Download Música de Cámara 1933-1969 - Real Conservatorio Superior de
Document related concepts
Transcript
En colaboración con la Frank Martin y la Guitarra (Música de Cámara 1933-1969) 5 de marzo de 2015 19.30 horas C/ Santa Isabel, 53 – Tfno: 91 539 29 01 – www.rcsmm.eu AUDITORIO “MANUEL DE FALLA” ENTRADA LIBRE- AFORO LIMITADO PROGRAMA I Guitare (Quatre Pièces Brèves) (1933) I. II. III. IV. Prèlude Air Plainte Comme une Gigue Versiones originales del compositor para guitarra y piano Guitarra: Javier Somoza (I, II, II, IV) Piano: Rafael Marzo (I y III) Piano: Francisco Luis Santiago (II y IV) Ballade pour flüte et piano (1939) Flauta: Vicente Cintero Piano: Isabel Hernández Parece claro que en el imaginario sonoro de Martin la guitarra (especialmente si está asociada con la voz humana) ostenta una excepcional capacidad evocadora para recrear lo antiguo y lo moderno simultáneamente… y lo consigue hacer realidad siempre de una forma absolutamente impactante. Los sombríos y hasta tétricos textos medievales (una vez más) de François Villon, escogidos para crear los Poèmes de la mort (1969), se revisten de una plantilla instrumental casi psicodélica en el sentido más coloquial del término: dos guitarras eléctricas, un bajo eléctrico y tres voces masculinas. Compuesta ya en los últimos años de la vida del compositor, no apreciamos sin embargo en ella conservadurismo estilístico o estético alguno sino la misma energía, inquietud y dinamismo que caracterizó toda su trayectoria creativa. La obra, de duración considerable (más de dieciséis minutos), está dotada de una lúgubre belleza que conmueve y nos acerca al alma de un anciano maestro en la plenitud de su savoir–faire y su espiritualidad. En los Drey Minnelieder (1960), basados en textos medievales, tenemos un nuevo ejemplo de cómo Martin se siente perfectamente cómodo manejando gran variedad de articulaciones e intrincadas texturas rítmico-articulares. El sempre stacatto de la guitarra en las dos primeras piezas se contrapone al fraseo largo y legato y a los numerosos motivos ornamentales de la flauta. Ambos instrumentos envuelven misteriosamente a una delicada voz de soprano que a veces tiene un aire arcaico y otras veces modernista, de un modo que nos trae recuerdos del teatro musical de Kurt Weill. No es nada raro en la música de Martin, como hemos señalado, encontrar este eclecticismo estilístico. En la tercera canción, de ritmo vivo y en estilo imitativo se aprecian claramente algunos elementos comunes con las QPB, tales como la intensificación de la tensión por medio del uso de hemiolias y la quasicadenza que se produce por medio de la apoyatura Re-Do# resuelta brillantemente con un trino suspendido. Transcrita inicialmente para su uso doméstico por el propio autor a partir del original para soprano y piano, concordamos con el musicólogo Thomas Seedorf en que “su tendencias arcaizantes destacan con esta nueva instrumentación”. La canción Quant n’ont assez fait dodo (1947) para tenor, guitarra y piano a cuatro manos, nos muestra el delicado y placentero ambiente del que se supo rodear nuestro compositor en su vida y, concretamente, en su propia casa. Concebida para su interpretación entre amigos músicos (entre los que se contaba el gran Dinu Lipatti y el tenor Hugues Cùenod) durante una velada en la que se reencontraban después de muchos años, la música con la que envuelve la infantil inocencia del texto medieval de Charles d’Orléans tiene una apropiada sencillez y, como siempre en sus composiciones, una construcción proporcionada y elegante. II Drey Minnelieder (1960) I. II. III. Ach herzeliep… Ez stuont ein frouwe alleine… Unter der linden… Soprano: Rosa María Ruiz Flauta: Vicente Cintero Guitarra: Tomás Campos Quant n’ont assez fait dodo (1947) Tenor: Miguel Ángel Navarro Guitarra: Miguel Ángel Jiménez Piano a cuatro manos: Rafael Marzo Francisco Luis Santiago Poèmes de la mort (1969) I. II. III. Mort saisit sans exception Mort, j’apelle de ta rigueur Ballade des Pendus Tenor: Matías Álvarez Barítono: Álvaro de Pablo Bajo: Javier Povedano Guitarra eléctrica I: Tomás Campos Guitarra eléctrica II: Javier Somoza Bajo eléctrico: Miguel Ángel Jiménez Dirección musical: Jesús Burguera Un prejuicio ampliamente extendido entre la profesión musical asegura que la guitarra es un instrumento que se asocia con dificultad con otros y que su repertorio de cámara es escaso y pobre. Como todos los prejuicios éste se basa en la extrapolación de algunos casos particulares a la generalidad pero todo aquel que se tome la molestia de profundizar en el estudio del repertorio (sobre todo si lo hace fuera de los estrechos márgenes del romanticismo) se dará cuenta de cuán indocumentada es esa afirmación. No obstante, el prejuicio hace mella hasta el punto de que incluso los propios guitarristas han tenido olvidado durante muchas décadas gran parte de este tesoro musical. Con este recital queremos recuperar para nuestro centro un repertorio extraordinario con un nivel, en su calidad y dificultad musical, apropiado para las enseñanzas superiores. La Música de Cámara con guitarra de Frank Martin (un compositor de los más destacados del siglo pasado) merece a nuestro entender ser considerada y visitada asiduamente en las programaciones académicas. Las Quatre pièces brèves (QPB, 1933) constituyen la única obra para guitarra sola compuesta por un compositor centroeuropeo de primer orden en el periodo de Entreguerras, a pesar del interés que los compositores de la Segunda Escuela de Viena mostraron por la guitarra y de que esta formó parte destacada de la plantilla instrumental del cabaret y del teatro musical alemán. La obra es el resultado de las numerosas influencias culturales y estilísticas que marcaron el ecléctico pero absolutamente personal estilo de Frank Martin. Consta obviamente de cuatro piezas: Prélude, Air, Plainte y Comme une Gigue, que forman una pequeña suite de calidad no igualada en este periodo. Si bien el estilo de Frank Martin se nutre abundantemente de la influencia francesa, estamos aquí ante una composición muy influenciada también por el sentido constructivo de Bach y por el sistema dodecafónico de Schoenberg. No en vano, esta obra precede inmediatamente a la primera plenamente dodecafónica de este autor suizo: su Piano Concerto (193334). No obstante, el uso que Martin hace de la dodecafonía en esta singular obra guitarrística es muy libre ya que solo la utiliza melódicamente junto a unas estructuras armónicas tradicionales, por superposición de terceras, sucediéndose para cada pieza distintos centros modales. Su audacia dentro del repertorio guitarrístico del periodo fue demasiado para el carácter conservador y rabiosamente postromántico de su dedicatario: Andrés Segovia, quien nunca se interesó en absoluto por la obra pese a que hoy en día es unánimemente considerada como una de las más importantes del repertorio guitarrístico del siglo XX. Guitare (1934) es el nombre que Martin le dio a su transcripción para piano de las QPB. El manuscrito está encabezado con el título “Guitare, Suite pour le Piano, portrait d’Andrés Segovia”. Se trata de una versión fiel del original, con las lógicas adaptaciones instrumentales para un medio polifónicamente más dotado, aunque manteniendo la esencia de la primera escritura tanto en la articulación como en el fraseo. Escrita en 1939 la Ballade pour flüte et piano (1939), con la que concluye la primera parte del concierto, fue un encargo del Concurso Internacional de Interpretación Musical de Ginebra con el objeto de ser utilizada como obra obligada para los participantes en la especialidad de flauta. Martin fue requerido para componer una pieza en la que el flautista tuviera la oportunidad de demostrar un alto nivel de virtuosismo. Sin embargo, no se limitó a escribir una mera demostración de dificultades técnicas sino que compuso una sensacional pieza musical en la que tanto el flautista como el pianista han de poner en juego todas sus cualidades artísticas y musicales para obtener de ella toda su esencia. Obra creativa, rapsódica y épica en su carácter esta Ballade es una de las más conocidas y frecuentadas por los intérpretes de entre las obras de cámara de Frank Martin.