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CELEBRACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS
CON LA COMUNIDAD NÁHUATL DEL PAÍS,
HOMILÍA DEL SEÑOR ENRIQUE DÍAZ DÍAZ,
OBISPO COADJUTOR DE SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS Y
RESPONSABLE DE LA DIMENSIÓN DE CULTURA DEL EPISCOPADO MEXICANO.
12 Octubre 2016, BASÍLICA DE GUADALUPE.
(Palabras del Nican Mopohua)
110. “Nochpochtziné, Noxocoyohué, Cihuapillé, maximopaquiltitie, quen
otimixtonalti? cuix ticmohuelmachitia in motlazonacayotzin, Notecuiyoé,
Nopiltzintziné?
110. “Mi Jovencita, Hija mía la más pequeña, Niña mía, ojalá que estés contenta; ¿cómo
amaneciste? ¿Acaso sientes bien tu amado cuerpecito, Señora mía, Niña mía?
111. Nictequipachoz in mixtzin in moyollotzin: ma xic momachiltitzino Nochpochtziné,
ca huellanauhtoc ce momacehual altepetzin
111. Con pena angustiaré tu rostro, tu corazón: te hago saber, Muchachita mía, que está
muy grave este tu pequeño pueblo, servidor tuyo.
Con las mismas palabras de Juan Diego, con la misma angustia y con la misma ilusión
venimos a postrarnos a tus plantas, a colocarnos en el hueco de tus manos, a refugiarnos
en tu corazón.
Te traemos toda la alegría de nuestras tierras, queremos que escuches la música de
nuestras guitarras y nuestros instrumentos alimentada con el trinar de nuestras aves, con
el rumor de nuestros bosques y con el murmullo de nuestros ríos. Te ofrecemos nuestros
frutos sembrados en el sudor y el dolor de tus siervos pequeños, y cosechados en la alegría
y el cantar de nuestras hermanas y hermanos. Mira cuánta alegría tiene nuestro corazón
con tan sólo contemplarte, con percibir tu amor, con sentir tu caricia, que nos sana, que nos
cobija y que nos arropa.
Pero también traemos nuestro dolor, nuestra tristeza y nuestras penas. Como Juan Diego
también te queremos decir, Mi Niña, la más pequeña, que tu siervo el pueblo náhuatl, el
más pequeño, está sufriendo de dolor y enfermedad. Hay muchos males y dolores en
nuestro pueblo. Nuestros ancianos y nuestros enfermos miran nostálgicos y adoloridos que
son abandonados a su suerte y que no hay quien se ocupe de sus cuidados. El hambre hace
estragos en nuestras comunidades y las enfermedades propias de la pobreza y de la
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desnutrición minan nuestros pueblos. Muchos hoy no pudieron venir, aunque tenían
muchas ilusiones y muchos deseos, pero no tienen para sus traslados o la enfermedad se
los impide. Ellos te mandan sus saludos y piden tu bendición.
Pero la enfermedad de mi pueblo no es sólo la enfermedad del cuerpo. La violencia y la
corrupción lo están destruyendo. Nuestros frutos del campo no son valorados y tenemos
que malbaratarlos. Los jóvenes abandonan nuestros pueblos, se arriesgan en aventura
buscando mejores condiciones de vida o fascinados por la falaz ilusión que les ofrece el
mundo neoliberal. Y que terminan arrumbados, discriminados y perdidas sus raíces y sus
sueños. Muchos de ellos son captados por el crimen organizado o sucumben entre las
drogas y el narcotráfico. Nos duelen y nos entristecen los asesinatos y desapariciones
cometidas por el crimen organizado que quedan impunes y dejan luto, tristeza y orfandad.
Todavía hay quienes quisieran silenciar nuestra palabra e ignorar nuestras vidas y
tradiciones. Nos hemos convertido en extranjeros en nuestras tierras porque les ponen
precio ridículo y nos las roban. Se nos expulsa de nuestra casa, no respetan nuestros
derechos y nos invaden con su prepotencia y sus grandes empresas.
Tú aceptaste nuestra palabra, acogiste nuestras flores, escuchaste nuestro canto, recogiste
nuestros colores y asumiste nuestra piel ¿por qué ahora parece que quieren
desaparecernos e ignorarnos? ¿Por qué nos miran con desprecio? Por eso nos fortalece y
nos llena de esperanza tu amable palabra que nos reconoce como hijos, que nos pide ser
mensajeros de Buena Nueva, que nos envía a construir la casita nueva, el templo de amor
donde todos seamos hermanos, donde todos vivamos en justicia y en verdad. Ese es nuestro
sueño: una casita donde experimentar el amor de “Él Dios por quien se vive” y donde
podamos disfrutar de tu amor de Madre Tierna. ¡Qué bella será una casa donde todos nos
sintamos amados y respetados, donde se haga realidad el amor fraternal!
Este año hemos experimentado una gran alegría porque tu siervo de Roma el Papa
Francisco, nos ha visitado y te ha visitado. Nos ha recordado tu amor y nos ha concedido el
reconocimiento de nuestra lengua… lo que Tú hace siglos habías comenzado. Pero eso
alegra mucho nuestro corazón y nos compromete a cuidar nuestras bellas palabras y
nuestras ricas tradiciones.
En tu visita nos has dado como gran regalo a tu Hijo Jesús. Es la más bella ofrenda que nos
podías ofrecer. Él ha tomado nuestra carne y se ha hecho uno de nosotros, con Misericordia
nos ha mostrado el rostro de un Padre, con sus bellas palabras, con sus valientes denuncias,
con su cercanía con los pobres y despreciados, nos ha rescatado y nos ha dado una nueva
esperanza.
Con su Palabra, con su ejemplo y cercanía podremos salir adelante. Su Resurrección vence
todos los obstáculos y derriba todos nuestros miedos. Con Jesús podremos también
alcanzar el triunfo, con Él no hay miedo ni pesimismo, con Él todo lo podemos.
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Te dejamos un cariñoso saludo de todos los que no pudieron venir. Tenían muchas ganas
de estar contigo, pero reciben felices tu bendición. Al regresar, nos vamos contentos
guardando en nuestro corazón tus palabras amorosas. Con ellas fortalecemos nuestro
corazón para continuar escuchando a tu Hijo, para construir fraternidad y comunidad, para
busca el Reino de justicia y paz.
(Palabras del Nican Mopohua)
118. “Maxiccaqui, ma huel yuh ye in moyollo, noxocoyouh, maca tle tlein mitzmauhti,
mitztequipacho, macamo quen mochihua in mix in moyollo, macamo xiquimacaci in
cocoliztli, manoce oc itla cocoliztli, cococ teopouhqui,
118. “Escucha, ponlo en tu corazón, hijo mío el menor, que no es nada lo que te espantó”,
lo que te afligió; que no se perturbe tu rostro, tu corazón; no temas esta enfermedad ni
ninguna otra enfermedad ni cosa punzante, aflictiva.
119. Cuix amo nican nica nimonantzin? cuix amo nocehuallotitlan, necauhyotitlan in
tica? cuix amo nehuatl in nimopaccayeliz? cuix amo nocuixanco nomamalhuazco in
tica? cuix oc itla in motech monequi?
119. ¿No estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿No estas bajo mi sombra y resguardo? ¿No
soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis
brazos? ¿tienes necesidad de alguna otra cosa?
120. Macamo oc itla mitztequipacho, mitzamana, macamo mitztequipacho. Cuix amo
nican nica nimonantzin?
120. que ninguna otra cosa te aflija, te perturbe; que no te apriete con pena. ¿No estoy
aquí yo, que soy tu madre?
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