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EL MUNDO ENTRE GUERRAS HISTORIA 1° MEDIOS PROF. GIANNINA ZEREGA Año 2016 Curso Estudiante Temas: Unión soviética. Supremacía de Estados Unidos. El arte La Unión Soviética como alternativa al modelo capitalista Mientras en Europa se desarrollaba la Gran Guerra, Rusia, con su Revolución de 1917, ponía por primera vez en práctica el socialismo como una opción radicalmente diferente al capitalismo predominante en el mundo. El objetivo final y a largo plazo de la Revolución rusa era la instauración de una sociedad comunista, en la cual no existiría la propiedad privada de ningún tipo y todos tendrían acceso a los bienes necesarios que permitirían alcanzar la felicidad. Tras la Revolución bolchevique, la antigua Rusia zarista dio paso, en 1922, a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) o Unión Soviética. Esta la componían los actuales territorios de Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Georgia y Azerbaiyán. En 1924, se les unieron Uzbekistán y Turkmenistán; en 1929, Tayikistán; en 1936, Kaszajastán y Armenia y en 1940 se unieron las Repúblicas bálticas. Surgía así un poderoso conglomerado de naciones que, a poco andar, ya era considerado una potencia mundial y, en consecuencia, una amenaza para el modelo occidental capitalista. En 1921, Lenin proclamó la instauración de la Nueva Política Económica (NEP) para enfrentar el deterioro de la economía y el atraso agrario e industrial. La NEP desarrolló un sistema mixto, mezclando elementos capitalistas y socialistas. Se permitió la propiedad privada en el campo, en las pequeñas industrias y en los comercios. Sin embargo, el Estado mantuvo el control sobre la banca, la industria pesada y el comercio exterior. Todo esto permitió un reimpulso de la economía y la consolidación del proyecto revolucionario del Partido Comunista soviético. Este proyecto pretendía traspasar las fronteras de la Unión Soviética. La intención final de Lenin era provocar el alzamiento de los obreros de todo el mundo en contra de las clases acomodadas y derrotar definitivamente el modelo capitalista. Entre 1919 y 1921 se produjeron en Alemania y Hungría dos revoluciones inspiradas en el sistema soviético. Con el correr del tiempo, se fundaron partidos comunistas en todo el mundo. Cuando en 1929 se desató la gran crisis de la economía capitalista mundial, la Unión Soviética consolidó aún más su imagen de modelo alternativo y su proyecto fue tomando cada vez más fuerza. 1 La supremacía de Estados Unidos La Primera Guerra Mundial implicó la desarticulación de la economía mundial, que tenía a Europa como el gran centro financiero e industrial. Este continente debió enfrentar la paralización de las actividades básicas, el desempleo, la escasez de alimentos y bienes de primera necesidad. Además de la inflación y la inestabilidad monetaria, se sumaron grandes deudas contraídas con Estados Unidos, país que, al no sufrir directamente los daños de la guerra, terminó por desplazar a Inglaterra como la mayor potencia mundial. Entre 1922 y 1929, Estados Unidos logró consolidar su economía y, con ello, su superioridad sobre Europa. En esos años, la mecanización de la industria y la fabricación en masa permitieron el aumento de la producción y el abaratamiento de sus costos, redujendo los precios. Esta sumatoria de factores llevó a Estados Unidos a controlar el 45% de la producción industrial mundial entre los años 1922 y 1929. Uno de los principales polos de crecimiento económico fue la novedosa industria automotriz, cuya producción llegó a acaparar el 80% de la producción mundial. Al desarrollo norteamericano también contribuyeron las industrias vinculadas a la construcción y a la electricidad. El fuerte crecimiento permitió la formación de grandes conglomerados empresariales capaces de invertir enormes cantidades de capital en diversas áreas de producción. Los felices años 20 en Estados Unidos Mientras Europa intentaba recuperarse de los efectos de la guerra, Estados Unidos gozaba de una posición privilegiada que se reflejó en los modos de vida y costumbres de los norteamericanos. El desarrollo de la publicidad, gracias a la radio y al crecimiento de la prensa, incrementó aún más las ventas, y gracias al uso del automóvil, se multiplicaron los grandes centros comerciales. La compra con crédito fue otra novedad que permitió a las clases media y baja adquirir productos de diversa índole, como la radio o la posibilidad de ir al cine a ver las primeras películas con sonido. La cultura de masas se expandía cada día más. La gente empezó a salir a las calles para divertirse, a los cafés para conversar o leer la prensa, y a los bares para escuchar jazz. Las mujeres se atrevieron a cortarse el pelo y osaron mostrar sus tobillos y rodillas. La industria del cine se transformó en el centro de la entretención popular, mostrando una vida norteamericana urbana y confortable. Fue una época de esplendor, pero que estaba destinada a terminar. El arte durante el período 6 entreguerras Las artes durante el período entreguerras anunciaron lo que prontamente sucedería: el hundimiento de la sociedad burguesa y liberal del siglo XIX. Las catástrofes de la Gran Guerra, la crisis de 1929 y, posteriormente, la Segunda Guerra Mundial, marcaron efectivamente el fin de una era de esplendor europeo. Este quiebre se vio reflejado años antes de que ocurriera, cambiando los modelos establecidos en todo orden de cosas, y convirtiendo a las masas en su público más preciado. Desde los primeros años de 1900 hasta mediados de siglo, las vanguardias artísticas criticaron el orden social y cultural burgués a través de la creación de diversos movimientos culturales. En este contexto, el mundo de entreguerras conoció el surgimiento de las dos últimas vanguardias: el dadaísmo y el surrealismo. La primera de ellas surgió como una protesta, cargada de angustia, en contra de la Gran Guerra y el sistema liberal burgués que la había provocado. El rechazo a este modelo era tan amplio que incluía al mismo arte burgués. De ahí que los dadaístas buscaron causar perplejidad en los aficionados del arte más tradicional, como una forma de expresar su rechazo al sistema que los rodeaba. 2 Con unos principios similares, el surrealismo, representado por Joan Miró, Salvador Dalí y René Magritte, expresaba lo incoherente y lo ilógico; buscaba la provocación y el escándalo. Su principal particularidad era utilizar la imaginación, los sueños y todo lo mágico para reflejarlo en la escritura, la pintura y la escultura. Fuera del ámbito de las artes tradicionales, el cine y el jazz también acapararon la admiración del mundo entero. Fue común ver a los mismos artistas vanguardistas dedicándose al séptimo arte. En el amplio y novedoso mundo del cine, destacaron el inglés Charles Chaplin y el ruso Sergei Eisenstein. Con el correr del tiempo, todo el mundo se acostumbró a ver la realidad a través de la mirada de Hollywood. El jazz, por su parte, rompió con los cánones de la música tradicional combinando contenidos espirituales de los negros, ritmos más marcados y una instrumentación poco convencional. Nuevamente, la aprobación de los vanguardistas fue unánime. Diversos ritmos populares surgieron en todo el mundo, acabando con la hegemonía de la música tradicional. 3