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Transcript
Documento Técnico – Divulgativo de la Fundación Humedales
Juncales en las lagunas de Fúquene, Cucunubá y Palacio.
Valores sociales y propuestas para su manejo sostenible
Por
Fundación Humedales
Importancia ecológica y económica del sistema palustre
La laguna de Fúquene, como ecosistema acuático, posee valores intrínsecos que posibilitan el
desarrollo de procesos que sustentan la vida de la vegetación acuática, de los animales y del
hombre, los cuales se fundamentan en las funciones ambientales y sociales derivadas de esos
mismos valores. Dentro del altiplano cundiboyacense, la laguna de Fúquene representa uno
de los ecosistemas acuáticos más importantes, debido a que cumple funciones de diverso
orden. Juega un papel relevante como hábitat único que alberga gran cantidad y diversidad
de especies vegetales y animales silvestres. También sirve como centro para la reproducción
de peces, crustáceos y aves entre otras; es zona importante para el mantenimiento de
sistemas y procesos naturales vitales como el almacenamiento de agua, descomposición de
materia orgánica, control de descargas de aguas subterráneas,
protección contra
inundaciones, etc. Simultáneamente provee bienes y servicios, que contienen un valor
cultural, social y económico para las comunidades locales (Abarca, 2000 y Arguello et al, 2003).
Simultáneamente provee bienes y servicios, que contienen un valor cultural, social y
económico para las comunidades locales (Abarca, 2000 y Arguello et al, 2003). La prestación
de tales servicios, denominados por la Convención Ramsar como ecoservicios (Viñals, 2004),
conduce a la generación de otros bienes vinculados al aprovechamiento directo que hace el
hombre sobre los recursos de los humedales. Sin duda alguna éstos tienen una mayor
apropiación por parte de la comunidad que los servicios ambientales propios de la laguna. En
ese sentido se destaca la preponderancia de efectuar un uso sostenible de los recursos ligado
al empleo adecuado del potencial de la biodiversidad en acciones tendientes al desarrollo
económico y al bienestar de las personas. Todo ello en aras de mantener las funciones
descritas.
Bajo dicha percepción, la vegetación palustre cumple con ciertas funciones que pueden
catalogarse como intangibles (ecológicas) y tangibles (productivas). Entre las funciones
ecológicas de los juncales se tienen:
•
La fijación de los suelos que evita la erosión (el denso sistema rizomático favorece la
fijación del suelo).
•
La transformación de la energía solar en materia nutritiva primaria que facilita el inicio
de las cadenas tróficas.
•
La acumulación de suelos orgánicos y turbas que contribuyen en la autodepuración de
las aguas
•
Sirven de hábitat a numerosas especies locales y migratorias, pues son el lugar de
descenso o nidificación de aves; éstas emplean los restos de la inflorescencia para tapizar sus
nidos.
1
Por lo general tales atributos se consideran “valores ocultos” de poca comprensión para la
comunidad, debido a la dificultad de su percepción o, simplemente, por desconocimiento de
las personas (Viñals, 2004). No obstante, la relevancia del papel que juega el sistema palustre
en el ecosistema lo convierte en el principal valor de conservación para la laguna de Fúquene
(Fundación Humedales, 2004).
Las funciones tangibles, a diferencia de las anteriores, son apreciadas porque involucran a la
comunidad con el aprovechamiento directo de sus recursos en la producción de bienes
susceptibles de valorarse en términos económicos (Viñals, 2004). Entre ellas se encuentran:
•
El uso de productos naturales no maderables (junco y enea) para la elaboración de
artesanías.
•
El ecoturismo, el cual genera un valor cultural a la zona e ingresos para la
conservación de la misma y para las comunidades locales.
•
Simultáneamente, el sistema palustre provee servicios de investigación científica y
educación ambiental.
En cuanto a la depuración de las aguas, el Instituto Tecnológico de Canarias (2005), establece
que los mecanismos por los que las plantas emergentes contribuyen a la depuración de las
aguas residuales se basan en los principios siguientes:
• Eliminación de sólidos en suspensión: tiene lugar, principalmente, por fenómenos de
filtración a través del conjunto que forman el sustrato (sobre el que crecen las plantas)
y las raíces.
• Eliminación de materia orgánica: se basa en la acción de microorganismos
(principalmente bacterias), que en estos sistemas presentan actividades y desarrollos
muy elevados. Las plantas actúan como sistema de aireación, suministrando, a través
de sus raíces, el oxígeno necesario para las bacterias que viven en el sustrato,
responsables de la degradación aerobia de la materia orgánica. En zonas profundas
pueden darse condiciones de ausencia de oxígeno produciéndose degradaciones
anaerobias.
• Eliminación de nitrógeno: se lleva a cabo por diferentes vías:
i) absorción directa por las plantas
ii) procesos de nitrificación-desnitrificación, que se ven favorecidos por la existencia de
zonas aerobias y anaerobias
• Eliminación de fósforo: se produce mediante:
i) absorción directa por las plantas
ii) fenómenos de adsorción sobre los componentes del suelo
En el caso del fósforo tiene menor importancia la absorción del mismo por las plantas, siendo
los fenómenos físico-químicos los que juegan el papel principal en su reducción.
•
Eliminación de patógenos: se logra por diferentes mecanismos, destacando entre ellos:
i) la adsorción sobre las partículas del sustrato
ii) la toxicidad que sobre los organismos patógenos ejercen los antibióticos producidos
por las raíces de las plantas
iii) la acción depredadora de bacteriófagos y protozoos
La actividad artesanal en la Laguna de Fúquene es una actividad tradicional que se ha
transmitido de generación en generación y que se ha mantenido dentro de los núcleos
familiares. Sin embargo como actividad comercial, ésta es reciente (años 90). La mayor
aceptación de los productos artesanales en el mercado regional y nacional se establece como
la principal causa de que la actividad se convirtiera en una fuente de obtención de recursos
2
económicos en la región y que se soporta en una representación del 38% en mujeres, 3% niños
y 28% hombres. Teniendo en cuenta que se manifiesta que no hay equidad en las
oportunidades de trabajo que se dan en la región, se destaca que la artesanía es una opción
para las mujeres.
El crecimiento de la artesanía se refleja igualmente al observarse que la actividad se ha
expandido a otros municipios como es el caso de Guachetá específicamente en la vereda
Tarabita. La condición de convertirse en una actividad económica obligó que se diversificaran
los productos que tradicionalmente se elaboraban (esteras y abanicos), y por tanto se
tecnificaran de forma rústica introduciendo moldes metálicos para la elaboración de los
productos artesanales.
El crecimiento de la actividad artesanal en la zona a pesar que es una fuente de empleo y de
generación de ingresos, no se refleja en una población satisfecha, dado que se reconocen
como una comunidad pobre, lo cual se soporta al analizar sus ingresos frente a los gastos
familiares mensuales que deben cubrir. Esta situación está dada principalmente porque los
intermediarios y comerciantes son los que obtienen mayores dividendos a costa del pago, a
muy bajos precios, de la producción. Sumado a esto el incumplimiento en el pago de los
productos por parte de los comercializadores aumenta el descontento de los artesanos.
Condición que deja entrever un conflicto a lo largo de la cadena productiva, incrementado
porque sienten que las oportunidades que se presentan en la región a nivel de capacitación
son adjudicadas en la mayoría de los casos, a los comerciantes y grandes productores de la
zona y en menor medida a los pequeños artesanos.
Los procesos asociativos son un fenómeno que se ha multiplicado en los últimos tiempos dado
que el asociarse lo ven como una estrategia para mejorar sus condiciones, crear independencia
de los grandes comerciantes y posicionarse un poco más en la región fortaleciendo el sector
productor en la cadena Artesanal. Por otro lado, la condición de asociados, les da estatus
frente a las entidades territoriales como la Alcaldía y la Gobernación, empezado a tener
cabida los artesanos de Fúquene en sus programas de desarrollo municipal y regional y
accediendo a programas de capacitación.
En la cadena productiva se establece que en los tres niveles (extractores, artesanos y
comerciantes) la inversión que requiere cada nivel es muy similar entre sí, variando de
$270000 y 400000. Sin embargo esta varía, siendo menor en los extractores ($5000), seguida
por los artesanos ($50000) y con los mayores costos los comerciantes los cuales están en el
orden de los $300000 más pago de empleados
La disponibilidad de materia prima es una situación que los artesanos asumen como una
oportunidad sin desconocer que la problemática ambiental y las condiciones climáticas como
las inundaciones son riesgos inminentes y latentes. A pesar de la mayor presión sobre el
recurso (junco y enea) para satisfacer la demanda local y regional, la comunidad percibe que
no está generando impactos negativos sobre el ecosistema, situación que se comprueba
cuando Valderrama y Hernández (2005) establecen que el área cosechada de junco y enea es
menor al 1% de la superficie disponible de vegetación palustre. La comunidad sustenta su
posición al establecer que la actividad extractiva sólo se realiza en los meses de verano (enero,
febrero y agosto).
La comunidad establece que el principal problema que tienen como gremio es la falta de
capacitación en técnicas de tejidos y en conocimientos empresariales como de gestión,
contabilidad y mercadeo principalmente. Reflejando que esta limitante debe convertirse en
3
corto plazo como su mayor reto, porque están conscientes que el mercado se está saturando
con los productos elaborados en la región y por lo cual de no atender y dar solución a estos
dos aspectos (técnicos y empresariales), su actividad económica puede verse gravemente
afectada.
I. LAS ESPECIES QUE CONFORMAN EL JUNCAL
Los juncales son plantas acuáticas emergentes, caracterizadas porque en la primera etapa de
vida son acuáticas pero después se transforman en una forma de crecimiento terrestre cuando
el nivel del agua baja, siendo emergentes en la etapa adulta de floración. Se desarrollan en
aguas poco profundas y están arraigadas al subsuelo. Presentan una elevada productividad, y
toleran bien las condiciones de falta de oxígeno, al poseer canales o zonas de aireación
(parénquima), que facilitan el paso del oxígeno (producido por fotosíntesis) hasta las raíces.
De acuerdo con el hábitat o medio ambiente las plantas pueden
clasificarse como: flotantes, sumergidas y emergentes. Las plantas
flotantes son aquellas cuyas hojas se mantienen sobre la superficie
del agua. Las plantas sumergidas son aquellas que realizan todos sus
procesos biológicos dentro del agua; suelen estar enraizadas pero en
algunas pueden llegar a fragmentarse y desplazarse en el agua. Las
plantas emergentes son las plantas que tienen tanto en sus tallos
como en sus hojas por encima del agua y están enraizadas al fondo.
De acuerdo con el estudio realizado por la Fundación Humedales en el 2005, el inventario
florístico asociados a los juncales, registró 36 especies pertenecientes a 21 familias. De ellas
33% son monocotiledóneas, 57% dicotiledóneas y 9% pteridófitas. Las familias más
representativas son Cyperaceae, Asteraceae y Polygonacea con 4 especies y Juncacea con 3
especies (Tabla 1). De las 36 especies observadas en la zona, el porcentaje de especies nativas
es 76% y el de introducidas es 24%.
Con referencia a los biotipos, la vegetación acuática en la laguna de Fúquene presenta cinco
biotipos, el dominante es el helófito (cualquier planta que crece en el agua o sobre un sustrato
que se encuentra al menos periódicamente deficiente de oxígeno como resultado de un
excesivo contenido de agua) con 19 especies seguido del acropleustófito (plantas del epipleon,
que viven flotando en la superficie del agua) con 4 especies. Otros biotipos presentes son el
efídata con 2 especies y el mesopleustófita e hifidata con 1 especie respectivamente. Las
demás especies son terrestres (Tabla 1).
Biotipo, relativo al tipo o forma biológica de una planta que se define según la morfología general del
vegetal. Según la clasificación de Raunkiaer cada biotipo se basa tanto en la duración de la vida de los
vástagos, como en la situación y protección de las yemas persistentes durante la época desfavorable
(generalmente el invierno o el periodo seco estival). Las especies flotantes o errantes son llamada
seudohelófitos o pleustófitos; a las especies emergentes se les asigna el nombre el término de helófitos
mientras que en las especies sumergidas son consideradas como hifidatas o seudohidrófitos
El biotipo más representativo en los juncales es el helófito, representado principalmente por
el junco y la enea, las cuales se caracterizan por ser: 1) plantas vasculares (subreino
Tracheobionta) con flor (división Magnoliophytas); 2) la plántula presenta un sólo cotiledón
4
sobre el embrión, es decir, son monocotiledones (clase Monocotyledoneae); 3) perennes y
graminiformes (orden Poales).
A nivel de familia, el junco pertenece a dos familias,
las Cyperaceas (Schoenoplectus
californicus), las cuales muestran tallos trígonos, hojas estrechas y vaina, sus flores se hallan
dispuestas en pequeñas espigas La mayoría son polinizadas por viento, la dispersión de los
frutos es por agua (debido a la pared del fruto con textura de corcho), o a las estructuras
asociadas como las cerdas del perianto que retienen burbujas de aire. Las Juncáceas (Juncus
effusus, Juncus densiflorus, Juncus microcephalus), propias de terrenos húmedos, con rizoma,
tallos largos, filiformes o cilíndricos, hojas trísticas lineales, flores normalmente condensadas
en glomérulos terminales y los frutos son cápsulas. La Juncaceas se pueden encontrar en
hábitats húmedos, pero hay notables excepciones, como Juncus trifidus. Las inconspicuas
flores de Juncaceae son predominantemente polinizadas por viento, comúnmente el
entrecruzamiento es favorecido por la protoginia (en la misma planta las flores masculinas
maduran antes), pero algunas especies son autopolinizadas. También puede haber especies
polinizadas por insectos. La dispersión de las pequeñas semillas la produce el viento, el agua, o
también pueden ser transportadas por los animales en forma externa (sin consumirlas).
En cuanto a la enea, pertenece a la familia Typhaceae, sus tallos son cilíndricos, las hojas
lineares y anchas, casi todas basales, un único tallo floral desnudo y presenta rizomas
superficiales que echan zarcillos, constituyéndose en su principal forma de propagación.
También exhibe flores unisexuales dispuestas en un espádice compacto con aspecto de puro,
las femeninas se ubican en su parte inferior, más ancha y de color oscuro, y las masculinas en
la superior.
Principales especies de juncales:
Schoenoplectus californicus, especie altamente distribuida en América y también en las islas
Orientales y Hawai. Es una especie que tiene un período de vida largo “perenne”, y de hábito
graminoide. La forma de crecimiento es por rizomas y la profundidad de la raíz es de 25 cm
aproximadamente. El biotipo es enraizada emergente-helófita-. Se adapta a suelos de
texturas finas y medias con un pH entre 4 y 9. No tolera la sombra, amplios períodos de sequía
ni suelos con un alto grado de salinidad. Por el contrario, es altamente resistente al fuego y
tiene una tolerancia media al carbonato de calcio. La abundancia de frutos y semillas por vía
sexual y asexual es rápida. Esta especie es muy utilizada en tratamiento de aguas residuales.
Las especies asociadas a esta comunidad generalmente se localizan en los bordes de los
juncales ya que en el centro la biodiversidad es muy baja. Esta especie es un indicador
obligado de estatus de humedal.
Juncus effusus especie ampliamente distribuida en regiones subtropicales del hemisferio
norte. Escasa en el trópico, principalmente en latitudes altas. En Suramérica, se establece en
los Andes desde Venezuela hasta Chile. En Colombia esta en las tres cordilleras desde 2000
hasta 3400msnm. Su hábito es la gramínea, con biotipo enraizada emergente-halófila- su
duración es perenne. En la región es una especie nativa. Tiene una tolerancia media a la
sequía. La tasa de crecimiento es moderado. Prefiere suelos con un pH entre 5.5 a 7. Tiene
una tolerancia alta al fuego. No tolera sitios sombreados. Su propagación es por semillas y
rizomas. Con abundancia media de semillas y frutos. Tasa baja de dispersión de semillas. La
floración –fructificación es en los meses de junio y septiembre. Es tolerante a la salinidad del
suelo. Es factible encontrar esta especie en sitios con abastecimiento de agua asegurado como
5
en sitios con alta presencia del pasto kikuyo (Pennisetum clandestinum). Esta especie es un
indicador obligado de estatus de humedal.
Juncus densiflorus, se distribuye en los Andes desde Venezuela hasta Colombia entre 15002700 msnm. Tambien en Brasil, Paraguay y argentina, entre 800 y 1600 msnm. Presenta
hábito graminea, con biotipo enraizada emrgente-helófita-, su duración es del tipo perenne.
Se registra en la Laguna de Fúquene siendo de origen nativo, presenta altos requerimientos de
luz, con propagación por rizomas y semillas, localizándose en las comunidades donde
prevalecen los juncales (Schoenoplectus californicus) y el lirio acuático (Eichornia crassipes).
Esta especie coexiste con Achicoria (Erechtites valerianifolia-hierba de agua-). Esta especie es
un indicador obligado de estatus de humedal.
Juncus microcephalus, esta especie se distribuye en la región neotropical, desde el centro de
México hasta Bolivia y sureste de Brasil. Muy común en pastizales encharcados, potreros y
bordes de caminos. Entre 1200-2700msnm. Tiene hábito graminea, biotipo enraizada
emergente -helófita-, con duración perenne, con altos requerimientos de luz. Su propagación
es por semillas y rizomas. Es poco frecuente, de origen nativo, registrándose a nivel del
complejo lagunar tan solo en la laguna de Fúquene, en suelos relativamente saturados donde
domina el pasto kikuyo. Esta especie es un indicador obligado de estatus de humedal.
Juncus tenuis, es una especie originaria de Norteamérica. Se distribuye desde Norteamérica
hasta Suramérica, Europa, Japón y Nueva Zelanda entre los 1400 y 3300 msnm. El período de
vida es moderado. La tasa de crecimiento lenta y continúa siendo una vez se haya cultivado.
La profundidad de la raíz es de 15 cm aproximadamente. Presenta hábito graminoide, biotipo
enraizado emergente-helófita-, su duración es del tipo perenne. Se adapta a diferentes
texturas de suelos con un pH que fluctúe entre 4.5-7. tiene una tolerancia baja a la sequía y a
la salinidad, media al carbonato de calcio y alta a las quemas. No tiene muchos frutos y
semillas. La tasa de dispersión de semillas es baja, la propagación es por rizomas y por
semillas. En la laguna de Fúquene es posible encontrarla en las islas flotantes de Eichhornia
crassipes, donde es dominante el junco, Juncus densiflorus. Su origen es nativo. Esta especie
es un indicador obligado de estatus de humedal.
Principal especie de los eneales:
Las plantas de Typha angustifolia se distribuyen en toda América. Es una planta que tiene
crecimiento rápido y su forma de crecimiento es rizomatoso. Alcanza su máximo crecimiento
a una profundidad de 50 cm. Después de ser cultivada, su crecimiento puede ser lento. Su
ciclo de vida es largo de hábito graminea, biotipo enraizada emergente-halófita-, duración
perenne y con altos requerimientos de luz. Tolera suelos con un pH entre 3.7-8.5 y prefiere
establecerse en suelos básicos, calcáreos o con concentraciones de sal. Tiene una alta
tolerancia al fuego y una tolerancia intermedia a la salinidad. La resistencia a la sequía y al
carbonato de calcio es baja. Es abundante en cuanto a frutos y semillas, siendo la división de
estos, su forma de propagación. Pueden producir entre 20000-700000 frutos por
inflorescencia. La reproducción sexual es importante para la colonización de un área. No
obstante las colonias se mantienen por reproducción vegetativa. Sus hojas producen
abundante hojarasca, reduciendo en ciertos casos la oportunidad de sobrevivencia de otras
plantas acuáticas. Es una de las macrófitas más resistentes y menos exigentes en cuanto a
niveles de contaminación. Para el manejo de Thypa spp, lo más importante es variar los
niveles de inundación posterior a los cortes y cubrir las zonas ya que es una especie que no
soporta la sombra. Es utilizada en sistemas de biotratamiento para aguas residuales. Las
comunidades pueden formar praderas con muy poca diversidad de especies. Entre las
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especies asociadas que más se vinculan con los eneales están: la lenteja de agua (Lernia spp),
clavo de agua (Ludwigia pepioides), sombrilla de agua (Hydrocotyle ranunculoides), botoncillo
(Bidens laevis) y el berro (Nasturbium officinale). Esta especie es un indicador obligado de
estatus de humedal.
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Tabla Nº 1: Inventario florístico de los juncales
División - Subdivisión
Familia
Especie
Nombre común
Hábitat
Origen
Biotipo
Fisiotipo
Histiopteris incisa
Helecho
Terrestre
Nativa
Pteridium aquilinum
Helecho marranero
Terrestre
Exótica
Azolla filiculoides
Helecho de agua
Acuática
Nativa
Acropleustófita
Salviniida
Hydrocotyle ranunculoides
Sombrilla de agua
Acuática/Terrestre
Nativa
Efídata
Sagitariida
Hydrocotyle umbellata
Sombrilla de agua
Acuática/Terrestre
Nativa
Efídata
Sagitariida
Terrestre
Nativa
Acuática/Terrestre
Nativa
Dennstaedtiaceae
Pteridophyta
Salviniaceae
Apiaceae
Baccharidastrum spp
Bidens laevis
Botoncillo
Hérbida
Helófita
Herbida
Asteraceae
Angiospermae
Dicotiledonae
Erechtites valerianaefolia
Terrestre
Herbida
Gamochaeta americana
Terrestre
Nativa
Herbida
Begoniaceae
Begonia fischeri
Begonia de pantano
Acuática/Terrestre
Nativa
Helófita
Herbida
Brassicaceae
Cardamine bonariensis
Berro amargo
Acuática/Terrestre
Nativa
Helófita
Herbida
Cuscutaceae
Cuscuta indecora
Cuscuta
Terrestre/Parásita
Nativa
Haloragaceae
Myriophyllum aquaticum
Hierba de agua
Acuática/Terrestre
Exótica
Hyfidata
Myriophyllida
Lentibulariaceae
Utricularia gibba
Planta insectívora
Nativa
Mesopleustófita
Onagraceae
Ludwigia peploides
Clavito
Acuática/Terrestre
Nativa
Helófita
Decodontia
Acuática/Terrestre
Nativa
Helófita
Graminida
Terrestre
Exótica
Polypogon elongatus
Acuática
Poaceae
Pennisetum clandestinum
Pasto kikuyo
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Graminida
Polygonaceae
Polgyonum acuminatum
Barbasco
Acuática/Terrestre
Exótica
Helófita
Herbida
Polygonum hydropiperoides
Barbasco
Acuática/Terrestre
Nativa
Helófita
Herbida
Rumex conglomeratus
Lengua de vaca
Acuática/Terrestre
Exótica
Helófita
Herbida
Solanum americanum
Hierba mora
Terrestre
Exótica
Calceolaria mexicana
Redículo de pantano
Acuática / Terrestre
Nativa
Herbida
Helófita
Herbida
Helófita
Herbida
Scrophulariaceae
Acuática/Terrestre
Gratiola bogotensis
Verbenaceae
Verbena litoralis
Verbena
Acuática/Terrestre
Exótica
Carex lurida
Cortadera
Acuática/Terrestre
Nativa
Helófita
Graminida
Cyperus rufus
Cortadera
Acuática/Terrestre
Nativa
Helófita
Graminida
Eleocharis spp
Cebolleta de agua
Acuática
Nativa
Helófita
Graminida
Schoenoplectus californicus
Junco
Acuática/Terrestre
Nativa
Helófita
Juncoide
Limnobium laevigatum
Buchón
Acuática
Nativa
Acropleustófita
Hydrocharida
Juncus effusus
Junco
Acuática/Terrestre
Nativa
Helófita
Juncoide
Juncus densiflorus
Junco
Acuática
Nativa
Helófita
Juncoide
Juncus microcephalus
Junco
Acuática/Terrestre
Nativa
Helófita
Juncoide
Lemnaceae
Lemna spp
Lenteja de agua
Acuática
Nativa
Acropleustófita
Lemnida
Orchidaceae
Habenaria repens
Orquídea de pantano
Acuática
Nativa
Helófita
Pontederiaceae
Eichhornia crassipes
Buchón
Acuática/Terrestre
Exótica
Acropleustófita
Eichorniida
Typhaceae
Typha latifolia
Enea
Acuática/Terrestre
Nativa
Helófita
Graminida
Cyperaceae
Hydrocharitaceae
Angiospermae
Monocotyledoneae
Juncaceae
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Comunidades vegetales asociadas a los juncales
Los juncales en la laguna de Fúquene están conformados principalmente por 10 comunidades
vegetales para 32 especies. En la tabla Nº 2 se expone la categorización efectuada para cada
comunidad de acuerdo con la clasificación fisionómica-ecológica tentativa para la vegetación acuática y
palustre para la Sabana de Bogotá y plano del río Ubaté (Schmidt-Mumm, 1998). Son 5 tipologías
definidas específicamente por los porcentajes de cobertura de las especies dominantes de cada
comunidad ligadas a los porcentajes de cobertura de las especies asociadas, los registros de
profundidad, la estratificación establecida en campo y la localización de las parcelas respectivas donde
se realizaron los análisis.
En orden descendente, la unidad ubicada en la parcela experimental de bosque andino es la que
contiene una alta representatividad de praderas según la clasificación fisionómica-ecológica para la
vegetación acuática y palustre, seguida de la unidad de extracción de junco, islas flotantes y área
importante para especies focales.
La profundidad para las comunidades al considerar los valores máximos y mínimos registrados en cada
una de ellas, muestra que los rangos más amplios se ubican en las comunidades uno y tres
correspondientes a zonas de extracción de junco, parcela experimental y área importante para
especies focales, respectivamente. Las comunidades con el mayor valor de profundidad (5,5 m) son la
cinco, seis y nueve, localizadas en la unidad denominada islas flotantes. La comunidad con la menor
profundidad es la 4 (0,4 - 2,3 m), el sector de extracción de junco.
En cuanto a las especies que conforman las praderas: Ludwigia peploides, Myriophyllum aquaticum,
Schoenoplectus californicus, Polygonum acuminatum, Typha angustifolia y Eichhornia crassipes puede
afirmarse que son recurrentes en todas, mientras que Solanum americanum y Rumex conglomeratus a
diferencia de las anteriores, son exclusivas de una sola formación, es decir, la pradera emergente
graminoide de altura intermedia y juncoide alta.
Por otra parte, los porcentajes de cobertura y constancia de las especies para cada comunidad y para
las diez comunidades se discriminan en la tabla Nº 2. Las especies Myriophyllum aquaticum y
Eichhornia crassipes son frecuentes en todas ellas, en tanto tres especies: Cardamine bonariensis,
Juncus effusus y Carex lurida aparecen exclusivamente en una comunidad.
Con relación a los valores de constancia, la mayoría de las especies (18 de 32) presentan cifras
superiores a 40%. De éstas, cinco muestran los porcentajes más altos: Schoenoplectus californicus,
Ludwigia peploides, Polygonum acuminatum, Myriophyllum aquaticum y Eichhornia crassipes; las dos
últimas tienen la mayor constancia (100%). Las especies con bajos valores de constancia son:
Cardamine bonariensis, Hydrocotyle umbellata, Juncus effusus, Solanum americanum y Carex lurida.
Análogamente, los valores más bajos de cobertura los tienen las mismas especies, a excepción de
Hydrocotyle umbellata. Situación disímil ocurre con los valores más altos de cobertura, representados
específicamente por las especies: Schoenoplectus californicus, Typha angustifolia y Eichhornia
crassipes. En esta misma tabla se incluye el número de especies por comunidad. La comunidad con la
mayor riqueza vegetal fue la dos: unidad de parcela experimental de bosque inundable, con 21 de las
32 especies reportadas para el presente muestreo, seguida de la siete y la tres. La comunidad uno fue
la de menor riqueza (zona de extracción de junco)
10
Tabla Nº 2: Formaciones acuáticas y comunidades vegetales acuáticas establecidas para las cuatro unidades de vegetación
PRADERA EMERGENTE JUNCOIDE ALTA
Z
Comunidad 4: Schoenoplectus californicus 46.74%
Unidad de
vegetación
0,1 - 0,8 m
Extracción de
junco
0,5 - 5,5m
Extracción de
junco y
parcela
experimental
0,4 - 2,3 m
Myriophyllum aquaticum, Rumex conglomeratus, Hydrocotyle ranunculoides Eichhornia crassipes, Bidens laevis, Polypogon elongatus 1.5
- 3.2 %
Parcela
experimental
0,05 1,5m
Ludwigia peploides y Polygonum acuminatum 16 – 22,5%
Parcela
Cardamine bonariensis, Hydrocotyle umbellata, Begonia fischeri 0,1 - 0,8
Comunidad 5: Schoenoplectus californicus 47,91 %
Eichhornia crassipes, Ludwigia peploides 8 - 28%
Myriophyllum aquaticum, Polygonum acuminatum, Lemna spp. Typha angustifolia, Begonia fischeri, Juncus densiflorus, Baccharidastrum
spp, Erechtites valerianaefolia 1 - 2,9%
Las comunidades
emergentes consisten
principalmente en plantas
juncoides que cubren más
de 50% del terreno. Se
puede presentar una
vegetación herbácea o
graminoide, sin embargo
ésta cubre siempre menos
de 50% del terreno. La
fisionomía de la pradera
emergente juncoide alta
alcanza normalmente una
altura superior a 1.5 m.
Gamochaeta americana y Polypogon elongatus 0,23%
PRADERA EMERGENTE GRAMINOIDE DE ALTURA INTERMEDIA
Comunidad 7: Typha angustifolia 44,59%
Eichhornia crassipes, Limnobium laevigatum, Polypogon elongates, Bidens laevis 6 - 8,6%
Ludwigia peploides, Myriophyllum aquaticum, Schoenoplectus californicus, Polygonum acuminatum, Hydrocotile ranunculoide, Cyperus
rufus, Utricularia gibba, Begonia fischeri, Baccharidastrum spp, Juncus microcephalus, Habenaria repens, Erechtites valerianaefolia 1 –
3,3 %
PRADERA EMERGENTE GRAMINOIDE DE ALTURA INTERMEDIA - JUNCOIDE ALTA
Comunidad 2: Typha angustifolia 28,3 % - Schoenoplectus californicus 23,66%
Polygonum acuminatum, Limnobium laevigatum 10 -12 %
11
La fisionomía se caracteriza
por la vegetación de
apariencia graminoide que
presenta normalmente una
altura entre 0,50 y 2 m.
Typha angustifolia o T. Cf.
Latifolia son representantes
típicas de esta pradera.
experimental
Ludwigia peploides, Lemna spp, Myriophyllum aquaticum, Eichhornia crassipes 3 - 6,5%
Pennisetum clandestinum, Rumex conglomeratus, Histiopteris incisa, Juncus effusus, Solanum americanum, Hydrocotyle ranunculoides,
Azolla filiculoides, Begonia fischeri, Baccharidastrum spp, Juncus microcephalus, Bidens laevis, Gamochaeta americana , Habenaria
repens 0,05 - 1,5%
PRADERA EMERGENTE GRAMINOIDE DE ALTURA INTERMEDIA - PRADERA ERRANTE COMUNIDAD FOLIOSA
Comunidad 6:Typha angustifolia 22,54% - Eichhornia crassipes 22,6%
0,2 - 5,5 m
Islas flotantes
y parcela
experimental
0,5 - 4,1 m
Eleocharis macrostachya, Myriophyllum aquaticum, Juncus densiflours, Polygonum acuminatum, Habenaria repens, Polypogon elongatus
1 - 2,9%
Islas flotantes
y parcela
experimental
0,4 - 5,5 m
Erechtites valerianaefolia, Ludwigia peploides, Limnobium laevigatum 5,5 - 20%
Islas flotantes
Juncus microcephalus, Carex lurida 0,19%
PRADERA ERRANTE EMERGIDA COMUNIDAD FOLIOSA
Comunidad 8: Eicchornia crassipes 47,16%
Bidens laevis, Typha angustifolia 10 - 18,4%
Polypogon elongatus, Habenaria repens, Myriophyllum aquaticum, Lemna spp, Begonia fischeri 2,8 - 5%
Juncus densiflorus, Azolla filiculoides,Shoenoplectus californicus, Baccharidastrum spp, Gamochaeta americana, Erechtites
valerianaefolia 0.8 - 1%
Fisionomía caracterizada
por plantas de apariencia
herbácea. Originalmente
representadas por
Limnobium laevigatum,
actualmente representadas
por Eichhornia crassipes.
Estas praderas son
invadidas por Ludwigia
peploides o Hydrocotyle
ranunculoides e inclusive
por especies enraizadas
emergentes poco
frecuentes como Begonia
Fischeri o Habenaria repens.
Comunidad 9: Eicchornia crassipes 36,02%
Schoenoplectus californicus 20,58%
Polypogon elongatus, Bidens laevis 8 - 13,1%
Begonia fischeri, Ludwigia peploides, Polygonum acuminatum, Hydrocotile ranunculoide, Habenaria repens, Baccharidastrum spp 1 4,5%
12
Estas comunidades se
caracterizan por tener una
altura menor a 1,5 m y las
especies típicas son Rumex
conglomeratus, Polygonum
hydropiperoides, P.
Punctatum, Cotula
coronopifolia o Bidens
laevis.
Myriophyllum aquaticum, Gamochaeta americana, Gratiola bogotensis, Erechtites valerianaefolia 0,29 - 4%
PRADERA ERRANTE EMERGIDA COMUNIDAD FOLIOSA - EMERGENTE JUNCOIDE ALTA
0,1 - 3,5 m
Myriophyllum aquaticum, Calceolaria mexicana, Azolla filiculoides, Habenaria repens, Pennisetum clandestinum, Limnobium laevigatum,
Cyperus rufus 0,1 - 2,9 %
Área para
especies
focales
0,1 - 4 m
Eleocharis spp, Ludwigia peploides, Hydrocotile ranunculoides, Gratiola bogotensis, Lemna spp 5,3 - 16%
Parcela
experimental y
extracción de
junco
0,1 - 4 m
Comunidad 10: Eicchornia crassipes 20,16% - Schoenoplectus californicus 20,16%
Área para
especies
focales y
extracción de
junco
PRADERA EMERGENTE HERBÁCEA DE FORBIAS BAJAS
Comunidad 1: Polygonum acuminatum 45,19% - Schoenoplectus californicus 39,79 %
Typha angustifolia 7,05%
Myriophyllum aquaticum, Histiopteris incisa 1,7- 3,5%
Hydrocotyle umbellata, Begonia fischeri, Lemna spp, Eichhornia crassipes, Limnobium laevigatum 0,1 - 0,9%
PRADERA ENRAIZADA SUMERGIDA DE HOJAS CAULINARES, TALLOS ALARGADOS - PRADERA EMERGENTE HERBÁCEA DE FORBIAS
BAJAS
Comunidad 3:Myriophyllum aquaticum 31,4% - Ludwigia peploides 25,62%
Schoenoplectus californicus 23,32%
Limnobium laevigatum, Polygonum acuminatum, Typha angustifolia, Eichhornia crassipes, Hydrocotyle ranunculoide 1 - 5,1%
Lemna spp, Azolla filiculoides, Calceolaria mexicana, Gratiola bogotensis, Cyperus rufus, Utricularia gibba, Juncus densiflorus, Eleocharis
spp 0,4 - 0,9 %
13
Se caracteriza por plantas
enraizadas o adheridas al
sedimento. Las
comunidades más
representativas en la
Sabana de Bogotá son
Egeria densa, Najas
guadalupensis,
Myriophyllum quitense o
especies de chara y nitela.
También se incluyen
especies como
Potamogeton illinoensis,
Myriophyllum aquaticum o
Callitriche heterophylla.
II. EL JUNCAL
Dentro de un mismo humedal puede haber heterogeneidad de ambientes dada la influencia de factores
hidrológicos, geomorfológicos, químicos y biológicos, que se expresan por ejemplo en el tipo de vegetación
que predomina y definen unidades ecológicas que pueden ser delimitadas de manera más o menos precisa
con fines cartográficos, de zonificación de uso y manejo y con base e criterios hidrológicos, del tipo de
vegetación o tipo de suelos. Estas unidades reciben el nombre de sistemas y corresponden al nivel
jerárquico más general de la clasificación (Política Nacional de Humedales Interiores de Colombia y
Convención Ramsar).
La delimitación, diferenciación y caracterización de un humedal en los
diferentes sistemas es útil para el manejo, pues permite la toma de
decisiones basada en particularidades de cada componente
estructural del ecosistema, su funcionamiento y relación e influencia
en cada uno de los demás sistemas integrales del humedal
Sistemas del complejo lagunar. Los juncales en el contexto del sistema
palustre:
En el complejo lagunar de Fúquene, Cucunubá y Palacio están presentes los sistemas palustre, lacustre y
ribereño (Cuadro 1). En la Tabla 2 se presentan una descripción de cada sistema en cada una de las lagunas.
CUADRO No 1: SISTEMAS PRESENTES EN EL COMPLEJO LAGUNAR DE FUQUENE,
CUCUNUBA Y PALACIO
Sistema palustre
Agrupa a todos los humedales con vegetación que tradicionalmente se ha llamado de pantanos (turberas y juncales entre otros) y también estuarios y
bosques inundables. Los humedales palustres pueden ser situados en lagos, lagunas, canales de ríos o presentarse como islas en ríos, lagos y lagunas
(Cowarding et al., 1979). En las lagunas el sistema palustre típicamente se encuentra en la zona de orilla o zona de vegetación emergente. Sin
embargo en muchos de los humedales alterados, el patrón de la vegetación puede haber cambiado por la intervención humana, como es el caso de la
laguna de Palacio en donde la orilla es un canal artificial de agua y la vegetación de juncos se encuentra hacia el centro del ecosistema.
Las especies más comunes son el junco (Schoenoplectus californicus), la enea (Typha angustifolia), botoncillo ( Bidens laevis), clavito de agua ( Ludwigia
peploides), barbasco (Polygonum hydropoperoides) , lenteja de agua (Lemma spp), buchón de la sabana (Limnobium laevigatum), sombrilla de agua
(Hydrocotyle ranunculoides) y el junco (Juncus effusus)
Sistema lacustre
Típicamente los sistemas lacustres tienen áreas extensas de aguas profundas como los lagos y reservorios, lagos intermitentes y lagos influenciados
por mareas con salinidad derivada del mar e inferior a 0,5 o/oo. Dentro de éste es posible igualmente encontrar islas de vegetación juncoide (sistema
palustre). El sistema lacustre puede estar limitado por tierras altas o por humedales donde predominan los árboles, arbustos, flora emergente
persistente, musgos emergentes o líquenes. Este sistema esta presente en la Laguna de Fúquene y Cucunuba.
Las especies que típicamente se encuentran son la Elodia (Egeria densi), chirá (Potamogeton illinoensis y P. pusillus), buchón introducido (Eichornia
crassipes), cortadera (Cyperus rufus), botoncillo (Bidens laevis) y clavo de agua (Ludwigia peploides)
El sistema lacustre tiene dos subsistemas:
•
Litoral: se extiende desde la orilla del sistema hasta una profundidad máxima de 2 metros en aguas bajas, o hasta la máxima profundidad a
la cual se desarrollan las plantas no persistentes emergentes.
•
Limnético: incluye todos los hábitats de aguas profundas dentro del sistema lacustre. Muchos ecosistemas lacustres pequeños no tienen
subsistema limnético.
Las clases del sistema lacustre son: sin vegetación (NV), lecho acuático (LA), espejo de agua (EA) y humedal emergente (de vegetación no persistente).
14
Sistema ribereño
Incluye todos los humedales contenidos dentro de un canal con dos excepciones: 1) humedales dominados por árboles, arbustos, emergentes
persistentes, musgos emergentes o líquenes y 2) hábitats con agua con una salinidad superior a 5o/oo (Cowardin et al., 1979). Un canal es un
conducto abierto, natural o artificial, que periódicamente contiene agua en movimiento y que puede formar una conexión entre dos cuerpos de agua
(Roggeri, 1995).
En la parte superior del sistema ribereño puede haber vegetación juncoide, pero ésta no esta incluida en el sistema ribereño (Cowardin et al., 1979).
Este sistema esta presente en los ríos Ubaté y Suárez de la Laguna de Fúquene, en los canales artificiales, en la mayoría de canales de irrigación o
desecación de los ecosistemas acuáticos de la región.
Las especies típicas corresponden a las que se encuentran también en el sistema palustre y lacustre
En la Laguna de Fúquene, la imagen satelital de julio de 2003 reveló una extensión para la laguna de Fúquene
de 3.155,79 hectáreas (ha) de las cuales 979,37 corresponden al sistema palustre, 1.986,07 al sistema
lacustre y 190,33 ha al sistema ribereño, constituido por el canal perimetral que bordea casi totalmente a la
laguna, quebradas modificadas y canales artificiales que desaguan en el ecosistema (Fig. 1) . Los canales
artificiales son producto de la transformación del sistema palustre. Las quebradas rectificadas en su estado
original desembocaban en el borde del agua. Hoy día, y por la gran expansión de la vegetación de juncos en la
orilla lagunar, las quebradas atraviesan el sistema palustre antes de llegar a la porción lacustre. Estas tres
situaciones hacen necesario incluir el sistema ribereño como parte estructural y funcional del complejo de
humedales y considerar, para el caso de las tres lagunas, su límite más externo y el que define el área total al
borde exterior del canal perimetral artificial.
15
Figura 1. Mapa de las unidades ecológicas de la Laguna de Fúqune, Fundación Humedales, 2003
16
En el año 2003 la laguna de Cucunubá tenía una extensión de 214,3 ha. Es probable que en el 2006 el tamaño
total del ecosistema y sus componentes estructurales hayan cambiado por nuevas intervenciones antrópicas
evidenciadas desde entonces. Aunque todavía gran parte corresponde al sistema lacustre (46,71%), la flora
palustre se extiende ampliamente en sitios que debían estar dominados por el agua. Este proceso se presenta
en especial en el sector sur-occidental que la comunica con Palacio (Fig. 2).
La laguna de Palacio, con 37,5 ha, es la más pequeña de los tres humedales principales del Valle de Ubaté.
Según algunos recuentos de los pobladores locales, las tres lagunas estaban conectadas hidrológicamente y
era posible la navegación entre ellas con embarcaciones de motor. Actualmente están aisladas entre sí.
Palacio perdió por completo su espejo de agua y la única zona con agua es un canal perimetral de origen
artificial construido con el mismo fin que el de Fúquene y Cucunubá: evitar la apropiación ilegal de la laguna
(Fig.2).
Figura 2. Mapa de unidades ecológicas de las lagunas Cucunubá y Palacio. Fundación Humedales, 2003
17
De acuerdo con Cowardin et al. (1979), el sistema ribereño contiene todos los humedales y hábitat de aguas
profundas presentes dentro de un canal con dos excepciones: 1) humedales dominados por árboles,
arbustos, emergentes persistentes, musgos emergentes o líquenes y 2) hábitat con agua con una salinidad
superior a 5 0/00.
Cowardin et al. (1979) identificaron dentro del sistema palustre a todos los humedales no mareales con la
presencia de árboles, arbustos, plantas persistentes, musgos y líquenes emergentes y también los humedales
que están en áreas de marea en donde la salinidad derivada del océano no sobrepasa 0,5%0. En esta
clasificación se incluyen también las lagunas someras y pantanos permanentemente inundados sin influencia
del mar.
A continuación se presenta un cuadro comparativo entre cada una de las lagunas a nivel de cada uno de los
sistemas
presentas
(palustre,
lacustre
y
ribereño)
(Tabla
3)
18
Tabla No 3. Descripción de cada uno de los sistemas presentes en el complejo lagunar de Fúquene, Cucunubá y Palacio
SISTEMA
Palustre
LAGUNA DE FUQUENE
LAGUNA DE CUCUNUBA
LAGUNA DE PALACIO
Se halla fragmentado en al menos 40 unidades separadas por canales de drenaje artificiales
y, en menor grado, por quebradas naturales con marcada intervención humana. Dichos
canales y quebradas interrumpen el continuum característico de la vegetación juncoide. La
mayor densidad de canales se encuentra en el costado oriental y se extiende desde el
sistema palustre hasta la planicie fluvio-lacustre de pastizales donde se desarrolla la
ganadería. Esta coincidencia en la ubicación de canales y pastizales dedicados al pastoreo de
ganado corroboran que la laguna ha sufrido procesos de desecación para la creación de
potreros ganaderos. Además de su presencia en las lagunas, también se encuentra en el
Valle de Ubaté un sinnúmero de humedales lineales con vegetación palustre. Aunque
pequeños en extensión, dispersos a lo largo de la cuenca y desconectados de los
ecosistemas mayores, se ha logrado establecer su relevancia como hábitat para la avifauna y
por lo tanto, deben reconocerse como remanentes importantes para la conservación.
En el sistema palustre se encuentran las siguientes unidades ecológicas:
•
Humedal emergente de flora persistente. Tipo dominante Schoenoplectus californicus
(junco): 627,37 ha.
•
Humedal emergente de flora persistente. Tipo dominante Typha angustifolia (tifa):
278,44 ha.
•
Lecho acuático de vegetación flotante. Tipo dominante Eichhornia crassipes (buchón):
73,56 ha.
Los efectos sinérgicos de determinantes antrópicos (en especial la disminución del nivel de
agua y las elevadas concentraciones de nutrientes exógenos) y características de las
especies, para explicar por ejemplo patrones de dominancia como el observado allí: junco
en 64,05% y tifa en 28,43%.
Eichhornia crassipes es una especie exótica y probablemente su centro de origen sea la
Amazonía (Gopal, 1987 en Schmidt-Mumm, 1998). Es una especie característica de sistemas
lacustres con profundidad suficiente para permitir raíces flotantes y en Fúquene su
presencia en el sistema palustre en 7,51% del área, puede explicarse como un estado de la
sucesión de hábitat lacustre a palustre. Ciertos espacios cercanos al borde e inmersos
dentro de la matriz de junco y tifa quedaron con un nivel de agua mucho mayor y apropiado
para permitir la presencia de especies típicas de sistemas lacustres, como es el buchón. De
acuerdo con la dinámica observada en Fúquene durante los últimos años, es muy probable
que estos “ojos de agua” en el sistema palustre y con vegetación acuática típica (buchón en
este caso) desaparezcan y sean reemplazados por vegetación juncoide. Este proceso en las
lagunas del Valle del río Ubaté se ha acelerado en respuesta a las intervenciones humanas.
Montenegro (2004) en un análisis multitemporal de la distribución de la vegetación y el
espejo de agua en Fúquene, y con base en imágenes satelitales de 1987 y 2002, logró
corroborar que los sitios ahora ocupados por junco antes tenían agua libre de vegetación
Se extiende en una franja angosta
hasta el borde de la carretera que
la separa de la laguna de Palacio.
Su área es de 96,3 ha (42,23 %
del área total del ecosistema) y se
encuentra
dominado
por
hidrófitas herbáceas perennes
enraizadas y erectas. En 2003 la
imagen satelital mostró que la
franja palustre de la laguna
estaba a sólo 191 metros de
separarse del cuerpo de agua
principal. Este proceso al parecer
se encuentra activo y si llegara a
suceder conllevaría a cambios
ecológicos en los dos fragmentos
resultantes y la consecuente
pérdida de su integridad. De
acuerdo con la clasificación
empleada, la unidad ecológica
predominante en la franja de
vegetación juncoide es sistema
palustre,
clase
humedal
emergente
de
vegetación
persistente, probablemente de
los
géneros
Schoenoplectus
(junco) y Typha (enea). Como en
el caso de Fúquene, dentro de la
matriz palustre también se
encuentran
porciones
de
vegetación típicamente lacustre
cuya presencia es posible que se
deba al estado de la sucesión del
ecosistema y su transición de
suelos
permanentemente
inundados a más drenados con
flora palustre.
Tiene una extensión de 32,6
ha y ocupa la mayor parte
del ecosistema: 86,93 %. Se
halla
compuesto
por
hidrófitas
herbáceas
perennes
enraizadas
y
erectas probablemente de
los géneros Schoenoplectus
(junco) y Typha (enea). En
este sistema es preocupante
la presencia en el costado
sur occidental de un frente
de invasión de Pennisetum
clandestinum (pasto kikuyo)
proveniente de la ronda y
que en 2003 tenía una
extensión de 3,6 ha.
También en el centro, entre
la vegetación juncoide, se
encuentra
una
especie
característica de las zonas
bien drenadas y que en el
Valle de Ubaté es frecuente
en la orilla de las carreteras.
Circunstancia
tal
que
demuestra el bajo nivel de
agua, el avanzado estado de
deterioro y la desecación
destinada a otros usos, pese
a la normatividad vigente
para la protección de los
ecosistemas acuáticos de
aguas interiores.
19
SISTEMA
Lacustre
LAGUNA DE FUQUENE
LAGUNA DE
CUCUNUBA
LAGUNA DE
PALACIO
Existen tres unidades predominantes:
•
Espejo de agua libre de vegetación: 325,53 ha.
•
Lecho acuático de vasculares enraizadas. Tipo dominante Eichhornia crassipes (buchón introducido): en el
subsistema litoral ocupa 112,59 ha y en el subsistema limnético 376,09 ha.
•
Lecho acuático de vasculares enraizadas. Tipo dominante Egeria densa (elodea): en el subsistema litoral ocupa 15,99
ha y en el subsistema limnético 819,11 ha.
A la fecha de la imagen satelital (2003), el espejo de agua libre de vegetación contaba con 325,53 ha que representan
solamente 10,84 % del área total (3.155 ha). Por fotografías aéreas anteriores y relatos de habitantes locales se sabe que
la porción de agua ha disminuido notablemente. En la actualidad, el proceso continúa debido a intervenciones antrópicas
que alteran los patrones de vegetación y promueven la pérdida del agua.
Entre las especies vasculares enraizadas y flotantes predominan la elodea y el buchón. La elodea cubre 835,1 ha del
sistema lacustre y junto con otros sitios de la laguna también con presencia de la especie, se extiende en más de 25% del
área total. La elodea es una macrófita introducida originaria de Brasil y al parecer llegó a Fúquene como resultado de una
acción de manejo que buscaba disminuir el exceso de nutrientes del agua para revertir los síntomas de la eutrofización. La
planta se convirtió en invasora y su expansión está favorecida por el aporte de gran cantidad de nutrientes provenientes
de la cuenca de captación del río Ubaté y por el descenso del nivel del agua que facilita su enraizamiento. Los efectos de
la introducción de especies son imprevisibles y pueden provocar, como en este caso, consecuencias inesperadas. En
Fúquene la invasión por elodea afecta la capacidad de almacenamiento de agua, causa el desplazamiento de especies
nativas, dificulta la navegación y promueve el cambio en la dinámica natural de la vegetación lacustre y palustre. Por
ejemplo es factible que la elodea juegue un papel importante en el establecimiento de junco y tifa en zonas donde
típicamente debería haber flora lacustre. Probablemente la gran densidad de elodea observada en ciertos sectores del
ecosistema logra “atrapar” las raíces del buchón que se consolidan para servir de sustrato al junco y la tifa.
El buchón ocupa 488,68 ha del sistema lacustre y constituye una fracción importante de la vegetación que bloquea la
salida de la laguna (costado nor-occidental) hacia el río Suárez. En total el área ocupada por buchón puede llegar a 25%.
Se ha podido establecer que uno de los efectos más notorios y con mayor impacto sobre las comunidades humanas, es la
dificultad y en muchos sitios la completa imposibilidad de realizar el transporte con embarcaciones dentro de la laguna y
hacia el río Suárez. Hoy en día la salida hacia el río se halla bloqueada por la gran consolidación de flora invasora que, de
acuerdo con observaciones generales, presenta una dinámica muy particular. Esta especie forma matrices en el sistema
lacustre que sirven de sustrato para el establecimiento de vegetación juncoide.
Su extensión en
Cucunubá es de 98,7
ha, cerca de la mitad
del área total del
ecosistema. También
evidencia invasión de
elodea y buchón, con
un
dominio
aproximado de 50%
en espejo de agua.
De acuerdo con la
clasificación
empleada, en el
sistema lacustre se
encuentran
las
unidades ecológicas
lecho acuático de
vasculares flotantes y
enraizadas y espejo
de agua libre de
vegetación,
donde
probablemente
predominan
Eichhornia crassipes /
Egeria densa. La
unidad ecológica de
espejo de agua libre
de
vegetación
posiblemente tenga
fondo con material
no consolidado. Se
observan
islas
flotantes
Desapareció
En Palacio el
sistema
lacustre ya se
había
reportado
como
desaparecido
por SchmidtMumm
(1998).
El
canal artificial
que bordea
todo
el
humedal es
lo que queda
de
agua
superficial
allí.
Tanto en Fúquene se observan las llamadas islas flotantes que son formaciones de buchón con flora palustre asociada, las
cuales se desplazan libremente cuando el viento las mueve. Estas praderas errantes se consolidan inicialmente por
especies de colonización secundaria como Bidens laevis o Hydrocotile ranunculoides (Schmidt-Mumm, 1998). Según
Guzmán (2006) tales formaciones pueden ser estables o ser parte de un estado transitorio y más tarde ser reemplazadas
por junco y tifa. En varios sectores las islas ya se encuentran unidas a la franja de vegetación de borde. Al parecer ésta es
una de las formas como se extiende el junco hacia el centro de la laguna. Lo anterior se ve favorecido por el descenso del
nivel del agua y el aumento de la sedimentación que crea condiciones de menor profundidad.
20
SISTEMA
LAGUNA DE FUQUENE
LAGUNA DE CUCUNUBA
LAGUNA DE PALACIO
Como en las otras dos lagunas, el
Tiene 4,9 ha y corresponde al
representado por el canal perimetral
artificial y alcanza una extensión de
19,3 ha. El canal fue construido para
evitar el avance de la ganadería. Hoy
día gran parte del área de ronda es
propiedad privada, lo cual dificulta su
acceso. El reconocimiento que se hizo
de la vegetación del canal fue general
y permitió establecer el predominio
de las exóticas elodea y buchón. En la
clasificación de hábitat, la unidad
resultante es sistema ribereño,
subsistema perenne bajo, clase lecho
acuático de macrófitas enraizadas y
flotantes nativas e introducidas.
También se encuentran algunas
porciones de agua libre de vegetación
(espejo de agua).
ciertos períodos del año que
coinciden con las épocas de
mayor precipitación, se percibe la
deficiente calidad del agua del
canal con malos olores, gran
turbidez y ausencia total de
peces. Es posible que dicha
condición se deba a la llegada de
desechos y contaminantes por las
aguas de escorrentía desde las
tierras más altas que bordean la
laguna. No se cuenta con
información
suficiente
para
determinar las especies de
plantas dominantes en el canal,
aunque están presentes también
la elodea y el buchón. La unidad
ecológica resultante de acuerdo
con el sistema de clasificación
empleado es sistema ribereño,
subsistema perenne bajo con
vasculares enraizadas y flotantes
y espejo de agua libre de
vegetación.
Ribereño El sistema ribereño (190 ha) en la laguna de Fúquene está compuesto por el canal sistema ribereño en Cucunubá está canal perimetral artificial. En
perimetral, los canales de desecación y las quebradas rectificadas que atraviesan el
sistema palustre. En las lagunas de este tipo con poca o ninguna intervención
humana, el borde tiene vegetación emergente (palustre) o está en contacto directo
con el agua, la pendiente de las orillas es suave y permite el paso del agua a la ronda
en las épocas de aguas altas. En los ecosistemas acuáticos altamente intervenidos, el
borde se encuentra alterado con orillas abruptas que en muchos casos impiden que
el agua desborde.
En Fúquene los efectos de las actividades humanas cambiaron el borde lagunar y
actualmente en muy pocos sitios se conserva una transición natural de la tierra
firme al agua. La más notoria de tales intervenciones fue la construcción del canal
perimetral, con grandes repercusiones sobre la estructura y funcionamiento del
ecosistema. Dicho canal se abrió con el propósito de evitar más desecación y la
apropiación de áreas de la laguna para dedicarlas a la ganadería. Su construcción se
hizo excavando y depositando el sedimento extraído en el borde para crear una
barrera adicional entre la ronda y el agua. Esta aparente solución a la apropiación
ilegal de la laguna alteró su dinámica y hoy se puede afirmar que no tuvo los efectos
deseados, pues en algunos sitios es posible comprobar la existencia de actividades
humanas que han traspasado la barrera del canal y le siguen quitando área al
cuerpo de agua.
Los canales de desecación construidos de manera perpendicular al sistema palustre
constituyen otra importante intervención que divide la franja de vegetación de
juncos y tifa. Tales canales se usan en unos casos para lograr una salida desde el
borde hasta el agua y, en otros, con evidentes fines de desecación. La superficie
ocupada actualmente por los canales artificiales formaba parte del sistema palustre
de la laguna que quedó transformado en sistema ribereño artificial. En los canales
hay agua libre de vegetación y aunque se cuenta con la presencia de plantas nativas,
predominan el buchón y la elodea. La unidad ecológica resultante de acuerdo con la
clasificación es: sistema ribereño, subsistema perenne bajo, clases sin vegetación /
lecho acuático / espejo de agua con fondo no consolidado y vegetación de
vasculares enraizadas y flotantes donde probablemente predominan Egeria densa
(elodea) y Eichhornia crassipes (buchón).
21
Estructura espacial del juncal
Las tres lagunas tenían hasta antes de la construcción del canal perimetral, el patrón típico de la
vegetación de los ecosistemas de este tipo: en las orillas flora palustre y, hacia el centro, el sistema
lacustre con espejo de agua y ciertas zonas con macrófitas enraizadas y flotantes nativas. El canal
perimetral alteró drásticamente el borde natural de la laguna y produjo la inversión del patrón: el
agua en la orilla y hacia el interior, la flora palustre. Además, el sedimento extraído durante la
excavación fue depositado en su borde y generó en algunos sectores verdaderas “colinas” que
impiden procesos típicos de los humedales, como es la anegación del agua durante los períodos de
altas.
En las lagunas es notorio un arreglo espacial y la dinámica adoptada es en gran parte impuesta por
las intervenciones humanas. Allí hay ejemplos de cambio de poblaciones de especies que de
manera natural deberían dominar en ciertos tipos de hábitats. También se encuentran eventos de
paso de un tipo de hábitat a otro (demostrado en el nivel más detallado del sistema de
clasificación), de un sistema a otro (en el nivel más amplio de la jerarquía), y en el caso más
drástico, de pérdida total de todo un sistema que define el carácter ecológico de un ecosistema
acuático: el espejo de agua. En Fúquene por ejemplo, el agua libre de vegetación ocupa
únicamente 10 % del área total de la laguna y la mayor parte del agua se encuentra invadida por
buchón y elodea. Estas especies exóticas han impuesto una dinámica particular al ecosistema, lo
cual ha provocado que se acentúe la expansión de la flora palustre en detrimento del sistema
lacustre.
Las modificaciones reflejadas en las unidades ecológicas del sistema de clasificación son: en el
sistema lacustre, paso de la clase espejo de agua a la clase lecho acuático con predominio de
especies exóticas. En el lecho acuático típico del sistema lacustre se observa una transformación
hacia sistema palustre. Los efectos de las intervenciones antrópicas han propiciado cambios
profundos en la dinámica (ruta y velocidad) que debería seguir la vegetación de estos humedales, a
tal punto que se han alterado unidades en los componentes de mayor jerarquía del ecosistema:
Palustre
Ribereño; Lacustre
Palustre
Palustre
Sistema de tierra firme (pasto kikuyo)
Los cambios drásticos comienzan con el desplazamiento y posterior reemplazo de especies dentro
de un sistema, lo que ocasiona transformaciones entre subclases. Después viene el cambio de
clases, subsistemas y por último, un nuevo sistema con un carácter ecológico diferente dominante.
Es en esta nueva dinámica impuesta por factores externos, en donde deberían establecerse
acciones de manejo que devuelvan al ecosistema, al menos, parte de su dinámica(ciclo) original
regida(o) principalmente por las perturbaciones naturales propias de la región.
La mayor transformación se observa en Palacio. Allí, quizás el menor tamaño de la laguna, la
ausencia de un río afluente con caudal suficiente para mantener un nivel mínimo de agua y
posiblemente la menor profundidad que tenía el ecosistema cuando era laguna, no fueron
suficientes ante las intervenciones humanas para mantener su carácter ecológico, por ende varió
de laguna a humedal palustre. En la actualidad ya se aprecia su paso hacia un sistema típicamente
terrestre: pasto kikuyo.
Un cambio difícil de evidenciar a través de las mediciones realizadas es el funcionamiento de las
tres lagunas como complejo de humedales. El aislamiento entre las tres probablemente también
ocasionó variaciones en estructura y dinámica de la vegetación en cada una. Al respecto de lo
hidrológico es clara la desconexión. Pero ¿cómo funcionaba el complejo en lo biológico? ¿Qué
22
variables y conexiones relevantes entre las lagunas se perdieron, y con ellas, la capacidad de
mantenimiento de las comunidades típicas y de sus ritmos característicos? Es posible que no se
llegue a saber y menos a restablecerse su funcionamiento.
Dinámica del juncal: evolución normal de los lagos hacia la
colmatación. Condiciones de existencia del juncal.
De manera esquemática, en los lagos y humedales se distinguen dos estados de equilibrio (cuadro
No 2) y el proceso típico de cambio observado es de un lago oligotrófico (baja productividad, bajas
concentraciones de nutrientes y agua clara) o distrófico (baja productividad e influencia de las
sustancias húmicas que se manifiestan en el color del agua), a uno eutróficos (agua turbia y exceso
de fitoplancton). La transformación del estado se debe a procesos acaecidos en la cuenca de
captación, los cuales rompen los mecanismos naturales internos de control por deforestación,
agricultura, ganadería y urbanización, dejando al sistema en directa dependencia de los procesos
económicos y ambientales (Carpenter & Nottingham, 1997). La transición de un estado de
equilibrio a otro puede ser lento, pero no uniforme y usualmente se percibe como un salto. Los
lagos absorben, por ejemplo, desechos animales durante largos períodos sin mostrar cambios,
hasta cuando se excede un umbral y pasan abruptamente de un estado claro a uno turbio.
CUADRO No 2 PROCESOS NATURALES Y MODIFICADOS EN LA DINAMICA DE LOS LAGOS
(Wetzel, 1990; Moss et al., 1996)
En lagos con predominancia de procesos naturales, la estructura del ecosistema depende de mecanismos internos que tienden a
mantenerlo en un estado de equilibrio: están relativamente aislados de las cuencas de captación por bosques y humedales que
previenen la entrada de nutrientes. Los mecanismos de estabilidad son: i) la producción de sustancias húmicas en las áreas circundantes
(humedales y bosques ribereños) que suprime la asimilación de nutrientes por las algas (fitoplancton); ii) las plantas acuáticas
(macrófitas) controlan la carga de nutrientes y producen oxígeno que contribuye a disminuir la liberación del fósforo de los sedimentos;
iii) la denitrificación en la vegetación litoral disminuye la disponibilidad de nitrógeno; iv) el fitoplancton es controlado por el zooplancton,
evitando que los pulsos de fósforo externo sean transferidos a algas o niveles tróficos superiores; y v) el fósforo acumulado en los
sedimentos no se recicla y es inhibido por varios mecanismos biogeoquímicos. El balance entre el fósforo y el carbono orgánico
disuelto depende de procesos en la cuenca de captación y del aislamiento natural de los sistemas lacustres o palustres. En los sistemas
afectados por actividad humana se presenta aumento de nutrientes; la concentración de fósforo en la cuenca es proporcional a la
densidad de ganado, y una vez liberado promueve el crecimiento de vegetación acuática (eutrofización cultural). Los mecanismos que
mantienen los estados eutróficos o distróficos son: i) aporte de nutrientes por escorrentía; ii) pérdida de macrófitas; iii) resuspensión de
nutrientes del sedimento y su entrada en la cadena trófica; y iv) alta depredación sobre el zooplancton y cambios en la comunidad por
sobrepesca o pérdida de hábitat. El proceso también se afecta por pulsos en la concentración de carbono orgánico disuelto, que ocurren
en las zonas temporalmente inundadas. Cuando no hay inundación, por alteración del régimen hídrico o regulación artificial, se reduce el
aporte de carbono y cambia el equilibrio trófico. El estado eutrófico es pues exacerbado por pérdida de humedales, lo cual disminuye la
capacidad del ecosistema para retener agua y nutrientes. En suma, la transformación del paisaje y las alteraciones de procesos
hidrológicos, químicos y físicos en la cuenca, modifican la frecuencia relativa y la duración de los estados oligotróficos, distróficos y
eutróficos.
Actualmente, el estado ecológico modificado presenta una extensión mayor de las formaciones de
pantano (sistema palustre) en relación con el hábitat lacustre, el cual se encuentra disminuido y
degradado. En Fúquene (así como en otros humedales del Altiplano de Cundinamarca y Boyacá), la
biota palustre es las más amenazada y representa el objeto de conservación más importante en el
ámbito global (Varty et al., 1985; Fjeldså, 1993, Renjifo et al., 2002). La disminución de la
profundidad del lago, proceso determinante en la degradación y cambio de estado del sistema en
al menos 2 metros (van der Hammen, 2003), aumenta la extensión de la vegetación palustre a
costa del sistema lacustre e incrementa la disponibilidad de hábitat para las especies más
amenazadas, las cuales, al menos temporalmente, se benefician con tales cambios.
23
Estabilidad del juncal en un lago en estado normal en equilibrio.
En estado de equilibrio normal, los lagos y humedales tienen una capacidad relativamente alta para
resistir los cambios (resiliencia ecológica) puesto que existe un alto número de especies o de
conjuntos de especies que cumplen una misma función (alta redundancia en la diversidad funcional
en cada nivel de organización biológica, esto es, poblaciones, comunidades y ecosistemas). En dicha
situación, la pérdida de una especie no implica una transformación inmediata del estado; la
diversidad amortigua el cambio.
Un estado de equilibrio normal, sin una severa influencia humana permite mantener la mayoría de
las especies y, por lo tanto, una estrategia de conservación de biodiversidad debería ser proclive a
evitar modificaciones drásticas en la estructura y composición del ecosistema. Se trata de una
aproximación centrada en la preservación de las condiciones ambientales en una cuenca de
captación, con el fin de mantener los procesos ecológicos y la biodiversidad en un sistema que
funciona normalmente.
No obstante, es muy frecuente que los lagos y humedales hayan sido llevados por la acción humana
a estados que difieren de su dinámica normal (usual, corriente). Cuando esto ocurre, una
aproximación al manejo dictaría que para conservar la biodiversidad se deba buscar el retorno del
lago a un estado normal, similar al anterior a la intervención antrópica. Aquí, sin embargo, el
sentido común puede fallar; no todos los estados modificados son necesariamente indeseables
para la conservación de la diversidad biológica. Si el objetivo es mejorar la variedad funcional del
ecosistema, sería pertinente recobrar su heterogeneidad y restaurar los procesos ecológicos.
Para lograr lo anteriormente planteado, no es fácil encontrar concordancia entre la restauración de
la biodiversidad funcional y los objetivos de conservación de elementos de la misma previamente
priorizados (por ejemplo, especies amenazadas). Aunque en situación ideal rescatar la integridad
del ecosistema garantizaría la conservación de los aspectos característicos y funcionales de su
biodiversidad, en la práctica la situación es diferente cuando se ha producido la pérdida irreversible
de especies (extinción), o cuando la totalidad de un grupo funcional ha sido afectado. En ambos
casos, las funciones pueden desaparecer o ser reemplazadas por especies exóticas que se
establecen y conforman una nueva estructura o estado de equilibrio, casi siempre impredecible. Si
bien a nivel mundial se ha comprobado una relación entre invasiones y aumento de la extinción
local, es necesario considerar las excepciones que dependen de la historia ecológica particular de
cada sitio.
No es posible entonces generalizar sobre el valor de conservación de la biodiversidad de los
estados modificados en los lagos y humedales. Se hace imprescindible identificar valores asociados
preferencialmente con las diferentes configuraciones o mosaicos de hábitats que ocurren en esos
estados. Incluso, en algunos casos, las especies que han sido previamente priorizadas como objetos
focales de conservación, pueden beneficiarse, al menos temporalmente, en los estados de
equilibrio de los ecosistemas catalogados como degradados. El manejo dirigido a la conservación
(protección) de la diversidad debe definirse para cada situación, dependiendo de la dinámica, la
estabilidad y la composición biótica de los estados alternos de equilibrio, y de la relación entre
éstos y la manifestación de todas las funciones y valores ambientales deseadas.
24
Dinámica alterada de la sucesión, en lagos bajo tensión hídrica.
La cuenca de captación del alto río Suárez tiene una superficie de 1.310 km2, de los cuales 4.8%
corresponden hoy a coberturas posiblemente naturales o seminaturales. Con excepción de los
páramos y los bosques alto-andinos dominados por Weinmannia (Encenillo) y roble (Quercus), el
resto de la cobertura vegetal es seminatural o completamente cultural. En las zonas más secas la
vegetación anterior estaba compuesta por mosaicos de pastizales y matorrales xerófilos (sensu
Rivera et al., 2004), actualmente muy degradados. En las zonas alto andinas (páramos y
subpáramos antropizados) en especial en el municipio de Carmen de Carupa, hoy día se encuentran
varios miles de hectáreas sembradas con papa (Ange, 2003).
Según IGAC-Corpoica (2001), (Instituto Geográfico Agustín Codazzi-Corporación Colombiana de
Investigación Agropecuaria) (2001), los procesos de degradación de suelos en esta región de los
Andes van de moderados a altos, y los conflictos por sobreutilización de las tierras son
generalizados en casi todos los municipios. La sedimentación en la cuenca, de una tasa natural de
0.4 mm/año que prevaleció durante los últimos 10 mil años (Van der Hammen, 2003), pasó a 1
mm/año en los últimos 500. La sedimentación no sólo afecta el volumen de aguas libres en la
laguna, sino que viene acompañada por la liberación de nutrientes, siendo éste uno de los aspectos
más determinantes para el estado ecológico de los lagos.
En la actualidad, la región de Ubaté se caracteriza por evidenciar índices de escasez y vulnerabilidad
del recurso hídrico, con tendencias que van de medio a alto en algunos de los municipios aledaños
(Ideam, 2004). La eliminación de la vegetación natural ha podido tener un efecto importante en el
ciclo hídrico, dando como resultado una menor disponibilidad o regulación del agua en las cuencas
de captación de la laguna. Tal impacto, no estudiado, ha podido ser mayor en algunas zonas
debido a las diferencias en el balance hídrico. En efecto, la cuenca presenta un gradiente climático
local sur-norte entre los 700 y los 1.075 mm de precipitación pluvial, y dos terceras partes de la
superficie de la cuenca originariamente cubiertas de bosque montano semiseco, presentan un
balance hídrico de casi cero, es decir que toda el agua que cae se evapora y no hay disponibilidad
para escurrimiento.
La captación es mayor que la evaporación en zonas “productoras de agua” arriba de los 2.7002.800 metros, habitadas en sus orígenes por bosque alto-andino y páramo, éstas han sufrido un
mayor proceso de transformación. Aunque pareciera que la precipitación pluvial se ha mantenido
en los rangos de variación natural (Useche, 2003), no así la oferta hídrica en la cuenca. El uso del
agua se ha reducido sustancialmente en el caudal del río Ubaté y la disponibilidad hídrica en la
cuenca se vio disminuida 47% entre 1969 y 1989, lapso en el cual pasó de 3.95 a 2.08 m3/seg,
debido principalmente a derivaciones construidas en los ríos Ubaté, Lenguazaque y Suta (Ibíd.).
El cambio en la disponibilidad hídrica y las modificaciones físicas en cursos y orillas produjeron un
descenso de varios metros en el nivel de la laguna durante el siglo XX (Van der Hammen, 2003), con
tendencia a un nivel decreciente (en 1 metro) y cercano a los caudales mínimos (Tabla 4). Este
patrón es el mismo de Cucunubá, en donde entre 1960 y 1070 se presentó un nivel promedio
2.544,5 (2.542,5 - 2.543,4). (NOTA: Para los neófitos, estos son m3 o qué tipo de medida)
Tabla 4: Cambio de niveles de la laguna de Fúquene en algunos años
Año
1960
1974
Nivel máximo Nivel mínimo Nivel promedio
2.540
2.539,8
2.538.8
2.539,2
2.538,2
2.538,7
25
1994
2.538,4
2.538
2.538.2
El conjunto de intervenciones permitió habilitar cerca de 20.337 has en las partes planas del valle
para el desarrollo de la ganadería, en especial en los municipios de Simijaca y Susa (Ange, 2003), y
3.000 has de pastos en el distrito Fúquene-Cucunubá. La cuenca de la laguna y su plano anegadizo
es hoy un sistema hidrológico regulado, aunque con frecuentes inundaciones. Las crecientes se
retienen con el embalse El Hato en la parte alta, y el flujo hídrico se regula en la parte baja con las
compuertas de Cartagena y El Cubio, arriba de la entrada a Fúquene (Ríos Cucunubá y Ubaté,
respectivamente) y la de Tolón 18 kms abajo del nacimiento del río Suárez. Los jarillones, alrededor
de la laguna y de algunos cursos de agua, se construyeron para mantener las aguas confinadas en
los períodos de máxima creciente.
La disminución del agua de entrada a la laguna de Fúquene y la regulación del sistema hídrico se
han traducido en un cambio en sus niveles. Hubo una fluctuación con niveles por encima de la cota
2.540 mts en 1971, 1972, 1973-1974 y 1979; y un mínimo en 2.538 mts en 1973. Durante este año
1973 se dio una fluctuación del nivel que cubría todo el rango. A partir de 1979 se observó un
patrón más regulado y en 1993 los niveles se situaron en los valores inferiores hasta 1996, año en
el cual se reiniciaron las fluctuaciones para alcanzar un máximo en 1999.
Una característica de este proceso es que en tiempos más recientes los niveles máximos tienen una
menor duración. Con las abundantes lluvias de 1999 el nivel subió y produjo algunas inundaciones
en tierras periféricas por el rebosamiento del vaso. Con las intensas lluvias acaecidas entre el 1 y el
13 de marzo de 2006, el nivel subió de 2.539,10 a 2.540,34; esto es 1.30 mts y los jarillones se
rompieron en el sector de la quebrada Bautista inundando cerca de 2.000 has.
En el sector de San Miguel de Sema, el encharcamiento de los potreros se produce siempre mucho
antes que la laguna alcance los niveles críticos, debido al alto nivel freático (cerca de 30 cms). La
capacidad de evacuación de aguas en el río Suárez aguas abajo es además limitada, por encontrarse
18 cms por encima del nivel de la laguna. Es decir, la infraestructura física actual de regulación de la
laguna (embalse, compuertas, jarillones y nivel de evacuación en el Suárez) no es adecuada para
contener las crecientes máximas recurrentes en la superficie y el volumen definidos actualmente.
Es muy preocupante que estas crisis se manifiesten con severidad en medio de una tendencia a la
merma de los caudales medios de entrada en el río Ubaté. Tal circunstancia demuestra que en el
proceso de disminución del tamaño efectivo de la laguna (área y volumen), hace tiempo se pasó el
umbral de la no sosteniblidad del sistema. La fragilidad de las compuertas y jarillones, sumada a la
intensificación de la variabilidad climática que para la zona andina se manifestaría en valores
extremos en los años de La Niña y El Niño, producirá en los años húmedos, inundaciones
recurrentes en tierras aledañas a la laguna. En otras palabras, la laguna de hoy es más pequeña que
el mínimo necesario para manejarla de una manera adecuada.
Como resultado de los cambios en la cobertura de la cuenca de captación, desecación, contención y
regulación de las aguas y sedimentación, en menos de un siglo un ecosistema en el que
predominaban los procesos naturales caracterizados por las fluctuaciones hidrológicas
(inundaciones) fue transformado en uno manejado como distrito de riego y drenaje, con fines de
aumentar la producción agropecuaria. En 1880, el sistema lacustre-palustre tenía una superficie
cercana a las 20.000 fanegadas (5.000 de lago y 15.000 de pantanos). Es decir que en 146 años fue
reducida en 70% su extensión original, fenómeno que se traduce en una tasa anual promedio de
pérdida de 0.3% aproximadamente. La disminución del agua de entrada y los procesos
desencadenados por la contaminación y la invasión de macrófitas, así como la apropiación de las
tierras, permiten suponer que la laguna continuará decreciendo.
26
La disminución de la superficie y los cambios en la profundidad de las aguas, han ocasionado una
modificación de la estructura espacial de la vegetación acuática y los hábitats asociados. Los
juncales han cambiado en sentidos opuestos: en el lago original los pantanos cubrían una superficie
de al menos tres veces más que el cuerpo de agua, y el viajero Hettner se refirió a ellos como “muy
anchos y sólo transitables por canales para llegar al espejo de agua libre” (AÑO). En cambio en la
fotografía aérea de 1955 (Santos, 2000), había una franja angosta de juncos. Actualmente, con el
descenso del nivel del agua, los juncales se están expandiendo de nuevo, y es posible que la
construcción del canal perimetral contribuya en ese sentido (Van der Hammen, 2003). En dicho
proceso se ha suscitado la desaparición del hábitat de aguas profundas dominado por las plantas
acuáticas enraizadas, lo cual influyó en la extinción del zambullidor andino (Fjeldså, 1993). Una
comparación de la estructura actual de hábitats entre las lagunas de Fúquene, Cucunubá y Palacio
ilustra claramente el cambio en su integridad ecológica (Figura 3).
Figura 3: Esquema de la estructura del sistema de hábitats en las tres lagunas
Las causas del cambio ecológico han operado de manera continua y creciente de tiempo atrás, pero
la modificación del ecosistema, manifiesta en la estructura de hábitats, se ha acentuado
notoriamente en los últimos años. En el sistema pantanoso y lacustre hay conformación de nuevas
comunidades bióticas, las especies nativas se han reemplazado por otras introducidas como Egeria
densa (Elodea) y la expansión de vegetación flotante, particularmente la Eichornia crassipes
(Buchón). Es muy posible que la regulación de caudales, y en especial la disminución del nivel
medio de regulación, haya coincidido con el llenado y entrada de operación del embalse El Hato, y
que en conjunto también hayan precipitado la invasión de flora acuática en la laguna.
El resto del sistema también se encuentra profundamente modificado hoy día. Las orillas de las
lagunas y los cursos de agua están además artificializados, tanto en su morfología con ríos
enderezados, orillas con diques y canales, como en su biota prácticamente invadida por
Pennisetum clandestinum (Kikuyo o pasto africano), cuando no forestada con especies exóticas. El
modelo de borde canal-jarillón, ya practicado de tiempo atrás en los cursos de agua, fue adoptado
en la forma de canal perimetral para todas las lagunas como una forma de control del avance de su
apropiación. Para van der Hammen (2003), esta costosa intervención se ha convertido en un nuevo
27
factor de transformación del ecosistema. La estructura general de hábitats de las tres lagunas se
expone en la figura 2 y evidencia las importantes transformaciones en la integridad de los sistemas.
Calidad del agua.
De acuerdo con Rivera et al., 2007 las zonas dominadas por Schoenoplectus sp. en la laguna de
Fúquene presentan una tendencia a valores débilmente ácidos y neutros. Los valores de oxígeno
son inferiores al 30% de saturación con valores < 5mg l-1 en toda la columna de agua. Los valores
de conductividad fueron relativamente homogéneos en toda la columna de agua, mientras el pH, la
temperatura y el oxígeno disuelto presentaron un gradiente vertical que varió a lo largo del ciclo
día – noche (Figura 4). Durante las horas del día la columna de agua presentó un progresivo
incremento en la temperatura en las tres zonas. En la zona dominada por E. densa se observó un
incremento en los valores de pH y oxígeno durante las horas del día.
Zona 1
(Schoenoplectus sp)
14
Temperatura (°C)
16
18
20
22
24
Profundidad (m)
0.0
14
Temperatura (°C)
16
22
24
14
1.0
1.0
1.5
1.5
1.5
2.0
2
4
6
8
10
12
0.0
D
0
2
4
6
8
10
12
0
E
1.0
1.5
1.5
1.5
2.0
7
8
9
10
0.0
0.5
11
6
7
8
1.0
1.5
1.5
2.0
2.0
6
8
10
12
F
9
10
11
6
7
8
pH
9
10
11
0.0
H
0.5
1.0
4
2.0
pH
0.0
G
Oxígeno (mg L )
0.5
1.0
6
2
0.0
1.0
pH
24
-1
Oxígeno (mg L )
0.5
2.0
22
2.0
0.0
0.5
20
C
-1
Oxígeno (mg L )
18
0.5
B
1.0
0
Temperatura (°C)
16
0.0
-1
Profundidad (m)
20
0.5
A
2.0
Profundidad (m)
18
0.0
0.5
Zona 3
(Egeria densa)
Zona 2
(Eichhornia crassipes)
0.5
I
1.0
06:00
13:00
18:00
24:00
1.5
2.0
Fig. 4. Tomado de Rivera et al (2007) Comportamiento de la temperatura, oxígeno y pH bajo tres
factores, a)hora del día, b) gradiente de profundidad y c) zona de plantas acuáticas dominantes,
en la Laguna de Fúquene
28
La comunidad fitoplanctónica mostró una amplia variación en la densidad de los principales grupos
entre zonas y muestreos. La densidad algal varió entre 400 y 2400 cel ml-1. No obstante, se
observó una dominancia de algas de los grupos Bacillariophyceae y Cyanonophyceae. La
comunidad zooplanctónica presentó densidades que variaron entre 10 y 200 Ind L-1 y fue
dominada por rotíferos. Los cladóceros y copépodos fueron los grupos codominantes y durante
agosto se observó un incremento en la densidad del zooplancton.
La comunidad de algas perifíticas estuvo dominada por Bacillariophyceae, Cyanophyceae y
Zygophyceae. En general no se observó un patrón temporal o espacial en la dominancia de estos
grupos. La comunidad de macroinvertebrados bentónicos estuvo dominada por dípteros,
principalmente de la familia Chironomidae. En la zona dominada por E. crassipes se observó una
mayor importancia de Hyalella sp. (Amphipoda), mientras que en la zona dominada por
Schoenoplectus sp. se presentó una mayor diversidad de grupos y en general una mayor riqueza de
morfotipos. Si bien las diferencias en la estructura de las comunidades vegetales no permite hacer
una adecuada estimación de la densidad de macroinvertebrados, el total de individuos colectados
fue dos veces más bajo en las zonas dominadas por Schoenoplectus sp. con respecto a las otras dos
zonas.
La alta producción de materia orgánica de las plantas emergentes como Schoenoplectus sp. y
flotantes como E. crassipes, generan condiciones anaerobias que favorecen el aumento en la
disponibilidad de fósforo y por lo tanto un aumento en la productividad del ecosistema. Rivera et
al., 2007
De acuerdo con los anteriores registros Rivera et al. (2007) caracterizaron limnológicamente a la
laguna de Fúquene con un carácter eutrófico. Donde los valores altos de conductividad reflejan una
alta mineralización de la materia orgánica. La dominancia de comunidades de macrófitas
corroboran un elevado estado trófico donde el control por herbivoría es bajo y se presenta
acumulación de nutrientes dentro de la biomasa vegetal.
Perturbaciones y regeneración en los juncales en expansión y
umbrales de cambio en el ecosistema
El canal perimetral
El borde natural de las lagunas se alteró con la construcción de un canal perimetral (CAR) para
evitar la apropiación ilegal de las tierras, las cuales se destinan principalmente a la ganadería. Esta
intervención humana generó en algunos sitios, la inversión del patrón típico de vegetación de los
sistemas acuáticos de aguas interiores, que se caracterizan por contar con hábitats lacustres en el
centro y con palustres en la orilla (por la menor profundidad). Actualmente, es posible encontrar
islas constituidas por vegetación palustre en el centro de las lagunas por la acumulación de plantas
vasculares enraizadas y flotantes, que forman sustratos muy consolidados. Por ello se habla de que
este canal no pertenece al sistema lacustre, sino que corresponde al sistema ribereño.
No obstante la construcción de los canales, éstos han propiciado nuevas condiciones al ecosistema
siendo ahora el hábitat de algunas especies; para el caso de la laguna de Fúquene, gracias a una
imagen satelital se llegó a identificar en el año 2003 aproximadamente 42 especies entre aves y
peces y en recorrido de campo abundancia de plantas nativas y exóticas que representan la
conjunción de los dos ecosistemas que hoy caracterizan el sistema ribereño de esta laguna (219
ha.): canales artificiales ubicados dentro del sistema palustre y quebradas que han sido
transformadas en su forma y funcionamiento y que drenan sus aguas a la laguna.
29
Estos canales son pues importantes componentes estructurales y funcionales del ecosistema
lagunar y aunque fueron originados con el propósito de desecar y ocasionaron alteraciones
negativas para la fauna y flora, hoy en día cumplen un papel importante en el mantenimiento de la
biota de la laguna.
De acuerdo con el IAvH (1998), la intervención humana actúa sobre la dinámica de los ecosistemas
acuáticos y su efecto depende de la magnitud, intensidad y tasa de recurrencia de la perturbación,
así como del estado del sistema y de su resiliencia. Las principales intervenciones sobre el hábitat
palustre en la laguna de Fúquene son las quemas, la remoción de malezas y los cambios de nivel del
agua.
La quema
Las quemas se realizan con alguna periodicidad en Fúquene. Desde el punto de vista social, la
quema es una actividad que tiene una connotación cultural que ha pasado de generación en
generación y que a la fecha se continúa realizando en las zonas agrícolas por parte de los
campesinos. Por acciones empíricas las quemas se han trasladado a zonas de vegetación palustre
bajo los mismos criterios: el rebrote para obtener una mejor cosecha y la cacería. Situaciones que
se confirman cuando Patiño (2003) menciona que los indígenas del intertrópico apelaron en
algunos casos al uso del fuego para adelantar esas actividades. Desde dicha perspectiva podría
afirmarse que la comunidad local ejerce acciones de manejo empírico sobre los recursos bajo sus
propios intereses.
No obstante lo anterior, la intervención agresiva a la vegetación palustre por medio de las quemas
constituye una de las perturbaciones en la laguna de Fúquene y genera considerables impactos
ecológicos y biológicos. Se puede homologar con la deforestación, cuyas consecuencias son de igual
magnitud como la exposición del borde de la laguna a factores erosivos, pérdida de hábitat para
muchas especies, oportunidad para cambiar las condiciones del juncal hacia zonas de pastoreo,
pérdida de la biodiversidad y emisiones de CO2 (emisión de gases invernadero), entre otros.
Durante octubre de 2005 (época seca en la zona) y febrero de 2006 (época de vientos), se
realizaron quemas en el costado occidental de la laguna. La primer quema se efectúo en el sector
de El Peñón hacía la Estación y la segunda se hizo en sentido inverso. En palabras de Morales (com.
pers.), hacia marzo de 2006, de un parche de vegetación palustre de 53,4 ha se quemaron 20 ha
(37.5%).
Entre los efectos de estas quemas se observó la disminución de algunas aves, por ejemplo, en los
censos de 2004 y 2005, antes de la quema se registraban de 30 a 40 individuos de Cistothorus
apolinari (Ranchera), después de la quema sólo se avistaron 10 parejas. De Rallus semiplumbeus
(Chorola) se contaban 4 y en marzo se encontró una sola pareja; otras especies como Gallinula
melanops (Chinita española), Gallinago nobilis (Caica), Agelaius icterocephalus (Monjita) e
Ixobrychus exilis (Gallo de junco) eran de común aparición dentro del parche de juncales,
actualmente se limitan al borde del mismo.
En el área no se cuenta con un estudio que evalúe la actividad de la quema, sin embargo las
investigaciones desarrolladas en otras partes, especialmente sobre pastizales y zonas de cultivo,
establecen que esta actividad puede ser una herramienta importante para el manejo forestal y
ambiental, cuyas consecuencias dependen del contexto medioambiental y de las condiciones de su
aplicación (Warner, 1994; Inst. Rec. Nat. España, 1999). No obstante, las quemas cuando se ejercen
sin control, ocasionan más impactos negativos que beneficios, debido a que es necesario hacerlas
con base en criterios técnicos como son el período (inicio de la época de lluvias), el área
(controlada) y la condición de la vegetación (que no se encuentre completamente seca).
Como se mencionó, las quemas fueron hechas en época seca y de vientos, lo cual evidencia el
carácter empírico aplicado por la comunidad al practicarlas; en ese mismo sentido no parecen
tener en cuenta las implicaciones ambientales, desconocen qué es una quema controlada y las
técnicas adecuadas para llevarla a cabo. Además, como es una actividad ilegal, no es posible
30
evaluar a fondo los contextos social, cultural y económico de su ejercicio. Tan sólo se sabe que
después de una quema los primeros retoños se producen a los quince días y se puede volver a
cosechar seis meses después.
Remoción de malezas
La secretaría del Medio Ambiente ha enfocado su trabajo en Fúquene con un convenio de
cooperación firmado con la CAR (Silva 2002) y que a la vez ésta en alianza estratégica con La
Gobernación de Cundinamarca y el municipio de Fúquene han realizado la extracción de malezas
acuáticas. Desafortunadamente la falta de conocimiento ha hecho que se incluya como maleza a la
vegetación palustre (junco y enea). Por ende, la Fundación Humedales (2004) ya ha indicado la
necesidad de modificar la idea de que el junco y la enea son “malezas”, pues no se les ha valorado
en relación con las funciones que prestan para la conservación de la biota residente y migratoria.
En los últimos cuatro años la extracción de junco en la zona noroccidental de la laguna, sector del
Túnel y la Estación, es una situación preocupante ya que no se realizó bajo criterios de planificación
técnica y viabilidad ambiental.
Cambio del nivel de la laguna
La vegetación palustre se desarrolla adecuadamente en ambientes de tipo pantano, esto es en
zonas con algún grado de humedad. Tal circunstancia es aprovechada por los juncales para invadir
áreas de la laguna especialmente al sur, por la gran cantidad de sedimentos que llegan a través de
afluentes como el río Ubaté. Los sedimentos se depositan en el fondo, crean una menor
profundidad y configuran las condiciones óptimas para el crecimiento de junco. Sin embargo
cuando por manejo de las compuertas o a causa del invierno persisten niveles altos en la laguna, la
condición de los juncales se puede ver afectada.
31
III LA FAUNA DEL JUNCAL
Las aves
El renacimiento de la avifauna acuática en Fúquene coincide con la manifestación acelerada de un
cambio ambiental agudo, caracterizado por la eutrofización, la expansión de los hábitats palustres
de juncales y la invasión de las aguas abiertas por especies acuáticas enraizadas y flotantes. Este
cambio ecológico ha tenido un efecto benéfico, al menos en el corto plazo, para la avifauna
acuática, debido a una mayor oferta de hábitat (juncales y taruyales o formaciones cerradas de
buchón) y alimento (plantas y peces introducidos), y por la mayor dificultad para el tránsito
humano en embarcaciones con su evidente disminución de la presión de caza. Si bien este tipo de
cambio ambiental aparece en el corto plazo como benéfico para la avifauna, de prolongarse en el
largo plazo se traduciría en pérdida de heterogeneidad de los hábitats de las aves y con ello, de la
diversidad de la avifauna. Tal es el caso de la laguna de Palacio, actualmente convertida en un
juncal cerrado y con una avifauna acuática empobrecida.
La avifauna del juncal.
Avifauna acuática actual
Los estudios de campo recientes adelantados en la laguna de Fúquene desde 1999 hasta 2005, y
con menor intensidad en las lagunas de Cucunubá y Palacio, aportan una lista básica de 40 especies
dependientes del ambiente acuático lacustre y palustre (Anexo 2). La diferencia del número total
de especies en las tres lagunas puede deberse al tamaño y heterogeneidad del hábitat, aunque es
claro que el trabajo de campo ha sido más intenso en Fúquene. Hoy día, la avifauna acuática del
complejo de humedales tiene 26 especies residentes, 14 con presencia ocasional y 14 son
migratorias norteamericanas. A continuación se exponen datos sobre las especies y conjuntos más
representativos actualmente en las lagunas.
Aves amenazadas
Entre las especies residentes sobresalen 5 incluidas en la lista de especies y subespecies con
amenaza de extinción en el país (Renjifo et al., 2002), de las cuales dos aparecen en el ámbito
global (UICN, 2004) y dos con rango restringido, presentes en cercanías de la laguna (tabla 5).
Desde 2003, la Fundación Humedales ha efectuado un seguimiento más detallado de las
poblaciones de las especies amenazadas en los hábitats de las lagunas. En Fúquene se han
muestreado 3 sectores: desde el puerto de Guatancuy hasta el río Suárez (vegetación palustre: 0,13
ha); hacia los ríos Fúquene y Ubaté (vegetación palustre: 0,18 ha aprox.) y hacia la quebrada
Monroy (vegetación palustre: 0,26 ha aprox.). Adicionalmente se han visitado los cerros Chiguy y
Bochica (vegetación palustre alrededor: 0,13 ha aprox.). Los recorridos se han realizado a pie y en
bote, cubriendo cerca de 50% de la laguna de Fúquene y 100% en Cucunubá y Palacio. Para las tres
lagunas se han recopilado observaciones y registros de vocalizaciones (Morales-Rozo, inédito),
cuyos resultados confirman la presencia de cinco de estas especies en las tres lagunas (tabla 6).
32
Tabla 5. Aves presentes en el Valle de Ubaté (F: Fúquene, C: Cucunubá y P: Palacio) en alguna
categoría de amenaza en el libro rojo de Colombia (Rengifo et al., 2002 y UICN, 2004) NT: Casi
amenazada, EN: Amenazada, CR: En peligro critico, X: Rango restringido
Especie
Categoría amenaza Riesgo global Rango restringido Presencia
(UICN)
Dependientes de hábitat de humedales
Ixobrychus exilis bogotensis
NT
F, C, P
Agelaius icterocephalus bogotensis
NT
F, C, P
Gallinula melanops bogotensis
CR
F, C, P
Rallus semiplumbeus
EN
EN
X
F, C, P
Cistothorus apolinari apolinari
EN
EN
X
F, C, P
Conirostrum rufum
X
F
Synallaxis subpudica
X
F, C, P
Asociadas en el margen de los hábitat de humedales
Tabla 6 Número de registros de las especies amenazadas en Fúquene, Cucunubá y Palacio.
Abundancia: Rara (R): 1 - 9, Escasa (E): 10 - 99, Común (C): 100 - 999, y Muy Común (MC): 1000 2100
Especie y abundancia
Ixobrychus exilis bogotensis
Gallinula melanops bogotensis
Año Fúquene Cucunubá Palacio
2002
11 (E)
2003
44 (E)
2004
12 (E)
2005
22 (E)
2002
13 (E)
2003
153 (C)
2004
20 (E)
2005
17 (E)
33
4 (R)
1 (R)
11 (E)
14 (E)
10 (E)
2002
6 (R)
2003
229 (C)
2004
27 (E)
2005
17 (E)
2000
90 (E)
2002
50 (E)
2003
240 (C)
2004
50 (E)
Agelaius icterocephalus bogotensis 2002
602 (C)
2003
659 (C)
2004
340 (C)
2005
306 (C)
Rallus semiplumbeus
Cistothorus apolinari apolinari
16 (E)
14 (E)
5 (R)
7 (R)
72 (E)
51 (E)
7 (R)
Aves migratorias
El total de las aves migratorias registradas en la laguna de Fúquene es de 32 especies (Fundación
Humedales; Dataves; Base de datos Darwin, 2005), de las cuales 29 pertenecen al hemisferio norte
y 3 al sur. De éstas, 14 son acuáticas.
Durante el período de migración comprendido entre octubre de 2004 y abril de 2005 se realizaron
dos conteos mensuales, cada uno con recorridos en lancha de motor y a pie por el borde, se cubrió
visualmente 40% de la laguna (Guatancuy, El Túnel, El Peñol, río Ubaté, quebradas Tagua, Monroy,
cerros Chigui, Bachue, la Isla y El Santurario, y el nacimiento de las quebradas Cáqueza y Monroy)
(Morales-Rozo y Andrade, inédito). El resultado arrojó 13 especies migratorias acuáticas del norte
en el lapso referido, aunque desde finales de agosto pudo demostrarse la presencia de migratorias,
en especial Anatidae Anas discors (Pato chisgo) y Scolopacidae (Tringa spp). Lo anterior permite
una aproximación al conocimiento del patrón de permanencia y uso de la laguna por parte de las
especies viajeras: Pandion haliaetus (Águila pescadora), Actitis macularia (Chorlito, Andarríos
manchado), Porzana carolina (Polluela norteña) y Anas discors (Pato chisgo), éstas permanecieron
en la laguna durante el tiempo del estudio. De ellas, Anas discors es la especie con mayor número
de individuos (hasta 2.057 en el año 2006).
La Egretta caerulea (Garza azul), Tringa flavipes (Patiamarillo chico), Tringa melanoleuca
(Patiamarillo grande) y Gallinago gallinago (Becasina común, Caica) fueron poco abundantes y sólo
se registraron en octubre y febrero. Ardea herodias (Garzón azulado) se ha observado
regularmente desde el 2001, entre noviembre y marzo, solitario o en parejas. También se
34
corroboró la presencia de otras especies migratorias no acuáticas asociadas con las lagunas:
Hirundo rustica (Golondrina tijereta), Petrochelidon pyrrhonota (Golondrina alfarera), Riparia
riparia (Golondrina ribereña) y Progne tapera (Golondrina sabanera), vistas durante octubre y
noviembre y posteriormente en marzo y abril, generalmente en bandadas mixtas, forrajeando
sobre la laguna.
Aves acuáticas en congregaciones
Además de Anas discors, hay cuatro especies presentes en congregaciones relativamente grandes.
De ellas existen registros en los conteos de aves anuales realizados a principios de año en la laguna
de Fúquene y en parte de Cucunubá para el período 2001-2005 (tabla 7) (Fundación Humedales y
ABO). A continuación se esboza alguna información sobre éstas.
Tabla 7 Especies que presentan congregaciones en las lagunas de Fúquene y Cucunubá
Especie
Año Fúquene Cucunubá
Fulica americana
2001
141
123
2003
242
58
2004
497
2005
1.1495
131
2001
900
3
2003
710
2004
185
2005
825
Ardea alba
Bubulcus ibis
2001
9
2003
7
2004
208
2005
191
Nycticorax nycticorax 2001
2003
17
2004
33
35
6
22
29
Anas discors
2005
85
6
2001
271
22
2003
13
3
2004
174
2005
450
Las especies propias del juncal.
Ixobrychus exilis bogotensis (Gallo de junco) eferido es la vegetación palustre, en especial áreas
cubiertas de Schoenoplectus californicus (Junco). En pocas ocasiones pudo apreciarse en la
vegetación flotante y pastizales inundados al borde de los juncales. Se observaron siempre
individuos solitarios forrajeando, los cuales se refugiaron en el junco ante la presencia del
investigador. Es posible hallarle en las tres lagunas, aparentemente en números muy bajos;
considerada escasa en Fúquene, y rara en Cucunubá y Palacio. Se estima un tamaño poblacional
mínimo de 40 individuos en Fúquene.
Gallinula melanops bogotensis (Tingua de pico verde, Chinita española). La vegetación flotante es
su hábitat favorito, en cercanías o borde de juncos, también se observa ocasionalmente en aguas
abiertas en canales. Se evidenció su presencia en la zona de nacimiento del río Suárez, en los
canales en donde abunda Bidens lavéis (Botoncillo de agua), Limnobium laevigatum (Buchón de la
sabana), Hydrocotile ranunculoides (Sombrilla de agua) y Myriophillum platinoides (Hierba de agua).
En la quebrada Monroy y El Peñón habita en espejos de agua con Egeria densa (Elodea), Azolla
filiculoides (Helecho de agua) y Eichornia crassipaes (Buchón). Casi siempre se le vio en parejas,
forrajeando o sumergiéndose, y siempre se refugió en los juncos ante la presencia del observador.
Entre diciembre de 2004 y abril de 2005, se rastrearon parejas con 2 o 3 juveniles. En Fúquene se
considera escasa, allí se estima un tamaño poblacional mínimo de 100 individuos. En Cucunubá y
Palacio también es escasa.
Rallus semiplumbeus (Tingua de Bogotá, Chorola). Prefiere como hábitat la vegetación palustre, en
especial formaciones de Junco y Enea (Typha angustifolia). Se exhibe la mayor parte del tiempo en
parejas, aunque también se registraron individuos solitarios, forrajeando en el borde y al interior de
los juncales, vocalizando. En 2003 fue catalogada como una especie común para la laguna de
Fúquene, en donde se calcula un tamaño poblacional mínimo de 200 individuos. Se considera
escasa en Cucunubá y rara en Palacio.
Cistothorus apolinari apolinari (Cucarachero de pantano, Ranchera, Chirriador). Gusta de habitar
entre la vegetación palustre, principalmente en las formaciones de Junco y Enea, cerca de la orilla
de la laguna de Fúquene y en su interior. Se observó la mayor parte del tiempo en grupos de 3 a 5
individuos, forrajeando, cantando o desplazándose por la parte media del juncal. Fue considerada
entre escasa y común para la laguna de Fúquene, allí se estima un tamaño poblacional mínimo de
200 individuos. En Cucunubá y Palacio fue considerada entre rara y escasa.
Agelaius icterocephalus bogotensis (Monjita). Su hábitat preferido lo encuentra en la vegetación
palustre de Junco. Se detectaron grupos de más de 10 individuos, la relación es de una hembra por
36
cada tres machos. La mayor parte del tiempo se la pasa sobrevolando el juncal, perchada cantando,
o forrajeando en los bordes de los juncales y en los canales con presencia de junco. Considerada
común para Fúquene, escasa en Cucunubá y rara en Palacio. En la laguna de Fúquene, su tamaño
poblacional mínimo puede estar en el orden de 600 individuos.
Nycticorax nycticorax (Guaco). Prefiere como hábitat la vegetación palustre en áreas cubiertas de
Junco. Durante las madrugadas es posible apreciar individuos solitarios forrajeando en los bordes
de juncales y las islas de vegetación acuática. Varias veces pudo registrarse que se alimenta de
peces (en especial el dorado). Hacia la mitad de la mañana usualmente vuela en pequeños grupos
hacia los juncales, y es menos frecuente observarlo al medio día o en las horas de la tarde. Esta
especie es considerada escasa para la laguna de Fúquene, con un tamaño poblacional de 80
individuos aproximadamente, aunque aparentemente hay un aumento de su población. Presente
en Cucunubá como rara y ausente en Palacio.
Historia natural de las aves del juncal.
Pese a que las observaciones y registros históricos en los humedales del Valle de Ubaté no han
mantenido una intensidad similar a lo largo del tiempo y se han enfatizado en la laguna de
Fúquene, a continuación se hila una discusión acerca de los posibles cambios de la avifauna, con el
ánimo de sentar una base para establecer el potencial futuro de conservación del complejo como
hábitat.
Durante el primero de los tres períodos históricos que podrían establecerse, el sitio fue reconocido
por su rica avifauna acuática. El explorador alemán Alfred Hettner (Hettner, 1892: 231) señaló: “las
lagunas de las altiplanicies, especialmente la laguna de Fúquene, son el hábitat de innumerables
patos pequeños, que persiguen mucho los cazadores y son llevados al mercado de Bogotá”. Entre
1929 y 1950 se registraron 15 especies de anátidos en el complejo. Igualmente, en el lapso
extendido hasta 1970 se evidenció la presencia, particularmente en Fúquene, de una cantidad
importante de especies erráticas o de ocurrencia ocasional (Olivares, 1969) como: Pelecanus
occidentalis (Pelicano pardo) en 1969, Agami agami (Garza agami, también presente en
Cucunubá), Dendrocygna autumnales (nombre común), D. viduata (nombre común) y D. bicolor
(Iguasas o Pisingos), Neochen jubatus (Pato carretero), Anas crecca (Pato aliverde), Anas acuta
(Pato rabudo o Pato rabo de gallo, también presente en Cucunubá) y Cairinia moschata (Pato real).
De la misma forma, para este período existen registros de Botaurus pinnatus (Tamborero)
observado en Fúquene y mencionado por Hilty y Brown (1986) y Fjeldså y Krabbe (1990).
Curiosamente y para esta misma laguna, Olivares (1969) no anotó la presencia de Cistothorus
apollinari (Ranchera). El final de este primer lapso se marca en 1969, con la última mención en
Fúquene del Zambullidor andino o Cira Tachybaptus (antes Podiceps) andinus, hoy extinto (Fjeldså
1993).
Ya para la época comprendida entre 1970 y 1999 el interés por la avifauna decayó en esta región, a
juzgar por la notoria disminución de registros de aves, posiblemente ligada con una alta presión de
caza y defaunación de la laguna. Renjifo (comunicación personal) comenta que una visita corta
realizada a Fúquene en 1984, al sector de Guatancuy, produjo muy pocas observaciones de algunas
de las especies mas comunes (como Gallinula chloropus). Durante este tiempo el espejo de agua
era abierto, había fácil acceso a toda la laguna y las franjas de juncales eran mucho mas estrechas
que en la actualidad.
En visita realizada por el segundo autor a la laguna y la isla El Santuario durante dos días de 1997,
solamente se avistaron ejemplares muy ariscos de Rallus semiplumbeus (Chorola) y Gallinula
37
chloropus (Gallineta de pico rojo), así como pequeñas bandadas de Agelaius icterocephalus
(Monjita) en los juncales del borde. En dicha visita se observó un individuo de Chloroceryle
americana (Martín pescador) perchando en árboles plantados al borde del canal de entrada a la
isla. Los pobladores locales mencionaron la presencia de bandadas de Pato chisgo, hacia los meses
de fin de año.
Para 1999 se tienen algunos registros visuales de Podilymbus podiceps (Zambullidor piquipinto,
chagualo). A partir de 2000, el número de especies de aves acuáticas registradas aumentó hasta
40, con 10 no incluidas anteriormente, de las cuales 26 son residentes y 14 migratorias (Anexo 2).
De las 15 especies de patos reconocidas históricamente en la laguna, actualmente se encuentran
tres: Anas discors, Nomonyx dominicus y Oxyura jamaicensis. En el 2004 hubo un registro visual
(avistamiento) de Anas flavirostris (Pato paramuno), antes no observado en Fúquene. Allí mismo
aumentaron en especial las poblaciones de Ardea alba (Garza real), Ardea herodias (Garza),
Bubulcus ibis (Garza de ganado), Butorides striatus (Garcita rayada), Egretta cerulea (Garza azul) y
Egretta thula (Garza patiamarilla, esta última a partir de 2004). También para 2004, en enero y
mayo, existen varios registros visuales de Larus atricilla (Gaviota reidora) y de Phaetusa simplex
(Charrán picudo) en la laguna de Cucunubá. Igualmente se evidenció un incremento de las
migratorias Porzana carolina (Tringa), Actitis macularia (nombre común), Tringa melanoleuca
(Tringa) y Tringa flavipes (Tringa). Para este mismo año se tienen los primeros registros recientes
en la laguna de Fúquene de Cistothorus apolinari (Ranchera) (Morales-Rozo y De la Zerda 2004),
Rallus semiplumbeus (chorola), Gallinula melanops (Chinita española), Ixobrychus exilis (Gallo de
junco) y Agelaius icterocephalus (Monjita)
La laguna de Fúquene, y en parte los sistemas de Cucunubá y Palacio, ostentan actualmente una de las avifaunas
acuáticas más ricas del Altiplano cundiboyacense, constituye ya como uno de los mejores destinos para su observación,
estudio, para actividades de aviturismo y con gran potencial de manejo para la conservación de la biodiversidad y el
mejoramiento de la calidad de su vida silvestre. Se trata del segundo complejo lacustre-palustre en extensión en la
cordillera Oriental (después del Lago Tota), con las mejores poblaciones en el ámbito global de la avifauna acuática
amenazada de los humedales del Altiplano cundiboyacense (Renjifo et al., 2002), y las mayores concentraciones de aves
acuáticas de la región (Fundación Humedales, Morales et al., en preparación). Hoy día existe conciencia ciudadana y la
exigencia por un manejo acorde con sus valores ambientales aumenta, en especial por su proximidad a la ciudad de
Bogotá, entre cuya población cada vez se demandan más espacios naturales protegidos (van der Hammen, 1999). Según
la información disponible contienen posiblemente las mejores poblaciones de las especies y subespecies con algún grado
de riesgo de extinción , tales como: Rallus semiplumbeus, Gallinula melanops bogotensis, Ixobrychus exilis bogotensis,
Cistothorus apolinari apolinari y Agelaius icterocephalus bogotense. Entre ellas, los conteos realizados de Cistothorus y
Rallus permiten concluir que probablemente se trata de las mejores poblaciones en el ámbito mundial.
38
Otras especies asociadas con el juncal
Las especies nativas de peces que están asociadas a los juncales de la laguna de Fúquene son el
Capitán de la Sabana (Eremophilus mutisii) y la Guapucha (Grundulus bogotensis), quienes se
distribuyen entre los 2.500 y 3.000 m.s.n.m.
En la laguna de Fúquene la dieta alimenticia del capitán la constituyen anélidos, insectos, moluscos
y crustáceos (Mayorga 1992, Valderrama y Garzón 2004). En la actualidad la especie ha orientando
su alimentación hacia la fauna asociada con la vegetación acuática. Su hábitat es bentónico, pero
dadas las condiciones actuales de la laguna este se ha adaptado a vivir en la diversidad de
vegetación acuática presente. Como característica especial, cuando lo requiere, puede respirar
aire atmosférico, llamándose respirador aéreo facultativo Las tallas que se observan oscilan entre
10 y 29 cm de Ls (longitud estándar), siendo la talla media de captura 19,3 cm de Ls. La especie
alcanza la talla media de madurez a los 21 cm de Ls. Durante el periodo reproductivo, el capitán
desova en zonas litorales depositando sus huevos en sustratos poco profundos, zona donde es
dominada por los juncales (Valderrama, 2008).
Las comunidades vegetales son un componente importante de los sistemas acuáticos que generan
una ambiente estructuralmente complejo para las comunidades de peces. La macrófitas proveen
sustratos adecuados para el desarrollo de organismos acuáticos que sirven de sustento para los
peces y generan modificaciones en las condiciones físicas y químicas del agua, con el consecuente
efecto sobre la estructura de las comunidades de peces (Rivera et al., 2007).
En el caso de la guapucha, en la zona dominada por Schoenoplectus sp se encuentran tanto
individuos adultos (30-40mm) como juveniles (5-15mm) (Rivera et al., 2007).
Dadas las
condiciones de hipoxia del fondo de la laguna, la permanencia de G. bogotensis en este estrato
39
puede estar restringida a cortos intervalos de tiempo, realizando movimientos verticales con el
objeto de evitar permanecer expuestos a la hipoxia durante largos periodos de tiempo (Rivera et
al., 2007).
Langebaeck (1987) destacó el valor de estas dos especies en la cultura prehispánica Muisca como
fuente de alimento, sin embargo con el tiempo, la guapucha es poco explotada en la laguna. A
diferencia del capitán, ésta especie ha mantenido su importancia pesquera y comercial.
Neostrengeria macropa (cangrejo de la sabána). Es una especie endémica ubicada en la región de
los altiplanos de Bogotá y Ubaté, en donde actualmente existen cuencas intermontañosas amplias
y ligeramente inclinadas, en cuyos sedimentos se evidencia un origen lacustre (Campos, 1994,
2005). El área de ocupación de la especie en el Altiplano cundiboyacense coincide con una de las
zonas del país en donde se configura una de las estructuras económicas más diversificadas, pues se
halla estrechamente ligada al uso de los recursos naturales con el desarrollo de actividades
productivas, fenómeno que ha incidido en la compleja problemática ambiental que se vive allí.
El medio en el cual vive el cangrejo está conformado en primera medida, por vegetación de orilla
como juncales del tipo Schoenoplectus californicus y Juncus effusus (lagunas de Fúquene y
Cucunubá, sin dejar de presentarse en algunas quebradas y ríos), por pasto kikuyo Pennisetum
clandestinum -especie introducida- y la cortadera Carex sp (quebradas y ríos). En segundo lugar,
por vegetación enraizada emergente herbácea, como la lengua de vaca Rumex obtusifolium, el
clavito de agua Ludwigia peploides, la sombrilla de agua Hydrocotile ranunculoide (es común
encontrarla tanto en ríos como en quebradas). En cuanto a la vegetación flotante, se observan la
lenteja de agua Lenma sp, helecho de agua Azola filiculoides (cubriendo en algunos casos la
superficie de las diferentes quebradas y alguna zonas de la laguna de Fúquene) y el buchón
Eichhornia crassipes. Entre la vegetación sumergida se identifican Chara sp., Naja sp. y
Potamogenon sp. particularmente abundante en Fúquene y el río Bogotá, y la elodea Egeria densa
(lagunas de Fúquene y Cucunubá) (Garzón et al., 2005).
N. macropa es capaz de tolerar cambios en el medio ambiente, lo que le permite prosperar en
hábitats hostiles como las aguas contaminadas (Garzón et al., 2005). Su área de distribución
contiene aguas con calidad entre buena y aceptable (40 %) y de dudosa a crítica (60%), que son
aguas moderadamente contaminadas hasta altamente contaminadas (Garzón et al., 2005).
Para la laguna de Fúquene, la abundancia relativa promedio del cangrejo sabanero se ubica en el
orden de 0,140 kg/faena/arte y de 0,122 kg/faena/arte en Cucunubá (parte media de la subcuenca
del río Ubaté). Las mayores abundancias en Fúquene estuvieron asociadas a la zona litoral de
40
quebradas (Tagua y Monroy) y a la zona litoral con buchón (el Chigüí) (Valderrama y Garzón, 2004).
Se tiene conocimiento que en las lagunas de Fúquene y Cucunubá se ejerció su pesquería, pero
debido tanto al difícil acceso a los sitios de pesca por la gran cantidad de maleza, como al bajo
precio, no existen incentivos suficientes para los habitantes de estas lagunas. Tan solo un poblador
de la localidad de Susa realiza la extracción del cangrejo en el río Lenguazaque, el cual desemboca
en el río Ubaté, mayor tributario de la laguna de Fúquene.
En cuanto a las tallas del cangrejo, en las lagunas de Fúquene y Cucunubá, el cangrejo muestra
tamaños (ancho de caparazón) que oscilan entre 2,8 y 5,6 cm, con una talla promedio de 4,1 cm. Se
establece que las poblaciones de N. macropa actualmente se encuentran saludables, condición
mantenida desde hace más de veinte años y basada en la comparación histórica de la estructura de
tallas y en que las zonas sujetas a su uso presentan abundancias relativas similares.
El cangrejo sabanero tiene fortalezas como su estrategia de vida adoptada caracterizada por
desarrollo directo (bajas mortalidades naturales en las crías), cuidado parental extendido
(incremento en las tasas de crecimiento en juveniles) y estrategia K. Todos estos aspectos
favorecen su supervivencia en variedad de hábitats.
Historia natural de las especies y papel del juncal en su ciclo de vida.
En la laguna de Fúquene se encuentra posiblemente la mayor población a nivel global del pez
Capitán de la Sabana Eremophilus mutisii Humboldt, 1805, por ello la laguna es de gran importancia
para su conservación. Es una especie declarada amenazada (Libro Rojo de Peces Dulceacuícolas de
Colombia, Mojica et al. 2002, Libro Rojo Internacional, IUCN 2004). El capitán es llamado también
“pescado” o “chimbe”, es endémico del Altiplano Cundiboyacense, se encuentra entre los 2500 y
3000 m.s.n.m de altitud, y su centro de distribución fue la Sabana de Bogotá (Dahl 1971)
restringiéndose a la parte Alta del río Bogotá (Miles1971). Aparentemente fue introducido en otros
lugares (De Pinna y Wosiacki 2003, Maldonado et al. 2005), tal como lo fue en el Valle de Ubaté
donde se ubica la laguna de Fúquene.
G. bogotensis es una especie endémica de la cordillera Oriental, desde la sabana de Bogotá hasta
Santander. Es una especie amenazada. Es la única especie nativa con escamas que habita las aguas
frías de nuestras montañas.
N. macropa es una especie valiosa por ser ejemplo de la historia biogeográfica de la zona. Cuando
los Andes se elevaron (Plioceno), se formaron cuencas cerradas que albergaban grandes lagos de
agua dulce sobre la cordillera oriental y que actualmente corresponden al Altiplano
cundiboyacense; éstos sirvieron de escenario para la evolución de una biota característica, siendo
el cangrejo sabanero testigo de dicha historia (Andrade, 2004). Esa misma condición conlleva a que
esta especie presente una distribución localizada o restringida que la cataloga como endémica del
Altiplano en mención. Garzón et. al. (2005), establece que esta especie prefiere en igual medida los
fondos rocosos (ríos) y los fondos lodosos (quebradas y lagunas). Ambos sustratos albergaban
troncos, ramas sumergidas, hojas y piedras (sustrato lodoso), entre otros. Tales elementos le
brindan protección y alimento.
Su estado de conservación se ubica en el grado vulnerable (Ministerio de Ambiente, Vivienda y
Desarrollo Territorial, 2005); entendiéndose como vulnerable: “aquella especie amenazada que no
se encuentra en peligro eminente de extinción en el futuro cercano, pero podría llegar a estarlo de
continuar la reducción de sus poblaciones naturales y el deterioro de su área de distribución” (Min.
Ambiente, 2002).
41
Problemas y requerimientos de manejo de las especies del juncal.
El complejo de las lagunas de Fúquene y Cucunubá se sitúa en uno de los ecosistemas más
transformados en la historia nacional de Colombia, y a lo largo del tiempo se ha convertido en
pequeños relictos o fragmentos (reducción drástica del área del humedal, reducción del nivel de las
lagunas, eutrofización y contaminación entre otros). N. macropa, E. mutisii y G.bogotensis son
vulnerables a este problema de la degradación y pérdida del hábitat, impacto generado por los
diversos actores que desarrollan actividades productivas como agricultura, ganadería, minería y
curtido de pieles, que requieren de la transformación del entorno. Además la demanda de agua
potable y ciertos recursos para suplir las necesidades locales y regionales configura otro factor que
incide en la problemática ambiental.
El cangrejo de la sabana, durante los últimos años ha sido una especie que los pescadores de la
laguna reportan como desaparecida, y no se conoce bien el por qué de esta situación. Sin embargo
se aduce que esta problemática está relacionada probablemente con las condiciones ambientales
de la misma, o que la proliferación de la maleza acuática dificulta su extracción.
En el caso del capitán, los estudios registran que el capitán ha incrementado significativamente su
aporte a las capturas de la laguna (de 6.5% en el 2005 a 39,9% en el 2008) compensando una
disminución marcada de la captura de la carpa que pasó del 83% a 38,9% en el mismo periodo
(Fundación Humedales, 2008). Sin embargo es preocupante estos resultados ya que los análisis
establecen que estos niveles de capturan han llevado a la sobreexplotación del capitán. Por otra
parte, el incremento en las capturas de capitán, no se ha reflejado en los niveles que se venían
registrando en la seguridad alimentaria local, pasando de 37% en el 2005 a 12% en el 2008, lo que
refleja una problemática que ya involucra el componente social..
La apertura de las compuertas del río Ubaté, generalmente desencadena mortalidad de peces
principalmente de la guapucha por ingreso de abundante material lixiviado y baja calidad de las
aguas.
Así mismo para estas dos especies de peces, su grado de amenaza se incrementa debido al impacto
causado por la introducción de especies invasoras como la carpa Cyprinus carpio y el pez dorado
Carassius auratus, y un uso no sostenible por la pesca, en el caso del capitán (Valderrama et al.
2006). Este estado de riesgo contrasta en la Laguna de Fúquene con la importancia que posee en el
ámbito social y económico local por ser un recurso valioso para la seguridad alimentaria y ser
fuente de ingresos económicos a través de su captura (Valderrama y Hernández 2005).
Se proponen como medidas de manejo: a) Determinación de áreas prioritarias de manejo in situ,
por ejemplo, si se considera en principio toda el área de distribución del capitán, la laguna de
Fúquene, por las características y estado poblacional de la especie podría ser una de las áreas
seleccionadas para su manejo. b) Empoderamiento de comunidades locales para el manejo de
recursos acuáticos, para lo cual se requiere mantener el proyecto “Sistema de monitoreo
participativo SMP” que indiquen el estado de los diferentes recursos como de la calidad del agua
de la laguna c) Mantener y fortalecer los canales de comunicación establecidos entre la comunidad
y las autoridades ambientales como la CAR y de pesca como el ICA. En este sentido el COPA es un
real instrumento para la discusión y adopción de decisiones oportunas de manejo. d) Actualización
o designación de grados de amenaza, se recomienda revisar la categoría de amenaza en la que se
encuentran los diferentes recursos, con la información actual del capitán es indispensable evaluar
la posibilidad de declararlo amenazado vulnerable VU. Además, es conveniente que el Comité
colombiano de la IUCN considere la incorporación de esta especie en el Libro Rojo de Especies
Amenazadas (IUCN 2004) modificando el estado de insuficiencia de datos con el que es
categorizada en la actualidad. Al cangrejo de la sabana e) Investigación, se debe mejorar el
conocimiento biológico, ecología (trófica y reproductiva), dinámica poblacional (abundancia,
crecimiento y mortalidad), identificación de subpoblaciones, considerando que las compuertas a la
42
entrada de la laguna son barreras físicas para los peces (genética poblacional), estudio de la
organización funcional con las otras poblaciones nativas amenazadas (capitán E. mutisii, guapucha
G. bogotensis y cangrejo N. macropa) y determinación de relaciones ecológicas con la comunidad
de aves. Además es necesario continuar con la caracterización de hábitat y valoración de impactos
(pérdida y degradación de hábitat, ecotoxicología) y la desaparición eventual del cangrejo en la
laguna. f) Educación ambiental, donde el incremento de la conciencia pública es una de los más
importantes medios para conservar la biodiversidad acuática. Este objetivo debe estar acompañado
de programas educativos, otorgamiento de incentivos, y vinculación de voluntarios en programas
de monitoreo o apoyo a la conservación.
OTRAS ESPECIES QUE SE RELACIONAN CON LOS JUNCALES
Existen otra especies que habitan los juncales y son principalmente
roedores del grupo de los curies, la……
43
IV EL USO DEL JUNCO Y DE LOS JUNCALES
Historia del uso de los juncales en los Andes
La utilización de las fibras naturales en América del Sur se remonta a las civilizaciones pre-incas, los
Tiahuanaco, que dieron origen a las demás civilizaciones de la región. Ellos aprovecharon los
juncales para la fabricación de "chicras", una bolsas que llenaban con piedras para usarlas como
elemento de relleno en la construcción, parecido a como hoy se construyen los "gaviones" con que
se canalizan los ríos (Gámez, 2004). Igualmente Klauer (2005) reporta que los pre-incas construían
sus chozas cónicas de troncos y juncos. Simbaña (2001) establece que en el Lago Titicaca se
acostumbraba construir las casas sobre balsas de totora y se tejía esteras para el servicio de
gobernadores y caciques. Según la leyenda de Manco Capac también se confeccionaba orejeras de
totora con fines de transformarlo en un artículo de adorno personal. Así como también es
sorprendente la construcción de un puente de junco sobre el río Desaguadero, cerca del Lago
Titicaca, que fue ordenado por Capac Yupanqui para poder cruzar con su ejército; dicho puente
debía repararse cada seis meses. Además de su utilidad práctica, en las provincias del
Tahuantinsuyo, la totora se empleaba para confeccionar la insignia o bastón de mando
denominado “tiana”, que empleaba el jefe que tenía a su cargo diez tributarios
Amayo (2008), establece que para los Tihuanacos en los años 400 d.c hasta los 1000 d.c , el junco se
convirtió en un material importantísimo ya que aprendieron a navegar en el lago Titicaca en balsas
de totora, expandiendo su tecnología hasta la Costa donde, encontrando el mismo material,
construyendo balsas cada vez más grandes hasta lograr hacer aquellas con capacidad para realizar
la navegación oceánica y así terminaron navegando el Pacifico.
Cultura que se convirtió en marítima dominando la costa del Perú antes que existiese cualquier
reino marítimo en las costas del Atlántico de Europa. Siglos antes que los vikingos de Noruega
comenzasen a navegar por mar abierto, los navegantes en balsa provenientes del valle de
Lambayeque habían comenzado a navegar por el Pacífico abierto... desde el Ecuador a Panamá y
hasta Chile con el fin de producir joyería sofisticada y habían difundido el camote, yuca, calabaza,
totora e inclusive la extensión de las orejas y el culto del hombre pájaro hasta la distante Polinesia
(Amayo, 2008). Los pobladores de la costa peruana hace aproximadamente 1600 años,
construyeron el Caballito de totora en el que lo montaban tal como en la actualidad es el deporte
del “surf” en tabla.
Teniendo en cuenta la distribución geográfica de los juncales en América del Sur desde Venezuela
hasta Chile en todas sus regiones (incluyendo la Isla de Pascua); en los estados del sur del Brasil; en
buena parte del Paraguay (Alto Paraguay, Central, Cordillera y Presidente Hayes); en Uruguay, Perú
y Bolivia, el uso hoy en día se concentra el aprovechamiento del junco en el Ecuador en Lago de
sangre y la Laguna de los Imbayas, en Colombia en la Laguna de Fúquene, en Perú (Humedal
Paraíso) y junto con Bolivia en el Lago Titicaca y en Argentina en Puerto de Frutos (río tigre).
Resultado de la transmisión de las técnicas artesanales de generación en generación en la
fabricación de esteras, balsas, aventadores. Artesanías que con el transcurrir del tiempo se han ido
posicionado internacionalmente, lo que ha obligado a estos países a estar creando otras opciones
en el campo de la cestería (canastos, floreros), de los accesorios (sombreros, carteras), muebles y
cortinas entre otros. Sin embargo en poblaciones indígenas del Perú y Bolívia se mantienen los
usos ancestrales basados en las propiedades medicinales (inflamaciones intestinales) y
alimentarias (animales)
44
La totora, el mayor aliado de los Uros (Tomado de Trujillo, 2008)
En torno a 1800-2000 a.C, los Urohitos vivían en territorio actualmente boliviano, concretamente en la desembocadura del río
Desaguadero. Los Uros eran un grupo migratorio, uno de los 182 reinos aymara, una de las más importantes culturas preinca. Ante la
inminente invasión inca en torno a 1400 d.C, los Uros deciden escapar. Será en el lago Titicaca donde encuentren refugio, construyendo
una auténtica ciudadela de enormes islas flotantes a base de totora, una especie de junco que crece de forma masiva en ciertas zonas
del lago Titicaca.
La construcción de la Isla comenzaba a partir de una base de raíz de totora de aproximadamente 3 metros de grosor. Para obtener dicha
raíz solían esperar la subida del nivel del lago, tras el deshielo de las montañas circundantes, que facilitaba el afloramiento de dichas
raíces. Esta raíz era cortada con serrucho en bloques, a los cuales se les clavaban troncos de colle (planta autóctona de Puno) o eucalipto
(traído de Australia y plantado aquí hace unos 100 años). Posteriormente unas cuerdas trenzadas de q´uechua , procedente de la planta
chilliwa, permitían la unión de los bloques de raíz entre sí. Actualmente se utilizan cuerdas de nylon ya que estas permiten una unión
más duradera.
Sobre esta base de bloques de raíz flotante se distribuían capas de totora en disposición alterna. Estos juncos eran cortados desde las
barcas haciendo uso de una vara de unos 4 metros, unida a una afilada cuchilla. De este modo se lograba crear el firme sobre el cual se
construían las casas, también con totora, y la cocina, que disponía de un aislante de raíz de totora para evitar incendios.
Para finalizar solo faltaba anclar la isla para evitar su desplazamiento a lo largo de tan inmenso lago. Dicho anclaje se realizaba de dos
formas: con ataduras a arboles de 15 metros clavados en el fondo del lago, y con ataduras a las islas ya construidas.
Para construir una isla eran necesarias como mínimo 7 familias, que de promedio solían tener 5 componentes, es decir en total unos 35
integrantes. La vida de una casa de totora era de 5 a 10 años; sin embargo la de la isla flotante era de unos 30 a 40 años. Durante este
tiempo, la isla se iba hundiendo poco a poco, por lo que había que incorporar capas y capas de totora sobre el firme. Finalmente, el
deterioro de la isla era tal que acababa siendo engullida por lago.
Actualmente las Islas de los Uros es uno del los puntos turísticos más importantes en el Perú. Esto ha hecho que los isleños no sigan una
vida independiente del mundo actual, lo que ha provocado una migración y progresivo abandono de las islas a tierra firme en busca de
nuevas oportunidades.
“La totora ha demostrado en estos últimos 600 años ser el mayor aliado para lograr la supervivencia del pueblo de los Uros, ya que
además de ser un material de construcción, ha sido y es utilizado como alimento así como el principal combustible”.
Descripción de uso del juncal.
Técnicas de manejo.
Un aspecto cultural preponderante y que debe considerarse, es que la mayoría de los extractores
respetan las zonas de corte de cada cosechador, se configuran así unos derechos no tangibles de
propiedad. Las superficies de extracción de junco se localizan generalmente en áreas cercanas
donde habitan los colectores, mientras que la enea se cosecha en partes más lejanas. En la laguna
existen once zonas de corte tanto de junco como de enea, y en cinco de ellas se cosechan ambos
recursos (Peñón, Roble, Playa, Carrizal y Guatancuy). Para el junco, las áreas de El Peñón y El Roble
son las más aprovechadas, mientras que para la enea son El Roble, Tagua y Carrizal.
La extracción del junco es realizada principalmente por hombres (89%), tan sólo unas cuantas
mujeres hacen parte de esta actividad (10). Los extractores cuentan con una lancha y un
instrumento consistente en una guadaña de mano, fabricada en acero con estrías de corte en su
parte interna.
Tasas de uso.
El número de atados extraídos por año de la laguna asciende a 8.177, de ellos 70% corresponde a
junco y 30% a enea (tabla 8). 84% de la producción proviene de El Peñón-El Roble y solamente 16%
proviene de Guatancuy, lo que evidencia la importancia del primer sector.
45
Tabla 8: Número de atados producidos en la laguna de Fúquene por año
Fuente: Fundación Humedales, 2005
Nº atados
Promedio/año
Junco
Enea
103.6
41.4
220.0
120.0
112,7
47,6
Sector
Peñón
Guatancuy
Laguna
Nº total atados/ año
Junco
Enea
4.870
1.947
880
480
5.750
2.427
Los cosechadores arman dos tipos de atados, grandes y medianos. Los atados grandes de junco
tienen en promedio 547 unidades y los medianos 263 unidades. Para la enea los atados grandes
contienen 786 unidades en promedio y los medianos 410 unidades.
Con base en la abundancia por m2, el número de atados y las unidades que los conforman, se
establece que el total del área cosechada de vegetación palustre en la laguna de Fúquene es de
12.114 m2 (tabla 9).
Tabla 9: Superficie cosechada de junco y enea en Fúquene
Fuente: Fundación Humedales, 2005
Sector
Peñón
Guatancuy
Laguna
Junco (m2)
7.011
1.267
8.278
Enea (m2)
3.077
759
3.836
Total (m2)
10.088
2.026
12.114
Si se considera el área intervenida, se estima que cada cosechador usa 233 m2 de junco y enea al
año, lo cual es cerca de la mitad de lo reportado en los andes ecuatorianos para las comunidades
con uso intensivo del junco o totora (600 m2 por cosechador de tiempo completo) (Whillans,
1999).
Es primordial evidenciar que para satisfacer sus necesidades, la intervención humana contribuye a
modificar y degradar el paisaje natural. Sin embargo ésta no puede ser interpretada siempre como
negativa. El problema es la transformación espontánea y acelerada sin planificación y diseño
alguno, ni tiempo de selección y adaptación. Las comunidades rurales tienen la oportunidad de
proyectar procesos productivos con el uso adecuado de sus recursos
Regeneración.
1. Junco
Se encuentra que el crecimiento del junco es un poco más rápido en la zona de corte que la de no
corte, sin embargo no se evidencian diferencias significativas entre las muestras (F=0.255,
p=0.617)) (Fig. 5). Se establece que el crecimiento en zonas de corte está entre 0.97 y 1,96 cm/día,
mientras que en las zonas de no corte está en 0.88 cm/día (Fig.5)
46
2,6
2,2
crecimiento (cm/dia)
1,8
1,4
1,0
0,6
±Dev.Std.
0,2
± Err.Std.
Promedio
-0,2
corte
no corte
ZONA
Figura 5. Crecimiento individual de junco en la Laguna de Fúquene tanto en zonas tradicionales de corte
como en zonas de no corte
Al evaluar el crecimiento entre los diferentes lugares que se realizaron los muestreos se observa
que el crecimiento es homogéneo (F=0.326, p=0.72) (Fig.6). Como se observa en la gráfica las
desviaciones estándar son grandes, lo cual obedece a que algunos tallos no crecieron durante el
transcurso del tiempo de muestreo. Así mismo cabe mencionar que se perdió un cuadrante debido
a una quema realizada en la zona, lo que obligó a hacer nuevos marcajes.
2,8
2,4
Crecimiento (cm/dia)
2,0
1,6
1,2
0,8
0,4
±Dev.Std.
0,0
±Err.Std.
Promedio
-0,4
peñon
playa
carrizal
LUGAR
Figura 6 . Comparación del crecimiento individual de junco en diferentes
zonas de la Laguna de Fúquene
2. Enea
El crecimiento de la enea, registra una velocidad mayor en cuanto al junco, variando entre 1.50 y
2,37 cm/día en zonas de corte y entre 2.06 y 2.74 cm/dia en zonas de no corte. Al comparar el
crecimiento de la enea entre zonas, se encuentra que los crecimientos promedio no difieren
significativamente (F=2.24, p=0.14) (Fig.7)
47
3,8
3,4
crecimiento (cm/dia)
3,0
2,6
2,2
1,8
±Dev.Std.
±Err.Std.
Promedio
1,4
1,0
corte
no corte
ZONA
Figura 7 Crecimiento individual de enea en la Laguna de Fúquene tanto en zonas tradicionales de corte
como en zonas de no corte
Al comparar el crecimiento en altura de la enea se encontraron diferencias significativas entre los
diferentes lugares de muestreo (F=4.43, p<0.05). Las pruebas aposterior, establecieron que éstas
se registran entre la misma zona de corte, siendo mayor el crecimiento en el túnel /2.36 cm/día)
con relación al peñón (1.50cm/día) (Fig. 8), situación que no se evidencia entre los lugares de no
corte (carrizal y tagua).
En este sentido se establece que el junco a pesar de ser la especie sujeta a más uso por parte de los
extractores, éste presenta una regeneración más lenta con relación a la enea, son más susceptibles
a morir una vez se hayan cortado. El hecho de intervenir una zona de junco donde generalmente
no está sujeta al uso, no implica que la planta tenga una regeneración más lenta a la que se ejerce
en zonas de extracción. En cuanto a la enea el crecimiento sí parece depender del lugar donde se
realice el corte y por lo cual vale la pena evaluar más afondo estos sitios para entender mejor la
situación.
48
4,2
crecimiento (cm/dia)
3,6
3,0
2,4
1,8
±Dev.Std.
1,2
±Err.Std.
Promedio
0,6
peñon
tunel
carrizal
tagua
LUGAR
Figura 8. Comparación del crecimiento individual de enea en diferentes zonas de
la Laguna de Fúquene
Técnicas de manejo del junco en la elaboración de artesanías.
La cosecha se efectúa principalmente en la época de verano (diciembre a marzo). Una vez
establecida el área de trabajo, se procede al corte de la materia prima, cuya superficie en promedio
es de 16 m2. A partir de allí se inicia el proceso de aprovechamiento que consta de los siguientes
pasos:
•
Selección de ejemplares verdes y no muy secos, y con longitudes que van de 260 a 310 cm
de alto para la enea y entre 280 y 330 cm para los juncos.
•
Presecado de los ejemplares en la parcela de corte por cerca de 15 días.
•
Agrupamiento en manojos o atados.
•
Transporte hasta la casa del extractor
•
Almacenamiento y secado final a la intemperie durante 8 días, con el fin de obtener un
buen color en la fibra.
La flor de la enea T. angustifolia es otro producto cosechado pero en menor cantidad. A ésta no se
le da tratamiento de secado, pues se comercializa en estado natural y a nivel local
La producción artesanal
De acuerdo con los registros de las encuestas, los artesanos prefieren realizar objetos medianos y
grandes. De los cuales, el 84% son elaborados en junco y el 16% en enea (Fig.9).
49
Frecuencia (%)
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
enea
junco
Figura 9. Utilización del junco y la enea en elaboración de artesanías durante los meses de abril a junio de
2007 en la zona del Peñón.
La producción de artesanías en la zona está orientado principalmente a la elaboración de canastos
(73%) y esteras (14%) (Fig. 10), lo que indica la alta demanda que tienen estos artículos y por tanto
podría orientar un poco a la comunidad en la solicitud de capacitación en este tipo de artículos para
el mejoramiento en sus ofertas y presentaciones.
papeleras sopladeras
2%
4%
jarron
2%
esteras
14%
cunas
5%
canastos
73%
Figura 10. Distribución porcentual del tipo de artículo elaborado por los artesanos de Fúquene
Importancia socio-económica del juncal.
El uso del junco permite configurar sistemas productivos y socioculturales a un grupo de personas
que viven en las inmediaciones de la laguna de Fúquene. El proceso abarca desde la cosecha de la
vegetación, hasta la elaboración de la artesanía y su comercialización, actividades en las cuales
intervienen en la mayoría de los casos, los grupos familiares. En el 2005, en la región se contaba
con un total de 52 cortadores de junco y enea. De ellos, 48 se localizan en la parte de El Peñón-El
Roble, conformando la principal área de extracción, los 4 restantes se ubican en Guatancuy-Túnel.
Para el 2008 el número total de cortadores bajo a 45, situación que obedeció a que los cortadores
por su edad dejaron de serlo y en otros casos porque se fueron de la zona. Se destaca que a pesar
de una menor cantidad de cortadores, en la región de Guatancuy se incrementó a 7 personas.
50
Dentro del primer grupo (El Peñón), 78,4% de los cosechadores cortan tanto junco como enea,
mientras que los del segundo (sector Guatancuy) se especializan en el corte de junco. La actividad
extractiva y la elaboración de artesanías genera beneficios económicos a diversas personas que
intervienen en la cadena productiva. Los productos artesanales de junco y enea se comercializan a
nivel local con alguna distribución regional, especialmente a Bogotá y Chiquinquirá. Teniendo en
cuenta que para la comercialización de artesanías no existe un estudio económico y de mercado,
en el presente documento se expone una aproximación a los ingresos que obtiene la comunidad
local por ejercer dicha actividad. En palabras de los extractores, el atado de junco tiene un valor
promedio de $5.500 y $7.500 el de enea, lo que permite calcular que la producción total de junco
en el 2005 generó recursos del orden de $31’482.000 y de $18’397.500 para el caso de la enea.
El cambio de la materia prima en productos artesanales del tipo cestería, genera un incremento
significativo en el valor del atado. Una vez manufacturado, el atado de junco adquiere un precio
promedio de $55.000 y se halla representado en 50 productos de tamaño pequeño o 30 medianos
o 3 grandes. La transformación de la enea puede incrementar el valor del atado a $75.000
representados en 70 productos de tamaño pequeño o 50 medianos 2 grandes. En general puede
inferirse que entre el junco y la enea producen recursos económicos a los artesanos del orden de
los $498’795.000 anuales, esto equivale a que cada persona recibe aproximadamente ingresos
cercanos a los $237.521 mensuales (58% del salario mínimo legal vigente año 2005).
Al respecto de la comercialización local y regional de las artesanías, no se dispone de la suficiente
información económica. La única aproximación que puede dar un indicio de la situación es que
productos de tamaño mediano, en un puesto local, alcanzan $8.000 y en un almacén de cadena en
Bogotá logran tener un valor de $25.000. Lo anterior equivale a un incremento cercano a 300%. La
flor de la enea, según la demanda, se corta y vende a nivel local por un precio de $1.000 la docena,
y en el mercado de Bogotá una sola flor cuesta $1.000.
La Iniciativa Biocomercio de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo
(Unctad), con base en las necesidades particulares de los países en desarrollo, lanzó una propuesta
orientada a la promoción, inversión y comercio de productos derivados de la biodiversidad con
valor agregado (Argüello et al., 2003; Vivas y Ruiz, 2001). Colombia aprobó tal iniciativa (Buitrón y
Argüello, 2005), la cual se ha reflejado en la estadísticas de Proexport, entidad que registra el
subsector cestería dentro de los productos naturales no maderables de promoción para la
exportación. En este sentido, en la laguna de Fúquene existe un gran potencial que puede
contribuir al desarrollo local y regional.
51
V MANEJO SOSTENIBLE DEL JUNCAL
El juncal y el manejo sostenible del ecosistema.
•
Lineamientos de manejo a nivel del ecosistema.
El asunto central que interesa no es tanto lamentar el cambio ambiental producido, sino entender
que la estructura ecológica actual de las lagunas no es sostenible para continuar proveyendo
servicios ambientales de manera indefinida a la sociedad. En el ecosistema humanizado de hoy
contrastan fuertemente las lomas con matorrales, relictos de bosques nativos, plantaciones
forestales y agroecosistemas dependientes de insumos químicos externos en las partes altas; y en
la parte plana, ecosistemas simplificados y altamente valorizados para la ganadería, con procesos
locales de urbanización. En medio de esta matriz cultural del paisaje, se encuentra una red hídrica
transformada que suministra servicios ambientales altamente demandados y soportados por un
sistema ecológico tensionado.
La no sostenibilidad ecológica y social del sistema se manifiesta en la recurrencia de calamidades, el
aumento de los costos de manejo, la aparición de imprevistos o procesos inesperados o
indeseados, la disminución de servicios ambientales y el aumento de los conflictos socioambientales. Todo ello sucede en medio de una pérdida de credibilidad de la población local hacia
las autoridades.
En Fúquene no se han reconocido de manera oficial objetivos de conservación de
biodiversidad. El CONPES (2006) no considera de manera suficiente la conservación
de la biodiversidad, y la forma aislada como plantea obras de adecuación física e
hidráulica puede representar un riesgo para su conservación. Con todo, algunas de
ellas tienen el potencial de generar escenarios ecológicos favorables para su
conservación. Entre ellas está la clarificación predial (INCODER), el mejoramiento de
capacidad hídrica mediante obras de regulación de caudales de entrada para
prevenir inundación y mejorar la oxigenación. En síntesis no hay una valoración
única de la laguna (Fundación Humedales 2007) y tampoco un acuerdo social
suficiente sobre las medidas de manejo. La visión meramente hidráulica representa
un riesgo significativo para el mantenimiento de otros bienes y servicios
ambientales, y fuente potencial de aumento del conflicto socio-ambiental presente.
La base para adelantar un manejo adecuado de las lagunas está en reconocer que el cambio
ambiental ya es inevitable y que el ecosistema, en cada una de sus manifestaciones, presenta
todavía múltiples valores y funciones ambientales. El manejo único como distrito de riego, ha
conducido a generar un nivel de tensión que lo hace insostenible. Por este motivo, se hace
imprescindible procurar acciones coherentes dentro de un plan integral, dirigido a maximizar todas
las funciones sociales del ecosistema. De allí que resulte indispensable construir una visión de
futuro de la laguna, con base en sus límites de funcionamiento y en las capacidades de la sociedad
para llevarlo a este estado.
Ante todo, es buscar la conservación de los valores ambientales a través del uso durable de los
recursos biológicos. No se debe impedir que la población humana se beneficie directamente de los
recursos naturales vivos y del desarrollo de sus valores ambientales. No sólo porque un enfoque de
este tipo va en contravía de las percepciones y aspiraciones de las comunidades locales y produciría
rechazo, sino además porque desde el punto de vista científico no sería necesario para alcanzar los
objetivos. Debe buscarse un punto de equilibrio, en el cual la conservación de la biodiversidad y
otros valores ambientales, sea compatible con el uso. En el ámbito del complejo de humedales
dichos objetivos pueden lograrse mediante la sostenibilidad de los recursos biológicos de la fauna y
la flora, y por medio de la promoción de otros usos no consumistas. El empleo de los recursos
biológicos presentes en el complejo de humedales contribuye al mejoramiento de la calidad de vida
52
de las poblaciones humanas locales, su solo reconocimiento como parte del manejo del ecosistema
genera beneficios que se manifiestan en una mayor aceptación de la gestión ambiental, mayor
legitimidad institucional y disminución de los costos que implicaría un control y vigilancia impuesto
desde afuera.los lagos y humedales.
En consonancia con lo anterior, el mantenimiento de las lagunas requiere procurar desde ya, una
estructura y las condiciones óptimas que permitan gestionarlas de una manera adaptativa frente a
los procesos climáticos (fluctuaciones de El Niño y La Niña, y el cambio climático global), los cuales
influyen de manera relevante en estos ecosistemas (Franco et al., 2003). Un cambio hacia formas
de sostenibilidad, debería ir acompañado por una nueva visión por parte de las comunidades.
En este sentido, la priorización de objetos de conservación (especies, habitáts) y procesos
presentes en el complejo Fúquene, Cucunubá y Palacio, es un paso esencial para la formulación del
plan de manejo. Desde una perspectiva global y nacional, las prioridades se centran en las especies
y poblaciones que tienen un mayor nivel de amenaza. Por ende, el principal valor de conservación
de este complejo se refiere al conjunto de habitáts palustres (de pantano) y los ensamblajes de
especies dependientes. Una segunda prioridad está representada por las especies que siendo
comunes en los ámbitos internacional o nacional, muestran allí concentraciones importantes
permanentes o transitorias y que son inusuales o especiales en la región (congregaciones de aves
migratorias y especies de aves acuáticas residentes).
Una mirada exclusiva desde lo local, podría privilegiar la conservación de algunos elementos o
funciones de los ecosistemas o la biodiversidad que proveen beneficios a las poblaciones humanas
asentadas. Sin embargo la definición de prioridades debe balancear la conservación de la
diversidad amenazada con la necesidad de manejo de recursos y producción de benéficos locales.
En este sentido no parecen existir contradicciones insuperables entre las perspectivas de lo global y
lo local.
El suministro permanente de recursos naturales vivos en la forma de peces y productos de los
juncales, es una actividad que tiene el potencial de no contradecir directamente la conservación del
hábitat de las especies amenazadas, siempre y cuando no se haga mediante alteraciones del mismo
(como sucede con la quema de juncales). Igualmente sucede con la extracción de Cangrejo. La caza,
si bien no es permitida cuando se hace con fines diferentes a la propia subsistencia, es claro que
desde un punto de vista técnico tiene, al menos para algunas especies, el potencial de
sostenibilidad. El uso de especies exóticas invasoras, mientras continúe el estado eutrófico del lago,
tiene un potencial permanente; no obstante debe considerar un control para que no se realice en
sitios o con métodos que afecten el hábitat crítico de las especies objeto de conservación.
Si se planifican y ordenan, los usos recreativos pasivos en la laguna pueden ser compatibles con la
conservación. El ecoturismo y las visitas centradas en la observación de aves pueden generar
beneficios a la población local. Por el contrario, el manejo dirigido a mejorar la calidad escénica
percibida en los espejos de agua, o el potencial del sitio para la recreación activa, si entraría en
contradicción con los objetivos mencionados. La limpieza de las llamadas malezas acuáticas, si se
hace de manera generalizada o localizada en sitios críticos para algunas especies, implica un riesgo
adicional para dichas poblaciones. La limpieza de malezas acuáticas, si bien no soluciona un
problema que debe atenderse de raíz, tiene que ser permanente y focalizada con el ánimo de
mantener áreas para la recreación, tránsito o pesca, o para disminuir la pérdida de agua por
excesiva evapotranspiración. Simultáneamente, debe controlarse la expansión, particularmente en
las orillas de la laguna, de la infraestructura asociada con la recreación, en especial si es activa, y la
construcción habitacional.
•
Líneas de acción
53
La protección de los juncales, y entre ellos las formaciones de Scirpus californicus, es objeto
central y prioritario para la Estrategia, toda vez que se trata del hábitat de un conjunto
mayor de especies focales. De manera estricta, la protección de juncales debe adelantarse
en algunas porciones, en particular durante las épocas de anidamiento de aves residentes o
llegada y descanso de migratorias. Una parte de los juncales pueden seguir siendo
manejada para la producción de materia prima indispensable en la elaboración de
artesanías. Se debe prevenir al máximo el fuego en (la quema de) los juncales.
Para un mejor manejo de los juncales, es necesario plantear un programa de investigación
sobre dinámica de vegetación palustre, especialmente para conocer el patrón de las
sucesiones vegetales en condiciones diversas y bajo diferentes tipos de uso. Principalmente
se requiere ahondar en el conocimiento de las sucesiones palustres que se desencadenan
por la interacción entre la Elodea y el Buchón introducidos (van der Hammen, 2003), y la
formación de islas flotantes de junco. Lo anterior es esencial para proponer adecuadas
medidas de manejo.
Con base en lo anterior en el ámbito de hábitat y ensamblaje de especies se plantean 4
líneas de acción y 1 en el ámbito de especies focales y que se presentan en la siguiente
Tabla (10).
Tabla 10 Propuesta de líneas de acción en los diferentes ámbitos (hábitat y ensamblaje de
especies y especies focales) para el manejo sostenible de los juncales de la Laguna de Fúquene
ACCIONES
Delimitación y señalización de
áreas núcleo de protección de
hábitat palustre
HAIBITAT Y ENSAMBLAJE DE ESPECIES
LINEAS
Protección de juncales priorizados
Manejo ecológicamente de las
pesquerías
Formulación participativa de los
planes de manejo comunitario de
la pesca
ESPECI
ES
FOCAL
ES
AMBITO
Conservación y manejo de plantas
acuáticas
Definición de las especies de
especial interés y ubicación de
sitios clave con identificación de
amenazas
Programa de guardas de vida
silvestre comunitarios
Manejo ecológicamente sostenible
de juncales para producción
Formulación
participativa
de
planes de manejo para una
producción
ecológicamente
sostenible
de
juncales
comunitarios
Implementación de los planes de
manejo de juncales y monitoreo
Investigación de sucesiones en
sistemas palustres aplicada al
manejo
Estudios sobre los cambios de los
sistemas palustres (juncales) en
diferentes condiciones naturales,
de tensores ambientales y de uso
Estudio de la dinámica de islas
flotantes
54
Aplicación
de
conservación
medidas
de
COMETARIOS AL CONPES
El CONPES retoma los conceptos recientes de la CAR según los cuales la construcción del canal perimetral fue
un error, y se ha constituido en una causa adicional de los cambios ambientales indeseados en la laguna, y
define acciones de rehabilitación mediante la adecuación morfológica de la orilla. En particular, define el
CONPES (2006:13) adecuaciones hidráulicas frente al impacto del canal perimetral para lograr que
nuevamente dichos caudales transiten por la Laguna de Fúquene. Esta labor implica modificar la estructura
del canal perimetral, para dar paso a un “jarillón perimetral” y la conformación de orillas, sin poner en riesgo
los suelos productivos en donde la actividad agropecuaria es viable. Dice además el CONPES (2006:14)
sustentado en la CAR, que “la obras de regulación tendrían que acometerse casi de manera simultánea, tanto
las descritas anteriormente, como el diseño y construcción de embalses en la cuenca saltas de los ríos La
Playa, Suta, Lenguazaque y Simijaca que según estudios preliminares permiten regular cerca de 36 millones
de metros cúbicos, volumen similares al que actualmente contiene la laguna de Fúquene”.
Con base en la Política Nacional de Humedales se establece que la rehabilitación debe ser no solo
morfológica para restituir funciones hidráulicas, sino que debe dar paso a la restauración del
ecosistema. Es decir, debe tener en cuenta consideraciones específicas sobre la ubicación actual y
las funciones de los juncales.
La construcción, llenado y operación de los embalses aguas arriba debe tener en cuenta siempre el
caudal ecológico definido para evitar caudales y niveles mínimos durante periodos largos, lo cual
afecta negativamente y posiblemente de manera irreversible, la estructura ecológica de hábitats de
la laguna.
En este contexto, a continuación se presenta en un cuadro los posibles conflictos y oportunidades
de cada uno de los proyectos del CONPES através de las diferentes estrategias, en relación con la
PNH y que tocan el tema de los juncales
Tabla 11. Conflictos y oportunidades entre las Estrategias y Proyectos del CONPES Fúquene y la Política
Nacional de Humedales (PNH), para cada una de las estrategias (los colores son: Rojo: conflicto alto;
amarillo; conflicto medio y verde; conflicto ausente).
Estrategia “Mejoramiento de la capacidad de regulación hídrica”.
Proyectos
Conflicto potencial con la
Calificación Oportunidad de complemento
PNH
CONPES y PNH
Adecuación Potencial conflicto alto si la
Alto
Una definición de un modelo de
hidráulica
supresión del canal perimetral y
orilla de la laguna que incluya el
del canal
la readecuación de la orilla de
tema hidráulico, y reconozca la
perimetral. la laguna implican la
existencia actual de valores de
destrucción de hábitat palustre
conservación reconformados en
(juncales).
la misma durante la existencia
del canal perimetral. Se
recomienda adoptar el modelo
general de orilla propuesto por
van der Hammen (2003).
55
Proyectos
Conflicto potencial con la PNH
Calificación
Rectificación y
mantenimiento
anual de rio
Suarez aguas
debajo de la
laguna.
Potencial conflicto si la
intervención implica la destrucción
total o parcial, o el cambio de
condiciones ecológicas, del gran
juncal que se encuentra a la
salida del rio Suarez de la laguna.
Alto
Conflicto alto por constituirse en otra
aproximación de “ensayo y error” con
alto riesgo de crear situaciones
inesperadas y de alto costo ambiental.
Totalmente inadecuado con la PNH por
la imposibilidad de actuar
selectivamente sobre las “malezas”
(especies exóticas invasoras) y no
contra la flora acuática.
Alto
Control
de
malezas
acuáticas
mediante
control
químico
o
biológico.
Oportunidad de
complemento CONPES y
PNH
Iniciar la rectificación del rio
en el punto donde termina
la extensión del juncal
aguas abajo.
Solamente se debe
considerar el control
mecánico.
Estrategia “ Mejoramiento, operación y mantenimiento del distrito de riesgo Fúquene – Cucunubá”
Proyectos
Conflicto potencial con la PNH
Calificación
Oportunidad de
complemento CONPES
y PNH
Algunos canales pueden
ser considerados como
“humedales artificiales” y
tener algunos valores de
conservación.
Extracción
mecánica
permanente
de maleza
acuática en
canales
principales y
secundarios.
Extracción
mecánica
permanente
de maleza
acuática en el
espejo de
agua de las
lagunas (F,C y
P).
Compra y
mantenimiento
de
maquinaria.
Operación del
distrito de
riego y
drenaje.
Conflicto si se considera toda la flora
acuática, incluyendo juncales.
Medio
Conflicto potencial si se incluye
como maleza acuática a las
macrófitas nativas, en especial a los
juncos.
Alto
La extracción de
macrófitas indeseadas,
se constituye en una
medida de manejo
positiva para otras
funciones ambientales de
la laguna.
Alto
El gran reto es
compatibilizar
técnicamente la
operación del distrito de
riego, con el manejo de
los aspectos ecológicos y
sociales de la laguna.
Ninguno.
Conflicto potencialmente alto, en la
medida en que la función “drenaje”
continúe como parte de los objetivos
de manejo e igualmente si los
objetivos de manejo de riego, no se
compatibilizan técnicamente con los
demás objetivos de conservación de
la laguna (hábitat, biodiversidad, etc.
).
56
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