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Si aceptas a Cristo como tu Salvador personal,
experimentarás el verdadero consuelo. Él es el único que
traerá paz a tu vida. Pídele perdón; dile que lo necesitas. ¿No
dejarás que entre a tu hogar de duelo? ¿No deseas Su paz; la
verdadera paz?
Dios espera que recibas a Su hijo Jesús en tu
corazón entristecido. Todo cambiará desde el momento en
que aceptes Su visita. Si abres tu corazón y le das lugar, se
quedará y estará todos los días contigo para siempre.
"no os entristezcáis como los otros que no tienen
esperanza… estaremos siempre con el Señor. Por tanto,
consolaos los unos a los otros en estas palabras."
1ª Tesalonicenses 4:13, 17 y 18.
Si tú o alguno de tus seres queridos quieren seguir
escuchando más acerca de la Obra de Jesucristo en nuestro favor,
y de cómo a muchos nos hizo pasar de muerte a VIDA
ETERNA, acércate a esta dirección, en los siguientes horarios.
Iglesia Cristiana Evangélica
Si aceptas a Cristo como tu Salvador personal,
experimentarás el verdadero consuelo. Él es el único que
traerá paz a tu vida. Pídele perdón; dile que lo necesitas. ¿No
dejarás que entre a tu hogar de duelo? ¿No deseas Su paz; la
verdadera paz?
Dios espera que recibas a Su hijo Jesús en tu
corazón entristecido. Todo cambiará desde el momento en
que aceptes Su visita. Si abres tu corazón y le das lugar, se
quedará y estará todos los días contigo para siempre.
"no os entristezcáis como los otros que no tienen
esperanza… estaremos siempre con el Señor. Por tanto,
consolaos los unos a los otros en estas palabras."
1ª Tesalonicenses 4:13, 17 y 18.
Si tú o alguno de tus seres queridos quieren seguir
escuchando más acerca de la Obra de Jesucristo en nuestro favor,
y de cómo a muchos nos hizo pasar de muerte a VIDA
ETERNA, acércate a esta dirección, en los siguientes horarios.
Iglesia Cristiana Evangélica
“Dícele Jesús: Yo soy la resurrección y la vida:
el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y
todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Dícele:
Sí Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el
Hijo de Dios, que has venido al mundo”.
San Juan 11:25 a 27.
Si has perdido
a un ser querido...
…sin dudas este momento es de una tristeza imposible de
medir y de comprender. Habrás recibido de tus allegados y
amigos, muchas palabras de sincero “pésame”; habrás
recibido abrazos cálidos, que valieron para ti más que mil
palabras; habrás sentido la compañía de quienes te quieren y
sostienen en este difícil momento: pero tal vez creas que, a
pesar de todo, nadie puede ni podrá consolar tu corazón
atribulado.
Esta fue la situación que relata la Biblia en San Juan
11, de dos hermanas: Marta y María, las cuales perdieron a su
hermano Lázaro. También a ellas las fueron a consolar
muchos amigos y vecinos. Pero ambas ansiaban la llegada de
una visita especial: Jesús, el Divino Maestro. Fue entonces
que lo mandaron a llamar y todo cambió desde el momento
en que Él entró en aquel hogar de duelo.
Jesús le dijo a una de ellas: “Yo soy la resurrección
y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”,
“Dícele Jesús: Yo soy la resurrección y la vida:
el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y
todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Dícele:
Sí Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el
Hijo de Dios, que has venido al mundo”.
San Juan 11:25 a 27.
Si has perdido
a un ser querido...
…sin dudas este momento es de una tristeza imposible de
medir y de comprender. Habrás recibido de tus allegados y
amigos, muchas palabras de sincero “pésame”; habrás
recibido abrazos cálidos, que valieron para ti más que mil
palabras; habrás sentido la compañía de quienes te quieren y
sostienen en este difícil momento: pero tal vez creas que, a
pesar de todo, nadie puede ni podrá consolar tu corazón
atribulado.
Esta fue la situación que relata la Biblia en San Juan
11, de dos hermanas: Marta y María, las cuales perdieron a su
hermano Lázaro. También a ellas las fueron a consolar
muchos amigos y vecinos. Pero ambas ansiaban la llegada de
una visita especial: Jesús, el Divino Maestro. Fue entonces
que lo mandaron a llamar y todo cambió desde el momento
en que Él entró en aquel hogar de duelo.
Jesús le dijo a una de ellas: “Yo soy la resurrección
y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”,
haciendo clara referencia a Lázaro, quien ya estaba muerto,
pero Jesús deseaba recordarle a su hermana que, si había
creído en Él como su Salvador personal, resucitaría en el día
postrero.
Inmediatamente después de decir estas palabras,
Jesús se ocupó de aquellos que aún estaban con vida y
afirmó: "y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto?"
La Biblia es clara al decir que “Aún hay esperanza
para todo aquél que está entre los vivos” (Eclesiastés 9:4),
ya que es ahora, en vida, cuando se debe decidir nuestro
descanso eterno.
Muchas falsas teorías e interpretaciones pretenden
llevar "alivio" con palabras engañosas, diciendo que debemos
orar por aquellos que ya no están, para que entren a las
moradas eternas. No podemos decir algo que va en contra de
las palabras bíblicas: “está establecido a los hombres que
mueran una vez, y después el juicio.” Hebreos 9:27. Y en
otro pasaje de las Santas Escrituras sentencia: "he aquí
ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de
salud" 2a Corintios 6:2.
¡Por eso es que Jesús se ocupó de los vivos! Por eso
es que Él dijo a Marta: “todo aquel que vive y cree en mí,
no morirá eternamente. ¿Crees esto?”
Todos desearíamos no tener que pasar por la muerte
y quisiéramos evitarla. Desde tiempos antiguos él hombre
lucha contra este "ineludible final", pero la muerte es la
consecuencia del pecado. Dice Romanos 6:23 "porque la
paga del pecado es muerte; mas la dádiva de Dios es
vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro."
haciendo clara referencia a Lázaro, quien ya estaba muerto,
pero Jesús deseaba recordarle a su hermana que, si había
creído en Él como su Salvador personal, resucitaría en el día
postrero.
Inmediatamente después de decir estas palabras,
Jesús se ocupó de aquellos que aún estaban con vida y
afirmó: "y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto?"
La Biblia es clara al decir que “Aún hay esperanza
para todo aquél que está entre los vivos” (Eclesiastés 9:4),
ya que es ahora, en vida, cuando se debe decidir nuestro
descanso eterno.
Muchas falsas teorías e interpretaciones pretenden
llevar "alivio" con palabras engañosas, diciendo que debemos
orar por aquellos que ya no están, para que entren a las
moradas eternas. No podemos decir algo que va en contra de
las palabras bíblicas: “está establecido a los hombres que
mueran una vez, y después el juicio.” Hebreos 9:27. Y en
otro pasaje de las Santas Escrituras sentencia: "he aquí
ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de
salud" 2a Corintios 6:2.
¡Por eso es que Jesús se ocupó de los vivos! Por eso
es que Él dijo a Marta: “todo aquel que vive y cree en mí,
no morirá eternamente. ¿Crees esto?”
Todos desearíamos no tener que pasar por la muerte
y quisiéramos evitarla. Desde tiempos antiguos él hombre
lucha contra este "ineludible final", pero la muerte es la
consecuencia del pecado. Dice Romanos 6:23 "porque la
paga del pecado es muerte; mas la dádiva de Dios es
vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro."
Hoy Dios nos ofrece Vida Eterna, que se proyecta al
futuro, pero que se comienza a disfrutar acá, en nuestra
existencia.
Su mensaje de Salvación trae la posibilidad de
encontrar la paz y el consuelo, aceptando el sacrificio de
Cristo a nuestro favor ya, ahora mismo, en esta vida. Él vio
la profunda necesidad del ser humano y bajó a la tierra para
morir en nuestro lugar, para pagar nuestras deudas para con
el Padre.
Frente a la pregunta de Jesús, Marta respondió
segura: "Si Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el
hijo de Dios, que has venido al mundo." ¿Realmente, tú
también puedes responder así a la pregunta del Señor?
¿Crees: de todo corazón que Él es el Enviado de Dios a tu
favor? No se trata de creer en Su existencia, sino que Él se
movió del cielo en tu ayuda. Vino a esta tierra, a rescatar a
todo aquel que, sintiéndose perdido y necesitado, acude a sus
brazos de amor y consuelo.
Dijo Jesús: “y esta es la voluntad del que me ha
enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en Él,
tenga vida eterna: y yo le resucitaré en el día postrero”
Juan 6:40.
Este es el modo de asegurarnos la vida eterna: mirar
a Cristo sintiendo una profunda necesidad; reconociendo
nuestros pecados; confesándolos con dolor y pidiéndole que
limpie nuestro corazón con Su Sangre preciosa. Así es que
nos adopta como sus hijos. Él promete Su perdón y, como
consecuencia, nos da Su paz.
"La paz os dejo, mi paz os doy: no como el
mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón,
ni tenga miedo." Juan 14:27.
Hoy Dios nos ofrece Vida Eterna, que se proyecta al
futuro, pero que se comienza a disfrutar acá, en nuestra
existencia.
Su mensaje de Salvación trae la posibilidad de
encontrar la paz y el consuelo, aceptando el sacrificio de
Cristo a nuestro favor ya, ahora mismo, en esta vida. Él vio
la profunda necesidad del ser humano y bajó a la tierra para
morir en nuestro lugar, para pagar nuestras deudas para con
el Padre.
Frente a la pregunta de Jesús, Marta respondió
segura: "Si Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el
hijo de Dios, que has venido al mundo." ¿Realmente, tú
también puedes responder así a la pregunta del Señor?
¿Crees: de todo corazón que Él es el Enviado de Dios a tu
favor? No se trata de creer en Su existencia, sino que Él se
movió del cielo en tu ayuda. Vino a esta tierra, a rescatar a
todo aquel que, sintiéndose perdido y necesitado, acude a sus
brazos de amor y consuelo.
Dijo Jesús: “y esta es la voluntad del que me ha
enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en Él,
tenga vida eterna: y yo le resucitaré en el día postrero”
Juan 6:40.
Este es el modo de asegurarnos la vida eterna: mirar
a Cristo sintiendo una profunda necesidad; reconociendo
nuestros pecados; confesándolos con dolor y pidiéndole que
limpie nuestro corazón con Su Sangre preciosa. Así es que
nos adopta como sus hijos. Él promete Su perdón y, como
consecuencia, nos da Su paz.
"La paz os dejo, mi paz os doy: no como el
mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón,
ni tenga miedo." Juan 14:27.