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RESEÑA DE LIBROS Asdrúbal Baptista Teoría económica del capitalismo rentístico Caracas, Banco Central de Venezuela, 2011 La nueva colección del Banco Central de Venezuela denominada: Clásicos del Pensamiento Económico Contemporáneo de Venezuela se inaugura con la reedición ampliada de este libro de Asdrúbal Baptista, publicado por primera vez en 1997, y que, merecidamente, ha alcanzado la condición de texto clásico sobre la economía venezolana. Como todo texto clásico, es de obligatoria lectura para todos aquellos que deseen comprender la naturaleza del “modelo venezolano” del siglo XX. Un modelo que inicia una anomalía del orden mundial tal como existió antes de la globalización. Este orden, instaurado con la expansión colonial, alcanza su madurez con la Revolución Industrial y el imperialismo que fomentó hasta que fue superado por la globalización. Este orden internacional se fundamenta, en lo económico, en la transferencia de excedente desde la periferia, cuya organización social originaria había sido desarticulada para hacer posible tal transferencia, hacia el centro industrial que, gracias a esta transferencia, acelera su proceso de acumulación. Así, por lo menos, lo comprendieron los teóricos del deterioro de los términos de intercambio de orientación neoclásica-keynesiana y los teóricos de la dependencia, de orientación clásica y marxista. Estos últimos, en especial, llegaron incluso a afirmar que esta extracción de excedente era el origen mismo del subdesarrollo, el cual, por lo tanto, no debía entenderse como simple atraso, sino como el complemento necesario e inevitable del desarrollo. De ahí que, consecuentes con este diagnóstico, propusieran que la única manera de superar el subdesarrollo era parar la transferencia de excedente hacia el centro, separando la periferia del orden económico mundial y sintetizaron su propuesta en la consigna: socialismo o barbarie; consigna que no disimulaba el entusiasmo por la entonces reciente Revolución cubana. Medio siglo después, no deja de tener 205 cierta ironía que los seguidores tardíos de estas tesis, convertidas hoy en retazos arcaicos por la globalización, quieran instaurar el socialismo rentista. A aquellos que conocen la historia del movimiento socialista, esta expresión no puede sino traerle a la memoria el “socialismo feudal” tan agriamente criticado por los autores del Manifiesto Comunista. Ciertamente, renta y feudo forman un nexo indisoluble, pero este nuevo socialismo rentista no tiene nada de ese carácter progresista que animaba a los promotores de la Revolución Industrial. Se trata más bien de un modelo de subdesarrollo que se alimenta del excedente capturado al resto del mundo y que, de tener éxito, no significaría otra cosa que una sociedad reducida a un mínimo de subsistencia financiado por los trabajadores del resto del mundo. En la forma, se trata tan sólo de un pequeño cambio gramatical: de socialismo o barbarie pasamos a socialismo y barbarie. Pero, en la realidad, se trata de una pérdida total del rumbo causada por la propia crisis del modelo rentista petrolero. Por eso, el primer paso para encarrilar de nuevo el pensamiento y la acción es regresar a este clásico y de ahí iniciar el largo camino de la superación teórica y práctica; porque, contrariamente a la creencia común, un clásico no es un modelo a ser imitado, sino el fundamento de su superación, como nos lo enseñaron los humanistas del Renacimiento. Y lo que debe ser superado es… Pero dejemos que el propio autor nos lo diga: Teoría del capitalismo rentístico avanza una tesis: el desarrollo capitalista de una economía originalmente muy atrasada, basado en el aprovechamiento de una renta internacional de la tierra, sigue un curso previsible. A un período de intenso y generalizado crecimiento y maduración le sigue un aprovechamiento cada vez menor de la renta captada y empleada a los fines de crecer, basta alcanzarse una situación en la que con la madurez aparecen necesidades institucionales y estructurales cuya satisfacción se enfrenta a la presencia misma de la renta. En esta condición históricamente final, los circuitos de la acumulación se entraban, impidiendo un desarrollo autosostenido y prolongado. Ahora bien, no hay duda de que el juicio ilustrado, casi en la gran mayoría de los casos documentables, percibe las consecuencias de este último eslabón señalado, pero las extrae y describe, en general, con independencia de la naturaleza del provento cobrado por el Estado propietario. Queda como resultado, entonces, una visión unilateral y moralista, de un voluntarismo atosigante que deja muy atrás las exi206 gencias del análisis científico, y cuyo tono de censura y denuncia es muy apto, sin embargo, para conseguirse voceros y partidarios. Esta segunda edición se ha propuesto mostrar, con mayor énfasis que la primera, la inseparabilidad del origen de la renta de lo que es su uso y destino, siempre bajo el marco de las condiciones históricas concretas que yacen en un momento dado para la consideración. De donde surge en consecuencia, un esquema conceptual renovado, que luce fértil y capaz de brindar señales claras para la práctica de la acción política. Enzo Del Bufalo 207