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MITOS QUE EXPLICAN EL ORIGEN DE ROMA
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2.
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4.
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6.
Introducción histórica
El antepasado griego de los romanos
Rómulo y Remo fundadores de Roma
Los primeros pobladores de Roma
Muerte de Rómulo y conversión en dios
Los reyes de Roma
1. Introducción histórica
Los romanos emplearon la mitología para explicar los hechos que
desconocían de su historia.
Cuando los romanos entraron en contacto con la civilización griega en el siglo
III a.C., descubrieron sus avances culturales y los admiraron tanto que
desearon estar emparentados con ellos, por ello inventaron un origen mítico
de Roma conectado con el pueblo griego.
En realidad griegos y romanos estaban realmente emparentados ya que
ambos pueblos procedían del pueblo indoeuropeo como hemos visto
anteriormente, aunque los romanos desconocían este hecho.
2. El antepasado griego de los romanos
Según nos cuenta el poeta romano
Virgilio en su obra la Eneida (la
historia de Eneas) en el monte Ida,
un monte cercano a la ciudad de
Troya, vivía el joven Anquises. Este
muchacho era un humilde pastor que
vivía en una cabaña junto a las
ovejas.
La diosa Afrodita/Venus se enamoró
de él y un día se presentó en la
cabaña bajo la figura de una bella
princesa frigia (troyana) diciéndole a
Anquises que los dioses la habían
enviado para ser su esposa.
En cuanto Anquises la vio se enamoró perdidamente de ella, pues nadie
puede resistirse a la voluntad de los dioses.
La boda se celebró aquella misma noche, pero pasada la noche de bodas
Afrodita se mostró ante su amante con su aspecto divino.
Anquises tuvo miedo de las nefastas
consecuencias que podía traer su relación con
la diosa y el hecho de haberla visto bajo su
apariencia real. Afrodita lo tranquilizó y antes
de marcharse le anunció que de sus relaciones
nacería un niño que se convertiría en un héroe
famoso padre de un nuevo pueblo dominador
del mundo.
La diosa también advirtió a Anquises que no
debería contar a nadie su relación con ella y la
existencia de este niño.
Cuando el niño nació, Afrodita lo llamó Eneas y
se lo entregó a las ninfas para que éstas se lo dieran a Anquises.
Cuando el pastor vio al niño quiso que todo el mundo quiso que todo el mundo
supiera quién era su madre y rompió la promesa hecha a la diosa. El padre de
los dioses, Zeus/Júpiter lo castigó lanzándole un rayo que lo dejó paralítico.
Cuando Eneas creció marchó a vivir a Troya donde se casó con Creusa, una
de las hijas de los reyes de Troya, Príamo y Hécuba. Con esta princesa tuvo
un hijo llamado Julio Ascanio.
Cuando Agamenón y Menelao invadieron Troya, Eneas fue uno de los héroes
troyanos que defendieron la ciudad hasta el último momento, sin embargo el
Destino del héroe no era morir en Troya. Es por ello por lo que en plena
lucha Afrodita/Venus cubre a su hijo con una nube que lo hace invisible ante
el enemigo y le advierte que huya de la ciudad con su familia pues los griegos
ganarán la guerra pues es su Destino.
Eneas obedece a su madre y huye en la noche de la
destrucción de Troya llevando a su padre paralítico sobre
los hombros y a su pequeño hijo de la mano (símbolo de la
importancia que para el hombre tiene recordar el pasado
para avanzar hacia el futuro). Su esposa Creusa lo sigue
detrás acompañada de los esclavos de la familia y algunos
amigos.
El grupo termina dispersándose por las calles más oscuras
y recónditas para escapar.
Cuando Eneas llega al lugar señalado como punto de
reencuentro Creusa no aparece. El héroe regresa
entonces a la ciudad que ya está ardiendo para buscarla.
Cuando había recorrido la ciudad casi destruida, en la oscuridad se le
aparece el espíritu de Creusa y le dice que los griegos la han asesinado. Le
pide que cuide a su hijo Julio Ascanio y que no esté triste porque el Destino
tiene designado para él una nueva esposa que encontrará en unas tierras
muy lejanas.
La diosa Hera/Juno, que sigue enfadada con los troyanos por el asunto de la
manzana de oro, cuando ve que Eneas ha escapado con vida decide poner al
héroe una serie de trampas para que llegue al lugar donde debe fundar una
nueva Troya; ese lugar es Italia.
Después de sufrir numerosas aventuras, cuando ya estaba cerca de las
costas de Italia, la diosa Hera/Juno pide al dios que gobierna los vientos,
Eolo, que empuje la
embarcación de Eneas a las
costas del norte de África, a
la ciudad de Cartago (actual
Túnez). Allí gobernaba la reina
Dido (antigua reina de Tiro)
que era seguidora de la reina
de los dioses.
Las intenciones de la diosa era
que la reina apresara y
asesinara a Eneas, pero la
madre del héroe intervino haciendo que Dido se enamorara de Eneas para
protegerlo.
Así sucedió y el héroe pasó varios años viviendo con la reina.
La diosa Hera se conformó con esta solución pues así al menos conseguía que
Eneas y su hijo no fundaran una nueva Troya.
Sin embargo éste no era el destino del héroe, por
ello Zeus/Júpiter manda al dios
Hermes/Mercurio que vaya volando hasta Cartago
y ordene a Eneas partir inmediatamente hacia
Italia.
Aunque el héroe amaba a la reina Dido se vio
obligado a marcharse obedeciendo a los dioses.
Dido, al verse abandonada, decide suicidarse
clavándose en el pecho la espada de Eneas. Los
cartagineses deciden vengarse.
Con este relato mitológico explicaban los romanos
las razones de su enemistad con el pueblo
cartaginés; sin embargo este relato mitológico en
realidad embellece la lucha entre romanos y cartagineses por el dominio del
Mediterráneo: las guerras púnicas.
Después de un largo viaje Eneas consigue llegar a su destino, las costas de
Italia, a la región de Latio.
Allí gobierna el rey Latino que tiene una hija llamada Lavinia.
Un oráculo de los dioses había anunciado a Latino que su hija Lavinia se
casaría con un héroe extranjero y que éste sería el fundador de un pueblo
que dominaría el mundo (el Imperio Romano). Sin embargo el tiempo pasaba
y Latino, cansado de esperar a un héroe que no llegaba, prometió en
matrimonio a su hija al rey Turno, que era el gobernante del pueblo vecino
de los Rútulos.
Cuando Eneas desembarca en el Latio, Latino lo reconoce como el héroe que
le habían anunciado los dioses y rompe el compromiso con Turno casando a
Lavinia con Eneas. Esto provocará el enfado de Turno que ofendido reúne
aliados de los pueblos vecinos y se enfrenta a Latino y Eneas.
Después de varios años de lucha en la que mueren muchos hombres de
ambos bandos llegan a la conclusión de que un duelo a muerte entre Turno y
Eneas decidirá el destino de la guerra.(Este mito justifica las guerras que
los romanos tuvieron con Italia, primera conquista romana).
En el duelo vence Eneas, clava su espada en el pecho de Turno y así termina
la guerra.
Eneas funda una nueva ciudad llamada Lavinium en honor a su esposa.
El hijo de Eneas, Julio Ascanio, funda otra ciudad llamada Alba Longa.
Precisamente es ésta la ciudad que nos interesa pues será allí donde nacerá
el verdadero fundador de Roma.
Al final de la época republicana, cuando Julio César llega a ser jefe del
estado, usará este mito para justificar su permanencia en el poder ya que
decía que él tenía más derecho que nadie para mantener el poder pues
descendía del hijo de Eneas julio Ascanio.
3. Rómulo y Remo fundadores de Roma
Según nos cuenta la mitología romana, Julio
Ascanio y sus descendientes gobernaron en
la ciudad de Alba Longa durante varios años.
Después de muchas generaciones en la
familia real nacieron dos hermanos: Numitor
y Amulio.
Numitor era el hermano mayor por lo que por
derecho debía ser el rey, sin embargo Amulio
le arrebató el poder encerrándolo en la cárcel.
Numitor tenía varios hijos, por ello Amulio temiendo que éstos lo
destronaran decidió librarse de ellos: a los hijos varones los condenó a
muerte y a la hija, Rea Silvia, la obligó a convertirse en sacerdotisa de la
diosa Vesta; de este modo se aseguraba que Rea Silvia no podría tener hijos
que pudieran destronarlo en un futuro.
Pero nadie puede actuar contra el Destino por lo que un día el dios
Ares/Marte, dios de la guerra, vio a la joven y se enamoró de ella. De estas
relaciones nacieron dos gemelos: Rómulo y Remo.
Amulio tuvo miedo del castigo de los dioses y por ello no asesinó a los
gemelos sino que decidió librarse de ellos introduciéndolos en una cesta y
los arrojándolos al río Tíber.
Pensaba que así el Destino decidiría la suerte de los niños y él no tendría
que preocuparse más.
El dios Marte dios de la guerra cuidó de sus hijos y no permitió que
murieran: hizo que el río Tíber se desbordara y que la cesta llegara flotando
hasta la orilla, donde crecía una higuera( los romanos la denominaron
Ruminal y la veneraron como una planta sagrada).
El llanto de los niños atrajo al lugar a una loba que acababa de parir, ésta los
amamantó, es por ello por lo que el lobo se convirtió en símbolo de Roma.
Poco después Faústulo, un pastor que estaba al servicio del rey se
compadeció de ellos y recogió a los niños y los adoptó como hijos suyos.
Cuando Rómulo y Remo se convirtieron en protectores del pueblo ante los
abusos cometidos por el rey Amulio robando el dinero de los impuestos y
repartiendo su botín entre los necesitados.
En uno de los asaltos a los soldados del rey Remo, que era el hermano más
débil, y se lo llevaron preso a Alba Longa.
Rómulo regresó a la casa del pastor que al conocer lo sucedido reveló al
muchacho su origen noble.
Rómulo entonces marchó a la ciudad acompañado por el pueblo, que lo
apoyaba, destronó a Amulio y liberó a su hermano y restituyó en el trono a
su abuelo.
Rómulo y Remo decidieron fundar su propia ciudad en el lugar donde habían
sido alimentados por la loba, pero para ello debían consultar a los dioses cuál
de los dos debía ser el rey, pues según era costumbre debía reinar el mayor
y ellos habían nacido al mismo tiempo.
Para realizar la consulta los jóvenes subieron a la cima de un monte: Rómulo
subió al Palatino, Remo al Aventino.
El hermano que viera una señal de los dioses en el cielo sería el rey.
Remo vio un grupo de seis buitres, pero Rómulo vio doce y por tanto éste
fue el vencedor.
Rómulo entonces vistió una túnica blanca y se dispuso a trazar el perímetro
de la ciudad usando un arado de bronce tirado por un buey blanco y uno
negro(ritual habitual de los romanos para fundar las ciudades). Este surco
se consideraba sagrado y nadie podía traspasarlo sin el permiso del rey de la
ciudad.
Remo, envidioso por no haber sido el elegido, se burló de su hermano y saltó
por encima del surco; Rómulo entonces lo asesinó.
Rómulo llamó a la ciudad Roma como una derivación de su propio nombre.
Los romanos empleaban el mito de la fundación de Roma para explicar su
carácter guerrero ya que su fundador era hijo del dios Marte, el ritual
fundacional de las ciudades e incluso el nombre de su ciudad.
4. La población de la ciudad de Roma
Rómulo necesitaba
habitantes para poblar
su ciudad por ello
admitió en ella a todos
los hombres que no
tenían patria: exiliados,
proscritos, etc.
Con ellos logró reunir
un gran número de
hombres, pero una
ciudad no crece si en
ella no hay mujeres,
por ello pensó acudir al
pueblo vecino de los Sabinos para que éstos les entregaran en matrimonio a
sus hijas.
Tito Tacio, el rey de los sabinos, se negó puesto que los habitantes de Roma
eran hombres de mala reputación.
Rómulo entonces ideó un plan para conseguir su objetivo: invitó a los sabinos
a una fiesta, a la que acudieron con sus esposas e hijos.
Mientras éstos estaban distraídos viendo una carrera de
carros, los romanos, a una señal de Rómulo, secuestraron a
las muchachas.
Los sabinos entonces declararon la guerra a los romanos y
su rey Tito Tacio acudió a los pueblos vecinos para pedir
ayuda en la lucha.
Mientras tanto los romanos se habían casado con las
jóvenes y habían tenido hijos con ellas.
Cuando los sabinos llegaron a Roma y comenzaron a atacar a
los romanos, las jóvenes se interpusieron y evitaron la lucha. Desde
entonces romanos y sabinos formaron un solo pueblo.
Los romanos empleaban el mito del rapto de las sabinas para justificar la
unión de los pueblos de la península itálica al Imperio romano.
5. Muerte de Rómulo y su conversión en dios
El reinado de Rómulo duró treinta años pero su destino era convertirse en
dios: Rómulo desapareció un día de lluvia en el que estaba pasando revista a
sus tropas. Una niebla espesa se extendió repentinamente acompañada de
un eclipse de sol, cuando se disipó Rómulo había desaparecido.
Pocos días después Julio Próculo, un general del ejército romano, contó que
Rómulo se le había aparecido en sueños y le había dicho que los dioses se lo
habían llevado y lo habían convertido en dios. Los romanos desde entonces
llamaron a Rómulo el dios Quirino.
6. Los reyes de Roma
Tradicionalmente se ha considerado que después de Rómulo hubo en Roma
seis reyes: tres de ellos procedentes de Alba Longa y los otros tres de
Etruria.
De este modo explicaban los romanos el dominio de los etruscos sobre Roma.
Lo cierto es que nada se sabe con certeza de la época monárquica romana
salvo que de ella los romanos heredaron un verdadero pánico hacia los
poderes unitarios absolutos y por ello prefirieron el sistema político
republicano.
Cada uno de los seis reyes míticos de Roma tienen un significado especial y
explican una cualidad específica del pueblo romano:
Los reyes de Alba Longa:
Numa Pompilio, fue el rey que siguió a Rómulo. Fue elegido directamente por
los dioses, ya que fue la ninfa Egeria la que lo escogió un día que Numa
Pompilio estaba orando en el bosque.
Fue el rey que introdujo el culto a los dioses en Roma, especialmente el
culto al dios Quirino. Edificó varios templos y dictó las primeras leyes.
Tulo Hostilio, otorgó a Roma su carácter guerrero como indica su propio
nombre(hostilio- hostil). Durante su reinado destruyó Alba Longa.
Anco Marcio fue el rey que hizo de roma una ciudad moderna organizando
las casa en barrios e instalando el agua corriente gracias a los acueductos y
el alcantarillado.
Los reyes etruscos:
Tarquinio el antiguo: cuenta la tradición que Lucumón era habitante de
Tarquinia, un pueblo etrusco. Sus orígenes eran griegos y se había
convertido en un hombre rico gracias al comercio. En Tarquinia se había
casado con una etrusca de familia influyente llamada Tanaquil. Deseoso de
buscar fortuna marchó con su esposa a Roma.
Cuando Lucumón y Tanaquil estaban a las puertas de Roma, en el Janículo, un
águila cogió el sombrero de Lucumón dio una vuelta en el cielo y se lo volvió a
poner sobre la cabeza.
Tanaquil, que era experta en las artes adivinatorias como todas las
etruscas, interpretó este hecho como una señal de los dioses sobre el
futuro de Lucumón en Roma y así sucedió.
Lucumón se convirtió en un hombre muy importante en Roma y a la muerte
de Anco Marcio fue nombrado rey de la ciudad.
Lucumón cambió su nombre por el de Tarquinio pues procedía de Tarquinia.
Durante su reinado sucedió un hecho asombroso: una esclava dio a luz un
niño. Mientras dormía una aureola de fuego le rodeó la cabeza sin quemarlo.
Este hecho fue interpretado por Tanaquil como una señal de los dioses y
este niño, llamado Servio Tulio, fue elegido como sucesor de Tarquinio.
Tarquinio, llamado el antiguo, fue asesinado por los hijos de Anco Marcio.
Servio Tulio sucedió a Tarquinio en el poder.
Cuenta la tradición que amuralló la ciudad para defenderla de los ataques de
los pueblos vecinos (aún hoy se muestran en Roma las ruinas de las antiguas
murallas de Servio Tulio).
El rey tuvo dos hijas de muy distinto carácter: una buena y cariñosa, la otra
malvada. Alas dos las casó con los dos hijos de Tarquinio.
La hija malvada se enamoró del marido de su hermana pues los dos tenían el
mismo carácter y entre los dos tramaron un plan para librarse de sus
respectivos cónyuges y de su padre.
Tras envenenar a sus esposos empujaron a Servio Tulio por las escaleras del
palacio con tan mala fortuna que un carro lo aplastó. De este modo el
matrimonio criminal subió al poder.
El rey tomó el nombre de su padre y se llamó Tarquinio.
Tarquinio el Soberbio resultó ser un rey malvado y cruel que explotaba a su
pueblo con abusos por lo que éste le dio el
sobrenombre de “el Soberbio”.
Tarquinio el Soberbio fue destronado finalmente
debido a un incidente sucedido durante su
mandato:
Estando Roma en guerra con la ciudad de Ardea, el
hijo de Tarquinio, Sexto Tarquinio, marchó con el
ejército a sitiar la ciudad.
Entre los nobles que lo acompañaban iba
Colatino, esposo de Lucrecia, la mujer más
virtuosa de Roma.
Durante la noche los hombres pasaban su
tiempo en torno a la hoguera. Para entretenerse
comenzaron a hablar de sus esposas
preguntándose qué estarían haciendo en
aquellos momentos. Todos comenzaron a elogiar
a sus esposas e hicieron una apuesta para
divertirse; ganaría la apuesta el que tuviera la
mujer más virtuosa y trabajadora.
Aquella misma madrugada viajaron a Roma para sorprender a sus esposas.
Todas estaban de fiesta malgastando el dinero de sus maridos y
desatendiendo sus casas, excepto Lucrecia, que entristecida por la ausencia
de Colatino, pasaba el tiempo tejiendo y cuidando de su familia y su casa.
Lucrecia era muy bella y el hijo de Tarquinio se enamoró de ella.
Esa misma madrugada, cuando los
hombres volvieron a Ardea para
luchar, el hijo de Tarquinio volvió
a la casa de Colatino para seducir
a Lucrecia, pero como ésta era
muy virtuosa lo rechazó y el
príncipe la violó.
A la mañana siguiente Lucrecia, no
pudiendo soportar aquella ofensa,
escribió una carta contando lo
sucedido y se suicidó.
Cuando aquel hecho despreciable se supo los nobles de Roma se unieron con
los plebeyos y lograron desterrar a los Tarquinios.
Después de este suceso los romanos no quisieron volver a tener un rey e
implantaron la República que estaba gobernada siempre por dos cónsules
para evitar que el poder se reuniera bajo una sola mano.