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Plantas palustres
del Macrosistema Iberá
Arbo, María M. - López, María G. - Schinini, Aurelio - Pieszko, Gelina
Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE) - Facultad de Cs. Agrarias - UNNE.
Sargento Cabral 2131 - (3400) Corrientes - Argentina.
Tel./Fax: +54 (03783) 427309 / 427131
E-mail: [email protected]
INTRODUCCION
Las plantas hidrófilas incluyen las acuáticas propiamente dichas (hidrófitas), con órganos vegetativos sumergidos, a
veces flotantes o parcialmente emergentes y las palustres o anfibias (helófitas), que arraigan en el fondo sumergido,
atraviesan con su tallo la masa acuática, y desarrollan sus láminas foliares, flores y frutos en el medio aéreo. Las
últimas son las plantas propias de las riberas de los cuerpos de agua, donde hay una transición gradual desde los suelos
sumergidos, hasta los anegados y por último secos. Cuando baja el nivel del agua, las plantas palustres pueden vivir
parte del año sobre suelo emergido.
La superficie despejada de las lagunas del sistema Iberá generalmente está rodeada de embalsados y éstos a su vez
por esteros. Partiendo desde el espejo de agua, donde la profundidad máxima es de 3-4 m, se encuentran comunidades
de plantas acuáticas, luego los embalsados, y por último, cerca de la tierra firme, los esteros, en los que predominan las
comunidades de plantas palustres (Fig. 1). Las plantas de embalsado son intrínsecamente plantas palustres, pero se las
trata separadamente porque el mismo constituye un entorno particular, típico de nuestros humedales, en el que viven
algunas especies que no se encuentran en otros ambientes.
Fig. 1, perfil esquemático mostrando la zonación de las plantas hidrófilas en las lagunas del Iberá
(modificado de Schulz, 1961)
Los ambientes habitados por plantas palustres están inundados permanente o temporalmente. Los esteros y las
cañadas, están permanentemente anegados y presentan escasa superficie de agua libre; en los esteros la circulación del
agua es muy lenta, casi imperceptible, mientras en las cañadas el agua corre. Presentan extensas comunidades con
predominancia de una o pocas especies: pajonales, pirizales, juncales, totorales y peguajosales.
Entre los ambientes que soportan inundaciones periódicas están los malezales, bañados, pantanos, praderas
hidrófilas, bajos y lugares muy húmedos. En los bañados y bajos predominan las praderas de Axonopus jesuiticus
(pasto jesuita), los gramillares de pastito de agua (Luziola y Leersia) y Paspalum acuminatum y los canutillares con
Eleocharis montana y E. acutangula.
MATERIAL Y METODOS
La lista de especies fue extraida del banco de datos en el que se registraron las colecciones realizadas en la Reserva
Natural Provincial del Iberá, depositadas en el herbario del IBONE (8000 ejemplares). La mayor parte de los mismos
fueron recolectados por el personal del Instituto desde 1971 hasta el presente, pero hay otras colecciones importantes
entre las que deben destacarse las del Ing. Romeo Carnevali, las del Dr. Troels Myndel Pedersen de Carambola
(Concepción), Caá Guazú (San Roque) y otras estancias, y las del Prof. Juan José Neiff.
Se revisaron los ejemplares del herbario, se consultó la bibliografía respectiva, y se elaboró la clave para identificar
especies, complementada con ilustraciones y fotografías.
RESULTADOS Y CONCLUSIONES
En los ambientes palustres se han registrado 587 especies de plantas vasculares, que representan el 38,4 % de las
especies conocidas para el macrosistema. Entre ellas se encuentran 13 pteridófitas, 321 dicotiledóneas y 253
monocotiledóneas.
La clave de identificación incluye 250 especies, todas ilustradas: 10 pteridófitas, 149 dicotiledóneas y 91
monocotiledóneas. Se seleccionaron las más frecuentes y las que resultan llamativas o interesantes. El 30% de las
especies está representado por sólo un registro, y la mayoría se descubrió en campañas realizadas entre 1995-2001.
Esto indica que hacen falta colecciones, seguramente se encontrarán entidades no registradas al acceder a localidades
del centro del sistema, botánicamente inexploradas.
FENOLOGÍA. Se analizaron alrededor de 120 especies, las que están representadas en las colecciones de Iberá por
10 o más registros (Fig. 2).
El período reproductivo de algunas especies (5%) cubre prácticamente todo el año; entre las pteridófitas se puede
citar Thelypteris interrupta y entre las plantas con semilla están Polygonum acuminatum (catay grande), P. punctatum
(catay colorado), Ludwigia peruviana (duraznillo de agua) y Alternanthera philoxeroides (lagunilla).
En el 49% de las especies revisadas el período reproductivo es prolongado, de 7-10 meses, desde primavera hasta
otoño, (septiembre-noviembre hasta mayo o junio), entre las pteridófitas en Blechnum serrulatum, entre las plantas con
semilla en Begonia cucullata (agrial), Cephalanthus glabratus (sarandí), Cuphea carthagenensis, C. racemosa (siete
sangrías), C. lysimachioides (isípó peré), Ludwigia sericea (duraznillo de agua), Cyperus haspan, Rhynchospora
corymbosa (cortadera), Steinchisma decipiens y Pontederia cordata (camalote).
Varias especies (28%) presentan floración primavero-estival (octubre-noviembre a marzo-abril). como por ejemplo
Angelonia integerrima (carayá-caá), Asclepias mellodora (mboy caá, yerba de la víbora), Hydrocotyle verticillata,
Sapium haematospermum (curupí), Sinningia elatior, Syngonanthus caulescens, Leersia hexandra (arrocillo, pasto
arroz) y Panicum dichotomiflorum.
La floración de algunas plantas (14%) es primaveral, desde septiembre a diciembre. como se observa en Pratia
hederacea, Polygala pulchella, Schoenoplectus californicus (junco), Sisyrinchium laxum, S. micranthum subsp.
valdivianum (canchalaga) y Habenaria repens.
Por último unas pocas especies (4%) presentan floración breve estival (enero a marzo-abril). Entre ellas están Senna
pendula (yerba del burro), Hydrolea elatior, H. spinosa, y Sorghastrum setosum (paja amarilla).
Especies
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Meses del año
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Polygonum acuminatum
Begonia cucullata
Cyperus haspan
Pontederia cordata
Blechnum serrulatum
Cephalanthus glabratus
Cuphea lysimachioides
Aeschynomene montevidensis
Tibouchina gracilis
Cyperus odoratus
Justicia laevilinguis
Leersia hexandra
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Asclepias mellodora
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Sapium haematospermum
Sinningia elatior
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Sisyrinchium laxum
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Sisyrinchium micranthum subsp. valdivianum
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Schoenoplectus californicus
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Scirpus giganteus
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Hydrolea spinosa var. paraguayensis
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Senna pendula
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Sorghastrum setosum
Fig. 2, tabla demostrativa del período de floración/fructificación de algunas especies palustres
DISTRIBUCIÓN. La distribución de las plantas palustres en el Iberá parece bastante homogénea, exceptuando la de
unas pocas especies. Los registros de Caperonia bahiensis corresponden al sector noroccidental; Buddleja tubiflora
(cambará chico) se encontró sólo en el departamento San Miguel, en el borde occidental del sistema. Polygonum
glabrum (catay) fue localizado sólo en el río Corriente. Mimosa gracilis var. capillipes fue hallada únicamente en el
borde oriental del sistema.
ADAPTACIONES MORFOLÓGICAS. La mayoría de las especies son herbáceas, aunque se encuentran algunas
especies leñosas, árboles como Sapium haematospermum (curupí), Salix humboldtiana (sauce criollo) y Erythrina
crista-galli (seibo) y arbustos grandes como Aeschynomene sensitiva, A. montevidensis (corcho), Cephalanthus
glabratus (sarandí), Ludwigia peruviana, L. sericea (duraznillo de agua) y Senna pendula (yerba del burro). En algunos
sitios, sobre el flanco meridional del sistema, se encuentran palmares poco densos de Copernicia alba (caranda-î).
También hay trepadoras, que aprovechan las matas de gramíneas y las especies leñosas como soporte.
Las especies palustres presentan adaptaciones tanto para resistir las inundaciones como para soportar los períodos de
sequía. Entre las primeras se puede mencionar la presencia de tallos huecos y el desarrollo de grandes cámaras de aire
para facilitar la oxigenación de vástago y raíces. El sistema subterráneo de estas plantas es variado, generalmente
poseen rizomas firmemente arraigados al sustrato gracias al desarrollo extensivo de raíces adventicias, que impiden que
estas plantas sean arrastradas por las aguas en los períodos de inundación. Ciertas especies como Philodendron
tweedianum y Thalia spp. pueden cubrir amplias áreas gracias a la ramificación de los rizomas. Algunos géneros como
Echinodorus y Sagittaria presentan un cormo sobre el cual nacen las hojas dispuestas en roseta.
Varias especies de Ludwigia poseen neumatóforos, órganos especiales para airear el vástago; se trata de un tipo
especial de raíces adventicias, blanquecinas, engrosadas, de consistencia esponjosa, que nacen en cada nudo de los
estolones. Los neumatóforos tienen geotropismo negativo, es decir que crecen en dirección opuesta a las otras raíces
adventicias que nacen en el mismo nudo.
Considerando el tipo de hojas, Cabrera (1964) clasificó las plantas palustres en tres grupos:
1) Latifoliadas, con hojas de lámina amplia y frecuentemente con flores vistosas, como Echinodorus grandiflorus
(cucharero), Sagittaria montevidensis (saeta), Gymnocoronis spilanthoides (jazmín de bañado), Jungia floribunda,
Philodendron tweedianum (güembé de agua), Thalia geniculata, T. multiflora (peguajó, achira), etc.
2) Graminiformes, con hojas largas y estrechas, en forma de sable, como Typha domingensis (totora), Scirpus
giganteus (cortadera, paja brava), Rhynchospora corymbosa (cortadera), Eryngium spp.(cardo, turututú) y Paspalum
durifolium. En muchas especies las hojas tienen bordes ásperos y cortantes. Sus flores pequeñas, que generalmente no
son vistosas, están reunidas en espigas u otras inflorescencias.
3) Junciformes, con hojas más o menos cilíndricas, como agujas de tejer, como Juncus densiflorus, o con hojas
reducidas a las vainas como Eleocharis montana (junquito) y Schoenoplectus californicus (junco). Este tipo
morfológico se interpreta como una adaptación para soportar los períodos de sequía, ya que las láminas foliares
cilíndricas o extremadamente reducidas disminuyen la superficie de evapo-transpiración.
BIOLOGÍA REPRODUCTIVA. La polinización en este grupo de plantas puede ser efectuada por agentes diversos. La
orquídea Habenaria gourlieana es polinizada por las polillas Manduca sexta y Agrius cingulatus, con trompas largas,
que aprovechan también otras especies como Nicotiana longiflora y Macrosiphonia petraea con flores blancas y corola
tubulosa (Singer & Cocucci, 1997).
Sinningia elatior presenta el típico síndrome de polinización ornitófila: flores rojas, péndulas con nectarios situados
profundamente en el tubo corolino. Las flores de Croton urucurana son visitadas por abejas. Las inflorescencias de
Eryngium mesopotamicum son visitadas por mariposas y avispas, las de Cypella armosa por abejas Euglossinae. El
agente polinizador de las flores de poáceas (gramíneas) y de Typha domingensis es el viento.
Los frutos de las plantas palustres son variados, pero siempre de maduración aérea. Sin embargo, el agua tiene
importancia especial en la diseminación de muchas especies con frutos y semillas flotantes. Los frutos de varios
géneros de ciperáceas como Eleocharis, Cyperus y Scirpus permanecen envueltos en las brácteas asociadas; el aire
retenido entre las mismas les otorga flotabilidad. Otras plantas presentan excrecencias suberificadas o grandes espacios
intercelulares en frutos o induvias para facilitar la flotación, como por ejemplo las “valvas” de los frutos de las especies
de Rumex, que son piezas persistentes y acrescentes del perianto con un callo suberificado en la cara externa. Las
semillas del género Hygrophila tienen pelos adpresos que se yerguen en contacto con el agua, permitiendo su flotación.
También son numerosas las especies con adaptaciones morfológicas a la diseminación de frutos y semillas por
medio del viento, como el papus de los aquenios de las asteráceas (compuestas) y los largos pelos de las semillas de las
asclepiadáceas. Otras especies presentan adaptaciones a la dispersión zoófila, con elementos que facilitan su adherencia
a las plumas de las aves o a la epidermis de otros animales. Por ejemplo los frutos de la mayoría de las especies de
Eleocharis presentan setas involucrales con pelos ganchudos y retrorsos.
APLICACIONES. Numerosas plantas palustres son utilizadas por el hombre
Medicinales. El té de Agalinis communis (ojo de gallo) se toma en casos de dolor de garganta y de barriga; las
ramas y hojas tiernas de Eupatorium macrocephalum se emplean para problemas digestivos. Kyllinga odorata (capií
catí) se emplea como antiespasmódico y digestivo. La infusión de tallos y hojas de Pluchea sagittalis (yerba del lucero)
es muy utilizada contra indigestiones o empachos en general. Teucrium cubense (seis dedos) se usa como digestivo.
La decocción de algunas especies de Cuphea, C. glutinosa, C. longiflora y C. racemosa (siete sangrías), se utiliza
como abortivo y anticonceptivo, mientras C. calophylla y C. lysimachioides (isípó peré), se usan para bajar la presión
arterial. Las raíces de Alternanthera philoxeroides y los rizomas de Canna glauca y C. indica se emplean como
diurético. Equisetum giganteum (cola de caballo) se aprovecha como diurético y emenagogo. Los rizomas de Typha
domingensis (totora) se cortan en trozos pequeños y se agregan al agua para el mate para calmar dolores renales.
Buddleja tubiflora (cambará chico), Erythrina crista-galli (seibo) y Cecropia pachystachya (amba-î) se emplean
como antitusivo, la última también como expectorante.
La decocción de los rizomas de Eryngium eburneum (turututú guasú) es muy usada como bebida en casos de
ictericia. La decocción del leño de Cephalanthus glabratus (sarandí), se bebe contra la diabetes.
Asclepias mellodora (mboy caá, yerba de la víbora) se usa contra picaduras de víboras y para contusiones y
quebraduras. Baccharis microcephala (carqueja) se aplica como digestivo, antiséptico y emenagogo. Las hojas de
Begonia cucullata se usan para frotar callos hasta que desaparezcan, también para curar el “fuego de San Antonio”
(afección provocada por Herpes zoster), igual que los frutos de Solanum pilcomayense (arachichú) y S. sublobatum
(arachichú negro).
Algunas especies de Ludwigia, L. peploides, L. peruviana (duraznillo de agua) y Sagittaria montevidensis (saeta) se
aplican para lavar heridas, como cicatrizante y para combatir forúnculos. Las hojas machacadas de Hydrocotyle se
aplican sobre heridas infectadas. Las cenizas de los tallos quemados de Cyperus giganteus (pirí) y Schoenoplectus
californicus (junco), se emplean como coagulante.
La decocción de las ramas o corteza de Salix humboldtiana (sauce criollo) es muy recomendada como febrífugo. El
té de Scoparia dulcis (typychá-curatú) se toma, luego de las borracheras, para atenuar la sed, mientras la infusión de S.
grisebachii (inambú caá) se bebe como analgésico.
Forrajeras. La cría de ganado vacuno fue, durante mucho tiempo, la principal actividad productiva en el
macrosistema, posibilitada por el alto valor forrajero de especies de poáceas (gramíneas) como Echinochloa
polystachya (canutillo mayor), Leersia hexandra (arrocillo, pasto arroz), Panicum pernambucense (carrizo), Paspalum
acuminatum y P. plicatulum (pasto cadena).
Ornamentales. Se cultivan Begonia cucullata (agrial), Canna glauca, C. indica (achira roja), Sesbania punicea y
Senna pendula. También se suele cultivar en parques públicos Philodendron tweedianum (güembé de agua).
Tóxicas. En este grupo figuran Ipomoea carnea subsp. fistulosa (mandiyurá), Solanum glaucophyllum (duraznillo
blanco varilla), S. sublobatum (hierba mora). También es tóxico el látex de Croton urucurana (sangre de drago).
Materiales de construcción. Los estípites de Copernicia alba (caranda-î), se utilizan en construcciones y como
postes; para techar se usan los estípites cortados en dos a lo largo y también las hojas. Panicum prionitis se utiliza para
techar y construir cercos; los vástagos de Schoenoplectus californicus (junco) se emplean para tabiques y cielorrasos.
La madera de Salix humboldtiana (sauce criollo) se aprovecha en carpintería.
Artesanías. Algunas especies como Cyperus giganteus (pirí), Scirpus giganteus (cortadera, paja brava) y
Zizaniopsis bonariensis (espadaña) se emplean en la elaboración de esteras.
Malezas. El arroz es uno de los cultivos más importantes en la provincia de Corrientes. Varias plantas palustres
nativas pueden establecerse en los arrozales, operando como malezas, ya que compiten con el cultivo y disminuyen los
rendimientos. Entre dichas especies las más importantes son las poáceas (gramíneas) Echinochloa crusgalli var. mitis
(capín), Luziola peruviana (pastito de agua), Leersia hexandra (arrocillo), Hymenachne amplexicaulis (capií camalote)
y Paspalum urvillei (paja boba), las ciperáceas Cyperus esculentus (kuré pirí), C. entrerianus y C. odoratus (junquillo
oloroso), y algunas especies de otras familias como Caperonia bahiensis y Phyllanthus niruri (Ahumada, 1986).
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