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UN CONTINENTE, DOS POLÍTICAS
Las políticas de Alemania nazi hacia los judíos en los países ocupados de
Europa occidental
Por Abraham Zylberman
El concepto de conquista del espacio vital y supremacía de la raza aria ocupaban el
aspecto central en la ideología del nacionalsocialismo desde el mismo momento de la
fundación del Partido y la enunciación de sus objetivos en su plataforma política el 24
de febrero de 1920:
Art. 3: Reclamamos tierras (colonias) para alimentar a nuestro pueblo e instalar en
ellas a nuestro excedente de población.
Art. 4: No pueden ser ciudadanos del Estado más que los integrantes del pueblo. Sólo
pueden formar parte del pueblo quienes tengan sangre alemana, sin tomar en cuenta
su creencia religiosa. Por lo tanto, ningún judío puede ser miembro del pueblo1.
El medio para concretar estos objetivos fue la guerra, que habría de ser el medio para
ocupar territorialmente otros países a efectos de su explotación económica y el
dominio de los grupos étnicos, definidos como inferiores, para ponerlos al servicio de
la etnia racialmente superior. Por otra parte, la guerra también era necesaria para
oponerse con firmeza a otro enemigo: el bolchevismo, “porque una victoria el
bolchevismo no conduciría a otro Tratado de Versalles, sino a la aniquilación y al
exterminio total del pueblo alemán…Estando sobrepoblados, no podremos
mantenernos
en
las
condiciones
tradicionales…La
solución
definitiva
está,
respectivamente, en la extensión de nuestro espacio vital y en la ampliación de
1
En: T.Buron y P. Gauchon: Los fascismos, FCE, 1983
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nuestras bases de suministro de materias primas y víveres…He aquí las tareas que hay
que emprender: 1. El ejército alemán ha de ser capaz de afrontar la guerra dentro de
cuatro años; 2. La economía alemana ha de adaptarse a las necesidades bélicas dentro
de cuatro años…” 2.
De acuerdo a la concepción estratégica de Hitler, la primera etapa de la expansión
territorial debía ser la anexión de Austria y Checoslovaquia – justificada por el derecho
a la autodeterminación: la “repatriación” de los austríacos y los alemanes de los
Sudetes al Reich común de todos los alemanes por ser todos de la misma raíz étnica –.
Pero por sobre todo, éstos eran actos estratégicos, que servirían de base a nuevas
acciones en el Este y Sudeste europeo. El paso siguiente era la conquista de Polonia –
primera etapa en la ocupación de territorios proveedores de materias primas,
alimentos y mano de obra -.
A pesar de las garantías inglesas, sostenía sus demandas planteadas ante Polonia,
iniciadas en 1938, y dio órdenes para la preparación de la campaña militar contra ella:
“…el comportamiento actual de Polonia requiere que hagamos efectiva una protección
militar de nuestras fronteras…con el fin de eliminar cualquier amenaza por ese lado…La
tarea de la Wehrmacht es aniquilar al ejército polaco. Tomando esto en cuenta, hay
que hallar y preparar un comienzo de ataque sorprendente. La movilización general,
sea en forma camuflada o abierta, se realizará conforme a los planes, en el último
momento posible…”3 Polonia rechazó las demandas alemanas, que incluían la
devolución de Danzig al Reich y la construcción de líneas internacionales de carreteras
y ferrocarriles en su territorio. Pero las verdaderas intenciones de Hitler eran
completar nuestro espacio vital en el Este y asegurar las bases de nuestra
alimentación…4 Al amanecer del 1º de septiembre de 1939, los tanques alemanes se
desplegaron hacia la frontera con Polonia, la atravesaron y en pocos días, terminaron
por ocupar el país. Alemania había sido arrastrada por sus líderes a una guerra que,
finalmente, habría de destruirla. Hitler esperaba que tanto Francia como Inglaterra
permaneciesen neutrales, pero el 3 de septiembre éstas le declararon la guerra.
2
Del memorándum secreto de Hitler sobre el Plan Cuatrienal, 1934. Citado en Walther Hofer: El nazismo, Diana, 1966,
pág. 89-91
3
Los preparativos para el ataque a Polonia. Citado en Walther Hofer (op. cit. pág. 240, 241)
4
Citado en Walther Hofer (op. cit. Pág. 242)
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La velocidad de la guerra relámpago había sorprendido al mundo y preocupado a
Stalin, que se preparaba a ocupar los territorios que integraban la región que le
correspondía según el reparto de agosto de 1939 (pacto Molotov-Von Ribbentrop).
Utilizó la necesidad de Hitler de tener el campo libre en el oeste para conseguir
reformas en el plan original. Lituania pasó a la esfera rusa y Polonia fue repartida: la
zona occidental volvió al Reich, la central fue ocupada como Gobierno General por
Alemania y la oriental pasó al dominio soviético.
Hitler se convenció de la imposibilidad de realizar sus metas imperialistas sin una
guerra contra las potencias del Oeste. Estaba decidido el ataque para fines de
septiembre. El mal tiempo obligó a postergar las actividades y entonces, se vio atraído
por la idea de atacar Noruega. Había observado con interés y recelo la guerra desatada
por la Unión Soviética contra Finlandia. Para impedir una eventual expansión soviética
hacia el Oeste y una intervención de las potencias occidentales, ordenó ocupar
militarmente Noruega y Dinamarca en abril de 1940. Esta ocupación permitía evitar el
corte de los suministros de minerales que llegaban desde Suecia a través de Noruega y
que eran vitales para el país. De esta manera conseguía otro objetivo: ampliar la zona
de operaciones de las fuerzas navales y tener una base de operaciones para sostener
una guerra en el Atlántico, convirtiendo así a Alemania en potencia naval mundial.
A pesar de los éxitos obtenidos, consideraba que debía llegar a un acuerdo con
Inglaterra acerca de la división de Europa e incluso, del resto del mundo. Era
consciente del peligro que representaba para sus proyectos de expansión y
establecimiento de un imperio continental europeo regido por Alemania, la existencia
de dos potencias como Estados Unidos y la Unión Soviética. Estas potencias estaban en
condiciones de cercar a Alemania y en la temprana fase de su expansión, octubre de
1939, escribía Hitler que “ningún tratado o acuerdo con la Unión Soviética puede
garantizar una neutralidad duradera de ese país…La mayor garantía contra una
intervención soviética consiste en demostrar la superioridad alemana…Seguramente el
intento de ciertos círculos norteamericanos por poner al continente europeo en contra
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de Alemania, no tendrá éxito por el momento, pero en un futuro puede rendir los
resultados apetecidos…El tiempo, una vez más, trabaja en contra de Alemania”. 5
Estas consideraciones lo impulsan pues a atacar a Francia, un enemigo doble: por un
lado, el aliado de Gran Bretaña en el continente; por otro, el vencedor que humilló a
Alemania con el Tratado de Versalles. La derrota de Francia era la condición
imprescindible para permitir la expansión en el Oeste y al mismo tiempo, presionar a
Inglaterra a flexibilizar su postura ante Alemania y llegar a un acuerdo y alianza con
ella. El ataque comienza el 10 de mayo de 1940, comenzando por Holanda, luego
Bélgica y finalmente, Francia. Al cabo de seis semanas, se impuso como el dueño de
Europa occidental, con un ritmo de guerra relámpago – como ocurriera en el Este - . El
gran poderío de Francia estaba roto, Inglaterra era expulsada del continente Dunkerque – y Holanda, Bélgica y Luxemburgo estaban ocupadas. Contrariamente a lo
esperado por los expertos militares, la campaña representó un triunfo de las tesis
militares de Hitler. Al finalizar la campaña en junio, había alcanzado la cima de su
popularidad y conseguido eliminar las corrientes de oposición presentes en el cuerpo
de oficiales, como también obtuvo una autoridad sin límites a los ojos de buena parte
de los viejos representantes de la vieja Alemania y de los miembros de una élite nazi
no muy conforme con el rumbo tomado por el Tercer Reich en los campos económico
y de la política exterior, después del estallido de la guerra.
El ataque a la Unión Soviética se demoró por la situación balcánica que debía ser
resuelta. Rumania, después de la abdicación del rey Carol en septiembre de 1940
quedó bajo el poder del general Antonescu, convirtiéndose en satélite alemán.
También tuvo que intervenir en Grecia, tras el fracaso del intento italiano por
conquistarla permitiendo que Gran Bretaña se asegurara bases en el país. Para
garantizar el paso de tropas alemanas a Grecia, fue necesario acordar con Yugoslavia,
Hungría y Bulgaria. Se obtuvieron los acuerdos pero por cuestiones internas de
Yugoslavia, el país fue invadido y dividido entre Alemania, Italia y sus aliados
balcánicos. Grecia fue ocupada y Hungría y Bulgaria se convirtieron en aliados de
Alemania. El 22 de junio de 1941, un año después de la firma del armisticio con
5
Klaus Hildebrand: El Tercer Reich. Cátedra, pág. 93
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Francia, invadió la Unión Soviética. Los ejércitos alemanes se internaron en el país,
pero el avance arrollador que Hitler había imaginado resultó inalcanzable. Llegado el
invierno, los generales podían prever un desastre militar. Unos meses después, el 7 de
diciembre, entra en guerra Estados Unidos.
A fines de 1941, Alemania estaba inmersa en una guerra sin esperanzas, pero antes de
que la perdiera totalmente, los nazis utilizaron el escaso tiempo para intentar
establecer su Nuevo Orden en la Europa ocupada. Aunque Hitler se refirió con
frecuencia al Nuevo Orden en sus escritos y discursos, nunca fue éste tema de un plan
detallado y concreto. Pero los discursos de los líderes y los decretos dictados para el
gobierno de los territorios ocupados evidencian los objetivos: la Nueva Europa sería
explotada económicamente a beneficio de la raza superior, que incorporará a
elementos utilizables de las poblaciones conquistadas, pero no a los “infrahumanos” –
como judíos, eslavos, intelectuales polacos, comisarios soviéticos - . Éstos tendrían que
ser exterminados o empleados como mano de obra esclava. Martin Bormann escribió a
Alfred Rosemberg en 1942: “Los eslavos existen para trabajar para nosotros; en cuanto
ya no nos sirvan, pueden morir. Por ello, la vacuna obligatoria y los servicios sanitarios
alemanes son superfluos. La fertilidad de los eslavos es indeseable…la educación es
peligrosa…Por lo que respecta a los alimentos, no deberían percibir más de lo
absolutamente imprescindible. Somos los amos, Somos los primeros.” 6
Hitler fue absorbido gradualmente por la dirección de la guerra y hasta noviembre de
1944 pasó la mayor parte del tiempo en su cuartel general permanente en Prusia
oriental. Los administradores civiles tuvieron manos libres para llevar adelante todo
tipo de prácticas en aras de cumplir con el objetivo señalado por el liderazgo. Alfred
Rosemberg fue ministro de los Territorios Orientales cuyos países eran gobernados por
una autoridad central y una cadena de mandos, muchas veces conflictiva. La calidad
moral de muchos funcionarios en territorio ocupado era dudosa. Por otra parte, la
concesión de participar en el gobierno de las poblaciones nativas fue siempre tema de
controversia.
6
M.J.Thornton: El nazismo, 1918-1945. Globus, 1994. Pág. 132
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La política seguida con los judíos respondía a los lineamientos del Führer. Ésta tuvo
varias etapas, acorde al desarrollo y el agravamiento de las medidas antijudías:
1.
1933-1935: medidas sueltas, discriminatorias, sobre la base de decretos de
emergencia y de plenos poderes. Sus objetivos eran aislar económica y
profesionalmente a los judíos, presionándolos para abandonar Alemania.
2.
1935-1938: Promulgación de las leyes de Nuremberg
7
y adopción de medidas
acorde a sus contenidos.
3.
1938-1941: pogroms
8
y primeras deportaciones en masa a los guetos en
Polonia, después del estallido de la guerra 9.
4.
1941-1945: exterminio físico por diferentes métodos (fusilamiento primero y
cámaras de gas luego).
Sin embargo, la misma no era igual en todos los países, sino que dependía de
diferentes factores, especialmente políticos e ideológicos. En el Oeste vivían unos
600.000 al comienzo de la guerra y cerca del 36% murieron. En el Este, donde las
comunidades eran mayores, el número de víctimas alcanzó entre el 80 y 90%. ¿Por qué
estas diferencias porcentuales? Si bien la ideología nazi aspiraba a un mismo objetivo
para todos los judíos, había disparidades respecto a la implementación de la política
antijudía, al régimen establecido en cada país ocupado y por lo tanto, al destino que
enfrentaron los judíos. Esta situación motivaba el lento progreso de las medidas
antijudías, a la que se agregaban otras consideraciones.
El 22 de junio de 1942, la Oficina de Seguridad del Reich (RSHA) instruyó respecto de la
deportación en masa de los judíos de las regiones ocupadas en el Oeste: se comenzaría
7
Fueron emitidas el 15 de septiembre de 1935 y referían una, a la defensa de la sangre y el honor alemanes,
prohibiendo el matrimonio entre judíos y arios para evitar la contaminación de la raza. La otra hacía referencia a
quienes eran ciudadanos del Reich, condición que les fue negada a los judíos.
8
El más grave fue el de la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, conocido como “La noche de los cristales”, cuando
los judíos de Alemania y Austria fueron atacados en represalia por la muerte del tercer secretario de la embajada
alemana en Francia, Ernst Von Rath. 91 personas fueron muertas, 30.000 enviadas a campos de concentración,
sinagogas y comercios propiedad de judíos fueron saqueados, incendiados o destruidos.
9
Los guetos fueron creados por orden de Reinhard Heydrich, jefe de la Oficina de Seguridad del Reich, en septiembre
de 1939 y tuvieron por objetivo concentrar a los judíos y aislarlos del resto de la sociedad. Sólo los hubo en Polonia.
Servirían luego como punto de deportación a los campos de exterminio.
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en julio y agosto con 40.000 judíos de Francia ocupada, 40.000 de Holanda y 10.000 de
Bélgica, para destinarlos a trabajar en el campo de Auschwitz. El resto de los países
contaban hacia 1940 con 2000 judíos en Noruega, 8000 en Dinamarca y 50000 en
Italia. Eichmann, encargado de la cuestión judía en la RSHA, solicita primero la
deportación de los judíos extranjeros, numerosos en Bélgica – más del 90% - y en
Francia – más del 50% -, contando con la participación de los gobiernos locales. Lo
medios colaboracionistas apoyan las persecuciones: en Francia el Partido Popular
Francés impulsa las deportaciones en las que colabora la policía local; en Holanda
también colabora, además de la policía, el movimiento nacionalsocialista de Anton
Musert; en Noruega el partido nacionalista de Quisling; en Bélgica donde los oficiales
municipales se opusieron a la persecución, en particular tras la orden de portar la
estrella amarilla en junio de 1942, colaboraban con los nazis los rexistas de Leon
Degrelle.
¿Qué diferencias podemos encontrar entre las conductas haca los judíos en el Oeste
respecto del este? Tomando en cuenta el momento de la conquista y el lugar
conquistado, los países orientales eran considerados parte del “espacio vital” alemán y
se les impuso una política de dominio total y absoluto, un gobierno de las SS y la
anulación de las administraciones locales. Esta política se estableció en base a
consideraciones ideológicas y por lo tanto, la actitud hacia la población local no judía
fue acompañada por un régimen de terror y sojuzgamiento. En el oeste, los países eran
considerados como parte de la nación alemana o afín a ella desde el punto de vista
racial y cada país tuvo en vigencia un sistema diferente. Las características de los
gobernantes y oficiales alemanes, las luchas por el poder entre ellos, influyeron en la
implementación de las políticas.
Otro factor importante fue la actitud de la población local dispuesta a ayudar a los
judíos, sobre todo en el momento de las deportaciones, y la ubicación geográfica de
cada país. La huida era más fácil de aquellos lugares que estaban en el límite de la
influencia nazi. Tal fue el caso de Francia, de donde podían escapar a España o Suiza y
Dinamarca, donde podían hacerlo a Suecia.
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Factores políticos aconsejaban evitar el desenfreno violento y la brutalidad, para no
fortalecer la tendencia anti-alemana y la propaganda de la resistencia. Las autoridades
de ocupación, tanto civiles como militares frenaban este desenfreno de tiempo en
tiempo pues no disponían de efectivos policiales suficientes y era necesario requerir el
concurso de la policía local, lo que permitía a los propagandistas alemanes afirmar que
los países en cuestión se libraban voluntariamente de sus judíos. Así lo sostiene el
Hamburger Fremdenfront el 24 de julio de 1942: “Desde Ámsterdam nos comunican
que los ciudadanos holandeses manifiestan una viva animosidad contra los judíos.
Éstos se han dirigido a la Wehrmacht en demanda de protección. La Wehrmacht, a
pesar del odio eterno que les guardan, brindó amparo a los judíos y accediendo a su
propio pedido, los ha trasladado a Alemania, donde serán empleados según sus
capacidades. Como reconocimiento a tanta generosidad, los judíos han puesto a
disposición de los alemanes víctimas de los bombardeos ingleses, sus mobiliarios y
departamentos”.
Había que tener en cuenta también a aquellos judíos de nacionalidad extranjera:
“abstenerse provisoriamente de deportar a unos 30.000 judíos holandeses, belgas,
franceses, noruegos…a fin de poder realizar con ellos un canje eventual…cuidando que
esos judíos tengan lazos familiares o relaciones económicas, políticas o amistosas con
personalidades enemigas…” 10
El programa inicial del RSHA se ejecutó en parte. En Holanda, donde los judíos
“comprendieron rápidamente que estaba en juego en las deportaciones al Este”
11
cesaron de responder a las convocatorias. En Francia, la gran redada parisina de julio
de 19422 prevista para 25.000 personas, sólo alcanzó a la mitad de esa cantidad,
consecuencia de numerosas informaciones transmitidas por la policía y al
administración. Sin embargo, no todo era optimismo: numerosos delatores tentados
por las recompensas ofrecidas, entregaban a los judíos. Por otro lado, batidas
parciales, aumento en los límites de edad, intrusión en los asilos, hospitales, prisiones,
permitieron ir elevando el número de deportados.
10
Previsión de los diplomáticos del ministerio de Relaciones Exteriores. Nota sobre el trato a brindar a judíos de
nacionalidad extranjera en poder de los alemanes, firmada por Rademacher, Berlín, 20 de febrero de 1943.
11
Informe Bene al ministerio de Relaciones Exteriores, La Haya, 13 de agosto de 1943.
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DOS EJEMPLOS: DINAMARCA, FRANCIA
La pequeña comunidad danesa pertenecía en su mayoría a la clase media o media alta
y estaba totalmente integrada a la sociedad. Esto se manifestaba, por ejemplo, en el
alto porcentaje de matrimonios entre judíos y no judíos, uno de los más altos del
mundo. La comunidad estaba concentrada en Copenhague, casi en su totalidad. Aún
antes de la conquista nazi, los judíos daneses ayudaron a 4500 judíos refugiados
llegados de otros países. Crearon un comité especial para tal fin, como también varias
granjas de capacitación agrícola que permitieron trabajar en el campo a centenares de
jóvenes refugiados. Al producirse la ocupación alemana, quedaron unos 1500
refugiados, llevando la población judía a unas 7500 personas.
Dinamarca fue ocupada sin oposición ni resistencia, lo que permitió que mantuviera su
autonomía interna, preservara la vida de sus ciudadanos y mantuviera la integridad
territorial del país. La capitulación estipulaba también que las relaciones diplomáticas
entre ambos países continuarían y los daneses podrían administrar el país
exceptuando las relaciones exteriores. En el acuerdo, una cláusula determinaba la
protección a los judíos del país, que había sido exigida por lo daneses. A pesar de las
presiones alemanas y del pequeño partido nazi danés, la mayor parte de la población
defendió con tenacidad a los judíos y los nazis renunciaron transitoriamente a su
objetivo.
El cambio comenzó hacia agosto de 1943, cuando a raíz de las actividades de las
organizaciones de la resistencia danesa, estimuladas por las victorias aliadas, llevaron a
los nazis a reconsiderar su política. La creciente tensión entre daneses y alemanes
nazis, hizo resurgir la cuestión judía y las cláusulas de la capitulación fueron
reconsideradas. El gobierno siguió ejerciendo sus funciones hasta el 28 de agosto de
1943, cuando en vista de la creciente oposición manifestada por el pueblo danés
durante los últimos años de la guerra y las nuevas demandas acerca de los judíos,
renunció y al frente de la administración se puso Werner Best. Al día siguiente, declaró
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el estado de excepción, el ejército fue desarmado y la marina procedió a hundir sus
propios barcos.
Best aprovechó el momento para comenzar con la deportación de los judíos. En la
noche entre el 1 y 2 de octubre los alemanes comenzaron a arrestar judíos. La noticia
de la deportación fue filtrada por el agregado naval de la embajada alemana, Georg
Duckwitz12 a los daneses, quienes a su vez pusieron sobre aviso a los judíos. Les fueron
provistos escondites y luego, la mayoría fue trasladada a Suecia. Solamente 500 judíos
fueron deportados, gente de avanzada edad y que no tenía ni la fuerza ni el ánimo
para escapar. Los deportados fueron enviados a Terezin, donde siguieron recibiendo la
ayuda danesa en forma de encomiendas e incuso exigiendo el derecho de visitarlos,
pues eran ciudadanos daneses. No fueron trasladados de Terezin a Auschwitz y la
mayoría se salvó.
Hacia 1940, en vísperas de la invasión alemana, vivían en Francia 350.000 judíos, de los
cuales más de la mitad no poseía ciudadanía francesa. En su mayor parte eran
extranjeros, refugiados de los países que ya estaban bajo el dominio nazi. No se
integraron social ni económicamente a Francia, entre otros motivos, por carecer de
ciudadanía y por las limitaciones que imponía el gobierno para emplear a estas
personas, fundamentalmente en relación a los refugiados de Alemania. Se dedicaban
principalmente al pequeño comercio y las artesanías. El sector más antiguo de la
población judía estaba arraigado al país, se concentraba en las grandes ciudades y
pertenecía a la burguesía local. La fragmentación interna influía también sobre su
organización social y religiosa y cada sector manejaba en la práctica sus asuntos de
manera independiente.
Una característica desde el aspecto político y relacionado también con el futuro de los
judíos, fue la compleja relación entre el Estado y la administración nazi. En virtud del
tratado de alto el fuego firmado el 21 de junio de 1940 entre Alemania y Francia, el
país fue dividido en dos zonas: una de ellas fue ocupada por la Wehrmacht y la otra
conservó su independencia hasta noviembre de 1942. A la zona ocupada, que
gravitaba en torno a París y a la zona industrial del norte, pertenecían los 2/3 del
12
Por esta acción, le fue otorgada la distinción de Justo de las Naciones por Yad Vashem.
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territorio francés. La otra zona, la llamada “zona libre” tenía sede Vichy y a su frente
estaba el mariscal Petain, héroe de la Primera Guerra. Estaba dominada por las fuerzas
de la derecha nacionalista francesa. Durante un corto período, entre 1942 y 1943,
hubo una pequeña franja en el sur bajo el dominio italiano.
Esta división le permitió a los franceses un margen significativo de autonomía. Y en
este sentido se diferenciaba de los países que estaban bajo el completo control alemán
– Bélgica y Holanda - como de los países que tenían gobiernos títeres – Noruega,
Eslovaquia, Croacia.
El Reich alemán trató de obtener la colaboración del estado de Vichy en su lucha
contra Gran Bretaña y por ello, se mostró complaciente, en cierta medida con él,
permitiéndole mantener la soberanía sobre el imperio colonial francés. Sin embargo,
hubo dificultades por el intento alemán de poner al servicio de su economía de guerra
el potencial económico, laboral y armamentista de la Francia ocupada. La
reincorporación al Reich de Alsacia y Lorena no contribuyó a modificar la actitud de
Petain de entrar en guerra junto a Alemania.
Los alemanes necesitaban de una gran colaboración y apoyo de los franceses para la
ejecución de las diferentes etapas de su política y de hecho, el régimen de Vichy no
sólo cumplió la mayoría de las órdenes alemanas en lo relativo a los judíos, sino que
también legisló por su propia iniciativa leyes antijudías. En octubre de 1940, por su
propia iniciativa, el régimen de Vichy inaugura una política antisemita de Estado, parte
activa de una revolución nacional que marca el inesperado regreso de los enemigos de
la Emancipación. El régimen instituyó una ley general inspirada en el espíritu de las
Leyes de Nuremberg: el Estatuto Judío, que definía quién era judío, dando inicio a su
separación del resto de la población. En noviembre de 1941 se creó la Oficina General
para Asuntos Judíos en Francia, destinada a supervisar la actividad de los judíos y toda
su vida comunitaria. Todas las propiedades de los judíos fueron posteriormente
confiscadas, les fue prohibido dedicarse a profesiones libres y trabajar en el servicio
público francés. Particularmente vulnerables eran los judíos extranjeros y por ello
fueron elegidos como las primeras víctimas de las persecuciones, tanto por el régimen
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de Vichy como por los alemanes. Ya desde 1940 fueron concentrados en campos de
trabajo, donde murieron las primeras víctimas.
Producida la ocupación, muchos judíos franceses sintieron el peligro que los
amenazaba y huyeron hacia la zona libre. Más de 100.000 judíos abandonaron sus
casas en esta etapa transformándose en refugiados. Entre quienes escaparon se
encontraban muchos de los líderes de la comunidad, que quedó sin un liderazgo
experimentado. Al firmarse el tratado entre Alemania y Francia, Petain convocó a los
ciudadanos a regresar a sus hogares. Alrededor de 30.000 judíos lo hicieron y otros
30.000 lograron atravesar la frontera sur durante los primeros meses, buscando un
lugar de refugio.
En el otoño de 1940 cuando Francia comenzó a adoptar un ritmo normal y la población
comenzaba a adaptarse a vivir bajo el dominio nazi, también comenzó la
reorganización de la vida judía bajo el régimen de Vichy. Sin embargo, las tensiones
entre judíos ciudadanos y no ciudadanos impidió la consolidación de una posición
consolidada en la comunidad. Aún antes de que el régimen de Vichy publicara el
Estatuto Judío, los judíos de Europa del Este crearon un comité clandestino en París
llamado Amelot, cuyo objetivo era organizar actividades asistenciales en la comunidad.
El intento de hacer participar a judíos ciudadanos fracasó, pues éstos temían colaborar
con extranjeros en una época de nacionalismo y xenofobia.
En marzo de 1941 y en parte por la presión alemana se crea el Comisariado General
para Cuestiones Judías a cuyo frente es nombrado Xavier Vallat, un reconocido
nacionalista católico y antisemita. Tres meses después se promulga un segundo
estatuto de los judíos, más severo que el primero y extiende el censo al sur del país y la
arianización de los bienes judíos. Este antisemitismo de Estado rompe con 150 años de
emancipación y permite comenzar llevar a cabo la política alemana. El primer paso es
la apertura en agosto de 1941 del campo de Drancy, al norte de París. Poco después,
en noviembre, Vallat crea la Unión General de Israelitas en Francia, por presión del
representante de Eichmann en el país, Dannecker, a la cual deben obligatoriamente
afiliarse todos los judíos de Francia antes de tener que entregarle, a partir de 1943,
una contribución personal.
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Hacia marzo de 1942 comenzó la deportación, ante la sorpresa de los judíos. Muchos
comenzaron a buscar lugares de refugio y miles lo encontraron en aldeas y ciudades de
provincia, con la ayuda de habitantes locales. Otros intentaron cruzar la frontera y
llegar a Suiza. A fines de abril se incorporó al gobierno como primer ministro Pierre
Laval, que estaba dispuesto a colaborar con los nazis. Vallat fue reemplazado y
comenzó la persecución a todos los judíos, franceses o extranjeros.
La policía francesa aceptó reunir y arrestar para su deportación, a cambio de una
amplia autonomía. En junio de 1942 los judíos de la zona ocupada fueron obligados
por los alemanes a portar el signo distintivo a efectos de su fácil identificación,
comenzaron los arrestos masivos y restricciones de movimientos. Las redadas llevadas
a cabo por la policía francesa, continuaron todo el verano. La más conocida fue la del
16 al 17 de julio, donde 7000 de los 12.000 arrestados fueron encerrados en el
Velódromo de Invierno sin alimentos, agua y sanitarios durante días, hasta su envío al
Este.
En noviembre de 1942, fuerzas alemanas e italianas ocuparon la zona de Vichy. En la
zona controlada por Italia, los judíos fueron protegidos hasta que fueron desplazados
por los alemanes, después del intento de rendición de los italianos ante los aliados.
Comenzaron a arrestar a los judíos y algunos intentaron huir a España o Suiza, pero el
viaje era muy peligroso y muy pocos lo lograron. Otros fueron escondidos por
franceses a riesgo de sus propias vidas.
Aproximadamente 77.000 judíos fueron deportados de Francia y sólo 2000 de ello
sobrevivieron. Cerca de 70.000 fueron enviados a Auschwitz y el resto a Maidanek,
Sobibor y Treblinka. Durante toda la guerra, el movimiento de resistencia, el maquis,
actuó tanto contra los nazis como contra Vichy. Su máximo líder fue Jean Moulin,
representante de De Gaulle, quien fuera asesinado por Klaus Barbie en 1943. Muchos
judíos participaron en actividades clandestinas, en la resistencia francesa y en
organizaciones judías como la mítica Armée Juive. Al ser liberada Francia, en agosto de
1944, los dirigentes del extinto gobierno de Vichy huyeron a Alemania.