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VIA CRUCIS RETIRO DEL CLERO 2010 El Vía Crucis bíblico, que ha venido introduciéndose en la Iglesia desde el último cuarto del siglo XX, no pretende abolir el tradicional, sino enriquecerlo y ampliar su contenido con estaciones que en otro tiempo ya formaron parte del mismo. Su nota característica es la sustitución de las estaciones que no constan expresamente en los evangelios por otras que sí constan. Así, se suprimen las tres caídas del Señor, el encuentro de Jesús con su Madre y la escena de la Verónica, y se introducen la agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos, la traición de Judas y el arresto de Jesús, la condena por el Sanedrín, la negación de Pedro, la flagelación y la coronación de espinas, la promesa del Reino al buen ladrón, María y Juan al pie de la cruz, u otros pasos semejantes. PRIMERA ESTACIÓN Jesús en agonía en el Huerto de los Olivos V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Lucas (22, 41-42) Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba: "Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya". V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. MEDITACIÓN Entre las virtudes principalmente requeridas en el ministerio de los presbíteros hay que contar aquella disposición de alma por la que están siempre preparados a buscar, no su voluntad, sino la voluntad de quien los envió. Porque la obra divina, para cuya realización los tomó el Espíritu Santo, trasciende todas las fuerzas humanas y la sabiduría de los hombres, pues "Dios eligió los débiles del mundo para confundir a los fuertes". (Presbiterorum ordinis Nº 15) Padrenuestro. 1 SEGUNDA ESTACIÓN Jesús es traicionado por Judas y evita la violencia de Pedro V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Lucas (22, 47-48) Todavía estaba hablando, cuando llegó una multitud encabezada por el que se llamaba Judas, uno de los Doce. Este se acercó a Jesús para besarlo. Jesús le dijo: "Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?". V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. MEDITACIÓN Los presbíteros, en virtud de esta participación en el sacerdocio y en la misión, reconozcan al Obispo como verdadero padre y obedézcanle reverentemente. El Obispo, por su parte, considere a los sacerdotes como hijos y amigos, tal como Cristo a sus discípulos ya no los llama siervos, sino amigos. (Lumen Gentium Nº 28) Avemaría. TERCERA ESTACIÓN Jesús es condenado por el Sanedrín V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Mateo 26, 65-66 Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: "Ha blasfemado, ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ustedes acaban de oír la blasfemia. ¿Qué les parece?". Ellos respondieron: "Merece la muerte". V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. MEDITACIÓN En el servicio eclesial del ministro ordenado es Cristo mismo quien está presente a su Iglesia como Cabeza de su cuerpo, Pastor de su rebaño, sumo sacerdote del sacrificio redentor, Maestro de la Verdad. Es lo que la Iglesia expresa al decir que el sacerdote, en virtud del sacramento del Orden, actúa "in persona Christi Capitis". (Catecismo de la Iglesia Católica N° 1548) 2 Gloria al Padre. CUARTA ESTACIÓN Jesús es renegado por Pedro V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Lucas 22, 59-62 Alrededor de una hora más tarde, otro insistió, diciendo: "No hay duda de que este hombre estaba con él; además, él también es galileo". "Hombre, dijo Pedro, no sé lo que dices". En ese momento, cuando todavía estaba hablando, cantó el gallo. El Señor, dándose vuelta, miró a Pedro. Este recordó las palabras que el Señor le había dicho: "Hoy, antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces". Y saliendo afuera, lloró amargamente. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. MEDITACIÓN Los presbíteros, a semejanza del orden de los Obispos, cuya corona espiritual forman participando de la gracia del oficio de ellos por Cristo, eterno y único Mediador, crezcan en el amor de Dios y del prójimo por el ejercicio cotidiano de su deber; conserven el vínculo de la comunión sacerdotal; abunden en toda clase de bienes espirituales y den a todos un testimonio vivo de Dios, emulando a aquellos sacerdotes que en el transcurso de los siglos nos dejaron muchas veces con un servicio humilde y escondido, preclaro ejemplo de santidad, cuya alabanza se difunde por la Iglesia de Dios. (Lumen Gentium Nº 41) Padrenuestro. QUINTA ESTACIÓN Jesús es juzgado por Pilato V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Lucas (23, 22-25) Por tercera vez les dijo: "¿Qué mal ha hecho este hombre? No encuentro en él nada que merezca la muerte. Después de darle un escarmiento, lo dejaré en libertad". Pero ellos insistían a gritos, reclamando que fuera crucificado, y el griterío se hacía cada vez más violento. Al fin, Pilato resolvió acceder al pedido del pueblo. Dejó en 3 libertad al que ellos pedían, al que había sido encarcelado por sedición y homicidio, y a Jesús lo entregó al arbitrio de ellos. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. MEDITACIÓN Ofrezcan, como es su deber, sus oraciones y sacrificios por su grey y por todo el Pueblo de Dios, conscientes de lo que hacen e imitando lo que tratan. Así, en vez de encontrar un obstáculo en sus preocupaciones apostólicas, peligros y contratiempos, sírvanse más bien de todo ello para elevarse a más alta santidad, alimentando y fomentando su actividad con la frecuencia de la contemplación, para consuelo de toda la Iglesia de Dios. (Lumen Gentium Nº 41) Avemaría. SEXTA ESTACIÓN Jesús es flagelado y coronado de espinas V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Mateo (27, 28-29) Entonces lo desvistieron y le pusieron un manto rojo. Luego tejieron una corona de espinas y la colocaron sobre su cabeza, pusieron una caña en su mano derecha y, doblando la rodilla delante de él, se burlaban, diciendo: "Salud, rey de los judíos". V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. MEDITACIÓN Si el sacerdote tiene a Dios como fundamento y centro de su vida, experimentará la alegría y la fecundidad de su vocación. El sacerdote debe ser ante todo un “hombre de Dios” que conoce a Dios directamente, que tiene una profunda amistad personal con Jesús, que comparte con los demás los mismos sentimientos de Cristo. Sólo así el sacerdote será capaz de llevar a los hombres a Dios, encarnado en Jesucristo, y de ser representante de su amor. (Discurso inaugural de Benedicto XVI en Aparecida) Gloria al Padre. 4 SÉPTIMA ESTACIÓN Jesús, objeto de desprecio, es llevado para ser crucificado V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Mateo (27, 31) Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron de nuevo sus vestiduras y lo llevaron a crucificar. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. MEDITACIÓN Los presbíteros, pues, por la virginidad o celibato conservado por el reino de los cielos, se consagran a Cristo de una forma nueva y exquisita, se unen a El más fácilmente con un corazón indiviso, se dedican más libremente en El y por El al servicio de Dios y de los hombres, sirven más expeditamente a su reino y a la obra de regeneración sobrenatural, y con ello se hacen más aptos para recibir ampliamente la paternidad en Cristo. De esta forma, pues, manifiestan delante de los hombres que quieren dedicarse al ministerio que se les ha confiado, es decir, de desposar a los fieles con un solo varón, y de presentarlos a Cristo como una virgen casta, y con ello evocan el misterioso matrimonio establecido por Dios, que ha de manifestarse plenamente en el futuro, por el que la Iglesia tiene a Cristo como Esposo único. (Presbiterorum ordinis Nº 16) Padrenuestro. OCTAVA ESTACIÓN Jesús es ayudado por el Cirineo a llevar la cruz V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Lucas 23, 26 Cuando lo llevaban, detuvieron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. 5 MEDITACIÓN Dice el Documento de Aparecida en el Nº 191: “Valoramos y agradecemos con gozo que la inmensa mayoría de los presbíteros vivan su ministerio con fidelidad y sean modelo para los demás, que saquen tiempo para su formación permanente, que cultiven una vida espiritual que estimula a los demás presbíteros, centrada en la escucha de la Palabra de Dios y en la celebración diaria de la Eucaristía: “¡Mi Misa es mi vida y mi vida es una Misa prolongada!”. Agradecemos también a aquellos que han sido enviados a otras Iglesias motivados por un auténtico sentido misionero”. Avemaría. NOVENA ESTACIÓN Jesús se encuentra con las mujeres de Jerusalén V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Lucas (23, 27-28) Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él. Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: "¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. MEDITACIÓN El Pueblo de Dios siente la necesidad de presbíteros-discípulos: que tengan una profunda experiencia de Dios, configurados con el corazón del Buen Pastor, dóciles a las mociones del Espíritu, que se nutran de la Palabra de Dios, de la Eucaristía y de la oración; de presbíteros-misioneros; movidos por la caridad pastoral: que los lleve a cuidar del rebaño a ellos confiados y a buscar a los más alejados predicando la Palabra de Dios, siempre en profunda comunión con su Obispo, los presbíteros, diáconos, religiosos, religiosas y laicos. (Documento de Aparecida Nº 199) Gloria al Padre. DÉCIMA ESTACIÓN Jesús es crucificado V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Mateo (27, 35-37) 6 Después de crucificarlo, los soldados sortearon sus vestiduras y se las repartieron; y sentándose allí, se quedaron para custodiarlo. Colocaron sobre su cabeza una inscripción con el motivo de su condena: "Este es Jesús, el rey de los judíos". V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. MEDITACIÓN S. Gregorio Nazianceno, siendo joven sacerdote, exclama: “Es preciso comenzar por purificarse antes de purificar a los otros; es preciso ser instruido para poder instruir; es preciso ser luz para iluminar, acercarse a Dios para acercarle a los demás, ser santificado para santificar, conducir de la mano y aconsejar con inteligencia (Or. 2, 71). Y el santo Cura de Ars dice: "El sacerdote continúa la obra de redención en la tierra"..."Si se comprendiese bien al sacerdote en la tierra se moriría no de pavor sino de amor"..."El sacerdocio es el amor del corazón de Jesús". (Catecismo de la Iglesia Católica N° 1587) Padrenuestro. UNDÉCIMA ESTACIÓN Jesús promete su reino al buen ladrón V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Lucas (23, 39-43) Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros". Pero el otro lo increpaba, diciéndole: "¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo". Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino". El le respondió: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso". V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. MEDITACIÓN Dice el Papa Benedicto en la carta de convocatoria para el año sacerdotal: “Pienso en las numerosas situaciones de sufrimiento que aquejan a muchos sacerdotes, porque participan de la experiencia humana del dolor en sus múltiples manifestaciones o por las incomprensiones de los destinatarios mismos de su ministerio. Sin embargo, también hay situaciones, nunca bastante deploradas, en las que la Iglesia misma sufre 7 por la infidelidad de algunos de sus ministros. En estos casos, es el mundo el que sufre el escándalo y el abandono. Ante estas situaciones, lo más conveniente para la Iglesia no es tanto resaltar escrupulosamente las debilidades de sus ministros, cuanto renovar el reconocimiento gozoso de la grandeza del don de Dios, plasmado en espléndidas figuras de Pastores generosos, religiosos llenos de amor a Dios y a las almas, directores espirituales clarividentes y pacientes. Avemaría. DUODÉCIMA ESTACIÓN La Madre de Jesús y el discípulo que él amaba, al pie de la cruz V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Juan (19, 25-27) Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. MEDITACIÓN La peculiar relación de maternidad que existe entre María y los presbíteros es la fuente primaria, el motivo fundamental de la predilección que alberga por cada uno de ellos. De hecho, son dos las razones de la predilección que María siente por ellos: porque se asemejan más a Jesús, amor supremo de su corazón, y porque también ellos, como ella, están comprometidos en la misión de proclamar, testimoniar y dar a Cristo al mundo. Por su identificación y conformación sacramental a Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María, todo sacerdote puede y debe sentirse verdaderamente hijo predilecto de esta altísima y humildísima Madre. (Audiencia general del 12 de agosto de 2009) Gloria al Padre. DECIMOTERCERA ESTACIÓN Jesús muere en la cruz V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Lucas (23, 44-46) 8 Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde. El velo del Templo se rasgó por el medio. Jesús, con un grito, exclamó: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Y diciendo esto, expiró. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. De la oración para el año sacerdotal del Papa Benedicto XVI «Te amo, oh mi Dios. Mi único deseo es amarte hasta el último suspiro de mi vida. Te amo, oh infinitamente amoroso Dios, y prefiero morir amándote que vivir un instante sin amarte. Te amo, Señor, y la única gracia que te pido es la de amarte eternamente. Oh mi Dios, si mi lengua no puede decir cada instante que te amo, quiero que mi corazón lo repita cada vez que respiro. Te amo, oh mi Dios Salvador, porque has sido crucificado por mí, y me tienes aquí crucificado contigo. Dios mío, dame la gracia de morir amándote y sabiendo que te amo». Amén. Padrenuestro. DECIMOCUARTA ESTACIÓN Jesús es bajado de la cruz y puesto en el sepulcro V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Del Evangelio según san Marcos (15, 46) José de Arimatea, compró una sábana, bajó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en ella y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca. Después, hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. V. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. Oración para el año sacerdotal de la Conferencia Episcopal Argentina: 9 Jesús, Buen Pastor, que has querido guiar a tu pueblo mediante el ministerio de los sacerdotes: ¡gracias por este regalo para tu Iglesia y para el mundo! Te pedimos por quienes has llamado a ser tus ministros: cuídalos y concédeles el ser fieles. Que sepan estar en medio y delante de tu pueblo, siguiendo tus huellas e irradiando tus mismos sentimientos. Te rogamos por quienes se están preparando para servir como pastores: que sean disponibles y generosos para dejarse moldear según tu corazón. Te pedimos por los jóvenes a quienes también hoy llamas: que sepan escucharte y tengan el coraje de responderte, que no sean indiferentes a tu mirada tierna y comprometedora, que te descubran como el verdadero Tesoro y estén dispuestos a dar la vida "hasta el extremo". Te lo pedimos junto con María, nuestra Madre de Luján, y San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars, en este Año Sacerdotal. Amén. Avemaría. 10