Download Los Templarios ¿Monjes o Guerreros?

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Transcript
Índice
Índice……………………………………….
Página 1
Dedicatoria………………………………….
Página 3
Introducción…………………………………
Página 4
Capitulo I
Orden del Temple
1.1 La Primera Cruzada…………………….
Página 5
1.2 Creación del reino de Jerusalén…………
Página 9
1.3 Nacimiento de las Ordenes Militares……
Página 11
1,4 Orígenes de la Orden del Temple……….
Página 13
1.4.1 Funciones – El Código Templario…….
Página 19
1.4.2 Regla………………………………….
Página 21
Capitulo II
El Temple en los reinos Hispánicos
2.1 Instalación………………………………
Página 27
2.2 Reinos donde se instalaron………………
Página 28
3.2 Encomiendas Templarias………………
Página 36
1
Capitulo III
La disolución de la Orden del Temple
3.1 Acusaciones del rey de Francia…………
Página 38
3.2 Actuación del Papa……………………..
Página 41
3.3 El pergamino de Chinon……………….
Página 45
Bibliografía ………………………………..
Página 47
2
Dedicatoria
Quiero dedicar este trabajo a los optimistas, que siempre ven
la botella medio llena y creen que es posible seguir
aprendiendo para hacer realidad lo que no se les permitió en
su juventud, sin importarles la edad.
Y muy especialmente dedicarlo a los profesores que se
involucran en la enseñanza de la gente mayor por su paciencia
y su tiempo.
3
Introducción
Hace unos años, antes de entrar en la Universidad para
Mayores, cuando todavía trabajaba, quiso la casualidad que
cayesen en mis manos unos cuantos libros y novelas que
hablaban sobre los Templarios y sus gestas, su modo de vida y
sus costumbres.
Todos sabemos que las novelas no son reales, sino historias
inventadas o distorsionadas de la realidad la mayor parte de las
veces destacando sobremanera las proezas y gestas de sus
protagonistas.
A decir verdad, y no me da vergüenza confesarlo, no podía
entender como en plena Edad Media, hubieran existido unos
monjes guerreros, de modo que despertaron mi curiosidad y
comencé a interesarme por este tema buscando libros que
hablaran sobre ellos.
A partir de entonces me hice muchas preguntas sobre estos
monjes guerreros como
¿Cuáles fueron sus Orígenes? ¿Estuvieron en España, donde?,
¿Por qué ya no existían?
Así que cuando Pili Escuder nos dijo que para el final del
primer ciclo teníamos que hacer un trabajo sobre algo
interesante, lo tuve claro desde el primer momento, yo haría el
trabajo sobre los Templarios.
Este trabajo está basado en libros de Historia, Internet, revistas
especializadas, prestadas por mi compañero Hipólito Fabra, a
quien quiero agradecer su complicidad desde el primer
momento, y sobre todo con la inestimable colaboración de mi
tutor el profesor Carles Rabassa, sin cuya ayuda no hubiese
sido posible realizar este trabajo.
4
Capitulo I
La Orden del Temple
1.1 La Primera Cruzada
Los orígenes de las Cruzadas en general, especialmente la
Primera, provienen de los acontecimientos de la Edad Media.
La derrota bizantina en la batalla de Mantzikert (1071) a
manos de los turcos selyúcidas, abrió las puertas de Anatolia a
los turcos, que establecieron varios sultanatos en la península.
Esto provocó una profunda inestabilidad en el Imperio
Bizantino que solo se solucionó con el ascenso al poder del
general Alejo Comneno como basileus (emperador).
Simultáneamente, la conquista de Anatolia cerró las rutas
terrestres a los peregrinos que se dirigían a Jerusalén.
Alejo Comneno, que ya había empleado anteriormente a
mercenarios normandos y de otros países de occidente,
escribió una carta al papa Urbano II, solicitándole su apoyo y
el envío de nuevos mercenarios que lucharan por Bizancio
contra los turcos.
Urbano II, aparentemente por pura fe fue mucho más allá de
esta limitada expedición y, en el concilio de Clermont (1095)
predicó el 27 de Noviembre la Primera Cruzada al grito de
“Dios lo quiere”, con el objetivo de liberar Jerusalén de manos
musulmanas (en las que ya llevaba más de 400 años).
La predicación de Urbano II provoco un estallido de fervor
tanto en el pueblo llano como en la pequeña nobleza (No así
en los reyes, que no participaron en esta primera expedición.).
Como resultado de esta llamada, la primera cruzada estuvo
formada por dos partes, una la llamada cruzada de los pobres,
gente humilde que se puso en marcha de forma totalmente
desorganizada. Esta Cruzada estaba dirigida por Pedro el
Ermitaño. Al otro lado del Bósforo se internaron en territorio
turco consiguiendo una victoria inicial pero descuidando la
retaguardia “por lo que fueron masacrados y esclavizados por
5
los turcos fácilmente”. Pedro el Ermitaño consiguió volver a
Bizancio y unirse a la Cruzada de los caballeros.
La otra parte de esta Primera Cruzada fue llamada la cruzada
de los caballeros y estaba formada por segundones de la
nobleza como Godofredo de Bouillon, su hermano Balduino
que comandaban a los franceses del norte, Raimundo de
Tolosa Jefe de los Provenzales, el príncipe normando y
enemigo acérrimo de los bizantinos Bohemundo de Tarento,
Hugo de Vermandois, hermano del Rey de Francia, Roberto de
Normandia, Roberto de Flandes, el papa nombro como legado
suyo y director espiritual de esta Cruzada a Ademaro de
Monteyl, Obispo de Le Puy.
En el invierno y la primavera del año 1097 confluyeron por
diferentes rutas en Constantinopla, donde tuvieron una serie de
desacuerdos con el emperador Alejo Comneno, llegando al
combate abierto con los akritai del emperador, quien
finalmente les hizo jurar que todas las posesiones antes
bizantinas que fueran liberadas por los cruzados volverían a
manos del imperio. A tal efecto dispuso un contingente de
tropas bizantinas mandadas por el general Taticius, cuya
misión era seguir a los cruzados, tomando posesión de los
territorios recuperados.
En su camino a través de Anatolia derrotaron
sorprendentemente a los turcos selyúcidas, al ser subestimados
por estos en Nicea y Dorilea (que sí volvieron a manos
bizantinas). Llegando a Siria, Balduino de Flandes se separó
del resto y se apoderó de la ciudad de Edesa (hoy Urfa en
Turquía) que estaba en manos de cristianos armenios. Este
condado fue el primero de los estados francos (como les
llamaban los árabes por ser los cruzados principalmente
franceses).
La primera plaza fuerte que se encontraron fue Antioquía que
sometieron a un largo asedio de siete meses en el que los
cruzados pasaron terribles penalidades. La ciudad cayó por
traición el 3 de Junio de 1098; poco después los cruzados
6
pasaron de ser sitiadores a sitiados, aunque los ejércitos turcos
venidos desde Mosul se retiraron por divisiones internas.
Bohemundo de Tarento, usando artimañas, provoco la retirada
de los ejércitos bizantinos que les habían acompañado en la
expedición, y alegando deserción por parte de éstos retuvo la
ciudad para si, rompiendo el juramento hecho al emperador.
De esta forma nació el segundo estado franco.
En Antioquía se produjeron también dos sucesos importantes:
La muerte de Ademaro Obispo de Le Puy, que mantenía
unidos a los cruzados, y el hallazgo fraudulento de la reliquia
de la Santa Lanza y que los provenzales de Raimundo de
Tolosa tomaron como verídica, mientras los otros no la
consideraban así. Esto aceleró las ya profundas divisiones
entre los franceses del norte y del sur que se separaron en su
camino a Jerusalén.
Desde Antioquia los cruzados marchan hacia Jerusalén
disputada en aquel momento entre los fatimíes de Egipto y los
turcos de Siria, por el camino conquistaron varias plaza árabes
entre ellas el futuro Krak des Chevaliers, que fue abandonado.
En el camino realizaron atrocidades que han quedado grabadas
en la mente de los musulmanes hasta el día de hoy. Arrasaron
por completo la ciudad de Maarrat-Al-Numan tras asesinar a
toda la población (unas diez mil personas e incluso devorar
parte de los cadáveres).
Jerusalén mientras tanto, había cambiado varias veces de
manos, en los últimos tiempos y desde 1098 se encontraba en
manos de los fatimíes de Egipto. Los cruzados llegaron ante
las murallas de la ciudad en Junio de 1099. Tras el
correspondiente asedio, los cruzados tomaron la ciudad el 15
de Julio de 1099, desencadenando una terrible matanza de
hombres, mujeres y niños musulmanes, judíos e incluso los
escasos cristianos que habían permanecido en la ciudad.
7
Conquista de Jerusalén durante la 1ª Cruzada
Dos mil judíos fueron encerrados en la sinagoga principal a la
que prendió fuego. Uno de los hombres que participo en
aquella masacre fue Raimundo de Aguilers, canónigo de Puy,
que dejo una descripción para la posteridad que habla por si
sola:
“Maravillosos espectáculos alegraban nuestra vida. Algunos
de nosotros, los más piadosos, cortaron las cabezas de los
musulmanes; otros los hicieron blancos de sus flechas; otros
fueron más lejos y los arrastraron a las hogueras. En las
calles y plazas de Jerusalén no se veían más que montones de
cabezas, manos y pies, se derramó tanta sangre en la mezquita
edificada sobre el templo de Salomón, que los cadáveres
flotaban en ella y en muchos lugares la sangre nos llegaba
hasta la rodilla. Cuando no hubo más musulmanes que matar
los jefes del ejercito se dirigieron en procesión a la Iglesia del
Santo Sepulcro para la ceremonia de acción de gracias “
(Según escritos de Raimundo de Aguilera. Canónigo de Puy.
www- Wikipedia, La Primera Cruzada)
8
1.2 Creación del Reino de Jerusalén
Escudo de armas del Reino de Jerusalén
Fue un reino cristiano que se estableció en el actual Oriente
Medio en 1099 tras la conquista de Jerusalén en la Primera
Cruzada. Fue destruido en 1291 con la conquista de Acre. Su
capital era Jerusalén y su territorio se encuentra actualmente
incluido en el estado de Israel.
El reino nació como tal cuando Godofredo de Bouillon, duque
de Lorena y uno de los principales jefes de la Cruzada, fue
elegido como primer rey. No obstante se negó a tomar dicho
título, alegando que un hombre no debía llevar una corona
donde Cristo había llevado la corona de espinas: en su lugar,
eligió el título de Defensor del Santo Sepulcro. La fundación
del Reino de Jerusalén quedó finalmente asegurada con la
derrota de los egipcios famities en la batalla de Escalón.
Al principio hubo ciertas dudas sobre como debería
organizarse políticamente el territorio. Algunos cruzados
pensaban que debía ser gobernado como una teocracia por el
Papa, una idea que el legado papal Daimberto de Pisa trató de
imponer en 1100, pero durante el corto reinado de Godofredo
se sentaron las bases en Jerusalén de un reino secular. Se
instaló un Patriarca latino en Jerusalén y con él gran número
de obispos y arzobispos que dependían de él.
Tras la muerte de Godofredo le sucedió su hermano Balduino I
que se decantó claramente por una monarquía al estilo de las
de Europa occidental. Se hizo coronar rey de Jerusalén pero su
9
Coronación tuvo lugar en Belén, por negarse a hacerlo en
Jerusalén el entonces Patriarca Latino Daimberto.
Jerusalén
Balduino extendió con gran éxito las fronteras del reino,
conquistando los puertos de Acre 1104, Beirut 1110, y Sidon
1111, al mismo tiempo que ejercía la soberanía sobre otros
estados cruzados como el condado de Edesa, que él había
fundado, el principado de Antioquia, y más tarde, cuando se
conquistó Trípoli el condado de Trípoli. También tuvo éxito en
la defensa del reino frente a las sucesivas invasiones
musulmanas que tuvo que afrontar, como la de los fatimíes de
Egipto, a los que venció en Rambla y la de los musulmanes de
Damasco y Mosul en 1113. Fué testigo del aumento del
número de habitantes latinos, debido a que la pequeña cruzada
de 1101 trajo consigo refuerzos para el reino.
Las ciudades italianas de Génova, Venecia y Pisa comenzaron
a jugar un papel muy importante en el reino, ya que sus flotas
ayudaban a la toma de los puertos, donde se les concedían
barrios en los que tenían gran autonomía económica. Balduino
también repobló Jerusalén con cristianos nativos tras su
expedición más allá del río Jordán en 1115. Sin embargo el
reino nunca superó el aislamiento geográfico de Europa, ni fue
capaz de aumentar sus fronteras más hacia el Este para poder
crear un frente con más posibilidades de defensa.
Balduino I murió en 1118 sin herederos y le sucedió su primo,
Balduino de le Bourg conde de Edesa, con el nombre de
10
Balduino II. Fue igualmente un rey capaz y supo defenderse
frente a los ataques fatimíes y selyúcidas. Durante su reinado
se estableció la primera de las órdenes militares y las fronteras
del reino siguieron ensanchándose con la captura de la ciudad
de Tiro en 1124. La influencia del reino de Jerusalén, se
extendió sobre Edesa y Antioquia, en las que Balduino II actuó
como regente al morir sus gobernantes en el campo de batalla.
Con el objeto de defender los Santos lugares, Jerusalén, así
como la protección de los peregrinos que llegaban a Tierra
Santa, se crearon las Órdenes religioso-militares.
1.3 Nacimiento de las Órdenes Militares
El modelo institucional de estas Órdenes se encuentra no solo
en el monacato sino también en la cofradía hospitalaria,
asociada con frecuencia al mundo de las peregrinaciones.
Las Órdenes militares surgieron de agrupaciones
originariamente
hospitalarias,
vocación
que
jamás
abandonaron y que incluso la mantuvieron mucho tiempo
después de que el factor bélico desapareciera.
Varios elementos distinguían a los miembros de las órdenes
militares: la vocación monástica, el ideal caballeresco, la
imagen mítica de Tierra Santa como centro del mundo y lugar
de peregrinación, la defensa de la cruzada y el espíritu piadoso
asistencial.
Los caballeros de estas órdenes eran en efecto monjes, al haber
profesado los votos (pobreza, castidad y obediencia),
organizado su vida por lo general con la regla benedictina y
depender directamente del Papa. Pero al mismo tiempo eran
“millites”, al ejercer el oficio de las armas y estar motivados
por el ideal de cruzada. Había tres clases de miembros en estas
agrupaciones: Los hermanos eclesiásticos que eran
simplemente monjes, encargados de la misión y el apostolado,
los caballeros que monopolizaban la función militar y los
11
hermanos sirvientes que se dedicaban a tareas hospitalarias y
domésticas.
Las órdenes militares estaban dirigidas por un gran maestre,
cuyo poder era superior a los del capitulo general, aunque en
ocasiones se buscaba un consejo restringido fiscalizador del
maestre. Casas, propiedades y rentas se dividían en provincias,
agrupaciones de prioratos a su vez integrados por
encomiendas. A las órdenes de los priores estaban los
comendadores o bailles representantes de la orden a nivel local
y regional.
La primera en aparecer de las dos grandes órdenes militares
europeas fue la del Hospital fundada en Jerusalén por
mercaderes de Amalfi. En un principio era una cofradía
piadosa encargada del mantenimiento de un hospital destinado
a los peregrinos, bajo la advocación de San Juan el Limosnero,
patriarca de Alejandria, y tutelada por los benedictinos. La
orden del hospital de San Juan de Jerusalén admitió caballeros
a partir de 1137.
La segunda de las grandes órdenes militares fue la del Temple,
sus orígenes, fueron asimismo muy modestos. Su fundación en
1119 correspondió a una serie de caballeros franceses
liderados por el que seria su primer maestre Hugo de Payens.
Unidos por los característicos votos monásticos, a los que
sumaron otros de tipo militar centrado en la defensa de los
peregrinos, recibieron de Balduino II de Jerusalén una
residencia situada según la leyenda sobre el antiguo templo de
Salomón de donde proviene su nombre inicial de Pobres
caballeros del Templo.
12
Antiguo Templo de Salomón
1.4 Orígenes de la Orden del Temple
Cruz paté distintiva de los Templarios
La Orden del Temple se identifica íntimamente con las
Cruzadas. Nace como consecuencia de la primera y muere
poco después de que se hiciera imposible el último proyecto de
ellas. Así pues la Orden del Temple perdura exactamente dos
siglos, desde inicio del XII al principio del XIV.
13
Vamos pues a contar un poco la historia de la “Orden de los
pobres caballeros de Cristo y del templo de Salomón” o
sencillamente los “Templarios”.
“Un Caballero de Cristo es un cruzado en todo momento, al
hallarse entregado a una doble pelea: frente a las tentaciones
de la carne y la sangre, a la vez que frente a las fuerzas
espirituales del cielo. Avanza sin temor, no descuidando lo que
pueda suceder a su derecha o a su izquierda, con el pecho
cubierto por la cota de malla y el alma bien equipada con la
fe. Al contar con estas dos protecciones, no teme a hombre ni
a demonio alguno.” (Historiador Jacques de Vitri- Origen del
Temple)
En la primavera del año 1118, nueve caballeros con Hugo de
Payens a la cabeza y a similitud de los ya existentes
“Caballeros del Santo Sepulcro”, fundan una nueva orden de
caballería, con el beneplácito del rey de Jerusalén Balduino II.
Nacen los Templarios.
El primer Maestre, Hugo de Payens, nació en un noble caserío
cercano a Troyes en el año 1080. Tenía una sólida educación
cristiana y un hábil manejo de las armas, y desde muy joven
sintió la misma vocación de monje que de soldado.
Es durante la primera cruzada cuando el joven Hugo, quien
luchó en ella enrolado en las tropas del conde Hugo de
Vermandois, hermano del rey de Francia, se da cuenta de que
es posible aunar sus dos vocaciones con la creación de una
nueva orden religioso militar, la primera de estas
características.
En esas circunstancias no le fue difícil encontrar a otros ocho
caballeros que fueron los fundadores de la orden a saber:
Hugo de Payens
Godofredo de Saint-Omer
14
Godofredo Bisol
Payen de Montdidier
Archembaud de Saint Aignant
Andrés de Montbard
Gondemar
Hugo Rigaud y
Rolando
En 1118 se reunieron en Jerusalén para consagrarse al servicio
de Dios, realizando los votos de pobreza, castidad y obediencia
ante el Patriarca de Jerusalén, comprometiéndose a defender a
los peregrinos contra los bandidos y ladrones, a proteger los
caminos y a constituir la caballería del Rey Soberano.
No se le escapó al rey de Jerusalén Balduino II la importancia
del paso que acababan de dar aquellos caballeros y decidió
protegerlos cediéndoles como primera providencia una parte
de su palacio situada en lo que fuera el Templo de Salomón;
concretamente donde los musulmanes habían construido la
mezquita de Al-Aksa. Más tarde los monjes custodios del
Santo Sepulcro, les ceden un terreno contiguo a las
caballerizas.
Según los historiadores los nueve años que permanecieron
aquí son un misterio, ya que eran sólo nueve caballeros y
durante todo ese tiempo no permitieron la entrada de nuevos
caballeros en la Orden. Se especula en que para sólo nueve
personas era muy difícil proteger los caminos de JaffaRamleh-Jerusalén pues se precisan más hombres para que
tuvieran de la efectividad que se dice.
Algunos historiadores piensan que aunque solo fueran nueve
los caballeros, debían tener una pequeña tropa regular de
soldados a sus órdenes.
15
En 1127 Hugo de Payens y cinco de sus hombres con una carta
de presentación del Rey Balduino II y financiados por él,
viajan a Europa. En esa carta se pide a la iglesia que dé
protección a ese grupo de hombres y les ayude a cumplir su
misión. Misión que era la de dar a conocer la Orden entre la
nobleza europea y reclutar hombres para la Orden, o lo que es
lo mismo para la protección de Tierra Santa.
La misión más importante era la de obtener la protección de
Bernardo de Claraval, sobrino de Andrés de Montbard, para
obtener la autorización eclesiastica para la fundación de la
Orden y la aprobación de su regla de vida. En ese momento los
Templarios habían recibido de los canónigos del Santo
Sepulcro la misma Regla de San Agustín que ellos profesaban,
pero el abad de Claraval deseaba algo más próximo y original
para sus nuevos protegidos, ya que estos colmaban su propia
idea de sacralización de la milicia.
La nueva regla del Temple fue realizada por Bernardo de
Claraval, fue escrita en latín, contaba con sesenta y ocho
artículos y una introducción que resaltaba la dimensión de
religiosos de los monjes- soldados.
Bernardo gestionó una positiva acogida por parte del Papa
Honorio II, a quien los fundadores del Temple estaban a punto
de visitar en Roma, instando al Pontífice a celebrar un
Concilio en el que quedara reconocida por la Santa Sede la
nueva Orden del Temple. En la primavera de 1228 se celebró
el Concilio extraordinario de Troyes con nutrida asistencia de
prelados franceses y de territorios próximos: dos arzobispos,
diez obispos, siete abades, dos escolásticos e infinidad de
personajes eclesiásticos, todo ello bajo la presidencia del
legado papal, el cardenal Mateo de Albano.
En este Concilio y gracias a la destreza del abad Bernardo de
Claraval, fueron por fin reconocidos oficialmente y se les
impuso un manto blanco como distintivo, años más tarde, el
papa Eugenio III, añadió una Cruz Roja Octogonal.
Los rangos y honores que se establecieron en la orden fueron:
Sirvientes (aspirantes)
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Escuderos
Caballeros
Priores comendadores
Maestres
Gran Maestre
Cuando se llegaba a ser caballero, se juraba cumplir con los
votos de pobreza, castidad y obediencia, con ello todos los
bienes del recién iniciado pasaban a formar parte de la orden.
En 1130 después del Concilio se dedican a recorrer Francia en
busca de caballeros y donaciones para la Orden. Consiguen
importantes dádivas de la mayoría de las casas reinantes y
establecen las bases de las provincias templarias en el
continente, Inglaterra y Escocia.
El balance de lo obtenido es muy positivo, en hombres más de
trescientos caballeros (segundones de las casas nobles) son los
que embarcan a Tierra Santa. En donaciones además del oro se
han conseguido los “relief” de importantes feudos y la
propiedad de iglesias, derechos de limosna de determinadas
iglesias en días estipulados, granjas y lugares. En prestigio
puede decirse que tanto la Iglesia como los seculares conocen
ya la nueva milicia.
Antes de partir hacia Tierra Santa, Hugo de Payens nombra a
Payen de Montdidier maestre de Francia.
El 24 de Mayo de 1136 fallece Hugo de Payens. Le sucede
Roberto de Craón, llamado el “Borgoñés”, un noble
proveniente de Anjou.
Si con Hugo de Payens se funda y da a conocer la Orden en
Europa, con Roberto de Craón se consolida, se crea una base
sólida y la estructura para poder gobernarla con eficiencia. A
lo largo de su maestrazgo muestra dotes de líder hábil y
diplomático. Tiene la sensatez de renunciar a la herencia de
Alfonso I de Aragón y consigue importantes privilegios de la
Iglesia.
17
El 29 de Marzo de 1139 se promulga la bula “Omne Datum
Optimum”, que fue la carta magna de la orden. En ella
Inocencio II libera al Temple de toda sujeción a la autoridad
eclesiástica, excepto a la del Papa y concede además otros
importantes privilegios:
• Les permite conservar el botín tomado a los sarracenos,
• Sitúa a la Orden bajo la tutela exclusiva de la Santa Sede,
de manera que únicamente dependerá de la autoridad del
Papa.
• Reseña que la autoridad de la Orden recae en el Maestre
y sitúa la casa capitana en Jerusalén.
• Estipula que para poder ser elegido Maestre debe tener la
condición de hermano profeso y ser elegido entre todos
los hermanos.
• Prohíbe modificar la regla solo tiene esa facultad el
maestre con la venia del capítulo.
• Prohíbe que se exija a la Orden ningún tipo de servicio u
homenaje feudal.
• Prohíbe que los que abandonan el Temple puedan ser
admitidos en otras ordenes, salvo con la autorización del
maestre.
• Les autoriza a tener sus propios capellanes, quedando
estos fuera de la jurisdicción diocesana.
• Concede a la orden la facultad de construir oratorios en
lugares anexionados al Temple, para orar y ser
enterrados allí.
En 1144 la bula “Militia Templi”, les concede el beneficio de
hacer colecta una vez al año en cada iglesia secular.
En 1145 la bula “Militia Dei”, dirigida a los obispos, les
notifica la autorización al temple para construir sus oratorios.
En el año 1170 la Orden se extendía por toda Francia,
Alemania, España y Portugal y apenas 50 años más tarde era el
18
imperio económico, militar, político, religioso y científico más
importante de Europa con:
• Encomiendas (granjas y casas rurales)
• Un ejército
• Castillos
• Una flota propia de barcos (con puertos privados)
• La primera banca internacional
Era la fortuna más grande de toda Europa, hasta el punto de
que reyes como el de Francia o Aragón eran deudores del
Temple.
• 1.4.1 Funciones –El Código Templario
Sello Templario
A raíz de la autorización de la nueva Orden, se publica el
código templario, que según los escritores Guillermo
Obispo de Tiro y canciller del Reino de Jerusalén, en su
libro “Historia rerum in `portibus transmarinis gestarum”
fue la primera regla por la que se sometieron en 1119 al
Patriarca de Jerusalén. También nos lo confirma en el siglo
XIII Jacques de Vitri que fue obispo de Acre en su libro
“historia orientalis seu hierosolymitana” que entre otras
muchas cosas dice lo siguiente:
• Los que son soldados del Temple son soldados de Dios.
Como tales deben siempre andar con Dios y ser más que
simples mortales. Deben conducirse con humildad y ser
19
los más honorables, los más nobles, los más corteses, los
más honestos y los más caballerosos.
• El templario debe servir a la Orden y no esperar ser
servido por ella. Que lo que colabore lo haga en servicio
de Dios y no debe esperar recompensa salvo el saber que
con ello honra a la Orden por su devoción.
• El Templario no debe causar a ninguna criatura herida o
daño, sea esta una criatura humana ú otra, sea por
ganancia, placer o vanidad. Al contrario, el templario
debe intentar llevar la justicia a todos aquellos que no la
reciben porque todos son hijos de Dios y a todos ha
concedido Dios el don de la vida.
• Ante todos los seres el templario debe demostrar
caballerosidad, cortesía y honestidad, teniendo presente
que son testigos de Dios.
• Un templario debe vivir cada día como un crítico del día
anterior, de esta manera cada nuevo amanecer será un
paso hacia una mayor nobleza.
• Ningún templario deberá ofender de forma alguna a una
persona u otro ser. Para todos, el templario debe ser un
ejemplo de caballerosidad.
• Ninguna mujer deberá temer nada de un templario, ni de
sus palabras ni de sus acciones. Ningún niño deberá
padecer tampoco ese temor. Ningún hombre, no importa
cuan rudo sea, deberá temer a un templario.
• Donde hay debilidad allí el templario debe llevar su
fuerza. Donde no hay voz allí el templario debe llevar la
suya. Donde están los más pobres allí el templario debe
distribuir su generosidad.
• Un soldado del temple no puede estar esclavizado por
creencias sectarias u opiniones estrechas. Dios es la
verdad y sin Dios no hay verdad. El templario debe
siempre buscar la verdad porque en la verdad está Dios.
20
• Jamás un templario debe deshonrar a otro, porque dicha
conducta le deshonrará a él y llevará descrédito a la
Orden.
En su conducta el templario:
• No debe ser brutal
• No debe emborracharse en forma ofensiva
• No debe ser ni inmoral ni amoral
• No debe ser cobarde ni bestial.
• No debe mentir ni tener intenciones maliciosas.
• No debe buscar posiciones de engrandecimiento dentro
de la Orden. Se contentará con aquellos puestos que le
sean encomendados para mejor servirla.
• No debe juzgar a nadie dentro o fuera de la Orden por
sus posesiones o su posición social. Antes al contrario
debe juzgar por el carácter y la bondad o falta de ellos.
• Debe expresar verdadero sometimiento a los principios
del Temple y obediencia a sus oficiales en todas las
cosas de la Orden, en tanto entienda que sean verdaderos
templarios y merezcan dicha obediencia.
• Debe ser un verdadero patriota hacia la tierra que Dios le
ha dado.
• No debe cazar a ninguna criatura ni por vanidad ni por
deporte.
• No debe matar a ninguna criatura salvo para alimentarse
o en defensa propia.
• Debe mantenerse firme y veraz en las justas causas de
Dios.
• No tomará actitud ofensiva contra ningún hombre por la
forma en que se dirige a Dios, aunque esta sea diferente
o Extraña. Antes al contrario el templario deberá intentar
entender como otros se acercan a Dios.
21
• Debe siempre ser consciente de que es un soldado del
Temple y tratar siempre que sus obras sean un ejemplo
para los demás.
1.4.2. Regla Primitiva de la Orden del Temple
La Regla del Temple de Bernardo de Claraval, consta en
total de 72 capítulos siendo los primeros ocho el prólogo de
lo que seria luego la regla propiamente dicha. Estos ocho
primeros resumen lo que fue el Concilio de Troyes a saber:
1.- Nos dirigimos en primer lugar a todos aquellos quienes
con discernimiento rechazan su propia voluntad y desean de
todo corazón, servir a su rey soberano como caballero;
llevar con supremo afán y permanentemente, la muy noble
armadura de la obediencia. Y por tanto, nosotros os
invitamos, a seguir a los escogidos por Dios de entre la
masa de perdición y a quienes han dispuesto, en virtud de su
sutil misericordia, defender la Santa Iglesia, y que vosotros
anheláis abrazar por siempre.
2.- Por sobre todas las cosas, quien quiera ser un caballero
de Cristo, escogiendo estas sagradas órdenes en su
profesión de fe, debe unir sencilla diligencia y firme
perseverancia, que es tan valiosa y sagrada, y se revela tan
noble, que si se mantiene impoluta para siempre, merecerá
acompañar a los mártires que dieron sus almas por Cristo
Jesús. En esta orden religiosa ha florecido y se revitaliza la
orden caballeresca. Dios que actúa conforme a nosotros y
nuestro salvador Cristo Jesús; ha enviado a sus partidarios
desde la ciudad Santa de Jerusalén a los acuartelamientos de
Francia y Borgoña, para nuestra salvación y muestra de la
verdadera fe, pues no cesan de ofrecer sus vidas por Dios,
en piadoso sacrificio.
3.- Ante ello nosotros, en completo gozo y hermandad, por
requerimiento del Maestro Hugo de Payen, por quien la
mencionada orden caballeresca ha sido fundada con la
22
gracia del Espíritu Santo, nos reunimos en Troyes, de entre
varias provincias más allá de las montañas, en la fiesta de
San Hilario, en el año de la encarnación de Cristo Jesús de
1128, en el noveno año tras la fundación de la anteriormente
mencionada orden caballeresca. De la conducta e inicios de
la Orden de Caballería hemos escuchado un capitulo común
de labios del anteriormente citado Maestro, Hermano Hugo
de Payen; y de acuerdo con las limitaciones de nuestro
entendimiento, lo que nos pareció correcto y beneficioso
alabamos, y lo que nos pareció erróneo rechazamos.
4.- Y todo lo que aconteció en aquel Consejo no puede ser
contado ni recontado y para que no sea tomado a la ligera
por nosotros, sino considerado con sabia prudencia, lo
dejamos a discreción de ambos nuestro honorable padre el
Señor Honorio y del noble Patriarca de Jerusalén, Esteban,
quien conoce los problemas del Este y de los Pobres
Caballeros de Cristo; por consejo del concilio común lo
aprobamos unánimemente. Aunque un gran número de
padres religiosos reunidos en capitulo aprobó la veracidad
de nuestras palabras, sin embargo no debemos silencias los
verdaderos pronunciamientos y juicios que emitieron.
5.- Por tanto yo, Jean Michel, a quien se ha encomendado y
confiado tan divino oficio, por la gracia de Dios, he servido
de humilde escriba del presente documento por orden del
consejo y del venerable padre Bernardo, abad de Claraval.
Los nombres de los Padres que asistieron al Concilio.
Mateo, obispo de Albano, por la gracia de Dios, legado de
la santa Iglesia de Roma;
Renaud, arzobispo de Reims; Henri arzobispo de Sens; y
sus clérigos: Gocelin, obispo de Soissons: el obispo de
Paris: el obispo de Troyes: el obispo de Orleáns; el obispo
de Auxarre; el obispo de Meaux; el obispo de Chalons; el
obispo de Laon; el obispo de Beauvais: el abad de Vêzelay,
quien posteriormente fue obispo de Lyón y legado de la
Iglesia de Roma ;el abad de Citeaux; el abad de Pontigny; el
abad de Trois Fontaines; el abad de St. Denis de Reims; el
23
abad de St. Etienne de Dijon; el abad de Molestes; el
anteriormente mencionado Bernard, abad de Clairvaux.
También estuvieron presentes el maestro Aubri de Reims;
maestro Fulcher y varios otros.
Siguen otros muchos detalles del concilio
asistentes a este evento.
así como de
Tras esto viene lo que es la Regla en sí de los Pobres
caballeros del Temple con sus 64 capítulos, de los cuales
solo detallaré algunos que han llamado mi atención:
Sobre no aceptar niños14.- Aunque la regla de los santos padres permite recibir a
niños en la vida religiosa, nosotros lo desaconsejamos.
Porque aquel que desee entregar a su hijo eternamente en la
orden caballerescas deberá educarlo hasta que sea capaz de
llevar las armas con vigor, y liberar la tierra de los enemigos
de Cristo Jesús. Entonces que su madre y padre lo lleven a
la casa y que su petición sea conocida por los hermanos; y
es mucho mejor que no tome los votos cuando niño sino al
ser mayor, pues es conveniente que no se arrepienta de ello,
a que lo haga. Y seguidamente que sea puesto a prueba de
acuerdo con la sabiduría del Maestre y hermanos conforme
a la honestidad de su vida al solicitar ser admitido en la
hermandad.
Sobre la vestimenta de los Hermanos
17.- Disponemos que todos los hábitos de los hermanos
sean de un solo color, bien sea blanco, negro o marrón. Y
sugerimos que tanto en invierno como en verano si es
posible, lleven capas blancas: y a nadie que no pertenezca la
mencionada caballería de Cristo le será permitido tener una
capa blanca, para que quienes hayan abandonado la vida en
oscuridad se reconozcan los unos a los otros como seres
reconciliados con su creador por el signo de sus hábitos
blancos: que significa pureza y completa castidad. La
Castidad es certeza en el corazón y salud en el cuerpo. Por
lo que si un hermano no toma votos de castidad no puede
acceder al eterno descanso ni ver a Dios, por la promesa del
24
apóstol que dijo: “Pacem sectamini cum ómnibus et
castimoniam sine qua nemo Deum videbit. “ Que significa
“Lucha para llevar la paz a todos, mantente casto, sin lo
cual nadie puede ver a Dios.”
Sobre las camisas
20.- Entre otros asuntos sobre los que regulamos, debido al
intenso calor existente en el Este, desde Pascua hasta todos
los Santos, gracias a la compasión y de ninguna forma como
derecho, una camisa de lino será entregada al hermano que
así lo solicite.
Sobre la ropa de cama
21.-Ordenamos por unánimemente que cada hombre tenga
la ropa y sábanas de acuerdo con el juicio de su Maestre. Es
nuestro propósito que un colchón, un almohadón y una
manta son suficientes para cada uno; y aquel a quien le falte
uno de estos puede tener una alfombra, y una manta de lino
siempre que sea de pelo fino. Y dormirán siempre vestidos
con camisa y pantalón y zapatos y cinturones, y donde
reposen deberá haber siempre una luz encendida hasta la
mañana. Y el Sastre se asegurará que los hermanos estén tan
bien tonsurados que puedan ser examinados tanto de frente
como de espaldas, y nosotros ordenamos que vosotros os
adhiráis a esta misma conducta en lo tocante a barbas y
bigotes, para que ningún exceso se muestre en sus cuerpos.
Sobre comer carne
26.-Deberá ser suficiente, comer carne tres veces por
semana, excepto por Navidad, Todos los Santos, La
Asunción y la festividad de los doce apóstoles. Porque se
entiende que la costumbre de comer carne corrompe el
cuerpo. Pero si un ayuno en el que se debe suprimir la carne
cae en martes, al día siguiente será dada en cantidad a los
hermanos. Y los domingos todos los hermanos del Temple,
los capellanes y clérigos recibirán dos ágapes de carne en
honor a la santa resurrección de Cristo Jesús. Y el resto de
la casa, que incluye los escuderos y sargentos, deberán
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contentarse con una comida y estar agradecidos al Señor por
ella.
Sobre los Hermanos Ancianos
60.- Disponemos por consejo compasivo que los hermanos
ancianos y débiles sean honrados con diligencia y reciban la
atención de acuerdo con su fragilidad; y cuidados por la
autoridad de la Regla en aquellos menesteres necesarios
para su bienestar físico, y que en forma alguna se sientas
afligidos.
Sobre Hermanas
70.- La compañía de las mujeres es asunto peligroso, porque
por su culpa el provecto diablo ha desencaminado a muchos
del recto camino hacia el Paraíso. Por tanto que las mujeres
no sean admitidas como hermanas en la casa del Temple. Es
por eso, queridos hermanos, que no consideramos apropiado
seguir esta costumbre, para que la flor de la castidad
permanezca siempre impoluta ante vosotros.
Que no tengan intimidad con mujeres
71,- Creemos imprudente para un religioso mirar mucho la
cara de una mujer. Por esta razón ninguno debe atreverse a
besar a una mujer, sea viuda, niña, madre, hermana, tía u
otro parentesco, y recomendamos que la caballería de Cristo
Jesús evite a toda costa los abrazos de mujeres, por los
cuales muchos hombres han perecido, para que se
mantengan eternamente ante Dios con la conciencia pura y
la vida inviolable.
No ser Padrinos
72.- Prohibimos que los hermanos, de ahora en adelante,
lleven niños a la pila bautismal. Ninguno deberá
avergonzarse de rehusar ser padrino o madrina; ya que esta
vergüenza trae consigo más gloria que pecado.
El resto de los artículos hablan de cómo comer, como deben
orar, de cómo deben tratar a los viejos, y a los enfermos, de
que deben de hacer cuando las horas de oraciones les pille
26
fuera del convento, de que no deben cazar por deporte,
sobre los días que deben guardar ayuno, etc.
Capitulo II
El Temple en los reinos Hispánicos
2.1 Instalación
La orden comienza su implantación en la zona oriental de la
península ibérica en ll30. En 1131, el conde de Barcelona
Ramón Berenguer III pide su entrada en la orden, y en 1134
el testamento de Alfonso I de Aragón les cede su reino a los
templarios, junto a las órdenes de Hospitalarios y del Santo
Sepulcro.
Tras la muerte de Alfonso I y la derrota de Fraga, se
produjo un pánico excepcional en Aragón. Era impensable
que las Órdenes militares pudieran ponerse al gobierno de
los reinos de Navarra y Aragón, ya que perjudicaba a los
intereses de la nobleza.
El primer resultado de este conflicto fue la separación
definitiva de los reinos de Navarra y Aragón. Los navarros
proclamaron rey a García Ramírez, descendiente de la
monarquía histórica pamplonesa. Los aragoneses coronaron
a Ramiro II llamado el Monje por su condición de monje, y
para lograr el reconocimiento de la nobleza, tuvo que buscar
a alguien que ejerciera en su nombre. El problema se
solucionó con los esponsales de su hija Petronila de dos
años con Ramón Berenguer IV Conde de Barcelona.
Ramón Berenguer IV adoptó el título de príncipe de
Aragón, quien se apresuró a pactar con las Órdenes
beneficiadas por el testamento de Alfonso I. La Orden del
Temple fue la más beneficiada en 1143 renunció a sus
27
derechos al trono de Aragón a cambio de los castillos de
Monzón, Mongay, Chalamera, Remolinos y la promesa de
Corbins (cuando fuera conquistado) y otros muchos
privilegios como la promesa de entregarles la quinta parte
de las tierras arrebatadas a los musulmanes.
Una vez asentados en Aragón los templarios participaron
activamente tanto en la reconquista como en la defensa de la
fronteras. Junto con las tropas de Ramón Berenguer IV
sitiaron Tortosa, colaboraron en la ocupación de Lérida y
dirigieron el sitio del castillo de Miravet, por todas estas
actuaciones
fueron
generosamente
recompensados
recibiendo varias posesiones entre las que destaca el castillo
de Miravet.
Las donaciones de Ramón Berenguer IV al Temple
continuaron durante toda su vida y a su muerte en 1162 se
puede decir que los templarios estaban completamente
asentados en Cataluña y Aragón participando activamente
en la vida política.
En 1130 muere Gastón de Bearn y su viuda, Talesa, prima
del Rey Alfonso I el Batallador, cumple la voluntad de su
marido dorando al temple, para que pudiera proseguir la
reconquista todas las tierras que tenia en Zaragoza y en
Sauvelade.
En 1132 Ermengol VI de Urgell dona al Temple el castillo
de Barberá.
2.2 Reinos donde se instalaron
Como hemos podido ver sus inicios fueron en Cataluña y
reino de Aragón, pero luego continuaron extendiéndose por
otros reinos recién conquistados a los moros, sobre todo ello
hablaremos a continuación.
El sucesor de Ramón Berenguer IV, Alfonso II, no entregó
nada al Temple, ya que les temía por el inmenso poder que
estaban acumulando y eran como un reino dentro de otro
reino. En las batallas ganadas en el extremo sur de Aragón,
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Alcañiz fue entregado a la orden de Calatrava y en
Alfambra, Villel, Castellote y otros castillos instaló a la
Orden de Montegaudio.
Esto no significó en modo alguno que Alfonso II rechazase
los privilegios que había otorgado su padre al Temple, sino
que prefería hacerlo con promesas de futuro, como por
ejemplo la promesa de entregarles, cuando fueran
conquistados los castillos de Oropesa, Chivert y Montornés
en tierras valencianas. Hasta el año de su muerte en 1196 el
rey solo había entregado al Temple Horta en Cataluña y
Encinacorba en Aragón .
Cuando la Orden de Montegaudio tuvo problemas, el rey
Alfonso II se opuso a su incorporación al Temple, porque
quería mantener a los templarios alejados del sur de Aragón,
pero finalmente cedió y en 1196, la Orden con todos sus
bienes se incorporó al Temple. Los bienes comprendian:
Camañas, Malvecino, Miravete, Perales, Villel, Libros,
Fuentes Calientes, Orrios, Castellote, Villarluengo y
Cantavieja, con el patronato sobre catorce iglesias.
Durante el reinado de Pedro II (1196 a 1213) las ganancias
del Temple se limitaron al Rincón de Ademuz ganado en
1210. El Temple reclamó el quinto que le correspondía y el
rey les otorgó el señorío de Ascó y les devolvió el de
Tortosa, como compensación.
Pedro II también les prometió para el futuro la torre y
alquería de Ruzafa en Valencia y el castillo de Culla.
Con la llegada al poder del hijo de Pedro II, Jaime I (12131276), criado con los Templarios en el monasterio de
Monzón y tras la conquista de Mallorca en 1229, el rey no
estaba dispuesto a darles la quinta parte de lo conquistado,
así que de este botín solo les correspondió un 20%. En 1230
el rey añadió un castillo cerca de los muros de la ciudad
para la residencia de los Templarios.
Al igual que hizo en Mallorca el Rey Jaime I, la recompensa
de los Templarios en la conquista de Valencia, sería igual
que la del resto, proporcional a su aportación a la conquista.
29
Durante el sitio de Burriana, Jaime I les otorgó las alquerías
de Banhamet y Mantilla, sitas en el término de Burriana,
conquistada la ciudad les asignó una parte de la misma con
seis torres de muralla y reiterará la donación de Chivert.
Conquistada Valencia en 1238 la colaboración Templaria
fue premiada por el Rey con la torre grande en la calle
Barbazachor, varias casas próximas, tierra para una almunia
extramuros en La Xarea y veinte yugadas de tierra de
cultivo. Tras al sitio de Játiva en agosto de 1244, en el que
participó el maestre provincial del Temple, recibieron como
recompensa la mitad del astillero de Denia.
El 1246, el arrabal de Ruzafa prometido anteriormente, fue
compensado por las alquerías de Moncada y Carpesa y
recobraron el castillo de Pulpis.
Aparte de las donaciones ya mencionadas, los templarios
compraron los lugares de Cofita, Castejón del Puente,
Alfantega y Santa Lecina alrededor de su castillo de
Monzón, no lejos de su castillo de Grañena compraron
Barbens y Talladell.
En 1294 Jaime II, que deseaba el pleno señorío sobre la
ciudad de Tortosa, les cede a cambio de sus derechos en esa
zona, Peñiscola que incluía Vinaroz y Benicarlo, el castillo
y villa de Ares del Maestre, y las tenencias del castillo de
las Cuevas de Vinroman, Salsadella, Albocacer, Villanueva
de Alcolea, Tirig y Serratella.
En 1303 la Orden compraba el castillo de Culla, con todos
sus territorios como Carbó, Boy, Vistabella del Maestrazgo,
Benafigos, Adzaneta y Molinell con las torres de Vin
Rabina y Torre d’Embessora
Navarra:
De 1141 a 1158 los Templarios reciben del Rey García
Ramírez de Navarra las posesiones de Novillas, Puente la
Reina y Funes, a estas se unieron otras varias donaciones
que permitieron reunir un importante patrimonio Templario
especialmente en la ribera del Ebro, entre Tudela y
30
Ribaforada. En 1135 el Rey García Ramírez también es
dona el castillo de Novillas.
Castilla:
En el reino de Alfonso VII de Castilla. Los primeros
templarios datan del año 1146, aunque el Rey ya tuviera
conocimiento del Temple desde 1128 cuando asistió en
Braga (Portugal) a una donación a favor de la Orden de
Doña Teresa de Portugal.
Las primeras donaciones fueron Villaseca entre Soria y
Almenar y Carvajal de la Legua en el reino de León. Entre
Enero y Marzo de 1148 reciben la donación de un molino
en Vozmediano, en tierras de Agreda. En 1144 el 10 de
Septiembre un piadoso matrimonio leonés dona sus bienes a
la Iglesia de Santa Maria de León y ciertas casas y
heredades sitas en León, Villafria, Caravedo y Herreras las
donan al Temple.
En 1148 Alfonso VII, incorpora a su hijo el Infante Don
Sancho a las tareas públicas asignándole el gobierno de
tierras riojanas y sorianas con el título de rey de Nájera, con
el que gobernaría hasta la muerte de su padre.
En tierras de Soria el rey Sancho III, el 14 de Marzo de
1155 en la aldea de Villaseca, que había sido donada hacia
nueve años al Temple, firma una permuta con el Monasterio
de Santo Domingo de Silos, por la que les entrega una serna
con su solar, patrimonio del monarca, a cambio de la
heredad que el Monasterio tenia en Fuente Canto, cerca de
Soria.
En la rioja en Alcanadre, el Obispo de Calahorra cede el 24
de Abril de 1155 todos los derechos sobre la Iglesia de la
Villa a los Templarios y el 5 de Julio de ese mismo año, don
Rodrigo de Azagra les dona la villa completa de Alcanadre.
El 21 de agosto de 1157 fallece el rey Alfonso VII y deja su
reino dividido entre sus dos hijos, ambos con el título de
Rey. Al Primogénito Sancho III le cedió Castilla y Toledo,
una Castilla que añadía las hoy Palencia y Valladolid, parte
31
de Extremadura y Plasencia. Al segundo Fernando II le
cedió León y Galicia.
En 1149 Alfonso VII entregó Calatrava a los Templarios
para involucrarlos en la lucha contra el Islam en las
fronteras del reino de León, pero tras la muerte del Rey en
1157 los Templarios devolvieron Calatrava al Rey Sancho,
ya que no quisieron ser participes en la lucha contra los
almohades para la defensa de Toledo. De este modo Sancho
III se vio en la necesidad de tomar una decisión urgente,
recién estrenado su gobierno, e hizo saber que estaba
dispuesto a confiar Calatrava a cualquiera que luchara por
defenderla, cosa que hicieron los monjes del monasterio
cisterciense de Fitero. La concesión se formalizó en
Almazán en Enero de 1158. Los monjes se convirtieron en
una nueva Orden Militar, La Orden de Calatrava.
Esto seria el hundimiento del prestigio del Temple en tierras
de Castilla y el auge de la nueva Orden, lo que condicionará
durante muchos años, prácticamente toda la segunda mitad
del siglo XII, las pocas noticias que hay sobre el Temple.
En el año 1183, el 26 de Enero el Rey Alfonso VIII dona a
la Orden del Temple la Iglesia de San Miguel, sita en Moral
de la Reina con sus derechos y ciertas heredades, a cambio
de la Iglesia de San Nicolás del Real Camino.
Las guerras del Rey de Castilla, Alfonso VIII y los
almohades duraron casi los 56 años de su reinado, pero
entre otros muchos hubo dos enfrentamientos dignos de
mención, uno el de Alarcos en 1195 donde fueron
derrotados los cristianos y el otro en 1212 en la batalla de
las Navas de Tolosa, que fue el gran triunfo castellano, y la
que abrió a las huestes castellanas las puertas de Andalucía.
En esta batalla murió el Infante D. Fernando hijo único del
Rey Alfonso VIII.
Nuevamente en esta batalla ya participaron los Templarios
junto con los de Calatrava, Santiago y El Hospital, según un
escrito del arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada, que resalta
su actuación y donde murió el maestre de la Orden
32
templaria, el Obispo electo de Burgos, el maestre de
Santiago, un comendador de Santiago y un alférez de
Calatrava.
Al estar separados los reinos de Castilla y León, el fracaso
de los Templarios en el asunto de Calatrava no hizo mucha
mella en el reino de Fernando II en donde la implantación
del Temple fue mucho más rápida que en Castilla.
En 1168 ya se tiene noticia de una Encomienda templaria en
Ceinos, en tierra de Campos atribuida al reino de León, en
ese mismo año el Rey dona la ciudad de Coria al Temple y
en 1166 les hace también donación de una serie de
Castillos: Trevejo, Santibáñez de Mazcoras con Almenara,
su preciosa atalaya, Milana, Benavente de Sequeros,
Bernardo, Esparragal, Portezuelo, Alconétar, Santa Maria
de Sequeros, Peñas Rubias y Torremilanera.
Los Templarios asisten el 21 de Marzo de 1181 al tratado de
paz entre los reyes de Castilla y León. El 22 de Enero de
1188 muere el Rey Fernando II, al que le sucede su hijo
Alfonso IX (1188-1230) durante cuyo mandato asistimos al
nacimiento de encomiendas Templarias en las comarcas de
Valladolid y Zamora que pertenecían al reino de León.
El Rey canjea a los Templarios San Pedro de Latarce en
Valladolid por el castillo de Milana, donado a estos por su
padre. Asimismo el 29 de abril del año 1211 el Rey y los
Templarios llegan a un acuerdo por el que estos renuncian a
las fortalezas de Portezuelo y Peribañez, que quedaran a
manos del Rey, dándoles en compensación la villa y
fortaleza de Ponferrada.
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Castillo de Ponferrada (León)
Entre los bienes que Alfonso IX les devuelve, están
Alcañices con todo su término al norte de la cordillera
Central, diversas tierras en Galicia en la comarca de Limia
como San Miguel de Canedo, Faro en La Coruña, la
feligresía de Santiago de Sigrás.
A cambio de que el Temple deje de pleitear con la Orden de
Alcántara, el rey les cede el castillo de Alba de Aliste con
todos sus derechos y pertenencias.
La última donación al Temple en el reinado de Alfonso IX
la otorgó Teresa Gil, favorita del monarca, quien en 1228
les cede la aldea de Griegos, cerca de Mota del Marqués.
En 1221 el Temple va a recibir tres importantes fortalezas,
muy próximas entre si, que formarán un fuerte enclave
Templario sobre el río Tajo, serán los caballeros de la
Orden de Montegaudio, quienes descontentos por su
incorporación a Calatrava, donan sus bienes al Temple.
Estas tres fortalezas son El Carpio, Montalbán y Ronda en
el reino de Toledo.
Las reclamaciones de Calatrava contra el Temple sobre esta
donación, se verán desestimadas por la decisión pontifica de
Inocencio III que había confirmado en 1215 la transferencia
34
al Temple de todos los bienes adquiridos por Montegaudio
antes del año 1196.
Con la muerte el 24 de Septiembre de 1230 del rey leonés
Alfonso IX, bajo el mandato de su hijo y heredero Fernando
III, volvían a unirse los reinos de Castilla y León.
En 1224 Fernando III que ya era Rey de Castilla, se negó a
renovar las treguas con el imperio almohade e iniciaba las
campañas militares que conducirían a la ocupación de
Andalucía y Murcia, reduciendo la presencia musulmana en
la Península a los reinos de Granada y Niebla.
En 1236 en que Fernando III incorporaba al mundo
cristiano la antigua capital del califato, la ciudad de
Córdoba, el rey otorgaba al Temple el señorío sobre el
castillo y la villa de Capilla con todo su termino, en el que
se incluían los lugares de Garlitos, Baterno, Risco,
Peñalsordo, Zarza-Capilla y el propio Capilla con una
extensión de unos 516 Km2.
Algunos meses después el Rey añadió a la donación de
Capilla la fortaleza próxima de Almorchón cuyos términos
englobaban también Cabeza de Buey y que redondeará el
señorío constituido en torno a Capilla, siendo el segundo en
importancia de todos los señoríos de la Orden.
En 1248 Fernando III conquista Sevilla con la ayuda de las
órdenes militares activas en la corona de Castilla, a saber:
Santiago, Calatrava, Alcántara, Temple y Hospital. Como
agradecimiento cede a los Templarios otro amplio territorio
en tierras extremeñas recientemente conquistadas, que
incluían cuatro importantes fortalezas. Jerez de los
Caballeros, Alconchel, Burguillos del Cerro y Frenegal de
la Sierra.
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2-3 Encomiendas Templarias en España
Las encomiendas o tenencias, eran lugares donde residía el
comendador o recaudador que se encargaba de cobrar los
donativos y luego repartirlos entre los diferentes castillos y
lugares templarios así como de enviarlos a Tierra Santa.
Solían tener Capilla, sala capitular, alojamientos,
generalmente similares a cuarteles, bodegas, sótanos,
caballerías, bibliotecas, almacenes, y otras dependencias de
diverso tipo según la función de la actividad que explotara
la propia encomienda. El comendador también era quien la
controlaba y asignaba los cargos y oficios necesarios. La
reunión de diversas encomiendas se llamaba bailía, que era
donde se reunían los capítulos regionales y eran recibidos
los nuevos miembros. Al frente de ellas había un maestre
Provincial.
En España aparte de Fortalezas y Casas Templarias,
terrenos y castillos existían las siguientes encomiendas:
Corona de Aragón
• Zaragoza:Añesa en Ejea de los Caballeros, Zaragoza,
Luna, Pina de Ebro, Novillas, La Zaida, Boquiñeni,
Ambel
• Huesca: Huesca y Monzón
• Teruel : Alfambra, Villel con Libros, Castellote, y
Cantavieja.
Principado de Cataluña
• Gerona: Castelló de Ampurias y Aiguaviva
• Lérida: Barbens, Corbins, Gardeny, Grañena de Cervera
• Barcelona: Palau Solitar en Barcelona
• Tarragona: Barbará, Selma, Juncosa, Ribarroja, Ascó,
Miravet, Horta y Tortosa.
Reino de Valencia
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• Castellón: Burriana, Chivert, Peñiscola, Pulpis, Les
Coves de Vinromá, Culla, Ares
• Valencia: Valencia
Reino de Mallorca
• Mallorca: Mallorca
Reino de Navarra
• Novillas, Ribaforada, Aberin
Andalucía
• En Andalucía no existen encomiendas por si mismas,
pero si hay constancia de dos casas Templarias en
Córdoba y Sevilla
Reino Castellano –Leonés
• La Coruña.: Faro y Betanzos
• Pontevedra-Vigo: Coya
• Orense: Amoeiro
• Lugo: San Fiz do Ermo, Caníbal en Monforte de Lemos,
Neira dos Cabaleiros
• León: Ponferrada, Villapalmaz
• Valladolid: Mayorga, San Pedro de Latarce, Ceinos de
Campos, Medina del Campo
• Zamora: Benavente, Villalpando, Villárdiga, Tábara,
Carbajales Alba de Aliste, Alcañices, Zamora
• Salamanca: Salamanca, Ciudad Rodrigo
• Palencia: Villalcázar de Sirga
• Logroño: Alconadre
• Toledo: Juncos, Montalbán
• Murcia: Caravaca
• Cáceres: Alconétar
• Badajoz: Capilla, Jerez de los Caballeros, Ventoso.
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Castillo de Peñiscola
Castillo de Miravet
Castillo de Monzón
Capitulo III
La Disolución de la Orden del Temple
3-1 Acusaciones del Rey de Francia
Felipe IV de Francia llamado “El Hermoso”, era un rey sin
escrúpulos deseoso de dinero a costa de lo que fuera, tenia la
obsesión de anexionarse los prósperos Burgos flamencos en
tierras de Flandes, debido a lo cual sus necesidades
económicas eras acuciantes.
Felipe necesitaba dinero y estaba dispuesto a sacarlo de donde
fuera, así que una de las cosas que hizo fue degradar la
acuñación de monedas poniéndoles menos oro o plata de la
que les correspondía y quedándose él con la diferencia. Les
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pidió dinero a los judíos y a los banqueros italianos y cuando
ya no pudo sacarles más y estos comenzaron a reclamar su
deuda los expulsó del país. También vendió títulos nobiliarios
a burgueses que pudieran pagar grandes cantidades y la
libertad a siervos de la gleba.
En esta situación lo que más le tentaba eran las saneadas arcas
de la Iglesia. Las guerras entre Francia e Inglaterra eran una
excusa para poder cobrar impuestos a la Iglesia.
En 1294 fue elegido Papa Bonifacio VIII, un hombre colérico
y arrogante extremadamente convencido de su poder, que lo
primero que hizo fue mediar entre los dos monarcas, no para
establecer la paz sino para que dejaran de cobrar impuestos a
las órdenes religiosas, cosa que a su vez les impedía enviar
dinero al Vaticano.
En vista de que sus intentos no fructificaron, publicó una bula
en la que excomulgaba a todo el que fijara pago de impuestos
al clero sin la autorización el Papa. Eduardo I de Inglaterra se
sometió al imperativo del Papa, pero no así Felipe IV de
Francia, para quien sus necesidades económicas estaban por
encima de la excomunión.
Felipe IV y Bonifacio VIII se cruzaron bulas desacreditándose
mutuamente: El Pontífice se dispuso a promulgar una bula en
la que liberaba a los ciudadanos franceses de su juramento de
lealtad al Rey. Felipe IV se alió con la familia romana
Colonna, que odiaban al Papa porque les había expropiado sus
tierras, y al mando del fiel servidor del monarca Guillermo de
Nogaret, quien a su vez tenía pocas simpatías por el Vaticano,
secuestraron al Pontífice en su residencia de verano de
Anagni, fue maltratado, humillado y golpeado.
Cuando el Papa fue liberado y regresó a Roma, no promulgó
el edicto contra el Rey de Francia, porque según algunos
autores perdió la razón muriendo a las pocas semanas.
A Bonifacio VIII le sucedió Benedicto XI, cuyo pontificado
fue muy breve pues duró solamente un año. Tras su muerte en
1304, el rey francés utilizó todos sus poderes para que fuera
elegido un Papa francés, y lo consiguió en la persona de
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Bertrand de Got, Obispo de Burdeos, que subió al trono de
San Pedro con el nombre de Clemente V.
El nuevo Papa era débil de carácter y siempre estuvo a merced
del monarca francés, de tal modo que por orden del Rey
trasladó la Sede papal de Roma a la ciudad de Aviñón.
Por otra parte el último maestre Templario Jacques de Molay,
con la pérdida de Tierra Santa pensó que en lugar de instalar a
la orden templaria en Chipre, como hicieron los hospitalarios,
era ya hora de volver a Francia, pero ignoraba que la Francia a
la que volvía no era la misma que el dejó en su juventud, pues
había pasado toda su vida guerreando en Tierra Santa.
Molay nunca comprendió a su regreso a Francia que su orden
era un anacronismo para el poder real, el nobiliario y el
eclesiástico en una Francia en transición entre el feudalismo y
el reforzamiento de la autoridad real.
El Temple debido a los bienes acumulados se convirtió en una
especie de banco que facilitaba préstamos a reyes y grandes
señores feudales. Uno de sus clientes más endeudados era
Felipe IV, quien además les tenía confiada la custodia de las
riquezas de la Corona en la fortaleza templaria de Paris. La
deuda del Rey de Francia con los templarios era de tal
magnitud que jamás podría haberles devuelto la cantidad
prestada. Así que el Rey no podía ver con buenos ojos a ese
poderoso y rico ejército particular dentro de su reino, que no
rendían obediencia al rey sino al Papa.
A comienzos de 1305 un tal Esquieu de Floyrano, supuesto ex
templario expulsado de la Orden,
lanzó unas serias
acusaciones contra el Temple a cambio de dinero. Acudió en
primer lugar a Jaime II de Aragón, pero al no hacerle caso el
monarca, este decidió relatar sus acusaciones a Felipe IV, eso
fue la ocasión soñada para acabar con el Temple.
Guillermo de Nogaret, personaje sin escrúpulos, ejecutó su
misión en un secretismo absoluto, lo primero que hizo fue
arrestar a todo aquel que hubiera sido templario para por
medio de la tortura recabar información sobre lo que pretendía
que dijeran.
40
Una vez recabados los testimonios cursó a todos los rincones
del país la orden de arresto contra los templarios, acompañada
de las acusaciones de sodomía, ofensas a la figura de
Jesucristo, y crímenes ajenos a la condición humana, también
se les acusó de idolatrar al diablo, cosa que en aquella época
era asociado a la herejía, brujería y como consecuencia la
muerte en la hoguera.
El 13 de Octubre de 1307 la sede central del Temple en Paris,
era cercada por las tropas reales y tras solicitar Nogaret que se
abrieran las puertas, Molay y sus hombres fueron detenidos
sin oponer la menor resistencia, ya que su regla les impedía
levantar un arma contra otro cristiano bajo pena de expulsión.
Al mismo tiempo se realizaron arrestos en todas las casas de
la Orden en Francia.
Los interrogatorios fueron monstruosos, se les pedía a los reos
que confesaran los crímenes apuntados por los interrogadores,
pues tenían orden del rey de que solo anotaran las
confesiones, no así las protestas o descargos de los templarios.
Se torturó con verdadera saña obteniéndose las confesiones
deseadas, pues fueron innumerables los que murieron bajo los
efectos de las torturas sin haber confesado, pero otros ya
ancianos, no pudieron soportarlo y sus confesiones fueron las
que sirvieron para demostrar públicamente el porqué de la
disolución de la orden. Las confesiones, todas similares,
recogen que cuando entraban en el Temple, el novicio debía
escupir sobre un crucifijo. Solo en Paris fueron torturados 138
templarios.
Felipe IV Rey de Francia
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3-2 Actuación del Papa Clemente V
El Papa, en parte por temor al rey de Francia y en parte
porque quería sustraer a los prisioneros de la jurisdicción real,
promulgó la bula “Pastorales Proeminentiae” por la que se
ordenaba el arresto de los templarios. El Papa no aprobaba el
arresto de éstos por parte del rey Felipe el Hermoso, ya que
este no tenía jurisdicción sobre los templarios.
El Papa envió a Paris a dos de sus cardenales y muy a su
pesar, Felipe IV cedió los prisioneros a la Iglesia, que inició
una investigación de los hechos.
Jacques de Molay y Geoffroi de Charnay, pasado el temor de
las torturas se retractaron de sus confesiones, y Felipe IV
viendo que la situación se le escapaba de las manos, convocó
a los Estados Generales invocando los principios de guardián
de la religión y comenzó la misma política de injurias contra
el Papa Clemente V que acabó con su predecesor Bonifacio
VIII.
El Papa Clemente V
Los Estados Generales reforzaron la postura de Felipe IV,
por lo que el Papa se vio obligado a negociar con el monarca.
Se aprobó abrir una nueva investigación por parte de las
comisiones eclesiásticas, pero los nuevos interrogatorios se
llevarían a cabo por un tribunal mixto y no solo eclesiástico.
El nuevo proceso fue un fracaso. Las comisiones fueron
saboteadas por los hombres de Nogaret y no se pudo
interrogar a todos los templarios de nuevo. Algunos miembros
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de la orden, los más significativos, cayeron misteriosamente
enfermos, otros, los que mantenían que sus confesiones fueron
sacadas por medio de tortura desaparecieron de sus celdas, o
fueron quemados vivos, como los cincuenta y cuatro
templarios de la orden de Sens.
Después de incesantes sesiones de interrogatorios, las
comisiones cerraron sus pesquisas el 5 de Junio de 1311 y
transmitieron al Papa sus informes en los que los templarios
aparecían culpables de los crímenes que se les imputaban. Sin
embargo las otras comisiones en Alemania, Inglaterra, Italia,
Chipre y España, enviaron los informes declarando a los
templarios inocentes.
Felipe IV quería que el Papa disolviera la orden, pero
Clemente V no aceptó y convocó el concilio de Vienne el 16
de Octubre de 1311 para que decidiera. A excepción de 4
obispos todos los demás votaron a favor de que fueran oídos
los templarios antes de ser acusados, pero el Papa temiendo la
reacción del rey disolvió la sesión.
En Febrero de 1312 fue reabierto el concilio, y nada más
comenzar, tuvieron noticia de que Felipe IV acampaba con su
ejercito en las inmediaciones de la ciudad. Clemente V
comprendió la amenaza y redacto por su cuenta la bula Vox
Clamentis en la que decía que dada la mala reputación de los
templarios, las sospechas y acusaciones que recaían sobre
ellos, la orden quedaba disuelta, pero añadía “No sin amargura
y dolor íntimo, no en virtud de una sentencia judicial, sino por
forma de decisión de ordenanza apostólica”.
El 2 de Mayo de 1312, por la bula Ad Providam Christi el
Papa repartía los bienes del Temple en Francia a los
hospitalarios. Aunque la orden Papal estropeaba los planes de
Felipe IV, pues lo que quería era apropiarse de los bienes del
Temple, no obstante la disolución de la misma no le salió mal
pues evito pagar su inmensa deuda, aparte de que sus hombres
ya habían saqueado y vendido posesiones templarias, así que
solo entregaron a los hospitalarios casas abandonadas y
terrenos baldíos.
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Las comisiones episcopales siguieron su proceso a los monjes
del Temple, unos fueron absueltos y otros condenados a
cadena perpetua.
Clemente V se reservó la potestad de juzgar el 18 de Marzo de
1314 a los cuatro máximos mandatarios de la orden:
Jacques de Molay – Gran Maestre
Hugues de Pairaud- visitador de Francia
Geoffroi de Charnay- maestre en Normandia y
Geoffroi de Goneville – maestre de Aquitania
Fueron sacados de sus celdas y conducidos a la explanada que
se extiende ante Notre Dame de Paris. Los aguardaba un
tribunal de obispos entre los que se contaba el de Sens
máximo enemigo de la orden y se les condenó a cadena
perpetua, pero cuando estaba dando comienzo la ceremonia,
los máximos representantes de la orden se dirigieron
abiertamente a las gentes de Paris y fue Molay el que
exclamo:”Nos sentimos culpables, pero no de los delitos que
nos imputan, sino de nuestra cobardía al haber cometido la
infamia de traicionar al Temple por salvar nuestra miserables
vidas”, lo que provoco tal escándalo entre la gente que en todo
Paris no se hablaba de otra cosa, incluso se temió el estallido
de un motín.
Jacques de Molay
Aquel mismo día, con la puesta del sol, se alzó una enorme
pira en un islote del Sena, denominado Isla de los Judíos,
donde los cuatro dirigentes fueron llevados a la hoguera.
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Según cuenta el párroco real Geoffroi de Paris, antes de ser
consumido por las llamas, Jacques de Moley convoco al Rey y
al Papa ante el tribunal de Dios para antes de que transcurriera
un año, con las palabras “Dios conoce que se nos ha traído al
umbral de la muerte con gran injusticia. No tardará en venir
una inmensa calamidad para aquellos que nos han condenado
sin respetar la autentica justicia. Dios se encargará de tomar
represalias por nuestra muerte. Yo pereceré con esta
seguridad”.
Casualidad o no la verdad es que antes de un año fallecieron
Clemente V, solo 37 días después y Felipe IV el 29 de
Noviembre del año 1314. ¿Se cumplió la amenaza de Molay?
Lo cierto es que los Templarios desaparecieron de la Historia
y entraron en la Leyenda.
3-3 El Pergamino de Chinon
Hace aproximadamente un par de años el archivo Vaticano ha
desclasificado de su Archivo Secreto un documento llamado
el Pergamino de Chinón en el que el Papa Clemente V
absuelve al último Gran Maestre de la Orden del Temple de
todas las acusaciones vertidas sobre el Temple y reconoce que
fueron difundidas con el objeto de acabar con la orden y
unificarla con la Orden Hospitalaria.
En el documento Clemente V también reconoce haber tomado
una decisión ambigua, suspender a la orden al no poder hacer
frente a la presión que recibía del Rey Felipe IV.
También hace mención el documento a que las declaraciones
de herejía fueron arrancadas a los templarios bajo tortura,
tachando de chantaje la actitud de la monarquía francesa.
El documento lleva la siguiente fecha:
Chinon, diócesis de Tours, 17-20 de agosto de 1308
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(Si deseáis ver el documento con el sello vaticano podéis
entrar en Internet en www.vatican.va. Y dentro de archivo
secreto vaticano podéis buscar como Chinon.)
Pergamino de Chinon
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Bibliografía
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