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fundamentalmente por la medida consistente en la necesidad de que los Cuerpos Gerentes elegidos fueran homologados por el Gobierno. Ello, unido a la fuerte represión de cualquier manifestación de disconformidad con la estructura oficial, fue la causa de que los trabajadores auténticamente preocupados por la defensa de sus intereses se abstuvieran de utilizar los cargos sindicales electivos; no se trataba por tanto de una abstención sino de una imposibilidad de utilizar los cargos sindicales electivos en el seno de los Sindicatos oficiales. laboral Rafael Senra Biedma Los trabajadores portugueses y la unidad sindical Con la llegada al poder de Marcelo Caetano, y ante el auge que en el año 1969 había experimentado el movimiento obrero, la presión internacional y el intento desesperado de buscar una ampliación de la base social del régimen, se promulgó un Decreto por el que se suprimía la necesidad de aprobación gubernamental de los candidatos elegidos, implantándose en su lugar la verificación de las condiciones de elegibilidad de los candidatos que se llevaba a cabo por una comisión de afiliados de cada sindicato. En esos momentos, los auténticos dirigentes del movimiento obrero portugués no dudaron un momento y se presentaron ma- El examen detenido del interesante proceso que Portugal está viviendo y los portugueses están protagonizando nos lleva necesariamente a la conclusión de afirmar la peculiaridad de la situación y de todo lo que allí acontece. Asombra el hecho de que el país menos desarrollado de Europa, con un ejército embarcado hace un año en la «defensa- de un imperio colonial, habiendo pasado los 48 últimos años bajo un sistema dictatorial cuyo mecanismo represivo abortaba sin contemplaciones cualquier intento de las clases populares de hacer oír su voz, pase directamente a plantearse, tras la caída de la dictadura, la defensa de los intereses de las clases populares insertada en una perspectiva socialista; asombra sobre todo el hecho de que sea el ejército, a través del Movimiento de las Fuerzas Armadas', quien se haya constituido en elemento dinamizador de ese proceso y garante de la consecución de sus objetivos. Si bien es cierto que por las características del proceso portugués es extraordinariamente difícil la búsqueda de paralelismos, sin embargo existe una notable similitud en el planteamiento sindica! de los trabajadores portugueses, durante los últimos años de la dictadura [especialmente durante la etapa de Marcelo Caetano) y los planteamientos que en estos momentos realizan los trabajadores españoles ante las inminentes elecciones sindicales. Y, como el hecho me ha parecido lo suficientemente importante, creo necesario su análisis y planteamiento. Bajo el régimen dictatorial funcionaban en Portugal los Sindicatos Nacionales, jerarquizados por zonas geográficas, poblaciones y ramas de la producción y oficios, los cuales, insertados dentro de la doctrina del corporativismo, constituían y estaban concebidos no como instrumentos de la clasn obrero para la defensa de sus intereses, sino como instrumentos al servicio del aparato estatal para controlar a la clase obrera e impedir al mismo tiempo la formación de auténticos sindicatos. Antes de la muerte política de Salazar, las elecciones en el seno de estos Sindicatos sufrían un riguroso control que pasaba 44 M. Caetano stvamente a los elecciones, consiguiendo numerosas direcciones sindicales. La representatividad de esas elecciones fue tal que el gobierno de Marcelo Caetano se apresuró unos meses más tarde (en octubre de 1970) a promulgar un Decreto que autorizabo ai Gobierno a suspender de sus cargos a los representantes sindicales electos y a clausurar los sindicatos. Pero ya era demasiado tarde porque este Decreto mostró a la totalidad de la clase obrera portuguesa de modo evidente que el gobierno de Marcelo Caetano, para subsistir, no podía tolerar la representatividad en el seno de los sindicatos. Lo que en realidad esa medida provocó fue el inmediato fortalecimiento de la organización de clase de los trabajadores portugueses, y ello porque basta esos momentos las actuaciones sindicales de los trabajadores portugueses organizados se habían realizado esencialmente por separado en las diferentes ramas de producción, en los diferentes oficios, en las diferentes localidades o en las diferentes empresas, con planteamientos esencialmente reivindicativos frente a la patronal. A. Oliveira Salazar A partir del ataque del gobierno de Marcelo Caetano a los dirigentes obreros elegidos, la clase obrera portuguesa comprende la necesidad de organizarse contra el gobierno e iniciar una movilización general que ¡mpidera la aplicación de las medidas represivas. Así, en octubre de 1970, las direcciones representativas de algunos sindicatos deciden reunirse conjuntamente, desbordando la división que Introducían los sindicatos oficiales para plantear la coordinación de todos los trabajadores frente al enemigo político: a ese organismo que surgió como consecuencia de la reunión de las direcciones representativas de varios sindicatos se le dio el nombre de INTERSINDICAL, que a finales del mismo mes de octubre de 1970 convocaba la segunda reunión, a la que asistieron 22 sindicatos de varias zonas del país. Ese organismo permitió superar la división profesionalista de los sindicatos oficiales y se constituyó en el embrión que posibilitó a la clase obrera portuguesa la consecución prácticamente garantizada de la unidad sindical. De aquellos 22 sindicatos de finales de octubre de 1970, la INTERSINDICAL pasó a tener, en julio de 1974, 217 sindicatos, con un total de 2.000.000 de trabajadores sindicalizados (el censo electoral político de Portugal asciende a poco más de ocho millones de habitantes). La base de la INTERSINDICAL no es pues otra que los representantes elegidos por los trabajadores en los diferentes sindicatos, unos representantes que se presentaron en condiciones difíciles a las elecciones sindicales en el seno de los sindicatos oficiales de Marcelo Caetano, y que, a partir de ahí, crearon de hecho un auténtico sindicato único y representativo de los trabajadores portugueses, separándose de la patronal, ganando autonomía respecto al aparato estatal y coordinando los distintos sindicatos profesionales, nacionales, locales y de distritos. Los dirigentes obreros que constituyeron la INTERSINDICAL velaron en todo momento por la conservación de su principio básico: la representatividad; evitando siempre cualquier posibilidad de burocratlzación del organismo y la constitución de consejos reducidos de dirección. Desde octubre de 1970 hasta enero de 1971 la INTERSINDICAL realizó seis reuniones; a esta última asistieron ya 41 sindicatos. Cualquier medida que era adoptada por la INTERSINDICAL se difundía posteriormente a todos los representados en circulares y se discutían en Asambleas Generales en cada uno de los sindicatos miembros.