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El saldo en la balanza
por cuenta corriente:
¿objetivo de política económica?
Jesús Paúl Gutiérrez*
El mantenimiento de un cierto equilibrio en la balanza por cuenta
corriente tradicionalmente ha sido considerado como un objetivo último
de la política económica. Sin embargo, los cambios acaecidos en el marco
institucional, en concreto, la liberalización internacional de movimientos
de capital y el establecimiento de un sistema de tipos de cambio flexibles,
así como los avances teóricos que se han producido en el ámbito de la
macroeconomía internacional han modificado sustancialmente el grado
de relevancia que las autoridades económicas asignan a la balanza por
cuenta corriente. No obstante, existen razones para considerar que la
cuenta corriente todavía importa y que elevados desequilibrios pueden
representar una amenaza a la estabilidad económica.
Palabras Clave: balanza por cuenta corriente, sostenibilidad, política
económica.
Clasificación JEL: E61, F32, F41.
1. Introducción
Aunque la creciente integración de los
mercados de activos ha hecho que la
financiación de los déficit por cuenta
corriente sea en el presente menos problemática de lo que era hace unas décadas, y, por tanto, podría pensarse que los
desequilibrios por cuenta corriente son de
menor interés para las autoridades económicas que en el pasado, lo cierto es
que constituyen un tema central en las
recientes discusiones en política macroeconómica internacional.
* Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales.
Universidad San Pablo-CEU.
TRIBUNA
ECONÓMICA
Al igual que ocurre en otros ámbitos de
la economía, los economistas (tanto los
académicos como las autoridades económicas) han mantenido puntos de vistas
divergentes respecto a la naturaleza y a
las consecuencias del mantenimiento de
elevados déficit por cuenta corriente, y
éstos se han alterado considerablemente
a lo largo del tiempo. Así, por ejemplo,
mientras algunos, como Paul O´Neill,
antiguo Secretario del Tesoro de Estados
Unidos, defienden que el déficit por cuenta corriente es un concepto sin sentido al
que las autoridades económicas no
deben prestar ninguna atención (1); Kenneth Rogoff, antiguo Director de Investi(1) The Economist, 25 de abril de 2002.
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ECONÓMICA
gación del FMI, ha resaltado como el
déficit por cuenta corriente estadounidense constituye uno de los mayores riesgos
para la economía mundial (2).
Distintas razones han hecho que los
desequilibrios en cuenta corriente adquieran en la actualidad una especial relevancia, entre las que destacan:
• El elevado déficit por cuenta corriente
que registra Estados Unidos, cercano al 6
por 100 del PIB en 2004, constituye un
motivo de preocupación para las autoridades económicas mundiales, como consecuencia de los efectos que sobre el tipo de
cambio real del dólar se podrían derivar de
un cambio brusco en las entradas de capital y el consiguiente efecto que ello podría
tener en la dinámica de crecimiento de la
economía mundial (Obstfeld y Rogoff,
2000, y Muns, 2003).
• Los episodios de crisis cambiarias
ocurridos en la última década (México,
1995; Tailandia, Malasia y Filipinas, 1997;
Brasil, 1999; y Argentina, 2002) han estado en algunos casos asociados con elevados, crecientes y eventualmente insostenibles déficit por cuenta corriente (3).
(2) Esta tesis fue sostenida por ROGOFF en conferencia de prensa del FMI celebrada el 18 de septiembre de
2003 y puede ser consultada en http://www.imf.org/external/np/tr030918.htm
(3) Bien es cierto que es objeto de controversia si los elevados déficit por cuenta corriente son la causa central de las
crisis cambiarias. CORSETTI, PESENTI y ROUBINI (1998)
y RADELET y SACHS (2000), entre otros, han argumentado
que éstos constituyen uno de los principales factores explicativos de las crisis cambiarias ocurridas en los países asiáticos. Por el contrario, CALVO (2000) y CHANG y VELASCO
(2000) han sostenido que los déficit por cuenta corriente no
constituyeron un factor relevante como causa de las crisis.
No obstante, aunque la asociación entre déficit por cuenta
corriente y crisis haya sido débil en algunos países asiáticos,
hay casos claros en los que la reversión de los flujos de capitales y la correspondiente crisis ha sido el resultado de una
preocupación por la sostenibilidad de la cuenta corriente. En
este sentido cabe destacar como mientras en los modelos
de crisis cambiarias de primera generación los desequilibrios
«flujo», como el déficit por cuenta corriente, tienen un papel
preponderante, en los modelos que intentan explicar las crisis recientes y habitualmente denominados de tercera generación, son determinantes los desequilibrios «stocks» (como
el ratio deuda externa/reservas o deuda externa/PIB).
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Frente al planteamiento de que los
déficit por cuenta corriente son un concepto anticuado en un mundo crecientemente integrado, donde los flujos de capitales están dirigidos fundamentalmente
por decisiones del sector privado y, por
tanto, sea cual sea el tamaño de los
desequilibrios en la cuenta corriente no
deben ser una tema de importancia para
las autoridades económicas; existen razones importantes para pensar que las
cuentas corrientes todavía importan y
que elevados desequilibrios pueden
representar una amenaza a la estabilidad
económica (FMI, 2002).
Si la presencia de elevados déficit por
cuenta corriente considerados insostenibles por los inversores internacionales
hace que un país se muestre vulnerable a
cambios en la confianza de éstos, y que
de la variación en los flujos de capital
puedan producirse bruscas variaciones
en los tipos de cambios reales, con las
consiguientes repercusiones en términos
de crecimiento y empleo, parece razonable pensar que el déficit por cuenta
corriente sea una variable objeto de interés para las autoridades económicas.
Ahora bien, qué papel deben asignar las
autoridades a los desequilibrios en la
balanza por cuenta corriente, cómo se
deben interpretar y cómo deben reaccionar, son cuestiones difíciles de contestar
y a las que trataremos de aproximarnos
en este artículo. Para ello, en primer
lugar, realizaremos una delimitación del
concepto de la balanza por cuenta
corriente, para posteriormente analizar
cómo los cambios institucionales y los
avances teóricos en el ámbito de la
macroeconomía internacional han incidido en su relevancia. Posteriormente se
analiza el concepto de sostenibilidad de
la cuenta corriente, para por último considerar la cuenta corriente desde la perspectiva de la política económica.
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EL SALDO EN LA BALANZA POR CUENTA CORRIENTE: ¿OBJETIVO DE POLÍTICA ECONÓMICA?
2. El saldo en la balanza por
cuenta corriente: delimitación
conceptual
La balanza por cuenta corriente es
una variable económica de difícil interpretación, sobre todo si la comparamos
con otras variables como la producción,
el desempleo o la inflación, en las que
es posible establecer de forma prácticamente intuitiva sus implicaciones en términos de bienestar y evaluar si el nivel
que registran es positivo o negativo para
la economía nacional. Por el contrario,
un desequilibrio por cuenta corriente no
es en sí ni bueno ni malo, de modo que
en ocasiones puede ser interpretado
como beneficioso para el país en cuestión, mientras que en otras ocasiones se
considerara perjudicial dependiendo de
las circunstancias económicas concretas
del país.
Las dificultades de interpretación del
saldo en la cuenta corriente se derivan de
su propia naturaleza, en el sentido de
que la cuenta corriente es la manifestación de la interacción de múltiples factores, estructurales y cíclicos: tasas de ahorro e inversión nacionales, crecimiento
económico, flujos de capital, tipos de interés y tipos de cambio, entre otros. Y
dependiendo de las variables en las que
nos centremos la perspectiva desde la
que se aborda el análisis de los desequilibrios en cuenta corriente va a ser distinta.
Así, un déficit por cuenta corriente puede
ser considerado como (Mann, 2002):
a) Que existe un problema de competitividad de la economía nacional, que se
traduce en un volumen de importaciones
de bienes y servicios muy superior al de
exportaciones.
b) Que el país «está viviendo por encima de sus posibilidades», en la medida
en que el consumo y la inversión exceden
el ahorro nacional.
c) Que el país es un «oasis de prosperidad», que atrae inversión del resto
del mundo.
Con el fin de comprender estas diferentes perspectivas de la balanza por
cuenta corriente y las relaciones entre
ellas, vamos a utilizar identidades básicas
de contabilidad nacional que son satisfechas en todo momento del tiempo y en
cualquier economía. En concreto, partamos de la restricción presupuestaria a
nivel nacional de una economía abierta:
Yt + rt At-1 = Ct + It + Gt + ( At – At-1 )
[1]
donde, el subíndice t representa el valor
de la variable en el período actual; Y es el
producto interior bruto del país; r, el tipo
de interés; C, el gasto de consumo de las
economías domésticas; I, el gasto de
inversión de las empresas; G, las compras de bienes y servicios por parte del
Estado y A, el stock de activos extranjeros netos en poder de los residentes en
el país (4).
La ecuación [1] nos muestra cómo en
una economía abierta la demanda agregada nacional puede ser superior a la
renta monetaria nacional, la cual a su vez
es igual a la suma del PIB más la renta
neta de intereses procedentes del extranjero (5), rt At–1 ; y como las diferencias
entre la renta monetaria nacional y la
demanda agregada nacional se plasman
en variaciones en el stock de activos
extranjeros netos en poder de los residentes en el país, (At – At-1), lo cual no es
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ECONÓMICA
(4) El stock de activos extranjeros netos en poder de
los residentes en nuestro país, A, se obtiene por diferencia entre los activos extranjeros en poder de los residentes, Ax, y los activos nacionales en poder de los no residentes, AM.
(5) En la presente formulación no se está teniendo en
cuenta ni las transferencias de un país a otro ni las rentas laborales netas procedentes del extranjero, de tal
forma que la renta monetaria nacional coincide con el
producto nacional bruto.
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sino el saldo en la balanza por cuenta de
capital del período (6).
Asimismo, en una economía abierta se
cumple la siguiente identidad macroeconómica básica:
Yt = Ct + It + Gt + ( Xt – Mt )
Si reagrupamos las ecuaciones [1] y
[4] obtenemos:
donde X, representa las exportaciones de
bienes y servicios y M, las importaciones
de bienes y servicios, y su diferencia (X M) es el saldo de la balanza de bienes y
servicios.
Reagrupando términos en la identidad
[2], podemos expresar el saldo en la
balanza de bienes y servicios como:
y dado que el ahorro privado, S, es igual
a la diferencia entre la renta disponible y
el consumo:
Xt - Mt = Yt – Ct – It – Gt
St = Yt + rt At–1 – Tt – Ct
(Xt - Mt ) + rt At–1 = (At – At–1)
[3]
[4]
La ecuación [4] es la identidad básica
de la balanza de pagos, según la cual el
saldo en la balanza por cuenta corriente
coincide con el saldo en la balanza por
cuenta de capital y, por tanto:
a) Si la balanza por cuenta corriente es
superavitaria habrá un incremento en el
stock de activos extranjeros netos y, dado
que el tipo de interés es positivo, en períodos sucesivos se producirá un aumento en
las rentas netas de intereses procedentes
del extranjero, lo cual incrementará el superávit en la balanza por cuenta corriente.
( Xt – Mt ) + rt At–1 > 0
entonces ( At - At–1 ) > 0
(6) Utilizamos la denominación cuenta de capital, al
igual que en la mayor parte de artículos teóricos, para
referirnos a la denominada cuenta financiera, tras la
nueva metodología introducida por el FMI en su Quinto
Manual de Balanza de Pagos.
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(Xt - Mt) + rt At–1 < 0
entonces (At – At–1) < 0
[2]
y sustituyendo la ecuación [3] en la restricción presupuestaria nacional obtenemos:
TRIBUNA
ECONÓMICA
b) Si la balanza por cuenta corriente
es deficitaria habrá un descenso en el
stock de activos extranjeros netos.
Yt + rt At–1 – Ct – It – Gt =
( At – At–1 ) = ( Xt - Mt ) + rt At–1
[5]
[6]
obtenemos la siguiente identidad:
(St – It ) + (Tt – Gt) =
( At – At–1 ) = ( Xt – Mt ) + rt At–1
[7]
En definitiva, hemos obtenido tres expresiones alternativas de la cuenta corriente: (CA), cada una de las cuales enfatiza la relación existente entre la cuenta
corriente con agregados macroeconómicos alternativos:
1) La cuenta corriente como diferencia
entre ahorro e inversión nacional
CAt = (St – It ) + (Tt – Gt)
2) La cuenta corriente como la acumulación de activos externos netos
CAt = ( At – At-1 )
3) La cuenta corriente como diferencia
entre exportaciones e importaciones
CAt = ( Xt - Mt ) + rt At–1
Estas tres expresiones de la cuenta
corriente no son sino diferentes perspecti-
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EL SALDO EN LA BALANZA POR CUENTA CORRIENTE: ¿OBJETIVO DE POLÍTICA ECONÓMICA?
vas de una misma realidad y, como hemos comprobado no resultan inconexas
entre sí, sino que por el contrario están
relacionadas mediante identidades, de ahí
que no sea plausible establecer juicios
divergentes, ya que las tres son consistentes entre sí y se refuerzan mutuamente. Cada perspectiva supone centrarse
sobre ciertas variables y dejar a un lado
otras y cada una puede resultar particularmente útil en ciertas situaciones o marcos
temporales, de ahí que estas tres expresiones nos ayuden a entender las diferentes explicaciones que en ocasiones se
hacen del déficit por cuenta corriente, de
la interrelación entre ellas y de cómo han
evolucionado a lo largo del tiempo.
3. Evolución de la relevancia de la
balanza por cuenta corriente
En las tres últimas décadas el punto
de vista de los economistas respecto a la
balanza por cuenta corriente ha registrado importantes cambios, tanto desde el
punto de vista académico como desde la
perspectiva de la política económica. Tal y
como ha resaltado Edwards, se ha pasado de una postura de «los déficit por
cuenta corriente importan», a «los déficit
por cuenta corriente son irrelevantes si el
presupuesto público está equilibrado»,
para posteriormente volver a «los déficit
importan» y, por último, al punto de vista
actualmente predominante de «los déficit
por cuenta corriente pueden importar»
(Edwards, 2001).
Estos cambios tan radicales, que se
han producido en cuanto al punto de vista
de los economistas sobre el papel que
desempeña la cuenta corriente, obedecen a dos tipos de factores:
Los cambios acaecidos en el marco
institucional y, en concreto, en dos aspectos de suma relevancia: el sistema de
tipos de cambio y la movilidad internacional del capital.
Los importantes avances teóricos que
se han producido en el ámbito de la macroeconomía internacional.
3.1. Los cambios en el marco
institucional y su incidencia
en la relevancia de la balanza
por cuenta corriente
Desde la II Guerra Mundial hasta la
desaparición del sistema de BrettonWoods, a principios de los setenta, el
marco institucional que prevaleció en la
economía mundial fue el de un sistema
de tipos de cambio fijos pero ajustables,
en el que los desequilibrios a corto plazo
en la balanza de pagos eran compensados con variaciones en el nivel de reservas centrales y los desequilibrios fundamentales y a largo plazo daban lugar a
variaciones en el tipo de cambio.
A su vez, este período de tipos de
cambio fijos estuvo acompañado de controles a los movimientos internacionales
del capital, consecuencia de los cuales la
cuantía de flujos de capital era infinitamente inferior a la que se registra en la
actualidad (7). De tal forma que los desequilibrios en cuenta corriente se plasmaban casi de forma idéntica en desequilibrios en la balanza de pagos y, en
consecuencia, en variaciones en el nivel
de reservas centrales, es decir:
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ECONÓMICA
BPt = CAt = ? Rt
donde BP representa el saldo en la
balanza de pagos y R el nivel de reservas
centrales.
(7) Sirva como ilustración el hecho de que mientras a
principios de los setenta los flujos mundiales de inversión
se situaban alrededor de los 35.000 millones de dólares
anuales, a finales de la década de los noventa su cuantía
era superior a los dos billones de dólares.
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Si tenemos en cuenta la relación anterior, entenderemos como en un marco
institucional caracterizado por la existencia de tipos de cambio fijos y flujos internacionales de capital limitados y controlados, el objetivo de «equilibrio externo»
fue elevado a la categoría de objetivo de
política económica junto al pleno empleo
y la estabilidad de precios.
En el marco de Bretton-Woods los déficit en la balanza por cuenta corriente eran
financiados únicamente a partir de un
stock finito de reservas centrales y, por
tanto, un país sólo podía mantener déficit
durante un período limitado de tiempo, que
venía determinado en gran medida por el
stock de reservas centrales de que disponía, pero no cabía la posibilidad de mantener déficit persistentes en cuenta corriente. De ahí que el interés de las autoridades
económicas por el saldo en la cuenta
corriente estuviera totalmente justificado,
si éstas deseaban evitar el agotamiento de
las reservas centrales y/o prevenir ataques
especulativos contra la moneda nacional.
Sin embargo, el hecho de que la balanza por cuenta corriente fuera una variable
crítica para las autoridades económicas
durante el sistema de Bretton-Woods es
resultado del marco institucional en el
que se inscribe y no puede mantenerse
en el marco actual de tipos de cambio flexibles y elevada movilidad internacional
del capital (8).
Cuando los flujos internacionales de
capital no están estrecha y efectivamente
controlados, la balanza por cuenta corriente deja de ser el único determinante
del saldo de la balanza de pagos, de tal
forma que, al menos teóricamente, es
posible el mantenimiento de persistentes
(8) Los economistas australianos CORDEN (1994) y
PITCHFORD (1995) han resaltado el error que supone
en la actualidad juzgar la situación económica de un país
atendiendo al desequilibrio en la cuenta corriente.
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déficit por cuenta corriente financiados
mediante entradas netas de capital.
Por otro lado, la existencia de tipos de
cambio flexibles permite que la cotización
de la moneda nacional varíe equilibrando
las demandas netas de moneda extranjera derivadas de las transacciones en las
balanzas por cuenta corriente y de capital.
En definitiva, en un sistema de tipos de
cambio flexibles y con elevada movilidad
internacional del capital la balanza de
pagos va a equilibrarse por las fuerzas
del mercado. Los movimientos internacionales de capital y las variaciones en el
tipo de cambio equilibrarán la balanza de
pagos y, por consiguiente, en este contexto, no es necesario que la balanza por
cuenta corriente sea un objetivo de política económica en el sentido de equilibrio
externo. Los desequilibrios en cuenta
corriente no implicarán automáticamente
un problema que requiera la intervención
de las autoridades económicas.
La comparación entre el marco institucional prevaleciente en Bretton-Woods
con el actualmente existente nos permite
ya establecer ciertas conclusiones importantes:
1. La balanza por cuenta corriente no
puede ser considerada como un objetivo
de política económica universalmente
válido, sino que su relevancia desde el
punto de vista de la política macroeconómica va a estar condicionada, entre otros
factores, por el sistema de tipos de cambio existente y por el grado de libertad
internacional de movimientos de capital.
2. La relevancia de la balanza por
cuenta corriente desde el punto de vista
de las autoridades económicas es tanto
mayor cuanto menor sea la flexibilidad del
tipo de cambio.
3. La relevancia de la balanza por
cuenta corriente será tanto mayor cuanto
menor sea el grado de movilidad internacional del capital.
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3.2. Los avances teóricos en la
macroeconomía abierta y su
incidencia en la relevancia de
la balanza por cuenta corriente
En la década de los setenta no sólo se
asistió a un cambio en el marco institucional en el que se desarrollaba la economía
mundial, sino que también se produjeron
nuevos avances teóricos en el ámbito de
la macroeconomía internacional (9), con
una incidencia importante en la concepción de la balanza por cuenta corriente,
en las consecuencias de los déficit y en
el papel que deberían desempeñar las
autoridades económicas en su presencia,
hasta el punto de que, como indicó Corden (1994), podemos hablar de la aparición de un «nuevo» enfoque o punto de
vista de la balanza por cuenta corriente,
frente a un enfoque tradicional (10).
A) Enfoque tradicional de la balanza
por cuenta corriente
Durante el período de vigencia de Bretton-Woods, los distintos enfoques analíticos que se ocuparon de la balanza por
cuenta corriente lo hicieron en su mayoría
desde la perspectiva de los flujos comerciales [ CAt = ( Xt – Mt ) + rt At-1 ] y teniendo muy presente el marco institucional en
el que se desarrollaban, es decir, un sistema de tipos de cambio fijos y estrictos
controles a los movimientos internacionales de capital, en el que como acabamos
de ver el saldo de la balanza por cuenta
corriente pasaba a la categoría de objetivo de política económica.
(9) OBSTFELD y ROGOFF (1996) realizan un completo análisis de los avances teóricos realizados en el ámbito de la macroeconomía abierta.
(10) Excelentes análisis de la evolución de los enfoques teóricos de la balanza por cuenta corriente aparecen
recogidos en KNIGHT y SCACCIAVILLANI (1998) y
EDWARDS (2001).
Las aproximaciones teóricas que se
hacían a la balanza por cuenta corriente
se centraban en cómo los flujos comerciales se verían afectados por las actuaciones que podían llevar a cabo las autoridades para corregir los desequilibrios. Los
dos enfoques teóricos predominantes,
enfoque elasticidades y enfoque absorción, enfatizaban la relación entre las
variaciones en los precios relativos nacionales y extranjeros, que se producen
como consecuencia de las variaciones en
el tipo de cambio nominal, y los flujos
comerciales. La cuestión fundamental que
abordaban ambos enfoques teóricos se
centraba en el efecto que una devaluación
tendría sobre la balanza de bienes y servicios y las condiciones que deberían cumplirse para que una modificación en el tipo
de cambio nominal contribuyera al reestablecimiento del equilibrio externo (11).
Tanto desde el punto de vista académico como desde la propia actuación de las
autoridades económicas, el problema
central consistía en la consecución de los
equilibrios internos (pleno empleo y estabilidad de precios) y equilibrio externo, y
para ello las autoridades económicas disponían de dos tipos de políticas: políticas
de desviación del gasto (devaluación y
revaluación) y políticas de variación del
gasto (políticas expansivas o contractivas
de la demanda agregada) (12).
El modelo clásico Mundell- Fleming,
extensión del modelo IS-LM a una economía abierta, era utilizado para evaluar la
eficacia de las políticas monetaria, fiscal
y cambiaria, en distintos regímenes de
tipo de cambio y grados de movilidad
internacional de capital, lo cual permitía
TRIBUNA
ECONÓMICA
(11) Para un completo análisis de los diversos enfoques de los mecanismos de ajuste de la balanza de
pagos véase FERNÁNDEZ, PAREJO y RODRÍGUEZ
(2002).
(12) El máximo exponente de este planteamiento es la
denominada «Síntesis de Meade». Vid. MEADE (1962).
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y dado que tanto el ahorro como la inversión son el resultado del comportamiento
maximizador de los agentes económicos,
en el que juegan un papel especialmente
relevante factores intertemporales (en el
caso del ahorro, consideraciones del ciclo
de vida y en el caso de la inversión, la
rentabilidad esperada de los proyectos de
inversión), la cuenta corriente es considerada como una variable fundamentalmente intertemporal (13).
Según este enfoque las diferencias del
saldo en la cuenta corriente que se observan entre países y las variaciones en
el saldo en cuenta corriente que se registran en un país a lo largo del tiempo,
habrá que explicarlas atendiendo a los
determinantes del ahorro y la inversión,
tales como: a) las preferencias intertemporales del consumo, b) el grado de aversión al riesgo, c) las tendencias demográficas, d) la tasa de crecimiento de la
productividad, e) las oportunidades de
inversión y f) el perfil temporal esperado
de endeudamiento del sector público
(Catte, 1998).
Una importante implicación del enfoque intertemporal de la cuenta corriente
es el hecho de que dado que el saldo en
la cuenta corriente es el resultado de un
proceso de optimización de los agentes
económicos, cualquier nivel de déficit es
óptimo y, por tanto, carece de interés
desde el punto de vista de la política económica.
En este sentido, Sachs (1981) argumentó que el rápido crecimiento que los
elevados déficit por cuenta corriente y el
consiguiente aumento en la deuda externa que experimentaron los países en
desarrollo a finales de los setenta y principios de los ochenta, no respondía a caídas en las tasas de ahorro, sino que eran
el reflejo de un aumento en la inversión,
y, por tanto, no debían ser considerados
como una señal de mayor vulnerabilidad
(14). De forma similar Robichek (1981)
argumentó que mientras las cuentas del
sector público se encontraran equilibradas y el ahorro público estuviera creciendo, no existían razones para preocuparse
por el aumento del déficit por cuenta
corriente.
La idea de que los déficit por cuenta
corriente son irrelevantes, siempre que
las cuentas públicas estén equilibradas, y,
(13) Para un completo análisis de modelos intertemporales de la cuenta corriente véase OBSTFELD y
ROGOFF (1996).
(14) Este planteamiento se vino a bajo por la fuerza de
los acontecimientos, cuando un año más tarde estalló la
crisis latinoamericana de la deuda externa.
establecer distintas combinaciones de
política económica para alcanzar tanto
los objetivos internos como el equilibrio
externo.
B) Nuevos enfoques de la balanza
por cuenta corriente: la doctrina
Lawson
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ECONÓMICA
Tras la ruptura del sistema de BrettonWoods y el establecimiento de un sistema de tipos de cambio flexibles, surgieron nuevos desarrollos teóricos de la
balanza por cuenta corriente que modificaban sustancialmente su centro de análisis desde las consideraciones estáticas
y a corto plazo del enfoque tradicional,
hacia un enfoque intertemporal en el que
se enfatiza su sostenibilidad a largo
plazo.
Los modernos enfoques de la cuenta
corriente ponen énfasis en la identidad
[7], es decir, la balanza por cuenta
corriente entendida como diferencia entre
ahorro e inversión nacional:
CAt = (St – It ) + (Tt – Gt)
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por tanto, respondan a decisiones de los
agentes privados, es comúnmente conocida como Doctrina Lawson, debiendo su
nombre al ministro de Hacienda británico,
Nigel Lawson, que en su discurso en la
reunión anual del FMI celebrada en septiembre de 1988 a la hora de valorar el
desequilibrio externo que presentaba el
Reino Unido señaló:
«somos prisioneros del pasado, cuando los déficit por cuenta corriente del
Reino Unido estaban casi invariablemente asociados con elevados déficit públicos, una mala situación económica,
pocas reservas y niveles mínimos de activos extranjeros netos. La posición actual
no puede ser más distinta» (15).
La diferenciación entre déficit por
cuenta corriente que son resultado de
desequilibrios presupuestarios y aquellos
que responden a decisiones del sector
privado ya había sido expuesta de forma
más académica por Max Corden:
«El déficit por cuenta corriente de un
país es la suma del déficit financiero del
sector privado (exceso de inversión sobre
ahorro) y el déficit público. Si el déficit por
cuenta corriente aumenta puede ser porque el déficit privado ha aumentado —lo
cual, no es un tema de interés para las
autoridades económicas— o porque el
déficit público ha aumentado —lo cual,
debe de hecho ser objeto de preocupación para las autoridades económicas—.
Pero las cifras de la balanza de pagos en
sí mismas no indican si hay o no un problema. Se debe acudir directamente al
saldo del sector público» (Corden, 1977,
pág. 51).
«La cuenta corriente es el resultado
neto del ahorro y la inversión, privada y
pública. Decisiones descentralizadas ópti-
(15) IMF, Summary Proceedings of the Forty-Third
Annual Meeting of the Board of Governors, Washington,
1988, págs. 78-85.
mas respecto al ahorro y la inversión privadas producirán un saldo neto —la
cuenta corriente— que también será óptimo. No hay razón para suponer que los
gobiernos u observadores externos conozcan mejor que los agentes privados
cuánto deberían invertir o ahorrar éstos, a
no ser que existan distorsiones originadas por el gobierno. De lo que se deduce
que un aumento en el déficit por cuenta
corriente que surge de un cambio en el
comportamiento del sector privado no
debe ser objeto de preocupación. Sin
embargo, el equilibrio presupuestario sí
debe ser objeto de atención por parte de
las autoridades económicas» (Corden,
1994).
Los hechos, sin embargo, han mostrado que los elevados déficit en cuenta
corriente que surgen como consecuencia
de desequilibrios entre el ahorro y la
inversión del sector privado, en contra de
lo establecido por la Doctrina Lawson, no
previenen a los países de ataques cambiarios y crisis de balanza de pagos y así
sucedió en Chile (principios de los 80),
Reino Unido y países nórdicos (1989),
México y Argentina (mediados de los
noventa) y países asiáticos (1997).
Reisen (1998) establece distintas razones que explican el porqué del incumplimiento de la denominada Doctrina Lawson:
1) El saldo en cuenta corriente es
siempre el resultado de decisiones del
sector privado, con independencia de que
responda o no a déficit del sector público.
En el marco de modelos con expectativas
racionales un déficit público estimula
inmediatamente el ahorro privado con el
fin de pagar los impuestos futuros, tal y
como establece la equivalencia ricardiana. Por tanto, los defensores de la Doctrina Lawson implícitamente no aceptan la
equivalencia ricardiana, lo cual es ciertamente contradictorio, ya que defienden
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que los agentes económicos privados
adoptan decisiones óptimas de ahorro e
inversión, pero no a la hora de formular
sus expectativas de forma racional.
2) Los pasivos actuales del sector privado son a menudo potenciales pasivos
del sector público porque los acreedores
extranjeros pueden forzar a los gobiernos
a convertir la deuda del sector privado en
obligaciones del sector público y, además, las pérdidas del sector privado tienden a ser absorbidas por el sector público
en términos de menores ingresos o a través de los costes de resolución de las crisis bancarias.
3) Las decisiones de ahorro e inversión
que adoptan los agentes privados pueden estar distorsionadas por distintos
fallos de mercado. Por ejemplo, los prestatarios privados pueden no internalizar el
creciente coste marginal social de su
endeudamiento externo o pueden tener
unas expectativas excesivamente optimistas respecto a los niveles de renta
permanente que tendrán como consecuencia de cambios importantes en la
política económica, lo que conducirá a un
sobreendeudamiento.
4) Un deterioro en el déficit por cuenta
corriente puede producir una apreciación
insostenible en el tipo de cambio real,
que puede entrar en conflicto con una
estrategia de desarrollo basada en las
exportaciones, además de conducir a una
inversión subóptima, que dañará el crecimiento de la productividad.
5) Los mercados están interesados en
el riesgo país y analizan el ratio de deuda
total del país. Por tanto, la cuenta corriente en su conjunto es vista como una
variable relevante y no sólo las fuentes
que producen su cambio.
La doctrina Lawson fue desacreditada
por los hechos y, también por sus deficiencias teóricas, de ahí que a partir de la
segunda mitad de la década de los
noventa se ampliara el análisis de la
cuenta corriente incluyendo el concepto
de sostenibilidad.
4. Sostenibilidad de los déficit
en cuenta corriente
La dimensión intertemporal de la
balanza por cuenta corriente no sólo
viene determinada por el hecho de que el
ahorro e inversión nacional tengan un
marcado carácter intertemporal, sino que
también, tal y como se puede observar
en la ecuación [4], el saldo en la balanza
por cuenta corriente provoca variaciones
en el stock de activos extranjeros netos:
CAt = ( Xt – Mt ) + rt At–1 = ( At – At-1 )
Es precisamente esta dimensión intertemporal de la cuenta corriente, derivada
de las variaciones que provoca en el
stock de activos y pasivos extranjeros, la
que conduce a plantearse qué nivel de
desequilibrio en cuenta corriente puede
ser sostenible a largo plazo.
En concreto, a la hora de evaluar los
desequilibrios en cuenta corriente es preciso partir de las siguientes premisas:
1) La solvencia exterior de un país
viene determinada fundamentalmente por
su nivel de endeudamiento externo, es
decir, por su stock de activos y pasivos
frente al exterior.
2) Un déficit por cuenta corriente genera un aumento en el stock de pasivos
externos de una economía y, por tanto,
deteriora la solvencia exterior del país. De
ahí que para evaluar la sostenibilidad a
largo plazo de un déficit por cuenta corriente debe considerarse su contribución
al aumento en el stock de pasivos externos, dado que resultará insostenible cuando genere un aumento en el stock de pasivos externos de la economía que ponga
en peligro su solvencia a largo plazo.
BOLETÍN ECONÓMICO DE ICE N° 2855
DEL 19 AL 25 DE SEPTIEMBRE DE 2005
EL SALDO EN LA BALANZA POR CUENTA CORRIENTE: ¿OBJETIVO DE POLÍTICA ECONÓMICA?
Por tanto, la pregunta que hay que
responder es: ¿qué nivel persistente de
déficit en la balanza por cuenta corriente
puede ser considerado como sostenible?. Y en su respuesta ha existido un
cierto consenso en que un déficit por
cuenta corriente no es sostenible si
excede del 5 por 100 del PIB durante un
período de tres o cuatro años, especialmente si está financiado con capital a
corto plazo (Freund, 2000). Sin embargo,
ni los estudios empíricos que se han llevado a cabo, ni la propia experiencia histórica parecen confirmar esta creencia
convencional. Así, hay países —como,
por ejemplo, Australia, Irlanda, Israel—
que han podido sostener elevados déficit
por cuenta corriente durante varios
años, mientras que otros —como Chile o
México— no lo han podido hacer y han
sufrido varias crisis externas.
A este respecto hay que indicar que no
existe una definición universalmente
reconocida que establezca cuando un
déficit por cuenta corriente es o no sostenible. Desde un punto de vista estrictamente teórico un nivel sostenible de la
cuenta corriente es aquel consistente con
la solvencia externa del país y ésta se
define en relación al valor de la restricción presupuestaria de la economía, es
decir, una economía es solvente si el
valor presente descontado de los superávits comerciales futuros es igual al endeudamiento externo actual. Sin embargo, la aplicabilidad práctica de esta
definición es muy limitada, por un lado,
porque impone escasas restricciones a la
evolución de la cuenta corriente y del
endeudamiento externo (Roubini y Watchel, 1998) y, por otro lado, por el hecho
de que está relacionada con decisiones
políticas y hechos futuros (16). De ahí
(16) Tal y como han resaltado MILESI-FERRETI y
RAZIN, definir el concepto de sostenibilidad en relación a
que, los análisis que han tratado de cuantificar el nivel sostenible de déficit por
cuenta corriente lo han hecho a partir de
un criterio más práctico, considerando
que un déficit por cuenta corriente es
sostenible cuando de él se deriva un ratio
deuda externa/PIB estable (17).
La anterior definición de déficit por
cuenta corriente sostenible exige disponer de un modelo macroeconómico que
permita calcular una senda de equilibrio
de la balanza por cuenta corriente y, tal y
como ha resaltado Edwards (2004), las
estimaciones de déficit por cuenta
corriente que se derivan de estos análisis, están sujetas a numerosas limitaciones. No obstante, sí es posible obtener
algunas conclusiones muy relevantes:
1) El saldo sostenible en la balanza por
cuenta corriente varía de un país a otro.
2) La cuantía de un déficit por cuenta
corriente por sí sola no facilita información suficiente para determinar su sostenibilidad a largo plazo.
3) La evaluación de la sostenibilidad
del déficit por cuenta corriente debe hacerse junto a otra serie de variables económicas.
Por tanto, no tiene ningún sentido tratar de establecer un nivel de déficit por
cuenta corriente que sirva de señal de
alarma, ante posible crisis externas. Un
determinado nivel de déficit por cuenta
corriente puede ser excesivo para un
TRIBUNA
ECONÓMICA
los desequilibrios fiscales es más simple que en relación
a los desequilibrios en cuenta corriente, ya que el primero está asociado a decisiones en materia de política presupuestaria, mientras que los desequilibrios en cuenta
corriente reflejan las interacciones entre decisiones de
ahorro e inversión de los agentes privados, así como
decisiones de préstamo de los inversores extranjeros. Y
aunque las decisiones del gobierno pueden tomarse
como dadas, las decisiones del sector privado no. Además, un precio relativo clave, como el tipo de cambio es
una variable que mira al futuro y éste, por definición,
depende de la política aplicada. Vid. MILESI-FERRETI y
RAZIN (1996, a)
(17) Vid. MILESI-FERRETI y RAZIN (1996, a), ADES y
KAUNE (1997) y REISEN (1998)
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DEL 19 AL 25 DE SEPTIEMBRE DE 2005
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país, mientras que otro puede mantener
de forma prolongada en el tiempo déficit
muy superiores sin que su sostenibilidad
sea cuestionada.
Dado que el tamaño del déficit por
cuenta corriente no permite emitir juicios
normativos en cuanto a su sostenibilidad,
las autoridades económicas deben utilizar un amplio conjunto de indicadores
macroeconómicos y estructurales que la
teoría económica considera importantes
a la hora de valorar la sostenibilidad
externa y que han incidido en diferentes
episodios de desequilibrios persistentes
en la balanza por cuenta corriente, entre
los que destacan (18):
A) El origen del déficit por cuenta
corriente.
TRIBUNA
ECONÓMICA
Dado que el saldo por cuenta corriente
es igual a la diferencia entre ahorro e
inversión nacional, un déficit puede responder a un descenso en el ahorro nacional o a un aumento de la inversión, de tal
forma que, para un nivel dado de déficit
por cuanta corriente, su sostenibilidad se
verá afectada por sus orígenes —aumento en la inversión o reducción en el ahorro— y por características adicionales en
los cambios registrados en el ahorro y la
inversión. En concreto:
— La sostenibilidad de un déficit será
mayor si la financiación exterior se está
destinando a financiar un aumento de la
inversión en lugar de un mayor consumo
(menor ahorro). Elevadas tasas de inversión aumentan la solvencia intertemporal
del país, al incrementar su capacidad productiva y aumentar los ingresos futuros
potenciales vía exportaciones, facilitando
afrontar el servicio de la deuda.
(18) El conjunto de indicadores propuestos ha sido
extraído de MILESI-FERRETI y RAZIN (1996, b) y ROUBINI y WATCHEL (1998).
52
— Ciertos tipos de inversión harán
más sostenibles los desequilibrios por
cuenta corriente que otros. Por ejemplo,
inversiones privadas en capital productivo
harán más sostenibles el déficit por cuenta corriente, que si la financiación externa
se dirige a la inversión en construcción.
— Cuando el déficit por cuenta corriente tiene su origen en un descenso
en el ahorro, será más peligroso si la
caída se produce en el ahorro público
que en el ahorro privado, en la medida
de que probablemente en el primero de
los casos tenga un cierto carácter permanente y en el segundo transitorio.
B) La composición de la cuenta
corriente
Un déficit por cuenta corriente es
menos sostenible si se deriva de un elevado déficit comercial que si se deriva de
la balanza de rentas. La existencia de
déficit comerciales elevados y persistentes pueden indicar problemas estructurales de competitividad, mientras que un
saldo negativo en la balanza de rentas
puede ser la consecuencia de la deuda
externa existente en el pasado.
C) El grado de apertura de la
economía
Cuanto mayor sea el grado de apertura
de una economía (exportaciones como
porcentaje de PIB) mayor será la sostenibilidad de un déficit por cuenta corriente.
Los países que tienen importantes sectores exportadores podrán hacer frente al
servicio de la deuda externa más fácilmente que aquellos en los que el tamaño
del sector exportador es reducido, dado
que el servicio de la deuda absorberá
una pequeña fracción del total de ingresos procedentes de exportaciones. Asi-
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EL SALDO EN LA BALANZA POR CUENTA CORRIENTE: ¿OBJETIVO DE POLÍTICA ECONÓMICA?
mismo, la capacidad de un país para sostener un déficit exterior será tanto mayor
cuanto más diversificada sea su base
exportadora, ya que de esta forma se
reduce la vulnerabilidad del país ante
perturbaciones externas.
D) La composición y el tamaño de las
entradas de capital
La composición de las entradas de
capital, o lo que es lo mismo de los pasivos externos, necesarias para financiar
un déficit por cuenta corriente afectan a la
sostenibilidad del mismo, especialmente
a su capacidad para absorber perturbaciones. En términos generales, se considera que:
— La financiación de un déficit por
cuenta corriente mediante flujos de capital a corto plazo reduce su sostenibilidad,
frente a una financiación a través de flujos a largo plazo.
— Las entradas de capital vía adquisición de acciones son más estables que
aquellas en las que el activo financiero
utilizado es deuda.
— Un déficit financiado mediante inversión extranjera directa es más sostenible que si se financia mediante entradas
de capital a corto plazo.
— Las entradas de capital procedentes de préstamos oficiales (FMI, Banco
Mundial, gobiernos extranjeros) son más
estables y menos reversibles que aquellas que proceden de préstamos privados.
— El endeudamiento en moneda extranjera, aunque facilita las entradas de
capital y a un menor tipo de interés, acrecienta el riesgo ante perturbaciones externas, por el efecto que una depreciación tendrá sobre la carga de la deuda.
La cuantía de las entradas de capital
también tendrán incidencia en la sostenibilidad del déficit por cuenta corriente.
Aunque muy elevadas entradas de capital potencian a corto plazo la sostenibilidad de los déficit en cuenta corriente, a
largo plazo pueden ponerlas en peligro
como consecuencia, en primer lugar, de
que las elevadas entradas de capital probablemente en un porcentaje importante
serán inversiones en cartera de un marcado carácter reversible y, en segundo
lugar, porque provocarán apreciaciones
de la moneda nacional, que podrían erosionar la competitividad de las exportaciones.
E) El régimen cambiario
El grado de flexibilidad con que el tipo
de cambio puede responder a perturbaciones externas afecta a la sostenibilidad
del déficit en cuenta corriente. Un régimen de tipos de cambio fijos o semifijos
sometido a perturbaciones externas
puede ser el objetivo de ataques especulativos que precipiten una crisis externa.
En ese contexto, el nivel del tipo de cambio real es un indicador importante de
sostenibilidad. Una apreciación persistente del tipo de cambio real puede reflejar una inconsistencia entre la política
monetaria aplicada y la política de tipo
de cambio, lo cual da origen a una sobrevaluación, que causará una pérdida de
competitividad y un deterioro estructural
de la balanza comercial. Por tanto, el
mantenimiento de un tipo de cambio real
sobrevaluado es un indicador de insostenibilidad.
TRIBUNA
ECONÓMICA
F) La fragilidad del sistema
financiero
La salud del sistema financiero de un
país, y, en particular, de su sistema bancario, tiene una incidencia muy relevante
en su capacidad para sostener un déficit
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5. El saldo en cuenta corriente:
¿objetivo de política
económica?
estabilidad de precios (19). Y dado que el
saldo en la balanza por cuenta corriente
ha constituido el indicador básico de la
existencia de equilibrio externo, la cuenta
corriente ha sido elevada a la categoría de
objetivo último de la política económica.
La balanza por cuenta corriente, sin
embargo, no constituye un objetivo último
de la política económica en sentido
estricto, como la estabilidad de precios o
el pleno empleo, ya que no es una variable económica que sea de interés para
los ciudadanos o que afecte directamente al bienestar de los mismos. De tal
forma que, aunque las autoridades económicas en muchas ocasiones hayan
elevado el saldo en la balanza por cuenta corriente a la categoría de objetivo último de la política económica, en realidad
constituye un objetivo intermedio (Knight
y Scacciavillani, 1998), de lo cual no
debe deducirse que la balanza por cuenta corriente sea en la actualidad una
variable irrelevante y que no deba ser
objeto de interés por parte de las autoridades económicas.
Tal y como recientemente resaltaba el
FMI, sigue habiendo razones para creer
que la cuenta corriente es una variable
macroeconómica que tiene importancia,
dado que (FMI, 2002):
— Ajustes externos relativamente pequeños en la cuenta corriente requieren
cambios significativos en el sector de bienes comerciables y, en consecuencia,
movimientos significativos en los tipos de
cambio reales.
— Variaciones bruscas en los tipos de
cambio pueden originar efectos distorsionadores a nivel macroeconómico, como,
por ejemplo, presiones sobre los precios
El equilibrio en la balanza de pagos ha
sido tradicionalmente considerado un objetivo de la política económica, junto al pleno
empleo, el crecimiento económico y la
(19) Bien es cierto que la delimitación de los principales objetivos de la política económica no ha sido objeto
de unanimidad y, así, KIRSCHEN consideró al equilibrio
en la balanza de pagos como un «cuasi-objetivo», entendiendo por éste una variable intermedia.
por cuenta corriente. En los países en
desarrollo, en los que la intermediación
financiera está claramente dominada por
los bancos, es relativamente habitual que
se registren crisis bancarias, como consecuencia de las deficiencias en la política supervisora y en la baja calidad de los
activos bancarios. Las crisis bancarias
dañarán la sostenibilidad del déficit por
cuenta corriente.
G) Inestabilidad política e
incertidumbre sobre el
entorno económico
TRIBUNA
ECONÓMICA
54
La inestabilidad política o la incertidumbre sobre el curso futuro de la política
económica puede afectar negativamente
a la sostenibilidad de los desequilibrios
por cuenta corriente. El temor al establecimiento de controles de capital, a la aplicación de políticas macroeconómicas no
ortodoxas, al establecimiento de impuestos sobre el capital, etc, que puede surgir
en un contexto de inestabilidad e incertidumbre política reducirán el deseo de la
comunidad financiera internacional de
ofrecer financiación a un país que registre
un déficit por cuenta corriente, lo que
comprometerá su sostenibilidad.
En definitiva, la sostenibilidad de un
déficit por cuenta corriente depende de
un elevado y diverso número de factores,
lo que dificulta sensiblemente la evaluación de si un desequilibrio en la cuenta
corriente es o no sostenible.
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DEL 19 AL 25 DE SEPTIEMBRE DE 2005
EL SALDO EN LA BALANZA POR CUENTA CORRIENTE: ¿OBJETIVO DE POLÍTICA ECONÓMICA?
y los salarios, que obligarán a las autoridades monetarias a modificar su política
monetaria, con la consiguiente incidencia
sobre los beneficios empresariales, inversión y precio de los activos.
— Aunque los desequilibrios externos
son el reflejo de decisiones intertemporales del sector privado en cuanto a ahorro
e inversión, éstas no están exentas de
excesos y errores en la formulación de
expectativas.
— La inestabilidad económica que
puede surgir como consecuencia de los
desequilibrios externos, especialmente si
éstos afectan a países líderes, como es
el caso de Estados Unidos, puede tener
un impacto muy adverso en el sistema
financiero internacional.
Son las anteriores razones las que llevan a las autoridades económicas a
prestar atención al saldo en la balanza
por cuenta corriente, en concreto, a tratar
de explicar sus movimientos, evaluar su
sostenibilidad y a aplicar medidas de
política económica que corrijan los desequilibrios. No obstante, las propias características de la cuenta corriente, como
variable endógena que se ve afectada
por el comportamiento del nivel de actividad, tipos de cambio, políticas monetarias y fiscales, etc, hacen que el análisis
de sus desequilibrios sean especialmente difíciles. Estas dificultades de interpretación del saldo en cuenta corriente se
han visto acrecentadas en las últimas
décadas como consecuencia de los cambios estructurales que se han producido,
especialmente, la modificación del sistema de tipos de cambio y el proceso de
globalización financiera (20).
En definitiva, aceptada la relevancia de
la cuenta corriente, aunque sea como
(20) Para un análisis de la incidencia del proceso de
globalización sobre la política económica véase CALVO y
PAÚL (1999 a, b).
objetivo intermedio, es conveniente establecer una serie de consideraciones que
se deben tener en cuenta a la hora de
evaluar su evolución:
1) Los déficit por cuenta corriente no
son perjudiciales en si mismos. Es posible
que en determinadas ocasiones, como,
por ejemplo, si es resultado de un crecimiento muy acusado de la inversión nacional, un déficit por cuenta corriente puede
tener un efecto positivo sobre el bienestar
económico. La preocupación debe surgir
cuando alcanza un nivel no sostenible a
largo plazo y, por tanto, introduce el riesgo
de que se produzca una reversión en la
cuenta corriente y/o un rápido y elevado
ajuste en el tipo de cambio.
2) La cuantía del déficit por cuenta
corriente (ya sea en niveles absolutos o
relativos) no permite por sí sola aportar
información respecto a su sostenibilidad
a largo plazo, lo que impide establecer un
objetivo cuantitativo de déficit por cuenta
corriente a alcanzar por las autoridades
económicas (como, por ejemplo, el mantenimiento de un déficit máximo del 5 por
100 del PIB).
3) Los déficit por cuenta corriente, tal y
como analizamos en el epígrafe 3, deben
ser evaluados junto a un conjunto de factores que condicionan su sostenibilidad a
largo plazo: origen y composición del
déficit por cuenta corriente, régimen cambiario, composición de las entradas de
capital, fragilidad del sistema financiero,
etcétera.
4) La relevancia del saldo por cuenta
corriente varía entre países. En general,
cuanto mayor sea el grado de desarrollo
de un país y la credibilidad de su política
económica, menor será la probabilidad
de que un desequilibrio en cuenta corriente sea insostenible y, por tanto,
menor será la relevancia que las autoridades deberán dar al saldo en cuenta
corriente (Peñalosa, 2003).
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5) Cuando se considere que un déficit
por cuenta corriente puede poner en peligro la estabilidad económica nacional, se
deberán adoptar medidas de política económica dirigidas a incidir sobre sus causas. Sin embargo, no basta con la respuesta tradicional de la política económica
de reducir el déficit por cuenta corriente
por la vía de la disminución de la demanda
agregada, principalmente a través de políticas fiscales restrictivas. De hecho, en
muchas ocasiones será precisa la adopción de políticas de tipo microeconómico,
bien porque existen distorsiones y/o externalidades que conduzcan a unas decisiones no óptimas de ahorradores e inversores, o bien, porque el déficit sea el reflejo
de problemas de competitividad.
En definitiva, en contra de los planteamientos que sostienen la irrelevancia del
saldo en la cuenta corriente, ésta sigue
siendo una variable de interés para las autoridades económicas, en el sentido de que
su deterioro puede poner en peligro el logro
de los objetivos últimos de la política económica. Ahora bien, sus particulares características imposibilitan establecer juicios
normativos de carácter general y que se
concreten en una regla simple de carácter
cuantitativo respecto a un hipotético límite
máximo de déficit por cuenta corriente.
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AVISO PUBLICO
SUB. GRAL. COMERCIO EXTERIOR DE PRODUCTOS AGROALIMENTARIOS
SOLICITUD DE DEVOLUCION DE FIANZAS
PLAZOS PARA PRESENTACION DE PRUEBAS
Aplicación a los Certificados concedidos desde el día 1 de octubre de 2000,
salvo que exista reglamento específico que lo modifique
Plátanos
TREINTA DIAS siguientes a la expiración
del período de validez del Certificado.
Rgto. CE n.° 896/01
Productos Agrícolas Transformados (PAT)
NUEVE MESES siguientes a la expiración
del período de validez del Certificado.
Rgto. CE n.° 1520/00
Art.
DOS MESES siguientes a la expiración del
período de validez del Certificado.
Rgto. CE n.° 1291/00
Productos agrícolas:
Materias grasas, plantas vivas, productos floricultura, leche y productos lácteos, carne vacuno, semillas, frutas y hortalizas, carne porcino, huevos, carne de ave, arroz, azúcar, sector vitivinícola, cereales, etc.
— En todos los productos el PLAZO MAXIMO para solicitar la resolución de los expedientes es de VEINTICUATRO MESES desde el día siguiente a la expiración del Certificado. Transcurrido este plazo no se efectuará la devolución del importe de la Fianza, aun en el caso de que se presente la correspondiente prueba de realización de las operaciones.
MINISTERIO DE INDUSTRIA, TURISMO Y COMERCIO
Secretaría General de Comercio Exterior
SUB. GRAL. COMEX. PRODUCTOS
AGROALIMENTARIOS. SERVICIO DE FIANZAS
Solicitudes de devolución de fianzas constituidas
(Importación y Exportación)
La Orden de 26 de febrero de 1986 («BOE, 7 de marzo»), modificada por la
Orden de 27 de julio de 1995, establece que la devolución de las fianzas se realizará por la Secretaría General de Comercio Exterior a solicitud del interesado.
Las solicitudes de devolución de las fianzas constituidas ante los Servicios
Centrales, deberán dirigirse a la Secretaría General de Comercio Exterior (Servicio de Fianzas, Paseo de la Castellana, 162, planta cuarta, 28071 Madrid).
Las solicitudes de devolución de las fianzas, constituidas ante las Direcciones
Regionales y Territoriales de Comercio y CATICES, deberán presentarse en la
misma Dirección o CATICE que concedió los correspondientes certificados.
El no solicitar, los interesados, la resolución de los expedientes de devolución
de las fianzas con la aportación de las pruebas, en los plazos establecidos en la
legislación nacional y comunitaria en vigor, para los diversos productos agrícolas, dará lugar al oportuno Acuerdo Declarativo de Incumplimiento.
Con el fin de agilizar la resolución de los expedientes de devolución de
las fianzas constituidas a disposición de la Secretaría General de Comercio
Exterior, es recomendable se adjunte a las solicitudes la fotocopia del correspondiente «Resguardo de depósito o Garantía en Efectivo», o «Resguardo de Garantía Otorgada mediante Aval o Seguro de Caución».
SERVICIO DE FIANZAS
Acuerdo declarativo de incumplimiento
(Fianza constituida en las operaciones
de Importación y Exportación)
Ingreso de las liquidaciones
Las cantidades a ingresar en el Tesoro Público-Recursos Eventuales,
como consecuencia de los expedientes de Acuerdo Declarativo de Incumplimiento de Resguardos de Garantías Otorgadas por Terceros, pueden
hacerse efectivas por la EMPRESA TITULAR DE LOS CERTIFICADOS.
— En MADRID:
MINISTERIO DE ECONOMIA Y HACIENDA
DIREC. GRAL. DEL TESORO Y POLITICA FINANCIERA
Paseo del Prado, 4
28071 MADRID
— En PROVINCIAS:
INTERVENCION DE HACIENDA de la localidad en que resida la Entidad
Delegada que constituyó la Garantía Otorgada por Terceros (Aval o Certificado de Seguro de Caución).
Realizado el ingreso y expedida la CARTA DE PAGO, esta CARTA DE
PAGO original deberá remitirse a:
MINISTERIO DE INDUSTRIA, TURISMO Y COMERCIO
SERVICIO DE FIANZAS
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