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Divulgación a partir de las 12.00 horas GMT del 18 de noviembre
Prosperidad económica es detonadora del cambio climático
La prosperidad económica de los últimos decenios en los países llamados desarrollados ha sido
la gran catalizadora de la producción de gases de efecto invernadero, por encima de los efectos
del crecimiento poblacional, según el Estado de la Población Mundial 2009.
Si bien ambos factores juegan un papel en el calentamiento del planeta, investigaciones
publicadas por la Agencia Internacional de Energía, durante el 2006, señalaron que el aumento
de los ingresos ha sido y será responsable de la mayor proporción de emisiones.
El especialista en medio ambiente y desarrollo Atiq Rahman, de Bangladesh, señaló lo que
denominó “la extrema disparidad” en las emisiones per cápita y señaló que son las prácticas de
consumo irracional, y no el aumento de la población, la “bomba climática”. Rahman escribió: “El
cambio climático es mucho más sensible a las pautas de consumo que a las consideraciones
demográficas. Abordar [el problema desde] el consumo no solo tiene bases éticas más sólidas,
sino que además ofrece mayor margen para una acción rápida”.
En concordancia con lo dicho por Rahman, el informe agrega que las pautas de consumo tienen
un efecto inmediato en la emisión de gases de efecto invernadero, mientras que el crecimiento
de la población tiene un efecto importante pero más constante y más visible en el largo plazo.
Entre 1850 y el 2002, correspondía a los países que hoy llamamos desarrollados una proporción
de emisiones acumuladas de anhídrido carbónico provenientes de combustibles fósiles estimada
en 76%, mientras que a los que hoy llamamos países en desarrollo correspondía una proporción
estimada en 24%, según el World Resources Institute.
Ahora bien, el aumento de la riqueza en algunas naciones y el crecimiento de la población
provocaron que la suma las emisiones procedentes de todos los países en desarrollo comenzara
a superar los totales correspondientes a todos los países desarrollados. Hoy en día constituye un
54% del total, según informa el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio
Climático.
Cuando se habla del calentamiento global ha sido difícil encontrar una forma de calcular cuál es
la responsabilidad de cada país en el problema. Recientemente, en la Universidad de Princeton,
en los Estados Unidos, un estudio sugirió que este cálculo debería basarse en la proporción de
población donde residen los mil millones de personas más ricas del mundo. Dado que en los
países de bajos ingresos también hay personas muy ricas –que también emiten grandes
cantidades de gases de efecto invernadero– una fórmula basada en la proporción de estos
individuos con respecto de la población del país podría tener alguna posibilidad de generar
alguna aceptación y que los países empezaran a asumir su cuota de responsabilidad.
Desde el punto de vista económico, el informe sostiene que una baja en la emisión de gases de
efecto invernadero no necesariamente debería reflejarse negativamente en la economía.
Si la intensidad de los gases de efecto invernadero a escala mundial disminuyera con rapidez
suficiente, la economía mundial podría crecer aun cuando disminuyeran las emisiones. Este es el
principal objetivo de la política del clima, puesto que los responsables políticos, en su mayoría,
aspiran al crecimiento económico, pero al mismo tiempo quieren reducir las emisiones de gases
de efecto invernadero.
Encuentre más información sobre el Estado de la Población Mundial en: www.unfpa.org
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