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Unidad 3: Problemas éticos de nuestro tiempo.
Objetivo de la unidad: Fomentar la cultura de la vida frente a los dilemas éticos
actuales.
Semana 11: El debate ético sobre el inicio de la vida humana.
“La genética moderna se resume en un credo elemental que es éste: en el principio hay
un mensaje, este mensaje está en la vida y este mensaje es la vida”.
Jerome Lejeune
Objetivo de aprendizaje: Comprender al ser humano como persona desde el inicio
de su existencia y la vida como un derecho humano fundamental.
Conceptos clave: Concepción – Persona - Derecho a la vida – Aborto – Dignidad –
Cultura de la vida.
1. La reflexión ética en torno a los problemas actuales.
En clases anteriores aprendiste la importancia de la virtud de la prudencia para
actuar y juzgar correctamente, un juicio prudencial debe ser lo más objetivo posible,
Esta tarea no es fácil cuando nos enfrentamos a situaciones complejas del mundo de
hoy ¿cómo saber si actos como el aborto, por ejemplo, son éticamente correctos? La
discusión sobre este tema ha dado lugar a intensos debates que más que aclarar,
confunden, por ello, para juzgar prudentemente si el aborto es legítimo o no debemos
analizar aspectos de orden biológico y filosófico, sólo así podremos aclarar tres
puntos fundamentales de la discusión: desde cuándo comienza la vida humana; si el
embrión es o no persona y finalmente concluir si el aborto es o no éticamente
correcto.
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2. ¿De qué hablamos cuando hablamos de aborto?
El aborto es por definición, la muerte o la expulsión del feto fuera del vientre
materno, cuando éste aún no es viable. Sin embargo, hoy es muy común referirse al
aborto sólo como una “interrupción del embarazo”, pero esto es más bien un
eufemismo1, que se utiliza para manipular el lenguaje y tratar de ocultar la gravedad
del aborto. En estricto rigor, el aborto no es una interrupción del embarazo, esto
último, corresponde a una “intervención médica” cuya finalidad es salvar la vida del
feto y de la madre, así, por ejemplo, cuando una mujer tiene graves problemas de
salud, donde continuar la gestación pone en riesgo su vida, el médico prescribe la
interrupción del embarazo antes de tiempo, para salvar la vida de sus dos pacientes, el
niño y la madre.
Luego de esa interrupción, el recién nacido es puesto en una incubadora y tratado
para salvar su vida. Como te puedes dar cuenta, esto no es lo que ocurre con el aborto
provocado, ya que el objetivo que se persigue con la acción de abortar es la
eliminación del feto. Entonces, para aclarar los términos, el aborto NO es una
interrupción del embarazo.
3. El inicio de la vida. La base biológica.
¿Desde cuándo comienza la vida humana? Es fundamental responder esta
pregunta cuando se intenta dar razones sobre la legitimidad aborto. Hagamos un
recorrido por algunos conceptos claves de la biología para contestar nuestra pregunta
inicial.
El desarrollo científico actual nos permite establecer con certeza el momento en el
que comenzamos a existir, ese momento es el de la concepción2, cuando el
espermatozoide (célula sexual masculina) fecunda al óvulo (célula sexual femenina).
Estas células sexuales, sólo tienen 23 cromosomas, a diferencia de cualquier otra
Palabra que sustituye a otra más impertinente o violenta que se considera de mal gusto.
“Concepción” y “fecundación” corresponden al mismo momento en que el espermatozoide penetra al
óvulo.
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célula del cuerpo que tienen 46 cromosomas, es decir, óvulo y espermatozoide tienen
sólo la mitad de la información genética porque su finalidad es unirse, formando así
un organismo unicelular llamado “cigoto”.
Ahora bien, este nuevo organismo NO es una célula cualquiera como sostienen
algunos, pues, lo curioso del cigoto es que tiene un patrimonio genético único, su ADN
corresponde al de un tercer individuo, distinto del padre y de la madre. Y desde este
primer momento, quedan establecidos todos los aspectos que ese nuevo ser
desarrollará a través del tiempo, su color de ojos, su color de piel y también su sexo, es
decir, todo su patrimonio genético queda determinado desde el primer día su
existencia, lo que nos indica que ese organismo unicelular no es ni simio, ni cerdo, ni
rana, sino un individuo de la especie humana, único e irrepetible.
Otro hecho que nos permite establecer que este nuevo ser no es una célula
cualquiera es que irá desencadenando una serie de actividades dirigidas a su propio
desarrollo y que las otras células del cuerpo no realizan. Se dividirá de manera
acelerada en 2, 4, 8, 16 y millones de células más, desplegando todo su potencial a
través del tiempo. Todo este desarrollo coordinado, continuo y gradual se detendrá
sólo con la muerte.
A pesar de las certezas científicas antes mencionadas, algunos insisten en que la
vida humana no se inicia en la concepción, y que esta nueva célula es sólo una parte
más del cuerpo de la madre. Sin embargo, hay otro hecho biológico que nos
demuestran que el cigoto es un ser distinto de la mujer. Desde el primer día de
concebido, el hijo produce modificaciones hormonales en el cuerpo de su madre,
enviando señales moleculares para que ambos, madre e hijo, se coordinen como dos
vidas distintas, en perfecta unión durante toda la gestación. Estos cambios hormonales
hacen que el cuerpo de la mujer pueda tolerar al hijo que espera, pues el embrión, al
tener una carga genética distinta a la de su madre, se reconoce como un cuerpo
extraño, un “otro”, que, por cierto, depende de los cuidados de su madre. Esa
dependencia, sin embargo, no lo hace menos humano, el hecho de ser albergado y
alimentado en el cuerpo de la madre no significa que sea un órgano de ella.
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Estas evidencias nos permiten concluir que es en la concepción el momento donde
se inicia la vida huma, única e irrepetible y que se desarrollará de modo continuo
hasta su muerte.
4. Ser humano y persona. La base filosófica.
La ciencia proporciona datos que permiten establecer con claridad cuándo
comenzamos a existir, pero el problema no termina acá, pues, aunque muchos aceptan
este hecho, ponen en duda que ese nuevo ser sea una “persona”. Efectivamente,
reconocen que el cigoto es vida humana, pero no que sea una persona.
Aunque esto suena bastante raro, es una teoría que cada vez cobra más fuerza. Lo
que sostiene es que el embrión es sólo un ser humano en “potencia” y que se
convertirá en una persona a futuro, algunos plantean que a los 7 días después de la
concepción, otros dirán que a los 21, o a los 3 meses de gestación, pero ¿pueden
existir seres humanos que no sean personas? para responder a esto ya no es suficiente
la biología, pues son necesarios conceptos filosóficos que ya estudiaste en la
asignatura de Antropología y que ahora utilizaremos para avanzar en nuestro análisis.
El cigoto es ya desde el inicio un “ser sustancial”3, un ser que existe en sí mismo, ya
explicamos antes que es un “otro” diferente de la madre y todo el desarrollo posterior
de ese nuevo ser, obedece solamente cambios físicos “accidentales”4 que no cambian
en nada la naturaleza de ese ser. Lo mismo ocurre cuando vemos a un niño de unos 4
años y luego lo vemos cuando tiene 17, advertimos cambios y muchos, por cierto, pero
ese individuo sigue siendo el mismo, hay algo que permaneció en todo ese tiempo,
puede tener el pelo más largo o más oscuro, pero ninguno de esos cambios ha
convertido a ese ser en otro distinto de lo que era en un principio. Así, el cigoto, el
niño de 4 años, el adolescente de 17 y el anciano de 80 son siempre el mismo sujeto,
El término “sustancia” indica “lo que permanece", lo que tiene ser en sí mismo y por sí mismo.
El término “accidente” se refiere a aquellas características que se dan en otro ser, en una sustancia o
sujeto, por ejemplo, los colores son seres accidentales, pues no vemos un “verde” por sí sólo, sino cosas
verdes. Así también el desarrollo embrionario es un cambio accidental que se da en un ser subsistente,
el embrión.
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pues nadie empieza siendo cosa para después transformarse en persona, el ser
humano es un ser personal desde el inicio de su existencia.
Por otra parte, una característica propia de la persona su naturaleza racional, es
decir, poseedora de dos facultades superiores, la inteligencia y la voluntad. ¿Es posible
que el embrión incapaz de pensar y de tomar decisiones tenga esta naturaleza
racional?
Es acá dónde tenemos que abordar otros conceptos filosóficos que aprendiste en
Antropología, los conceptos de “acto”5 y “potencia”6, para recordar veamos algunos
ejemplos. Ustedes son ahora estudiantes en acto y en potencia profesionales, pero no
pueden llegar a ser profesionales si antes no son estudiantes; así también, un embrión
humano es en acto embrión humano, y en potencia niño, pero no puede llegar a serlo
si antes no es embrión humano. Sigamos nuestro análisis con otro ejemplo, un
embrión de perro no reflexiona ni es capaz de tomar decisiones, tampoco lo puede
hacer un embrión humano, sin embargo, este último tiene la posibilidad de hacerlo, ya
que sus capacidades racionales se desarrollarán con el tiempo. Por tanto, si hay
desarrollo de esas capacidades, es porque ya las tiene desde el inicio de su existencia,
aunque no las tiene actualizadas, forman parte de su ser. Efectivamente, el embrión,
no está ejerciendo esas facultades aquí y ahora, pero las podrá actualizar a medida
que se desarrolla en el tiempo. El embrión de perro, en cambio, no posee esas
capacidades racionales ni ahora ni a futuro (ni en acto ni en potencia) porque no
forman parte de su naturaleza instintiva.
En consecuencia, las facultades racionales, propias de la persona, existen en el
embrión, son reales desde el primer momento de su existencia, actualizadas o no, las
posee en su naturaleza. Si tuviéramos que aceptar que sólo es persona quien puede
poner esas capacidades racionales en acto, tendríamos que excluir como personas a
los bebés, a los que duermen o a los pacientes en coma. Siguiendo con esa lógica, sería
legítimo eliminarlos, ya que al no ser personas no son sujetos de derecho. Como te
podrás dar cuenta, “ser humano” y “persona” son dos realidades inseparables de
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Acto, lo que es ahora, lo que está siendo.
Potencia, lo que puede ser, posibilidad.
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nuestra existencia. El embrión humano es siempre, desde la concepción y hasta su
muerte un individuo de la especie humana y en consecuencia un ser personal, por esta
razón no el legítimo el aborto, pues lo que se elimina no es una célula cualquiera, sino
un ser humano.
5. La cultura de la vida y el respeto a la dignidad humana.
El sólo hecho de que el embrión sea persona lo hace poseedor de unos derechos
fundamentales, éstos derechos son universales e inviolables, no dependen ni de la
cultura, ni de la raza, ni de la condición social, ni de la etapa en la que se encuentre. El
ser humano es un valor en sí mismo y no un medio para uso de otros individuos, por
ello, no puede ser manipulado, sustituido o eliminado.
El reconocimiento de este valor superior del ser humano, es lo que ha llevado a la
derogación de ciertas leyes como la esclavitud y, por esta misma razón, es que
rechazamos con tanta fuerza la tortura y la matanza de millones de personas bajo el
dominio de ciertas ideologías políticas. El ser humano y, en consecuencia, el embrión
es poseedor de una dignidad particular que debe ser reconocida por la sociedad
entera. El embrión es persona, no cosa; es un alguien, no un algo; es sujeto y no objeto;
es fin y no medio; posee dignidad y no precio. Entonces, ¿qué tipo de respeto le es
debido al embrión humano en una sociedad verdaderamente justa? el respeto al
primero de sus derechos, la vida, y luego el derecho a pertenecer a una familia donde
debe ser protegido y educado.
Es propio de la ética reflexionar sobre esto dilemas, para fortalecer la idea de que
la ciencia y en particular la medicina, debe estar al servicio de la persona humana, de
lo contrario, vamos formando una sociedad caracterizada por una cultura de la
muerte, que cada vez tiene más protagonismo con leyes como el aborto, la eutanasia,
el suicidio asistido o la congelación y destrucción de embriones humanos, estos y
otros ejemplos, son el resultado de una cultura que niega el derecho fundamental y
básico de toda persona, la vida.
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Ante esto ¿Cuál es el desafío que tenemos como sociedad? promover una cultura
que proteja al hijo inocente que se gesta en el vientre materno y que acompañe a las
madres que se sienten vulnerables y desprotegidas; una cultura que promueva la
integración de aquellas personas que tienen capacidades diferentes; una cultura que
no abandone a los enfermos ni a los ancianos, sino que sea capaz de aprender de sus
vidas para enriquecer las nuestras, en fin, una “cultura de la vida” que esté siempre al
servicio de la persona humana.
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