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El papel de los consumidores frente al cambio
climático: el caso de los focos ahorradores
Alejandro Calvillo Unna El Poder del Consumidor, A.C. En principio queremos exponer cuál es la visión de los consumidores frente al cambio climático y como las organizaciones de consumidores enfrentamos esta amenaza. Los consumidores en las naciones desarrolladas están profundamente preocupados por el cambio climático y esta preocupación comienza a crecer aceleradamente en las naciones llamadas en desarrollo. Sin embargo, en una encuesta realizada en varios países por Consumers Internacional, la federación internacional de organizaciones de consumidores que agrupa a más de 240 organizaciones y de la cual forma parte El Poder del Consumidor, se encontró una respuesta común: los consumidores se manifestaron confundidos ya que no encuentran que las acciones que ellos pueden realizar sean significativas frente a la inacción gubernamental. Desde el punto de vista de las organizaciones de consumidores el cambio climático no sólo es causado por los patrones de producción energética predominantes a escala global sino también por los patrones de consumo imperantes que no son sustentables. Sin embargo, la atención suele enfocarse en la transición energética como una cuestión puramente tecnológica, como si ésta estuviera aislada de un contexto sociocultural. El modelo de consumo predominante a escala internacional, impuesto por los medios de comunicación y el mercado, un modelo de consumo intensivo, de hiperconsumo de energía, no puede ser sostenido ni por la eficiencia energética, ni por las energías renovables. Sin duda, el cambio climático no puede ser enfrentado sin un cambio de fondo en los hábitos de consumo. Los patrones de consumo tienen un enorme potencial en reducir el impacto del cambio climático y muchos consumidores reconocen esto. De igual manera, no basta con desarrollar modelos de bajo consumo energético si no se da un consumo eficiente de la energía. Si existe actualmente un cambio tecnológico a la mano que representa una disminución significativa del consumo energético en el hogar este es la introducción de lámparas ahorradoras. Los consumidores están interesados en bajar su consumo de electricidad si se presentan opciones viables de equipos más eficientes. Las decisiones que se están tomando en Europa para retirar las lámparas incandescentes del mercado para ser sustituidas por ahorradoras van en sentido correcto ya que se presentan como opciones económicamente viables para los consumidores . En México, considerando la realidad económica de la mayor parte de la población, la sustitución no será viable si no es acompañada de programas gubernamentales de créditos para la sustitución de las luminarias. El proyecto ILUMEX, realizado en el Norte del país y uno de los pioneros a escala internacional en la introducción de focos eficientes, mostró el camino. El programa superó los 1.7 millones de lámparas proyectados originalmente, alcanzando los 2.6 millones. También se pasó de un máximo de 6 a 10 lámparas por domicilio. Estos programas masivos permiten bajar los costos de las lámparas al poner a concurso el abasto de estos productos. Para la mayor parte de los usuarios del servicio eléctrico resulta muy caro cambiar sus focos incandescentes por los más eficientes. Sin embargo, si como lo desarrollo el programa ILUMEX, la empresa eléctrica ofrece estos focos a crédito y su cobro se realiza a través de la factura por consumo de electricidad, el consumidor puede acceder al cambio. Por otro lado, en el mercado abierto, el aumento de la producción y venta de los focos fluorescentes debe llevar también a una disminución en los precios de estos productos y a la autoridad a certificar su eficiencia y durabilidad. El estudio realizado por Profeco en 2007 a las lámparas ahorradoras demuestra que varias de las marcas que comercializan estos productos no cumplen con lo que ofrecen y que las asociaciones de consumidores promocionamos, como es: una durabilidad de hasta 10 veces mayor y un consumo de hasta cuatro veces menos que un foco común proporcionando la misma luminosidad. La experiencia d los consumidores es que es común que estas lámparas no duren lo que prometen y que la luminosidad, como lo concluye el estudio de Profeco, sea apreciable o notablemente menor. El estudio de Profeco no evaluó la durabilidad de las lámparas por el tiempo que llevaría hacerlo, sin embargo, es un dato que es necesario de interés a los consumidores. Como el estudio de Profeco demostró, existen en el mercado focos ahorradores calificados por las pruebas como “Excelentes” , “Muy Buenos”, y “Buenos”, así como “Regulares” y “Pobres”. La introducción masiva de estas lámparas requiere que exista una certificación sobre su durabilidad, luminosidad y ahorro de energía. Por dar tan sólo algunos ejemplos: ‐
Entre las lámparas ahorradoras que declaran reemplazar focos de 75 w y que fueron calificadas como “Excelentes” con una eficiencia “Alta” de luminosidad, el consumo de energía vario de 12 a 17 Watts, es decir, alrededor de 30% de diferencia en el consumo de energía. ‐
Entre estas mismas lámparas, las calificadas como “Excelentes” y que remplazan a focos de 75 W, los precios variaron desde 24 pesos, como precio mínimo, hasta 70 pesos, como precio máximo. Lo anterior justifica que las autoridades realicen este tipo de estudios sobre la eficiencia y durabilidad de las lámparas ahorradoras. Proponemos que esta información esté disponible en los sitios de venta. Una preocupación constante con las lámparas ahorradoras es conocer su impacto ambiental. Desconocemos el tipo de compuestos tóxicos que pueden contener, no se informa si requieren de un manejo especial para su depósito final, ni qué debe hacerse si la lámpara se quiebra. Pensamos que esta es una oportunidad para que las empresas nos informen al respecto. Por las consideraciones expuestas anteriormente queremos manifestar que: 1. Apoyamos la introducción masiva de lámparas ahorradoras y el retiro de las lámparas incandescentes del mercado. 2. Como condiciones para llevar adelante este programa deben: a. Desarrollarse programas de crédito y apoyo para que ninguna familia carezca de focos en el país, en especial, los sectores más desfavorecidos. b. Garantizarse que las lámparas ahorradoras no signifiquen un riesgo tóxico para el medio ambiente y la salud de la población, ya sea por la inocuidad de sus compuestos o por su manejo adecuado.