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EL MUNDO. DOMINGO 11 DE SEPTIEMBRE DE 2011
CIENCIA
Pinilla del
Valle, la nueva
cuna de los
neandertales
ROSA M. TRISTÁN / Madrid
La NASA regresa a la Luna
G Dos naves despegan con éxito para estudiar la gravedad del satélite
TERESA GUERRERO / Madrid
Dos sondas gemelas de la NASA
viajan ya hacia la Luna. Despegaron
ayer desde Cabo Cañaveral (Florida) a pesar de las malas previsiones
meteorológicas, que auguraban una
alta probabilidad de que el lanzamiento tuviera que ser pospuesto de
nuevo debido a la lluvia o el viento.
El comienzo de la misión GRAIL
(Gravity Recovery And Interior Laboratory) estaba previsto inicialmente para el pasado jueves y después se retrasó hasta el viernes, pero el fuerte viento impidió en ambas
ocasiones dar luz verde a la salida
del cohete Delta II en el que viajan.
El objetivo de esta misión no tripulada a nuestro satélite, la más
ambiciosa hasta ahora, será recopilar los datos necesarios para
crear un completo mapa de la gravedad de la Luna en alta resolución. La técnica empleada será
muy parecida a la utilizada por la
sonda GRACE (Gravity Recovery
And Climate Experiment), que en
2002 comenzó a elaborar un mapa
de la gravedad de la Tierra.
La información proporcionada
por las sondas lunares ayudará a los
científicos a estudiar su estructura
interna y su evolución termal. Investigarán qué hay bajo la corteza lunar y si su núcleo es sólido, líquido
o una combinación de ambos.
Los datos serán cruzados con las
imágenes en alta resolución obtenidas por otras naves no tripuladas,
como el Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO, en sus siglas
en inglés), y las muestras de rocas y
suelo que los astronautas de las misiones Apolo trajeron consigo entre
1969 y 1972. Mediante el estudio de
su campo gravitatorio, los científicos de la NASA esperan poder colocar una de las piezas claves en el
puzzle del origen y la evolución de
nuestro satélite y, de manera indirecta, permitirá investigar cómo se
formaron la Tierra y otros planetas
rocosos de nuestro Sistema Solar,
como Venus, Martes y Mercurio.
A pesar de que EEUU no planea
enviar en los próximos años astronautas a la Luna, estas misiones no
tripuladas fueron aprobadas antes
de que el presidente, Barack Obama, cancelara el programa para
que el hombre regresara al satélite
terrestre. Por ello, la información
recabada por este tipo de sondas
de exploración ayudará a seleccionar los mejores lugares para futuros aterrizajes de naves tripuladas
y a calcular las rutas de forma más
precisa. Si todo continúa según lo
previsto, la primera nave GRAIL
llegará a su destino a principios del
año 2012. La segunda nave lo hará
un día más tarde.
Misiones tripuladas
A pesar de que la tecnología actual
permite viajar a la Luna en sólo tres
días, los científicos de la NASA han
diseñado un itinerario más largo
que, sumado a la menor potencia
del cohete Delta II y a las complejas
maniobras que tendrán que hacer
las sondas, hará que el viaje se prolongue durante más de tres meses.
Cada una de las naves tiene un
tamaño parecido al de una lavadora y pesa unos 200 kilogramos.
Son casi idénticas y prácticamente
Un mundo inhabitable
El ex responsable
de las actividades
de la NASA en España Luis Ruiz de
Gopegui cree que
el hombre no volverá a pisar la Luna
hasta dentro de 20
años. En una entrevista en RNE,
Gopegui explicó
que misiones como ‘GRAIL’ son de
gran importancia
para conocer con
mayor precisión la
gravedad del satélite y no cometer
errores, como los
sucedidos con el
‘Apolo 9’ el 21 de
julio de 1969, que
alunizó en la superficie lunar con
seis kilómetros de
error porque se
desconocía la gravedad de la Luna.
Por lo que respecta a la posibilidad
de construir bases
para largas estancias, el ex responsable de la NASA
admitió que «es imposible» que el
hombre pueda vivir de forma per-
manente en el satélite terrestre. No
obstante, sí ve posible establecer una
base lunar estable,
donde los científicos puedan investigar durante dos o
tres meses: «Vivir
igual que en la Tierra no se logrará
nunca porque tiene
un ambiente inhóspito, una tremenda
radiación solar, no
tiene atmósfera y
se registran temperaturas muy extremas» , aseguró.
sólo se diferencian en la orientación de sus antenas. GRAIL-A seguirá a su nave gemela, GRAIL-B,
cuando viajen alrededor de la Luna. Cada una de ellas cuenta con
dos paneles solares y una batería
de litio, que les suministrará energía cuando orbiten en zonas que
permanezcan a la sombra.
Para aprovechar al máximo la
luz solar, su misión se desarrollará
durante dos eclipses lunares que
tendrán lugar el 10 de diciembre de
2011 y el 4 de junio de 2012. Las naves comenzarán a medir el 8 de
marzo. La fase científica se prolongará durante 82 días, que es el máximo periodo en el que la orientación del Sol respecto a las naves
permitirá a sus antenas realizar sus
mediciones mientras mantienen sus
paneles orientados al astro rey.
La misión, cuyo presupuesto asciende a 496 millones de euros
(unos 355 millones de euros), plantea importantes desafíos tecnológicos. Colocar a dos naves en una
determinada órbita lunar y en un
momento preciso requerirá un
gran número de maniobras en el
espacio. Aunque las naves han sido lanzadas en el mismo cohete,
seguirán rutas distintas y entrarán
en la órbita lunar de forma independiente. Después, a lo largo de
dos meses, efectuarán decenas de
movimientos para situarse en la
órbita y en la posición adecuada.
Las sondas cuentan, asimismo,
con un sistema de cámaras para un
proyecto educativo. Se trata de la
primera vez que una misión planetaria de la NASA lleva instrumentos
que serán utilizados exclusivamente
para la divulgación científica.
«Este lugar era el Ngorongoro.
Un valle con fauna africana, rinocerontes, leones o hienas, y
también euroasiática, como osos
y lobos. Y los neandertales cazando, refugiados en pequeñas
cuevas. Un lugar lleno de vida y
de muerte». Así debía ser la vida
hace 100.000 años en el paraje
en el que se encuentran los yacimientos paleontológicos de Pinilla del Valle, según Enrique Baquedano, codirector de un proyecto científico que celebra
creciendo su décimo aniversario.
El cerro en el que se excava
cada vez parece más un queso
gruyer y en cada agujero hay
sorpresas para el equipo científico que quiere convertir el lugar en un punto de referencia
de los neandertales que vivieron en el centro de la península
milenios antes de que dieran su
último suspiro en Gibraltar.
Esta campaña, un centenar
de personas trabajarán hasta
mediados de septiembre, buscando restos de aquellos parientes que nos dejaron parte
de su ADN, mejorando nuestro
sistema inmunológico, según
una investigación reciente.
Donde hay ahora un pequeño pueblo serrano y chalés de
fin de semana de los madrileños, en torno a un embalse, hace muchos milenios era un valle angosto, de origen tectónico,
con buenos pastos y un arroyo,
el de Navalmaíllo, a cuyas orillas bebían los animales.
Hallado por casualidad
En una de las orillas había un
cerro horadado, un sistema
kárstico similar al de Atapuerca que el agua había ido agujereando con el tiempo, y que daba refugio a aquellos humanos
en un periodo en el que no hacía mucho frío, por la fauna que
les rodeaba.
Los primeros restos de aquellos nómadas, cazadores y recolectores del Pleistoceno se encontraron, como suele suceder,
al hacer el camino de mantenimiento que rodea el embalse,
en los años 80. En ese lugar está el yacimiento Cueva Camino,
hoy sin actividad, pero que en
su día, hace unos 90.000 años,
fue un cubil de hienas al que
llevaban restos de sus banquetes, incluso de neandertales.
El paleontólogo Juan Luis
Arsuaga, otro de los tres codirectores, junto con Baquedano
y el geólogo Alfredo PérezGonzález, explica que fue allí
donde salieron las dos muelas
de neandertales que abrieron la
mina. «Se encontraron en los
años 80, cuando se pensaba
que era una cueva de neandertales y no de hienas», explica
Arsuaga. El objetivo último es
crear en este pequeño valle madrileño un parque arqueológico
que sea visitable por quienes
quieran conocer el pasado.