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Transcript
Universidad Abierta Interamericana
Facultad de Derecho y Ciencia Política
“EE.UU. y su relación con otros actores en
los últimos 25 años”
Alumno: Romina Bollea
Profesoras: Susana Pereyra y Danisa Riera
Materia: Política Internacional Contemporánea
Carrera: Relaciones Internacionales
Año: 2010
Introducción:
El presente trabajo se propone analizar, a partir de mediados de los años ’80 hasta la
actualidad, la relación de los EE.UU. y de otros actores que tienen la capacidad de
enfrentarlo en la arena internacional. Sobre todo analizando la preponderancia que
poseía la potencia del Norte durante la Guerra Fría y la situación actual que posee
Posguerra Fría.
Para ello nos dispondremos a examinar el último tramo de la guerra, comparándolo con
el período de los años ’90, y a partir del curso de los acontecimientos, es decir, post 11
de septiembre examinar los años 2000 y el nuevo entramado de relaciones entre los
actores del sistema internacional y los EE.UU.
Guerra Fría
A partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, se evidenciaba la aparición de dos
grandes potencias en el sistema internacional, que con el Golpe de Praga de 1948,
termina por dar lugar a lo que se llamara la Guerra Fría, considerada un enfrentamiento
entre EE.UU. y la Unión Soviética, en donde se oponían dos sistemas políticos,
económicos e ideológicos distintos.
Esta guerra, que durara gran parte del siglo XX, estuvo caracterizada por puntos álgidos
de tensión y de distensión. Por ejemplo, la crisis de los misiles es considerada uno de
los puntos más álgidos de tensión de la guerra, y por otro lado un punto de distensión es
la década del ’60-’70, en donde se firman acuerdos de desarme nuclear como el SALT I
y SALT II. Ahora bien lo que nos interesa analizar es un período de distensión que dará
lugar al fin de la Guerra Fría y el inicio de una nueva etapa de los actores involucrados
en el sistema internacional.
Para una cabal comprensión, es necesario caracterizar a los actores principales, por un
lado tenemos a los EE.UU., con el presidente Ronald Reagan, quien va a lanzar una
política denominada “Guerra de las Galaxias”, que tenia como objetivo iniciar una
escalada tecnológica con el fin de obligar a la Unión Soviética a embarcarse en una
carrera difícil de sostener, como consecuencia de su debilitada y estancada economía.
Como contracara de los EE.UU. se encontraba la Unión Soviética, que como bien
mencionamos, luego de la crisis de Afganistán se encontrara fuertemente debilitada, y
con la necesidad de llevar a cabo, una transformación como lo fue la perestroika, la cual
planteaba una reestructuración del aparato productivo acompañado, además de una
nueva mentalidad soviética que era definida como la abdicación de la Unión Soviética a
la confrontación con Occidente, ya que EE.UU. ni el capitalismo eran los verdaderos
enemigos sino que era el militarismo, que había ocasionado la creciente decadencia
soviética.
Con el ascenso de Gorbachov, a la secretaría general del Partido Comunista, a partir de
1987 se inicia un acercamiento con EE.UU., con la firma de los acuerdos INF (Fuerzas
Nucleares de Alcance Intermedio), acuerdos de paz de 1988 y finalmente el derrumbe
soviético en 1989. Si bien las relaciones entre la Unión Soviética y EE.UU. fueron
determinantes en la Guerra Fría, esto finalizara con la guerra del Golfo Pérsico, sumado
al acuerdo de Helsinki de 1990, entre Bush y Gorbachov simbolizando el último acto de
superpotencia de la Unión Soviética, abandonando de esta manera su función de
contrapeso de los EE.UU.
Posguerra Fría
Una vez caído el Muro de Berlín en 1989 y caída la Unión Soviética en 1991, el mundo
deja de ser conocido como el característico de un sistema bipolar con dos Estados que
se enfrentan, sino que nos encontraremos en un nuevo orden mundial, en donde se habla
de la unipolaridad de los EE.UU., es decir, la única potencia vencedora de la Guerra
Fría, poderosa económica, política e ideológicamente. Sin embargo, autores como
Immanuel Wallerstein1, señalaran que existieron ciertos indicadores que marcaron y
marcan, la pérdida de hegemonía estadounidense durante la Guerra Fría y que en la
Posguerra Fría, se evidenciaba un intento de recuperar dicha hegemonía.
Por ejemplo, durante la primera distensión entre los años `60-´70, se observaba la
pérdida de la ventaja económica de EE.UU. sobre nuevos actores como Japón y la
Unión Europea, siendo fuertes para proteger su propio mercado, esto se había originado
como consecuencia de la carrera armamentista entre EE.UU. y la Unión Soviética lo
que produjo una falta de atención a ciertos sectores, en este caso el económico. Por otro
lado, en 1968 la vieja izquierda que llego al poder no había cambiado el mundo. Y por
último, existían cuatro derrotas significativas del imperialismo por el Tercer Mundo:
China, Argelia, Cuba y Vietnam.
1
Ver: Wallerstein, Immanuel. “La debilidad de los Estados Unidos y la lucha por la hegemonía”.
Wallerstein afirma que esta pérdida de hegemonía ha sido manejada desde Nixon hasta
Clinton, por una variante del puño de hierro envuelto en un guante de terciopelo. El cual
consistía en persuadir a Japón y a la Unión Europea de conformar una alianza
cooperativa bajo el liderazgo estadounidense unificados contra la Unión Soviética; por
otro lado, también propusieron el Consenso de Washington, que proponía abrir las
fronteras y eliminar todas las barreras para el movimiento de mercancías y de capitales,
ya que organizando de esta manera el desarrollo estatal estaba garantizado; y por último
detener a la Unión Europea percibida como un intento de crear un Estado europeo de
uno u otro tipo. Pero el cambio de los acontecimientos produjo que EE.UU. no pudiera
hacer nada para detener a la Unión Europea, como consecuencia de la desaparición de la
Unión Soviética, la primera Guerra del Golfo, y el auge económico momentáneo de
EE.UU.
Sin embargo, como consecuencia de la caída del dólar y de los atentados del 11 de
septiembre, se evidenciaba la vulnerabilidad de los EE.UU., y de la fallida política del
guante de terciopelo, que Bush hijo decidió reemplazar por una acción imperial egregia
y abierta, de manera de demostrar intimidación para todo aquel país del Tercer Mundo
que quisiera intimidarlo y especialmente a la Unión Europea.
Por otro lado, si tomamos a autores como Carlos Sánchez Hernández 2, quien analiza el
nuevo orden mundial, señala que a partir de 1970, como bien afirmaba Wallerstein, se
evidenciaba el verdadero inicio del nuevo orden mundial, que se consolidaría Posguerra
Fría. Es decir, a partir de 1970, en donde se produce el fin de algunas de las
disposiciones de Bretton Woods, el fin del rol de banquero mundial de EE.UU.,
inversión masiva de Empresas Multinacionales al Tercer y Segundo Mundo, limitación
del Estado de Bienestar en EE.UU.; además, después de la Crisis del Petróleo se
produjo la diversificación de la tecnología y la nueva condición tripolar (EE.UU., Japón
y Unión Europea) de la economía mundial.
Asimismo, se configurara el llamado “Nuevo Estado Internacional y Gobierno Mundial
de Facto”, formado por las instituciones, estructuras comerciales y grupos de países que
forman el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial, Unión Europea, el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte, la Asociación de Naciones del
Sudeste Asiático (ASEAN) y el G-7, la Organización Mundial del Comercio (OMC) y
el Acuerdo General de Aranceles y Tarifas (GATT), ya que la economía mundial no es
Ver: Carlos Sánchez Hernández. (2001). “Génesis del nuevo orden mundial: aproximación crítica”.
Universidad Complutense de Madrid. Madrid, España.
2
dirigida ni diseñada por los gobiernos estatales, sino estos actores que atraviesan
fronteras.
Es decir, que el Nuevo Orden Mundial ha sido gestado a partir de los años ´70, debido
al fin de la omnipotencia del dólar y estos decisivos cambios anexos que han ido
configurando la economía mundial, con la llegada de los años ´90, el fenómeno
denominado globalización ya estaría consolidado. Sin embargo, debemos señalar, que
este nuevo orden mundial gestado en los años ´70, hoy en día posee ciertas
particularidades como consecuencia del fin de la Guerra Fría:

El mundo no esta dividido en dos bloques.

Hoy sólo existe una sola superpotencia declarada, y bajo de está varias
potencias alejadas.

La globalización es un proceso consolidado, y no en estado embrionario
como en los ´70.

EE.UU. se encuentra en varias zonas del mundo, que durante la Guerra Fría
era imposible su intervención.

EE.UU. interviene en todo el mundo, sin importar si era zona soviética o no.

Para intervenir EE.UU., en alguna parte del mundo requiere de la
autorización del Congreso.

No existen amenazas globales sino amenazas regionales.

Los enfrentamientos son diferentes, ya no contra la Unión Soviética o el
marxismo.

Existe una gran economía internacional, como consecuencia de la
interdependencia, en donde existe un fuerte imbrincamiento entre naciones
que hace difícil percibir las fronteras de unos u otros, como así también la
sensibilidad y vulnerabilidad de los mismos.
Entonces podemos señalar, que a partir de los años ’70 más allá del enfrentamiento con
la Unión Soviética, podemos observar el ascenso económico de Japón y la Unión
Europea que desafían el poder económico de EE.UU.
Pero además en la actualidad, se da un cuestionamiento mayor de las actitudes de los
EE.UU., que ya no solo involucra a los Estados-nacionales, sino que también involucra
a Organismos Internacionales como las Naciones Unidas, Organismos No
Gubernamentales como de los de Derechos Humanos, Empresas Multinacionales, y la
sociedad civil.
Es decir, la Posguerra Fría, nos ubica en un período de turbulencia en donde se barajan
varias posibilidades, y en donde los EE.UU., se encuentran en una situación difícil de
determinar, es decir, la unipolaridad o multipolaridad del sistema internacional.
Por otro lado, hay autores que intentaran definir el nuevo orden como el fin de la
historia y el choque de civilizaciones. Por ejemplo, Francis Fukuyama, que escribirá
acerca del fin de la historia, que proclamaba la victoria ideológica de la democracia
liberal, ya que el colapso del socialismo había significado que el sentido del significado
de progreso histórico hacia formas superiores de organización social, las habría
encontrado en la democracia y el capitalismo. Por otro lado, Samuel Huntington, quien
escribe acerca del choque de civilizaciones, afirmaba que la cultura y las identidades
culturales, que son identidades civilizacionales, son las que están dando forma a los
patrones de cohesión, desintegración y conflicto en el mundo de posguerra fría. En
donde, el conflicto pasa por las civilizaciones opuestas a Occidente.
Más allá de las consideraciones teóricas, es un período característico por el predominio
de la democracia y el capitalismo de mercado, en donde existen nuevos actores no
estatales y como consecuencia de esto aparecen nuevas amenazas, y además las
mayores preocupaciones se centran en la economía y la integración política, es un
mundo dominado por la dualidad de la globalización que nos acerca pero al mismo
tiempo genera fragmentación, produciendo un sentimiento de incertidumbre que durante
la Guerra Fría no existía.
Durante los años ’90, como bien mencionábamos anteriormente, el presidente
estadounidense Clinton tendrá una política de hierro con guante de terciopelo, en el
sentido que se caracteriza por ser un wilsonianismo pragmático que apunta a la
extensión de la democracia y el libre mercado, al aislamiento de los estados paria, y la
protección de los derechos humanos, en donde el uso de la fuerza se utilizaría sí solo sí
estuviese en juego el interés nacional de los EE.UU. El impulso no intervensionista se
vio reforzado por la desaparición de la amenaza soviética y fue racionalizado a partir del
argumento que la extensión del liberalismo político resultaría de la extensión del
liberalismo económico a escala global.
EE.UU. optó por abandonar la intervención directa a cambio de la aplicación de un
fuerte poder cooptativo, materializado en las distintas agendas, regímenes
internacionales y organismos internacionales en los cuales tenía la mayor proporción de
voto de acuerdo a sus aportes. El poder cooptativo pasó a estar en el lugar del poder
activo.
No obstante, debemos señalar, como lo hacen muchos autores, que a partir del atentado
del 11 de septiembre sobre las Torres Gemelas, lo han caracterizado como el inicio de
una nueva etapa, y si se quiere algunos autores hablan de un nuevo orden internacional.
Este suceso desencadeno un gran cambio político en la potencia más poderosa del
mundo. Ya en el poder Bush hijo, tuvo tres desafíos: cómo responder a los responsables
de los ataques, cómo reducir la vulnerabilidad ante potenciales ataques y cómo
comprometerse con el mundo para bajar el número de futuros atacantes. Generando, lo
que Dante Caputo3 señalaba, como el traspaso en diez años de un orden multilateral
regido por normas, a la creciente insinuación de que la hegemonía se ejercería en los
hechos, por la magnitud militar y económica de los Estados Unidos. Además, Caputo
afirma que los estadounidenses tienen un triple desafío: extirpar el terror, hacerlo como
líderes de Occidente y consolidarse como potencia.
A su vez, haciendo referencia a Juan Gabriel Tokatlian4, afirmara que si la primera
mitad de los noventa estimuló la esperanza de un nuevo orden, la segunda parte de la
década mostró que la creciente producción material en el mundo coexistía con una
mayor inestabilidad. La cooperación multilateral no progresaba suficientemente, el
unilateralismo de Washington se tornaba en lo usual, los problemas financieros y
comerciales mundiales se agigantaron y los competidores (aliados y adversarios por
igual) de Estados Unidos comenzaban a ser más asertivos.
Con la caída de las Torres Gemelas las perspectivas de una Posguerra Fría fecunda y
armoniosa se arruinaron definitivamente. Ingresamos a una etapa, que a falta de un
calificativo apropiado, se definirá por una mayor competencia y conflicto. La pugna no
será sólo entre naciones; involucrará actores no gubernamentales y fuerzas
transnacionales, tanto legales como ilegales. Y, en ese contexto, el recurso a la violencia
y a la fuerza amenazará las rivalidades y enfrentamientos.
Ante tales acontecimientos la administración Bush, tomo una serie de medidas como la
suspensión del control parlamentario sobre el gobierno, las fuerzas armadas y la CIA. El
Senado aprobó la Ley de Combate al Terrorismo, cuyas disposiciones legales ampliaron
la competencia de las autoridades judiciales y ejecutivas en el control de las libertades y
los derechos establecido por la Constitución. Se crearon tribunales secretos para juzgar
a presuntos terroristas en procesos sumarios. Se iniciaron además campañas de
desinformación y se controló la libertad de prensa. Entre las medidas contra el
3
4
Ver: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=335763
Ver: http://edant.clarin.com/diario/2001/09/12/o-04211.htm
terrorismo, la Oficina de Seguridad Interna aumentó los controles en los aeropuertos, las
oficinas postales, las costas y las fronteras, así como en el transporte de material
peligroso; además, estrechó la vigilancia sobre comunicaciones electrónicas y teléfonos
celulares. También se investigó sobre el fraude financiero, el contrabando y el lavado de
dinero, a la vez que se endurecieron las políticas inmigratorias, y se tomaron medidas
contra amenazas biológicas y para dar respuestas rápidas ante emergencias.
El enemigo de los EE.UU., que había sido el comunismo y el narcotráfico, ahora se
cambiaba por un nuevo actor no estatal difícil de identificar: el Terrorismo Islámico.
El presidente estadounidense Bush, hizo responsables de los ataques sufridos el 11 de
septiembre de 2001 a la red islámica Al-Qaeda y a su líder Osama Bin Laden. Anuncio
entonces la invasión, con lo cual se inició un éxodo de cientos de miles de afganos. Al
mismo tiempo, se arremetía contra la sociedad árabe, acusándola de retraso, de ausencia
de democracia y de indiferencia hacia los derechos humanos. Dio principio a la
Operación Libertad Duradera, que consistió en una serie de bombardeos en las ciudades
afganas más importantes.
Además, EE.UU. señalaba la existencia de un nuevo eje de mal conformado por Irak,
Irán y Corea del Norte, de los cuales los EE.UU. decidieron intervenir en Irak con el fin
de acabar con un régimen totalitario que iba en contra de los ideales de democracia y
libertad, sumado a la gran amenaza que representaba la posesión de armas nucleares 5.
Tanto la guerra en Irak como la guerra en Afganistán, han sido guerras condenadas por
la opinión pública del mundo, como consecuencia de la falta de argumentos para
intervenir en los asuntos internos de otros países, a su vez la falta de apoyo por parte de
organismos internacionales como Naciones Unidas, la condena de ONG’s de derechos
humanos como consecuencia de las torturas y atrocidades de las fuerzas armadas
estadounidenses hacia los prisioneros de guerra.
La nueva administración estadounidense presidida por Barack Obama, desde sus inicios
ha prometido dar fin a esta guerra y el reestablecimiento de sus respectivos gobiernos
democráticos, sin embargo la falta de estabilidad en la zona hace difícil la retirada
estadounidense.
Ante tales circunstancias, es difícil de determinar el sistema internacional Posguerra
Fría y post 11/9, es decir, con la desaparición de la Unión Soviética, si bien no existe
una potencia con características similares a los EE.UU., a su vez es difícil de determinar
5
Sin embargo, nunca se pudo demostrar la posesión de armas nucleares en Irak.
la unipolaridad estadounidense, ya que solo sería aplicable en función de su poderío
militar-estratégico, sin embargo existen otros centros de poder en donde podríamos
hablar de un multipolarismo en materia económica que desafían el poder
estadounidense como es el caso de Unión Europea, Sudeste Asiático y China.
Además, existe una tendencia hacia la regionalización, es decir, a la conformación de
bloques regionales tendientes a aunar esfuerzos para hacer frente a la inestabilidad no
solo económica sino también política, en donde ya no hablaríamos de Estados sino de
bloques regionales.
A su vez, es necesario destacar la aparición de nuevos actores no estatales que día a día
afectan y condicionan la gobernabilidad no solo de EE.UU. sino también de otros
Estados, es decir, EE.UU. ha tenido que hacer frente a nuevos enemigos difíciles de
identificar y que no son unidades estatales con fronteras demarcadas y con una
población determinada, como es el caso del narcotráfico y del terrorismo.
Además, se le hace difícil tomar ciertas medidas unilaterales al estilo Guerra Fría, como
consecuencia de la gran relevancia adquirida por ciertos actores como organismos
internacionales, ONG’s y la opinión pública que condicionan la acciones estales a la
hora de tomar determinados cursos de acción. No obstante, lo que aquí se pretende es
no desmitificar el poderío estadounidense, sino comparar su forma de actuación durante
la Guerra Fría, enfrentamiento entre EE.UU. y la Unión Soviética, en donde las
acciones de cada uno estaba condicionado por la acción del oponente. En cambio,
Posguerra Fría, el panorama de acción cambia como consecuencia de la desaparición de
la Unión Soviética, aquí se hablara de un período de transición entre el unipolarismo de
EE.UU. como la única superpotencia hacia un multipolarismo debido a la
preponderancia económica y político de otros Estados. Por último, los atentados de las
Torres Gemelas desencadenaron la aparición de un nuevo orden internacional,
demarcado por un resurgimiento del poderío militar estadounidense, que intenta
recuperar su hegemonía, ya no frente a otros Estados, sino frente a nuevas formas de
amenaza no estatal como el terrorismo y el narcotráfico.
Es decir, que a partir del fin de la Guerra Fría, los EE.UU. se han visto amenazado por
nuevos actores, que si bien se inicio durante la década de los ’70, a partir de la
desaparición de la Unión Soviética, la pérdida de hegemonía estadounidense ha sido
evidente no solo por la conformación de nuevos centros de poder, sino también por la
aparición de nuevas amenazas que limitan el maniobrar de los EE.UU. en materia de
política internacional.
Bibliografía:
Wallerstein, Immanuel. “La debilidad de los Estados Unidos y la lucha por la
hegemonía”.
Carlos Sánchez Hernández. (2001). “Génesis del nuevo orden mundial:
aproximación crítica”. Universidad Complutense de Madrid. Madrid, España.
Gutiérrez Del Cid, Ana Teresa. “La perestroika en la Unión Soviética”. Capítulo
7.
León, José Luis. “El orden mundial de la posguerra fría”. Capítulo 8.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=335763
http://edant.clarin.com/diario/2001/09/12/o-04211.htm
http://www.eumed.net/cursecon/libreria/2004/cno/1c.htm
http://www.portalplanetasedna.com.ar/milenio3_1.htm
http://www.lanacion.cl/los-riesgos-de-fracasar-en-afganistan-eirak/noticias/2010-07-24/180113.html