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Introducción La historia política de Venezuela después de la segunda guerra mundial, está marcada por dos tipos de visiones; Una si se quiere llamar liberal pro Estados Unidos, la cual transcurrió entre 1958 hasta 1999, donde pese a diferentes matices que le imprimieron los distintos gobiernos de este período, la diplomacia venezolana se caracterizó por algunos lineamientos centrales; se identificó como un país occidental, que seguía las normas de la democracia representativa y le daba prioridad a las relaciones con Estados Unidos, y cuyo sistema político colapso, entre otras razones, como consecuencia de una mayor apertura económica propuesta en el Consenso de Washington; y otra que tiene sus inicios en 1999 y se extiende hasta nuestros días, liderada por un militar con un proyecto de políticas de izquierda cuyo punto central es la defensa de la igualdad social, y busca en la integración regional una herramienta que ayude a los países latinoamericanos a superar el subdesarrollo consecuencia de la expansión del capitalismo. Si bien esas dos visiones parecen ser opuestas tanto en sus objetivos cuanto en sus métodos, el país desde los primeros años del siglo XX, persigue prácticamente una única meta, colocar en el mercado mundial los barriles de petróleo venezolano. Esto se ha mantenido independientemente de las preferencias ideológicas de las diferentes administraciones. Lo que permite esa continuidad de objetivos, como bien lo señala el profesor doctor Rafael Villa (2004), sin duda ha sido; el propio valor y práctica democrática en torno de la cual se organiza el sistema, y la fortísima dependencia que tiene la economía nacional del sector petrolífero. Ese carácter dependiente de la economía ha delimitado el patrón de conducta del Estado venezolano durante los últimos 90 años. Desde el descubrimiento de los primeros pozos petroleros, los gobiernos venezolanos, han tenido que aprender a negociar con los diferentes intereses que rodean uno de los negocios más lucrativos del mundo. Han tenido también, la tarea de administrar un país con una economía sub desarrollada, la cual tuvo en varios momentos de la historia un producto interno bruto que se aproxima a la media de los países industrializados de la Europa Occidental. Citamos lo que Celso Furtado dijo en el informe que presento a la CEPAL después de su viaje a Venezuela en 1957: 1 “A Venezuela é a economia subdesenvolvida de mais alto nível de produto per capita que existe atualmente no mundo. Seu produto bruto territorial por habitante se aproximou, em 1956, de 800 dólares, isto é, um nível similar à média dos países industrializados da Europa Ocidental. Mesmo medindo o produto pelo gasto realizado no território nacional- o que implica excluir o saldo positivo do valor das exportações sobre o das importaçõeschega-se a um montante em torno de 650 dólares, o que é comparável à renda de países altamente desenvolvidos como Alemanha Ocidental, e superior em mais do dobro a média da América Latina” (FURTADO, C, 2008). Pero más que por la cantidad de dinero que genera la renta petrolera para país, el carácter de dependencia en cuestión, se encuentra aun más evidente cuando contrastamos el significado que tienen los precios del petróleo para la base monetaria, la liquidez, las reservas internacionales, las metas presupuestarias y la capacidad de importación del país. Tal como lo admite el Banco Central de Venezuela, los ítems que de manera enunciativa arriba señalamos, están vinculados al comportamiento de los precios internacionales del tan demandado, recurso natural. Pero nuestros gobiernos, a diferencia de “sembrar el petróleo”1, se han encargado de ampliar cada vez más esa lista. En días como hoy, el presupuesto nacional, en su totalidad, proviene de la venta de un único producto a saber: el petróleo. Como es de esperar entonces, esta particularidad va a ejercer a lo largo de la historia política del país, una gran influencia en la configuración institucional del Estado y en la relación que éste mantiene con la sociedad. Además, de condicionar su intervención en la economía y la posición que los diferentes gobiernos han asumido con el resto de los agentes políticos: los partidos, los sindicatos, las fuerzas armadas y el sector privado. Igualmente lo ha hecho con la política exterior, la venta de petróleo ha creado un vínculo, de características bien particulares con su primer aliado comercial, que ha llevado al Estado a mantener cierta postura en el escenario internacional. El presidente Chávez, rompe pues, Arturo Uslar Prietri en 1936, desde la Sección de Economía del Ministerio de Hacienda, comienza a entender que el negocio petrolero puede llegar a generar una elevada renta, sin ningún trabajo a cambio. En el diario Ahora publica entonces una editorial que titulo “Sembrar el Petróleo”. Ahí advertía el hecho de que la actividad petrolera, estaba comenzando a afectar la industria agropecuaria. Los venezolanos estaban abandonando las haciendas de cacao y café para irse a las zonas de producción petrolera y eso se comenzó a ver reflejado en los niveles de exportación de estos rubros. Lo que más le preocupada a Uslar Prietri, era que el codiciado hidrocarburo tiene una vida finita, un día se va a acabar. Él entendía que se estaba abandonando algo tan indispensable como era la autosuficiencia en la alimentación por el sólo negocio petrolero; quien tiene los días contados. Describe entonces lo que era sembrar el petróleo, con esa visión. Utilizarlo para palanquear un desarrollo socio económico, no para pasar a depender exclusivamente de su renta. El autor también escribe un ensayo que titulo de “Minotauro” haciendo referencia a la filosofía griega. Dice que el petróleo se va a “terminar tragando” a la sociedad venezolana, a menos que entendamos como usarlo racionalmente desde el punto de vista económico. 1 2 por lo menos en la teoría, y solo en materia de política exterior, con esa posición sumisa que, en las palabras de él, mantenía “la derecha apátrida” haciendo referencia a los gobiernos anteriores. Partiendo de esto, pretendemos en la presente investigación estudiar; las diferentes herramientas empleadas por los gobiernos venezolanos en un escenario pos segunda guerra mundial para alcanzar la ya comentada meta, de vender el petróleo venezolano en las condiciones más favorables para la nación. Pero en este tema tan amplio, el cual no pretendemos abarcar en su totalidad, tenemos un aspecto en particular que llama nuestra atención. Las acciones que los diferentes gobiernos del país han ejecutado en materia de integración económica de América Latina, y como estás responden a las más diversas posiciones políticas de nuestros gobernantes. Específicamente, nuestro objeto de estudio es el punto de quiebre cuando la estrategia venezolana de política externa cambia drásticamente. Pasamos de ser en una época, de espaldas a nuestros vecinos a, por primera vez, tener una visión “geo estratégica” del país. El gobierno se comienza a plantear como nuestra ubicación geográfica, más allá del negocio del petróleo, puede ser aprovechada en pro del bienestar común de la región. La elección del presidente Hugo Chávez en 1999, representa pues, el punto de partida de la presente investigación. Nos formulamos como objetivo general analizar la visión y las acciones de la política exterior de Venezuela durante el período Chávez y el alcance que éstas han tenido en Latinoamérica y el Caribe. Se parte de la hipótesis de que la política exterior venezolana es una proyección de su política domestica, es decir, el proyecto nacional de desenvolvimiento venezolano condiciona su estrategia de política exterior. La construcción del Socialismo del siglo XXI en el país, interfiere en el relacionamiento con otros países que no comparten la misma ideología política, al mismo tiempo que, privilegia aquellos con los que se comparten visiones de desarrollo. El gobierno de Hugo Chávez en oposición abierta a la libre competencia, a la liberalización del mercado, comienza a promover bloques de integración, que sean capaces de frenar los efectos de la globalización, donde Venezuela participa con sus recursos naturales como líder promotor, consiguiendo apoyo en países vecinos con tendencias políticas a fin, que también sufren del subdesarrollo y ven beneficioso una independencia económica del capital extranjero, al mismo tiempo que, domésticamente, 3 funda la 5ta República, lo que representó el fin de la era del pacto de punto fijo, dando paso a la llegada de un sistema de producción socialista donde el Estado es el eje central de la economía y se encarga, por medio de misiones sociales, de redistribuir de manera diferente que los gobiernos anteriores, los recursos provenientes de la renta petrolera del país. Metodología Como habíamos mencionado, la política exterior de Venezuela ha mantenido el mismo objetivo independientemente del gobierno de turno. Mismo así, en 1999 entra en el poder Hugo Chávez, el cual mantuvo, como es tradición, las líneas establecidas en los períodos anteriores, sobre todo en relación a sus aliados y socios tradicionales. Pero a partir de 2003 pasa, de una política pragmática, a una política externa ideológica en relación a una súper potencia. Esta realidad nos lleva a diferenciar dos períodos de la política externa venezolana; uno que corresponde a lo que llamamos en el principio de la introducción, a una visión liberal y otro que se enmarca en lo que denominaremos de propuesta “chavista socialista”. En un segundo plano, dentro del período “chavista socialista” podemos identificar, igualmente, dos fases diferentes: una primera que como ya se comento, se le da seguimiento a las líneas anteriormente establecidas, y otra que comenzó en agosto del 2004, con el triunfo en el referéndum revocatorio. El triunfo, sumando al aumento de los precios del petróleo, permitió el despliegue, por parte de la administración chavista, de una nueva y más ambiciosa estrategia internacional. Buscamos entonces en un primer momento, contrastar: las estrategias políticas utilizadas por un modelo político de alternancia de poder que vincula el desarrollo nacional, al fortalecimiento de las relaciones comerciales con la primera potencia mundial a través de la venta de petróleo; con otro de consigna anti imperialista, que busca con su política exterior, a través de la integración del sur y financiado con la renta petrolera, romper con la hegemonía Estadounidense, en pro de la lucha la para alcanzar la “verdadera independencia” de los pueblos latinoamericanos. Consideramos que entender el por qué del agotamiento del primer período, nos dará elementos para la comprensión de las 4 circunstancias en las que se da paso a la toma de posesión de un gobierno que, por lo menos en teoría, quiebra con los paradigmas políticos hasta entonces construidos. Consideramos también que teniendo esto claro, podemos proceder a discutir sobre cuál ha sido la posición de una potencia energética como Venezuela, en los procesos de integración que se han desarrollando en la región. Así como también, determinar si existe relación entre la posición del país con las nuevas formas de regionalismo que se están desenvolviendo concomitantemente en la región. Estas nuevas formas de regionalismo como las han denominado los expertos en la materia, tienen en común la crítica a la estrategia de integración ortodoxa cuyo eje central es el comercial y comienzan a preocuparse por los efectos sociales consecuencia de la globalización. Usaremos como referencia para el análisis, ya que es ahí donde se concretizan las acciones gubernamentales, los instrumentos jurídicos, así como documentos oficiales donde consten los objetivos perseguidos por las diferentes estrategias de integración vigentes en América Latina. Son entonces de gran relevancia para nuestro trabajo; los acuerdos bilaterales; los estatutos constitutivos de los bloques regionales; las reformas de los bloques ya existentes; las decisiones para la resolución de conflictos tomadas por medio de instituciones regionales; los acuerdos de cooperación económica, de seguridad; los decretos constitutivos de una institución monetaria común, entre otros. Por otra parte realizaremos una revisión bibliográfica sobre la historia política y económica de Venezuela en el período pos guerra, remontándonos un poco a los años 30, época donde comienza la historia petrolera del país. Haremos un estudio descriptivo de los lineamientos que inspiraron a los gobiernos de ese primer periodo a tomar determinadas decisiones. Conforme a nuestra hipótesis, la política exterior es un reflejo del programa de desarrollo nacional adoptado por cada gobierno. Dedicaremos entonces el primer capítulo de la investigación a los gobiernos que, -cada uno dentro de sus limitantes y sus maticesvinculan la idea de desarrollo nacional a la inserción de Venezuela al mercado internacional como proveedor de petróleo, manteniendo para tales fines una política exterior de no confrontación y buen censo con la primera potencia mundial, la cual es su mayor aliada comercial. Intentaremos dar respuesta a preguntas como cuál era el interés de los gobiernos venezolanos de esa época de integrase a bloques regionales, así como, cuál el objetivo que 5 esos bloques regionales perseguían en un contexto de globalización y en un orden mundial multipolar. En un segundo capítulo discutiremos lo referente al período de la Administración chavista. El retiro de Venezuela de procesos de integración como la CAN, el ingreso al MERCOSUR, la iniciativa de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América, Petrocaribe, el impulso a proyectos como Telesur, el Banco del Sur y hasta una OTAN Sudamericana, la retórica antiestadounidense, la compra de armamento y los contactos con China y Rusia son elementos fundamentales para entender esta segunda etapa. Es en este período, como se evidencia de los casos arriba mencionados, es donde se plantea reconducir la planificación estratégica del gobierno “bolivariano” agregando un alto valor geopolítico a sus actuaciones internacionales. Cuestionaremos lo referente a la meta de convertir a Venezuela en un líder para la integración en la región, así como la sustentabilidad de los acuerdos de cooperación suscrito con las islas del Caribe, tomando en las variables de la caída de los precios del petróleo y la ausencia tanto en el poder como física del ex mandatario Hugo Chávez. Un tercer capítulo estará dedicado a estudiar la dinámica regional generada por la ambiciosa estrategia de convertir a Venezuela en el líder de una Latinoamérica unida bajo valores socialistas la cual procura hacer oposición a la hegemonía de los intereses de las potencias económicas. En está epata responderemos a las siguientes preguntas: ¿cómo es la convivencia de “la Venezuela socialista” como vecinos como por ejemplo Colombia, cuyo gobierno se encuentra alineado a los intereses de Washington? ¿Cuál es la relación que se establece entre bloques de tendencia políticas diferentes, como por ejemplo el ALBA y la Alianza para el Pacifico, es posible hablar de cooperación interbloques o más bien estamos frente a una confrontación interbloques? Finalmente presentaremos nuestras conclusiones y posibles aportes para intentar mejorar la dinámica regional a los fines de lograr un bloque regional que supere las diferencias políticas, y sea capaz de responder a las necesidades de los más diversos espectros políticos existentes en la región 6 Cronograma de Actividades Etapa 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 17 18 19 20 21 22 23 24 Cumplimento de la carga académica Colecta de datos Análisis de los datos Redacción de La tesis Conclusiones Entrega Fase actual de la investigación 7 Primer Capítulo Venezuela 1958-1999 Política, Economía y Petróleo Introducción Este capítulo tiene como objetivo, realizar un estudio descriptivo de los lineamientos que inspiraron a los gobiernos venezolanos que transcurrieron entre los años 1958-1999 a tomar determinadas decisiones. De acuerdo con nuestra hipótesis, la política exterior es un reflejo de la política de desenvolvimiento domestica. A continuación presentaremos, nuestra interpretación sobre la historia política de Venezuela durante el primer período objeto de estudio. En esta parte buscamos exponer los elementos más destacados de la vida económica y política del país, los cuales a nuestro juicio, nos harán entender tanto las características especialísimas de la economía venezolana, como los efectos sociales que ellas produjeron. Como ya hemos señalado, de fato que Venezuela sea el país con las mayores reservas petroleras, lo ha condicionado y ha hecho con que tenga una historia contemporánea diferente al de resto de los países de América Latina. Consideramos pues necesario hacer una síntesis histórica, del período en el que la nación pasa de tener una economía agrícola a convertirse en el primer exportador de petróleo del Mundo. Nuestra intención, es que el lector conozca alguna de las características especialísimas del Estado Venezolano; El primer capitalista del país; propietario de las industrias básicas, primarias, secundarias y de servicios; principal educador y financista; el cual en repetidas oportunidades, en diferentes momentos de la historia, pareció no tener límites en su poder financiero y subsidiador, todo esto, claro, derivado de los cuantiosos ingresos petroleros. Estos elementos entran en debate al momento de intentar responder la pregunta de ¿Por qué el Estado llegó a ser así?. Pretendemos en esta síntesis histórica dentro de límites modestos, acercarnos a algunos elementos explicativos importantes. Resaltan entre ellos; la eclosión que significó la renta petrolera y su efecto modernizador, así como el crecimiento de la sociedad civil. Consideramos pues que estos elementos no 8 son un pasado del Estado Venezolano, sino más bien el comienzo de la Gran Centralización hasta ahora vigente. Es que fue bajo las circunstancias de un país pobre, con setenta por ciento de su población analfabeta, con pésimas condiciones sanitarias y con un clima tropical propicio a todos los males físicos, se fue desarrollando en la nación “un país paralelo”: la Venezuela Petrolera. En la década de los 40, el gobierno comienza a recibir una renta que nuestros vecinos tardarían años en alcanzar. Es en este contexto que el país se topa con la necesidad de utilizar las riquezas nacionales para elevar el nivel de vida de los venezolanos. Comienzan entonces los primeros pasos de la tradicional práctica de transferir de alguna manera a la población, los ingresos provenientes de los hidrocarburos. El economista José Toro Hardy al realizar un estudio de la política económica del país durante 1936 hasta 1991, describe lo que él denomino de un caso digno para ejemplificar el alcance que puede llegar a tener el “paraíso Keynesiano”. Para el autor desde que el país adquiere importancia internacional como nación petrolera, se pone en evidencia un hecho de singular significación: “por haber heredado de la época colonial el sistema regalista español, en Venezuela el Estado es dueño de las riquezas del subsuelo, en otras palabras, es dueño del petróleo, del hierro y de todas las riquezas mineras con las cuales la naturaleza quiso dotar al país” (TORO, 1992, p.1). Consecuencia de esto, sumado al súbito advenimiento de la riqueza petrolera, se produce en el país una situación de características muy particulares: la existencia simultanea de un Estado rico y de una población pobre. Esta situación se fue polarizando cada vez más en la década de los treinta en la medida que se incrementaban los ingresos petroleros. Si bien es cierto, como comenta el autor que el nivel de vida de la población aumentaba en forma acelerada, no es menos cierto que el enriquecimiento del Estado crecía en términos aún más acelerados. Así, en la opinión de Toro la característica más resaltante de la llegada de la década de los 40 ha sido la de “un Estado a la vez opulento y torpe, que intenta promover el desarrollo económico del país en base a actuaciones masivas aunque espasmódicas y poco coherentes, siguiendo un modelo de actuación por “el lado de la demanda” (TORO, 1992, p.1). 9 El primer capítulo del libro de Toro, el cual usamos como referencia en esta parte introductoria, se llama La Utopía Keynesiana. Ahí se relata cómo, precisamente para el período arriba descrito, Keynes le explicaba al mundo cómo alcanzar objetivos similares a los que los gobiernos venezolanos se habían planteado. Citamos lo que el autor dice al respecto: “Advertia Keynes, para el momento en que el país salía de la férrea dictadura de Juan Vicente Gómez y entraba en un periodo democrático presidido por Eleazar López Contreras, que le correspondía al gobierno, como representación política de la sociedad, corregir los desequilibrios provenientes de las insuficiencias de la demanda agregada. Debía por tanto diseñar medidas tendientes a estimular un crecimiento de los diversos componentes del gasto agregado. Esto se podía lograr mediante la aplicación de las políticas fiscales expansivas a través de un incremento en el nivel de los gastos gubernamentales. Bajo tales circunstancias, en la economía se produciría un conjunto de efectos que tenderían a actuar sobre el nivel de producción y del ingreso- conocidos como el “efecto multiplicador”- que se traduciría en un mayor nivel de utilización de los recursos productivos.” (TORO, 1992, p.4). Los gobiernos venezolanos, fueron obedientes a esta receta económica, pero un aspecto importante pasaron por alto. El pensamiento Keynesiano giraba en torno a un mundo que lidia con las consecuencias de la gran depresión de los años 30, donde reinaba el desempleo y empobrecimiento progresivo y donde solo a través del aumento de los gastos del Estado se podía construir el vinculo efectivo para darle ocupación a los miles de desempleados y poner nuevamente en funcionamiento las industrias paralizadas. Esas condiciones eran completamente ajenas a la realidad venezolana. El país no tenía industrias ociosas. Venia de ser una economía rural, donde los ingresos provenían, mayoritariamente de la exportación, primero de cacao, luego del café y otros rubros, al mejor estilo de la época colonial. Muncho menos contábamos con una mano de obra calificada sin trabajo. Nuestra población era mayoritariamente iletrada. Lo que si teníamos en cambio, era un Estado que cada vez se hacía más rico en comparación con el resto de la población, lo cual constituía una ventaja para la aplicación de la teoría Keynesiana. En estás circunstancias se abalanza, en aquella época, un empuje dinamizador proveniente del gasto público financiado por los ingresos de la renta petrolera. Como veremos a los largo del trabajo, esa condición del gasto público destinado a movilizar la 10 economía, cuyo capital es completamente dependiente del petróleo se mantuvo en el tiempo, tanto así que aún hoy en nuestros días, sigue sumamente vigente. Factores externos también ayudaron a aumentar nuestros ingresos. Un punto donde se comienza a evidenciar el acelerado proceso de desarrollo venezolano está ubicado en 1940. Dos años antes, el primer exportador mundial para época, México, había decidido nacionalizar la industria petrolera, lo que tuvo como consecuencia que su participación en el panorama internacional, prácticamente desapareciera. En un acto seguido, al estallar la Segunda Guerra Mundial, el petróleo venezolano se transforma en un elemento estratégico de primer orden para las naciones aliadas (Se ha logrado comprobar que más del 60% del combustible utilizado por los países aliados en su lucha contra el dictador nazi fue suministrado por Venezuela). Muchos autores se mostraban escépticos a esta realidad, pensaban que al acabar la guerra la producción de petróleo comenzaría a disminuir. Pero la historia no les da la razón. Resulta que uno de los países más beneficiados por Plan Marshall, fue Venezuela. Como era de imaginar, los esfuerzos para la reconstrucción de Europa en la post guerra, demandaron grandes cantidades de energía, con lo cual se generó una etapa de intensa y creciente actividad. Veamos lo que en este punto, acota José Toro Hardy: “Mientras tanto nuestro “modelo keynesiano autóctono” era de fácil aplicación. El Estado debía… gastar todo el dinero que le proporcionaba el petróleo en salubridad, educación, obras públicas, subsidios… Se recurrió entonces al expediente de “crear casi a partir de cero” un empresariado privado criollo. A través de la Corporación Venezolana de Fomento, el Banco Agrícola y Pecuario y otras instituciones crediticias gubernamentales se otorgaron financiamientos blandos a fin de estimular los sectores industrial, agrícola, comercial y de servicios. A esos mismos empresarios se les cubrió con el manto protector del Estado, a fin de ampararlos de los azares e incertidumbres del mercado” (TORO, J, 1992, p.5). El país, como entusiastamente lo expresa el autor, reaccionó de una manera asombrosa a estás políticas y en pocas décadas se estaba logrando lo que otras naciones le había tomado siglos alcanzar. El éxito de los gobiernos- democráticos o no- era bastante evidente. Pero desde luego que la historia no tiene un armonizo desenlace. 11 Así a través de grandes obras públicas, transferencias y subsidios de todo tipo, una monumental maquinaria burocrática, ayudas y protecciones a todos los sectores, una amplia política de paternalismo estatal, controles e intervenciones del gobierno, empresas estatales y otros entres descentralizados de la Administración Pública, etc, en el país se instauró un peculiar sistema económico al cual denominaron de “Capitalismo de Estado”. Donde, al igual que en el socialismo el Estado es el dueño de los medios de producción El Nacimiento de la Industria Petrolera: el período de los andinos En 1936 comienza una época de transición para Venezuela. A la muerte de Juan Vicente Gómez, le sobreviene el fin de la férrea dictadura que lidero. Dos hechos importantes acontecen en durante su administración. El primero es el pago integro de la deuda externa que contrajo el país durante los gobiernos anteriores, y otro sin duda alguna es el nacimiento de la industria del petróleo. Las primeras concesiones otorgadas por el Estado venezolano a las compañías transnacionales estaban regidas por contratos de concesión que abarcaban inmensas áreas para la exploración y, redactadas en términos liberales. Es importante recordar que si bien es cierto que el negocio del petróleo uno de los más lucrativos que existen, el desarrollo de esa actividad requiere una inversión de millones de dólares. Los gobiernos de aquel momento, a los fines de atraer el capital extranjero, debían entonces generar las condiciones necesarias para que las compañías petroleras asuman el riesgo de explorar sus subsuelos. Gumersindo Torres, quien fue ministro de Fomento de Gómez, respecto al caso venezolano opinaba entonces, que “Las leyes petroleras de Venezuela son las mejores del mundo para las compañías”. Eso en detrimento de los beneficios de la nación. Atraer capital extranjero se hacía necesario en un contexto donde en varios países de la región se estaban haciendo simultáneamente, trabajos de exploración y cuando las compañías extranjeras se rigen estrictamente por las leyes del mercado. Menor costo mayor beneficio. La época del gomecismo sirvió para atraer a múltiples empresas extranjeras convencidas de invertir su capital en suelo venezolano. No obstante, en esta etapa inicial de 12 la actividad petrolera, al país poco le quedaba de la exploración de sus hidrocarburos. Rómulo Betancourt, en su libro Venezuela, Política y Petróleo, dedica una primera parte al período de 1908 a 1935. El ex presidente titula ésta como: Una Republica en Venta, entrega de gran porción del subsuelo nacional a los consorcios extranjeros del petróleo por el despotismo de Juan Vicente Gómez. Citamos lo que al respecto comenta: “En documento oficial de la época, inmediatamente posterior a la muerte de Gómez se hizo un impresionante resumen numérico de esa situación: desde julio de 1919 a junio de 1936 inclusive-comprueba el documento- , el fisco nacional percibió de las compañías petroleras, por todos los conceptos, la suma de 612 millones de bolívares, habiendo alcanzado la explotación en el mismo lapso a 1.262 millones de barriles, o sea 48 céntimos de bolívar por unidad. Y en ese mismo lapso el precio promedio del crudo fue de $1,37 que, calculado a Bs 5, da un total de ingresos brutos para las petroleras de 1.644 millones, o sea que lo pagado por ellas al Fisco representaba solamente el 7 por 100” (BETANCOURT, 1965, p. 63-64). A la muerte de Gómez en diciembre de 1935, el congreso designa a Eliazar López Contreras, para encargarse provisionalmente de la Presidencia. Para el momento del deceso del dictador, López ejercía el cargo de Ministro de Guerra y Marina. Poco después resulta oficialmente electo Presidente de la República y gobierna en el período de 1936 hasta 1940. Autores concuerdan que el nacimiento de la sociedad civil, del pluralismo social, se produce en el país luego de este hecho. En la opinión de la socióloga venezolana Elizabeth Tinoco, la presión que el caudillo –Gómez- ejercía sobre todos los grupos, cede paso a la liberalización emprendida por López Contreras de una manera consciente, aun cuando atendió al lenguaje que hablaba la Venezuela del momento (TINOCO, 1991, p, 22). La llegada de López Contreras, es vista por los autores de la época con optimismo. Durante la presidencia provisoria que antecedió su elección democrática, expuso ante el Congreso un programa de gobierno en el cual se levantó un metódico censo de todas las necesidades económicas y sociales del país. Sin embargo, más que por sus realizaciones de orden económico, ese régimen es recordado por haber respetado la promesa fundamental de su programa, hacer efectivo, por todos los medios, el funcionamiento de un régimen de legalidad (TORO, J, 1992, p.5). Durante su administración fueron pues sancionados instrumentos legales fundamentales para el Estado tales como, la Ley del Trabajo de 1936, 13 la Ley mediante la cual se crea el Banco Central de Venezuela, el decreto de creación de la Contraloría General de la República, entre otros. Henry J, Allen describe en el prólogo de su libro, Venezuela una democracia publicado en 1945, la importancia de la instauración del régimen democrático de Venezuela, y de la implementación de los proyectos sociales que venía ejecutando el gobierno para aquel entonces. El autor, señala que esas mudanzas que estaban aconteciendo en el país, se debían en gran parte a “… las excelentes condiciones fiscales en que se hallaba el gobierno, el cual no solamente había heredado de sus predecesores una administración libre de deudas, sino también recibido algo mucho más importante: un saldo de caja…” (ALLEN, H, 1945, p, 8). Betancourt hace una crítica respecto a “la administración libre de deudas” que había dejado el Gomecismo. Su crítica se basa en que es cierto que el país no tenía deuda externa, pero en cambio, tenía su economía intervenida por el sector más audaz y agresivo de las finanzas internacionales, el sector petrolero. Citamos su argumento: “un país en el cual el 80% de las exportaciones corresponde al petróleo, industria que no está explotada por capitales nacionales; un país en el cual el Estado recibe el 45% de los ingresos fiscales de esa misma industria, disfruta de una independencia sólo aparente. Pero en realidad se encuentra reatado a los grandes intereses extranjeros (Negrillas nuestras)”. (El Universal, Caracas, 2 de marzo, 1936). En el campo económico, el petróleo ya había pasado a ser durante el mandato de López la principal fuente de ingresos del Fisco; sin embargo, la multiplicidad de leyes que regían el desarrollo de esta actividad no favorecía los intereses venezolanos. Cabe comentar que, además de esto, la coyuntura mundial para los años 30 no estaba beneficiando el negocio petrolero. Consecuencia de la Gran Depresión el precio del petróleo que en la década de los 20 alcanzó un promedio del orden de 1,55 dólares por barril, se había ubicado para 1936 en 0,88 dólares por barril (Fuente: TORO, J, 1992, p.23). Nótese la gravedad de esta situación para la economía del país. Si ya de por si era poco lo que recibía de la explotación de sus hidrocarburos; en un escenario de caída de precios, sin duda alguna el mayor perjudicado era el pueblo venezolano. En 1938 y 1939 se producen sin embargo, dos sucesos que habrían de tener una enorme trascendencia para la economía venezolana. 14 El primero de ellos, la nacionalización de la industria petrolera mexicana, lo cual como comentábamos, trajo como consecuencia que la atención de los inversionistas extranjeros se desviara a Venezuela. El segundo suceso fue el estallido de la Segunda Guerra. Si es cierto que estos dos sucesos van a representar un punto clave en la economía venezolana, las repercusiones económicas de los mismos se van a manifestar años después. Cuadro No 1 PRODUCCIÓN PETROLERA Año Barriles diarios Dólar por Barril 1936 422.512 0,88 1937 508.916 0,96 1938 515.178 0,93 1939 560.368 0,80 1940 502.270 0,93 Fuente: José Todo Hardy. VENEZUELA 55 AÑOS DE POLITICA ECONOMICA 1936-1991 Cálculos: de Asdrúbal Baptista. BASES CUANTITATIVAS DE LA ECONOMIA VENEZOLANA 1830-1989 El gobierno de López transcurrió en un período difícil. En principio la Segunda Guerra Mundial tuvo graves repercusiones para el comercio exterior venezolano. La ocupación de Europa Occidental por parte de Alemania, le cierra mercados a los productos venezolanos. El bloqueo eliminó mercados que para 1938 absorbían cerca de 35% de nuestras exportaciones petroleras. Del grafico que de seguidas presentaremos se evidencian las dificultades por las cuales tuvo que atravesar la economía venezolana consecuencia de estas realidades. 15 Cuadro No 2 PRODUCTO INTERNO BRUTO 1936 1937 1938 1939 1940 Millones de bolívares 5.858,8 6.722,7 7.266,8 7.707,7 7.408,2 PIB per Cápita (Bs) 1.669 1.885 2.005 2.083 1.958 Crecimiento del PIB per cápita 8,46% 12,98% 6,36% 3,89% 6,04% Fuente: José Todo Hardy. VENEZUELA 55 AÑOS DE POLITICA ECONOMICA 1936-1991 Cálculos: de Asdrúbal Baptista. BASES CUANTITATIVAS DE LA ECONOMIA VENEZOLANA 1830-1989 Podemos ver entonces, como después de un acelerado crecimiento del PIB durante los primeros años del mandato de López Contreras, nuestra economía comienza a sentir los efectos del conflicto que se preparaba, experimentando un estancamiento en 1939 y finalmente un serio deterioro en el crecimiento tanto de PIB en términos reales, como del PIB per cápita. Mismo así, durante la administración de López Contreras, en noviembre de 1939, se firma un tratado de reprocidad comercial entre Venezuela y los EEUU, lo cual permitió incrementar las exportaciones petroleras de nuestro país con destino a los Estados Unidos. Hasta ese momento, tales exportaciones estaban limitadas por cuotas impuestas por la nación norteña con el objeto de proteger a los productores estadounidenses. Tinoco señala respecto al gobierno de López, que el mismo “camino por una cuerda floja llena de dificultades”, que por una parte tenia los intereses conservadores de los mandos militares aun acostumbrados a la mentalidad del Caudillo; y por otra, las demandas de cambio y democratización de los nuevos factores sociales (TINOCO, 1991, p, 22). Como resultado de los diversos factores de presión tanto nacionales, que a groso modo acabamos de comentar, como los internacionales, en una época de estagnación, la teoría Keynesiana parecía adecuarse perfectamente nuestras necesidades. Durante ese período, y a partir de entonces, el Estado asume un conjunto de nuevas funciones ubicadas en el terreno de la acción social y con mayor intensidad en la esfera de la actividad económica. Estas circunstancias, lo llevaron a la necesidad de adecuar, aunque modesta y tímidamente, su maquinaria administrativa y su acción jurídica a las nuevas realidades. Como resultado se 16 inicia un proceso de modernización que fue de la mando con la centralización de las funciones estatales. Tinoco, comenta que todos los cambios y/o adecuaciones que ocurrieron en las instituciones que configuran el Estado durante este período, han sido el resultado de la redefinición, tanto de su papel como de sus objetivos. El estado se auto nombra preservador de los intereses generales de la sociedad. Esto aun y cuando en coyunturas, su acción corresponde de manera evidente a la identificación con ciertos intereses de un sector en particular. La reforma petrolera de 1943 Para el período de 1941-1946, tal como lo establecía la constitución nacional, fue electo el general Isaías Medina Angarita. El gobierno de Medina se inicia en el marco de una situación internacional muy compleja: la Segunda Guerra Mundial. El 7 de diciembre de 1941 Japón ataca sorpresivamente a la flota norteamericana en Pearl Harbor. Al día siguiente, Hitler le declara la guerra a EEUU. Los acontecimientos se venían desarrollando con gran celeridad y Venezuela no podía escapar de la tormenta que azotaba a la humanidad. En efecto, ese mismo día el recién electo presidente de la república, transmite un mensaje al país en el cual expresa: “Nuestro país, siempre ha brindado apoyo a las potencias democráticas y siendo Venezuela el tercer productor de petróleo es de vital importancia para los gobiernos democráticos como fuente de combustible”. (Transcripción de la alocución presidencial publicada en El Universal el 12 de diciembre de 1941, p 1). Tras estas declaraciones y la ruptura de las relaciones diplomáticas con las naciones del eje, el país toma posición en el conflicto mundial. Como era evidente, Alemania intentaría interrumpir las líneas de abastecimiento de combustible de las fuerzas aliadas. Tal como se temía, en febrero de 1942, barcos alemanes atacaron las refinerías de Aruba y Curazao2. Además, hicieron con que el camino marítimo que va desde el Lago de Maracaibo hasta esas dos islas se convirtiera en “un territorio de caza”. Desde luego que su intensión era interrumpir el vital suministro de petróleo que transitaba por esa zona. Toro cita Anibal R. Martinez en su libro Cronología del Petróleo Venezolano, para agregar el Las compañías petroleras, con la finalidad de reducir impuestos, y en virtud de las mejores condiciones económicas que ofrecían las islas holandesas, decidieron instalar allá las refinerías que procesarían el petróleo exportando desde Venezuela 2 17 dato de que “sólo en febrero de 1942, siete tanqueros fueron torpedades y hundidos en esa ruta”. Como consecuencia directa de esa peligrosa situación, sumada al llamado que le hicieron a muchos de los ciudadanos norteamericanos y británicos que trabajan en la industria petrolera a servir en los ejércitos Aliados, la producción petrolera de Venezuela experimentó, en los años 1941 y 1942, una fuerte contracción. En virtud de estos hechos, y las graves consecuencias que estaban teniendo para el país, el ejecutivo nacional informa al pueblo venezolano de las revisiones que se estaban empezando a hacer a la política petrolera. Medina perseguía el objetivo de aumentar la participación del Estado como dueño de los recursos naturales en la industria petrolera. Veamos las palabras que el presidente menciono en el discurso que dio en el Estado Zulia en noviembre de 1942, para anunciarles a los venezolanos la decisión que había tomado: “Ya me voy haciendo largo, pero veo en vuestros semblantes una pregunta que se asoma y no quiero dejar de responder a ella: la revisión de nuestra política petrolera que anuncié desde el Palacio de Miraflores … El Gobierno Nacional…se propone lograr una más justa participación del Estado en la explotación del petróleo, así como también que el proceso industrial de éste sea fuente segura de trabajo para el obrero venezolano… este gobierno respeta los derechos legítimamente adquiridos, no ve adversarios en las empresas que han traído sus capitales para intensificar el desarrollo de nuestras riquezas naturales pero animado de un espíritu de razón y de equidad, juzga que a Venezuela debe corresponderle una participación adecuada a su carácter de propietaria de la materia que es fuente verdadera de esa industria, y que su proceso industrial debe tener en Venezuela su principal asiento par a multiplicar las oportunidades de empleo del trabajador venezolano”. Medina con esas medidas dio el primer paso dentro de un largo recorrido que debía hacer el país a los fines de aumentar el aprovechamiento de la explotación del sub suelo nacional. En un clima político bastante tenso, el Gobierno y las petroleras pudieron negociar acuerdos que permitieron la conversión y reconversión de todas las concesiones petroleras concebidas hasta la época, las cuales quedaron renovadas por ochenta años (desde 1943 hasta 1983), pero regidas por una sola Ley de hidrocarburos aprobada en marzo de 1943. Además de esta Ley de hidrocarburos y de la Ley de Impuesto sobre la Renta, de la cual hablaremos más adelante, importantes avances en materia jurídica se pueden constatar en este periodo: La sanción de la Ley del Seguro Social Obligatorio, que lleva a la creación del 18 Instituto del Seguro Social; El nuevo Código Civil, aprobado en 1942; La Reforma Constitucional de 1945, en el cual se estableció el voto directo de diputados, de modo que el partido o grupo político que tuviese mayoría en el país, elegiría en la práctica al Presidente de la Republica. Se le otorga en esta reforma constitucional también, el derecho a voto de las mujeres; La promulgación de la Reforma del Poder Judicial y la Ley Agraria (TORO, J, 1992, p.32-33). Estos años también sirvieron de oxigeno para la oposición. En 1941 se legaliza, con el nombre de Acción Democrática (AD), el partido democrático nacional, su primera directiva está compuesta de nombres de los cuales hablaremos a lo largo de esta investigación. Entre ellos resaltan, Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco, Juan Pablo Pérez Alfonso, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni3. El nacimiento de AD, constituye el nacimiento de uno de los primeros partidos políticos modernos, que junto con otros que surgirán posteriormente y sus modelos organizativos centralizados, ayudaran con la tendencia centralista del Estado Venezolano. En 1945, el Partido Comunista Venezolano (PCV) obtiene su legalidad mediante la derogación del inciso sexto de la Constitución Nacional que prohibía la difusión de las doctrinas comunistas. Primera Versión Democrática El 18 de octubre de ese mismo año, se produce en Venezuela la irrupción cívicomilitar que derroca a Medina Angarita. En ella participa con fuerza dirigente Acción Democrática, como cabeza de un conjunto de grupos sociales que se habían mantenido al margen de la participación en el poder durante todo el transcurso del siglo XX. Las consignas que impulsaron a dichos grupos a actuar en contra del gobierno y algunos elementos del aparato del Estado, no estaban enfocadas en reivindicaciones económicas, sino más bien en políticas relativas a la democratización del poder. A partir de la salida de Estos dos últimos no formaron parte de la directiva de fundación, según la ya citada Elisabeth Tinoco, por razones meramente circunstanciales, las cuales desconocemos. 3 19 Medina del poder, ocurren una serie de cambios y transformaciones en la vida nacional. A esta etapa se le suele denominar como “el fin de la hegemonía andina”. Se trata de un momento histórico envuelto por múltiples factores de orden nacional e internacional. El cese de la Segunda Guerra Mundial abrió al país otras perspectivas. Para entonces Estados Unidos ya se había convertido en el epicentro de los países capitalistas y, al instaurarse la Junta Revolucionaria de Gobierno (JRG), el Secretario de Estado norteamericano, James Byrnes, anuncia desde Washington “que el gobierno de Estados Unidos había extendido su pleno reconocimiento al gobierno de Venezuela, que actualmente se ha organizado bajo el señor Rómulo Betancourt”. La Junta Revolucionaria de Gobierno, la cual se autodenomino de “gobierno provisional”, hace conocer a la nación mediante un comunicado, sus objetivos políticos y sus medidas inmediatas, entre las que figuran: la normalización de la administración pública; la disminución del costo de la vida; la elevación de las condiciones económicas y sociales del pueblo. Pero la medida más importante, en la opinión de Tinoco, fue la convocatoria a elecciones generales para darle oportunidad al pueblo de escoger sus representantes mediante el sufragio universal, directo y secreto. (TINOCO, 1991, p, 86). Siguiendo la línea de acontecimientos narrada por la ya citada socióloga venezolana, el 15 de marzo de 1946, la JRG da a conocer el nuevo estatuto electoral el cual concede el derecho al sufragio a todos los venezolanos mayores de 18 años, sin distinción de sexo y declara elegibles a todos los venezolanos mayores de 21 años. El Consejo Supremo Electoral, pasa a estar integrado por representantes de todos los partidos políticos existentes para el momento. Acción Democrática (AD), partido oficial del gobierno, y los de oposición: Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI), Unión Republicana Democrática (URD) y el Partido Comunista de Venezuela (PCV). Durante el gobierno provisional, se toman una serie de medidas llamadas de “emergencia” con el objeto de estabilizar el clima político nacional y devolverle al pueblo la confianza en que la “revolución de octubre”, no fue en vano. Estas medias se enfocaron en reformas ubicadas en el campo económico y político, no obstante varias medidas de carácter social también fueron incluidas en la agenda. La autora que estamos usando como referencia en esta parte de la historia, presenta una larga lista, de los decretos emitidos por 20 la JRG, a los fines de cumplir con los objetivos propuestos en la “revolución de octubre”. Citaremos a continuación, el conjunto de medidas que se ponen en marcha referidas a la descentralización funcional o administrativa del Estado, las cuales consideramos de interés en esta investigación: El Decreto 4 del 23 de octubre de 1945, que se dispone separar los servicios públicos que le están atribuidos al Ministerio del Trabajo y de Comunicaciones en dos despachos ejecutivos. Posteriormente, a los fines de organizar ambos ministerios, se crean, mediante el decreto 21, las direcciones y oficinas especiales. Por otra parte, se procede a la creación de una serie de comisiones e institutos autónomos adscritos a los diferentes despachos ministeriales, a los fines de introducir nuevos procedimientos administrativos. Este conjunto de organismos, en su mayoría, tenían cobertura nacional, es decir, constituyen institutos nacionales. Otras medidas se toman en aras a la descentralización y desconexión funcional, son el Decreto 420, el cual crea el Instituto Nacional Pro-Alimentación Popular, para ellos se acuerda un crédito adicional al presupuesto de gastos del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social; el Decreto 154, creador del Instituto Autónomo de Administración de Ferrocarriles del Estado, adscrito al Ministerio de Comunicaciones. El 192, el cual establece en las capitales de Mérida y Trujillo, juzgados nacionales de hacienda. El decreto 103, creador del Patronato Nacional de Comedores Escolares, encargado de coordinar en todo el país el servicio de comedores escolares, así como de armonizar las iniciativas públicas y privadas. En materia cultural se procede a; la creación del Servicio de Investigaciones Folklóricas Nacionales (Decreto 430), como dependencia del Ministerio de Educación Nacional, adscrito a la dirección de cultura; se crea la Escuela Nacional de Periodismo (Decreto 421); la Escuela Náutica de Venezuela (Decreto 182); la Escuela de Telegrafía y Telefonía de Venezuela (Decreto 182). En orden económico se establecen una serie de disposiciones orientadas a “regular la garantía económica”, a intervenir de manera más directa en la economía, y a incentivar y fomentar la industrialización nacional. Se crea entonces, la Corporación Venezolana de fomento y se dicta el estatuto regulador de sus actividades y funciones (Decreto 319); la Oficina de Información Económica (Decreto 174) 21 adscrita a la JRG (Decreto 174); el Consejo de Economía Nacional (Decreto 211); la Dirección de Industria y Comercio, como dependencia del Ministerio de Fomento (Decreto 370); la Junta Textil Algodonera (Decreto 311). Mediante el Decreto 317, se dictan la Ley del Banco Agrícola y Pecuario y la Ley de Aduanas; se crea la Comisión de Fomento y Promoción de Industrias (Decreto 60). Se obliga al empresariado a distribuir entre los trabajadores el 10% de sus utilidades (Decreto 56). Se consagra también el derecho a que la mayoría absoluta de los trabajadores de una empresa o el sindicato respectivo, soliciten el examen y verificación de los inventarios y balances de las empresas, es decir, el cálculo de sus utilidades. Nótese el fiel seguimiento que le dio “la revolución de octubre”, lo que Toro llamó de “Keynesianismo autóctono”. Citamos textualmente, lo que el líder de la JRG comenta sobre la gran cantidad de medidas tomadas en aquel momento: “Miraflores, “máquina para hacer decretos”. El palacio de Gobierno fue rebautizado así, con intención peyorativa, por alguno de los periódicos de Caracas. Debe reconocerse que tenía razón. Uno detrás de otros salían de manos de la Junta hacia las prensas de la Gaceta Oficial las nuevas normas de derecho público, concretadas en decretos-leyes. La revolución creaba su propia juridicidad, con cierta premura angustiosa, porque no sabíamos en esos momentos si de nuestro paso por el Gobierno iba a quedar apenas un conjunto de señales orientadas para quienes, en el futuro, recogieran este mensaje. No en otra forma han procedido, sin proponérselo deliberadamente, los revolucionarios de todos los tiempos. Bolívar, conversando en Bucaramanga con Peru de Lacroiz, en 1826, recordaba sus esfuerzos legislativos en Angostura, en el año 19, como una forma de convencer al mundo y de convencerse él mismo de que existía ya un Estado Organizado, cuando en realidad las tropas realistas controlaban casi la totalidad del territorio venezolano” (BETANCOURT, 1965. P 63-64). La creación de estos organismos de competencia nacional, obligo a las diferentes entidades federales a desarrollar planes e iniciativas en conjunción y bajo la coordinación de los organismos centrales. Entre muchos otros, los decretos expuestos son ilustrativos de la complejidad cada vez mayor que registra la maquinaria administrativa del Estado y de la Centralización de funciones de primer orden para el funcionamiento de la vida nacional. (VILLAFAÑE, P, citado por TINOCO, 1991, p, 89). 22 De vuelta a la dictadura: Pérez Jiménez El 14 de diciembre de 1947 fue electo como Presidente de la República Rómulo Gallegos. Su mandato duraría poco menos de un año. El 24 de noviembre de 1948, fue derrocado por un golpe encabezado por las Fuerzas Armadas Nacionales. Esta rebelión militar, estuvo encabezada, entre otras personas, por el que posteriormente se convertiría en el dictador militar que gobernaría el país por una década. El General Marcos Pérez Jiménez. El gobierno de Gallegos tenía la tesis de que “en ningún caso las empresas petroleras llegarían a recibir una participación en las ganancias anuales, superior a las entradas que percibiera el Estado”. Se estableció pues la conocida formula del 50/50, en base a la cual se incluyó una nueva carga tributaria denominada “Impuesto Adicional”, que tenía por finalidad repartir las utilidades, mitad y mitad entre el contribuyente y el Estado, medida similar a la tomada por la JRG respecto a las empresas y sus trabajadores. La administración de Gallegos pasa a ser recordada por la historia como el gobierno que implemento lo que en el argot petrolero se conocío como “fisty-fisty”. Precisamente en este año, se produce un importante cambio en la situación de la demanda energética mundial, pues los EE.UU., en relación a sus requerimientos energéticos pasó a depender progresivamente de fuentes energéticas de otros países. Allan y Brewer, en su libro Cambio Político y Reforma del Estado en Venezuela, en sus propias palabras, comprenden que esta política de importación de petróleo por parte de los EE.UU, evidencia que en esa época el país buscaba controlar y asegurar las fuentes productoras de petróleo para cubrir las exigencias de su consumo interno. Cualquier manifestación nacionalista que surja en los países productores, que pudiera comprometer los suministros de petróleo “… fue entonces extinguida, y basta señalar como ejemplo, para darse cuenta de ello, el bloqueo a los intentos nacionalistas de Mossadegh4 de Irán y la complacencia norteamericana respecto al golpe militar de 1948…”(ALLAN; BREWER, 1975, p, 45-46). La benevolencia de la dictadura militar, siguen narrando los autores, no sólo estaba asegurada, sino que se Mossadegh, una vez nombrado primer ministro, procedió a nacionalizar la industria petrolera, anulando sin compensación las concesiones petroleras otorgadas al consorcio Anglo-Iraní, British Petroleum. Las consecuencias de esto para Irán fueron grandes y graves. En menos de un año la producción del país cayó de cerca de 1.800.000 barriles diarios en 1950 a unos 55.000 barriles diarios para fines de 1952. Un caso parecido a la comentada, nacionalización Mexicana. (TORO, J, 1992, p. 43). 4 23 manifestó generosamente en 1956 y 1957 con el otorgamiento de nuevas concesiones a las empresas petroleras en una extensión de territorio considerable en relación a las existentes para ese momento. Como consecuencia de este golpe militar y como es de imaginar, el proceso de obtención de una mayor participación en los beneficios de la industria petrolera iniciada entre 1943 y 1948, es interrumpida por un período de 10 años. No obstante Venezuela parecía ser un país donde las inversiones extranjeras podían estar seguras, con lo cual la importancia estratégica de nuestra industria petrolera, que ya había sido demostrada durante la Segunda Guerra Mundial, se puso una vez más en evidencia. En los años siguientes, nuestra producción aumento en forma sustancial. Así, recibiendo aquel impulso adicional proveniente de la explotación del petróleo, la economía venezolana se aprestó a emprender casi una década de grandes transformaciones. Se trata de un período que los expertos han llamado de: el gran salto económico de Venezuela. A modo simplemente ilustrativo consideramos conveniente citar el crecimiento que experimentó la renta media per cápita entre 1949 y 1953 en un grupo seleccionado de naciones desarrolladas y subdesarrolladas. Nótese que en términos comparativos, como ya hemos mencionado, el país contaba con una elevada renta per cápita. Nuestras expectativas de crecimiento eran tan optimistas, que decenas de miles de inmigrantes procedentes de Europa fueron a buscar suerte en el país. Ellos aportaron la mano de obra capacitada que el país necesitaba y, con su esfuerzo, contribuyeron a que el crecimiento fuera aún más acelerado. Cuadro No 3 Renta Media Per Cápita US$ Corriente País 1949 Estados Unidos Reino Unido Francia Venezuela Alemania Occidental Unión Soviética Italia Japón México Argentina 1.453 773 448 322 320 308 235 100 121 346 1953 1.908 930 600 530 482 440 307 197 200 366 24 Brasil Colombia Perú Bolivia China Arabia Saudita Taiwan (Formosa) Corea del Sur 112 132 100 55 27 40 - 215 250 140 55 50 100 160 70 Fuente: José Todo Hardy. VENEZUELA 55 AÑOS DE POLITICA ECONOMICA 1936-1991 Cálculos: Para: 1949, National and “per capita Income in Seventy Countries”, Naciones Unidas, New York 1949. Para: 1953, M,L Watkins, Center for International Studies, Massachusetts Institute of Technology El economista chileno, Sergio Aranda, en su libro La Economía Venezolana de 1990, enfatiza que, sin duda, en este período se establecen las líneas principales y muchas de las características más importantes que ha tenido la economía venezolana hasta 1973. Veámoslas: La mayor participación en las utilidades de la explotación petrolera, por una parte; la expansión de la producción de petróleo que se triplica entre 1945 y 1957, y el sostenido aumento del crudo procesado en el país explican que la acumulación se acrecenté con inusitada rapidez. El autor aclara que, no se trata sólo de enormes aumentos porcentuales sino de que, por primera vez, las cifras absolutas de acumulación comienzan a separar a Venezuela del resto de los países de América Latina. “…el salto en el volumen de los excedentes percibidos por el país y la cuantía de su magnitud absoluta permite satisfacer en forma simultánea demandas de los distintos sectores de la burguesía: burguesía industrial, agraria, financiera, burguesía vinculada a la construcción, etc. (ARANDA, S, 1990, p, 128). Por otra parte, las empresas petroleras, obligadas por la reforma petrolera de 1943, continúan la construcción de nuevas y gigantescas refinerías. Aunque como bien lo explica Aranda, gran parte del impacto de las inversiones de este tipo no surte efecto dentro del país sino que estimulan las industrias de bienes de capital en el exterior, de todas maneras se proyectan en las actividades de construcción y en la demanda de algunos poco productos de procedencia nacional. Además por las nuevas concesiones otorgadas por Pérez Jiménez, las compañías petroleras continúan ampliando las labores 25 de explotación, exploración, etc; lo cual, sumado a lo anterior, mantuvo en un nivel alto a la inversión petrolera. A los notables efectos expansivos que las inversiones de tal magnitud tienen sobre el mercado interno, el autor le agrega, los que resultan de la ampliación de los gastos gubernamentales en el desarrollo de los aparatos administrativos, de defensa y de servicios. En particular, continua explicando Aranda, en los primeros años del período durante el Gobierno democrático hay un señalado énfasis para ensanchar los servicios educacionales, de salubridad pública y en otras áreas, lo que se tradujo en la contratación de miles de nuevos funcionarios a cargo de esas labores. El desarrollo del capitalismo estatal venezolano, adquiere, durante este período nuevas dimensiones. Las enormes inversiones que se realizan en todos los sectores de la economía nacional desplazan a los pequeños productores de la ciudad y del campo. La migración campo-ciudad que, hasta fines del período anterior se debe más a la crisis de la agricultura y a la creación de puestos de trabajo en otras actividades, “…comienza a explicarse… por el creciente desplazamiento de la fuerza de trabajo que produce la introducción de técnicas de explotación más modernas y… la creciente mecanización de las labores agrícolas” (ARANDA, S, 1990, p, 128). Junto con el desarrollo del proceso de industrialización sustitutiva, el capital norte americano comienza a montar plantas industriales en el país. La extranjerización de la industria y el progresivo control del capital monopólico sobre ella se generaliza en la década de los cincuenta. El “caballo de Troya” utilizado es, en este caso, en patrón de consumo de las clases ricas habituadas a bienes de consumo refinados cuya tecnología, patentes, maquinarias, etc, solo existen en un número limitado de países capitalistas desarrollados. La predominancia del capital norteamericano después de la II Guerra hace que la corriente de inversión extranjera hacía Venezuela sea de ese país. Como resultado del proceso de acumulación la agricultura, después de varias décadas de estancamiento y/o crisis, inicia una etapa de desarrollo sostenido, orientado en lo fundamental a abastecer los crecientes requerimientos del mercado interno. Esto significó cambios de gran envergadura en la estructura de cultivos y en las técnicas de producción utilizadas. Para ello se contó, no sólo con las inversiones que realizó 26 directamente la burguesía agraria sino, también con fuertes inversiones estatales en, regadío, vías de penetración, instalaciones para comercialización. Recordamos que en los años anteriores el Estado había ido adquiriendo cada vez mayor importancia como receptor de los ingresos petroleros y encargado de su distribución y gastos. En este período, con el gran incremento de los ingresos y gastos fiscales, la importancia del “…Estado se acentúa…produciéndose un cambio cualitativo en su acción…ya que comienza a actuar como productor directo en sectores económicos de base: energía, hierro y acero” (ARANDA, S, 1990, p, 128). La abundancia relativa de capital y la inserción en Venezuela de industrias altamente tecnificadas, ahorradoras de fuerza de trabajo, hace que el problema de desocupación adquiera un estatus de gravedad. La expulsión de trabajadores de la agricultura no es compensada por la absorción de obreros en la industria. Esto, sumado, claro, a otros factores contribuirá a crear un clima de descontento y agitación social contra la dictadura. Aunque en todo lo esencial la dictadura de Pérez Jiménez, narra el autor, realiza la política de la burguesía, surgen y se desarrollan algunas contradicciones que terminan alejándole el apoyo con que había contado durante gran parte de su gobierno. Tal vez el hecho que llevo a agravar esta situación es que la dictadura comienza a invertir directamente proporciones cada vez mayores del excedente total, disminuyendo así la cuota de inversión privada. La ruptura de la burguesía con la dictadura constituirá, entonces, un elemento de peso en su caída en 1958. A manera de conclusión, podemos determinar entonces que en materia económica: la década de los 50 se caracteriza por el brusco salto en los ingresos fiscales, esto como resultado de las modificaciones en la legislación petrolera. El aumento de los ingresos fiscales determina que la acumulación se eleve en forma vertical y que pueda acelerarse la transformación económica del país. En los años 1945-1948, el gobierno de Acción Democrática impuso un nuevo tratamiento a las empresas petroleras. En virtud de las reformas al gravamen sobre utilidades de este sector realizadas en 1945 y 1946 y, a la modificación del Impuesto sobre la Renta que estableció un impuesto adicional (50-50), la participación fiscal por barril producido fue elevándose hasta que su valor fue superior en dos veces y media al que tenía en 1945. Si al aumento de la participación fiscal por barril 27 de petróleo, se le agrega el aumento de los ingresos fiscales derivados de continuos aumentos en la producción, el resultado es que los ingresos fiscales se multipliquen considerablemente en el período estudiado. Veamos algunos números, los cuales expresan cuantitativamente, la realidad que arriba señalamos. Cuadro No 4 PRODUCCIÓN PETROLERA Año Barriles Dólar por Diarios Barril 1949 1.321.371 2,25 1950 1.497.988 2,12 1951 1,704.640 2,00 1952 1.803.915 2,14 1953 1.764.994 2,30 1954 1.895.309 2,31 1955 2.157.216 2,34 1956 2.456.785 2,26 1957 2.779.245 2,65 Fuente: José Todo Hardy. VENEZUELA 55 AÑOS DE POLITICA ECONOMICA 1936-1991 Cálculos: de Asdrúbal Baptista. BASES CUANTITATIVAS DE LA ECONOMIA VENEZOLANA 1830-1989 Cuadro No 5 PRODUCTO INTERNO BRUTO 1950 1951 1952 1953 1954 1955 1956 1957 PIB (millones de Bs) 18.089 19.348 21.038 21.851 24.113 26.132 28.399 32.628 PIB per cápita (Bs) 3.592 3.700 3.851 3.869 4.092 4.247 4.423 4.880 Crecimiento del PIB per cápita 1,6 % 3,1% 4,1% 0,5% 5,7% 3,8% 4,1% 10,3% Fuente: José Todo Hardy. VENEZUELA 55 AÑOS DE POLITICA ECONOMICA 1936-1991. Cálculos: de Asdrúbal Baptista. BASES CUANTITATIVAS DE LA ECONOMIA VENEZOLANA 1830-1989. 28 La caída de la dictadura de Pérez Jiménez abre el camino para la implementación de una nueva concepción estratégica, acorde a las necesidades de los sectores más progresistas de la burguesía y de la mayoría de la población venezolana. Para Aranda hay razones muy profundas que impelen estos cambios. Para él lo esencial es el fracaso del modelo de acumulación puesto en práctica por la dictadura y por algunos sectores de la burguesía. Como mencionamos, las reformas a la legislación petrolera en 1943 y, en especial la de 1945, unidas a la expansión de la producción y exportaciones de petróleo multiplican los ingresos fiscales entre 1945 y 1949, y sustentaron un ambicioso proyecto de diversificación económica basado en una intensa ampliación del consumo popular. Durante el período de Pérez Jiménez, la burguesía venezolana había enfatizado la inversión en actividades no reproductivas vinculadas a la circulación y al consumo de bienes; a los servicios, a la vivienda y a la administración pública; la parte de la inversión destinada a ampliar la capacidad de producción del sistema, era una pequeña parte del total y estaba concentrada en la industria de la construcción y en la agricultura (ARANDA, S, 1990, p, 181). Consecuencia de esto una fracción cada vez creciente, del consumo interno tenía que ser abastecida mediante importaciones5. Esta debilidad estructural de la economía nacional la cual con el tiempo se ha venido agravando, elevó tanto las dispensas del gobierno en construcciones de obras públicas, que los ingresos del fisco no eran suficientes para financiar todos los gastos. Aranda narra que existió una prolongada lucha contra la dictadura, lo que significó, una profundización de las posiciones políticas e ideológicas en torno a la necesidad de transformaciones sociales, económicas y políticas que requería el país. No solo las clases dominantes se habían radicalizado y esclarecido posiciones. También lo habían hecho las clases menos favorecidas. La coalición de fuerzas sociales que derribó a la dictadura era extraordinariamente heterogénea. Iba desde los sectores más conspicuos de la burguesía criolla hasta los sectores populares más revolucionarios. Esta alianza de clases tan dispares y con intereses tan opuestos no podía ser de larga duración. El desarrollo del movimiento popular en las condiciones provocadas por el derrocamiento de la dictadura es antecedente necesario para comprender varios hechos que le siguen. Se La cual aun en nuestros días no para de crecer. La situación actual de este particular, será abordado en el capítulo 2 de la investigación. 5 29 comienza a promocionar entonces, el desarrollo en el ámbito social. La presión sindical propició un crecimiento en la remuneración media del trabajo. Se elevaron además las tasas de Impuesto sobre la Renta, aumentando la participación del gobierno en los beneficios de la industria a 60/40. El gobierno intervino en la fijación de los precios para la vivienda, mediante la aprobación de una Ley de Alquileres que obligaba a reducir los cánones de arrendamiento y optó además, por controlar los precios de no pocos bienes de consumo. Muchas de las medidas anteriores, sumadas al ambiente político de inestabilidad generado por sucesivas intentonas militares y por la acción subversiva de grupos extremistas, así como la propagación de consignas que parecían amenazar la propiedad privada de los medios de producción dieron lugar a una fuerte crisis en el ámbito de la economía. Con particular severidad se vio afectada en esos años la industria de la construcción la cual era de gran importancia por tratarse de la actividad que mayor número de personas empleaba en el país (TORO, J, 1992, p. 53). Por otra parte, el gobierno comienza a intervenir de una manera más activa y sistemática en las actividades económicas. De esta forma, en 1958, se creó la Oficina Central de Coordinación y Planificación de la Presidencia de la República (CORDIPLAN), la cual elabora el Primer Plan de la Nación. En ese plan se trazaron las metas y los instrumentos de desarrollo económico, asignando los recursos que se requerían para alcanzar dichas metas. Sé anunció también el no otorgamiento de nuevas concesiones petroleras. Se procedió igualmente a la creación de la Corporación Venezolana de Petróleo (CVP), empresa estatal que tendría a su cargo los nuevos desarrollos en el campo de los hidrocarburos. En el campo petrolero internacional, Venezuela participó de manera activa en la creación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en cuya creación tuvo un papel protagónico nuestro Ministro de Minas e Hidrocarburos, Juan Pablo Pérez Alfonzo. Como es de esperar, e igual que en México e Irán, amenazadas con el no otorgamiento de más concesiones y hasta las posibles anulaciones de las ya concedidas, las empresas petroleras comenzaron a disminuir el ritmo aceleradísimo que llevaban en sus actividades lo cual afectó particularmente, a las actividades de explotación y perforación. Además de estas amenazas, la elevación en los costos de producción derivados del aumento 30 de sueldos y salarios, así como el incremento de las tasas de Impuestos Sobre la Renta, supusieron para la industria petrolera un incremento en sus costos de producción en orden al 20%. En esta ocasión fue Libia la gran beneficiaria de la política petrolera que se estaba aplicando en Venezuela. La incertidumbre con respecto a las perspectivas de la industria petrolera venezolana, propició la búsqueda de nuevas áreas productoras más cercanas a Europa. Muy pronto, las grandes inversiones que se realizaron en Libia comenzaron a rendir su fruto. Ese país, que para 1961 exportaba apenas unos 20.000 barriles diarios comienza a incrementar rápidamente su producción, de forma tal que para 1969 la misma se acercaba a una cifra del orden de los 3 millones de barriles diarios (TORO, J, 1992, p, 56). Como mencionábamos, a partir de 1958, el Estado venezolano anunció su decisión de intensificar su actuación en el ámbito empresarial. Consecuencia de esto, las empresas básicas pasaron a recibir un importante impulso mediante el incremento de la inversión estatal. También se amplió la gestión directa en las industrias azucarera y eléctrica así como la participación de forma cada vez más activas en ítems como el transporte, la hotelería, entre otros. Estas medidas perseguían como objetivo, encaminar al país al proceso de industrialización. Para lograrlo el Estado Venezolano, al igual que pasó en los países vecinos, puso en marcha el programa de sustitución de importaciones recomendado por la CEPAL. En cumplimiento con la receta económica de la CEPAL, se aumenta las concesiones de créditos blandos concedidos al sector privado a través de la Corporación Venezolana de Fomento y otras instituciones financieras del Estado. Concomitantemente se diseña una política proteccionista cada vez más completa, de forma de proteger a las nacientes industrias contra cualquier posible competencia de productos extranjeros. Pero este nuevo sistema de funcionamiento y expansión de la economía venezolana se va a agotar con extraordinaria rapidez. Veamos lo que Toro dice en este respecto: “El afán por industrializar el país condujo al rápido establecimiento de una serie de industrias en las cuales no contábamos con ningún tipo de ventaja comparativa y que, en consecuencia, quedaban de ahí en adelante vinculadas a la existencia de políticas proteccionistas aplicadas por la vía de elevados aranceles, prohibiciones de importación, contingentamientos, licencias previas y, en fin, toda una variada 31 gama de mecanismos que por lo demás supeditaban para siempre a tales industrias a la voluntad paternalista del Estado venezolano. En este sentido uno de los casos más típicos fue el de la industria automotriz. Era obvio que dentro de un mercado tan reducido como el nuestro, difícilmente podían establecerse varias empresas ensambladoras de automóviles que fueran capaces de competir en precios y calidad con los vehículos importados” (TORO, J, 1992, p, 57). Sin embargo, en esa época los niveles de desempleo habían aumentado de manera alarmante. Frente a la necesidad de dotar de empleo al creciente número de venezolanos que se había quedado sin trabajo como consecuencia de la crisis; la rapidez con la cual pudieran instalarse en el país cualquier tipo industrias pasaba a constituir el objetivo prioritario. El Estado era el único y principal financiador del nuevo empresariado, lo que tenía como consecuencia que cualquier actividad que llegaran a desarrollar esas empresas tenía que ser previamente negociada con el gobierno. Pero la eficiencia era cero, y solo la renta petrolera no era suficiente para mantener a las empresas que parecían solo servir para disminuir los índices de desempleo en el país. Empieza entonces el gobierno a asumir deudas para poder cumplir con sus obligaciones paternalistas. Es así como la deuda externa venezolana comienza a crecer; la economía se empieza a pervertir con los intereses de un único financiador, y se comienza a vivir en el país una realidad inmersa en una ilusión de posteridad. Los Primeros 40 años de Democracia: Los Adecos y los copeyanos Como pudimos notar del análisis histórico arriba presentado, el Estado venezolano adquirió a lo largo de los años una marco dimensión. Donde el presidente se convierte en prácticamente, el único tomador de decisiones en el país. Las consecuencias y/o reflejos de esa política presidencialista, irán quedando obvias a lo largo del análisis que haremos sobre los lineamientos que tomaron como referencia nuestros gobiernos a la hora de establecer su política exterior. Veremos como la postura; la posición que asume Venezuela ante los demás países de mundo, está vinculada a concepciones ideologías y hasta temperamentos de nuestros mandatarios, los cuales, en teoría actúan con el objetivo de salvaguardar los 32 intereses de la nación. Además de esto, verificaremos que cualquier iniciativa venezolana, en el ámbito domestico o exterior, va a estar financiada, como no es de sorprender por los ingresos de la renta petrolera. Esto hace entonces que, prácticamente nuestras acciones políticas sean dependientes del mercado; del precio que el contexto internacional le quiera dar a nuestra única fuente de ingreso a saber: el petróleo. A continuación, empezaremos a estudiar el período en el cual los gobiernos venezolanos tenían como estrategia de política exterior, cada uno dentro de sus matices, el fiel cumplimiento a las normas de la democracia representativa y la prioridad a las relaciones con los Estados Unidos. Punto Fijo y el Programa Mínimo Común La caída de Pérez Jiménez trae de nuevo a la historia, al programa democrático cuya primera versión ya vimos6. No obstante, tanto el trienio democrático (1945-1948), como el decenio dictatorial (1949-1958), junto con otras circunstancias de las cuales a continuación hablaremos, introducen en el Nuevo Programa Democrático importantes modificaciones. Recordemos que algunas de las muchas medidas tomadas en aquellos tres años por la JRG, afectaron los intereses de sectores sociales de importancia: el ejército, la iglesia y los sectores conservadores de las clases acomodadas (BAUTISTA, D, 1992, p, 247). Como es de suponer, la salida de la dictadura para darle paso a llegada de la democracia, no estuvo exenta de sobresaltos y dificultades. Los vivos recuerdos de aquel trienio democrático, y los descontentos que trajo consigo por parte de las clases sociales dominantes en el país, hace que los lideres de Acción Democrática y del Partido Comunista, teman por las amenazas políticas, que puedan llegar a sufrir por parte “de la derecha”; esto contextualizado en unos meses llenos de episodios que reflejan la inquietud y la movilización de masas. Por si fuera poco, a toda esta situación, se le suma que en las elecciones es electo Rómulo Betancourt. Quien es visto 6 Primera Versión Democrática, p, 19. 33 con recelo por los muchos que lo recordaban como uno de los responsables de lo que ocurrió en la Primera Versión del Programa Democrático. Para caracterizar esta “Segunda Versión” del Programa Democrático, o como lo llama Bautista “La Versión Corregida” del Programa Democrático, no es necesario añadir mucho a lo que ya se dijo respecto a la “revolución de octubre”7. Son los mismos objetivos, pero ahora formulados de manera de no afectar los intereses que una versión más sectaria agredió (BAUTISTA, D, 1992, p, 247). Pero además, como mencionamos, trae nuevos elementos. Uno de los más resaltantes es una “nueva obsesión” por la consolidación política. Por la preservación del sistema democrático. Este nuevo objetivo va a predominar por encima del resto, alternando como ya veremos, el orden de prioridades en otros objetivos e, interfiriendo en lo que hubiera sido la conducción de los programas específicos según los criterios técnicos y administrativos propios del campo correspondiente. En virtud de esta “nueva obsesión”, los programas de gobierno son diseñados pues con una doble meta: la estabilidad política y la propia del programa. Tras el golpe que derroca a Pérez Jiménez, Wolfgang Larrázabal, quien era el jefe de las Fuerzas Armadas asume la presidencia. El año 1958, fue utilizado para la organización de las elecciones presidenciales. Durante ese transcurso de tiempo, algunas tentativas de destitución de Larrázabal fueron efectuadas. En virtud de estos acontecimientos, los partidos políticos de la época, a los fines de garantizar el orden democrático, firman un acuerdo, que contó con el visto bueno de las Fuerzas Armadas. El referido acuerdo se dio a conocer como el “pacto de punto fijo”. En un principio es un acuerdo que hacían los diferentes partidos políticos de no romper el orden constitucional. Se comprometían pues, a no darse golpes de Estado; independientemente de quien fuera el ganador, la regla era respetar el orden democrático. En él participaron los partidos de Acción Democrática (AD), el Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI) y Unión Republicana Democrática (URD) - dejando por fuera al Partido Comunista Venezolano (PCV)-. Sin embargo posteriormente se convirtió en un una alianza entre dos partidos AD y COPEI. Esta alianza iba más allá de que las reglas del juego tenían 7 “Las consignas que impulsaron a dichos grupos a actuar en contra del gobierno y algunos elementos del aparato del Estado, no estaban enfocadas en reivindicaciones económicas, sino más bien en políticas relativas a la democratización del poder”. Primera Versión Democrática, p, 19. 34 que ser democráticas, atingía también el tema de la repartición consensual y consecuente del poder del país. Acción Democrática fundamenta la alianza en que; la repartición de los ministerios y cargos burocráticos y sindicales les daba a los otros partidos las bases de poder necesarias para que cada cual desarrollase sus estrategias de crecimiento. El Autor Terry Karl, citado por Bautista, destaca con acierto que: “Al firmar Punto Fijo, el partido dominante accedió explícitamente a subutilizar su potencial poder electoral. Más importante aún, a través de la subsecuente repartición de ministerios y de la repartición de poder en los sindicatos…Acción Democrática ayudó de hecho a asegurar la existencia continua y crecimiento futuro de otros partidos”. (KARL, T, 1981, p, 20, citado por BAUTISTA, D, 1992, p, 208). Referente al punto de asegurar la existencia continua y crecimiento de otros partidos, se hace necesario acotar que, en nuestra opinión, el único partido que se benefició de esta repartición del poder fue COPEI, esto quedo demostrado durante los primeros 40 años de la democracia venezolana, período en el gobernaron exclusivamente los líderes de los dos partidos en referencia, AD y COPEI. “El pacto de punto fijo” viene entonces acompañado, de un Programa Mínimo Común (PMC). Este PMC, tendrá que ser respetado por el gobierno que llegue al poder. En él constan los subprogramas de la “Segunda Versión” del Programa Democrático. El ya citado Diego Bautista en su libro Pueblo y Petróleo en la política venezolana del siglo XX, en el capítulo que dedica la “Versión Corregida” del Programa Democrático, en las condiciones generales de su instalación, establece una lista con las principales características del programa en cuestión, entre las cuales, seleccionamos las que consideramos de nuestro interés: Se trata de un programa concebido en términos generales, esto evidencia, lo que arriba mencionamos sobre el intento del partido oficial de “diluir” - por llamarlo de alguna manera- del mandato político. Su redacción en términos generales, busca que el mismo pueda ser adoptado por todos los partidos, con sus diferentes matices. Las grandes líneas en él establecidas son atractivas para la gran mayoría de los sectores. 35 Las consecuencias particulares indeseables que pudieran surgir de esas generalidades, podría ser bloqueada por los subprogramas. El detalle de la ejecución de esos sub programas quedan liberados a procesos de negociación que tendrán lugar con las partes interesadas en el momento oportuno. De todas maneras, el PMC, asegura que los rasgos básicos del orden socio económico interno vigente, no sean alterados. Esto quiere decir que él garantiza el mantenimiento del sistema de propiedad de los medios de producción y de la tierra. En el PMC, también tienen lugar los aspectos sociales. Según el programa, los gobiernos de turno, perfeccionaran el funcionamiento interno de los programas sociales, a los fines proveer al país de una población más sana y mejor educada. Se establece también, que este tipo de iniciativas serán financiadas por el Estado. Betancourt y su Doctrina Una vez establecido este acuerdo, en 1959, es celebrada entonces la elección presidencial, que como ya mencionamos, tuvo como ganador al ya conocido Rómulo Betancourt. Betancourt asume el primer mandato de la llamada Cuarta República, nomenclatura utilizada para marcar simbólicamente la mudanza política en relación a los regímenes anteriores. Al nuevo presidente le tocará lidiar entonces, con un estado de transición política. Al peligro de un retorno del militarismo reaccionario, Betancourt asume una política energética de defensa de la democracia. Esta política resulta coherente en la historia de personaje, tras el largo exilio que había sufrido por la dictadura perezjimenista. En cuanto a la política exterior, el líder de Acción Democrática, quien ya había comandado el país, fue firme en aplicar una política exterior tendiente a aislar a los regímenes de fato. Entre las estrategias internaciones adoptadas por el nuevo gobierno, la Doctrina Betancourt se destacó por ser la más visible e importante de todas. Esta doctrina tenía como principio rector, a los fines de garantizar la manutención del orden democrático, el no reconocer gobiernos frutos de golpes de estado, no nacidos de elecciones legítimas. El mismo presidente decía: 36 “…regímenes que no respeten los derechos humanos, que conculquen las libertades de sus ciudadanos y los tiranicen con respaldo de policías políticas totalitarias, deben ser sometidos a riguroso cordón sanitario y erradicados mediante acción pacífica colectiva de la comunidad jurídica inter americana... Solicitaremos cooperación de otros gobiernos democráticos de América para pedir, unidos, que la Organización de Estados Americanos excluya de su seno a los gobiernos dictatoriales”. (Negrillas nuestras) (BETANCOURT, 1968, p, 17) Esta posición fue aceptada y compartida por los demás partidos de la coalición puntofijista. Así, el 13 de febrero de 1959 es anunciada oficialmente la aplicación de la Doctrina en comento. De la cita arriba transcrita, se deja ver la intensión que tenía el presidente Betancourt de utilizar la mencionada doctrina como un instrumento multilateral regional. Entonces, estas intensiones, sumadas a una economía provisoria y, en defensa de la democracia, no hicieron dudar al gobierno venezolano, de manifestar las ambiciones que tenia sobre el sistema interamericano. Pero esto es un hito en la historia política del país, primera vez que un gobernante se planteaba estas ambiciones. Leonardo Valente Montero, en su interesantísimo artículo sobre la política externa de Venezuela en el siglo XXI, y quien tiene la acertada visión de que la integración suramericana es la principal salida para el desarrollo, en un análisis histórico que hace sobre la materita, narra que, en un sentido histórico más amplio, Venezuela tuvo su diplomacia fuertemente influenciada por el pasado colonial y de periferia, esto a pesar de haberse constituido uno de los centros irradiadores del proceso de independencia colonial. Hasta el siglo XX el país no había terminado de formar su Estado-nación y, poseía una población analfabeta y desigualmente distribuida que trabajaba en una economía primario exportadora, en cuanto el caudillismo y las luchas internas marcaban la vida de las elites agraria y militar. Con tal debilidad e inestabilidad interna, Venezuela fue un actor bastante modesto en las relaciones internacionales, perdiendo inclusive una buena parte de su territorio para los Estados vecinos y de Inglaterra. Esto en razón de las demarcaciones desfavorables de las fronteras (VALENTE, M, 2007, p 119). Durante casi toda primera mitad del siglo XX Venezuela no poseyó una vinculación internacional privilegiada o, claramente definida. Sin embargo, las dos dictaduras militares que vivió el país van a cambiar esta realidad. Durante el periodo de Juan Vicente Gómez, como ya vimos, se inicio la prospección del petróleo en escala económica mundial, vinculada al capital extranjero. El 37 Estado Nación de ese entonces ahora con una administración más centralizada, consolidaba el ciclo exportador del petróleo y desenvolvía relaciones privilegiadas con Estados Unidos. Después de disfrutar de unos pocos años de democracia, el país durante la dictadura de Pérez Jiménez estrechamente vinculada con Washington, como también fue comentado, alcanza el nivel de segundo productor de petróleo con un notable progreso de las elites económicas. Desde la instauración del “Pacto de Punto Fijo”, la política externa estuvo dedicada, primordialmente, a la defensa del régimen. Para ello el gobierno se valió de dos medios principales: El primero es la Doctrina Betancourt, la cual predicaba la ruptura de relaciones diplomáticas con regímenes de facto que hubiesen derrocado gobiernos constitucionales, procurando con esto, desalentar proyectos golpistas, mediante la amenaza del aislamiento internacional, tanto en el país, como en el resto de América Latina. En base a esta doctrina, Venezuela realizo repetidas gestiones en la Organización de Estados Americanos, no sólo para difundirla, sino también para solicitar y, en ciertos casos obtener sanciones contra las dictaduras de República Dominicana y Cuba. El segundo medio son las relaciones bilaterales con los Estados Unidos a fin de asegurar el apoyo norteamericano al nuevo régimen y fortalecer el compromiso de ese país con la democracia representativa en América Latina. En cuanto a las relaciones con los Estados Unidos, el país en este período, se mantuvo claramente adscrito al bloque occidental, absteniéndose de establecer relaciones con los países socialistas, esto en un contexto de guerra fría. Así pues, la defensa de la democracia, que se acostumbra a asociar principalmente con la Doctrina Betancourt, abarcó una diversidad más amplia de gestiones internacionales. Como mencionamos cuando comenzamos a hablar de la Nueva Versión del Programa Democrático; esa “nueva obsesión” por la consolidación política, va a predominar por encima de los propios intereses de la nación, haciendo con esto que todos los programas diseñados por el gobierno, en este período, tengan, tal como comentábamos, una doble meta: la estabilidad política y la propia del programa. A las políticas o los programas políticos, afectados por esa condición “bifronte”, de perseguir una doble meta, Humberto Njaim las ha llamado de “protopoliticas”. Njaim explica que, es en las etapas de consolidación del régimen que las “protopolíticas”, están 38 sometidas en mayor grado a los imperativos de la manutención del poder. Para él, “…la política se desarrolla, cuando en el sistema se ha alcanzado estabilidad y sus agudas luchas iniciales por la legitimación han quedado atrás”. Mientras eso no acontezca, “…la política interna del sector comienza a predominar sobre la política externa del mismo”. (NJAIM, 1979, citado por, BAUTISTA, D, 1992, p, 197). El autor explica que esto es así porque las estructuras de la política interna y externa se han diferenciado y presentan problemas particulares, creando un consenso relativo, que hasta que el ámbito interno no alcance una estabilidad, el externo, deberá estar sometido a tal objetivo, mismo cuando esto pueda presentar radicales divergencias entre sus concepciones de las políticas globales8. Esta teorización de Njam, nos da luces sobre nuestra hipótesis; al mismo tiempo que, nos ayuda entender una de las principales contradicciones de la Doctrina Betancourt, y por supuesto, una de las causas que llevaron a su agotamiento. Como bien lo dice Juan Carlos Rey en la medida en que se consolidó el régimen democrático y desaparecieron sus amenazas más inmediatas y visibles, el objetivo de preservación del régimen ya no tuvo que ser considerado un “maximando” y se convirtió en una mera constricción o limitación que tenía que ser respetada para, eventualmente, maximizar otros objetivos. Sin embargo, explica, no hay que pensar que el “maximando” representa siempre el objetivo fundamental o central, pues las constricciones o limitaciones pueden ser de tal magnitud que en la práctica el conjunto de políticas posibles o viables que queda para llevar a cabo la estrategia “maximizadora” es muy reducido (REY, J, 1987, citado por BUTISTA, D, 1992, p, 199). Pero no obstante, a ese sin fin de contradicciones, el sistema político venezolano demostró ser altamente eficaz en la difícil tarea de consolidación del nuevo régimen. Esto se debió, innegablemente, a la hábil y tenaz estrategia desarrollada por los gobiernos en el ámbito de política interna, e indudablemente, también gracias a su prudente política exterior. Pero el éxito de su estrategia exterior, no puede ser atribuido a la Doctrina 8 Njaim parece dar a esto una validez general. Y, es cierto que puede verificarse que en el trienio democrático, los objetivos internos y específicos de cada política privaron sobre los generales de manutención del poder. Mismo así como veremos más adelante, la manutención del poder privando sobre los demás intereses específicos es un escenario que se repite, en mayor y menor, grado a lo largo de la historia política del país. 39 Betancourt: en pocos años, como lo reconoció el propio Betancourt, Venezuela se quedó virtualmente sola en el continente ante “una marea de golpes de Estado contra gobiernos constitucionales” (BETANCOURT, 1965, p. 70). Manteniéndose fuera del Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio, GATT por sus siglas en ingles, y oponiéndose a cualquier proyecto de integración. Sin duda alguna, si no fuera por el petróleo, la democracia venezolana no se hubiese consolidado, o por lo menos no en ese período donde nuestros vecinos sufrían de férreas dictaduras. El petróleo permitió desarrollar programas sociales y económicos, que hicieron con que diversos sectores de la población dieran su apoyo al sistema democrático. Pero no fue, sin embargo, el fracaso de la Doctrina Betancourt como instrumento de disuasión lo que condujo a su abandono en 1969. Más bien se debió a la existencia o aparición de otros fines y prioridades cuya actualización requería que Venezuela mantuviera relaciones con los demás Estados del hemisferio, los cuales en su mayoría, estaban gobernados por militares (GUERÓN, E, 1989, p, 350). En los años posteriores a 1960, a la democracia representativa venezolana ya no es un objeto lejano y difícil, sino más bien un proyecto político en vías a la consolidación. Por ende en la política exterior, la promoción de la democracia responde más a una política principista que a una necesidad defensiva (GUERÓN, E, 1989, p, 354). Como tal, la democracia ya no domina el sistema de prioridades, si no que es uno entre varios objetivos importantes. Después de la Doctrina Betancourt, durante el resto de la década de los 60, las políticas en materia de política exterior procuraban por una parte, como es de fundamental interés para la nación, fortalecer las relaciones con el país receptor del 90% de las exportaciones de petróleo venezolano, los Estados Unidos. Y por otra, efectivizar las políticas proteccionistas con el objeto de impulsar la industria doméstica. Valente explica, que este proteccionismo, provoco la “hostilidad” de muchos países vecinos interesados en el mercado venezolano de productos manufacturados. Pero los principales esfuerzos de Caracas en este período, sin duda, estaban dirigidos a defender los precios del petróleo, lo que tuvo como resultado un estrecho relacionamiento con los países árabes, y la creación de la OPEP. 40 El Camino Hacia La Nacionalización Como lo habíamos mencionado; para explicar la Nueva Versión del Programa Democrático no hay que agregar mucho más a lo que se dijo del trienio en el cual sus líderes gobernaron. Acción Democrática; consciente de la importancia que el recurso natural representa, no solo para la economía del país, si no para la estabilidad política misma, va ejercer acciones que procuran aumentar la participación del Estado en el negocio que representa la columna vertebral de la nación. La nacionalización de la industria siempre despierta el interés de los gobiernos de los países petroleros. Mismo así, una política de ese estilo, en un país completamente dependiente de los recursos del petróleo, y cuya economía se vio beneficiada por la absorción de la demanda que fue generada como consecuencia de la nacionalización de la industria petrolera de otros países, y qué, en el mencionado trienio o Primera Versión del Programa Democrático sufrió las consecuencias económicas de la aplicación de políticas nacionalistas en materia petrolera; hace que los primeros gobiernos democráticos, la consideren una política prácticamente inviable. El mismo Betancourt explica: “Habíamos descartado siempre la posibilidad de aplicar, en los inicios de una gestión administrativa de orientación revolucionaria, una medida semejante a la que Lázaro Cárdenas aplico en México. El petróleo era, para el país azteca un factor importante, pero complementado con otros de apreciable desarrollo. Por tal circunstancia, el país no experimentó un serio quebranto en su evolución normal cuando el cartel internacional del petróleo, y gobiernos coludidos con él, decretaron el boicot del petróleo nacionalizado. Por el contrario, cuando arribamos nosotros al gobierno, prácticamente la totalidad de la económica venezolana y parte apreciable de la actividad fiscal giraban alrededor del pivote petrolero” (BETANCOURT, 1965, p. 140). No obstante todas estas limitaciones, el ministro de Minas para aquel entonces, Juan Pablo Pérez Alfonso, diseña una estrategia petrolera con el objetivo de dar pasos firmes para que el Estado comience a ganar terrenos en la industria petrolera. Pérez Alfonzo se fundamentaba en que la industria petrolera es una fuente primordial de los recursos fiscales necesarios para pagar los programas económicos y sociales, satisfacer las rondas de la 41 contabilidad, sostener el empleo improductivo en el sector público y obtener el consenso necesario para la estabilidad política, todo eso, la revestía del carácter de un servicio público. De este aspecto deriva el principio de que la participación de las compañías en los beneficios del negocio no debe exceder de los “límites razonables”. Pérez Alfonzo explica que, la participación razonable es lo que recibe la nación una vez se ha restado del producto petrolero la utilidad razonable de las compañías petroleras, razonabilidad ésta que no puede prescindir a su vez de la noción de servicio público que caracteriza en Venezuela a la actividad petrolera (PÉREZ, A, 1965, p, 45). En aras entonces, de alcanzar esa participación razonable, el ministro de minas diseña cinco líneas políticas a seguir y las expone a través de su figura del pentágono petrolero. Las cinco puntas de ese pentágono son: La participación razonable, con superioridad jerárquica; la política de no más concesiones; la “siembra del germen” de la futura industria petrolera estatal, a través de la Corporación Venezolana del Petróleo (CVP) y el aumento del control del Estado sobre las actividades de la industria, fiscalizando precios y volúmenes de producción, a través de la Comisión Coordinadora de la Conservación de los Hidrocarburos (CCCCH), y por último, la Organización de los Países Exportadores de Petróleo. Estas cinco líneas de acción orientaron la política petrolera venezolana hasta la nacionalización del petróleo. Los gobiernos de Raúl Leoni (19641969) y de Rafael Caldera (1969-1974) le dieron a cada línea el énfasis y las formas que derivaban de sus estrategias particulares, sus habilidades relativas, la evolución internacional de la industria petrolera, su percepción de la situación del negocio, así como los avatares de la política interna. Los pasos que así, pudo cada uno dar, van en la dirección de la nacionalización del petróleo. El Nacionalismo Democrático Rafael Caldera como veníamos comentando, va a continuar en esa misma línea nacionalista, pero, le va a agregar un necesario toque de pragmatismo. En virtud de la creciente dependencia del país de los ingresos petroleros, el gobierno copeyano, le otorga un tratamiento especial dentro de su sistema político. Eva Josko de Guerón, en una colaboración que hace a la compilación que dirigían Moises Naim y Ramon Piñango: El caso Venezuela, una ilusión de armonía, cuyas reflexiones veremos más adelante, comenta 42 que el tratamiento especial en cuestión, puede ser resumido en dos palabras: profesionalización y despolitización. La profesionalización tenía por objeto la formación de un cuerpo de técnicos nacionales, capaces de servir como interlocutores profesionales e innovadores en las negociaciones con las empresas trasnacionales y, luego, de encargarse del manejo de la industria nacionalizada. Por su parte la “despolitización del petróleo”, significaba no solo la sustracción del tema de las polémicas político partidistas, sino también su desvinculación de los demás fines de la política exterior. Significaba además, que la diplomacia petrolera debía estar a cargo de los profesionales del petróleo concentrados en el Ministerio de Minas e Hidrocarburos y luego en las empresas del Estado y no en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Caldera mantuvo entonces, una visión realista-pragmática. Su raciocinio fue que los principios democráticos eran importantes de observar en las relaciones con otros países Latino Americanos, no obstante, no podíamos permanecer de costas a los intereses nacionales. Era necesario considerar que algunas dictaduras latinoamericanas y gobiernos comunistas podrían transformarse en potenciales consumidores del petróleo venezolano. (VILLA, R, 2010, p. 155). Sobre todo en esa fase del proceso de modernización y sustitución de importaciones, los recursos petrolíferos son muy necesarios para el país, independientemente de la naturaleza política del régimen que los fornezca. Rafael Caldera pasa entonces, a promover una política que llamo de “Solidaridad Pluralista Latino Americana”, y en virtud de esto retoma relaciones con buena parte de los gobiernos dictatoriales y comunistas, inclusive con Cuba. El profesor Doc. Rafael Villa el artículo que publico titulado: Rafael Caldera (1916-2009) e a democracia: memória política de um estadista latino-americano, menciona que con esto el presidente venezolano se anticipó a lo que aquí en Brasil quedo conocido como “pragmatismo responsable”. Los antecedentes a estás políticas los encontramos en la referencia intelectual del proprio partido, el Comité de Organización Política Electoral Independiente. Así la referencia intelectual del líder copeyano, y de otros líderes y movimientos demócratas cristianos en América Latina, fue la obra del francés, Jacques Maritain. Villa en el mismo artículo explica que el llamado “humanismo integral maritiano” fue “fuertemente abrazado por Caldera” (VILLA, R, 2010, p. 156). La propuesta era que los cristianos, no 43 deberían quedar por fuera de la política. Deberían por el contrario, ser más activos en esa actividad, y su actuación deberá cumplir la regla de “Distinguir para unir”. Los copeyanos acreditan en la idea de que es posible construir un régimen político y económico democrático, con base en el principio liberal de la libertad y en la doctrina social de la iglesia, sobre todo en el principio de justicia social (VILLA, R, 2010, p. 156). Caldera; a diferencia de Betancourt, quien había contribuido para “empujar”, hacia el campo de la guerrilla a los grupos de izquierda -principalmente al Partido Comunista de Venezuela; generó una oportunidad de conferir más estabilidad y gobernabilidad a la democracia venezolana. En una jugada inteligente, desenvolvió un proceso de negociación política, con los principales grupos guerrilleros en armas, que llamo de “Nacionalismo Democrático”. El resultado de esta operación fue un éxito. Al incorporarse a la vida política electoral a los grupos guerrilleros, el “pacto de punto fijo” se mostraba cada vez más exitoso. Un tema sensible al pensamiento de Caldera fue la integración regional, especialmente la integración física con Brasil. Algunas obras importantes en la materia son producto de su reflexión intelectual, El Bloque Latinoamericano (1961), El Lenguaje como vínculo social y La integración latinoamericana (1967). En el inicio de su primer gobierno comenzó un gran proyecto de integración de sur de Venezuela, lo que permitió la comunicación con el norte de Brasil. Para el segundo gobierno, firmó, en la primera gestión de Fernando Henrique Cardoso, los protocolos de Guzmania, acuerdo bilateral que permitirá más tarde la construcción de obras conjuntas de infraestructura. La integración eléctrica entre Boa Vista y Santa Helena de Uairén al final de la década de 1990. Por tanto, afirma el ya citado profesor Rafael Villa, el aspecto más relevante de la política externa de integración ocurre durante el gobierno de Caldera y no en los mandatos del presidente Chávez, como es común pensar. En aquella época, continua el autor, la política externa venezolana, comenzó a definir el MERCOSUR como meta estratégica (VILLA, R, 2010, p. 160). Nuestros comentarios sobre el particular los haremos, más adelante, en el segundo capítulo de la presente investigación. 44 La Nacionalización Cuando estalla a finales de 1973 la llamada “guerra del Yom Kippur” entre Israel y sus vecinos árabes. Los precios del petróleo subieron de 2 a 12 dólares por Barril. Nuevamente Venezuela se beneficiaba de una coyuntura mundial. Solamente, en 1974 los ingresos ordinarios del Estado aumentaron en aproximadamente un 165% con respecto al año anterior y, aunque en los siguientes sufren una pequeña contracción debido a la disminución en la demanda petrolera provocada por el brusco aumento en los precios, tales ingresos llegaron a cantidades exorbitantes entre los años 1975 y 1979 (datos de TORO, J, 1992, p, 85). Animado por la bonanza petrolera, el país transitó por un quinquenio de extravagancias. Y su ejemplo fue seguido por toda la población. Al analizar este período, resultan ilustrativas las opiniones de los comentados Naím y Piñango, ellos señalan que: “Al revisar las acciones más concretas que conforman el pasado reciente del país, se puede detectar que progresivamente, se fue arraigando un estilo según el cual casi todo lo inimaginable es posible. No hay objetivo por más extravagante, difícil, exótico, costoso, ambicioso, contradictorio o hasta imposible que no se pueda intentar. Claro está, que ha habido períodos en los cuales este estilo ha sido más pronunciado y sectores donde ha tenido más arraigo que en otros. Pero no es exagerando decir que la sobrevaloración de la audacia y la premisa de que el único requisito para el logro de un objetivo es la voluntad de lograrlo, han pasado a ser rasgos colectivos de la mayoría de los grupos y personas con influencia dentro de la sociedad venezolana” (NAÍM, M; PIÑANGO, R, 1985, p 548). En la cabeza de este período de bonanza económica estaba Carlos Andrés Pérez (CAP). Pérez, un hombre con gran carisma, apoyado en los altos ingresos económicos, decreta la nacionalización de industria petrolera y la del hierro. Fue respetuoso a todos los derechos de las compañías petroleras e, indemnizo a las empresas concesionarias que hasta entonces venían actuando en el país. Consecuencia de los ingresos proveniente de estas nacionalizaciones, el territorio nacional ya no fue suficiente para extender la acción paternalista y benefactora del Estado venezolano. Así se emprendieron los más generosos programas de ayuda a nivel internacional, entre los cuales cabe recordar, a modo de ejemplo, el regalo de un barco a Bolivia para compensarla de la injusticia de no contar con 45 una salida al mar. Además de estos actos “demagógicos” por llamarlos de alguna manera, Venezuela pasó a actuar activamente en la política internacional. En el plano mundial: por medio de Movimiento de los países no alineados y, en plano regional: con la creación del sistema Económico Latino Americano (SELA), con sede en Caracas. El alza de los precios del petróleo, sumado a la nacionalización, permitió entonces al país substituir la Doctrina Betancourt por los sueños bolivarianos de liderar América Latina. En las palabras de Vila, Carlos Andrés Pérez padeció del mal político del que ha padecido la elite venezolana desde los tiempos de Bolívar hasta Hugo Chávez: La ambición de transformar a Venezuela, un actor con poquísimo peso internacional, en un país porta voz de proyectos internacionales alternativos en nombre de los más débiles (VILLA, R, 2011, p, 163). En esta lógica, la política externa de CAP abrazó fuertemente las causas nacionalistas de países Latino Americanos y, en varios momentos, su gobierno y su figura fueron piezas claves en políticas que envolvían a países de la región. No solamente estableció fuertes lazos con Cuba, si no también manifestó activamente, su voluntad de participar en los acuerdos que llevaron la devolución de la zona del canal de Panamá en 1979, la cual permanecía sobre el control de los Estados Unidos. Mismo que Carlos Andrés Pérez, se comportara como un caudillo populista tradicional en la distribución de los recursos internos, es justo afirmar que era un político con un proyecto para convertir a Venezuela en una Venezuela moderna. CAP concibió un plano de desarrollo nacional, conocido como “la Gran Venezuela”, que tenía como objetivo instalar las bases de un país industrializado. Es de mencionar también que sobre su gobierno fueron construidas algunas de las principales obras de infraestructura como el metro de Caracas, y también enviado millones de venezolanos al exterior para que se formaran en profesiones estratégicas para el desarrollo del país. No obstante todas estas buenas intensiones, CAP, no pareció comprender que los inmensos recursos petrolíferos que ingresaban al país traerían el efecto contrario. Condenar a la nación al sub desarrollo, porque, en vez de forjar una “ética capitalista” moderna, su gobierno fomento la cultura de importación de productos que liquidaron un sector industrial naciente, al igual que sumergió a la nación en niveles descarados de corrupción. 46 Estas políticas económicas erradas llevaron a lo que se conoció como el “Caracazo”. A partir de esa manifestación de descontento popular, la historia política de Pérez, así como las instituciones políticas consecuencia del “pacto de punto fijo” entraron en una un período de descomposición. Esta decadencia política, que simboliza a su vez la decadencia de la democracia promovida por los actores puntofijistas, aceleró la división de los partidos políticos y dio paso escenarios de inestabilidad. En una oportunidad en 1992, el gobierno democrático fue centro de tentativas no exitosas de golpes de Estados oriundas de algunos sectores de las Fuerzas Armadas Nacionales. Es en este momento de la historia que entra en juego el teniente coronel Hugo Chávez Frías. La salida de Pérez, marca entonces la ruptura definitiva del consenso de las elites sobre el “pacto de punto fijo”, así como también determina el comienzo del surgimiento de nuevos actores políticos, que se alimentaran de la crisis para construir su espacio en las próximas décadas. Existe consenso en que el descalabro político de Carlos Andrés Pérez, generó condiciones propicias para el surgimiento del fenómeno Hugo Chávez. El profesor Villa, expone una paradoja muy apropiada y certera. Mismo que Hugo Chávez haya surgido en un escenario político frontal a Carlos Andrés Pérez, este último parece haber tenido más continuidad que ruptura en la figura de Hugo Chávez. El estilo glamoroso de hacer política interna y externa de Carlos Adres Pérez y el objetivo de hacer del país un player internacional con influencia de la visión de la izquierda nacionalista y populista son características de acción política cuyo modelo Chávez imitó ejemplarmente. El autor cierra el raciocino con un comentario que hace reflexionar al respecto: “Quizás CAP haya muerto, sin tener consciencia plena de cuanto Chávez dio continuidad a su legado”. Algunas consideraciones finales En repetidas ocasiones, a los largo de las décadas de democracia representativa, los voceros de la política exterior venezolana han reiterado ante el público nacional e internacional que Venezuela es, a la vez, un país democrático, en desarrollo, productor de petróleo y americano. País democrático que ha mostrado, tanto en su Constitución como en la practica su vocación, no sólo para implantar y defender la democracia representativa en su territorio, sino también para “favorecer pacíficamente su extensión a todos los pueblos de la tierra”. País que se identifica con las mayorías del Tercer Mundo por compartir los 47 rasgos socioeconómicos del subdesarrollo (mono producción, importación de tecnología, explosión demográfica y otras formas de cambio social acelerado), pero que, como productor de petróleo y miembro de la OPEP, pertenece a una minoría privilegiada en ingresos e influencia. País americano que comparte la herencia y el destino de América Latina, constitucionalmente comprometido a favorecer la integración latinoamericana pero que, además, pertenece a la zona andina, al Caribe y a la Subregión amazónica. De estas grandes características permanentes se desprenden los grandes temas y las orientaciones generales de Venezuela en el ámbito internacional. Estudiamos como ese país tan diverso y multifacético se fue adaptando a las circunstancias sobrevenidas de las presiones nacionales e internacionales. Para el estudio nos basamos en tres personajes que aportaron las grandes directrices a la política exterior del país. Las circunstancias en las que esos personajes gobernaron, hicieron con que sus ideas, concepciones personales, ideologías políticas beneficiaran o no, a la población venezolana. Donde queremos hacer el énfasis en esta parte final del primer capítulo es la realidad venezolana de extrema dependencia. Dependemos de las decisiones que tome un gobierno esencialmente centralizado y dueño de los medios de producción, que a su vez depende del contexto internacional de los precios del petróleo. Esto supone entonces, que la suerte del país está ligada la existencia de un líder. Un hombre capaz de lidiar con el negocio del petróleo a los fines de solucionar todos los males que aquejan a la nación. Alguien que prometa esto, parecer ser entonces, la persona indicada para asumir la presidencia. 48 Segundo Capitulo La Era Chávez (1999-2013) El objetivo de este segundo capítulo, analizar la visión y las acciones de la política exterior de Venezuela durante el período Chávez y el alcance que éstas han tenido en Latinoamérica y el Caribe. Como mencionamos en el comienzo de este trabajo, buscamos contrastar dos estrategias de política exterior diferentes. Ideológicamente opuestas. Pero paradójicamente a lo largo del trabajo, a través del estudio de la historia política del país nos hemos dado cuenta, que en realidad existe más, una línea de continuidad de políticas, que una ruptura irreconciliable de sistemas políticos. Los proteccionismos, los subsidios, los financiamientos de todo tipo, las acciones políticas equivocadas que llevan al país a ser cada vez más dependiente del petróleo, son unos, entre varios otros puntos en común entre las dos estrategias. Pero lo que sí es cierto, es que en el período de Hugo Chávez la política exterior, adquirió de una manera nunca antes vista, una fuerte carga ideológica. Chávez, parecido con Betancout con su Doctrina, se va a esforzar por obtener consenso en la nación sobre “los estragos causados por el capitalismo salvaje”. Esa lucha obsesiva contra el impero Estadounidense va a privar, como lo fue en su momento la democracia representativa, sobre los demás intereses de la nación. Pero además de esto, el personaje del que hablaremos en este capítulo, presenta como mencionamos en su momento, casi copias exactas, de proyectos y actitudes asumidas por uno de sus grandes rivales Carlos Andrés Pérez. Resultara entonces interesante estudiar la política exterior de la era Chávez la cual es el resultado de los períodos anteriores pero con una ideología de izquierda revolucionaria. Para entender esta estapa, será entonces indispensable ocuparnos de estudiar, el retiro de Venezuela de procesos de integración como la CAN, el ingreso al MERCOSUR, la iniciativa de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América, Petrocaribe, el impulso a proyectos como Telesur, el Banco del Sur y hasta una OTAN Sudamericana, la retórica antiestadounidense, la compra de armamento y los contactos con China y Rusia son elementos fundamentales para entender esta segunda etapa. Es en este período, como se evidencia de los casos arriba mencionados, es donde se plantea reconducir la planificación 49 estratégica del gobierno “bolivariano” agregando un alto valor geopolítico a sus actuaciones internacionales. Cuestionaremos lo referente a la meta de convertir a Venezuela en un líder para la integración en la región, así como la sustentabilidad de los acuerdos de cooperación suscrito con las islas del Caribe, tomando en las variables de la caída de los precios del petróleo y la ausencia tanto en el poder como física del ex mandatario Hugo Chávez. Bibliografía hasta ahora consultada. ALLEN, H, Venezuela una democracia. Editorial Claridad Buenos aires 1945. ARANDA, S, La economía venezolana, 4ra ed. Editorial Pomarite Venezuela, S.A, Caracas: 1990 BETANCOURT, R. El Petróleo de Venezuela. Barcelona: Seix Barral, 1978. BETANCOURT, R. América Latina: Democracia e integración. Barcelona: Seix Barral, 1978. BRICEÑO, J, Ejes y Modelos en la Epata actual de la Integración Económica Regional en América Latina. Instituto de Relaciones Internacionales Universidad de Chile, 2013. DE ALAMEDA, J, Venezuela Bajo el Nuevo Ideal Nacional. Caracas: Publicación del servicio informativo venezolano, 1954. 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