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10 revista ConCIENCIA t el tema Tiempo loco La variable clima y los cultivos FERNANDO LÓPEZ — En medio del cambio climático, la capacidad de adaptación de todo el sistema agronómico será fundamental. Los modelos de simulación podrían ayudar a afrontar los cambios. Para eso se creó la “agromática”, una disciplina que combina las ciencias agronómicas con la informática. Aunque diversas variables influyen para pronosticar el futuro de los cultivos, por ejemplo, las plagas o los precios que se manejan en el mercado, una de las más importantes es la del clima. A la vez, es compleja y dinámica, por lo cual se utilizan diversos sistemas de simulación para poder estimar qué sucederá en el futuro del agro. “Es difícil tener todos los datos exactos para poder decir con precisión cuál será el clima en una o dos semanas. Ni hablemos de predecir qué puede suceder en marzo o abril del próximo año. Sólo tenemos escenarios probables, tendencias”, dijo Daniel Grenón, que trabaja en Agromática, una disciplina que usa la informática para procesar, capturar y distribuir información relacionada con los sistemas agropecuarios. Sin embargo, sostuvo que a nivel mundial se está proyectando el cambio climático hasta el 2050-2100: “El problema es que esas perspectivas se basan en datos del 2012, aunque no sabemos a ciencia cierta cómo evolucionará el clima en el mundo. En el corto plazo, sabemos que estamos pasando por una etapa de un Fenómeno de El Niño que se suponía que sería moderado pero que no lo fue tanto. Pensamos que a mediados o fines de diciembre se atemperará y entrará en un proceso más normal”, acotó. En este sentido, el especialista comentó que con ese dato es suficiente para saber que habrá mucha humedad hasta fines de diciembre y que irá disminuyendo hasta febrero, algo que les sirve a los ingenieros agrónomos para crear planes de fertilización y de manejo ante la probabilidad de ataques de plagas. “Sin embargo, no sabemos otros datos como qué precios habrá o qué enfermedades tendremos”, planteó Grenón, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNL. Corrimiento Las simulaciones agromáticas que utiliza Grenón tienen incorporada información meteorológica que les proporciona INTA Rafaela desde el año 1937. A la vez, se encuentran armando bases de datos de los suelos de la provincia. De ese modo, saben que desde hace unos 40 años el clima fue cambiado bastante en nuestra zona. “Hubo un período de bonanza en cuanto a lluvias, lo cual facilitó el corrimiento de la frontera agrícola. Las lluvias que antes se daban hacia el este se fueron corriendo hacia el oeste”, destacó. Grenón sostuvo además que, a futuro, para Santa Fe y el centro de la Argentina esperan una tendencia al incremento de esas lluvias: “Todo esto nos sirve para ir previendo un escenario con 10 o 15 años de anticipación y armar una infraestructura para adecuarnos a ese posible cambio”, adujo. Por otra parte, a nivel micro, afirmó que los productores no se muestran preocupados por esos largos plazos, sino sólo por saber qué sucederá en los lapsos que duran las campañas. “En cuanto a los escenarios del 2050, por ejemplo, no sabemos exactamente qué sucederá, porque puede ser que haya más o menos humedad que ahora, según los distintos modelos. Sin embar- go, si a la humedad le sumamos aumento de temperatura y mayor concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, será un escenario beneficioso para la agricultura en nuestra zona”, añadió. Cultivos Grenón precisó además que algunos cultivos también influyen en ese cambio climático del que tanto se está hablando: “Los arrozales, por ejemplo, favorecen el efecto invernadero, porque emiten gas metano. En el país esa producción es relativamente importante, pero en el sudeste asiático, en Brasil o en África lo son mucho más”, recordó. “El maíz será un cultivo que será beneficiado por el cambio climático debido a la mayor temperatura invernal y a la menor cantidad de heladas. Pero otros cultivos de verano podrían llegar a sufrir en su productividad por períodos de sequía cortos, como tuvimos el año pasado o el anterior”, aseveró. En este sentido, puntualizó que cambios tan drásticos de lluvias y sequías como ocurrieron en los últimos años son altamente dañinos para los cultivos: “No es lo mismo una lluvia de 100 mm que diez lluvias de 10 mm, porque estas últimas se absorben menos y la planta puede aprovechar mejor el agua. Por su parte, la abundancia de líquido erosiona los suelos o los inunda, y se aprovecha poco el recurso, al tiempo que ahoga las raíces. La variabilidad es muy importante”, observó. A la vez, el cambio climático provocará más enfermedades en las plantas: “Habrá mayor necesidad de aplicar controles o de generar especies resistentes a las nuevas condiciones”, auguró. Adaptación Ante ese panorama, Grenón insistió en la necesidad de preparación y adaptación de los productores. “La gente deberá prepararse con tecnología que vayan preparando las empresas privadas o los servicios públicos tecnológicos, con nuevas herramientas, además de capacitación”, subrayó. “También será necesario un nuevo ordenamiento territorial o aportes como el aislamiento de genes que permitan a cultivos de consumo masivo sobrevivir a períodos poco lluviosos, con lluvias intermitentes o bien para soportar lluvias intensas”, enfatizó. A corto plazo, los modelos desarrollados por la agromática son útiles para la toma de decisiones antes de comenzar una cosecha: “Luego, sobre la marcha, se puede ir corrigiendo la ejecución de los programas en función de las lluvias, de los cambios de precios o de lo que presente el mercado”, finalizó Grenón.