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GUÍA ABREVIADA
MUSEO DEL EJÉRCITO
MINISTERIO DE DEFENSA
Coordinación:
Coronel Ignacio Montojo Pavía
CATÁLOGO GENERAL DE PUBLICACIONES OFICIALES
http://www.060.es
Edita:
Redacción:
Carmen García Campa
María Rosa Jiménez Curats
Emilio Ortiz García
María Dolores Prieto Álamo
Raquel Lozano Moreno
Elena García López
Asesoramiento técnico:
Área de Investigación del
Museo del Ejército
NIPO: 076-10-233-9
ISBN: 978-84-9781-609-0
Depósito Legal: M-42530-2010
Tirada: 15.000 ejemplares
Fecha de edición: octubre 2010
En esta edición se ha utilizado papel reciclado libre de
cloro de acuerdo con los criterios medioambientales de la
contratación pública.
Fotografía:
© Museo del Ejército
Esperanza Montero Hernán
David Valle Villa
José Manuel Álvarez Martínez
Edición:
Centro de Publicaciones del
Ministerio de Defensa
GUÍA ABREVIADA
MUSEO DEL EJÉRCITO
Vista aérea del Alcazar de Toledo
PRESENTACIÓN GENERAL DIRECTOR
El Museo del Ejército abre sus puertas en la nueva sede del Alcázar de Toledo, y lo hace con
los cambios más profundos que ha sufrido desde su creación, allá por 1803 como Real Museo
Militar, hasta nuestros días y estos cambios, no solo han afectado a su continente, el impresionante Alcázar espléndidamente remozado y acondicionado, sino lo que es más importante,
también a su nueva concepción museológica.
A través de la Exposición Permanente se ha tratado de acercar al visitante de forma asequible
y didáctica, aunque no exhaustiva, al conocimiento de la historia del Ejército y su evolución a
lo largo de las siete salas del discurso histórico y mediante trece salas temáticas dar a conocer
parte de las notables colecciones que custodiamos, como legado de los que nos antecedieron.
Se han incorporado a la exposición, en un espectacular vestíbulo de unos 2.100 m2, los restos
arqueológicos aparecidos durante las obras para la ampliación del Alcázar y en el que se pueden
admirar restos de épocas romana, árabe, medieval (Trastámara) y de Carlos V.
Esperamos con ilusión que disfruten de este gran legado cultural que hemos de transmitir a
nuestros descendientes y para cuya exhibición ha sido necesario tanto esfuerzo y generosidad de
los que lo han hecho posible.
Antonio Izquierdo García
General de Brigada. Infantería
Director del Museo del Ejército
7
Acceso principal.
Entrada de público
8
ÍNDICE
Introducción…
…………………………………………………………………………
11
Restos arqueológicos……………………………………………………………… 13
Edificio histórico. Planta patio……………………………………………… 16
La Monarquía Hispánica (1492-1700)… ……………………………… 17
La Monarquía Ilustrada (1700-1788)… ………………………………… 25
Liberales y Absolutistas (1788-1843)………………………………… 33
Capilla Imperial……………………………………………………………………… 41
Edificio histórico. Planta alta………………………………………………… 44
El Estado Liberal (1843-1874)… …………………………………………… 45
La Restauración monárquica (1874-1923)…
………………………
53
El siglo XX… ……………………………………………………………………………… 61
Edificio nuevo. Nivel 3… ………………………………………………………… 68
El Ejército en el tiempo presente… ……………………………………… 69
Edificio histórico. Planta semisótano…………………………………… 78
Historia del Alcázar………………………………………………………………… 79
9
La uniformidad del Ejército español… ………………………………… 83
Colección de la Casa Ducal de Medinaceli………………………… 87
Museo Romero Ortiz… …………………………………………………………… 91
Fotografía histórica… ……………………………………………………………… 95
Patrimonio Etnográfico…
99
………………………………………………………………
103
……………………………………………………………………
107
Condecoraciones…
Las Miniaturas…
………………………………………………………
Historia del Museo…
………………………………………………………………
111
Edificio histórico. Planta sótano………………………………………… 114
Armas de fuego portátiles………………………………………………………115
Armas blancas… …………………………………………………………………… 119
Las banderas… ……………………………………………………………………… 123
Historia de la Artillería………………………………………………………… 127
Actividades y servicios… …………………………………………………………131
Agradecimientos…………………………………………………………………… 133
10
INTRODUCCIÓN
La Exposición Permanente del Museo del Ejército se halla ubicada en el edifico del Alcázar de
Toledo, rehabilitado con este fin, al que se ha añadido un edificio de nueva planta para acoger las
zonas administrativas, los talleres de restauración, las zonas de reserva o almacenes, el auditorio, el aula didáctica, la sala de exposiciones temporales y la última sala del Recorrido Histórico:
El Ejército en el tiempo presente. Ambos edificios se encuentran unidos por los restos arqueológicos hallados al excavar la terraza norte del Alcázar.
La riqueza y variedad de las colecciones a lo largo de los más de 8.000 m2 de espacio dedicado a
la exposición permanente, han posibilitado estructurar la visita en dos recorridos diferenciados
por su planteamiento.
El Recorrido Histórico parte de la Plaza de Armas presidida por una reproducción de la escultura
Carlos V y el Furor. En esta planta y en la superior, unidas por la Escalera Imperial en cuya bifurcación se halla la Capilla Imperial, el visitante podrá conocer a través de cinco rutas temáticas
identificadas en las salas con sus respectivos iconos, la Historia de España a través de la de su
Ejército, desde la instauración de la Monarquía Hispánica hasta el siglo XX.
El Recorrido Temático se ubica en las Plantas Sótano y Semisótano del Alcázar. En las trece salas
que lo integran se muestran las piezas agrupadas por colecciones, obedeciendo a criterios cronológicos o geográficos. La exposición se completa con una sala dedicada a la Historia del Museo y
otra a la Historia del Alcázar.
11
Plaza de Armas
RESTOS ARQUEOLÓGICOS
La nueva sede del Museo del Ejército se planificó contemplando dos actuaciones arquitectónicas
bien diferenciadas: la adecuación del edificio histórico, el Alcázar de Toledo, y la construcción de
otro de nueva planta.
Cuando comenzaron las excavaciones previas a la edificación del nuevo edificio, se hallaron
restos de gran interés arqueológico. Dada su excepcional importancia para el conocimiento histórico de la ciudad de Toledo, se modificó el proyecto inicial de forma que todas las estructuras
documentadas en las excavaciones quedasen integradas en el proyecto dentro de los espacios
visitables del Museo.
Los trabajos, iniciados en el año 1999, fueron una de las intervenciones más complejas en el
proceso de adecuación. Se removieron de forma minuciosa más de 30.000 m3 de tierra en
tres fases consecutivas. Desde la eliminación de las construcciones actuales, vaciado de los
niveles modernos y de relleno superficiales, retirado de escombros y vertidos de época reciente,
hasta los trabajos de recuperación de elementos ornamentales, limpieza y consolidación de los
diferentes niveles y estructuras descubiertas, registro descriptivo de los restos, documentación
gráfica y estudio de los mismos.
Así, podemos hablar de ocupación en el Alcázar ya desde la Edad del Bronce, con la aparición
de restos de los siglos IV y V, y la presencia, a lo largo del tiempo, de diferentes pobladores,
romanos, visigodos y árabes, junto con la edificación en esta zona de fortalezas defensivas desde
los siglos IX y X.
De los primeros, son escasos los restos que han sido documentados, destaca la cisterna romana
de Época Altoimperial (siglos I-II d.C.), como estructura más antigua que se conserva dentro del
13
conjunto arqueológico. De época visigoda únicamente se han podido recuperar dos sillares decorados, incluidos en un muro de origen árabe. De época islámica destacan silos, pozos canalizaciones, estructuras de muros, como el arranque del al-Hizam o “ceñidor” (alficén en las crónicas
cristianas) y otros elementos que debieron formar parte del complejo durante todo este periodo.
También se pueden contemplar los restos de las construcciones que se llevaron a cabo tras la
conquista de Toledo por Alfonso VI, sobresaliendo aquéllos pertenecientes al palacio-fortaleza
edificado por la dinastía Trastámara, el conocido como Alcázar de los Trastámara, bajo los imponentes muros del Alcázar Imperial, residencia palaciega que mandó construir el rey Carlos
V a partir de un programa arquitectónico de grandes proporciones, para el que contó con los
mejores arquitectos del momento, y que continuó con Felipe II, proporcionando a este edificio
su configuración e imagen actual.
El resultado de todas estas actuaciones efectuadas sobre el conjunto monumental, supone una
magnífica puesta en valor de la zona excavada, que permite su exposición como yacimiento
visible, y que goza de una gran importancia por ser exponente de las distintas etapas por las que
ha pasado la Historia de España.
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Los restos arqueológicos hallados durante las excavaciones de la terraza norte del Alcázar sirven de
nexo de unión entre el edificio histórico y el de nueva planta
15
EDIFICIO HISTÓRICO.
PLANTA PATIO
1. La Monarquía Hispánica. 1492-1700
2. La Monarquía Ilustrada.1700-1788
3. Liberales y Absolutistas. 1788-1843
4. Capilla Imperial
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LA MONARQUÍA HISPÁNICA (1492-1700)
La unificación de los territorios que hoy en día integran el Estado Español se logra a finales del
siglo XV cuando los Reyes Católicos reciben de Boabdíl, el último Rey de Granada, las llaves
de la ciudad. En la Sala podemos contemplar, entre otros objetos pertenecientes a este Rey, la
marlota y la espada que le fueron apresados en la batalla de Lucena en 1483.
Con la llegada al trono de Carlos V se introduce la dinastía de los Habsburgo, iniciándose un
nuevo periodo que dará lugar a la formación del Imperio español, cuyos principales enemigos
fueron Francia, los príncipes alemanes y el Imperio turco.
Tras el descubrimiento de América, las posesiones territoriales se siguen ampliando, gracias a las
conquistas de México por Hernán Cortés (1519-1521) y de Perú por Francisco Pizarro (1531-1535).
Felipe II hereda los territorios de América, Italia, los Países Bajos y el Franco Condado; a los que
posteriormente se añade Portugal. En Europa continúa la lucha por la unidad cristiana a través
de las armas y de la política de alianzas matrimoniales.
Durante el reinado de Felipe III, su valido, el Duque de Lerma, se ocupa de los asuntos públicos,
y consigue firmar la paz con Inglaterra y Francia. España entra en la Guerra de los Treinta Años,
donde continúa el enfrentamiento entre católicos y protestantes.
En el reinado de Felipe IV el poder político recae en su valido, el Conde Duque de Olivares, que
cree que España, para mantener su prestigio de gran potencia europea, debe tener una mayor
presencia en esta guerra. Pero la falta de recursos, tanto económicos como humanos, hace que a
partir de 1660 las derrotas se sucedan sin fin, y España pierde la hegemonía mundial.
Con la muerte de Felipe IV y tras la regencia de doña Mariana de Austria, se inicia el corto reinado de Carlos II, en el que continúan las derrotas españolas, con la sucesiva pérdida de territorios.
17
Aunque uno de los mayores problemas fue la muerte sin descendencia del rey, debido a lo cual
se inició una sangrienta lucha por la sucesión de la corona.
En esta época evoluciona la organización militar del Ejército, y la Infantería se convierte en la
pieza clave de los sucesivos éxitos españoles. Con los Tercios o unidades militares, se crea un
Ejército permanente, profesional y organizado, donde los soldados reciben una formación militar
especializada. En cada compañía se repite una estructura similar formada por piqueros, mosqueteros y arcabuceros. En esta Sala podemos ver una escenografía formada por dos piqueros y un
mosquetero que reproduce la indumentaria, las armas y la forma de luchar de estos soldados.
Con la Artillería aparecen los ingenieros militares a principios del siglo XVI, que se encargan de
dirigir la defensa y el ataque de las construcciones defensivas.
Debido a la especialización técnica de la guerra, surgen excelentes tratados científicos y se fundan academias especializadas en artillería, fortificación y matemáticas.
En esta época se utilizan dos modos de combate: en el primero los ejércitos se enfrentan en
campo abierto y el Tercio se mueve en escuadrón, con un sólido núcleo central de piqueros y
formaciones de arcabuceros y mosqueteros en los ángulos. Esta formación, comienza a usarse
en combate en la batalla de Pavía (1525), de la cual España sale victoriosa frente a los franceses.
La eficacia de los Tercios se mantiene hasta que la perfeccionada artillería consigue batirlos.
El segundo modo de combate es el asedio o la guerra de sitio, donde los ejércitos, aún de movimientos lentos y con un reducido número de soldados, atacan las fronteras y fortificaciones que
protegen los territorios con la ayuda de la artillería que abre brecha, facilitando la entrada de las
tropas en el recinto enemigo.
El éxito de los Tercios se basa en la combinación de dos tipos de armas: de fuego y enastadas.
18
ME 24702.
MARLOTA.
La Marlota o jaique es una prenda de vestir morisca tipo sayo, confeccionada, en este caso, en
terciopelo de color rojo. Perteneció a Boabdil que, tras ser apresado en la Batalla de Lucena, fue
despojado de sus pertenecías que fueron entregadas por los Reyes Católicos, como recompensa, a
D. Diego Fernández de Córdoba por su participación en el apresamiento del Rey de Granada.
19
ME 25942.
TRÍPTICO HISPANO-FILIPINO.
Tallado en marfil y procedente de Filipinas. Tradicionalmente relacionado con la figura de Carlos V.
20
Las armas de fuego utilizadas son arcabuces y mosquetes, que hieren a distancia pero son poco
eficaces para el combate cuerpo a cuerpo, ya que mientras se cargan, los soldados son muy vulnerables. Para defenderse contra las cargas enemigas y luchar cuerpo a cuerpo, destaca la pica
como arma enastada fundamental. También se emplean armas blancas, de forma complementaria, en el combate individual. Podemos contemplar ejemplares de todas estas armas a través de
las diferentes vitrinas de la Sala.
A lo largo de los siglos XVI y XVII la armadura desaparece de los campos de batalla, pasando a
ser un símbolo de lujo y poder, tal y como demuestra la rica ornamentación de las armaduras de
esta Sala. Solamente los piqueros conservan los capacetes (sobre todo el morrión), el peto y, a
veces, el espaldar como protección al ser los soldados más expuestos dentro de la formación.
En este momento tiene lugar un desarrollo técnico, funcional y estético de la Artillería, que se
convierte en pieza clave para el ataque y defensa de las fortificaciones. Los siglos XVI y XVII se
corresponden con el que se ha venido llamando “periodo de la artillería de bronce”, aunque ya
desde mediados del siglo XV comienza la fabricación de estas piezas de bronce. Cada pieza se
convierte en un ejemplar único, con elementos decorativos diversos, debido a la falta de una
normativa común en el proceso de fundición. Contamos con un cuarto de cañón que data del
siglo XVII, cuya inscripción dicta “Cristoval Lechvga me desinó”. Junto a esta pieza podemos ver
también, a partir de una miniatura de artillería de sitio, cómo se transportaba un cañón.
En la época de Carlos V comienzan a construirse una serie de fortificaciones para salvaguardar
las fronteras del Imperio. Esta tendencia de fortificar continúa con Felipe II, decayendo con
los últimos Austrias. A mediados del siglo XVI llegan a España ingenieros italianos, como los
Antonelli, que dan un importante impulso a la arquitectura militar.
En el ámbito social, los principales avances se dan en el campo de la Medicina, la Arquitectura
y la Ingeniería. Además, se sistematizan los servicios de alojamiento de las tropas, alimentación
21
y hospitales que, aunque pensados para el Ejército, benefician a la sociedad española en su
conjunto.
Al estar los ejércitos en combate alejados de España, el rey nombra Veedores, Contadores y
Pagadores para el control y pago de las tropas. Los fondos en metálico con los que pagaban a los
soldados, se transportaban en arcones de caudales como el que se expone en una de las vitrinas
de la Sala. Junto a él, una reproducción muestra el mecanismo interior de este tipo de arcas o
arcones de tres llaves, que sólo podían abrirse con la presencia simultánea de los tres cargos anteriormente nombrados, lo cual demuestra que el cierre del arca era lo suficientemente complejo
como para evitar su saqueo.
Antes de pasar a la siguiente Sala, un manipulativo hace referencia a una serie de expresiones
propias de la época, que se han mantenido hasta nuestros días, tales como: Se armó la de San
Quintín; La furia española; Más difícil que poner una pica en Flandes.
22
ME 24902.
ESPADA JINETA.
Espada jineta que perteneció a Ad dil-l ah
Muhammad XII, último rey de Granada, más
conocido como Boabdil El Chico. De manufactura
andalusí, todo el conjunto está decorado a base de
esmaltes en figuras octogonales y cruces latinas.
23
ME 202568.
MONTAJE DE ARMADURA.
24
LA MONARQUÍA ILUSTRADA (1700-1788)
El siglo XVIII comienza en España con la Guerra de Sucesión entre el Archiduque Carlos de
Austria y Felipe de Anjou. La entronización de Felipe V como primer rey de la dinastía borbónica
tras la firma del Tratado de Utrecht, conlleva numerosas reformas. La política española de este
siglo está marcada desde este momento por las alianzas con Francia a través de los Pactos de
Familia entre los Borbones franceses y españoles.
Las reformas afectan también a la organización interna del Estado y su Ejército. Se crea y establece un Ejército Real Permanente, que regula todos los aspectos del ámbito militar mediante ordenanzas y reglamentos. El interactivo que se puede consultar permite conocer esta organización,
origen de la estructura actual. Nos muestra la complejidad y la modernidad del nuevo Ejército,
presentándonos datos del inicio, función, composición, armamento y uniformidad de la época.
Se reestructuran los Cuerpos de Infantería y Caballería, y se organizan los de Artillería e
Ingenieros, que adquieren mayor importancia. Se nombra como primer director de Ingenieros a
Jorge Próspero Verboom, tomando este cuerpo, a partir de este siglo, una gran relevancia. Las
reformas afectan también al Ejército en América, cuya nueva composición está basada en un
sistema de milicias, en el que se integran todos los sectores sociales.
Los cambios en la organización del Ejército atañen también a las condiciones de vida de los
soldados. El reclutamiento, reflejo de la situación socioeconómica del país, se lleva a cabo
mediante nuevas fórmulas, como la leva forzosa para vagos y maleantes, recluta de voluntarios
y quinta por sorteo. Una escenografía contextualiza el modo de alimentación en este periodo
histórico a través de la reproducción de los alimentos que componían la ración y cantidad diaria
del soldado.
25
Instituciones que nacen en este siglo y estrechamente vinculadas con el Ejército, son las
Academias, principales instrumentos de difusión cultural y divulgación de los principios
científicos y filosóficos que trae consigo la Ilustración, en las que se enseñan a los oficiales los
avances científicos y mejoras técnicas de la época, permitiendo la profesionalización del Ejército.
Destacan por su alto nivel la Escuela de Matemáticas de Barcelona y el Colegio de Artillería de
Segovia. En ellas se redactan tratados de gran importancia que sirven de textos de estudio, como
el Tratado de Artillería de D. Tomás de Morla y Principios de Fortificación de D. Pedro de Lucuze
y Ponce, cuyos originales se pueden contemplar en la Sala del Museo.
Este trabajo de estudio en las Academias, unido a la gran calidad de los profesores que en
ellas imparten clase, trae consigo notables mejoras en diversos campos, como son los sistemas
ofensivos-defensivos y el armamento de la época.
Las armas de fuego portátiles evolucionan desde los arcabuces de siglos anteriores, inventándose un nuevo sistema de encendido de la carga para disparar, mediante la llave de pedernal. Se
desarrollan por toda Europa distintos modelos de fusil inspirados en este sistema de carga, pero
con variantes en el diseño de la llave. En España se alterna el uso de la llave francesa y española,
siendo en 1724 declarada reglamentaria la de patilla española. Una proyección en la Sala muestra
las cualidades de este tipo de fusil de chispa del siglo XVIII, y el proceso empleado en su carga y
disparo.
En cuanto a las armas blancas utilizadas por el Ejército también son reglamentadas, estableciéndose su forma y tamaño. Se termina así con el habitual desorden existente hasta el momento en
el Ejército en el cual, cada soldado conseguía las espadas y sables como podía, al pagárselas de
su soldada.
26
ME 12.
ESCUDO REAL DE CARLOS III
DE BORBÓN.
Segunda mitad del siglo XVIII.
27
ME 41426.
ESTUDIO DE FORTIFICACIÓN (Detalle).
Segunda mitad del siglo XVII.
Esta maqueta, que en sí misma se convierte en un estudio de fortificación, es un fiel reflejo
de los sistemas de defensa y de ataque de las plazas fortificadas. Destaca por la riqueza de
detalles y minuciosidad de las más de tres mil trescientas figuras de plata que la integran.
28
En artillería se impone el modelo francés Gribeauval, que incorpora ventajas como: acortar la
longitud de las piezas, siendo menos pesadas y más manejables; introducir el empleo del cartucho para la carga, permitiendo más disparos en menos tiempo; aligerar los montajes, etc.
En fortificación se adopta el sistema Vauban. Basado en cálculos matemáticos, que plantea la
construcción de fortalezas en planta poligonal para evitar ángulos muertos y punto ciegos para
una mejor defensa.
Los ingenieros militares formados en las academias llevan a cabo la construcción de un nuevo
sistema de fortificaciones en España y América en puntos estratégicos.
En nuestro país el inicio del siglo XVIII está marcado por la Guerra de Sucesión. El diorama de la
Batalla de Almansa, que encontramos en la Sala, nos permitirá comprender más en detalle una
de las principales batallas de esta Guerra. Tras una introducción del contexto general, se explican
su desarrollo y sus claves más importantes, la presentación de los principales protagonistas, la
estrategia y la táctica de los dos bandos. Al final se muestras los datos de la batalla y sus consecuencias posteriores en el resultado de la Guerra de Sucesión. Este diorama se ve complementado con variadas piezas del Museo.
En el contexto internacional, España toma parte en la Guerra de los Siete Años, realiza varias expediciones al norte África y participa activamente en la Guerra de Independencia de los Estados
Unidos, en la que destaca la figura de D. Bernardo de Gálvez.
Es importante subrayar la presencia en la Sala, por su relevancia y dimensiones, de la bandera
tomada por el Ejército español a los ingleses en 1782 en el fuerte de San Felipe en Mahón, tras la
recuperación de la isla de Menorca para la corona española. Un interactivo enseña la complejidad de esta campaña pudiéndose profundizar en el conocimiento de un asedio en el siglo XVIII
desde dos puntos de vista: el del ejército sitiador y el del ejército sitiado.
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Serán numerosas las contribuciones hechas a la sociedad por parte de los militares durante este
siglo en el ámbito político, el conocimiento científico y la difusión de la cultura.
El Ejército está presente en las altas esferas de la sociedad, y la política será tutelada en gran
medida por militares, relacionándose la política general del Estado con la militar.
Las Sociedades Económicas de Amigos del País surgen para impulsar mejoras en los campos
científicos, tecnológicos y económicos, y promover el avance en diversas áreas. Los militares
desempeñan un importante papel en el desarrollo de estas instituciones, participando activamente en ellas. Por ejemplo, contribuyen al progreso de la sociedad civil ejecutando numerosas
obras públicas. Por medio de un interactivo se puede valorar el papel que tuvo el Cuerpo de
Ingenieros militares en el diseño y ejecución de las obras públicas en España durante el siglo
XVIII.
Hay que destacar, en este periodo, la creación del actual himno nacional y de la bandera rojigualda, la cual, adquirirá carácter permanente en el año 1843.
30
ME 43191.
RODELA O CHIMAL APACHE.
Nuevo México. Siglo XVIII.
La rodela o chimal era un arma defensiva
para frenar las flechas o balas de pólvora.
Compuesta por varias capas de cuero, contaba
con unas presillas para el antebrazo izquierdo,
dejando así libres ambas manos para el manejo
del arco o el rifle.
31
ME 948.
PROBETA HORIZONTAL SEGÚN MODELO DEL
CABALLERO D`ARCY.
Jaime Sagaz. Cartagena, 1799.
32
LIBERALES Y ABSOLUTISTAS (1788-1843)
El recorrido de la Sala comienza con una referencia a los principales personajes históricos
protagonistas de este periodo. Así, junto a los retratos de Carlos IV, Fernando VII, Isabel II y
Mª Cristina, encontramos los de Godoy y José Bonaparte además de la Máscara mortuoria de
Napoleón y el Busto de Espoz y Mina, uno de los militares más representativos del momento.
Durante el reinado de Carlos IV se inicia la Revolución Francesa, cuya influencia política se extendió por toda Europa. Reflejo de la relación del nuevo gobierno francés con España, es la carta
de Napoleón, de puño y letra, dirigida a Carlos IV que se pude contemplar en la Sala.
En estas décadas, se suceden enfrentamientos entre Inglaterra, Francia y España. La armada
inglesa, al mando del Almirante Nelson, acaba con la flota hispano-francesa en la famosa Batalla
de Trafalgar (1805).
Francia y España acuerdan repartirse Portugal, permitiendo la entrada de las tropas francesas
en la Península, ocupando ciudades, hecho que desemboca en la Guerra de la Independencia
(1808-1814). Napoleón nombra a su hermano, José I, rey de España. La primera gran victoria
española, la Batalla de Bailén, se escenifica en la Sala a través de un audiovisual en el que se
muestra la estrategia militar desarrollada durante la contienda.
El pueblo de Madrid se levanta contra el ejército invasor el 2 de mayo de 1808. Algunos de los
protagonistas de estos episodios son Daoiz y Velarde, el Teniente Ruiz o Manuela Malasaña.
El Museo conserva la Casaca de Estado Mayor de Artillería del Capitán D. Pedro Velarde y
Santiyán, que tiene bordado en el cuello el emblema del Cuerpo de Artillería.
Otro suceso señalado es el Sitio de Zaragoza, y la defensa de la ciudad por Agustina de Aragón,
a la que se le concedió el distintivo de Subteniente que se encuentra expuesto en la Sala.
33
El General Blake organiza en 1810, el Cuerpo del Estado Mayor. Posteriormente, las Cortes de Cádiz
crean la Milicia Nacional, y transforman el Ejército Real en Ejercito Nacional, cambiando el concepto de servicio al rey por el de servicio a la Nación, y dando lugar a la aparición del militar de carrera.
En este momento también se crea el sistema de condecoraciones del Ejército. La más importante es la Real Orden de San Fernando, o Cruz Laureada, destinada a premiar el valor heroico.
Más tarde, Fernando VII instituye nuevas condecoraciones como la Medalla de Distinción de los
Prisioneros Militares, con el fin de premiar a los militares y paisanos que fueron prisioneros de
los franceses por su lealtad al rey.
Al finalizar la guerra, vuelve a España Fernando VII derogando la Constitución de 1812 cuya
proclama de abolición se puede observar en la Sala. Este acontecimiento provoca los pronunciamientos de militares liberales partidarios de la citada Constitución. En 1820, con el levantamiento del Coronel Rafael Riego, Fernando VII se ve obligado a jurar la Carta Magna de 1812,
comenzando así una monarquía parlamentaria, que dará lugar al Trienio Liberal.
Mientras, en América por influjo de la revolución francesa, se organizaron movimientos emancipadores. La respuesta militar desde la Península no se hizo esperar, a pesar de ello, muchas
naciones como Argentina, Chile o Perú lograron su independencia. El Museo conserva y expone
algunas de las banderas que fueron testigo de estos sucesos como la bandera tomada en Ica o la
bandera tomada por los mexicanos.
En 1823, se restablece de nuevo el absolutismo con el apoyo del ejército francés, conocido como
los Cien mil hijos de San Luis. Como consecuencia, se endurecen los enfrentamientos entre
liberales y realistas, dando lugar a episodios como el Fusilamiento de Torrijos.
Posteriormente, Fernando VII cierra las Academias Militares y suprime el Cuerpo del
Estado Mayor, lo que supone una nueva reorganización militar que da lugar a cambios en
34
ME 25980.
RELOJ.
Esta pieza de maquinaria inglesa con decoración mitológica y vegetal
en esmaltes, fue fabricada alrededor de 1810. Perteneció al Marqués
de la Romana, importante personaje de principios del siglo XIX.
35
ME 41057.
CASACA.
Perteneció al Capitán de Estado Mayor de Artillería,
D. Pedro Velarde y Santiyán, que murió en el asalto al
Parque de Monteleón el 2 de mayo de 1808.
36
el reclutamiento de los soldados, conocido como “el sorteo”, con sus correspondientes
leyes y reales órdenes del momento.
Se crea el Reglamento de un nuevo Colegio General Militar en el Alcázar de Segovia. Destaca
como tratadista el General D. Evaristo San Miguel, quien dirige las primeras publicaciones periódicas militares, hace referencia a ello una de las museografías de la Sala.
Aparece la llamada Artillería de Montaña, tras una adaptación del armamento a los diferentes
tipos de enfrentamientos. En este periodo, resalta la importancia de la maniobra y movimientos
anteriores a la ofensiva, tan decisivos como el combate mismo.
Los avances científicos permiten la creación de la línea de telegrafía óptica, así como un nuevo
sistema de fundición de piezas de artillería.
En los uniformes también se reflejan los cambios políticos y sociales de esta etapa. Desde
comienzos del siglo XIX, a partir de Fernando VII, las prendas de influencia francesa comienzan a
desaparecer y no será hasta el reinado de Mª Cristina cuando vuelvan a utilizarse.
Se crea el Cuerpo Civil de Ingenieros de Caminos, y los Ingenieros del Ejército pasan a responsabilizarse únicamente de los edificios de uso militar. Durante la Primera Guerra Carlista, éstos
levantan numerosos fuertes y rehabilitan fortificaciones y castillos.
Tras la abolición de la Ley Sálica y la muerte del monarca absolutista, su hija Isabel hereda la
corona. Debido a su corta edad, María Cristina de Borbón es nombrada reina Regente.
D. Carlos, hermano de Fernando VII, inicia un enfrentamiento por la sucesión al trono, y con ello
comienza, en 1833, la Primera Guerra Carlista, en la que se enfrentan dos concepciones políticas:
absolutismo y liberalismo. Por una parte, los carlistas del sector absolutista y por otra, los
37
cristinos o isabelinos liberales. El audiovisual de la Sala narra el desarrollo del enfrentamiento a
través del análisis del origen, causas del conflicto, principales batallas, Sitio de Bilbao y Convenio
de Vergara.
La contienda finaliza en 1839, con la victoria de las tropas liberales sellada con el abrazo de
Vergara entre los generales Espartero y Maroto. El Museo conserva la mesa y las sillas donde
ambos generales firmaron el convenio, exponiéndose en una vitrina que trata de contextualizar
el hecho histórico.
Esta victoria en vez de reforzar la figura de María Cristina, la obliga a entregar la regencia al
General Espartero, progresista, lo que provoca nuevos levantamientos entre los moderados,
como O’Donnell, que termina con el fusilamiento de Diego de León. Finalmente Espartero es
destituido en 1843.
Por último, en este periodo es necesario destacar el papel de los militares en la sociedad, tanto
en la política, por su influencia en la primera Constitución de España, como en la cultura, con
artistas militares como Jenaro Pérez Villamil introductor del romanticismo paisajista en España.
38
ME 40978. La Rendición de Bailén. Óleo sobre lienzo de José María Alarcón Cárceles, (copia).
39
ME 55054.
BOTIQUÍN.
Botiquín personal de medicinas que perteneció al Capitán General D. Baldomero Fernández
Espartero y que le acompañó durante su participación en la Primera Guerra Carlista, que finalizó con
la firma del Convenio de Vergara en 1839.
40
CAPILLA IMPERIAL
Desde la Plaza de Armas del Alcázar de Toledo podemos acceder a la Capilla Imperial y descubrir
en ella una de las piezas más importantes que atesora el Museo del Ejército, una tienda indoportuguesa tradicionalmente conocida como Tienda de Campaña de Carlos V.
Procedente de la India, fue conducida hasta occidente por Don Martim Afonso de Sousa, de origen portugués, nacido a finales del siglo XV, que llegaría a ser nombrado Almirante del mar de la
India sirviendo al rey Joao III. En la entrada de la tienda podemos apreciar bordados sus escudos
de armas, dejando constancia de que él era el propietario de la misma.
Afonso de Sousa donó la tienda a la Santa Hermandad Vieja de Toledo. Esta institución la utilizaba en actos protocolarios, principalmente para recibir al rey Carlos I y a su familia, descubriendo así el nexo de unión entre el monarca y la tienda.
Con la disolución de la Santa Hermandad y por procedimiento de donación, la tienda indoportuguesa ingresó en 1841 en el Museo de Artillería de Madrid, cuyas colecciones, hoy en día,
forman parte del actual Museo del Ejército en el Alcázar de Toledo.
La tienda, con un trabajo del tejido en bordado de aplicación, se estructura a partir de veinte
álabes o paños, formando las paredes, con una ornamentación a partir de motivos geométricos y
vegetales, junto con la representación de tres navíos: una galera, una nao y una carabela, que se
convierten en fiel reflejo de la superioridad comercial, económica y naval que alcanzó Portugal
en la primera mitad del siglo XVI, con sus conquistas del océano y de las Indias.
41
ME 40651.
TIENDA INDO-PORTUGUESA.
Conocida como Tienda de Carlos V.
42
ME 40651 (detalle)
NAO DEL ÁLABE INTERIOR.
La Nao era un tipo de embarcación con gran
capacidad, tanto de provisiones como de artillería, que unida a la carabela, daban lugar a flotas
muy avanzadas.
ME 40651 (detalle)
MOTIVO DECORATIVO, REPRESENTACIÓN
DE CARDAMOMO.
El cardamomo, «Elettaria Cardamomum», una
de las especias más apreciadas de la India por
sus propiedades aromáticas y digestivas.
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EDIFICIO HISTÓRICO.
PLANTA ALTA
1. El Estado Liberal. 1843-1874
2. La Restauración monárquica. 1874-1923
3. El Siglo XX
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EL ESTADO LIBERAL (1843-1874)
Isabel II sucedió a su padre, Fernando VII, gracias a la derogación de Ley Sálica de 1713 y al adelanto de su mayoría de edad. Tras un periodo de regencia, fue coronada en 1843 y con su reinado
se inicia una época especialmente convulsa de la historia de España.
Su llegada al poder provocó la primera de las tres guerras civiles que España sufrió en el siglo
XIX, conocidas como Guerras Carlistas, libradas entre partidarios de Carlos María Isidro de
Borbón, de ideología conservadora y absolutista (carlistas), y liberales partidarios del gobierno
de Isabel II, sobrina del primero. La Primera Guerra Carlista finalizó con el denominado Convenio
o Abrazo de Vergara en 1839, firmado por el entonces regente, General Espartero.
El reinado de Isabel II se caracteriza por tener gobiernos dirigidos por militares de reconocido
prestigio, que son los llamados “espadones”, debido a que los partidos políticos aún no cuentan
con el apoyo social necesario y necesitan a estos personajes para llegar al gobierno.
Los gobiernos se suceden, al igual que las ideologías, dando lugar a diferentes etapas dominadas
por un partido u otro. El reinado se inicia con un gobierno moderado, bajo la dirección del General
Narváez, que prolongará su mandato durante diez años en la llamada Década Moderada. Le sucederá el Bienio Progresista, con el General Espartero a la cabeza, al que siguen el Bienio Moderado,
el Gobierno de la Unión Liberal, liderado por el General O´Donnell y una última Etapa Moderada.
El reinado isabelino estuvo salpicado de alzamientos en los que participaron tanto militares
como civiles. En 1866, a la profunda crisis económica existente, se unen varios factores políticos
y comienza a gestarse un pronunciamiento encabezado por el progresista General Prim que
desembocará en 1868 en la Revolución Gloriosa, que triunfa con gran facilidad en el país y lleva
a la reina al exilio en Francia.
45
Tras un gobierno provisional y la aprobación por las nuevas Cortes de una Constitución en
1869, se instaura como forma de gobierno una monarquía democrática, eligiéndose a Amadeo
de Aosta, de la Casa de Saboya, para iniciar esta nueva dinastía.
Amadeo I inicia su reinado con un proceso independentista en Cuba, un nuevo brote de las
guerras carlistas, y una situación social que no logran controlar los políticos, lo que provoca su
abdicación en febrero de 1873, proclamándose la Primera República. También entre los partidarios de ésta existe una gran división interna, siendo un periodo de gran inestabilidad que se
cierra con el levantamiento del General Martínez Campos en Sagunto el último día de 1874, y
la proclamación de Alfonso XII, hijo de Isabel II, como Rey de España.
Todos estos hechos quedan reflejados en la Sala a través de piezas que pertenecieron a los
protagonistas de los mismos.
Durante este periodo histórico, se produce el más importante proceso reformista del Ejército
de todo el siglo XIX. Esta reforma reserva al Ejército tres funciones: la custodia del prestigio
exterior de la Monarquía, la defensa del territorio nacional y la salvaguarda de la constitución
interna del Estado. La formación de un Ejército nacional, que sustituye al anterior de carácter
real, tuvo múltiples implicaciones, como la creación de un nuevo Ministerio de la Guerra, los
cambios de las distintas Armas y Cuerpos, así como la formación de otros nuevos, como es el
caso de la Guardia Civil, que se crea en 1844.
También se modifican la enseñanza militar y el acceso a la oficialidad, y hay una preocupación
prioritaria por el sistema de quintas, que se intenta regular prometiendo su eliminación. Los
distintos conflictos bélicos surgidos hacen imposible el cumplimiento de esta promesa, acarreando graves consecuencias sociales.
46
ME 5868.
BERLINA CUPÉ DE DIARIO.
Mediados del siglo XIX.
Carruaje que perteneció al General Juan Prim y Prats, Presidente del Consejo de Ministros y Ministro
de la Guerra, en el que viajaba cuando sufrió el atentado que le costó la vida en 1870.
47
ME 28046.
ALFONSO XII NIÑO CON UNIFORME
DE GALA DE INFANTERÍA. 1862.
Retrato coloreado.
48
En 1843 se unifican las banderas, utilizándose por primera vez la bandera rojigualda y la marcha
de granaderos como emblemas nacionales. Se modifica la uniformidad, y se crea la Orden del
Mérito Militar, para premiar el valor y el mérito en distintos empleos.
El armamento utilizado por el Ejército evoluciona notablemente. El arma de fuego sufre importantes cambios y se impone al arma blanca; aparece el rayado interior de las ánimas de los cañones, lo que permite aumentar la distancia de tiro eficaz; también aparece la capsula de pólvora,
gracias a la cual se unifica la carga necesaria para un disparo y el uso de los fusiles bajo la lluvia.
Se adoptan las armas de retrocarga siendo el Rémington el primer sistema utilizado.
El avance de la artillería hace que los sistemas de fortificación empleados desde el Renacimiento
sean inútiles, por lo que se elabora un proyecto de defensa para el territorio español.
Los conflictos bélicos de este periodo se desarrollan en los escenarios más variados. En la
Península el Ejército participa en las Guerras Carlistas y en el levantamiento cantonal de 1873.
En Cuba se inicia el conflicto independentista. Además son muchas las expediciones que se
realizan a lugares como, Cochinchina, Méjico, y algunos países africanos, etc., con fines políticos
y para defender los intereses del país. De las cuales, contamos con piezas en la Sala, que nos
recuerdan la presencia militar en esta etapa de la historia.
Las aportaciones a la sociedad española de esta época son muy variadas. El Estado adopta
métodos de organización que ya funcionaban en la administración militar; el Ejército es pionero
en la formación profesional organizando escuelas de aprendices en sus fábricas, y realiza una
importante labor social al edificar barriadas y escuelas de alfabetización para los obreros de las
mismas.
No menos importantes son las aportaciones de los médicos militares. Ramón y Cajal, Fernando
Weyler Laviña, y Nicasio Landa, que participan en el campo de la investigación, la prevención
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y tratamiento de las enfermedades infecciosas y en la constitución de la Cruz Roja. Esta Sala
cuenta con objetos pertenecientes a Ramón y Cajal durante su intervención en la Guerra de
Cuba como médico militar.
El Ejército realizó un gran esfuerzo para impulsar la industrialización que estaba viviendo el
país. Los ingenieros militares jugaron un importante papel en el trazado de la red ferroviaria, y
en el desarrollo de las comunicaciones. El cuerpo de Artillería construyó los dos primeros altos
hornos que funcionaron en España. También se hizo una amplia labor de divulgación científica,
participando en diversas exposiciones, donde se obtuvieron importantes galardones por los
trabajos presentados.
En el plano cultural los militares efectuaron numerosas aportaciones. No sólo tradujeron obras
de la literatura universal, facilitando así su difusión, también destacaron como autores de
importantes textos de contenido histórico, entre ellos: Historia de la guerra de la independencia
de José Gómez de Arteche, y se sumaron al interés de la época por el coleccionismo, recopilando
objetos de otras culturas en sus desplazamientos a territorios de Ultramar, que hoy forman parte
de la Colección Etnográfica del Museo.
50
ME 41099.
TIENDA DE CAMPAÑA O JAIMA DEL
PRÍNCIPE MULEY ABBAS.
En esta tienda el príncipe Muley-Abbas y
el General O`donnel firmaron el tratado
de Wad-Ras el 26 de Abril de 1860, que
puso fin a la guerra entre el Sultanato de
Marruecos y España.
51
ME 55070.08.
MICROSCOPIO MONOCULAR.
Camille Sebatián Nachet, Paris 1863-1880.
Perteneció al Capitán médico Santiago Ramón y Cajal.
52
LA RESTAURACIÓN MONÁRQUICA (1874-1923)
La llegada al trono de Alfonso XII en 1874 pone fin a las Guerras Carlistas. La Restauración borbónica clarifica la situación española de este momento, y aporta una relativa paz social y política
gracias a la actitud conciliadora de la Constitución de 1876, la de mayor duración en la historia
de España. La Carta Magna otorgaba a la Corona el mando supremo de los Ejércitos, configurando la nueva imagen del monarca como rey-soldado que vestirá frecuentemente de uniforme.
Cuando fallece Alfonso XII en 1885, se inicia la Regencia de la reina María Cristina de Habsburgo
que, embarazada del futuro rey Alfonso XIII, se hace cargo del gobierno de la nación.
Al comienzo de la Sala podemos ver varios cuadros con retratos de los reyes, y dos magníficas esculturas ecuestres realizadas por Mariano Benlliure, en las que también se representa a los monarcas.
El fin de siglo vino marcado por El Desastre del 98, que supuso la pérdida de los últimos territorios españoles de Ultramar: Cuba, Puerto Rico, Filipinas y los archipiélagos del Pacífico, de los
que se exponen piezas significativas. Ésto quedó materializado con la firma del Tratado de París
en 1898. Además, la consolidación de las grandes potencias europeas y la conciencia del atraso
técnico del país marcaron el fin de una época. Como respuesta a este pesimismo latente surge
el Movimiento Regeneracionista, que pretende dar un nuevo impulso a la nación a través de una
política práctica, educativa y económica.
Debido a la iniciativa personal de Alfonso XIII y de su Jefe de Gobierno, Eduardo Dato, España
se declara neutral en la Primera Guerra Mundial.
La normalidad constitucional se verá interrumpida por el golpe de estado del General Primo de
Rivera en 1923.
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Una serie de reformas permiten articular la nueva organización militar, sobre todo, después de la
Primera Guerra Mundial. Se constituyen unidades específicas para las campañas que tienen lugar
en Marruecos, entre 1908 y 1909, las cuales se adaptan al clima y al terreno, conocen el idioma y
el modo de luchar contra el enemigo.
En 1920, se encomienda al entonces Teniente Coronel, D. José Millán Astray, la creación de
la Legión con el llamado Tercio de Extranjeros y con la finalidad de disminuir el reclutamiento
forzoso de las tropas enviadas a Marruecos. La alusión a los gloriosos Tercios de la Infantería
española es visible en la adopción del arcabuz, la ballesta y la pica para su emblema, en el título
de Caballero otorgado a los legionarios y en la recuperación de los guiones como enseña de las
unidades. En relación con esto, podemos ver el Guión de la 11ª Bandera de La Legión. Este nuevo
Cuerpo, inicialmente provisional, lo forman hombres de cualquier país que quieran afiliarse
voluntariamente, sin más condiciones que las de ser fuertes, sanos y aptos para empuñar las
armas, ofreciéndoles a cambio la posibilidad de hacer la carrera militar. A través de un interactivo, podemos escuchar cinco canciones representativas del Cuerpo.
La recreación de un dormitorio de tropa, muestra cómo los soldados dormían en un camastro
sobre el que extendían el colchón, que se desmontaba durante el día, transformándose en un
banco corrido que se distribuía a lo largo de las paredes del dormitorio. Dicho banco tenía
múltiples usos, ya que en él se comía, se limpiaba el equipo y el fusil, se escuchaban las charlas
teóricas y se formaban tertulias.
También en esta época se llevan a cabo una serie de innovaciones en el armamento reglamentario, es el caso de las armas de repetición, estableciéndose el fusil Mauser modelo
1893 como reglamentario del Ejército español. En la Sala se exhiben varios de estos fusiles,
como el Fusil Mauser del Cabo Noval, que se expone frente al boceto del monumento conmemorativo de dicho personaje.
54
ME 40648.
ESCULTURA EQUESTRE DE LA REINA
VICTORIA EUGENIA DE BATTEMBERG.
1922.
El autor de esta escultura realizada en
bronce fue Mariano Benlliure que retrata
a la Reina montando “a lo amazona”,
con uniforme de Coronel Honorario del
Regimiento de Cazadores y empuñando el
bastón de mando.
55
ME 202412.
GUERRERA DE RAYADILLO PARA
TROPA DE ULTRAMAR, CUBA
Y FILIPINAS, DEL REGIMIENTO
SAGUNTO Nº 8. 1892.
56
El progreso científico y técnico continuó difundiéndose internacionalmente gracias a la participación del Ejército español en las Exposiciones Universales de París (1878), Barcelona (1888) y
Chicago (1893). En relación con dichas exposiciones, se muestran tres medallas de bronce: dos
de ellas pertenecientes a la de Barcelona, y la otra a la celebrada en Chicago. Esta última medalla
conmemora el descubrimiento de América a través de la figura de Cristóbal Colón.
Gracias al uso de la energía eléctrica en las fábricas y a la colaboración de las casas Amstrong y
Krupp, también la artillería sufre una gran evolución en esta época, en la que se establecieron
como cañones reglamentarios de campaña y de costa, los de 12 y 21 cm. El cañón Schneider de
7 cm., fue uno de los más empleados para tiro rápido en artillería de montaña y los Vickers en la
de costa. En la Sala podemos ver maquetas de estos dos tipos de piezas artilleras.
La privilegiada situación de neutralidad que mantuvo España durante la Primera Guerra Mundial,
y las excelentes relaciones de Alfonso XIII con el resto de las monarquías europeas, facilitaron
que observadores militares españoles conocieran los avances que se estaban produciendo en la
tecnología militar del momento.
En el transcurso de los distintos conflictos de la época se da una evolución en las tácticas y
estrategias bélicas. En las colonias de Ultramar se emplean líneas fortificadas o trochas para el
combate terrestre, y en el ámbito naval predomina el combate directo. En el norte de África se
fortifican pequeños núcleos defensivos, se utiliza el asedio como ofensiva y, por primera vez en
la historia, se utilizan carros de combate y aeroplanos, estos últimos para el reconocimiento y
bombardeo de las posiciones enemigas desde el aire.
Como referencia a la labor social que desarrolla el Ejército en este periodo, en la que destaca
la alfabetización de las tropas, se exponen en la Sala las cartillas de lectura y escritura para los
soldados. Esta iniciativa regeneracionista se ha querido ver como una respuesta a la actitud
antimilitar de la sociedad española después del Desastre del 98.
57
En lo referente a los avances científicos y tecnológicos, los Artilleros e Ingenieros son considerados los pioneros de la Aerostación, Aeronáutica y Aviación española. Tras crearse la Unidad de
Aerostación, en el año 1889 se adquirió un globo aerostático cuya barquilla conserva el Museo
del Ejército.
El Museo del Ejército ha conservado la barquilla del globo en el que efectuó una ascensión la
Reina María Cristina. La reina regente, en una visita para asistir al ensayo de vuelo que tuvo lugar
en la Casa de Campo de Madrid, quiso realizar una segunda ascensión montando ella misma. La
elevaron unos 300 metros y, en su honor, pusieron su nombre a este primer globo utilizado por
el Ejército.
Las aportaciones de pintores, historiadores, literatos y músicos, todos ellos militares, enriquecen
el ámbito cultural. El discurso expositivo de la Sala, termina con un manipulativo que explica el
significado de una serie de expresiones coloquiales propias del mundo castrense.
58
ME 70153.
BANDERA DE LA MEHAL-LA JALIFIANA DE TETUÁN Nº 1.
59
ME 43069.
MACHETE. Elberfeld (EE.UU)
Machete del General Máximo Gómez Báez,
patriota cubano de origen dominicano que
destacó por su participación en la Guerra de
los diez años y como General en Jefe de de las
tropas revolucionarias de Cuba, en la Guerra
de la Independencia de 1895.
60
EL SIGLO XX
Los numerosos cambios políticos acontecidos en España durante el siglo XX arrancan, en el
año 1923, con el golpe de estado y la dictadura del General Primo de Rivera, que pone fin a la
Restauración. Los fondos documentales y museográficos que se exponen en la Sala, nos introducen en un periodo de inestabilidad política, que desembocará en la proclamación de la Segunda
República en el año 1931. Con ella, se establecen numerosas reformas y una nueva Constitución,
pero sólo perdura cinco años y España se ve sumida en una crisis de poder debida a los diferentes puntos de vista políticos de la derecha y la izquierda, provocando la Guerra Civil. Al finalizar,
se inicia la dictadura del General Franco que, tras casi cuarenta años, da paso a la etapa democrática actual, que tiene su máximo representante en la figura del rey D. Juan Carlos I.
Para ayudar a situarnos en el espacio y tiempo concreto de la historia de España, se han creado
varios audiovisuales. En uno de ellos se muestran escenas callejeras de personas celebrando la
proclamación de la Segunda República en Madrid y Barcelona, la salida de España de Alfonso
XIII y la imagen de un documento escrito, el mensaje que el rey dirigió al país.
En otro interactivo podemos ver imágenes puntuales seleccionadas del intento de golpe de
estado que se produjo el 23-F, así como escuchar el mensaje del rey D. Juan Carlos I dirigido a
los españoles durante las horas posteriores.
Todos estos cambios que se producen en el gobierno de la Nación afectan al Ejército mediante
sucesivas reformas. Los militares se integran en una estructura de Armas, Cuerpos, Escalas
y Especialidades según los cometidos y tareas que tengan asignadas. En busca de una mejor
organización, adecuada a las circunstancias de cada momento, se irán creando, reorganizando
o suprimiendo los distintos Cuerpos y Empleos del Ejército. Algunos surgen por la necesidad de
61
tropas para determinados entornos geográficos, como los Grupos Nómadas, las Compañías del
Mar, la Brigada Paracaidista o las Unidades de Montaña. Otros Cuerpos, más técnicos, se crean y
modifican en su estructura de acuerdo con la evolución de la ciencia y la técnica.
También se reforman los símbolos que se muestran en uniformes y condecoraciones a lo largo del siglo.
Reflejado en un interactivo de la Sala, se ofrece un completo organigrama de Armas y Cuerpos,
que proporciona datos sobre su creación y evolución.
En cuanto al sistema de reclutamiento, estará sujeto al Servicio Militar Obligatorio, que irá
variando en su duración, desde los 24 meses en 1924 hasta los 9 meses en 2001, año de su
desaparición definitiva.
Los Centros de Formación del Ejército seguirán siendo las Academias militares, creándose y
modificándose a medida que las reformas lo hacen preciso. La Academia General Militar de
Zaragoza se reabre en 1927 y en 1931 se disuelve, refundiéndose la de Infantería y Caballería por
una parte y la de Artillería e Ingenieros por otra. En 1942 se vuelve a abrir en la misma ciudad, y
así ha permanecido hasta el día de hoy.
Todos estos cambios estructurales del Ejército tienen su efecto en los medios materiales y
tecnológicos que van dando lugar a importantes mejoras a lo largo del siglo. La evolución de las
armas, es reflejo de los avances técnicos que se produce durante el siglo XX, en busca de una
mayor eficacia ofensiva. El Ejército español se hace eco de los avances que se producen fuera de
nuestras fronteras.
Destacan las mejoras en el armamento portátil, con ejemplares cada vez más efectivos y
ligeros, que pueden ser fácilmente transportados por los soldados en combate. Surge así
el fusil ametrallador.
62
ME 202663.
Máquina cifradora alemana marca Enigma, con caja tipo comercial modelo K, 1931.
63
ME 38151.
UNIFORME DE SOLDADO DE INFANTERÍA DE S.A.R. DON FELIPE DE BORBÓN Y GRECIA, PRÍNCIPE DE ASTURIAS. 1978.
Fue confeccionado para el Príncipe, cuando contaba 12 años de edad,
siguiendo el Reglamento de Uniformidad para el Ejército de Tierra de 1943.
64
Los adelantos científicos también son notables en otros campos como en la Aeronáutica, en
donde España destaca con tres vuelos de larga distancia: el Plus Ultra, la Patrulla Elcano y la
Patrulla Atlántida.
Por otro lado, la Guerra Civil española, servirá de campo de pruebas para ensayar avances, mejoras tecnológicas y armamentísticas que se utilizarán durante la Segunda Guerra Mundial.
Cabe resaltar una pieza de la Sala por su uso y la popularidad que ha tenido a través del cine:
la Máquina Enigma, usada durante la Segunda Guerra Mundial para el codificado de mensajes.
Un interactivo nos permitirá aprender con más profundidad su funcionamiento, así como las
características técnicas de la Enigma del Museo y su uso en España.
Militarmente, fuera de nuestras fronteras, destaca el conflicto con Marruecos. El desembarco
de Alhucemas en 1925 representó un hito en la contienda, finalizando en 1927 las últimas campañas. Junto con diversas piezas referentes al hecho, un diorama del desembarco nos permitirá acercarnos a un acontecimiento clave y que tuvo amplia repercusión en la historia militar
contemporánea. Sin embargo, los problemas en la zona se reavivarán en los años cincuenta
con la descolonización de África. Finalmente, la denominada Marcha Verde en 1975, supone la
definitiva salida española del Sahara.
Pero es la Guerra Civil el episodio más importante que marca el devenir de España durante gran
parte del siglo XX. En la Sala podemos realizar un completo repaso a los principales hechos de la
contienda: antecedentes, causas de la guerra, los dos bandos, los protagonistas, la organización
y los medios, su internacionalización, los frentes y batallas, etc.
Para completar el discurso narrativo de las piezas del Museo que hacen referencia a la Guerra
Civil se han evocado dos espacios con escenografías: la primera recrea una calle donde se
muestran los medios de propaganda de la guerra (impresos, octavillas y folletos) de los dos
65
bandos, junto a una selección de fragmentos de películas sobre la guerra y un sistema de audio
con música popular del cancionero. La segunda escenografía recrea una trinchera del frente de
batalla desde la que se podrá contemplar información audiovisual relacionada.
La participación española en la Segunda Guerra Mundial se pone de manifiesto a través de las
piezas pertenecientes a la División Azul.
Las aportaciones militares en los campos de la ciencia, la sanidad y la cultura en España y en
Marruecos durante la etapa del Protectorado van a contribuir notablemente al progreso y modernización que sufrirá nuestro país desde la década de los años sesenta hasta nuestros días.
66
ME 202657.
GUIÓN DE MANDO. 1936.
Perteneció al Jefe del XIX Cuerpo del Ejército Popular Republicano, Coronel D. Joaquín Vidal
Munárriz. Este Banderín con la bandera republicana y tres estrellas de tres puntas bordadas iba
colocado sobre el guardabarros delantero derecho de su vehículo oficial.
67
EDIFICIO NUEVO.
NIVEL 3
1. El Ejército en el tiempo presente
2. Sala de Exposiciones Temporales
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EL EJÉRCITO EN EL TIEMPO PRESENTE
Con la aprobación mayoritaria de nuestra Constitución en el referéndum de 6 de diciembre de
1978, los españoles inician el camino hacia la consolidación de un Estado Social y Democrático
de Derecho, que basado en los principios de libertad, justicia, igualdad y pluralismo político, ha
conducido al país a su etapa de mayor cota de modernización y bienestar.
Esta transformación política y social, hace que nuestras relaciones externas sufran un importante
cambio. España goza de un merecido prestigio a nivel internacional y participa activamente en las
instituciones y organismos más destacados y representativos del mundo, entre los que cabe destacar el Consejo de Europa en Estrasburgo (1977), la OTAN (1982) o el ingreso en la CEE en 1986
y, a consecuencia de estas incorporaciones, la revisión del Tratado de Amistad y Cooperación con
los Estados Unidos, que disminuye la presencia americana en nuestras bases militares.
Todo lo visto anteriormente provoca que el Ejército sea protagonista de un profundo proceso
de renovación interna, que lo adecúa a la nueva situación y le permite desempeñar la misión
que la Constitución Española le fija en su artículo 8, “garantizar la soberanía e independencia de
España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”, así como participar
en aquellas misiones que nuestra nueva política exterior le asigna.
La reorganización del Ejército comienza en 1976 siendo Vicepresidente para Asuntos de la
Defensa el General Gutiérrez Mellado, que comienza unificando la organización interna de los
tres ministerios militares e institucionaliza las figuras de los Jefes de Estado Mayor como cabezas visibles de cada Ejército.
A partir de este año se aplican sucesivos planes organizativos mediante los que se regulan su
estructura interna, sus efectivos, y se renueva y moderniza el armamento y material. Junto a
69
la remodelación de la fuerza, también se han adaptado las estructuras del mando y apoyo a la
misma, permitiendo pasar de un ejército, numeroso, territorial y con una rígida estructura, a un
ejército de tamaño acorde con las necesidades reales, capaz de proyectarse hacia el exterior y
constituido por unidades muy ágiles y operativas que se organizan y despliegan de forma flexible y sistemática en función de la misión a cumplir, facilitando así su participación en aquellas
misiones que la nueva política exterior española le asigna.
Con la Ley Reguladora del Régimen del Personal Militar Profesional aprobada en 1989, se refunden en una sola norma todas las cuestiones básicas de la carrera militar: el ingreso, la formación,
las escalas, los ascensos, los destinos, el régimen retributivo y las situaciones administrativas.
Uno de los aspectos más novedosos y destacados de esta reforma es la incorporación de la
mujer a las Fuerzas Armadas, que ha querido representarse en la Sala con la exhibición de un
Uniforme femenino de etiqueta.
También se legislan los reglamentos de recompensas y condecoraciones, que se concederán en
las Fuerzas Armadas, de aquí en adelante, como las Cruces del Mérito Civil y Medallas de la ONU
y de la OTAN, que podemos contemplar en una de las vitrinas.
La uniformidad sufre una serie de transformaciones, tendentes a que se produzca la homologación,
con los otros países de nuestro entorno y el armamento se moderniza de forma generalizada.
También, en esta época se hace hincapié en mejorar la formación de la tropa, para facilitar su
integración laboral mediante programas de formación ocupacional, que le proporcionaran certificados de profesionalidad homologados por el Ministerio de Trabajo.
Las telecomunicaciones se han desarrollado espectacularmente gracias a las nuevas técnicas
digitales, la comunicación por satélite y la fibra óptica, lo que ha ofrecido grandes posibilidades a
todos los niveles de la defensa, en los ámbitos táctico y estratégico.
70
ME 205425.
RACIONES INDIVIDUALES DE COMBATE DE LAS FUERZAS ARMADAS.
71
ME 205423
UNIFORME FEMENINO DE ETIQUETA, 2008.
72
Una de las principales prioridades asignadas a las fuerzas militares españolas durante este periodo, ha sido la participación en misiones internacionales de paz o de ayuda humanitaria en todos
los continentes siempre al amparo de las leyes internacionales. El Ejército ha recuperado así el
carácter expedicionario al actuar, cada vez de forma más frecuente, en el extranjero, lo que ha
significado un cambio en su estrategia, sus conceptos, su organización y su preparación.
La presencia del Ejército en misiones internacionales bajo el mando de Naciones Unidas comienza en 1989, cuando dicho organismo solicita, de manera casi simultánea, la participación española en Namibia y Angola. Desde entonces, más de 100.000 militares han participado en 50
misiones internacionales en cuatro continentes. Escenarios como Afganistán, el Líbano, Kosovo,
Bosnia, Chad o Somalia, han sido testigos de la actuación de las Fuerzas Armadas españolas.
A través de estas misiones internacionales de Paz, algunas de cuyas actuaciones se recogen en el
video que se proyecta en la Sala, las Fuerzas Armadas han contribuido a la apertura de España
hacia el mundo, aportándole prestigio internacional y mostrando la nueva situación de profesionalidad y modernización de un estado democrático.
De especial interés en esta nueva etapa, son las actividades llevadas a cabo por el Ejército con
alto contenido social. Se han utilizado satélites militares en tareas de tipo humanitario, de
seguridad, medioambientales, en seguimiento de catástrofes naturales y en tareas de protección
civil.
También el Ejército ha colaborado en diversos proyectos para evitar la contaminación del medio
ambiente, así como importante es su apoyo a la investigación científica y experimental dentro
y fuera de nuestras fronteras. Destaca la Tienda Antártica que encontramos en la entrada de
la Sala, utilizada en la Campaña Antártica Española del Ejército de Tierra “Gabriel de Castilla”
73
situada en la Isla Decepción (Archipiélago de las islas Shetland del Sur) y la de las islas Congreso,
Isabel II, y Rey en el Mediterráneo, con el “grupo de Fuerzas Regulares Melilla Nº 52», dedicado a
la conservación de la flora y la fauna del entorno.
Junto a ellas, no debemos olvidar mencionar que la exclusiva presencia militar en las islas
Chafarinas, ha hecho posible que se convierta en el único punto del Mediterráneo donde se
conservan en perfecto estado las praderas de Posidonia (Posidonia oceánica), importante planta
acuática endémica de este mar y considerada como bioindicador de la calidad de las aguas
donde crece.
Las aportaciones militares más relevantes a la cultura española actual se han producido en el
campo de las bellas artes y la música. Son muchas las actividades desarrolladas en colaboración
con universidades públicas y privadas con las que se han suscrito convenios.
La conservación del Patrimonio Histórico del Ejército de Tierra es otro objetivo desarrollado
durante este periodo de transformación del Ejercito Español, para que la reorganización de unidades no supusiese una pérdida de fondos histórico-artísticos de las unidades que desaparecían
o se remodelaban.
74
ME 81298.
FUSIL DE ASALTO KALASHNIKOV AK-47.
De origen soviético, el Kalashnikov AK-47 es
considerado el fusil de asalto automático más
utilizado del mundo. Debe su nombre al soldado
ruso de la Segunda Guerra Mundial Mihail
Kalashnikov, quien lo diseñó en 1942.
75
ME 20604.
UNIFORME DE SALTO DE CAPITÁN DE LA BRIGADA
PARACAIDISTA, II BANDERA, 6ª COMPAÑÍA.
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Deambulatorio. Salas Temáticas
EDIFICIO HISTÓRICO.
PLANTA SEMISÓTANO
1. Historia del Alcázar
2. La uniformidad del Ejército español
3. Colección de la Casa Ducal de Medinaceli
4. Museo Romero Ortiz
5. Fotografía histórica
6. Patrimonio Etnográfico
7. Condecoraciones
8. Las Miniaturas
9. Historia del Museo
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HISTORIA DEL ALCÁZAR
El Alcázar se encuentra situado en la parte más alta de Toledo, dominando el río Tajo y el Puente de
Alcántara, único acceso a la ciudad durante siglos.
Por su privilegiada situación, todos los pueblos que desde la Edad del Bronce ocuparon sucesivamente
esta zona de la Península, romanos, visigodos, árabes, dominaron este enclave estratégico situando en él
sus construcciones defensivas.
Hoy sabemos más sobre la historia de este asentamiento gracias a los trabajos arqueológicos realizados en
1999 en la explanada Norte, previos a la construcción del nuevo edificio junto al Alcázar. Algunos de los objetos
encontrados en esta excavación se muestran en la Sala, como el Caballito de cerámica vidriada (siglo IX- X).
Cuando Alfonso VI conquista la ciudad establece su residencia en el al-Hizam o alcazaba árabe, comenzando una serie de trasformaciones que los reyes de la monarquía castellana realizarán sobre esta
construcción y que tendrán como consecuencia la diversificación de sus funciones, manteniéndose las
defensivas y adquiriendo otras de tipo palaciego, que con el tiempo predominarán.
Tras la Guerra de las Comunidades en el año 1521, al Alcázar recupera su carácter militar, siendo ocupado
por los comuneros toledanos al mando de María de Padilla, hasta su rendición en 1522.
Una vez terminada esta contienda, el Emperador decide transformar este lugar, configurado por una suma
de edificios, patios y murallas carentes de unidad, en una imponente construcción destinada a ser palacio
imperial. Los arquitectos Alonso de Covarrubias, Gaspar de Vega, Francisco de Villalpando y Juan de
Herrera, son los encargados de este cambio y los que proporcionan al Alcázar su estructura definitiva.
Podemos seguir la transformación del edificio paso a paso a través de una de las gráficas de Sala, que
muestra, mediante diferentes imágenes, la evolución arquitectónica que el Alcázar va experimentando, y
que impulsada por el Emperador Carlos V, será continuada por Felipe II y finalizada en el siglo XVII.
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El traslado de la Corte a Madrid por Felipe II, provoca que el Alcázar, destinado a ser la sede de ésta,
comience un largo periodo de decadencia, utilizándose sucesivamente como cárcel, cuartel, y residencia
de reinas no reinantes.
En 1710, durante la Guerra de Sucesión, sufre su primer incendio, y como consecuencia de su deteriorada
situación, Carlos III lo cede al Cardenal Lorenzana, que establece en él la Casa de Caridad. Unos años más
tarde, el Alcázar vuelve a sufrir un nuevo desastre siendo incendiado por las tropas de Napoleón en 1810
al abandonarlo.
A mediados del siglo XIX, la ciudad de Toledo comienza gestiones para que el Alcázar se utilice como
Academia de Infantería, e Isabel II lo cede al estamento militar. Cuatro años después de terminadas las
obras para este fin, un nuevo incendio, en este caso fortuito, lo destruye de nuevo, reconstruyéndose para
continuar su función de academia militar, que se mantendrá hasta la Guerra Civil.
La destrucción provocada durante el asedio de 1936 es casi completa, comenzando en 1941 su última
reconstrucción, que como en los casos anteriores, recupera el imponente aspecto que le dio el Emperador.
En 1998 la Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha se instala en la última planta del Alcázar, y la adecuación emprendida a principios del siglo XXI, ha permitido que hoy acoja al Museo del Ejército.
La selección de objetos que muestra la Sala, nos acerca a los acontecimientos que han hecho de este
edificio símbolo de la ciudad de Toledo.
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ME 201858.
VISTA DEL PALACIO DE TOLEDO, DE OTRA MANERA.
Pieter van den Berge, siglo XVI.
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ME 205482.
VACIADO EN YESO DEL ORIGINAL DE LEONE LEONI
(1509-1590), BUSTO DE JUANELO TURRIANO.
Ingeniero renacentista, íntimamente relacionado con la
ciudad de Toledo, donde construyó su famoso artificio
para subir el agua desde el rio Tajo al Alcázar.
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LA UNIFORMIDAD DEL EJÉRCITO ESPAÑOL
Esta colección del Museo está formada por uniformes completos, emblemas y distintivos, prendas sueltas, fornituras y complementos.
Debido a que los textiles son materiales delicados, se ha conservado un escaso número de uniformes militares anteriores al siglo XIX. Por ello, para tener una visión de conjunto de la historia
de la uniformidad, desde principios del siglo XX se han venido realizando una serie de reproducciones que representan la forma de vestir de los soldados desde el siglo XV hasta el XIX.
Confeccionadas bajo la supervisión de especialistas, destacan las reproducciones de Infantería
y Caballería correspondientes a la Casa de Austria y a la de Borbón, así como las realizadas para
conmemorar el centenario de la Guerra de la Independencia.
De este modo, con la concurrencia de los originales y las reproducciones, se puede establecer la
evolución de la uniformidad del Ejército español desde sus inicios hasta nuestros días.
Uniformes y acuarelas ilustran cómo fue la indumentaria del Ejército en tiempos de los Austrias.
Podemos contemplar la Indumentaria de un Mosquetero del Tercio de Saboya, o la de un
Soldado de Caballería del trozo de Milán, ambas del siglo XVII.
En el siglo XVIII, durante el reinado de Felipe V, se dieron las primeras normas reglamentadas
para uniformar a las tropas. Hasta esa época, los soldados habían tenido gran libertad en la
elección de sus atuendos, por lo que sería más preciso hablar de indumentaria que de uniformes
propiamente dichos. Vestían las mismas prendas que sus coetáneos, introduciendo los elementos defensivos propios de los soldados.
Por influencia de la Casa de Borbón se adopta la uniformidad según los usos franceses, que se
mantendrá hasta la llegada de Fernando VII, época en que se generaliza el uso del tipo inglés.
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Los uniformes se reglamentan a partir de este momento en: uniformes de diario, de media
gala, de gala, de verano, e incluso de gran gala o de grandes solemnidades. Tal es el caso de la
Casaca de gala para grandes solemnidades del Capitán General D. Sebastián Gabriel de Borbón y
Braganza, Infante de España, que podemos contemplar junto a la puerta de entrada a la Sala.
Entre los uniformes originales son especialmente significativos los correspondientes a militares del siglo XIX, protagonistas muchos de ellos de acontecimientos decisivos de la historia.
Podemos citar la Casaca de gala del Teniente General Francisco Espoz y Mina, la Casaca de
Coronel del Regimiento Farnesio nº 5 de Antonio Yeste Castañeda, o el Uniforme de Brigadier
de Ayudante de órdenes del Rey D. Francisco de Asís del Mariscal de Campo Joaquín Bouligny y
Fonseca.
A principios del siglo XX comienzan a usarse prendas de color caqui en cierta uniformidad de
verano. Color que se generalizará posteriormente, manteniéndose hasta la actualidad.
El discurso museográfico de la Sala se completa con una proyección sobre desfiles militares
en los que se pueden apreciar uniformes de las diferentes Armas y Cuerpos del Ejército, con
un interactivo en el que se pueden visualizar ejemplos de la aplicación de los reglamentos de uniformidad más destacados, y con un manipulativo a través del cual podemos conocer las prendas
que configuraban varios uniformes de los siglos XVIII y XIX.
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ME 30054.
UNIFORME DE GALA DE SOLDADO
DEL REGIMIENTO DE CAZADORES DE
CABALLERÍA LUSITANIA Nº 12.
Según el Reglamento de Uniformidad para la
Caballería, 1909.
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ME 40163.03.
CASACA DE GALA PARA GRANDES SOLEMNIDADES DEL
CAPITÁN GENERAL SEBASTIÁN GABRIEL DE BORBÓN Y
BRAGANZA. INFANTE DE ESPAÑA.
Confeccionada según el Reglamento de Uniformidad para
Capitanes Generales de 1848 y Real Decreto de 22 de junio de
1860. Se expone en la Sala junto a otras prendas y distintivos
de uniformidad que también pertenecieron a este personaje
histórico.
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COLECCIÓN DE LA CASA DUCAL DE MEDINACELI
La armería de la Casa Ducal de Medinaceli contiene un número importante de piezas únicas y de
gran valor histórico-artístico. La formación de esta colección es posible por la reunión de fondos
pertenecientes a la citada Casa Ducal que, curiosamente, tiene lugar en el siglo XVIII cuando las
armas antiguas habían perdido interés.
Los bienes se ubicaron en el Museo del Ejército en el año 1936, donde quedaron en depósito,
siendo definitivamente legados a la Institución en 1957. La relevancia de esta colección reside en
el hecho de proceder de una armería nobiliaria de extraordinaria importancia en nuestra Historia
Moderna, testimonio de hechos militares recogidos hasta nuestros días.
El armamento defensivo, datado en su mayoría en los siglos XV, XVI y XVII, está formado por
piezas de combate y por ello desprovistas de ornamentación, salvo algunos ejemplos de armaduras de gala, como es el caso de la media armadura del III Duque de Feria, Don Gomes Suárez
de Figueroa. Esta pieza es especialmente significativa por su abundante decoración, junto a ella
se exponen los calzones y la banda roja de general, con los mismos elementos iconográficos que
la armadura: la estrella de cinco puntas, dos palmas cruzadas dentro de la corona ducal y la “F”
mayúscula.
La Armadura de justar del Duque de Alcalá de los Gazules a caballo sirve de eje de la Sala. Se
trata de una pieza especialmente llamativa a la que se han añadido algunas reproducciones del
siglo XIX. Esta armadura se usaba en las justas, juegos que consistían en la lucha entre dos caballeros, a caballo con lanzas. Los contendientes cargaban uno contra otro, tratando de derribarse
de un solo golpe de lanza, o bien sumando puntos, si se rompía la lanza contra el escudo del
adversario.
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Por su cronología destaca el conjunto de petos y espaldares del siglo XV que se encuentran en
esta colección. La mayoría están realizados en talleres del norte de Italia y de la Península ibérica, tal y como lo indican los punzones que poseen en la parte superior derecha de los mismos,
huella de los armeros que los forjaron. También conviene señalar la presencia de las tres medias
armaduras de infantes, una de ellas de exuberante decoración.
La Sala cuenta así mismo con una amplia muestra de banderas, estandartes, armas blancas y de
fuego. Destacan especialmente por su calidad y variedad, entre estas últimas, la Colección de
mosquetes de mecha del siglo XVI y XVII, armas que fueron utilizadas por la infantería, tanto en
campo abierto como para la defensa y toma de plazas. Por su decoración también se distinguen
una pareja de pistolas turcas y varios ejemplares de pistolas de lujo.
A lo largo de la Sala se exhiben piezas de artillería, especialmente cañones, que servían de acompañamiento a la infantería.
Entre las armas blancas expuestas podemos descubrir espadas, un machete de montería, y las
enastadas, entre las que encontramos partesanas y alabardas.
La Colección no se compone únicamente de armamento defensivo y ofensivo, sino que también
cuenta con objetos de uso, como los bastones de baile, la caja de caudales; objetos decorativos
como esculturas, la maqueta del navío de noventa y dos cañones, denominado “San Rafael”, y
piezas textiles como pendones y estandartes.
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ME 36619.
MAQUETA DE NAVÍO DE NOVENTA
Y DOS CAÑONES, DENOMINADO
“SAN RAFAEL”.
España, 1650-1700.
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ME 34997/ME 34998.
ARNÉS DE JUSTAR Y BARDA
DEL DUQUE DE ALCALÁ DE LOS
GAZULES, DON PER ENRÍQUEZAFÁN DE RIBERA.
Este conjunto de piezas que forman
la armadura del jinete y el caballo
está compuesto por piezas originales, piezas de época y reproducciones del siglo XIX.
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MUSEO ROMERO ORTIZ
Antonio Romero Ortiz, político, escritor y hombre de su época, participa de los hechos históricos que configuran el siglo XIX español. Coleccionista vocacional, exhibe en su propio domicilio
desde 1870, una de las colecciones particulares más importantes de su tiempo.
Su sobrina, Josefa Sobrido, mantiene este museo a la muerte de su tío, incrementando las piezas
que lo componen. Al no contar con herederos que continúen esta labor, decide donar su legado.
Gracias a la constancia del Subdirector del Museo de Infantería, Don Hilario González, es ésta la
institución elegida con tal fin, inaugurándose su exposición en el Alcázar de Toledo en 1922.
Conocemos el contenido primitivo de la Colección a través del Catálogo General de 1888, en el
que los objetos aparecen agrupados en cinco secciones: Armas en general; Objetos históricos de
todas clases; Objetos curiosos antiguos y de arte; Curiosidades de Historia Natural, y Álbumes
y papeles en general. Las adquisiciones que se fueron realizando posteriormente se añadieron
en una nueva sección o apéndice. El Museo Romero Ortiz quedó mermado de forma importante
debido a los daños sufridos por el Alcázar durante la Guerra Civil.
En esta Sala se ha querido reflejar, mediante la selección de fondos, la tipología de los objetos
que formaron el Museo Romero Ortiz. En el ala izquierda de la Sala encontramos uno de los
conjuntos más importantes de la misma: un grupo de prendas de cabeza entre las que se pueden
destacar piezas pertenecientes a personalidades contemporáneos de Antonio Romero, que participaron en los hechos más significativos de la época. Entre estas, sobresalen la Leopoldina del
Mariscal de Campo D. Antonio López de Letona y el Bicornio del Teniente General D. Francisco
Mata y Alós.
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Como representación de la Sección de Armas se han seleccionado dos grupos de piezas. En
primer lugar, algunas de las armas especiales citadas en el catálogo como la armadura japonesa,
realizada en seda y laca, y las jolonas decoradas con plata. En segundo lugar un conjunto de
piezas exóticas como la gumía africana, la daga y el alfanje, y, dentro de las armas de fuego, los
trabucos de percusión.
De los objetos curiosos antiguos y de arte, se exhibe un conjunto muy heterogéneo, como piezas
de arte oriental chinas y japonesas, piezas de porcelana de Satsuma y Sajonia y un conjunto de
piezas de porcelana blanca pertenecientes al General Espoz y Mina.
A continuación se muestra una amplia representación de álbumes y documento en papel. Esta
sección se componía originalmente de billetes de banco, álbumes de visita para firmas de personajes ilustres, vistas fotográficas y documentos de personajes antiguos y contemporáneos tanto
nacionales como extranjeros. Todos ellos están representados en Sala destacando documentos
como la Cédula Real de Felipe II siendo aún príncipe (1554), la Bula de Alejandro VI (1501) o la
Carta del Inquisidor General Fray Tomás de Torquemada (1486).
Por último, en la vitrina central, y como representación de las 1.339 medallas que formaban la
colección, se exponen un conjunto de 140 que conmemoran diversos acontecimientos históricos
europeos e hispanoamericanos desde el siglo XVI al XIX.
Las características de las piezas expuestas en la Sala, fruto del gusto erudito de su propietario, nos permiten asegurar que ésta es una de las colecciones más particulares del Museo del
Ejército, que nos permite, además, adentrarnos en la historia del coleccionismo español.
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ME 40301.
VASO Y ENFRIADOR.
Porcelana blanca de Manises. Perteneció al General Francisco Espoz y Mina.
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ME 84780.
MEDALLA CONMEMORATIVA DEL VIAJE
DE AMADEO I DE SABOYA A ESPAÑA, 1871.
Perteneciente a la Colección Numismática del Museo
Romero Ortiz, magnifica por sus ejemplares, que
conmemoran los más diversos acontecimientos
históricos desde el siglo XVI al XIX.
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FOTOGRAFÍA HISTÓRICA
La colección de fotografía histórica está compuesta por 4.500 piezas aproximadamente, caracterizadas por su diversidad temática, tipológica y técnica. Cuenta con obras firmadas por grandes
nombres de la historia de la fotografía como Adolphe Disdéri, Jean Laurent, José Ortiz Echagüe
o Jalón Ángel, entre otros.
El interés de esta colección radica en la variedad de artefactos fotográficos con los que se han
realizado las imágenes, los cuales permiten mostrar la evolución técnica de la fotografía desde
finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. En la vitrina central de la Sala podemos contemplar una pequeña muestra de cámaras fotográficas de diversas tipologías pertenecientes al
Ejército español.
Así mismo, desde el punto de vista documental, nos encontramos ante un conjunto heterogéneo, en el que se recogen importantes acontecimientos de la historia reciente de España.
El retrato es el género dominante y más representativo de esta colección del Museo del Ejército.
Principalmente se muestran afamados militares, monarcas y políticos.
Es curiosa la Colección Delincuentes, cuyo objetivo era registrar los rasgos físicos de algunos
criminales para proceder a su identificación. La mayoría de estas imágenes llevan una amplia
inscripción en la que se detallan las características físicas del retratado, el nombre, el alias, la
razón por la que es buscado y el año de la muerte.
El reportaje de guerra se inició en la segunda mitad del siglo XIX. Entre los reinados de Isabel-II
y Alfonso XIII se produjeron importantes combates dentro y fuera de la Península: la Guerra
de África, las Guerras Carlistas y los conflictos coloniales de Cuba y Filipinas. En todas ellas, la
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fotografía fue utilizada como modelo por los grabadores y dibujantes de la prensa gráfica de la
época. Además, gracias a la costumbre de muchos militares de encargar retratos a los fotógrafos
que les acompañaban para enviarlos como recuerdo a sus familiares y amigos hemos podido
conservar en la actualidad este importante documento gráfico.
También destacan las imágenes tomadas durante la Primera Guerra Mundial por la agencia
alemana BUFA (BILD-UND-FILM-AMT), así como las procedentes de la Guerra Civil y distintos
momentos de las guerras europeas. El valor documental de estos fondos fotográficos relacionados con las contiendas, prevalece sobre el meramente artístico.
Una de las imágenes más representativas es la de la Fábrica Krupp realizada por Hugo van
Werden hacia 1870. Se trata de una panorámica que abarca 360 grados que se consiguen
mediante la unión de once fotogramas tomados desde un mismo punto. En la Sala se expone
una reproducción hecha a escala, ya que el tamaño real de la panorámica da como resultado
una fotografía de grandes dimensiones: 0,86 x 7,44 m, que muestra la fábrica que la empresa
Krupp tenía en Essen (Alemania), creada en 1811. Algunos fotógrafos se interesaron en captar las
actividades industriales de arsenales y fábricas, para reflejar la modernidad del país en relación
con el progreso técnico.
Dada la ingente cantidad de fondos de los que disponemos, y para que el público que visite el
Museo pueda disfrutar también de ellos, la Sala cuenta con cuatro interactivos que recogen,
agrupados por temáticas, las colecciones fotográficas que no se exponen físicamente, pero que
se encuentran situadas en los almacenes.
A tenor de la sensibilidad de la fotografía, y para una mejor conservación de los originales, todas
las que se exponen son reproducciones.
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ME 30708.01.
ALFONSO XII Y MARÍA CRISTINA
CON LA INFANTA MARÍA DE LAS
MERCEDES. Fernando Debas, 1880.
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ME 41324.
DAGUERROTIPO DE RAMÓN
CABRERA Y GRIÑÓ.
William E. Kilburn (1852-1855).
El daguerrotipo fue el primer procedimiento fotográfico divulgado
internacionalmente. Este invento
abrió definitivamente el camino a
la fotografía y, aunque se trataba
de un proceso costoso y de difícil
manipulado, tuvo una amplia
aceptación.
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PATRIMONIO ETNOGRÁFICO
La Colección de Patrimonio Etnográfico del Museo del Ejército procede principalmente de los
territorios de América, Oceanía y el Norte de África, en los cuales, la presencia militar española
a lo largo de la historia ha posibilitado reunir numerosos objetos de gran valor antropológico y
documental.
Los militares, movidos por la curiosidad y el exotismo que despertaban esas tierras, fueron
acumulando multitud de objetos realizados por los pueblos con los que entraban en contacto,
bien obteniéndolos en enfrentamientos o por medio de intercambios pacíficos. Es por esto que
la mayoría de los fondos etnográficos del Museo, han ingresado gracias a las donaciones de
los militares españoles que estaban destinados en estos continentes, o las efectuadas por sus
familiares. Los tres coleccionistas militares más importantes que aportaron, entre otras, la interesante
colección de armas y artefactos del Pacífico, fueron el Capitán D. Fernando Halcón, el Teniente
General D. Narciso Clavería y Zaldúa y el Coronel D. Fernando Molins y Sada.
El coleccionar este tipo de objetos también partió de la iniciativa del Estado que estableció
instrucciones precisas para que diferentes expediciones científicas y enviados diplomáticos
recogieran piezas curiosas con el fin de aprender sobre los pueblos y culturas de estos territorios
de ultramar.
Destaca en la Sala la Colección de artefactos de las islas del Pacífico, relacionados con el armamento indígena y otros objetos, como mazas, remos, bastones y otros utilizados con fines ceremoniales; también las máscaras de madera policromada y la Talla ceremonial Malagán, utilizadas
con fines religiosos, que nos acercan a la espiritualidad de los habitantes de este archipiélago.
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La diversidad de nombres que reciben las porras y mazas de las islas del Pacífico depende de
múltiples factores como pueden ser la tipología de la madera con que están realizadas, el uso
que se le fuera a dar, cómo están decorados, la forma que asemejan, etc. Existen de cabeza
esférica, tipo fálicas, de pico de pájaro, de espolón y en los últimos siglos aparecen algunas
redondeadas y con forma de remo. También se pueden encontrar otras a las que se les añadía
elementos como espinas, dientes de tiburón, pequeñas piedras o trozos de concha.
En la Sala se exponen numerosos objetos procedentes de Filipinas. La mayor parte corresponden a utensilios de uso cotidiano, compuesto por objetos como ollas, escudillas, bandejas,
anafres y una curiosa colección de cucharas de madera así como pipas para fumar, que junto con
fotografías antiguas, nos permiten aprender más sobre sus pueblos y culturas.
De la zona de Asia Oriental se muestran pequeños objetos y armas defensivas, como un curioso
puñal tibetano. Del archipiélago japonés sobresale la excelente colección de armaduras japonesas, armas blancas (katana, wakizashi), armas de fuego (teppo), etc.
La colección etnográfica perteneciente a territorios africanos está compuesta en su gran mayoría
por objetos que corresponden a las zonas que fueron protectorado español: Marruecos y Sahara.
Los fondos corresponden al ajuar doméstico, destacando las bandejas y teteras de bronce y plata y, sobre todo, unos magníficos ejemplares de cerámica bereber. También podemos encontrar
joyas como tobilleras y pulseras, así como objetos de artesanía realizados en cuero.
Por último, se puede observar una pequeña representación de piezas de América, entre las que
destacamos una armadura que, por tradición, ha sido atribuida a un cacique mejicano.
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ME 43385.
ARMADURA TIPO TOSEI GUSOKU
CON CASCO KABUTO.
Japón, Periodo Edo (1603-1868).
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ME 43314-01.
PAGAYA O REMO CEREMONIAL.
Denominado en tahitiano “Hoé”. Polinesia . Islas Australes, Raivavae.
Primera mitad del siglo XIX. En madera tallada con decoraciones geométricas.
Procede de las islas Australes de la Polinesia, y fue utilizada en la antigüedad
en fiestas y ritos tribales.
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CONDECORACIONES
Reconocer los actos heroicos, el valor, la abnegación y la generosidad es una necesidad para el
hombre y la sociedad de cualquier época. Lo que ha variado a lo largo de la historia es la forma
bajo la que se manifiesta ese agradecimiento, pasando de recompensas de tipo material, a recompensas que comportan un reconocimiento social mediante la exhibición de una señal de distinción, siendo éste el origen del uso de las condecoraciones. La concesión y lucimiento de este
tipo de insignias se hace habitual a partir del siglo XIX, y son utilizadas por reyes y gobernantes
como forma de recompensar méritos contraídos por sus ciudadanos.
En esta Sala del Museo del Ejército se muestran las recompensas militares y civiles que han sido
concedidas a los miembros del Ejército español desde comienzos del siglo XIX hasta nuestros
días, en reconocimiento de méritos o virtudes especiales, con carácter personal o colectivo.
A la derecha de la Sala, se muestran estos símbolos agrupados según las diferentes órdenes de
mérito existentes. En primer lugar aparecen Las Órdenes de Mérito Civiles, entre las que podemos destacar la Orden de Carlos III, instituida por este rey en 1771 y que es la más distinguida
condecoración civil que se puede otorgar en España. A continuación se encuentra la Orden de
Isabel la Católica. Ambas son concedidas por grandes méritos a la Nación. Como recompensa de
valor y entrega, se puede ver la Orden de la Beneficencia.
A continuación y dentro de las Órdenes y Condecoraciones de Mérito Militares, encontramos la
Orden de San Fernando con su “Laureada” individual y colectiva. Ésta es la más preciada condecoración militar española al valor heroico. Se otorga como recompensa a acciones, hechos o
servicios militares, bien individuales o colectivos, con inminente riesgo de la propia vida y siempre en servicio y beneficio de la Patria o de la paz y seguridad de la Comunidad Internacional.
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Su prestigio y categoría vienen dados por las rigurosas exigencias necesarias para iniciar el
expediente de concesión y el trámite estricto que este conlleva.
Siguiendo con las condecoraciones de Mérito Militar, encontramos la Orden del Mérito Militar,
con distintivo rojo para servicios de campaña y blanco para servicios especiales en cualquier otra
situación; la Medalla Militar, tanto individual como colectiva; la Orden de María Cristina; la Cruz
de Guerra y la Medalla de Sufrimientos por la Patria.
Mención aparte merece la Orden de San Hermenegildo, creada por Fernando VII en 1814 y que
recompensa y distingue a los miembros de los tres Ejércitos y al Cuerpo de la Guardia Civil por
su constancia e intachable conducta en el servicio.
En la parte izquierda de la Sala se hace un recorrido histórico de las condecoraciones, desde la
Guerra de la Independencia hasta el reinado de Juan Carlos I, donde se muestran las más importantes, creadas para premiar hechos de armas, como la Medalla de África (1860), o conmemorar
un hecho histórico como la de la Jura de Alfonso XIII (1902).
Por último, se destacan las condecoraciones extranjeras que fueron concedidas a militares
españoles bien por participar en campañas en el exterior, bien para recompensar servicios prestados a esas naciones. En este grupo encontramos ejemplares de la Legión de Honor francesa,
la Orden de San Benito de Avis portuguesa, la Orden de la Corona de Italia o de la República
italiana, la Cruz de Hierro alemana o condecoraciones marroquíes, tunecinas o turcas.
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ME 42033.1.
PLACA DE LA GRAN CRUZ DE LA REAL
ORDEN DE ISABEL LA CATÓLICA.
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ME 4092.
CRUZ DE DISTINCIÓN DEL NORTE.
Condecoración concedida a los hombres, que junto al
Marqués de la Romana se encontraban en Dinamarca y tras
un viaje lleno de vicisitudes, regresaron a España, para
participar en la Guerra de la Independencia.
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LAS MINIATURAS
El Museo del Ejército, a lo largo de su historia, ha reunido una colección de miniaturas compuesta por más de 40.000 figuras individuales, principalmente y gracias a las donaciones de
importantes coleccionistas y fabricantes que se muestran en esta Sala.
El origen de las miniaturas se remonta a la Antigüedad, cuando los señores se hacían enterrar
con figuras, primero a tamaño natural y posteriormente reducido, que simbolizaban a sus soldados y sirvientes, pensando que de esta manera continuarían a su servicio en la otra vida.
Sin embargo, el concepto actual del soldadito de plomo como juguete para el divertimento de
los más pequeños, no llegará hasta finales del siglo XVIII en la ciudad alemana de Nüremberg, de
fabricantes como la familia Hilper o Ernst Heinrischen, verdaderos maestros en la materia.
Desde figuras planas formadas por una lámina de estaño, realizadas en moldes de piedra o
pizarra, pasando por las de semibulto, que ya tienen un determinado grosor y suelen llevar los
brazos pegados al cuerpo, llegamos a las figuras de bulto, tridimensionales, en moldes inicialmente de hierro, bronce y fundición por colada, hasta los actúales moldes de caucho o silicona.
La altura de las miniaturas varía desde 20 mm hasta 120 mm y su disposición puede ser aislada,
en formaciones militares o recreando escenas de interés histórico-militar, así como en escenarios ambientados llamados dioramas.
Ya en el siglo XX, en Leipzig, los hermanos Schneider, van a ser pioneros en la fabricación y
comercialización por toda Europa de sus moldes de semibulto y desde finales del siglo XIX y
durante todo el XX, se mantiene en auge por toda Europa la fabricación de soldados de bulto,
destacando Heyde como uno de los grandes fabricantes en Alemania.
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Otros países como Austria, Francia e Inglaterra, también van a participar en la fabricación en
plomo, fundiendo soldados de bulto las casas Wollner, Lucotte y Britains respectivamente.
El inicio de la fabricación y comercialización de miniaturas fundidas en España tiene lugar en
1828, con la llegada a Barcelona de un artesano italiano, Carlos Ortelli y Dotti, con accesorios y
figuras planas de estaño decoradas con goma laca coloreada.
Junto a él, encontramos los trabajos de Baldomero Casanellas y Antonio Pascual en Barcelona, y
los de la firma Palomeque y Theodoro Rodríguez “Teo”, en Madrid, junto con otros nombres que
descubrimos en las vitrinas de esta Sala.
A mediados del siglo XX se prohíbe la producción de soldaditos de plomo destinados al juego
infantil debido a la toxicidad del material. Desde entonces y hasta la actualidad las miniaturas de plomo se convierten en piezas de colección destinadas a adultos, de mayor tamaño y
perfección en cuanto al modelado y la decoración. Se introducen nuevos materiales con los que
se fabrican las figuras: de goma o plástico, papel, cartulina o madera, como las talladas a mano
de la Colección Tello expuestas y representando la evolución de la uniformidad, desde la de los
guerreros de la antigüedad hasta la del Ejército español de 1943.
La disposición de las colecciones en la Sala facilita la compresión de distintos aspectos de la
historia militar española y la de otros países en temas de uniformidad, organización y actividades
de campaña.
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ME 61121.
ARTILLERÍA DE CAMPAÑA INGLESA EN POSICIÓN, SIGLO XIX.
Eduardo Batrina y José Almirall, c. 1970.
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ME 61220.
MINIATURA DE ZAPADORES, SIGLO XIX.
Figuras planas de estaño pertenecientes a la colección de Carlos Ortelli y Dotti, fabricante italiano
que instaló su taller en Barcelona en 1828. Representan a un grupo de zapadores contemporáneos
del reinado de Fernando VII.
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HISTORIA DEL MUSEO
Han pasado más de doscientos años desde que, en 1803, se creara el Real Museo Militar bajo la
dirección de los Cuerpos de Artillería e Ingenieros, siendo sus primeros directores los Coroneles
D. Joaquín Navarro Sangrán, cuyo retrato se encuentra en la Sala, y D. Juan de Ordovás.
Su primera sede, el madrileño palacio de Monteleón, fue destruido durante la Guerra de la
Independencia y las colecciones tuvieron que trasladarse al Palacio de Buenavista en el que
permanecieron hasta mediados del siglo XIX. A partir de ese momento, el Museo de Ingenieros
sufrió varios cambios de sede y el de Artillería se trasladó al Palacio del Buen Retiro. Ambos, se
volvieron a unir durante la Segunda República, incorporándose los museos de otros Cuerpos y
Armas, entre ellos, Intendencia, Caballería e Ingenieros.
En sus inicios, una de las prioridades del Museo fue la enseñanza de las disciplinas militares.
Así lo atestiguan sus colecciones fundacionales en las que adquieren especial relevancia las
maquetas y modelos de fortificación y la creación de talleres y gabinetes, regulados ya desde el
primer Reglamento del Real Museo Militar de 1822, y activos hasta los primeros años del siglo
XX. En ellos se fabricaron desde maquetas de ciudades, edificios y accidentes geográficos con
plazas fuertes, hasta modelos de artillería, algunos de los cuales podemos contemplar en una de
las vitrinas de la Sala.
Con el paso de los años, el incremento y variedad de los fondos permitió al Museo ofrecer
al público la posibilidad de adquirir conocimientos históricos y científicos. Es así como la
Institución se hace presente en los ámbitos culturales participando en Exposiciones Universales
y Nacionales, no sólo con piezas de procedencia militar sino con fondos de carácter etnográfico
como la Maqueta de una casa de nipa que participó en la Exposición General de Filipinas celebrada en el Parque del Retiro de Madrid en 1887.
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Como en la mayoría de los museos, las colecciones fueron formándose de manera heterogénea.
A las aportaciones de miembros de la realeza y la nobleza, entre ellas la Estatua ecuestre del
General Espartero, donada por el marqués de Murrieta, se unen las de políticos y militares,
como el Modelo de Locomotora de Vapor. Aún así el mayor cauce de entrada de fondos se
debe al Ejército, como el Reloj de péndulo entregado por el Depósito Topográfico. Si olvidar las
importantes aportaciones de las Colonias de Ultramar como la Campana procedente del Fuerte
de Ki-Hoa que preside la Sala.
Todos estos objetos, que podemos contemplar aquí, al igual que la mayoría de los que integran
las colecciones del Museo, fueron reunidos gracias al empeño de sus directores que solicitaban a
las Comandancias Militares el envío de piezas significativas.
Desde fechas muy tempranas, se redactaron detallados inventarios y catálogos de cada uno de
los museos militares, el primero de ellos el del Cuerpo de Artillería editado en 1856. Pero no será
hasta la década de 1950, cuando, una vez unificados, se edite el Catálogo del Museo del Ejército,
obra en cinco volúmenes, uno de los cuales se encuentra en una vitrina de la Sala presidida por
el retrato del General D. Luis Bermúdez de Castro, autor de la obra y director de la Institución en
esas fechas.
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ME 43448.01.
MAQUETA DE UNA CASA DE NIPA.
Filipinas, 1848.
Las colecciones del Museo del Ejército se incrementaron notablemente en el siglo XIX con las aportaciones de objetos recogidos en Ultramar como esta maqueta procedente de Filipinas, que debe su
nombre a la nipa (especie de palmera) con la que se realizaban sus techumbres.
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EDIFICIO HISTÓRICO.
PLANTA SÓTANO
1. Armas de fuego portátiles
2. Armas blancas
3. Las banderas
4. Historia de la Artillería
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ARMAS DE FUEGO PORTÁTILES
La amplia y extraordinaria Colección de Armas de Fuego Portátiles del Museo del Ejército se
encuentra entre las mejores del mundo. Está compuesta por unas cinco mil piezas, fundamentalmente armas reglamentarias, diseñadas y fabricadas para uso de los ejércitos de todos los
países.
No sólo cuenta con armas de fuego militares, también con una representación de armas civiles,
gran parte de ellas de lujo, tanto por la calidad técnica como por los materiales utilizados. Entre
ellas destacan: arcabuces y escopetas de caza, armas deportivas, carabinas y pistolas para tiro
de salón, o tiro de precisión, pistolas de duelo, armas civiles de protección, escopetas bastones o
pistolas de viaje.
En la Sala existen varios bloques temáticos que muestran los principales valores de esta
colección, con el fin de facilitar la comprensión y estimular el interés por la misma que se
complementan con dos pantallas interactivas en las que el visitante podrá encontrar información
relacionada con los punzones de los mejores armeros y fábricas de armas, así como con aspectos
generales relacionados con la historia de las armas de fuego.
La muestra comienza con las primeras armas de fuego portátiles: truenos, palos de trueno,
cañones o culebrinas de mano. Con la aparición de mosquetes y arcabuces se inicia el empleo
de los sistemas de ignición que irán evolucionando en llaves de mecha o serpentín hasta el siglo
XV y de rueda hasta mediados del siglo XVI, dejando de producirse a mediados del siglo XVII,
salvo en Alemania donde se siguió utilizando hasta bien entrado el siglo XVIII. A partir de 1880,
se generalizará el uso de la llave de pedernal o sílex y, más tarde, la llave de percusión o sistema
de pistón.
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Entre las piezas más interesantes y curiosas se encuentra una pistola de caballería, que supuso
una gran novedad para su época, puesto que hasta entonces el sistema más común era el de
mecha, que solo utilizaba la infantería. Con la aparición de las llaves de rueda la caballería pudo,
por fin, servirse de las armas de fuego con verdadera autonomía, sobre todo de pistolas como
ésta, que podían usarse con una sola mano.
También se representa la evolución técnica y cronológica de los principales avances en el arma
de fuego: la retrocarga, como el mejor procedimiento de carga; la repetición; el rayado de las
ánimas para lograr mayor precisión, etc.
Las grandes innovaciones del armamento se vinculan a la cartuchería, con el primordial objetivo
de cargar el arma de forma rápida, en un solo paso.
Inicialmente, la pólvora, el taco, el proyectil y el cebador se portaban y cargaban por separado.
Con posterioridad aparece el cartucho de papel, empleado por primera vez en el siglo XVI. Este
cartucho, que en un principio contenía sólo pólvora, incorporará en su envoltorio el proyectil. Su
uso se extenderá hasta el siglo XIX, época en la que, empezará a utilizarse el cartucho de metal
que contiene todo el conjunto.
Entre las armas de fuego contemporáneas, destacan las semiautomáticas y automáticas, como
los fusiles de asalto y los subfusiles ametralladores, destinados a la provisión de los ejércitos
durante las contiendas bélicas que marcaron el siglo XX.
La Sala dedica un espacio a las armas de fuego reglamentarias en el Ejército español, desde el
inicio del siglo XVIII hasta nuestros días, siendo el primer fusil con esta característica, el aprobado por Felipe V en el año 1717.
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ME 24639.
ESTUCHE CON PISTOLAS DE DUELO.
Fabricada por Gastinne-Renette. París, 1861. Estos estuches, personalizados en su decoración, se
realizaban por encargo de la alta sociedad de la época y contenían todos los accesorios necesarios
para la fabricación de la munición y el mantenimiento de las armas.
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ME 202988.
SUBFUSIL AMETRALLADOR UZI.
Fábrica Nacional de Herstal (Bélgica).
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ARMAS BLANCAS
La Colección de Armas Blancas del Museo del Ejército está compuesta por unos 4.300 fondos
que reflejan la evolución de este tipo de arma a lo largo de la historia del Ejército español, desde
la Antigüedad hasta el siglo XX. En la Sala de Armas blancas se ofrece una muestra significativa
de estas piezas, desde espadas del siglo XVI, hasta los modelos reglamentarios de mediados del
siglo pasado.
Desde el inicio de los tiempos, el hombre en su necesidad de defenderse, sin olvidar su propio
afán de conquistas, ha ido desarrollando un tipo de armamento acorde al momento histórico
que vivía. La forma de trabajar los metales en la industria armamentística, hizo posible la fabricación de nuevos instrumentos de ataque y defensa en un material más fácil de tratar y duradero.
A partir del Renacimiento y durante el Barroco, edad dorada de la espada, las armas blancas
van a experimentar diferentes transformaciones como consecuencia del perfeccionamiento
que el arma de fuego va a alcanzar a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, disminuyendo la
importancia de las espadas.
Las mejoras en el arte de la esgrima van a propiciar que hojas y guarniciones, partes que componen un arma blanca, sufran variaciones. Las hojas se vuelven más estrechas y apuntadas y se
busca mayor protección para la mano con el desarrollo de las empuñaduras.
Por todo ello, en las primeras vitrinas de la Sala se exhiben algunos ejemplos de espadas renacentistas y barrocas no reglamentarias, en las que descubrimos espadas con guarniciones de
pitones, de gavilanes, de lazo, de concha, barquilla y de taza o cazoleta de manufactura toledana
y alemana, como principales centros productores que se disputaban el mercado.
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Al mismo tiempo que fue ganando popularidad la esgrima a dos manos, lo hicieron las dagas de
mano izquierda a partir del siglo XVI, destinadas a parar los golpes del contrario y también para
atacar, de hoja firme y dura sin ninguna flexibilidad. La espada normalmente se empleaba con la
mano derecha y la daga con la izquierda.
Debemos destacar las dagas de vela como las que encontramos en la Sala, así llamadas por la
forma de su guardamanos, como si de una vela inflada por el viento se tratase.
En 1728, durante el reinado de Felipe V, se publica por Real Orden el primer reglamento referente a la fabricación de una espada de uso para la caballería. Desde ese momento, las armas blancas de combate, parada o desfile que se fabricasen debían ajustarse a unas medidas y formas
determinadas, pudiendo hablar ya de armas reglamentarias.
Encontramos así expuestas, numerosas armas blancas realizadas por espaderos toledanos, y a
partir del siglo XVIII por la Real Fábrica de Armas, fundación de Carlos III en 1761, responsable
de la fabricación de todos los modelos reglamentarios y de hacer llegar al Real Museo Militar,
actual Museo del Ejército, desde su creación en 1803, una copia de cada uno de los ejemplares
producidos.
Gracias a ello, el Museo del Ejército ha conseguido reunir una de las colecciones más completas de arma blanca reglamentaria de los siglos XIX y XX, que se compone de espadas, espadas
de ceñir, sables, machetes, bayonetas, cuchillos de abordaje y armas enastadas, como las que
descubrimos en la Sala.
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ME 23298.
ESPADA DE OFICIAL DE INFANTERÍA.
Modelo 1805, Fábrica de Armas de Toledo, 1805.
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ME 37042.
DAGA DE VELA DE MANO IZQUIERDA S. XVII.
Coincidiendo con el auge de la esgrima a dos manos, surgen las dagas
de mano izquierda o dagas de vela, así llamadas por la forma de su
guardamanos como la vela de un barco inflada por el viento.
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LAS BANDERAS
La Colección de Vexilia engloba todas las banderas, banderines, estandartes, guiones y pendones
que conserva el Museo del Ejército. Es, sin duda, una de las mejores del mundo, y una de las más
importantes del Museo, no sólo por su número, con más de 2.300 piezas, sino también por su
alto valor histórico y simbólico.
A través de las piezas expuestas en la Sala, y con la ayuda de los textos explicativos que se encuentran junto a las vitrinas, podremos conocer la evolución que ha seguido la bandera española
desde el siglo XVIII, partiendo de las denominadas banderas blancas, hasta la actualidad, con las
rojigualdas, declaradas oficiales según Decreto del año 1843.
Las piezas expuestas se pueden dividir, por su color, en dos grandes grupos. En las vitrinas de
la derecha se aprecia el blanco como color predominante de las banderas, reglamentadas por
Felipe V a su llegada al trono de España, y destaca sobre los demás un símbolo: el aspa roja
de Borgoña o Cruz de San Andrés, identificativo de nuestro país desde el siglo XVI. En este ala
también se exhiben las banderas que participaron en la Guerra de la Independencia.
Las vitrinas del lado izquierdo nos muestran, por un lado, banderas rojigualdas, colores introducidos para la Armada en 1785 por Carlos III y definitivamente oficiales para el Ejército desde
1843 bajo el reinado de Isabel II, manteniéndose hasta la actualidad, y por otro, las banderas
tricolor de la Segunda República.
A lo largo de la Historia de España, las banderas siempre han intervenido de forma distinguida
como protagonistas principales de todos sus episodios históricos. Las que guarda el Museo son
todas importantes por lo que simbolizan y representan, mereciéndose el máximo respeto cada
una de ellas.
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En las vitrinas también se exponen los diferentes premios que se conceden a la bandera de las
Unidades, que pueden consistir en corbatas atadas al asta, cruces, medallas o incluso lemas laudatorios; premios que responden a la recompensa por un servicio prestado a la Nación realizado
por la Unidad en su conjunto, cuyos méritos se adquieren por acciones de guerra o de paz.
Hacia el centro de Sala, y a ambos lados, se han colocado las astas de algunas banderas, expuestas para dar a conocer dos tipos de moharra diferentes: la moharra de corazón invertido y
la moharra de punta de lanza.
El Museo cuenta también entre sus fondos con originales y reproducciones de enseñas de los
siglos XV y XVI, así como con una serie de trofeos de guerra, banderas tomadas a otras naciones
en diferentes campañas militares del Ejército español.
En las salas históricas del Museo se han expuesto las piezas más representativas de los acontecimientos narrados, pudiéndose realizar a través de ellas un recorrido a lo largo de la historia de
España.
Por último, destacar que el motivo de la tenue iluminación de la Sala y la forma de exposición
en vitrinas horizontales es debido a que las banderas, como los textiles en general, tienen serios
problemas de conservación y exposición. Se trata de materiales muy frágiles y sensibles, a los
que factores climáticos y los soportes inadecuados aceleran su proceso de degradación. Estas
medidas de conservación preventiva permitirán que las generaciones futuras disfruten de este
tesoro histórico en las mejores condiciones posibles.
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ME 21290.
BANDERA CORONELA
DEL PRIMER BATALLÓN
DE VOLUNTARIOS
TIRADORES DE MURCIA.
(1808-1809).
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ME 21727.
BANDERA DEL PRIMER BATALLÓN DEL REGIMIENTO DE INFANTERÍA SORIA Nº 9, 1844.
Bandera rojigualda con escudo real sobre aspa roja de Borgoña, a su alrededor el nombre y número
del Regimiento. Responde al primer modelo de 1843 que promulgó la reina Isabel II.
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HISTORIA DE LA ARTILLERÍA
Una de las colecciones fundacionales del Museo del Ejército es la de Artillería que, a lo largo de
más de doscientos años, ha ido incrementándose y hoy en día está considerada como una de las
mejores y más completas del mundo, sobre todo en lo que a fondos medievales se refiere.
Las piezas artilleras son un fiel exponente de los avances técnicos de su época, y, en muchas
ocasiones, constituyen verdaderas obras de arte por su decoración. En la Sala podemos contemplar varios ejemplares de cañones y morteros esmeradamente fundidos y cincelados, entre ellos
destaca, por ser el de mayor tamaño, el cañón Nuestra Señora de Guadalupe, cuyo nombre se
puede leer en la faja de separación entre el primer y el segundo cuerpo, en los que también, se
puede observar decoración vegetal y heráldica con escudos reales y nobiliarios, además de las
asas en forma de animal mitológico.
En esta Sala están representadas las distintas épocas de la artillería que se inicia a mediados del siglo
XIV con la aparición de las primeras piezas de hierro forjado como los falconetes, ribadoquines y
bombardas. Para fabricar la mayor parte de ellas se preparaba su interior a base de travesaños horizontales, llamados duelas, que se unían mediante gruesos aros, llamados zunchos. También se exhibe
una bombarda de gran tamaño, conocida como Tiro de puente, que reventó por la boca quedando al
descubierto la técnica empleada para su construcción.
A principios del siglo XVI se inicia la fundición de los cañones de bronce que continuará durante
el siglo XVII atendiendo a tipologías muy diversas. Un siglo después se unificaron los modelos de
piezas y se adoptó la Artillería de Ordenanza. En la Sala se exhiben algunos ejemplares de cañones y
morteros pertenecientes a esta época.
Será en la segunda mitad del XIX cuando los avances técnicos permitan la sustitución del
sistema de avancarga, utilizado hasta esta fecha, por el de retrocarga y el empleo del bronce
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comprimido y el acero para la construcción de las piezas que presentan diversas clases de cierre,
como se puede comprobar en la exposición.
También se muestran una serie de modelos y maquetas, la mayoría realizados en los talleres del
Museo en el siglo XIX, con el fin de instruir en los avances técnicos de la artillería, especialmente
a los cadetes de las Academias Militares. Gracias a su disposición cronológica el visitante podrá
tener una idea general de cómo fueron evolucionando no sólo las piezas artilleras sino también
sus cureñas y los carros en los que se transportaban las municiones.
El discurso expositivo se completa con una selección de ametralladoras que nos permiten
apreciar, a grandes rasgos, su evolución. Desde las primeras armas, de finales del siglo XVIII,
de disparo manual con múltiples cañones, como la Ametralladora Gattling, o la Ametralladora
Montigni en la que los cañones van cubiertos con una envuelta de acero, hasta las piezas automáticas de un solo cañón como la Ametralladora Skoda y la moderna Ametralladora ligera Amelí
que se puede observar en uno de los interactivos de la Sala.
La exposición se completa con una representación de la munición utilizada por la artillería a lo
largo de su evolución, desde los bolaños de piedra hasta los proyectiles de carga hueca.
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ME 5228.
CULEBRINA EXTRAORDINARIA “NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE”.
Antonio de Ribas, Virreinato de Perú, 1666.
Detalle de una de las asas que representa un animal fantástico, siguiendo el gusto por los elementos
decorativos de los primeros tiempos de la Artillería de Bronce.
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ME 3155.
AMETRALLADORA GATLING CARGADOR BROADWELL.
Modelo 1872.
Colt. Hartford, Connecticut, Estados Unidos, c. 1875.
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ACTIVIDADES Y SERVICIOS
Sala de conferencias del Auditorio
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ACTIVIDADES Y SERVICIOS
Además de la exhibición de la Exposición Permanente, el Museo del Ejército, realiza labores
de investigación, conservación y difusión de sus colecciones y ofrece una serie de actividades y
servicios a los investigadores y al público en general, cumpliendo con las funciones otorgadas a
los museos en la legislación vigente.
La Sala de Exposiciones Temporales, con más de 650 m2, permite la celebración de exposiciones
en colaboración con otras instituciones culturales nacionales o extranjeras. El Auditorio, con un
aforo de más de 200 personas, posibilita la organización de conferencias y seminarios. Otras
instalaciones, como la Sala de Tercios Viejos , la Plaza de Armas, las explanadas y los jardines
configuran un gran abanico de posibilidades para la cesión de espacios.
El equipamiento del Museo se completa con el aula didáctica, la biblioteca especializada, el
archivo histórico, el laboratorio fotográfico, los almacenes y los talleres visitables para investigadores, previa autorización.
En las actividades encaminadas a la difusión de las colecciones se encuadran: el programa de
publicaciones, la página web y el programa educativo y didáctico.
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Sala de consulta de la Biblioteca Especializada
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DOCUMENTACIÓN
El rico patrimonio documental del Museo del Ejército juega un papel decisivo en el cumplimiento
de una de las funciones primordiales de la Institución: la investigación, en sus dos vertientes, a
nivel interno, proporcionando toda la información necesaria para el estudio y catalogación de las
piezas, y como servicio externo para todos aquellos usuarios que soliciten sus prestaciones.
Para lograr este objetivo cuenta con la Gestión del Sistema Documental y el Archivo Fotográfico
que gestionan información específica sobre las piezas del Museo y el Centro Documental en el
que integran el Archivo Histórico-Científico y la Biblioteca Especializada.
La Biblioteca especializada posee más de quince mil volúmenes, tres mil pertenecen al fondo
antiguo con ejemplares datados desde el siglo XVI, además de cuatrocientas series de publicaciones periódicas, algunas de finales del siglo XVIII. También existe una sala de consulta
dotada de veinte puestos de lectura y zona de acceso directo a la bibliografía de referencia.
El Archivo Histórico-Científico contiene más de seis mil documentos históricos y más de dieciséis mil expedientes, procedentes de instituciones desaparecidas, como son los antiguos
museos de Infantería, Caballería, Artillería, Ingenieros, etc., documentación antigua generada
por el propio Museo y documentación procedente de donaciones, adquisiciones o depósitos.
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Almacén de Artillería
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TALLERES Y ALMACENES
Las colecciones del Museo del Ejército están integradas por más de 36.000 fondos. Dado que en
la Exposición Permanente se exponen unas 6.500 piezas, ha sido necesario construir diez almacenes que ocupan una superficie total de 2.530 m2. Están distribuidos en tres niveles del
Edificio de Nueva Planta en el que también se encuentra el muelle de carga y descarga, así como
la Sala de Preingresos, todos ellos comunicados con las Salas de la Exposición Permanente a
través de un túnel y dos montacargas.
Para la perfecta conservación de los fondos, los almacenes están distribuidos por colecciones
y materiales, equipados con sistemas de seguridad, contra incendios, climatización, así como
estructuras y mobiliario adecuado a las exigencias de las piezas que se ubican en ellos destacando los tres dedicados a Artillería, por la complejidad de su diseño que obedece a la
morfología de las piezas.
La labor de conservación en el Museo se completa con cuatro talleres de restauración: metales,
bellas artes, documento gráfico y textiles.
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Taller de restauración de Bellas Artes
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Almacén de la Colección de Bellas Artes
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ACTIVIDADES DE ACCIÓN CULTURAL
Uno de los objetivos del Museo del Ejército es acercar al público a la Historia de España a través
de la de su Ejército. Para ello se han diseñado actividades dirigidas a todos los sectores de público, partiendo de los fondos que configuran sus colecciones y que nos permiten dar a
conocer sus aportaciones en el campo de la estrategia militar, de las ciencias, de la cultura y la
sociedad.
Para todos los visitantes que se acercan al Museo en fin de semana, están diseñados los cuentacuentos, la pieza del mes, los talleres familiares y los itinerarios infantiles que permitirán
a este grupo heterogéneo de público adquirir un conocimiento más profundo de los fondos
expuestos en la Exposición Permanente.
La labor educativa está presente en los talleres e itinerarios escolares, impartidos en las Salas de
la Exposición Permanente y en el Aula Didáctica, dirigidos a los centros de enseñanza, adaptados a sus programas académicos.
Esta labor de difusión se completa con ciclos de conferencias y actividades extraordinarias que
participan de las iniciativas de los Museos Estatales: «Día internacional de los museos» y «La
noche de los museos».
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Aula didáctica
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