Download Dirigentes de la comunidad judía de Salónica

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Atenas, 14 de Av de 5703
Queridos hermanos,
La primera respuesta al pedido que les realizamos a nuestros hermanos en los
países libres llegó a nosotros con su carta del 12 de Tamuz del presente año. Muchas
gracias a ustedes, nuestros queridos hermanos, por haber oído nuestra voz y haber
venido pronto a asistirnos. Dios está con ustedes, y no abandonará a sus hijos.
Les pedimos disculpas por el estilo de esta carta, ya que no dominamos
completamente su idioma. Y ahora les ofrecemos la historia de todo lo que nos ha
ocurrido durante los últimos meses. En junio de 1942, 8,500 judíos de Salónica fueron
deportados para realizar arduos trabajos. En noviembre, la comunidad de Salónica
culminó su tarea a cambio de una razonable suma que fue enviada a los alemanes
hasta febrero de 1943. En marzo de 1943, todos los judíos de Salónica fueron
obligados a poner sobre sus vestidos la Estrella de David, a abandonar sus hogares
dentro de la ciudad, y concentrarse dentro del gueto. El 14 de marzo, de modo
repentino, se llevaron del gueto tres mil personas, viejos, jóvenes, mujeres, niños y
niñas, y los metieron en vagones de ganado cerrados. Después de la partida del primer
tren, se llevaron otras tres mil personas, y luego salió un tercer tren, y un cuarto, y
otros más, y así hasta el primero de junio, en que fueron deportados los últimos
judíos. En total fueron expulsados 53,000 hermanos nuestros, y ahora no queda
ningún judío en Salónica ni en ninguna ciudad de Macedonia. Hasta ahora no hemos
sabido adónde fueron llevados ni qué ha sido de ellos. Es imposible describirles las
condiciones de dichos traslados. Tememos que sólo el veinte por ciento de los que
viajan lleguen con vida a destino.
No tenemos la fuerza espiritual ni las palabras para describirles las
calamidades que hemos sufrido durante el período que va de marzo a junio de este
año. El pueblo de Israel ha sido testigo de terribles días de duelo. Aquellos que
lograron huir de las ordenanzas llegaron aquí, a Atenas, extenuados y desnudos. Se
calcula que son alrededor de tres mil. La comunidad judía de Atenas hizo todo lo que
se hallaba al alcance de sus manos para resguardar sus vidas a pesar de las
preocupaciones propias. Pero nuestro enemigo es muy cruel, y quién sabe qué será
finalmente de nosotros.
Ahora no queda ningún judío en Salónica. “¡Cómo ha quedado sola la ciudad
populosa”, una ciudad y un centro de la vida judía [de Israel]. Nuestros templos están
en ruina, el cementerio fue destruido, nuestras bibliotecas y nuestras libros sagrados
también ellos han sido destruidos, las actas de la comunidad fueron quemadas y
nuestros bienes han sido confiscados.
Nos dirigimos a ustedes a fin de solicitarles que hagan para nosotros lo
siguiente:
a. Traten de averiguar qué ha ocurrido con los 53,000 hermanos nuestros que
han sido deportados a Polonia y Checoeslovaquia, y envíenles de algún
modo alimentos, vestimentas y medicinas diversas;
b. Imploren de modo tal que sus voces sean oídas en todo el mundo y exijan
que “los tizones sean salvados del incendio”;
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c. Los refugiados que han llegado hasta aquí no tienen dinero, alimentos, ni
ropas. Encárguense de que la Cruz Roja Internacional les entregue cupones
de comida y pan como les están siendo entregados a nuestros hermanos
griegos en Atenas por medio de todas las asociaciones, comenzando por el
Metropolitano Principal. No se olviden de nosotros, y hagan todo lo que
puedan para ayudarnos en estas horas difíciles.
No podemos darles una dirección para que nos envíen dinero ya que ello causaría un
gran daño a toda nuestra colectividad. Por favor, mándennos todo lo que quieran con
el mensajero que les entregue esta carta. Podrán conocer nuestra dirección si les
preguntan a nuestros amigos siguientes: Pregúntenle a Irmon Nigrin, Calle Nebi
Yadniel 12 en Alejandría, quién es su querido amigo --- su familia se halla en Atenas
y él les dará mi dirección. Pregúntenles también a nuestros hermanos: el Sr. David
Floratin, Asher Malaj, y León Recanati, en Tel Aviv. Saludos para ellos. 350 judíos
de Salónica, los cuales son ciudadanos españoles, viajaron a España a través de
Alemania hace 12 días. Por su intermedio podrán enterarse de todos los detalles sobre
la suerte corrida por nuestra comunidad.
Y ahora, nuestros justos hermanos, adiós. No hemos perdido nuestra
esperanza, porque mientras viva el último judío vivirá también nuestra última
esperanza.
***
Atenas, 21 de Elul de 5703
Queridos amigos,
Hoy recibimos su carta y también el paquete con el dinero. Muchas gracias a
ustedes. En este momento, un manto de luto cubre también a la ciudad de Atenas.
Ahora que los alemanes desplazaron a los italianos del gobierno, hace media hora
llamaron al Rabino Principal y le dijeron que los judíos de esta ciudad correrán la
misma suerte que los de Salónica. No tenemos qué escribirles. De ahora en adelante
no sabemos qué será de nosotros. Cuando recibamos respuesta de ustedes, tal vez
estaremos en Polonia.
Si pueden salvarnos, háganlo inmediatamente y no descansen. El peligro es
grande. Avísenles a quienes esperamos que puedan rescatarnos.
Exijan inmediatamente a las radios griegas de Londres y El Cairo que les
digan a nuestros hermanos griegos en Atenas cuál es su deber en estas horas de crisis:
que nos apoyen en todo lo que puedan. Si así lo desean, envíen más dinero. Si ya no
estamos aquí, creemos que este hombre es de confiar y les devolverá a ustedes el
dinero.
Adiós, a ustedes y a nuestros hermanos en Sión. No nos abandonen. Quizás
nuestra salvación está cerca. No hemos perdido nuestra esperanza.
Tomado de: Zwi Bachrach (Ed.), "Estas son mis últimas palabras...", Cartas
póstumas del Holocausto, Yad Vashem, Jerusalén, 2006
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