patient’s risk and care plan management accordingly. In this article, we describe a case involving a 76 years old man who had a combined lesion. It develops a nursing care plan, including outcome criteria and nursing interventions, including health education. Nurses should develop assessment skills and management strategies to manage pressure ulcers, moisture lesions and also the combined lesion. Keywords Moisture lesions; pressure ulcer; combined lesion; nursing care; impaired skin integrity; case report; wounds. Revista Enfermería Docente 2014; enero- diciembre (102): 52-57 Introducción Las lesiones de la piel relacionadas con la humedad están causadas por una respuesta reactiva de la piel a la presencia sostenida de diversas fuentes de humedad, como la orina, las heces, la transpiración o el exudado de las heridas adyacentes y a sus componentes, que conducen a la irritación e inflamación de la piel, y a la erosión o excoriación de la piel.1,2,3,4 Se trata de problema común en pacientes con incontinencia urinaria y/o fecal. Estas lesiones de la piel se caracterizan por la erosión de la epidermis y por una apariencia macerada de la piel, particularmente en la zona del sacro y en 5,6 el área perineal. Asimismo, las personas que sufren este tipo de heridas sufren dolor, disconfort y están expuestas a un riesgo incrementado de sufrir una 5,6 infección. Este tipo de heridas, por sus características y por localización, pueden ser confundidas con las úlceras por presión en sus primeros estadíos, aunque obviamente su etiopatogenia es totalmente distinta, y sus enfoques terapéuticos también. En la actualidad se han realizado intentos para establecer criterios objetivos para una correcta identificación entre ambos tipos de lesiones. De hecho, un grupo de expertos en el campo de los cuidados de la piel y de las heridas aceptan una serie de características clínicas que permitirían diferenciar entre las úlceras por presión en sus primeros estadios y las lesiones por humedad, entendiéndose estas como entidades independientes. Para facilitar la distinción entre ulceras por presión y lesiones por humedad, la EPUAP ha publicado una guía en la que se describen las características relacionadas con la herida y con el paciente para ayudar a su diferenciación clínica. Las lesiones por humedad debidas a la incontinencia ocurren en una piel con eritema e inflamación, en la que se produce una erosión, generalmente superficial o poco profundas, en la que se produce la pérdida de las capas más superficiales de la piel, que se sitúan en sitios expuestos a un exceso de humedad, y no sobre prominencias óseas, aunque puedan aparecer también en dichos puntos. Además, presenta bordes errantes o difusos, con formas indefinidas, apareciendo frecuentemente más de una herida cercana, y suelen estar acompañadas de la maceración de la piel Revista Enfermería Docente 2014; enero- diciembre (102): 52-57 adyacente, o de un eritema que se objetiva como blanqueable a la presión digital, y que en muchas ocasiones se distribuye a ambos lados de un pliegue cutáneo, simulando una “lesión en espejo”.7,8 En cambio, suele considerarse la presión como causa principal si se aprecia necrosis (la humedad no produce tal situación, por lo que nos encontraríamos antes una úlcera 7,8 por presión de grado III o IV); y es más que probable si un eritema no es blanqueable a la presión digital (ulcera por presión de grado I).7,8 Además, las lesiones por presión suelen ser únicas, con bordes bien definidos, regulares en sus formas, coincidiendo con una prominencia ósea. Ciertamente, la presencia de incontinencia y de lesiones por humedad incrementa el riesgo de la persona de desarrollar úlceras por presión, ya que la piel debilitada de esa zona se vuelve mucho más vulnerable. Y en ocasiones, es factible encontrar heridas en las que se combinan ambos mecanismos lesivos: por un lado la humedad, y por el otro la presión, actuando de forma sinérgica en una misma región corporal, especialmente en la zona sacra. Este tipo de lesiones se denominan lesiones mixtas o combinadas (por humedad y por presión). Y requieren unas medidas adecuadas por parte de la enfermera, para evitar los agentes que precipitan tal lesión, y para lograr la curación por segunda intención y la integridad cutánea. Proponemos a continuación el caso clínico de una persona que sufre una lesión combinada por humedad y por presión, donde se describen los cuidados enfermeros que se llevan a cabo para conseguir los objetivos enfermeros. Descripción del caso clínico Se describe el caso clínico de un hombre de 76 años de edad, que presenta un deterioro de la movilidad física relacionado con una intervención de rodilla realizada cuatro años atrás, y que estuvo siendo tratado por un equipo de rehabilitación en domicilio. Su cuidadora acude al centro de salud para solicitar la atención de la enfermera, ya que refiere que el paciente presenta una herida en el sacro desde hace 15 días, que “ha empeorado a pesar de las pomadas” que le está poniendo su cuidadora. En nuestra primera visita, se realiza una valoración integral del paciente, según los patrones funcionales de Marjory Gordon.9 Valoración general Hombre de 76 años de edad, con problemas de movilidad por lo que se encuentra en el cupo de pacientes inmovilizados que precisan atención domiciliaria. No reconoce alergias. Vacunación antigripal anual. No ha tenido ingresos hospitalarios en el último año. No tiene hábitos tóxicos, aunque fumó durante 35 años, habiéndolo dejado hace 22. Hace vida cama-sillón, aunque su mujer advierte que cada vez pasa más tiempo en la cama. Camina por su casa sujeto a las paredes, muebles o a su mujer. Ha sufrido una caída anteriormente, refiriendo que se resbaló con su propia orina, motivo por el cual se le facilitó por parte de la enfermera gestora de casos un andador. Dieta normal triturada, ya que apenas presenta piezas dentales. Come y bebe poco. No disfagia. Talla 165 cm; Peso: 69 kg. Al retirar el pañal la cuidadora, se observa una zona enrojecida en la zona sacra y perianal, abarcando de manera generalizada toda la zona. La distribución en “pañal” del enrojecimiento, se hace más patente en la zona del surco anal y en su parte más cercana al sacro, donde se observan pequeñas erosiones de la piel, con bordes irregulares, sin presencia de necrosis y afectando solo a la primera capa de la piel. El eritema de esta zona es blanqueable a la presión digital, y se encuentra a ambos lados del pliegue glúteo, como algunas de las lesiones, simulando una “lesión en espejo”, datos que nos hacen pensar que la humedad se encuentra presente en el origen de las lesiones. En torno a la prominencia ósea del sacro, se objetiva un eritema no blanqueable circundando una pequeña herida de 1cm. de diámetro coronando dicha prominencia, con bordes regulares y definidos, y con presencia de necrosis. El eritema está presente por toda la zona, y las lesiones parecen un continuo entre las asociadas al surco anal y su parte superior, más relacionadas con la humedad, y la que se encuentra justo por encima, con características más propias de ser debidas a un exceso de presión. Destaca también la gran cantidad de pomada que se encontraba en la zona, que Revista Enfermería Docente 2014; enero- diciembre (102): 52-57 debe ser retirada porque impedía la visualización de las lesiones. Escala de Norton: 11 puntos (alto riesgo de úlceras por presión). Refiere estreñimiento, que no se soluciona con enemas. En tratamiento con lactulosa. Incontinencia urinaria funcional. Usa absorbentes anatoelásticos desde hace 15 días. En ocasiones, ha presentado episodios de incontinencia fecal. Patrón respiratorio normal. Es dependiente severo para las actividades de la vida diaria (índice de Barthel: 35). Necesita ayuda para la mayoría de las actividades de la vida diaria, ya sea para arreglarse o vestirse, como para trasladarse o la higiene, debido a sus problemas de movilidad. Permanece la mayor parte del día en el sillón. Para desplazarse por casa se sujeta a paredes, muebles o a su mujer. Su mujer suple de forma efectiva sus necesidades. No sale a la calle. No puede subir o bajar escalones. Duerme mal, a pesar de la medicación. Dormita luego durante todo el día. Orientado temporoespacialmente. No sale a la calle. Test de Pfeiffer: 5. Deterioro intelectual moderado. Su cuidadora principal es su mujer. No tuvieron hijos, únicamente un aborto. No disponen de tele-asistencia, ni han solicitado los recursos que puede poner a su disposición la ley de dependencia. Apenas mantiene relación con nadie. Resto de patrones sin incidencias significativas para el caso. Planificación cuidados y ejecución de los Atendiendo a esta valoración, destacamos como prioritarios los siguientes diagnósticos enfermeros (DdE):10,11,12 DdE. Deterioro de la integridad cutánea (00046) relacionado con la humedad y la presión m/p erosiones y excoriaciones en el surco anal y una herida en la región del sacro. DdE. Riesgo de infección (00004) r/c pérdida de las capas de la piel. A partir de estos diagnósticos se desarrolla un plan de cuidados, indicando los criterios 13 de resultados esperados (NOC), las 14 intervenciones (NIC) y las actividades enfermeras que consideramos prioritarias. NOC 1101 Integridad tisular: piel y membranas mucosas. NOC 1103 Curación de las heridas: por segunda intención. NIC 3660 Cuidados de las heridas. NIC 3590 Vigilancia de la piel. NIC 6540 Control de infecciones. Actividades enfermeras. Manejo de la ansiedad. En un primer momento, se estableció una relación cordial con el paciente y la cuidadora. Se fomentó la escucha activa para la expresión de las emociones, temores y dudas que presentan. A partir de ellas, se resolvieron sus temores y se transformaron sus dudas en conocimientos a través de la educación sanitaria y la enseñanza sobre los cuidados. Cuidados de la piel y cuidados de las heridas. Se comenta con el paciente y con su cuidadora la necesidad de mantener la zona limpia y seca, lo que permitirá resolver las heridas que presenta, se aportará comodidad al paciente y se disminuirá el riesgo de infección. Se enseña a la cuidadora a realizar la higiene de la zona con agua y jabón con potencial irritativo bajo, con un pH similar al de la piel (glicerina), seguido de un minucioso secado, pero evitando frotar la piel, sino de manera muy suave. Se fomentó el cambio de absorbente cada vez que fuera necesario, con el fin de mantener la piel limpia y seca, y disminuir de eso modo el riesgo de infección y favorecer el mejor estado de la piel. Además de todas las indicaciones ofrecidas para garantizar una adecuada higiene de la zona y eliminar las fuentes de humedad que causan la lesión, se establece como medida adicional la aplicación de una crema de barrera a base de óxido de zinc. Se le enseña la forma de administrarla, en muy poca cantidad bien extendida, informando que solo será necesaria en momentos de mayor frecuencia o volumen de incontinencia. Control de las presiones. Como se ha comentado, el paciente pasa mucho tiempo encamado por voluntad propia, según se constata en la primera visita y comenta su cuidadora. Por ese motivo, se le indica la necesidad de deambular habitualmente, con el objetivo, entre otros, de suprimir la presión de la zona, ya que existe una úlcera por presión que requiere para su curación el control de Revista Enfermería Docente 2014; enero- diciembre (102): 52-57 las presiones, y además existe un riesgo aumentado de desarrollar nuevas úlceras por presión. Por este motivo, se insiste a la cuidadora en la importancia de los cambios posturales para evitar las úlceras por presión. Se enseña a la cuidadora a identificar las zonas de riesgo de lesiones por presión y valorar la zona con motivo de la higiene, todos los días. Prescripción de absorbentes: Se prescriben absorbentes adecuados a las necesidades del paciente, con mayor capacidad de absorción, para mantener la zona lo más limpia y seca posible. En cualquier caso, como ya se ha comentado, se fomentó el cambio de los mismos cada vez que se requiriese. Registro de las características de las heridas: Se registró convenientemente el número, tamaño y características de las lesiones (exudado, tejido de granulación, tejido desvitalizado, sangrado, etc.) a lo largo de todo el proceso. Valoración y manejo de la infección: Se alentó a llevar a cabo los cuidados ya comentados, para mantener unas condiciones higiénicas óptimas. Por parte del enfermero de familia también se realizó vigilancia de las lesiones para detección precoz de signos de infección. No apareció infección a lo largo de todo el proceso. Valoración y manejo del dolor. Se realizaron valoraciones periódicas del dolor, y se documentó convenientemente. Evaluación de los resultados En la tabla 1 se objetiva mediante los indicadores de resultado asociados a cada uno de los objetivos (NOC) la situación del paciente el día de la valoración, y la situación a los 43 días, tras las intervenciones propuestas y desarrolladas por su enfermero de familia dentro del plan de cuidados establecidos a lo largo de ese tiempo. Se detectó precozmente la aparición de una lesión combinada por humedad y por presión, y se establecen los cuidados oportunos. DdE. Deterioro de la integridad cutánea (00046) relacionado con la humedad y la presión m/p erosiones y excoriaciones en el surco anal y una herida en la región del sacro. DdE. Riesgo de infección (00004) r/c pérdida de las capas de la piel. Objetivos. NOC 1103. Curación de la herida: por segunda intención. 01 Granulación 02 Epitelización 07 Resolución del eritema cutáneo circundante 12 Resolución de la necrosis NOC 1101. Integridad tisular: piel y membranas mucosas. 04 Hidratación 10 Ausencia de lesión tisular 13 Piel intacta 1º visita 43 días 3 2 1 3 5 5 5 5 2 1 1 5 5 5 Intervenciones. NIC 6540. Control de infecciones. - Asegurar una técnica de cuidados de las heridas adecuada. - Enseñar a la familia a evitar infecciones. NIC 3660. Cuidados de las heridas. - Anotar las características de las heridas. - Comparar y registrar regularmente cualquier cambio de la herida. - Enseñar a la familia a realizar la cura de la herida. NIC 3590. Vigilancia de la piel. - Tomar notas de los cambios de la piel y las membranas mucosas. Tabla 1. Diagnósticos enfermeros (DdE), criterios de resultado (NOC) e intervenciones (NIC). En resumen, se puede destacar que se alcanzaron los objetivos formulados en el plan de cuidados, tales como integridad tisular, piel y membranas mucosas (NOC 1101) y curación: por segunda intención (NOC 1103), alcanzándose los valores diana deseados (5) para cada uno de los indicadores propuestos (ver tabla 1). Todo este proceso fue registrado en la historia digital de salud de la paciente. En resumen, se deja constancia de que el paciente no presenta heridas en ninguna localización corporal, y que la cuidadora y el paciente han adquirido habilidades y conocimientos para unos adecuados cuidados de la piel. Implicaciones para la práctica clínica Con este artículo se pretende subrayar la importancia que tiene una correcta evaluación de las características relacionadas con la propia herida y con el paciente en la labor de la enfermera, ya que de ello dependerá la elección de un tratamiento correcto, que comprenderá una serie de intervenciones y actividades enfermeras, con el objetivo de lograr los criterios de resultados deseados, como puede ser, en este caso, el de la integridad tisular o la curación por segunda intención de las heridas. Revista Enfermería Docente 2014; enero- diciembre (102): 52-57 Para ello, la enfermera debe prestar atención a los mejores conocimientos disponibles, para responder en su tarea profesional de acuerdo a la evidencia científica. En este punto, cabe resaltar la importancia de distinguir convenientemente entre las lesiones por humedad y aquellas producidas por la presión, o aquellas en las que interactúan ambos mecanismos lesivos causando lesiones mixtas, según proponen grupos de trabajo en la materia. Es entonces cuando se hace imprescindible reseñar que diversos comités de expertos a nivel mundial, a pesar de ciertas opiniones de otros autores en contra, han concluido en sus informe7,8 que existen criterios que pueden permitir la correcta diferenciación entre los distintos tipos de lesiones, constituyendo este consenso una fuente de evidencia científica de nivel III. Por otro lado, las lesiones mixtas por humedad y por presión suelen presentarte donde hay una historia de humedad y presión interactuando sobre la piel de manera sinérgica. En muchos casos, el exceso de humedad suele estar debido a incontinencia urinaria o fecal, o en una combinación de ambas, como es el caso que nos ha ocupado. Y la presión generalmente suele guardar relación con un deterioro de la movilidad, que también estaba presente. Las lesiones mixtas por humedad y por presión se caracterizan por ser heridas que combinan características de uno y otro tipo. Es frecuente que en la zona del pliegue glúteo o en la región perineal, a menudo en pacientes incontinentes, se aprecien un eritema simétrico a ambos lados del pliegue, acompañado de lesiones que aparentemente simulan las pérdidas de las primeras capas de la piel, con bordes irregulares o difusos, sin presencia de necrosis; mientras que por otro lado, se aprecia sobre una prominencia ósea una herida, quizás por la debilidad de una piel sometida a la incontinencia, de bordes definidos y regulares, con presencia de necrosis, y acompañado de eritema no blanqueable, que se funde con el resto de las lesiones y el eritema con forma anatómica de pañal; aunque, como hemos observado, con significados clínicos distintos. Y en cuanto a los cuidados, se insiste como puntos cardinales en el manejo adecuado de la fuente de humedad, que en la mayoría de los casos es algún tipo de incontinencia; en el manejo de la presión, consistente en el alivio de las presiones; y en los cuidados de la piel, que se basan en una adecuada higiene con agua y jabón neutro, un correcto secado evitando la fricción, y el uso de absorbentes adecuados a las características de la persona y de la incontinencia que padece, y el cambio de los mismos tanto como sea necesario. Además, se señalan otras medidas que pueden ayudar, como puede ser el uso de cremas de barrera. Bibliografía 1. Gray M. Incontinence-Related Skin Damage: Essential Knowledge. Index: Ostomy Wound Management 2007;53(12):28–32. [Fecha de acceso: 1 de Noviembre de 2012].Disponible en: http://www.o-wm.com/article/8161 2. 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