Download En el año que su santidad el Papa Benedicto XVI

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Transcript
En el año que su santidad el Papa Benedicto XVI ha querido dedicar a la Fe, las
Plataformas Sociales Salesianas, a través de su Coordinadora Estatal, queremos
posicionarnos ante la situación actual de crisis y el modo de gestionarla desde los
poderes políticos y financieros, con el convencimiento de que la Fe que profesamos y
vivimos nos mueve, proféticamente, hacia un mundo más humano.
Somos conscientes de que esta crisis no es solo económica, sino que está
tomando dimensiones importantes de crisis social y de “crisis de humanidad”. Las
soluciones que se están tomando, sordas al clamor de los más necesitados, distan
mucho de las esperadas por la gran mayoría porque buscan solo salvar el sistema que
la ha generado.
Es necesaria la búsqueda de nuevos sistemas, amparados por una economía del
bien común, que no deja de ser el objetivo primordial, teórico, de cualquier política y
de cualquier sistema económico. Un sistema basado en los valores de honestidad,
confianza, empatía, solidaridad e inclusión. Las reglas que están siguiendo el actual
sistema económico, emanadas de la ideología capitalista neoliberal, se basan en el
afán de lucro y en la competitividad, generadores de valores opuestos a los que
permiten favorecer las relaciones humanas y la inclusión en el sistema, de los sectores
menos competitivos, los pobres y excluidos de la sociedad.
Estamos siendo espectadores, en primera fila, de un crecimiento sangrante de
la desigualdad entre ricos y pobres y de un deterioro progresivo de la cohesión social,
que se encuentra en su fase legítima de protesta en la calle, pero que no sabemos a
dónde nos va a llevar. Los jóvenes, especialmente los que están en riesgo de
exclusión, en parte por un abandono escolar prematuro, en parte por el fracaso de las
políticas activas de empleo, hoy más que nunca, ven un futuro incierto en todos los
niveles de su existencia. Los gobiernos políticos, de uno y de otro signo, y los
parlamentos, terminan promoviendo leyes y estrategias sometidas dócilmente a los
grupos financieros.
No estamos muy lejos de los tiempos de Jesús de Nazaret, en el que los más
débiles y excluidos eran sometidos a una tributación implacable del imperio romano,
con el silencio de una religión que, muy preocupada en conservar la tradición de
Moisés, tenía dormido su espíritu profético.
Nosotros, los Salesianos y Salesianas, nuestras obras, las plataformas sociales,
somos parte de la Iglesia, la institución que más ha liderado a través de los siglos la
historia de la caridad, pero ante este signo de los tiempos que estamos viviendo,
necesitamos, una vez más, convertirnos para seguir generando Esperanza.
Convertirnos significa cambiar desde dentro. Personalmente, y como institución.
Asumir el corazón compasivo del Dios de Jesucristo y buscar nuestro lugar entre los
últimos. Ser voz de los que no la tienen, denunciando la injusticia de un sistema
económico y globalizado que quiere recuperarse a golpe de recorte, sin tener en
cuenta el sufrimiento de las víctimas del propio sistema.
Ante los datos sangrantes de Cáritas en su último informe y la constatación de
que muchas de sus intervenciones están teniendo lugar con personas que incluso
antes ayudaban a esta institución, nos encontramos, por ejemplo, con la realidad
hermosa que se está dando en una de nuestras plataformas sociales: doce jóvenes
inmigrantes, entre los 18 y 22 años, que han sido ayudados, cuando eran menores,
por dicha plataforma y que ahora están trabajando, con sueldos de explotación, han
subscrito una domiciliación mensual de 10.00 € como modo de agradecer lo que los
salesianos, a través de esa plataforma social, han hecho con sus vidas.
Probablemente desde el resto de nuestras plataformas y también de nuestras
obras colegiales, centros juveniles y parroquias podríamos añadir múltiples ejemplos
que nos recuerdan que el egoísmo no tiene la última palabra.
Diez son las estructuras que aglutinan, en sus plataformas, los más de
trescientos proyectos sociales que los Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora
tenemos a lo largo y ancho de nuestras inspectorías. Nuestros equipos técnicos y
educativos están viviendo con crudeza cómo se reducen las ayudas en los momentos
en que más jóvenes y familias en exclusión llaman a sus puertas. Es un reto para
nosotros y para la Familia Salesiana preguntarnos si aún podemos hacer algo más.
Dios siempre actúa desde la sobreabundancia. Dejemos que Dios sobreabunde
en nuestro corazón y pidámosle también que ponga las palabras adecuadas en
nuestra boca para llamar a las cosas por su nombre y para ser la voz de los no
escuchados.
Celebraremos pronto, en nuestra entrañable fiesta de Navidad, que Jesús
irrumpe en la historia precisamente porque Dios escucha ese mismo clamor de los que
no tienen voz, tratándose de abrir camino entre nosotros para humanizar la vida.
Terminamos esta carta felicitándoos por ese tesoro hermoso que Dios ha
puesto en vuestras manos y le damos gracias a Dios por encarnarse precisamente en
ese niño que nos devuelve la esperanza.
José Luis Aguirre Macías
Coordinador Estatal de Plataformas Sociales Salesianas