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Transcript
Introducción
La historia política de Venezuela después de la segunda guerra mundial, está
marcada por dos tipos de visiones; Una si se quiere llamar liberal pro Estados Unidos, la
cual transcurrió entre 1958 hasta 1999, donde pese a diferentes matices que le imprimieron
los distintos gobiernos de este período, la diplomacia venezolana se caracterizó por algunos
lineamientos centrales; se identificó como un país occidental, que seguía las normas de la
democracia representativa y le daba prioridad a las relaciones con Estados Unidos, y cuyo
sistema político colapso, entre otras razones, como consecuencia de una mayor apertura
económica propuesta en el Consenso de Washington; y otra que tiene sus inicios en 1999 y
se extiende hasta nuestros días, liderada por un militar con un proyecto de políticas de
izquierda cuyo punto central es la defensa de la igualdad social, y busca en la integración
regional una herramienta que ayude a los países latinoamericanos a superar el subdesarrollo
consecuencia de la expansión del capitalismo. Si bien esas dos visiones parecen ser
opuestas tanto en sus objetivos cuanto en sus métodos, el país desde los primeros años del
siglo XX, persigue prácticamente una única meta, colocar en el mercado mundial los
barriles de petróleo venezolano. Esto se ha mantenido independientemente de las
preferencias ideológicas de las diferentes administraciones. Lo que permite esa continuidad
de objetivos, como bien lo señala el profesor doctor Rafael Villa (2004), sin duda ha sido;
el propio valor y práctica democrática en torno de la cual se organiza el sistema, y la
fortísima dependencia que tiene la economía nacional del sector petrolífero.
Ese carácter dependiente de la economía ha delimitado el patrón de conducta del
Estado venezolano durante los últimos 90 años. Desde el descubrimiento de los primeros
pozos petroleros, los gobiernos venezolanos, han tenido que aprender a negociar con los
diferentes intereses que rodean uno de los negocios más lucrativos del mundo. Han tenido
también, la tarea de administrar un país con una economía sub desarrollada, la cual tuvo en
varios momentos de la historia un producto interno bruto que se aproxima a la media de los
países industrializados de la Europa Occidental. Citamos lo que Celso Furtado dijo en el
informe que presento a la CEPAL después de su viaje a Venezuela en 1957:
1
“A Venezuela é a economia subdesenvolvida de mais alto nível de produto per capita que
existe atualmente no mundo. Seu produto bruto territorial por habitante se aproximou, em
1956, de 800 dólares, isto é, um nível similar à média dos países industrializados da
Europa Ocidental. Mesmo medindo o produto pelo gasto realizado no território nacional- o
que implica excluir o saldo positivo do valor das exportações sobre o das importaçõeschega-se a um montante em torno de 650 dólares, o que é comparável à renda de países
altamente desenvolvidos como Alemanha Ocidental, e superior em mais do dobro a média
da América Latina” (FURTADO, C, 2008).
Pero más que por la cantidad de dinero que genera la renta petrolera para país, el
carácter de dependencia en cuestión, se encuentra aun más evidente cuando contrastamos el
significado que tienen los precios del petróleo para la base monetaria, la liquidez, las
reservas internacionales, las metas presupuestarias y la capacidad de importación del país.
Tal como lo admite el Banco Central de Venezuela, los ítems que de manera enunciativa
arriba señalamos, están vinculados al comportamiento de los precios internacionales del tan
demandado, recurso natural. Pero nuestros gobiernos, a diferencia de “sembrar el
petróleo”1, se han encargado de ampliar cada vez más esa lista. En días como hoy, el
presupuesto nacional, en su totalidad, proviene de la venta de un único producto a saber: el
petróleo. Como es de esperar entonces, esta particularidad va a ejercer a lo largo de la
historia política del país, una gran influencia en la configuración institucional del Estado y
en la relación que éste mantiene con la sociedad. Además, de condicionar su intervención
en la economía y la posición que los diferentes gobiernos han asumido con el resto de los
agentes políticos: los partidos, los sindicatos, las fuerzas armadas y el sector privado.
Igualmente lo ha hecho con la política exterior, la venta de petróleo ha creado un vínculo,
de características bien particulares con su primer aliado comercial, que ha llevado al Estado
a mantener cierta postura en el escenario internacional. El presidente Chávez, rompe pues,
Arturo Uslar Prietri en 1936, desde la Sección de Economía del Ministerio de Hacienda, comienza a
entender que el negocio petrolero puede llegar a generar una elevada renta, sin ningún trabajo a cambio. En el
diario Ahora publica entonces una editorial que titulo “Sembrar el Petróleo”. Ahí advertía el hecho de que la
actividad petrolera, estaba comenzando a afectar la industria agropecuaria. Los venezolanos estaban
abandonando las haciendas de cacao y café para irse a las zonas de producción petrolera y eso se comenzó a
ver reflejado en los niveles de exportación de estos rubros. Lo que más le preocupada a Uslar Prietri, era que
el codiciado hidrocarburo tiene una vida finita, un día se va a acabar. Él entendía que se estaba abandonando
algo tan indispensable como era la autosuficiencia en la alimentación por el sólo negocio petrolero; quien
tiene los días contados. Describe entonces lo que era sembrar el petróleo, con esa visión. Utilizarlo para
palanquear un desarrollo socio económico, no para pasar a depender exclusivamente de su renta. El autor
también escribe un ensayo que titulo de “Minotauro” haciendo referencia a la filosofía griega. Dice que el
petróleo se va a “terminar tragando” a la sociedad venezolana, a menos que entendamos como usarlo
racionalmente desde el punto de vista económico.
1
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por lo menos en la teoría, y solo en materia de política exterior, con esa posición sumisa
que, en las palabras de él, mantenía “la derecha apátrida” haciendo referencia a los
gobiernos anteriores.
Partiendo de esto, pretendemos en la presente investigación estudiar; las diferentes
herramientas empleadas por los gobiernos venezolanos en un escenario pos segunda guerra
mundial para alcanzar la ya comentada meta, de vender el petróleo venezolano en las
condiciones más favorables para la nación. Pero en este tema tan amplio, el cual no
pretendemos abarcar en su totalidad, tenemos un aspecto en particular que llama nuestra
atención. Las acciones que los diferentes gobiernos del país han ejecutado en materia de
integración económica de América Latina, y como estás responden a las más diversas
posiciones políticas de nuestros gobernantes. Específicamente, nuestro objeto de estudio es
el punto de quiebre cuando la estrategia venezolana de política externa cambia
drásticamente. Pasamos de ser en una época, de espaldas a nuestros vecinos a, por primera
vez, tener una visión “geo estratégica” del país. El gobierno se comienza a plantear como
nuestra ubicación geográfica, más allá del negocio del petróleo, puede ser aprovechada en
pro del bienestar común de la región. La elección del presidente Hugo Chávez en 1999,
representa pues, el punto de partida de la presente investigación. Nos formulamos como
objetivo general analizar la visión y las acciones de la política exterior de Venezuela
durante el período Chávez y el alcance que éstas han tenido en Latinoamérica y el Caribe.
Se parte de la hipótesis de que la política exterior venezolana es una proyección de
su política domestica, es decir, el proyecto nacional de desenvolvimiento venezolano
condiciona su estrategia de política exterior. La construcción del Socialismo del siglo XXI
en el país, interfiere en el relacionamiento con otros países que no comparten la misma
ideología política, al mismo tiempo que, privilegia aquellos con los que se comparten
visiones de desarrollo. El gobierno de Hugo Chávez en oposición abierta a la libre
competencia, a la liberalización del mercado, comienza a promover bloques de integración,
que sean capaces de frenar los efectos de la globalización, donde Venezuela participa con
sus recursos naturales como líder promotor, consiguiendo apoyo en países vecinos con
tendencias políticas a fin, que también sufren del subdesarrollo y ven beneficioso una
independencia económica del capital extranjero, al mismo tiempo que, domésticamente,
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funda la 5ta República, lo que representó el fin de la era del pacto de punto fijo, dando paso
a la llegada de un sistema de producción socialista donde el Estado es el eje central de la
economía y se encarga, por medio de misiones sociales, de redistribuir de manera diferente
que los gobiernos anteriores, los recursos provenientes de la renta petrolera del país.
Metodología
Como habíamos mencionado, la política exterior de Venezuela ha mantenido el
mismo objetivo independientemente del gobierno de turno. Mismo así, en 1999 entra en el
poder Hugo Chávez, el cual mantuvo, como es tradición, las líneas establecidas en los
períodos anteriores, sobre todo en relación a sus aliados y socios tradicionales. Pero a partir
de 2003 pasa, de una política pragmática, a una política externa ideológica en relación a
una súper potencia. Esta realidad nos lleva a diferenciar dos períodos de la política externa
venezolana; uno que corresponde a lo que llamamos en el principio de la introducción, a
una visión liberal y otro que se enmarca en lo que denominaremos de propuesta “chavista
socialista”. En un segundo plano, dentro del período “chavista socialista” podemos
identificar, igualmente, dos fases diferentes: una primera que como ya se comento, se le da
seguimiento a las líneas anteriormente establecidas, y otra que comenzó en agosto del 2004,
con el triunfo en el referéndum revocatorio. El triunfo, sumando al aumento de los precios
del petróleo, permitió el despliegue, por parte de la administración chavista, de una nueva y
más ambiciosa estrategia internacional.
Buscamos entonces en un primer momento, contrastar: las estrategias políticas
utilizadas por un modelo político de alternancia de poder que vincula el desarrollo nacional,
al fortalecimiento de las relaciones comerciales con la primera potencia mundial a través de
la venta de petróleo; con otro de consigna anti imperialista, que busca con su política
exterior, a través de la integración del sur y financiado con la renta petrolera, romper con la
hegemonía Estadounidense, en pro de la lucha la para alcanzar la “verdadera
independencia” de los pueblos latinoamericanos. Consideramos que entender el por qué del
agotamiento del primer período, nos dará elementos para la comprensión de las
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circunstancias en las que se da paso a la toma de posesión de un gobierno que, por lo menos
en teoría, quiebra con los paradigmas políticos hasta entonces construidos.
Consideramos también que teniendo esto claro, podemos proceder a discutir sobre
cuál ha sido la posición de una potencia energética como Venezuela, en los procesos de
integración que se han desarrollando en la región. Así como también, determinar si existe
relación entre la posición del país con las nuevas formas de regionalismo que se están
desenvolviendo concomitantemente en la región. Estas nuevas formas de regionalismo
como las han denominado los expertos en la materia, tienen en común la crítica a la
estrategia de integración ortodoxa cuyo eje central es el comercial y comienzan a
preocuparse por los efectos sociales consecuencia de la globalización.
Usaremos como referencia para el análisis, ya que es ahí donde se concretizan las
acciones gubernamentales, los instrumentos jurídicos, así como documentos oficiales donde
consten los objetivos perseguidos por las diferentes estrategias de integración vigentes en
América Latina. Son entonces de gran relevancia para nuestro trabajo; los acuerdos
bilaterales; los estatutos constitutivos de los bloques regionales; las reformas de los bloques
ya existentes; las decisiones para la resolución de conflictos tomadas por medio de
instituciones regionales; los acuerdos de cooperación económica, de seguridad; los decretos
constitutivos de una institución monetaria común, entre otros.
Por otra parte realizaremos una revisión bibliográfica sobre la historia política y
económica de Venezuela en el período pos guerra, remontándonos un poco a los años 30,
época donde comienza la historia petrolera del país. Haremos un estudio descriptivo de los
lineamientos que inspiraron a los gobiernos de ese primer periodo a tomar determinadas
decisiones. Conforme a nuestra hipótesis, la política exterior es un reflejo del programa de
desarrollo nacional adoptado por cada gobierno. Dedicaremos entonces el primer capítulo
de la investigación a los gobiernos que, -cada uno dentro de sus limitantes y sus maticesvinculan la idea de desarrollo nacional a la inserción de Venezuela al mercado internacional
como proveedor de petróleo, manteniendo para tales fines una política exterior de no
confrontación y buen censo con la primera potencia mundial, la cual es su mayor aliada
comercial. Intentaremos dar respuesta a preguntas como cuál era el interés de los gobiernos
venezolanos de esa época de integrase a bloques regionales, así como, cuál el objetivo que
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esos bloques regionales perseguían en un contexto de globalización y en un orden mundial
multipolar.
En un segundo capítulo discutiremos lo referente al período de la Administración
chavista. El retiro de Venezuela de procesos de integración como la CAN, el ingreso al
MERCOSUR, la iniciativa de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América,
Petrocaribe, el impulso a proyectos como Telesur, el Banco del Sur y hasta una OTAN
Sudamericana, la retórica antiestadounidense, la compra de armamento y los contactos con
China y Rusia son elementos fundamentales para entender esta segunda etapa. Es en este
período, como se evidencia de los casos arriba mencionados, es donde se plantea
reconducir la planificación estratégica del gobierno “bolivariano” agregando un alto valor
geopolítico a sus actuaciones internacionales. Cuestionaremos lo referente a la meta de
convertir a Venezuela en un líder para la integración en la región, así como la
sustentabilidad de los acuerdos de cooperación suscrito con las islas del Caribe, tomando en
las variables de la caída de los precios del petróleo y la ausencia tanto en el poder como
física del ex mandatario Hugo Chávez.
Un tercer capítulo estará dedicado a estudiar la dinámica regional generada por la
ambiciosa estrategia de convertir a Venezuela en el líder de una Latinoamérica unida bajo
valores socialistas la cual procura hacer oposición a la hegemonía de los intereses de las
potencias económicas. En está epata responderemos a las siguientes preguntas: ¿cómo es la
convivencia de “la Venezuela socialista” como vecinos como por ejemplo Colombia, cuyo
gobierno se encuentra alineado a los intereses de Washington? ¿Cuál es la relación que se
establece entre bloques de tendencia políticas diferentes, como por ejemplo el ALBA y la
Alianza para el Pacifico, es posible hablar de cooperación interbloques o más bien estamos
frente a una confrontación interbloques?
Finalmente presentaremos nuestras conclusiones y posibles aportes para intentar
mejorar la dinámica regional a los fines de lograr un bloque regional que supere las
diferencias políticas, y sea capaz de responder a las necesidades de los más diversos
espectros políticos existentes en la región
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Cronograma de Actividades
Etapa
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
17
18
19
20
21
22
23
24
Cumplimento
de la carga
académica
Colecta de
datos
Análisis de los
datos
Redacción de
La tesis
Conclusiones
Entrega
Fase actual de la investigación
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Primer Capítulo
Venezuela 1958-1999 Política, Economía y Petróleo
Introducción
Este capítulo tiene como objetivo, realizar un estudio descriptivo de los
lineamientos que inspiraron a los gobiernos venezolanos que transcurrieron entre los años
1958-1999 a tomar determinadas decisiones. De acuerdo con nuestra hipótesis, la política
exterior es un reflejo de la política de desenvolvimiento domestica. A continuación
presentaremos, nuestra interpretación sobre la historia política de Venezuela durante el
primer período objeto de estudio. En esta parte buscamos exponer los elementos más
destacados de la vida económica y política del país, los cuales a nuestro juicio, nos harán
entender tanto las características especialísimas de la economía venezolana, como los
efectos sociales que ellas produjeron. Como ya hemos señalado, de fato que Venezuela sea
el país con las mayores reservas petroleras, lo ha condicionado y ha hecho con que tenga
una historia contemporánea diferente al de resto de los países de América Latina.
Consideramos pues necesario hacer una síntesis histórica, del período en el que la nación
pasa de tener una economía agrícola a convertirse en el primer exportador de petróleo del
Mundo. Nuestra intención, es que el lector conozca alguna de las características
especialísimas del Estado Venezolano; El primer capitalista del país; propietario de las
industrias básicas, primarias, secundarias y de servicios; principal educador y financista; el
cual en repetidas oportunidades, en diferentes momentos de la historia, pareció no tener
límites en su poder financiero y subsidiador, todo esto, claro, derivado de los cuantiosos
ingresos petroleros. Estos elementos entran en debate al momento de intentar responder la
pregunta de ¿Por qué el Estado llegó a ser así?. Pretendemos en esta síntesis histórica
dentro de límites modestos, acercarnos a algunos elementos explicativos importantes.
Resaltan entre ellos; la eclosión que significó la renta petrolera y su efecto modernizador,
así como el crecimiento de la sociedad civil. Consideramos pues que estos elementos no
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son un pasado del Estado Venezolano, sino más bien el comienzo de la Gran
Centralización hasta ahora vigente.
Es que fue bajo las circunstancias de un país pobre, con setenta por ciento de su
población analfabeta, con pésimas condiciones sanitarias y con un clima tropical propicio a
todos los males físicos, se fue desarrollando en la nación “un país paralelo”: la Venezuela
Petrolera. En la década de los 40, el gobierno comienza a recibir una renta que nuestros
vecinos tardarían años en alcanzar. Es en este contexto que el país se topa con la necesidad
de utilizar las riquezas nacionales para elevar el nivel de vida de los venezolanos.
Comienzan entonces los primeros pasos de la tradicional práctica de transferir de alguna
manera a la población, los ingresos provenientes de los hidrocarburos.
El economista José Toro Hardy al realizar un estudio de la política económica del
país durante 1936 hasta 1991, describe lo que él denomino de un caso digno para
ejemplificar el alcance que puede llegar a tener el “paraíso Keynesiano”. Para el autor
desde que el país adquiere importancia internacional como nación petrolera, se pone en
evidencia un hecho de singular significación: “por haber heredado de la época colonial el
sistema regalista español, en Venezuela el Estado es dueño de las riquezas del subsuelo, en
otras palabras, es dueño del petróleo, del hierro y de todas las riquezas mineras con las
cuales la naturaleza quiso dotar al país” (TORO, 1992, p.1).
Consecuencia de esto, sumado al súbito advenimiento de la riqueza petrolera, se
produce en el país una situación de características muy particulares: la existencia
simultanea de un Estado rico y de una población pobre. Esta situación se fue polarizando
cada vez más en la década de los treinta en la medida que se incrementaban los
ingresos petroleros. Si bien es cierto, como comenta el autor que el nivel de vida de la
población aumentaba en forma acelerada, no es menos cierto que el enriquecimiento del
Estado crecía en términos aún más acelerados. Así, en la opinión de Toro la característica
más resaltante de la llegada de la década de los 40 ha sido la de “un Estado a la vez
opulento y torpe, que intenta promover el desarrollo económico del país en base a
actuaciones masivas aunque espasmódicas y poco coherentes, siguiendo un modelo de
actuación por “el lado de la demanda” (TORO, 1992, p.1).
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El primer capítulo del libro de Toro, el cual usamos como referencia en esta parte
introductoria, se llama La Utopía Keynesiana. Ahí se relata cómo, precisamente para el
período arriba descrito, Keynes le explicaba al mundo cómo alcanzar objetivos similares a
los que los gobiernos venezolanos se habían planteado.
Citamos lo que el autor dice al respecto:
“Advertia Keynes, para el momento en que el país salía de la férrea dictadura de Juan
Vicente Gómez y entraba en un periodo democrático presidido por Eleazar López
Contreras, que le correspondía al gobierno, como representación política de la sociedad,
corregir los desequilibrios provenientes de las insuficiencias de la demanda agregada.
Debía por tanto diseñar medidas tendientes a estimular un crecimiento de los diversos
componentes del gasto agregado. Esto se podía lograr mediante la aplicación de las
políticas fiscales expansivas a través de un incremento en el nivel de los gastos
gubernamentales. Bajo tales circunstancias, en la economía se produciría un conjunto de
efectos que tenderían a actuar sobre el nivel de producción y del ingreso- conocidos como
el “efecto multiplicador”- que se traduciría en un mayor nivel de utilización de los
recursos productivos.” (TORO, 1992, p.4).
Los gobiernos venezolanos, fueron obedientes a esta receta económica, pero un
aspecto importante pasaron por alto. El pensamiento Keynesiano giraba en torno a un
mundo que lidia con las consecuencias de la gran depresión de los años 30, donde reinaba
el desempleo y empobrecimiento progresivo y donde solo a través del aumento de los
gastos del Estado se podía construir el vinculo efectivo para darle ocupación a los miles de
desempleados y poner nuevamente en funcionamiento las industrias paralizadas. Esas
condiciones eran completamente ajenas a la realidad venezolana. El país no tenía industrias
ociosas. Venia de ser una economía rural, donde los ingresos provenían, mayoritariamente
de la exportación, primero de cacao, luego del café y otros rubros, al mejor estilo de la
época colonial. Muncho menos contábamos con una mano de obra calificada sin trabajo.
Nuestra población era mayoritariamente iletrada. Lo que si teníamos en cambio, era un
Estado que cada vez se hacía más rico en comparación con el resto de la población, lo cual
constituía una ventaja para la aplicación de la teoría Keynesiana.
En estás circunstancias se abalanza, en aquella época, un empuje dinamizador
proveniente del gasto público financiado por los ingresos de la renta petrolera. Como
veremos a los largo del trabajo, esa condición del gasto público destinado a movilizar la
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economía, cuyo capital es completamente dependiente del petróleo se mantuvo en el
tiempo, tanto así que aún hoy en nuestros días, sigue sumamente vigente.
Factores externos también ayudaron a aumentar nuestros ingresos. Un punto donde
se comienza a evidenciar el acelerado proceso de desarrollo venezolano está ubicado en
1940. Dos años antes, el primer exportador mundial para época, México, había decidido
nacionalizar la industria petrolera, lo que tuvo como consecuencia que su participación en
el panorama internacional, prácticamente desapareciera. En un acto seguido, al estallar la
Segunda Guerra Mundial, el petróleo venezolano se transforma en un elemento estratégico
de primer orden para las naciones aliadas (Se ha logrado comprobar que más del 60% del
combustible utilizado por los países aliados en su lucha contra el dictador nazi fue
suministrado por Venezuela).
Muchos autores se mostraban escépticos a esta realidad, pensaban que al acabar la
guerra la producción de petróleo comenzaría a disminuir. Pero la historia no les da la razón.
Resulta que uno de los países más beneficiados por Plan Marshall, fue Venezuela. Como
era de imaginar, los esfuerzos para la reconstrucción de Europa en la post guerra,
demandaron grandes cantidades de energía, con lo cual se generó una etapa de intensa y
creciente actividad.
Veamos lo que en este punto, acota José Toro Hardy:
“Mientras tanto nuestro “modelo keynesiano autóctono” era de fácil aplicación. El Estado
debía… gastar todo el dinero que le proporcionaba el petróleo en salubridad, educación,
obras públicas, subsidios… Se recurrió entonces al expediente de “crear casi a partir de
cero” un empresariado privado criollo. A través de la Corporación Venezolana de
Fomento, el Banco Agrícola y Pecuario y otras instituciones crediticias gubernamentales se
otorgaron financiamientos blandos a fin de estimular los sectores industrial, agrícola,
comercial y de servicios. A esos mismos empresarios se les cubrió con el manto protector
del Estado, a fin de ampararlos de los azares e incertidumbres del mercado” (TORO, J,
1992, p.5).
El país, como entusiastamente lo expresa el autor, reaccionó de una manera
asombrosa a estás políticas y en pocas décadas se estaba logrando lo que otras naciones le
había tomado siglos alcanzar. El éxito de los gobiernos- democráticos o no- era bastante
evidente. Pero desde luego que la historia no tiene un armonizo desenlace.
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Así a través de grandes obras públicas, transferencias y subsidios de todo tipo, una
monumental maquinaria burocrática, ayudas y protecciones a todos los sectores, una amplia
política de paternalismo estatal, controles e intervenciones del gobierno, empresas estatales
y otros entres descentralizados de la Administración Pública, etc, en el país se instauró un
peculiar sistema económico al cual denominaron de “Capitalismo de Estado”. Donde, al
igual que en el socialismo el Estado es el dueño de los medios de producción
El Nacimiento de la Industria Petrolera: el período de los andinos
En 1936 comienza una época de transición para Venezuela. A la muerte de Juan
Vicente Gómez, le sobreviene el fin de la férrea dictadura que lidero. Dos hechos
importantes acontecen en durante su administración. El primero es el pago integro de la
deuda externa que contrajo el país durante los gobiernos anteriores, y otro sin duda alguna
es el nacimiento de la industria del petróleo.
Las primeras concesiones otorgadas por el Estado venezolano a las compañías
transnacionales estaban regidas por contratos de concesión que abarcaban inmensas áreas
para la exploración y, redactadas en términos liberales. Es importante recordar que si bien
es cierto que el negocio del petróleo uno de los más lucrativos que existen, el desarrollo de
esa actividad requiere una inversión de millones de dólares. Los gobiernos de aquel
momento, a los fines de atraer el capital extranjero, debían entonces generar las condiciones
necesarias para que las compañías petroleras asuman el riesgo de explorar sus subsuelos.
Gumersindo Torres, quien fue ministro de Fomento de Gómez, respecto al caso venezolano
opinaba entonces, que “Las leyes petroleras de Venezuela son las mejores del mundo para
las compañías”. Eso en detrimento de los beneficios de la nación. Atraer capital extranjero
se hacía necesario en un contexto donde en varios países de la región se estaban haciendo
simultáneamente, trabajos de exploración y cuando las compañías extranjeras se rigen
estrictamente por las leyes del mercado. Menor costo mayor beneficio.
La época del gomecismo sirvió para atraer a múltiples empresas extranjeras
convencidas de invertir su capital en suelo venezolano. No obstante, en esta etapa inicial de
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la actividad petrolera, al país poco le quedaba de la exploración de sus hidrocarburos.
Rómulo Betancourt, en su libro Venezuela, Política y Petróleo, dedica una primera parte al
período de 1908 a 1935. El ex presidente titula ésta como: Una Republica en Venta,
entrega de gran porción del subsuelo nacional a los consorcios extranjeros del petróleo
por el despotismo de Juan Vicente Gómez. Citamos lo que al respecto comenta:
“En documento oficial de la época, inmediatamente posterior a la muerte de
Gómez se hizo un impresionante resumen numérico de esa situación: desde julio de
1919 a junio de 1936 inclusive-comprueba el documento- , el fisco nacional
percibió de las compañías petroleras, por todos los conceptos, la suma de 612
millones de bolívares, habiendo alcanzado la explotación en el mismo lapso a
1.262 millones de barriles, o sea 48 céntimos de bolívar por unidad. Y en ese
mismo lapso el precio promedio del crudo fue de $1,37 que, calculado a Bs 5, da
un total de ingresos brutos para las petroleras de 1.644 millones, o sea que lo
pagado por ellas al Fisco representaba solamente el 7 por 100” (BETANCOURT,
1965, p. 63-64).
A la muerte de Gómez en diciembre de 1935, el congreso designa a Eliazar López
Contreras, para encargarse provisionalmente de la Presidencia. Para el momento del deceso
del dictador, López ejercía el cargo de Ministro de Guerra y Marina. Poco después resulta
oficialmente electo Presidente de la República y gobierna en el período de 1936 hasta 1940.
Autores concuerdan que el nacimiento de la sociedad civil, del pluralismo social, se
produce en el país luego de este hecho. En la opinión de la socióloga venezolana Elizabeth
Tinoco, la presión que el caudillo –Gómez- ejercía sobre todos los grupos, cede paso a la
liberalización emprendida por López Contreras de una manera consciente, aun cuando
atendió al lenguaje que hablaba la Venezuela del momento (TINOCO, 1991, p, 22).
La llegada de López Contreras, es vista por los autores de la época con optimismo.
Durante la presidencia provisoria que antecedió su elección democrática, expuso ante el
Congreso un programa de gobierno en el cual se levantó un metódico censo de todas las
necesidades económicas y sociales del país. Sin embargo, más que por sus realizaciones de
orden económico, ese régimen es recordado por haber respetado la promesa fundamental de
su programa, hacer efectivo, por todos los medios, el funcionamiento de un régimen de
legalidad (TORO, J, 1992, p.5). Durante su administración fueron pues sancionados
instrumentos legales fundamentales para el Estado tales como, la Ley del Trabajo de 1936,
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la Ley mediante la cual se crea el Banco Central de Venezuela, el decreto de creación de la
Contraloría General de la República, entre otros.
Henry J, Allen describe en el prólogo de su libro, Venezuela una democracia
publicado en 1945, la importancia de la instauración del régimen democrático de
Venezuela, y de la implementación de los proyectos sociales que venía ejecutando el
gobierno para aquel entonces. El autor, señala que esas mudanzas que estaban aconteciendo
en el país, se debían en gran parte a “… las excelentes condiciones fiscales en que se
hallaba el gobierno, el cual no solamente había heredado de sus predecesores una
administración libre de deudas, sino también recibido algo mucho más importante: un
saldo de caja…” (ALLEN, H, 1945, p, 8).
Betancourt hace una crítica respecto a “la administración libre de deudas” que
había dejado el Gomecismo. Su crítica se basa en que es cierto que el país no tenía deuda
externa, pero en cambio, tenía su economía intervenida por el sector más audaz y agresivo
de las finanzas internacionales, el sector petrolero. Citamos su argumento: “un país en el
cual el 80% de las exportaciones corresponde al petróleo, industria que no está explotada
por capitales nacionales; un país en el cual el Estado recibe el 45% de los ingresos fiscales
de esa misma industria, disfruta de una independencia sólo aparente. Pero en realidad se
encuentra reatado a los grandes intereses extranjeros (Negrillas nuestras)”. (El Universal,
Caracas, 2 de marzo, 1936).
En el campo económico, el petróleo ya había pasado a ser durante el mandato de
López la principal fuente de ingresos del Fisco; sin embargo, la multiplicidad de leyes que
regían el desarrollo de esta actividad no favorecía los intereses venezolanos. Cabe comentar
que, además de esto, la coyuntura mundial para los años 30 no estaba beneficiando el
negocio petrolero. Consecuencia de la Gran Depresión el precio del petróleo que en la
década de los 20 alcanzó un promedio del orden de 1,55 dólares por barril, se había ubicado
para 1936 en 0,88 dólares por barril (Fuente: TORO, J, 1992, p.23). Nótese la gravedad de
esta situación para la economía del país. Si ya de por si era poco lo que recibía de la
explotación de sus hidrocarburos; en un escenario de caída de precios, sin duda alguna el
mayor perjudicado era el pueblo venezolano. En 1938 y 1939 se producen sin embargo,
dos sucesos que habrían de tener una enorme trascendencia para la economía venezolana.
14
El primero de ellos, la nacionalización de la industria petrolera mexicana, lo cual como
comentábamos, trajo como consecuencia que la atención de los inversionistas extranjeros se
desviara a Venezuela. El segundo suceso fue el estallido de la Segunda Guerra. Si es cierto
que estos dos sucesos van a representar un punto clave en la economía venezolana, las
repercusiones económicas de los mismos se van a manifestar años después.
Cuadro No 1
PRODUCCIÓN PETROLERA
Año
Barriles diarios
Dólar por
Barril
1936
422.512
0,88
1937
508.916
0,96
1938
515.178
0,93
1939
560.368
0,80
1940
502.270
0,93
Fuente: José Todo Hardy. VENEZUELA 55 AÑOS DE
POLITICA ECONOMICA 1936-1991
Cálculos: de Asdrúbal Baptista. BASES
CUANTITATIVAS DE LA ECONOMIA
VENEZOLANA 1830-1989
El gobierno de López transcurrió en un período difícil. En principio la Segunda Guerra
Mundial tuvo graves repercusiones para el comercio exterior venezolano. La ocupación de
Europa Occidental por parte de Alemania, le cierra mercados a los productos venezolanos.
El bloqueo eliminó mercados que para 1938 absorbían cerca de 35% de nuestras
exportaciones petroleras. Del grafico que de seguidas presentaremos se evidencian las
dificultades por las cuales tuvo que atravesar la economía venezolana consecuencia de estas
realidades.
15
Cuadro No 2
PRODUCTO INTERNO BRUTO
1936
1937
1938
1939
1940
Millones de bolívares
5.858,8
6.722,7
7.266,8
7.707,7
7.408,2
PIB per Cápita (Bs)
1.669
1.885
2.005
2.083
1.958
Crecimiento del PIB
per cápita
8,46%
12,98%
6,36%
3,89%
6,04%
Fuente: José Todo Hardy. VENEZUELA 55 AÑOS DE POLITICA ECONOMICA 1936-1991
Cálculos: de Asdrúbal Baptista. BASES CUANTITATIVAS DE LA ECONOMIA VENEZOLANA 1830-1989
Podemos ver entonces, como después de un acelerado crecimiento del PIB durante
los primeros años del mandato de López Contreras, nuestra economía comienza a sentir los
efectos del conflicto que se preparaba, experimentando un estancamiento en 1939 y
finalmente un serio deterioro en el crecimiento tanto de PIB en términos reales, como del
PIB per cápita. Mismo así, durante la administración de López Contreras, en noviembre de
1939, se firma un tratado de reprocidad comercial entre Venezuela y los EEUU, lo cual
permitió incrementar las exportaciones petroleras de nuestro país con destino a los Estados
Unidos. Hasta ese momento, tales exportaciones estaban limitadas por cuotas impuestas por
la nación norteña con el objeto de proteger a los productores estadounidenses.
Tinoco señala respecto al gobierno de López, que el mismo “camino por una
cuerda floja llena de dificultades”, que por una parte tenia los intereses conservadores de
los mandos militares aun acostumbrados a la mentalidad del Caudillo; y por otra, las
demandas de cambio y democratización de los nuevos factores sociales (TINOCO, 1991, p,
22). Como resultado de los diversos factores de presión tanto nacionales, que a groso modo
acabamos de comentar, como los internacionales, en una época de estagnación, la teoría
Keynesiana parecía adecuarse perfectamente nuestras necesidades. Durante ese período, y a
partir de entonces, el Estado asume un conjunto de nuevas funciones ubicadas en el terreno
de la acción social y con mayor intensidad en la esfera de la actividad económica. Estas
circunstancias, lo llevaron a la necesidad de adecuar, aunque modesta y tímidamente, su
maquinaria administrativa y su acción jurídica a las nuevas realidades. Como resultado se
16
inicia un proceso de modernización que fue de la mando con la centralización de las
funciones estatales. Tinoco, comenta que todos los cambios y/o adecuaciones que
ocurrieron en las instituciones que configuran el Estado durante este período, han sido el
resultado de la redefinición, tanto de su papel como de sus objetivos. El estado se auto
nombra preservador de los intereses generales de la sociedad. Esto aun y cuando en
coyunturas, su acción corresponde de manera evidente a la identificación con ciertos
intereses de un sector en particular.
La reforma petrolera de 1943
Para el período de 1941-1946, tal como lo establecía la constitución nacional, fue
electo el general Isaías Medina Angarita. El gobierno de Medina se inicia en el marco de
una situación internacional muy compleja: la Segunda Guerra Mundial. El 7 de diciembre
de 1941 Japón ataca sorpresivamente a la flota norteamericana en Pearl Harbor. Al día
siguiente, Hitler le declara la guerra a EEUU. Los acontecimientos se venían desarrollando
con gran celeridad y Venezuela no podía escapar de la tormenta que azotaba a la
humanidad. En efecto, ese mismo día el recién electo presidente de la república, transmite
un mensaje al país en el cual expresa:
“Nuestro país, siempre ha brindado apoyo a las potencias democráticas y siendo
Venezuela el tercer productor de petróleo es de vital importancia para los
gobiernos democráticos como fuente de combustible”. (Transcripción de la
alocución presidencial publicada en El Universal el 12 de diciembre de 1941, p 1).
Tras estas declaraciones y la ruptura de las relaciones diplomáticas con las naciones
del eje, el país toma posición en el conflicto mundial. Como era evidente, Alemania
intentaría interrumpir las líneas de abastecimiento de combustible de las fuerzas aliadas.
Tal como se temía, en febrero de 1942, barcos alemanes atacaron las refinerías de Aruba y
Curazao2. Además, hicieron con que el camino marítimo que va desde el Lago de
Maracaibo hasta esas dos islas se convirtiera en “un territorio de caza”. Desde luego que
su intensión era interrumpir el vital suministro de petróleo que transitaba por esa zona. Toro
cita Anibal R. Martinez en su libro Cronología del Petróleo Venezolano, para agregar el
Las compañías petroleras, con la finalidad de reducir impuestos, y en virtud de las mejores condiciones
económicas que ofrecían las islas holandesas, decidieron instalar allá las refinerías que procesarían el petróleo
exportando desde Venezuela
2
17
dato de que “sólo en febrero de 1942, siete tanqueros fueron torpedades y hundidos en esa
ruta”.
Como consecuencia directa de esa peligrosa situación, sumada al llamado que le
hicieron a muchos de los ciudadanos norteamericanos y británicos que trabajan en la
industria petrolera a servir en los ejércitos Aliados, la producción petrolera de Venezuela
experimentó, en los años 1941 y 1942, una fuerte contracción. En virtud de estos hechos, y
las graves consecuencias que estaban teniendo para el país, el ejecutivo nacional informa al
pueblo venezolano de las revisiones que se estaban empezando a hacer a la política
petrolera. Medina perseguía el objetivo de aumentar la participación del Estado como
dueño de los recursos naturales en la industria petrolera. Veamos las palabras que el
presidente menciono en el discurso que dio en el Estado Zulia en noviembre de 1942, para
anunciarles a los venezolanos la decisión que había tomado:
“Ya me voy haciendo largo, pero veo en vuestros semblantes una pregunta que se asoma y no quiero
dejar de responder a ella: la revisión de nuestra política petrolera que anuncié desde el Palacio de
Miraflores … El Gobierno Nacional…se propone lograr una más justa participación del Estado en
la explotación del petróleo, así como también que el proceso industrial de éste sea fuente segura de
trabajo para el obrero venezolano… este gobierno respeta los derechos legítimamente adquiridos,
no ve adversarios en las empresas que han traído sus capitales para intensificar el desarrollo de
nuestras riquezas naturales pero animado de un espíritu de razón y de equidad, juzga que a
Venezuela debe corresponderle una participación adecuada a su carácter de propietaria de la
materia que es fuente verdadera de esa industria, y que su proceso industrial debe tener en
Venezuela su principal asiento par a multiplicar las oportunidades de empleo del trabajador
venezolano”.
Medina con esas medidas dio el primer paso dentro de un largo recorrido que debía
hacer el país a los fines de aumentar el aprovechamiento de la explotación del sub suelo
nacional.
En un clima político bastante tenso, el Gobierno y las petroleras pudieron negociar
acuerdos que permitieron la conversión y reconversión de todas las concesiones petroleras
concebidas hasta la época, las cuales quedaron renovadas por ochenta años (desde 1943
hasta 1983), pero regidas por una sola Ley de hidrocarburos aprobada en marzo de 1943.
Además de esta Ley de hidrocarburos y de la Ley de Impuesto sobre la Renta, de la cual
hablaremos más adelante, importantes avances en materia jurídica se pueden constatar en
este periodo: La sanción de la Ley del Seguro Social Obligatorio, que lleva a la creación del
18
Instituto del Seguro Social; El nuevo Código Civil, aprobado en 1942; La Reforma
Constitucional de 1945, en el cual se estableció el voto directo de diputados, de modo que
el partido o grupo político que tuviese mayoría en el país, elegiría en la práctica al
Presidente de la Republica. Se le otorga en esta reforma constitucional también, el derecho
a voto de las mujeres; La promulgación de la Reforma del Poder Judicial y la Ley Agraria
(TORO, J, 1992, p.32-33).
Estos años también sirvieron de oxigeno para la oposición. En 1941 se legaliza, con
el nombre de Acción Democrática (AD), el partido democrático nacional, su primera
directiva está compuesta de nombres de los cuales hablaremos a lo largo de esta
investigación. Entre ellos resaltan, Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco, Juan Pablo
Pérez Alfonso, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni3. El nacimiento de AD, constituye el
nacimiento de uno de los primeros partidos políticos modernos, que junto con otros que
surgirán posteriormente y sus modelos organizativos centralizados, ayudaran con la
tendencia centralista del Estado Venezolano. En 1945, el Partido Comunista Venezolano
(PCV) obtiene su legalidad mediante la derogación del inciso sexto de la Constitución
Nacional que prohibía la difusión de las doctrinas comunistas.
Primera Versión Democrática
El 18 de octubre de ese mismo año, se produce en Venezuela la irrupción cívicomilitar que derroca a Medina Angarita. En ella participa con fuerza dirigente Acción
Democrática, como cabeza de un conjunto de grupos sociales que se habían mantenido al
margen de la participación en el poder durante todo el transcurso del siglo XX. Las
consignas que impulsaron a dichos grupos a actuar en contra del gobierno y algunos
elementos del aparato del Estado, no estaban enfocadas en reivindicaciones económicas,
sino más bien en políticas relativas a la democratización del poder. A partir de la salida de
Estos dos últimos no formaron parte de la directiva de fundación, según la ya citada Elisabeth Tinoco, por
razones meramente circunstanciales, las cuales desconocemos.
3
19
Medina del poder, ocurren una serie de cambios y transformaciones en la vida nacional. A
esta etapa se le suele denominar como “el fin de la hegemonía andina”.
Se trata de un momento histórico envuelto por múltiples factores de orden nacional
e internacional. El cese de la Segunda Guerra Mundial abrió al país otras perspectivas. Para
entonces Estados Unidos ya se había convertido en el epicentro de los países capitalistas y,
al instaurarse la Junta Revolucionaria de Gobierno (JRG), el Secretario de Estado
norteamericano, James Byrnes, anuncia desde Washington “que el gobierno de Estados
Unidos había extendido su pleno reconocimiento al gobierno de Venezuela, que
actualmente se ha organizado bajo el señor Rómulo Betancourt”. La Junta Revolucionaria
de Gobierno, la cual se autodenomino de “gobierno provisional”, hace conocer a la nación
mediante un comunicado, sus objetivos políticos y sus medidas inmediatas, entre las que
figuran: la normalización de la administración pública; la disminución del costo de la vida;
la elevación de las condiciones económicas y sociales del pueblo. Pero la medida más
importante, en la opinión de Tinoco, fue la convocatoria a elecciones generales para darle
oportunidad al pueblo de escoger sus representantes mediante el sufragio universal, directo
y secreto. (TINOCO, 1991, p, 86).
Siguiendo la línea de acontecimientos narrada por la ya citada socióloga
venezolana, el 15 de marzo de 1946, la JRG da a conocer el nuevo estatuto electoral el cual
concede el derecho al sufragio a todos los venezolanos mayores de 18 años, sin distinción
de sexo y declara elegibles a todos los venezolanos mayores de 21 años. El Consejo
Supremo Electoral, pasa a estar integrado por representantes de todos los partidos políticos
existentes para el momento. Acción Democrática (AD), partido oficial del gobierno, y los
de oposición: Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI), Unión
Republicana Democrática (URD) y el Partido Comunista de Venezuela (PCV).
Durante el gobierno provisional, se toman una serie de medidas llamadas de
“emergencia” con el objeto de estabilizar el clima político nacional y devolverle al pueblo
la confianza en que la “revolución de octubre”, no fue en vano. Estas medias se enfocaron
en reformas ubicadas en el campo económico y político, no obstante varias medidas de
carácter social también fueron incluidas en la agenda. La autora que estamos usando como
referencia en esta parte de la historia, presenta una larga lista, de los decretos emitidos por
20
la JRG, a los fines de cumplir con los objetivos propuestos en la “revolución de octubre”.
Citaremos a continuación, el conjunto de medidas que se ponen en marcha referidas a la
descentralización funcional o administrativa del Estado, las cuales consideramos de interés
en esta investigación:
El Decreto 4 del 23 de octubre de 1945, que se dispone separar los servicios
públicos que le están atribuidos al Ministerio del Trabajo y de Comunicaciones en
dos despachos ejecutivos. Posteriormente, a los fines de organizar ambos
ministerios, se crean, mediante el decreto 21, las direcciones y oficinas especiales.
Por otra parte, se procede a la creación de una serie de comisiones e institutos
autónomos adscritos a los diferentes despachos ministeriales, a los fines de
introducir nuevos procedimientos administrativos. Este conjunto de organismos, en
su mayoría, tenían cobertura nacional, es decir, constituyen institutos nacionales.
Otras medidas se toman en aras a la descentralización y desconexión funcional, son
el Decreto 420, el cual crea el Instituto Nacional Pro-Alimentación Popular, para
ellos se acuerda un crédito adicional al presupuesto de gastos del Ministerio de
Sanidad y Asistencia Social; el Decreto 154, creador del Instituto Autónomo de
Administración
de
Ferrocarriles
del
Estado,
adscrito
al
Ministerio
de
Comunicaciones. El 192, el cual establece en las capitales de Mérida y Trujillo,
juzgados nacionales de hacienda. El decreto 103, creador del Patronato Nacional de
Comedores Escolares, encargado de coordinar en todo el país el servicio de
comedores escolares, así como de armonizar las iniciativas públicas y privadas.
En materia cultural se procede a; la creación del Servicio de Investigaciones
Folklóricas Nacionales (Decreto 430), como dependencia del Ministerio de
Educación Nacional, adscrito a la dirección de cultura; se crea la Escuela Nacional
de Periodismo (Decreto 421); la Escuela Náutica de Venezuela (Decreto 182); la
Escuela de Telegrafía y Telefonía de Venezuela (Decreto 182).
En orden económico se establecen una serie de disposiciones orientadas a “regular
la garantía económica”, a intervenir de manera más directa en la economía, y a
incentivar y fomentar la industrialización nacional. Se crea entonces, la Corporación
Venezolana de fomento y se dicta el estatuto regulador de sus actividades y
funciones (Decreto 319); la Oficina de Información Económica (Decreto 174)
21
adscrita a la JRG (Decreto 174); el Consejo de Economía Nacional (Decreto 211);
la Dirección de Industria y Comercio, como dependencia del Ministerio de Fomento
(Decreto 370); la Junta Textil Algodonera (Decreto 311). Mediante el Decreto 317,
se dictan la Ley del Banco Agrícola y Pecuario y la Ley de Aduanas; se crea la
Comisión de Fomento y Promoción de Industrias (Decreto 60). Se obliga al
empresariado a distribuir entre los trabajadores el 10% de sus utilidades (Decreto
56). Se consagra también el derecho a que la mayoría absoluta de los trabajadores
de una empresa o el sindicato respectivo, soliciten el examen y verificación de los
inventarios y balances de las empresas, es decir, el cálculo de sus utilidades.
Nótese el fiel seguimiento que le dio “la revolución de octubre”, lo que Toro llamó
de “Keynesianismo autóctono”. Citamos textualmente, lo que el líder de la JRG comenta
sobre la gran cantidad de medidas tomadas en aquel momento:
“Miraflores, “máquina para hacer decretos”. El palacio de Gobierno fue rebautizado así,
con intención peyorativa, por alguno de los periódicos de Caracas. Debe reconocerse que
tenía razón. Uno detrás de otros salían de manos de la Junta hacia las prensas de la Gaceta
Oficial las nuevas normas de derecho público, concretadas en decretos-leyes. La revolución
creaba su propia juridicidad, con cierta premura angustiosa, porque no sabíamos en esos
momentos si de nuestro paso por el Gobierno iba a quedar apenas un conjunto de señales
orientadas para quienes, en el futuro, recogieran este mensaje. No en otra forma han
procedido, sin proponérselo deliberadamente, los revolucionarios de todos los tiempos.
Bolívar, conversando en Bucaramanga con Peru de Lacroiz, en 1826, recordaba sus
esfuerzos legislativos en Angostura, en el año 19, como una forma de convencer al mundo y
de convencerse él mismo de que existía ya un Estado Organizado, cuando en realidad las
tropas realistas controlaban casi la totalidad del territorio venezolano”
(BETANCOURT, 1965. P 63-64).
La creación de estos organismos de competencia nacional, obligo a las diferentes
entidades federales a desarrollar planes e iniciativas en conjunción y bajo la coordinación
de los organismos centrales. Entre muchos otros, los decretos expuestos son ilustrativos de
la complejidad cada vez mayor que registra la maquinaria administrativa del Estado y de la
Centralización de funciones de primer orden para el funcionamiento de la vida nacional.
(VILLAFAÑE, P, citado por TINOCO, 1991, p, 89).
22
De vuelta a la dictadura: Pérez Jiménez
El 14 de diciembre de 1947 fue electo como Presidente de la República Rómulo
Gallegos. Su mandato duraría poco menos de un año. El 24 de noviembre de 1948, fue
derrocado por un golpe encabezado por las Fuerzas Armadas Nacionales. Esta rebelión
militar, estuvo encabezada, entre otras personas, por el que posteriormente se convertiría en
el dictador militar que gobernaría el país por una década. El General Marcos Pérez Jiménez.
El gobierno de Gallegos tenía la tesis de que “en ningún caso las empresas petroleras
llegarían a recibir una participación en las ganancias anuales, superior a las entradas que
percibiera el Estado”. Se estableció pues la conocida formula del 50/50, en base a la cual
se incluyó una nueva carga tributaria denominada “Impuesto Adicional”, que tenía por
finalidad repartir las utilidades, mitad y mitad entre el contribuyente y el Estado, medida
similar a la tomada por la JRG respecto a las empresas y sus trabajadores. La
administración de Gallegos pasa a ser recordada por la historia como el gobierno que
implemento lo que en el argot petrolero se conocío como “fisty-fisty”. Precisamente en este
año, se produce un importante cambio en la situación de la demanda energética mundial,
pues los EE.UU., en relación a sus requerimientos energéticos pasó a depender
progresivamente de fuentes energéticas de otros países. Allan y Brewer, en su libro Cambio
Político y Reforma del Estado en Venezuela, en sus propias palabras, comprenden que esta
política de importación de petróleo por parte de los EE.UU, evidencia que en esa época el
país buscaba controlar y asegurar las fuentes productoras de petróleo para cubrir las
exigencias de su consumo interno. Cualquier manifestación nacionalista que surja en los
países productores, que pudiera comprometer los suministros de petróleo “… fue entonces
extinguida, y basta señalar como ejemplo, para darse cuenta de ello, el bloqueo a los
intentos nacionalistas de Mossadegh4 de Irán y la complacencia norteamericana respecto
al golpe militar de 1948…”(ALLAN; BREWER, 1975, p, 45-46). La benevolencia de la
dictadura militar, siguen narrando los autores, no sólo estaba asegurada, sino que se
Mossadegh, una vez nombrado primer ministro, procedió a nacionalizar la industria petrolera, anulando sin
compensación las concesiones petroleras otorgadas al consorcio Anglo-Iraní, British Petroleum. Las
consecuencias de esto para Irán fueron grandes y graves. En menos de un año la producción del país cayó de
cerca de 1.800.000 barriles diarios en 1950 a unos 55.000 barriles diarios para fines de 1952. Un caso
parecido a la comentada, nacionalización Mexicana. (TORO, J, 1992, p. 43).
4
23
manifestó generosamente en 1956 y 1957 con el otorgamiento de nuevas concesiones a las
empresas petroleras en una extensión de territorio considerable en relación a las existentes
para ese momento.
Como consecuencia de este golpe militar y como es de imaginar, el proceso de
obtención de una mayor participación en los beneficios de la industria petrolera iniciada
entre 1943 y 1948, es interrumpida por un período de 10 años. No obstante Venezuela
parecía ser un país donde las inversiones extranjeras podían estar seguras, con lo cual la
importancia estratégica de nuestra industria petrolera, que ya había sido demostrada durante
la Segunda Guerra Mundial, se puso una vez más en evidencia. En los años siguientes,
nuestra producción aumento en forma sustancial. Así, recibiendo aquel impulso adicional
proveniente de la explotación del petróleo, la economía venezolana se aprestó a emprender
casi una década de grandes transformaciones. Se trata de un período que los expertos han
llamado de: el gran salto económico de Venezuela.
A modo simplemente ilustrativo consideramos conveniente citar el crecimiento que
experimentó la renta media per cápita entre 1949 y 1953 en un grupo seleccionado de
naciones desarrolladas y subdesarrolladas. Nótese que en términos comparativos, como ya
hemos mencionado, el país contaba con una elevada renta per cápita. Nuestras expectativas
de crecimiento eran tan optimistas, que decenas de miles de inmigrantes procedentes de
Europa fueron a buscar suerte en el país. Ellos aportaron la mano de obra capacitada que el
país necesitaba y, con su esfuerzo, contribuyeron a que el crecimiento fuera aún más
acelerado.
Cuadro No 3
Renta Media Per Cápita
US$ Corriente
País
1949
Estados Unidos
Reino Unido
Francia
Venezuela
Alemania Occidental
Unión Soviética
Italia
Japón
México
Argentina
1.453
773
448
322
320
308
235
100
121
346
1953
1.908
930
600
530
482
440
307
197
200
366
24
Brasil
Colombia
Perú
Bolivia
China
Arabia Saudita
Taiwan (Formosa)
Corea del Sur
112
132
100
55
27
40
-
215
250
140
55
50
100
160
70
Fuente: José Todo Hardy. VENEZUELA 55 AÑOS
DE POLITICA ECONOMICA 1936-1991
Cálculos: Para: 1949, National and “per capita
Income in Seventy Countries”, Naciones Unidas, New York 1949.
Para: 1953, M,L Watkins, Center for International Studies,
Massachusetts Institute of Technology
El economista chileno, Sergio Aranda, en su libro La Economía Venezolana de
1990, enfatiza que, sin duda, en este período se establecen las líneas principales y muchas
de las características más importantes que ha tenido la economía venezolana hasta 1973.
Veámoslas:
La mayor participación en las utilidades de la explotación petrolera, por una parte; la
expansión de la producción de petróleo que se triplica entre 1945 y 1957, y el sostenido
aumento del crudo procesado en el país explican que la acumulación se acrecenté con
inusitada rapidez. El autor aclara que, no se trata sólo de enormes aumentos
porcentuales sino de que, por primera vez, las cifras absolutas de acumulación
comienzan a separar a Venezuela del resto de los países de América Latina. “…el salto
en el volumen de los excedentes percibidos por el país y la cuantía de su magnitud
absoluta permite satisfacer en forma simultánea demandas de los distintos sectores de
la burguesía: burguesía industrial, agraria, financiera, burguesía vinculada a la
construcción, etc. (ARANDA, S, 1990, p, 128).
Por otra parte, las empresas petroleras, obligadas por la reforma petrolera de 1943,
continúan la construcción de nuevas y gigantescas refinerías. Aunque como bien lo
explica Aranda, gran parte del impacto de las inversiones de este tipo no surte efecto
dentro del país sino que estimulan las industrias de bienes de capital en el exterior, de
todas maneras se proyectan en las actividades de construcción y en la demanda de
algunos poco productos de procedencia nacional. Además por las nuevas concesiones
otorgadas por Pérez Jiménez, las compañías petroleras continúan ampliando las labores
25
de explotación, exploración, etc; lo cual, sumado a lo anterior, mantuvo en un nivel
alto a la inversión petrolera.
A los notables efectos expansivos que las inversiones de tal magnitud tienen sobre el
mercado interno, el autor le agrega, los que resultan de la ampliación de los gastos
gubernamentales en el desarrollo de los aparatos administrativos, de defensa y de
servicios. En particular, continua explicando Aranda, en los primeros años del período
durante el Gobierno democrático hay un señalado énfasis para ensanchar los servicios
educacionales, de salubridad pública y en otras áreas, lo que se tradujo en la
contratación de miles de nuevos funcionarios a cargo de esas labores.
El desarrollo del capitalismo estatal venezolano, adquiere, durante este período nuevas
dimensiones. Las enormes inversiones que se realizan en todos los sectores de la
economía nacional desplazan a los pequeños productores de la ciudad y del campo. La
migración campo-ciudad que, hasta fines del período anterior se debe más a la crisis de
la agricultura y a la creación de puestos de trabajo en otras actividades, “…comienza a
explicarse… por el creciente desplazamiento de la fuerza de trabajo que produce la
introducción de técnicas de explotación más modernas y… la creciente mecanización
de las labores agrícolas” (ARANDA, S, 1990, p, 128).
Junto con el desarrollo del proceso de industrialización sustitutiva, el capital norte
americano comienza a montar plantas industriales en el país. La extranjerización de la
industria y el progresivo control del capital monopólico sobre ella se generaliza en la
década de los cincuenta. El “caballo de Troya” utilizado es, en este caso, en patrón de
consumo de las clases ricas habituadas a bienes de consumo refinados cuya tecnología,
patentes, maquinarias, etc, solo existen en un número limitado de países capitalistas
desarrollados. La predominancia del capital norteamericano después de la II Guerra
hace que la corriente de inversión extranjera hacía Venezuela sea de ese país.
Como resultado del proceso de acumulación la agricultura, después de varias décadas
de estancamiento y/o crisis, inicia una etapa de desarrollo sostenido, orientado en lo
fundamental a abastecer los crecientes requerimientos del mercado interno. Esto
significó cambios de gran envergadura en la estructura de cultivos y en las técnicas de
producción utilizadas. Para ello se contó, no sólo con las inversiones que realizó
26
directamente la burguesía agraria sino, también con fuertes inversiones estatales en,
regadío, vías de penetración, instalaciones para comercialización.
Recordamos que en los años anteriores el Estado había ido adquiriendo cada vez mayor
importancia como receptor de los ingresos petroleros y encargado de su distribución y
gastos. En este período, con el gran incremento de los ingresos y gastos fiscales, la
importancia del “…Estado se acentúa…produciéndose un cambio cualitativo en su
acción…ya que comienza a actuar como productor directo en sectores económicos de
base: energía, hierro y acero” (ARANDA, S, 1990, p, 128).
La abundancia relativa de capital y la inserción en Venezuela de industrias altamente
tecnificadas, ahorradoras de fuerza de trabajo, hace que el problema de desocupación
adquiera un estatus de gravedad. La expulsión de trabajadores de la agricultura no es
compensada por la absorción de obreros en la industria. Esto, sumado, claro, a otros
factores contribuirá a crear un clima de descontento y agitación social contra la
dictadura.
Aunque en todo lo esencial la dictadura de Pérez Jiménez, narra el autor, realiza la
política de la burguesía, surgen y se desarrollan algunas contradicciones que terminan
alejándole el apoyo con que había contado durante gran parte de su gobierno. Tal vez
el hecho que llevo a agravar esta situación es que la dictadura comienza a invertir
directamente proporciones cada vez mayores del excedente total, disminuyendo así la
cuota de inversión privada.
La ruptura de la burguesía con la dictadura constituirá, entonces, un elemento de peso
en su caída en 1958. A manera de conclusión, podemos determinar entonces que en materia
económica: la década de los 50 se caracteriza por el brusco salto en los ingresos fiscales,
esto como resultado de las modificaciones en la legislación petrolera. El aumento de los
ingresos fiscales determina que la acumulación se eleve en forma vertical y que pueda
acelerarse la transformación económica del país. En los años 1945-1948, el gobierno de
Acción Democrática impuso un nuevo tratamiento a las empresas petroleras. En virtud de
las reformas al gravamen sobre utilidades de este sector realizadas en 1945 y 1946 y, a la
modificación del Impuesto sobre la Renta que estableció un impuesto adicional (50-50), la
participación fiscal por barril producido fue elevándose hasta que su valor fue superior en
dos veces y media al que tenía en 1945. Si al aumento de la participación fiscal por barril
27
de petróleo, se le agrega el aumento de los ingresos fiscales derivados de continuos
aumentos en la producción, el resultado es que los ingresos fiscales se multipliquen
considerablemente en el período estudiado. Veamos algunos números, los cuales expresan
cuantitativamente, la realidad que arriba señalamos.
Cuadro No 4
PRODUCCIÓN PETROLERA
Año
Barriles
Dólar por
Diarios
Barril
1949
1.321.371
2,25
1950
1.497.988
2,12
1951
1,704.640
2,00
1952
1.803.915
2,14
1953
1.764.994
2,30
1954
1.895.309
2,31
1955
2.157.216
2,34
1956
2.456.785
2,26
1957
2.779.245
2,65
Fuente: José Todo Hardy. VENEZUELA 55 AÑOS DE
POLITICA ECONOMICA 1936-1991
Cálculos: de Asdrúbal Baptista. BASES
CUANTITATIVAS DE LA ECONOMIA
VENEZOLANA 1830-1989
Cuadro No 5
PRODUCTO INTERNO BRUTO
1950
1951
1952
1953
1954
1955
1956
1957
PIB (millones de Bs)
18.089
19.348
21.038
21.851
24.113
26.132
28.399
32.628
PIB per cápita (Bs)
3.592
3.700
3.851
3.869
4.092
4.247
4.423
4.880
Crecimiento del
PIB per cápita
1,6 %
3,1%
4,1%
0,5%
5,7%
3,8%
4,1%
10,3%
Fuente: José Todo Hardy. VENEZUELA 55 AÑOS DE POLITICA ECONOMICA 1936-1991.
Cálculos: de Asdrúbal Baptista. BASES CUANTITATIVAS DE LA ECONOMIA VENEZOLANA 1830-1989.
28
La caída de la dictadura de Pérez Jiménez abre el camino para la implementación de
una nueva concepción estratégica, acorde a las necesidades de los sectores más progresistas
de la burguesía y de la mayoría de la población venezolana. Para Aranda hay razones muy
profundas que impelen estos cambios. Para él lo esencial es el fracaso del modelo de
acumulación puesto en práctica por la dictadura y por algunos sectores de la burguesía.
Como mencionamos, las reformas a la legislación petrolera en 1943 y, en especial la de
1945, unidas a la expansión de la producción y exportaciones de petróleo multiplican los
ingresos fiscales entre 1945 y 1949, y sustentaron un ambicioso proyecto de diversificación
económica basado en una intensa ampliación del consumo popular.
Durante el período de Pérez Jiménez, la burguesía venezolana había enfatizado la
inversión en actividades no reproductivas vinculadas a la circulación y al consumo de
bienes; a los servicios, a la vivienda y a la administración pública; la parte de la inversión
destinada a ampliar la capacidad de producción del sistema, era una pequeña parte del total
y estaba concentrada en la industria de la construcción y en la agricultura (ARANDA, S,
1990, p, 181). Consecuencia de esto una fracción cada vez creciente, del consumo
interno tenía que ser abastecida mediante importaciones5. Esta debilidad estructural de
la economía nacional la cual con el tiempo se ha venido agravando, elevó tanto las
dispensas del gobierno en construcciones de obras públicas, que los ingresos del fisco no
eran suficientes para financiar todos los gastos. Aranda narra que existió una prolongada
lucha contra la dictadura, lo que significó, una profundización de las posiciones políticas e
ideológicas en torno a la necesidad de transformaciones sociales, económicas y políticas
que requería el país.
No solo las clases dominantes se habían radicalizado y esclarecido posiciones.
También lo habían hecho las clases menos favorecidas. La coalición de fuerzas sociales que
derribó a la dictadura era extraordinariamente heterogénea. Iba desde los sectores más
conspicuos de la burguesía criolla hasta los sectores populares más revolucionarios. Esta
alianza de clases tan dispares y con intereses tan opuestos no podía ser de larga duración. El
desarrollo del movimiento popular en las condiciones provocadas por el derrocamiento de
la dictadura es antecedente necesario para comprender varios hechos que le siguen. Se
La cual aun en nuestros días no para de crecer. La situación actual de este particular, será abordado en el
capítulo 2 de la investigación.
5
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comienza a promocionar entonces, el desarrollo en el ámbito social. La presión sindical
propició un crecimiento en la remuneración media del trabajo. Se elevaron además las tasas
de Impuesto sobre la Renta, aumentando la participación del gobierno en los beneficios de
la industria a 60/40. El gobierno intervino en la fijación de los precios para la vivienda,
mediante la aprobación de una Ley de Alquileres que obligaba a reducir los cánones de
arrendamiento y optó además, por controlar los precios de no pocos bienes de consumo.
Muchas de las medidas anteriores, sumadas al ambiente político de inestabilidad
generado por sucesivas intentonas militares y por la acción subversiva de grupos
extremistas, así como la propagación de consignas que parecían amenazar la propiedad
privada de los medios de producción dieron lugar a una fuerte crisis en el ámbito de la
economía. Con particular severidad se vio afectada en esos años la industria de la
construcción la cual era de gran importancia por tratarse de la actividad que mayor número
de personas empleaba en el país (TORO, J, 1992, p. 53).
Por otra parte, el gobierno comienza a intervenir de una manera más activa y
sistemática en las actividades económicas. De esta forma, en 1958, se creó la Oficina
Central de Coordinación y Planificación de la Presidencia de la República (CORDIPLAN),
la cual elabora el Primer Plan de la Nación. En ese plan se trazaron las metas y los
instrumentos de desarrollo económico, asignando los recursos que se requerían para
alcanzar dichas metas. Sé anunció también el no otorgamiento de nuevas concesiones
petroleras. Se procedió igualmente a la creación de la Corporación Venezolana de Petróleo
(CVP), empresa estatal que tendría a su cargo los nuevos desarrollos en el campo de los
hidrocarburos. En el campo petrolero internacional, Venezuela participó de manera activa
en la creación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en cuya
creación tuvo un papel protagónico nuestro Ministro de Minas e Hidrocarburos, Juan Pablo
Pérez Alfonzo.
Como es de esperar, e igual que en México e Irán, amenazadas con el no
otorgamiento de más concesiones y hasta las posibles anulaciones de las ya concedidas, las
empresas petroleras comenzaron a disminuir el ritmo aceleradísimo que llevaban en sus
actividades lo cual afectó particularmente, a las actividades de explotación y perforación.
Además de estas amenazas, la elevación en los costos de producción derivados del aumento
30
de sueldos y salarios, así como el incremento de las tasas de Impuestos Sobre la Renta,
supusieron para la industria petrolera un incremento en sus costos de producción en orden
al 20%.
En esta ocasión fue Libia la gran beneficiaria de la política petrolera que se
estaba aplicando en Venezuela. La incertidumbre con respecto a las perspectivas de la
industria petrolera venezolana, propició la búsqueda de nuevas áreas productoras más
cercanas a Europa. Muy pronto, las grandes inversiones que se realizaron en Libia
comenzaron a rendir su fruto. Ese país, que para 1961 exportaba apenas unos 20.000
barriles diarios comienza a incrementar rápidamente su producción, de forma tal que para
1969 la misma se acercaba a una cifra del orden de los 3 millones de barriles diarios
(TORO, J, 1992, p, 56).
Como mencionábamos, a partir de 1958, el Estado venezolano anunció su decisión
de intensificar su actuación en el ámbito empresarial. Consecuencia de esto, las empresas
básicas pasaron a recibir un importante impulso mediante el incremento de la inversión
estatal. También se amplió la gestión directa en las industrias azucarera y eléctrica así como
la participación de forma cada vez más activas en ítems como el transporte, la hotelería,
entre otros. Estas medidas perseguían como objetivo, encaminar al país al proceso de
industrialización. Para lograrlo el Estado Venezolano, al igual que pasó en los países
vecinos, puso en marcha el programa de sustitución de importaciones recomendado por la
CEPAL. En cumplimiento con la receta económica de la CEPAL, se aumenta las
concesiones de créditos blandos concedidos al sector privado a través de la Corporación
Venezolana de Fomento y otras instituciones financieras del Estado. Concomitantemente se
diseña una política proteccionista cada vez más completa, de forma de proteger a las
nacientes industrias contra cualquier posible competencia de productos extranjeros.
Pero este nuevo sistema de funcionamiento y expansión de la economía venezolana
se va a agotar con extraordinaria rapidez. Veamos lo que Toro dice en este respecto:
“El afán por industrializar el país condujo al rápido establecimiento de una serie
de industrias en las cuales no contábamos con ningún tipo de ventaja comparativa
y que, en consecuencia, quedaban de ahí en adelante vinculadas a la existencia de
políticas proteccionistas aplicadas por la vía de elevados aranceles, prohibiciones
de importación, contingentamientos, licencias previas y, en fin, toda una variada
31
gama de mecanismos que por lo demás supeditaban para siempre a tales
industrias a la voluntad paternalista del Estado venezolano. En este sentido uno de
los casos más típicos fue el de la industria automotriz. Era obvio que dentro de un
mercado tan reducido como el nuestro, difícilmente podían establecerse varias
empresas ensambladoras de automóviles que fueran capaces de competir en
precios y calidad con los vehículos importados” (TORO, J, 1992, p, 57).
Sin embargo, en esa época los niveles de desempleo habían aumentado de manera
alarmante. Frente a la necesidad de dotar de empleo al creciente número de venezolanos
que se había quedado sin trabajo como consecuencia de la crisis; la rapidez con la cual
pudieran instalarse en el país cualquier tipo industrias pasaba a constituir el objetivo
prioritario. El Estado era el único y principal financiador del nuevo empresariado, lo que
tenía como consecuencia que cualquier actividad que llegaran a desarrollar esas empresas
tenía que ser previamente negociada con el gobierno. Pero la eficiencia era cero, y solo la
renta petrolera no era suficiente para mantener a las empresas que parecían solo servir para
disminuir los índices de desempleo en el país. Empieza entonces el gobierno a asumir
deudas para poder cumplir con sus obligaciones paternalistas. Es así como la deuda externa
venezolana comienza a crecer; la economía se empieza a pervertir con los intereses de un
único financiador, y se comienza a vivir en el país una realidad inmersa en una ilusión de
posteridad.
Los Primeros 40 años de Democracia: Los Adecos y los copeyanos
Como pudimos notar del análisis histórico arriba presentado, el Estado venezolano
adquirió a lo largo de los años una marco dimensión. Donde el presidente se convierte en
prácticamente, el único tomador de decisiones en el país. Las consecuencias y/o reflejos de
esa política presidencialista, irán quedando obvias a lo largo del análisis que haremos sobre
los lineamientos que tomaron como referencia nuestros gobiernos a la hora de establecer su
política exterior. Veremos como la postura; la posición que asume Venezuela ante los
demás países de mundo, está vinculada a concepciones ideologías y hasta temperamentos
de nuestros mandatarios, los cuales, en teoría actúan con el objetivo de salvaguardar los
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intereses de la nación. Además de esto, verificaremos que cualquier iniciativa venezolana,
en el ámbito domestico o exterior, va a estar financiada, como no es de sorprender por los
ingresos de la renta petrolera. Esto hace entonces que, prácticamente nuestras acciones
políticas sean dependientes del mercado; del precio que el contexto internacional le quiera
dar a nuestra única fuente de ingreso a saber: el petróleo. A continuación, empezaremos a
estudiar el período en el cual los gobiernos venezolanos tenían como estrategia de política
exterior, cada uno dentro de sus matices, el fiel cumplimiento a las normas de la
democracia representativa y la prioridad a las relaciones con los Estados Unidos.
Punto Fijo y el Programa Mínimo Común
La caída de Pérez Jiménez trae de nuevo a la historia, al programa democrático cuya
primera versión ya vimos6. No obstante, tanto el trienio democrático (1945-1948), como el
decenio dictatorial (1949-1958), junto con otras circunstancias de las cuales a continuación
hablaremos, introducen en el Nuevo Programa Democrático importantes modificaciones.
Recordemos que algunas de las muchas medidas tomadas en aquellos tres años por la JRG,
afectaron los intereses de sectores sociales de importancia: el ejército, la iglesia y los
sectores conservadores de las clases acomodadas (BAUTISTA, D, 1992, p, 247). Como es
de suponer, la salida de la dictadura para darle paso a llegada de la democracia, no estuvo
exenta de sobresaltos y dificultades.
Los vivos recuerdos de aquel trienio democrático, y los descontentos que trajo
consigo por parte de las clases sociales dominantes en el país, hace que los lideres de
Acción Democrática y del Partido Comunista, teman por las amenazas políticas, que
puedan llegar a sufrir por parte “de la derecha”; esto contextualizado en unos meses llenos
de episodios que reflejan la inquietud y la movilización de masas. Por si fuera poco, a toda
esta situación, se le suma que en las elecciones es electo Rómulo Betancourt. Quien es visto
6
Primera Versión Democrática, p, 19.
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con recelo por los muchos que lo recordaban como uno de los responsables de lo que
ocurrió en la Primera Versión del Programa Democrático.
Para caracterizar esta “Segunda Versión” del Programa Democrático, o como lo
llama Bautista “La Versión Corregida” del Programa Democrático, no es necesario añadir
mucho a lo que ya se dijo respecto a la “revolución de octubre”7. Son los mismos
objetivos, pero ahora formulados de manera de no afectar los intereses que una versión más
sectaria agredió (BAUTISTA, D, 1992, p, 247). Pero además, como mencionamos, trae
nuevos elementos. Uno de los más resaltantes es una “nueva obsesión”
por la
consolidación política. Por la preservación del sistema democrático. Este nuevo objetivo va
a predominar por encima del resto, alternando como ya veremos, el orden de prioridades en
otros objetivos e, interfiriendo en lo que hubiera sido la conducción de los programas
específicos según los criterios técnicos y administrativos propios del campo
correspondiente. En virtud de esta “nueva obsesión”, los programas de gobierno son
diseñados pues con una doble meta: la estabilidad política y la propia del programa.
Tras el golpe que derroca a Pérez Jiménez, Wolfgang Larrázabal, quien era el jefe
de las Fuerzas Armadas asume la presidencia. El año 1958, fue utilizado para la
organización de las elecciones presidenciales. Durante ese transcurso de tiempo, algunas
tentativas de destitución de Larrázabal fueron efectuadas. En virtud de estos
acontecimientos, los partidos políticos de la época, a los fines de garantizar el orden
democrático, firman un acuerdo, que contó con el visto bueno de las Fuerzas Armadas. El
referido acuerdo se dio a conocer como el “pacto de punto fijo”. En un principio es un
acuerdo que hacían los diferentes partidos políticos de no romper el orden constitucional.
Se comprometían pues, a no darse golpes de Estado; independientemente de quien fuera el
ganador, la regla era respetar el orden democrático. En él participaron los partidos de
Acción Democrática (AD), el Comité de Organización Política Electoral Independiente
(COPEI) y Unión Republicana Democrática (URD) - dejando por fuera al Partido
Comunista Venezolano (PCV)-. Sin embargo posteriormente se convirtió en un una alianza
entre dos partidos AD y COPEI. Esta alianza iba más allá de que las reglas del juego tenían
7
“Las consignas que impulsaron a dichos grupos a actuar en contra del gobierno y algunos elementos del
aparato del Estado, no estaban enfocadas en reivindicaciones económicas, sino más bien en políticas
relativas a la democratización del poder”. Primera Versión Democrática, p, 19.
34
que ser democráticas, atingía también el tema de la repartición consensual y consecuente
del poder del país.
Acción Democrática fundamenta la alianza en que; la repartición de los ministerios
y cargos burocráticos y sindicales les daba a los otros partidos las bases de poder necesarias
para que cada cual desarrollase sus estrategias de crecimiento. El Autor Terry Karl, citado
por Bautista, destaca con acierto que: “Al firmar Punto Fijo, el partido dominante accedió
explícitamente a subutilizar su potencial poder electoral. Más importante aún, a través de
la subsecuente repartición de ministerios y de la repartición de poder en los
sindicatos…Acción Democrática ayudó de hecho a asegurar la existencia continua y
crecimiento futuro de otros partidos”. (KARL, T, 1981, p, 20, citado por BAUTISTA, D,
1992, p, 208). Referente al punto de asegurar la existencia continua y crecimiento de otros
partidos, se hace necesario acotar que, en nuestra opinión, el único partido que se benefició
de esta repartición del poder fue COPEI, esto quedo demostrado durante los primeros 40
años de la democracia venezolana, período en el gobernaron exclusivamente los líderes de
los dos partidos en referencia, AD y COPEI.
“El pacto de punto fijo” viene entonces acompañado, de un Programa Mínimo
Común (PMC). Este PMC, tendrá que ser respetado por el gobierno que llegue al poder. En
él constan los subprogramas de la “Segunda Versión” del Programa Democrático. El ya
citado Diego Bautista en su libro Pueblo y Petróleo en la política venezolana del siglo XX,
en el capítulo que dedica la “Versión Corregida” del Programa Democrático, en las
condiciones generales de su instalación, establece una lista con las principales
características del programa en cuestión,
entre las cuales, seleccionamos las que
consideramos de nuestro interés:
Se trata de un programa concebido en términos generales, esto evidencia, lo que
arriba mencionamos sobre el intento del partido oficial de “diluir” - por llamarlo de
alguna manera- del mandato político.
Su redacción en términos generales, busca que el mismo pueda ser adoptado por
todos los partidos, con sus diferentes matices. Las grandes líneas en él establecidas
son atractivas para la gran mayoría de los sectores.
35
Las consecuencias particulares indeseables que pudieran surgir de esas
generalidades, podría ser bloqueada por los subprogramas. El detalle de la
ejecución de esos sub programas quedan liberados a procesos de negociación que
tendrán lugar con las partes interesadas en el momento oportuno.
De todas maneras, el PMC, asegura que los rasgos básicos del orden socio
económico interno vigente, no sean alterados. Esto quiere decir que él garantiza el
mantenimiento del sistema de propiedad de los medios de producción y de la tierra.
En el PMC, también tienen lugar los aspectos sociales. Según el programa, los
gobiernos de turno, perfeccionaran el funcionamiento interno de los programas
sociales, a los fines proveer al país de una población más sana y mejor educada. Se
establece también, que este tipo de iniciativas serán financiadas por el Estado.
Betancourt y su Doctrina
Una vez establecido este acuerdo, en 1959, es celebrada entonces la elección
presidencial, que como ya mencionamos, tuvo como ganador al ya conocido Rómulo
Betancourt. Betancourt asume el primer mandato de la llamada Cuarta República,
nomenclatura utilizada para marcar simbólicamente la mudanza política en relación a los
regímenes anteriores.
Al nuevo presidente le tocará lidiar entonces, con un estado de transición política. Al
peligro de un retorno del militarismo reaccionario, Betancourt asume una política
energética de defensa de la democracia. Esta política resulta coherente en la historia de
personaje, tras el largo exilio que había sufrido por la dictadura perezjimenista. En cuanto
a la política exterior, el líder de Acción Democrática, quien ya había comandado el país, fue
firme en aplicar una política exterior tendiente a aislar a los regímenes de fato. Entre las
estrategias internaciones adoptadas por el nuevo gobierno, la Doctrina Betancourt se
destacó por ser la más visible e importante de todas. Esta doctrina tenía como principio
rector, a los fines de garantizar la manutención del orden democrático, el no reconocer
gobiernos frutos de golpes de estado, no nacidos de elecciones legítimas. El mismo
presidente decía:
36
“…regímenes que no respeten los derechos humanos, que conculquen las
libertades de sus ciudadanos y los tiranicen con respaldo de policías políticas totalitarias,
deben ser sometidos a riguroso cordón sanitario y erradicados mediante acción pacífica
colectiva de la comunidad jurídica inter americana... Solicitaremos cooperación de otros
gobiernos democráticos de América para pedir, unidos, que la Organización de Estados
Americanos excluya de su seno a los gobiernos dictatoriales”. (Negrillas nuestras)
(BETANCOURT, 1968, p, 17)
Esta posición fue aceptada y compartida por los demás partidos de la coalición
puntofijista. Así, el 13 de febrero de 1959 es anunciada oficialmente la aplicación de la
Doctrina en comento. De la cita arriba transcrita, se deja ver la intensión que tenía el
presidente Betancourt de utilizar la mencionada doctrina como un instrumento multilateral
regional. Entonces, estas intensiones, sumadas a una economía provisoria y, en defensa de
la democracia, no hicieron dudar al gobierno venezolano, de manifestar las ambiciones que
tenia sobre el sistema interamericano. Pero esto es un hito en la historia política del país,
primera vez que un gobernante se planteaba estas ambiciones.
Leonardo Valente Montero, en su interesantísimo artículo sobre la política externa
de Venezuela en el siglo XXI, y quien tiene la acertada visión de que la integración
suramericana es la principal salida para el desarrollo, en un análisis histórico que hace
sobre la materita, narra que, en un sentido histórico más amplio, Venezuela tuvo su
diplomacia fuertemente influenciada por el pasado colonial y de periferia, esto a pesar de
haberse constituido uno de los centros irradiadores del proceso de independencia colonial.
Hasta el siglo XX el país no había terminado de formar su Estado-nación y, poseía una
población analfabeta y desigualmente distribuida que trabajaba en una economía primario
exportadora, en cuanto el caudillismo y las luchas internas marcaban la vida de las elites
agraria y militar. Con tal debilidad e inestabilidad interna, Venezuela fue un actor bastante
modesto en las relaciones internacionales, perdiendo inclusive una buena parte de su
territorio para los Estados vecinos y de Inglaterra. Esto en razón de las demarcaciones
desfavorables de las fronteras (VALENTE, M, 2007, p 119). Durante casi toda primera
mitad del siglo XX Venezuela no poseyó una vinculación internacional privilegiada o,
claramente definida. Sin embargo, las dos dictaduras militares que vivió el país van a
cambiar esta realidad. Durante el periodo de Juan Vicente Gómez, como ya vimos, se inicio
la prospección del petróleo en escala económica mundial, vinculada al capital extranjero. El
37
Estado Nación de ese entonces ahora con una administración más centralizada, consolidaba
el ciclo exportador del petróleo y desenvolvía relaciones privilegiadas con Estados Unidos.
Después de disfrutar de unos pocos años de democracia, el país durante la dictadura de
Pérez Jiménez estrechamente vinculada con Washington, como también fue comentado,
alcanza el nivel de segundo productor de petróleo con un notable progreso de las elites
económicas.
Desde la instauración del “Pacto de Punto Fijo”, la política externa estuvo
dedicada, primordialmente, a la defensa del régimen. Para ello el gobierno se valió de dos
medios principales: El primero es la Doctrina Betancourt, la cual predicaba la ruptura de
relaciones diplomáticas con regímenes de facto que hubiesen derrocado gobiernos
constitucionales, procurando con esto, desalentar proyectos golpistas, mediante la amenaza
del aislamiento internacional, tanto en el país, como en el resto de América Latina. En
base a esta doctrina, Venezuela realizo repetidas gestiones en la Organización de Estados
Americanos, no sólo para difundirla, sino también para solicitar y, en ciertos casos obtener
sanciones contra las dictaduras de República Dominicana y Cuba. El segundo medio son las
relaciones bilaterales con los Estados Unidos a fin de asegurar el apoyo norteamericano al
nuevo régimen y fortalecer el compromiso de ese país con la democracia representativa en
América Latina. En cuanto a las relaciones con los Estados Unidos, el país en este período,
se mantuvo claramente adscrito al bloque occidental, absteniéndose de establecer relaciones
con los países socialistas, esto en un contexto de guerra fría. Así pues, la defensa de la
democracia, que se acostumbra a asociar principalmente con la Doctrina Betancourt, abarcó
una diversidad más amplia de gestiones internacionales. Como mencionamos cuando
comenzamos a hablar de la Nueva Versión del Programa Democrático; esa “nueva
obsesión” por la consolidación política, va a predominar por encima de los propios
intereses de la nación, haciendo con esto que todos los programas diseñados por el
gobierno, en este período, tengan, tal como comentábamos, una doble meta: la estabilidad
política y la propia del programa.
A las políticas o los programas políticos, afectados por esa condición “bifronte”, de
perseguir una doble meta, Humberto Njaim las ha llamado de “protopoliticas”. Njaim
explica que, es en las etapas de consolidación del régimen que las “protopolíticas”, están
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sometidas en mayor grado a los imperativos de la manutención del poder. Para él, “…la
política se desarrolla, cuando en el sistema se ha alcanzado estabilidad y sus agudas
luchas iniciales por la legitimación han quedado atrás”. Mientras eso no acontezca, “…la
política interna del sector comienza a predominar sobre la política externa del mismo”.
(NJAIM, 1979, citado por, BAUTISTA, D, 1992, p, 197). El autor explica que esto es así
porque las estructuras de la política interna y externa se han diferenciado y presentan
problemas particulares, creando un consenso relativo, que hasta que el ámbito interno no
alcance una estabilidad, el externo, deberá estar sometido a tal objetivo, mismo cuando esto
pueda presentar radicales divergencias entre sus concepciones de las políticas globales8.
Esta teorización de Njam, nos da luces sobre nuestra hipótesis; al mismo tiempo
que, nos ayuda entender una de las principales contradicciones de la Doctrina Betancourt, y
por supuesto, una de las causas que llevaron a su agotamiento.
Como bien lo dice Juan Carlos Rey en la medida en que se consolidó el régimen
democrático y desaparecieron sus amenazas más inmediatas y visibles, el objetivo de
preservación del régimen ya no tuvo que ser considerado un “maximando” y se convirtió en
una mera constricción o limitación que tenía que ser respetada para, eventualmente,
maximizar otros objetivos. Sin embargo, explica, no hay que pensar que el “maximando”
representa siempre el objetivo fundamental o central, pues las constricciones o limitaciones
pueden ser de tal magnitud que en la práctica el conjunto de políticas posibles o viables que
queda para llevar a cabo la estrategia “maximizadora” es muy reducido (REY, J, 1987,
citado por BUTISTA, D, 1992, p, 199).
Pero no obstante, a ese sin fin de contradicciones, el sistema político venezolano
demostró ser altamente eficaz en la difícil tarea de consolidación del nuevo régimen. Esto
se debió, innegablemente, a la hábil y tenaz estrategia desarrollada por los gobiernos en el
ámbito de política interna, e indudablemente, también gracias a su prudente política
exterior. Pero el éxito de su estrategia exterior, no puede ser atribuido a la Doctrina
8
Njaim parece dar a esto una validez general. Y, es cierto que puede verificarse que en el trienio democrático,
los objetivos internos y específicos de cada política privaron sobre los generales de manutención del poder.
Mismo así como veremos más adelante, la manutención del poder privando sobre los demás intereses
específicos es un escenario que se repite, en mayor y menor, grado a lo largo de la historia política del país.
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Betancourt: en pocos años, como lo reconoció el propio Betancourt, Venezuela se quedó
virtualmente sola en el continente ante “una marea de golpes de Estado contra gobiernos
constitucionales” (BETANCOURT, 1965, p. 70). Manteniéndose fuera del Acuerdo
General sobre Tarifas y Comercio, GATT por sus siglas en ingles, y oponiéndose a
cualquier proyecto de integración. Sin duda alguna, si no fuera por el petróleo, la
democracia venezolana no se hubiese consolidado, o por lo menos no en ese período donde
nuestros vecinos sufrían de férreas dictaduras. El petróleo permitió desarrollar programas
sociales y económicos, que hicieron con que diversos sectores de la población dieran su
apoyo al sistema democrático.
Pero no fue, sin embargo, el fracaso de la Doctrina Betancourt como instrumento de
disuasión lo que condujo a su abandono en 1969. Más bien se debió a la existencia o
aparición de otros fines y prioridades cuya actualización requería que Venezuela
mantuviera relaciones con los demás Estados del hemisferio, los cuales en su mayoría,
estaban gobernados por militares (GUERÓN, E, 1989, p, 350). En los años posteriores a
1960, a la democracia representativa venezolana ya no es un objeto lejano y difícil, sino
más bien un proyecto político en vías a la consolidación. Por ende en la política exterior, la
promoción de la democracia responde más a una política principista que a una necesidad
defensiva (GUERÓN, E, 1989, p, 354). Como tal, la democracia ya no domina el sistema
de prioridades, si no que es uno entre varios objetivos importantes.
Después de la Doctrina Betancourt, durante el resto de la década de los 60, las
políticas en materia de política exterior procuraban por una parte, como es de fundamental
interés para la nación, fortalecer las relaciones con el país receptor del 90% de las
exportaciones de petróleo venezolano, los Estados Unidos. Y por otra, efectivizar las
políticas proteccionistas con el objeto de impulsar la industria doméstica. Valente explica,
que este proteccionismo, provoco la “hostilidad” de muchos países vecinos interesados en
el mercado venezolano de productos manufacturados. Pero los principales esfuerzos de
Caracas en este período, sin duda, estaban dirigidos a defender los precios del petróleo, lo
que tuvo como resultado un estrecho relacionamiento con los países árabes, y la creación de
la OPEP.
40
El Camino Hacia La Nacionalización
Como lo habíamos mencionado; para explicar la Nueva Versión del Programa
Democrático no hay que agregar mucho más a lo que se dijo del trienio en el cual sus
líderes gobernaron. Acción Democrática; consciente de la importancia que el recurso
natural representa, no solo para la economía del país, si no para la estabilidad política
misma, va ejercer acciones que procuran aumentar la participación del Estado en el negocio
que representa la columna vertebral de la nación. La nacionalización de la industria siempre
despierta el interés de los gobiernos de los países petroleros. Mismo así, una política de ese
estilo, en un país completamente dependiente de los recursos del petróleo, y cuya economía
se vio beneficiada por la absorción de la demanda que fue generada como consecuencia de
la nacionalización de la industria petrolera de otros países, y qué, en el mencionado trienio
o Primera Versión del Programa Democrático sufrió las consecuencias económicas de la
aplicación de políticas nacionalistas en materia petrolera; hace que los primeros gobiernos
democráticos, la consideren una política prácticamente inviable.
El mismo Betancourt explica:
“Habíamos descartado siempre la posibilidad de aplicar, en los inicios de
una gestión administrativa de orientación revolucionaria, una medida semejante a
la que Lázaro Cárdenas aplico en México. El petróleo era, para el país azteca un
factor importante, pero complementado con otros de apreciable desarrollo. Por tal
circunstancia, el país no experimentó un serio quebranto en su evolución normal
cuando el cartel internacional del petróleo, y gobiernos coludidos con él,
decretaron el boicot del petróleo nacionalizado. Por el contrario, cuando
arribamos nosotros al gobierno, prácticamente la totalidad de la económica
venezolana y parte apreciable de la actividad fiscal giraban alrededor del pivote
petrolero” (BETANCOURT, 1965, p. 140).
No obstante todas estas limitaciones, el ministro de Minas para aquel entonces, Juan
Pablo Pérez Alfonso, diseña una estrategia petrolera con el objetivo de dar pasos firmes
para que el Estado comience a ganar terrenos en la industria petrolera. Pérez Alfonzo se
fundamentaba en que la industria petrolera es una fuente primordial de los recursos fiscales
necesarios para pagar los programas económicos y sociales, satisfacer las rondas de la
41
contabilidad, sostener el empleo improductivo en el sector público y obtener el consenso
necesario para la estabilidad política, todo eso, la revestía del carácter de un servicio
público. De este aspecto deriva el principio de que la participación de las compañías en los
beneficios del negocio no debe exceder de los “límites razonables”. Pérez Alfonzo explica
que, la participación razonable es lo que recibe la nación una vez se ha restado del producto
petrolero la utilidad razonable de las compañías petroleras, razonabilidad ésta que no puede
prescindir a su vez de la noción de servicio público que caracteriza en Venezuela a la
actividad petrolera (PÉREZ, A, 1965, p, 45). En aras entonces, de alcanzar esa
participación razonable, el ministro de minas diseña cinco líneas políticas a seguir y las
expone a través de su figura del pentágono petrolero.
Las cinco puntas de ese pentágono son: La participación razonable, con
superioridad jerárquica; la política de no más concesiones; la “siembra del germen” de la
futura industria petrolera estatal, a través de la Corporación Venezolana del Petróleo (CVP)
y el aumento del control del Estado sobre las actividades de la industria, fiscalizando
precios y volúmenes de producción, a través de la Comisión Coordinadora de la
Conservación de los Hidrocarburos (CCCCH), y por último, la Organización de los Países
Exportadores de Petróleo. Estas cinco líneas de acción orientaron la política petrolera
venezolana hasta la nacionalización del petróleo. Los gobiernos de Raúl Leoni (19641969) y de Rafael Caldera (1969-1974) le dieron a cada línea el énfasis y las formas que
derivaban de sus estrategias particulares, sus habilidades relativas, la evolución
internacional de la industria petrolera, su percepción de la situación del negocio, así como
los avatares de la política interna. Los pasos que así, pudo cada uno dar, van en la dirección
de la nacionalización del petróleo.
El Nacionalismo Democrático
Rafael Caldera como veníamos comentando, va a continuar en esa misma línea
nacionalista, pero, le va a agregar un necesario toque de pragmatismo. En virtud de la
creciente dependencia del país de los ingresos petroleros, el gobierno copeyano, le otorga
un tratamiento especial dentro de su sistema político. Eva Josko de Guerón, en una
colaboración que hace a la compilación que dirigían Moises Naim y Ramon Piñango: El
caso Venezuela, una ilusión de armonía, cuyas reflexiones veremos más adelante, comenta
42
que el tratamiento especial en cuestión, puede ser resumido en dos palabras:
profesionalización y despolitización. La profesionalización tenía por objeto la formación de
un cuerpo de técnicos nacionales, capaces de servir como interlocutores profesionales e
innovadores en las negociaciones con las empresas trasnacionales y, luego, de encargarse
del manejo de la industria nacionalizada. Por su parte la “despolitización del petróleo”,
significaba no solo la sustracción del tema de las polémicas político partidistas, sino
también su desvinculación de los demás fines de la política exterior. Significaba
además, que la diplomacia petrolera debía estar a cargo de los profesionales del petróleo
concentrados en el Ministerio de Minas e Hidrocarburos y luego en las empresas del Estado
y no en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Caldera mantuvo entonces, una visión realista-pragmática. Su raciocinio fue que los
principios democráticos eran importantes de observar en las relaciones con otros países
Latino Americanos, no obstante, no podíamos permanecer de costas a los intereses
nacionales. Era necesario considerar que algunas dictaduras latinoamericanas y gobiernos
comunistas podrían transformarse en potenciales consumidores del petróleo venezolano.
(VILLA, R, 2010, p. 155). Sobre todo en esa fase del proceso de modernización y
sustitución de importaciones, los recursos petrolíferos son muy necesarios para el país,
independientemente de la naturaleza política del régimen que los fornezca. Rafael Caldera
pasa entonces, a promover una política que llamo de “Solidaridad Pluralista Latino
Americana”, y en virtud de esto retoma relaciones con buena parte de los gobiernos
dictatoriales y comunistas, inclusive con Cuba. El profesor Doc. Rafael Villa el artículo que
publico titulado: Rafael Caldera (1916-2009) e a democracia: memória política de um
estadista latino-americano, menciona que con esto el presidente venezolano se anticipó a lo
que aquí en Brasil quedo conocido como “pragmatismo responsable”.
Los antecedentes a estás políticas los encontramos en la referencia intelectual del
proprio partido, el Comité de Organización Política Electoral Independiente. Así la
referencia intelectual del líder copeyano, y de otros líderes y movimientos demócratas
cristianos en América Latina, fue la obra del francés, Jacques Maritain. Villa en el mismo
artículo explica que el llamado “humanismo integral maritiano” fue “fuertemente
abrazado por Caldera” (VILLA, R, 2010, p. 156). La propuesta era que los cristianos, no
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deberían quedar por fuera de la política. Deberían por el contrario, ser más activos en esa
actividad, y su actuación deberá cumplir la regla de “Distinguir para unir”. Los copeyanos
acreditan en la idea de que es posible construir un régimen político y económico
democrático, con base en el principio liberal de la libertad y en la doctrina social de la
iglesia, sobre todo en el principio de justicia social (VILLA, R, 2010, p. 156).
Caldera; a diferencia de Betancourt, quien había contribuido para “empujar”, hacia
el campo de la guerrilla a los grupos de izquierda -principalmente al Partido Comunista de
Venezuela; generó una oportunidad de conferir más estabilidad y gobernabilidad a la
democracia venezolana. En una jugada inteligente, desenvolvió un proceso de negociación
política, con los principales grupos guerrilleros en armas, que llamo de “Nacionalismo
Democrático”. El resultado de esta operación fue un éxito. Al incorporarse a la vida política
electoral a los grupos guerrilleros, el “pacto de punto fijo” se mostraba cada vez más
exitoso.
Un tema sensible al pensamiento de Caldera fue la integración regional,
especialmente la integración física con Brasil. Algunas obras importantes en la materia son
producto de su reflexión intelectual, El Bloque Latinoamericano (1961), El Lenguaje como
vínculo social y La integración latinoamericana (1967). En el inicio de su primer gobierno
comenzó un gran proyecto de integración de sur de Venezuela, lo que permitió la
comunicación con el norte de Brasil. Para el segundo gobierno, firmó, en la primera gestión
de Fernando Henrique Cardoso, los protocolos de Guzmania, acuerdo bilateral que
permitirá más tarde la construcción de obras conjuntas de infraestructura. La integración
eléctrica entre Boa Vista y Santa Helena de Uairén al final de la década de 1990. Por tanto,
afirma el ya citado profesor Rafael Villa, el aspecto más relevante de la política externa de
integración ocurre durante el gobierno de Caldera y no en los mandatos del presidente
Chávez, como es común pensar. En aquella época, continua el autor, la política externa
venezolana, comenzó a definir el MERCOSUR como meta estratégica (VILLA, R, 2010, p.
160). Nuestros comentarios sobre el particular los haremos, más adelante, en el segundo
capítulo de la presente investigación.
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La Nacionalización
Cuando estalla a finales de 1973 la llamada “guerra del Yom Kippur” entre Israel y
sus vecinos árabes. Los precios del petróleo subieron de 2 a 12 dólares por Barril.
Nuevamente Venezuela se beneficiaba de una coyuntura mundial. Solamente, en 1974 los
ingresos ordinarios del Estado aumentaron en aproximadamente un 165% con respecto al
año anterior y, aunque en los siguientes sufren una pequeña contracción debido a la
disminución en la demanda petrolera provocada por el brusco aumento en los precios, tales
ingresos llegaron a cantidades exorbitantes entre los años 1975 y 1979 (datos de TORO, J,
1992, p, 85). Animado por la bonanza petrolera, el país transitó por un quinquenio de
extravagancias. Y su ejemplo fue seguido por toda la población. Al analizar este período,
resultan ilustrativas las opiniones de los comentados Naím y Piñango, ellos señalan que:
“Al revisar las acciones más concretas que conforman el pasado reciente
del país, se puede detectar que progresivamente, se fue arraigando un estilo según
el cual casi todo lo inimaginable es posible. No hay objetivo por más extravagante,
difícil, exótico, costoso, ambicioso, contradictorio o hasta imposible que no se
pueda intentar. Claro está, que ha habido períodos en los cuales este estilo ha sido
más pronunciado y sectores donde ha tenido más arraigo que en otros. Pero no es
exagerando decir que la sobrevaloración de la audacia y la premisa de que el
único requisito para el logro de un objetivo es la voluntad de lograrlo, han pasado
a ser rasgos colectivos de la mayoría de los grupos y personas con influencia
dentro de la sociedad venezolana” (NAÍM, M; PIÑANGO, R, 1985, p 548).
En la cabeza de este período de bonanza económica estaba Carlos Andrés Pérez
(CAP). Pérez, un hombre con gran carisma, apoyado en los altos ingresos económicos,
decreta la nacionalización de industria petrolera y la del hierro. Fue respetuoso a todos los
derechos de las compañías petroleras e, indemnizo a las empresas concesionarias que hasta
entonces venían actuando en el país. Consecuencia de los ingresos proveniente de estas
nacionalizaciones, el territorio nacional ya no fue suficiente para extender la acción
paternalista y benefactora del Estado venezolano. Así se emprendieron los más generosos
programas de ayuda a nivel internacional, entre los cuales cabe recordar, a modo de
ejemplo, el regalo de un barco a Bolivia para compensarla de la injusticia de no contar con
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una salida al mar. Además de estos actos “demagógicos” por llamarlos de alguna manera,
Venezuela pasó a actuar activamente en la política internacional. En el plano mundial: por
medio de Movimiento de los países no alineados y, en plano regional: con la creación del
sistema Económico Latino Americano (SELA), con sede en Caracas. El alza de los precios
del petróleo, sumado a la nacionalización, permitió entonces al país substituir la Doctrina
Betancourt por los sueños bolivarianos de liderar América Latina. En las palabras de Vila,
Carlos Andrés Pérez padeció del mal político del que ha padecido la elite venezolana desde
los tiempos de Bolívar hasta Hugo Chávez: La ambición de transformar a Venezuela, un
actor con poquísimo peso internacional, en un país porta voz de proyectos internacionales
alternativos en nombre de los más débiles (VILLA, R, 2011, p, 163).
En esta lógica, la política externa de CAP abrazó fuertemente las causas
nacionalistas de países Latino Americanos y, en varios momentos, su gobierno y su figura
fueron piezas claves en políticas que envolvían a países de la región. No solamente
estableció fuertes lazos con Cuba, si no también manifestó activamente, su voluntad de
participar en los acuerdos que llevaron la devolución de la zona del canal de Panamá en
1979, la cual permanecía sobre el control de los Estados Unidos.
Mismo que Carlos Andrés Pérez, se comportara como un caudillo populista
tradicional en la distribución de los recursos internos, es justo afirmar que era un político
con un proyecto para convertir a Venezuela en una Venezuela moderna. CAP concibió un
plano de desarrollo nacional, conocido como “la Gran Venezuela”, que tenía como objetivo
instalar las bases de un país industrializado. Es de mencionar también que sobre su
gobierno fueron construidas algunas de las principales obras de infraestructura como el
metro de Caracas, y también enviado millones de venezolanos al exterior para que se
formaran en profesiones estratégicas para el desarrollo del país. No obstante todas estas
buenas intensiones, CAP, no pareció comprender que los inmensos recursos petrolíferos
que ingresaban al país traerían el efecto contrario. Condenar a la nación al sub desarrollo,
porque, en vez de forjar una “ética capitalista” moderna, su gobierno fomento la cultura de
importación de productos que liquidaron un sector industrial naciente, al igual que
sumergió a la nación en niveles descarados de corrupción.
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Estas políticas económicas erradas llevaron a lo que se conoció como el
“Caracazo”. A partir de esa manifestación de descontento popular, la historia política de
Pérez, así como las instituciones políticas consecuencia del “pacto de punto fijo” entraron
en una un período de descomposición. Esta decadencia política, que simboliza a su vez la
decadencia de la democracia promovida por los actores puntofijistas, aceleró la división de
los partidos políticos y dio paso escenarios de inestabilidad. En una oportunidad en 1992, el
gobierno democrático fue centro de tentativas no exitosas de golpes de Estados oriundas de
algunos sectores de las Fuerzas Armadas Nacionales. Es en este momento de la historia que
entra en juego el teniente coronel Hugo Chávez Frías. La salida de Pérez, marca entonces la
ruptura definitiva del consenso de las elites sobre el “pacto de punto fijo”, así como
también determina el comienzo del surgimiento de nuevos actores políticos, que se
alimentaran de la crisis para construir su espacio en las próximas décadas.
Existe consenso en que el descalabro político de Carlos Andrés Pérez, generó
condiciones propicias para el surgimiento del fenómeno Hugo Chávez. El profesor Villa,
expone una paradoja muy apropiada y certera. Mismo que Hugo Chávez haya surgido en un
escenario político frontal a Carlos Andrés Pérez, este último parece haber tenido más
continuidad que ruptura en la figura de Hugo Chávez. El estilo glamoroso de hacer política
interna y externa de Carlos Adres Pérez y el objetivo de hacer del país un player
internacional con influencia de la visión de la izquierda nacionalista y populista son
características de acción política cuyo modelo Chávez imitó ejemplarmente. El autor cierra
el raciocino con un comentario que hace reflexionar al respecto: “Quizás CAP haya muerto,
sin tener consciencia plena de cuanto Chávez dio continuidad a su legado”.
Algunas consideraciones finales
En repetidas ocasiones, a los largo de las décadas de democracia representativa, los
voceros de la política exterior venezolana han reiterado ante el público nacional e
internacional que Venezuela es, a la vez, un país democrático, en desarrollo, productor de
petróleo y americano. País democrático que ha mostrado, tanto en su Constitución como en
la practica su vocación, no sólo para implantar y defender la democracia representativa en
su territorio, sino también para “favorecer pacíficamente su extensión a todos los pueblos
de la tierra”. País que se identifica con las mayorías del Tercer Mundo por compartir los
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rasgos socioeconómicos del subdesarrollo (mono producción, importación de tecnología,
explosión demográfica y otras formas de cambio social acelerado), pero que, como
productor de petróleo y miembro de la OPEP, pertenece a una minoría privilegiada en
ingresos e influencia. País americano que comparte la herencia y el destino de América
Latina, constitucionalmente comprometido a favorecer la integración latinoamericana pero
que, además, pertenece a la zona andina, al Caribe y a la Subregión amazónica. De estas
grandes características permanentes se desprenden los grandes temas y las orientaciones
generales de Venezuela en el ámbito internacional.
Estudiamos como ese país tan diverso y multifacético se fue adaptando a las
circunstancias sobrevenidas de las presiones nacionales e internacionales. Para el estudio
nos basamos en tres personajes que aportaron las grandes directrices a la política exterior
del país. Las circunstancias en las que esos personajes gobernaron, hicieron con que sus
ideas, concepciones personales, ideologías políticas beneficiaran o no, a la población
venezolana. Donde queremos hacer el énfasis en esta parte final del primer capítulo es la
realidad venezolana de extrema dependencia. Dependemos de las decisiones que tome un
gobierno esencialmente centralizado y dueño de los medios de producción, que a su vez
depende del contexto internacional de los precios del petróleo. Esto supone entonces, que la
suerte del país está ligada la existencia de un líder. Un hombre capaz de lidiar con el
negocio del petróleo a los fines de solucionar todos los males que aquejan a la nación.
Alguien que prometa esto, parecer ser entonces, la persona indicada para asumir la
presidencia.
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Segundo Capitulo
La Era Chávez (1999-2013)
El objetivo de este segundo capítulo, analizar la visión y las acciones de la política
exterior de Venezuela durante el período Chávez y el alcance que éstas han tenido en
Latinoamérica y el Caribe. Como mencionamos en el comienzo de este trabajo, buscamos
contrastar dos estrategias de política exterior diferentes. Ideológicamente opuestas. Pero
paradójicamente a lo largo del trabajo, a través del estudio de la historia política del país
nos hemos dado cuenta, que en realidad existe más, una línea de continuidad de políticas,
que una ruptura irreconciliable de sistemas políticos. Los proteccionismos, los subsidios,
los financiamientos de todo tipo, las acciones políticas equivocadas que llevan al país a ser
cada vez más dependiente del petróleo, son unos, entre varios otros puntos en común entre
las dos estrategias. Pero lo que sí es cierto, es que en el período de Hugo Chávez la política
exterior, adquirió de una manera nunca antes vista, una fuerte carga ideológica. Chávez,
parecido con Betancout con su Doctrina, se va a esforzar por obtener consenso en la nación
sobre “los estragos causados por el capitalismo salvaje”. Esa lucha obsesiva contra el
impero Estadounidense va a privar, como lo fue en su momento la democracia
representativa, sobre los demás intereses de la nación. Pero además de esto, el personaje del
que hablaremos en este capítulo, presenta como mencionamos en su momento, casi copias
exactas, de proyectos y actitudes asumidas por uno de sus grandes rivales Carlos Andrés
Pérez. Resultara entonces interesante estudiar la política exterior de la era Chávez la cual es
el resultado de los períodos anteriores pero con una ideología de izquierda revolucionaria.
Para entender esta estapa, será entonces indispensable ocuparnos de estudiar, el
retiro de Venezuela de procesos de integración como la CAN, el ingreso al MERCOSUR,
la iniciativa de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América, Petrocaribe, el
impulso a proyectos como Telesur, el Banco del Sur y hasta una OTAN Sudamericana, la
retórica antiestadounidense, la compra de armamento y los contactos con China y Rusia son
elementos fundamentales para entender esta segunda etapa. Es en este período, como se
evidencia de los casos arriba mencionados, es donde se plantea reconducir la planificación
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estratégica del gobierno “bolivariano” agregando un alto valor geopolítico a sus
actuaciones internacionales. Cuestionaremos
lo referente a la meta de convertir a
Venezuela en un líder para la integración en la región, así como la sustentabilidad de los
acuerdos de cooperación suscrito con las islas del Caribe, tomando en las variables de la
caída de los precios del petróleo y la ausencia tanto en el poder como física del ex
mandatario Hugo Chávez.
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