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CUIDADOS DE ENFERMERIA EN PACIENTE CON LESION MEDULAR
Atención de Enfermería en Pacientes con función menoscabada de la
médula espinal.
La atención de pacientes con afección de la médula espinal constituye un problema
considerable para la enfermera. En efecto, las lesiones y las enfermedades de la médula
espinal conducen a menudo a parálisis y a una multiplicidad de problemas de rehabilitación.
Los pacientes con afección de la médula espinal se han beneficiado, particularmente, en años
recientes, de los progresos en materia de programas de rehabilitación y de atenciones de
enfermería y médica durante la fase aguda de la enfermedad, que les permite sobrevivir y
reduce al mínimo la frecuencia de complicaciones tan incapacitantes como las úlceras por
decúbito, neumonía y el dolor no resuelto. La colaboración interdisciplinaria es indispensable
en la atención de estos pacientes, pues requieren los servicios de diversos terapeutas
especializados. Las actitudes de los compañeros profesionales y personales del paciente son
asimismo importantes para proporcionar estímulo y apoyo cuando el paciente trata de volver a
una vida satisfactoria.
Médula espinal
La médula espinal es la continuación de la médula oblongada y se extiende desde el
foramen magno a la segunda vértebra lumbar. La médula espinal sirve como centro para la
acción refleja y proporciona vías para los impulsos aferentes (sensitivos) cuando van de los
nervios periféricos al cerebro y para los impulsos eferentes (motores) cuando van del sistema
nervioso central hacia el órgano efector. Consta de sustancia blanca (porción externa) y
materia gris (porción interna). La substancia blanca consta de fibras mielinadas que unen los
diversos segmentos de la médula y a esta con el cerebro. La porción anterior de la materia gris
contiene los cuerpos celulares de los que parten las fibras eferentes (motoras) de los nervios
de medulares para las actividades voluntaria y refleja de los músculos. Las raíces sensitivas,
que constan de las fibras aferentes que trasladan los impulsos de los receptores sensibles a
través de los nervios medulares a la médula espinal, se encuentran en el aspecto posterior de
la materia gris. Parten de la médula espinal 31 pares de nervios medulares.
Las manifestaciones clínicas de los trastornos de la médula espinal y de los nervios medulares
dependen del nivel de implicación de la médula y de la rapidez con que los síntomas se
desarrollan. Los síntomas se deben ya sea por compresión de las raíces nerviosas al nivel de
la lesión o a impedimento de la transmisión de los impulsos nerviosos dentro de la médula.
La compresión de las raíces nerviosas causará:
 Dolor
 Pareasteis seguida de pérdida de la sensibilidad
 Debilidad
 Extenuación de los músculos en la distribución de las raíces afectadas.
Los síntomas específicos dependen del grado de la lesión:
 Segmentos cervicales superiores: afectará al nervio francio:
 Disnea de esfuerzo
 Actividad excesiva de los músculos respiratorios accesorios
 Dificultad en toser
 Dificultad en estornudar
La compresión de la médula espinal causará:
 Debilidad espástica
 Deterioro de la sensación cutánea
 Deterioro del control de la vejiga
 Deterioro en el control del recto
El tratamiento de enfermería del paciente con disfunción de la médula espinal depende de
la localización y la extensión de los síntomas.
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CUIDADOS DE ENFERMERIA EN PACIENTE CON LESION MEDULAR
Tratamiento y asistencia tempranos
 Primeros auxilios:
Supongamos que un apersona sufre un accidente automovilístico y se sospecha que se lesionó
el raquis. Debe colocarse el paciente en una superficie plana, que puede ser una puerta
desprendida de sus goznes, sin flexionar el dorso el cuello. Se le moverá solo cuando se
disponga de asistencia médica, y se le cambiará a un medio de transporte firme y plano. Se
evitará que los curiosos levanten al paciente descuidadamente y flexionen la columna, y que lo
coloquen con precipitación en el asiento trasero de un automóvil. Los movimientos descuidados
pueden lesionar más la médula.
Los primeros auxilios hechos adecuadamente pueden significar la diferencia entre la
recuperación completa de la marcha de un sujeto, y la permanencia en una silla de ruedas
durante el resto de su vida.
Las medidas de primeros auxilios pueden incluir tratamiento del choque o la hemorragia.
 Exámenes físicos y de rayos X:
Al ingresar el paciente en el hospital, el médico determinará la extensión de la lesión, por medio
de exámenes físicos y radiológicos. Si la lesión vertebral es tan intensa que comprime la
médula, es necesario poner en práctica métodos que quiten dicha presión. La tracción podrá
aplicarse a la cabeza por medio de un cabestro cervical o por tracción esquelética de la
cabeza.
El tratamiento de enfermería se orienta hacia la identificación de las necesidades concretas del
paciente, el reconocimiento y la prevención de complicaciones, la asistencia del paciente para
ayudarle a adaptarse a sus incapacidades, y la preparación del mismo para el programa activo
de rehabilitación que seguirá.
El paciente y su familia deberán incluirse en todos los aspectos de la atención. El empleo de
equipo y artefactos especiales deberá explicarse. El paciente irá asumiendo gradualmente la
responsabilidad de su propia atención.
 Apreciación:
El estado neurológico del paciente ha de apreciarse minuciosamente. ¿Tiene sensibilidad en
las partes afectadas? ¿Puede darse cuenta de que el agua está caliente o fría durante el baño?
¿Percibe la presión de la mano de la enfermera? ¿Puede mover la parte afectada? Durante el
choque medular, la parálisis es fláccida y, después de resolución del choque medular, se hace
espástica.
La observación de la función respiratoria es fundamental.
 Posición:
Inmediatamente después de la lesión medular, el paciente está muy grave y necesita asistencia
y observación extremas. Cuando se interrumpen los impulsos nerviosos que van a la piel, la
respuesta cutánea normal a la lesión disminuye. El paralítico no puede moverse de manera
constante, movimiento normal incluso en el sueño, y que evita la aparición de úlceras por
decúbito; por ello, no es difícil que presente esa complicación, la que fácilmente se superpone
infección y que cura lentamente. Salvo que la enfermera cambie de posición constantemente al
enfermo, es fácil que aparezcan úlceras por decúbito. Por último, se enseñará al paciente a
inspeccionar su piel.
Las armazones de Stryker o de Foster y el lecho CircOlectric facilitan el cambio de posición de
pacientes inválidos. El paciente es colocado en un alineamiento apropiado del cuerpo, teniendo
cuidado en distribuir su peso para evitar presión en áreas desvitalizadas. Se utiliza equipo
especial, por el estilo de un colchón de presión alternante o una badana. La piel ha de
mantenerse limpia y seca.
 Movilidad articular:
A menos que se tomen las precauciones necesarias, fácilmente aparecen deformidades.
Complicación frecuente de la paraplejía es el pié péndulo; para prevenirlo, deberá colocarse
una tabla para apoyo de los pies, desde el comienzo del mal. Se ejecutan a intervalos
regulares ejercicios pasivos para mantener el margen de movimiento, prevenir contracturas,
mejorar la circulación y evitar la atrofia muscular.
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 Función respiratoria:
El paciente no puede moverse en absoluto y, en consecuencia, su respiración es superficial, lo
que le impide expectorar; esto a su vez, lo predispone a la aparición de complicaciones
respiratorias como neumonía; para prevenirlas, es importante cambiarlo con frecuencia de
posición, y ordenarle que respire profundamente y tosa para que expulse las secreciones de
las vías respiratorias. Se practica fisioterapia torácica, y la enfermera colabora estrechamente
con el terapeuta para mantener una función respiratoria adecuada. El paciente necesitará
acaso medios mecánicos para mantener una ventilación apropiada.
 Dolor:
Muchos pacientes sufren dolor en la zona afectada, incluso cuando en ella hayan perdido la
sensibilidad. El dolor se asocia con formación de cicatrices o irritación alrededor de una raíz
nerviosa. En muchos pacientes el dolor disminuye gradualmente al progresar la recuperación
de la lesión inicial. El sulfato de morfina para alivio del dolor es contraindicado.
 Espasmos:
Son frecuentes los graves espasmos reflejos que el paciente no puede controlar. El movimiento
muscular es espasmo y no el retorno de la función voluntaria. La actividad física contribuye a
reducir los espasmos. Estos resultan reducidos también por ejercicios pasivos y cambios de
posición, a condición que se practiquen regularmente.
La razón de estos espasmos deberá explicarse a el paciente y a su familia.
 Eliminación:
La compresión medular altera la micción y la defecación voluntarias. Puede haber incontinencia
o retención fecales y es frecuente observar impactación fecal. En etapa temprana suele haber
retención urinaria; ulteriormente aparece incontinencia. A pesar de que el paciente orina
involuntariamente, suele haber algo de retención de orina. Al haber un volumen dado de orina
en la vejiga, se abre el esfínter, pero por la hipotonía de la pared vesical, poca cantidad de
orina se expulsa, trastorno que se conoce como incontinencia por rebosamiento.
La vejiga queda parcialmente llena aunque el paciente haya orinado. La estasis urinaria en la
vejiga atónica es peligrosa, pues predispone a infección que puede ascender a las vías
urinarias y llegar a la pelvis renal.
Conviene colocar en la vejiga una sonda a permanencia.
Para evacuar el colon y disminuir los problemas de impactación o incontinencia fecales, puede
aplicarse enemas diariamente o cada tercer día.
 Líquidos y alimentos:
Deben conservarse adecuadamente el ingreso de líquidos y la nutrición del paciente. Si se
administra líquidos en abundancia, disminuye la posibilidad de infecciones y cálculos de las
vías urinarias. Para evitar la aparición de úlceras por decúbito, es importante dar alimentos
ricos en proteínas, pues son útiles para conservar en buen estado los tejidos y para aumentar
la capacidad de cicatrización.
Se recomienda dar al paciente 200 g. De proteínas diariamente. Si la gravedad impide dar dieta
normal, cabe que se necesite administrar líquidos y nutrimentos por vía parenteral.
Efectos psicológicos
A medida que el paciente comienza a recuperarse de la lesión física extraordinaria que
sufrió, poco a poco aprecia la magnitud del accidente. Observa que no puede mover parte del
cuerpo, y trata de ver si aún cuenta con sus piernas. El trauma psicológico es intenso y la
imagen corporal se altera notablemente.
En vez de considerarse una persona sana íntegra, tienen que reconocer que parte de
su cuerpo ha quedado paralizado permanentemente.
En el comienzo, muchos pacientes reaccionan con depresión y huida. Están ausentes y
muestran indiferencia hacia las personas y acontecimientos que le rodean. Durante este
periodo es mejor que la enfermera busque todos los medios para satisfacer las necesidades
físicas, establecer una relación de empatía y que su presencia despierte tranquilidad en el
enfermo, y no tratar de animarlo y alegrarlo.
La recuperación del trauma psicológico y del daño físico de tan devastadora
experiencia, es lenta y tardía.
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
Dependencia:
El paciente comprende que tiene que depender por completo por completo de otras
personas, y siente temor, pues no podrá valerse por sí mismo. Desea la presencia de alguien
que lo acompañe noche y día. Si es cuadripléjico, en especial, su invalidez es extrema.
Necesita ser bañado, aseado y vestido por otra persona, al igual que un lactante. A
pesar de ello, su mente está activa, aunque su cuerpo esté inmóvil.
El paciente y sus familiares suelen mostrar ansiedad respecto al pronóstico. ¿Volverá a
caminar? Es una pregunta, a menudo obsesiva, que debe ser contestada con la mayor
veracidad posible.
Si la lesión fue tan grave que hay poca esperanza de recuperar la movilidad, es
necesario ayudar al paciente a comprender y aceptar el pronóstico desde el comienzo de su
enfermedad. No debe despertar la enfermera falsas esperanzas que más tarde se
desvanecerán y que, mientras tanto, hagan que el paciente no acepte la ansiedad de
rehabilitación.
En término de los primeros doce o quince meses de la lesión cabe esperar el mayor
grado de recuperación funcional.
La enfermera puede ayudar al inválido escuchándolo atentamente. Cuando desea
expresar el desaliento o el disgusto que siente, no necesita consejo o aliento; necesita alguien
que lo ayude a acepar el peso de sus sentimientos y temores.
El paciente que confiesa a la enfermera su deseo de morir no lo confiará otra vez si las
repuestas que recibe son: “¿usted tiene mucho por qué vivir? Puede leer y tiene dos hijos
adorables”. El paciente se sentirá tan inválido como antes y no volverá a tocar el tema.
La enfermera que responde: “usted se siente muy desalentado” o “no veo en usted
mucho deseo de vivir hoy”, por deducción, expresa al paciente que comprende la hondura de
su desaliento y que no es insólito que se sienta así.
Si la enfermera acepta y comprende los temores y problemas del paciente, quizá
ulteriormente sienta él confianza para comunicárselos y en esta forma, le proporcione la pista
valiosa y útil para la rehabilitación.
 Trastornos en las funciones sexual y reproductora:
Muchos parapléjicos son impotentes y su ego masculino sufre un revés; pueden pensar
que se les mira con desprecio y burla. Algunas mujeres pueden embarazarse y dar a luz. Es
necesario que el médico responda individualmente las preguntas acerca de las funciones
sexuales, pues el grado de función que se recupere dependerá del carácter particular y la
extensión de la lesión. Paciente y cónyuge tendrán la oportunidad de comentar el tema con el
médico.
El siguiente es un breve resumen de los hechos que debe estudiar una enfermera sobre la
experiencia subjetiva de los pacientes parapléjicos:
1. La dependencia del paciente parapléjico es frecuentemente el “objeto” que despierta la
compasión en las personas normales hacia la persona incapacitada. La compasión, tal
como se percibe en otra persona, hace válido el sentimiento de la persona incapacitada de
ser inútil y sin valor alguno.
2. La persona parapléjica está muy consciente de las relaciones interpersonales en su medio
ambiente. En consecuencia, ella y las personas que lo rodean necesitan oportunidad de
ayuda para llegar a ser más hábiles en estas relaciones.
3. La persona parapléjica se encuentra derrepente ante una nueva relación en el mundo, sin
probabilidad inmediata de invertir la situación más allá de un punto fijo. Por consiguiente,
es necesario ayudarla resolver el proceso de aflicción y duelo. La gente profesional puede
ayudar al paciente y a sus estrechos asociados a enfrentarse a la aflicción.
4. La persona parapléjica experimenta su imagen corporal cambiada como abrumadora en
cuanto al efecto que tiene sobre su percepción de sí mismo y de sus relaciones con otras
personas.
5. El paciente parapléjico se enfrenta a la necesidad de fuerzas personales que puede ser
capaz de descubrir o crear, quizá por primera vez en su vida. Este proceso requiere
esfuerzo. Hay que reforzar este esfuerzo.
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CUIDADOS DE ENFERMERIA EN PACIENTE CON LESION MEDULAR
6. Las personas parapléjicas, junto con sus familiares, necesitan ser incluidas en la
evaluación y en las sesiones de planeación del tratamiento en las que interviene su
programa particular de rehabilitación.
Rehabilitación
La finalidad de la rehabilitación es ayudar a parapléjicos y cuadripléjicos a emplear al
máximo su capacidad residual, y evitar complicaciones que resultan de la incapacidad. Por
ejemplo, las úlceras por decúbito trastornan notablemente el programa de rehabilitación. El
paciente que presenta una gran úlcera en la región sacra deberá ser cambiado de posición y
colocado sobre su abdomen para quitar presión al dorso.
Las deformidades, por ejemplo el pié péndulo, estorban los esfuerzos del paciente para
caminar con corsé y muletas.
El paciente lejos de la realidad y deprimido, no beneficia el programa de rehabilitación,
a pesar de la idoneidad de los medios.
El paciente en que aparece infección de la vejiga, debe interrumpir su programa de
actividad y recibir tratamiento intensivo para erradicar la infección.
Parte importante del papel de la enfermera en la rehabilitación incluye ayudar al paciente a
evitar complicaciones, para beneficiar el programa de rehabilitación.
1. Aseo y cuidado adecuados de la piel, advertir de inmediato el comienzo de signos de
úlceras por decúbito.
2. Colocar cojín de espuma en la silla para aminorar la presión.
3. Enseñar al paciente la forma de limpiar la piel, cambiar de posición, practicar masajes y de
observar diariamente las zonas paralizadas ya que el paciente no siente molestias.
4. Conservar alineamiento corporal adecuado y ejercitar articulaciones.
5. Alentar al paciente a que ingiera la mayor cantidad de líquidos.
6. Técnica aséptica al colocar y retirar sonda vesical.
7. Ser sensible y receptiva respecto a las necesidades emocionales del paciente, alentarlo,
pero no forzarlo, a que cuide de sí mismo; permitir que exprese sus sentimientos con
respecto a su incapacidad.
Referencia:
ENFERMERIA MEDICOQUIRURGICA
SMITH – GERMAIN
CUARTA EDICIÓN
JACQUELINE WIGODSKI S.
ENFERMERA UNIVERSITARIA
SANTIAGO - CHILE
DICIEMBRE DEL 2000
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