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RESEÑA: Oebalus insularis Stal., PLAGA ECONÓMICAMENTE IMPORTANTE EN EL
CULTIVO DEL ARROZ.
Yudmila Páez Falcón, Telce A. González Morera y Julia Pérez Fonseca
Instituto de Investigaciones del Arroz. Autopista Novia del Mediodía Km 16 ½, Bauta. La Habana.
RESUMEN
En este articulo se hace una revisión bibliográfica que aborda aspectos relacionados con una
plaga de importancia económica en el cultivo del arroz en Cuba, Oebalus insularis (Stal.),
conocida como la chinche de la espiga del arroz. Se exponen comentarios acerca de su
biología, ecología, distribución, daño, plantas hospedantes, dinámica poblacional, control
biológico natural, monitoreo de la población y estrategias para su manejo integrado.
Palabras claves: arroz, chinche
TECHNICAL REVIUW: OEBALUS INSULARIS STAL, ECONOMICALLY IMPORTANT
PEST FOR RICE CROP.
ABSTRACT
In this article a bibliographical revision is done that approaches aspects related with a pest of
economical importance in cultivation of rice in Cuba, Oebalus insularis (Stal.), is well-known
as bug of panicle of rice. Comments are exposed about their biology, ecology, distribution,
damage, plant host, dynamic population, natural biological control, population’s monitoring
and strategies for their integrated management.
Key words: rice, bug
INTRODUCCIÓN
Con excepción de la Antártida, todos los continentes del planeta producen arroz; se siembra
desde el Ecuador hasta latitudes de 53o Norte (en China) y 35o a 40o Sur, y en regiones
tropicales hasta alturas de 2400 metros sobre el nivel del mar, su importancia como cultivo
alimenticio aumenta conforme crece la población (Chandler, 1984).
En las arroceras cubanas existen determinados factores que obstaculizan la elevación de los
rendimientos, entre los que se encuentran: limitaciones en las disponibilidades de agua para
el riego y deficiencias en el manejo del mismo, afectaciones provocadas por malezas, plagas
y enfermedades, así como en el proceso inversionista, déficit en unos casos y desbalances
en otros, que resultan imprescindibles para alcanzar la meta propuesta en el Programa
Arrocero Nacional: el autoabastecimiento (IIArroz, 2000).
El daño causado por insectos plagas es uno de los factores que inciden en la producción de
arroz. El comportamiento de los insectos plagas varia dependiendo de las condiciones
39 climáticas, sistemas de cultivo, época de siembra, estado de desarrollo de la planta y de la
variedad. La identificación de los insectos, lo mismo que el conocimiento de sus hábitos, del
daño que ocasionan a la planta, de la edad del cultivo en que atacan y de la época del año
en que aparecen, permite un manejo y control eficiente de los insectos plagas para lograr un
aumento en la producción del cultivo.
Entre los insectos que dañan la panícula, los chupadores son los más importantes. Chinches
de la espiga es el nombre dado a insectos de varias familias del orden Hemíptera. El género
Oebalus, perteneciente a la familia Pentatomidae, es uno de los más importantes por el daño
que causa al cultivo del arroz en Centroamérica. Estos pentatómidos reciben el nombre
común de chinches hediondas por el olor desagradable que despiden. Varias especies de
chinches pueden recolectarse a través de las zonas arroceras de América Latina. En Cuba
encontramos a Oebalus insularis (Stal).
BIOLOGÍA Y ECOLOGÍA
Clasificación sistemática (Stys y Kerzhner, 1975)
Orden: Heteroptera
Familia: Pentatomidae
Género: Oebalus
Especie: Oebalus insularis Stal.
De antemano se conoce que dicha especie posee metamorfosis gradual o paurometábola
(característica del orden), por lo que pasan por tres estadíos durante su ciclo de vida:
huevos, ninfas y adultos.
Huevo: La hembra deposita los huevos en masa u ordenados en doble hilera y generalmente
sobre el haz de la hoja, aunque también oviposita sobre las panículas y el tallo. Los huevos
tienen forma de barril y miden, en promedio 1 mm de alto por 0.7 mm de diámetro. Recién
ovipositados son verdes y se tornan de color rojo oscuro al acercarse la eclosión.
Ninfa: Aparece de 4 a 8 días después de la oviposición. Inmediatamente después de la
eclosión, las ninfas permanecen agrupadas cerca del corión o masa de huevos. Antes de
convertirse en adultos, las ninfas pasan por 5 instares, en los cuales son semejantes al
adulto, pero con alas rudimentarias.
Adulto: Son de color marrón claro. El cuerpo presenta manchas amarillas, tiene forma de
escudo y mide cerca de 10 mm de largo y 5 a 6 mm de ancho. La cabeza es pequeña,
hipognata y triangular.
40 Según Portal y col. (1978) las puestas de huevos durante su primer día poseen color verdoso
de aspecto gelatinoso y forma semejante a un barril. Con el transcurso del tiempo su color
tiende a rojizo. Estos son localizados tanto por el haz como por el envés de las hojas, en
panículas y tallos, raras veces en las espiguillas; la mayor cantidad se encuentran en la zona
próxima al agua. El número de huevos en las puestas es variable y llega en ocasiones hasta
50; la posición de la puesta es siguiendo una línea recta con doble hilera y estos hacen
eclosión alrededor de 4 a 5 días.
Meneses y col. en 1982, reportaron que antes de llegar al estado adulto, las ninfas pasan por
5 instares o mudas que se producen cada 2-3 días. Estas al salir del huevo presentan la
cabeza de color verde pálido, con los ojos rojos y las patas y antenas carmelitas claro, el
abdomen tiene el mismo color con tres manchas en el centro y 10 en los bordes de color
carmelita oscuro. En el último instar, la cabeza, las antenas y las patas son carmelita oscuro
y negro y presentan las mismas manchas que en los instares anteriores. En este último
instar, según Shashank (1976) es donde las chinches desarrollan sus órganos sexuales; en
el caso de los machos los testículos son claramente visibles.
Meneses y col. (1982) señalan que la ninfa al emerger del huevo rompe con su cabeza el
corium y desprende alrededor de las ¾ partes del mismo, con movimientos oscilantes logra
sacar las antenas y el primer par de patas en cuya operación demora cerca de 6 a 8 minutos;
luego de salir del mismo permanece inmóvil cerca de 45-50 min. y camina durante varias
horas después alrededor de la puesta sin ingerir alimentos. En este sentido Portal y col.
(1978) informan que las ninfas permanecen inmóviles alrededor de los huevos durante 24
horas después de la eclosión; se alimenta de las hojas al inicio y durante un corto tiempo,
para trasladarse después a las panículas.
41 Alayo (1967) citado por Gómez y Meneses (1980) hace una descripción de los adultos y
señala que poseen un color pajizo, usualmente claro con una longitud total de 7-9.5 mm y de
una anchura de hombros de 3-4.5 mm, presenta además manchas callosas de color
amarillento en el escutelo. Las hembras son ligeramente mayores que los machos y de
colores más brillantes (Portal y col., 1978).
En Cuba se han realizado estudios biológicos sobre plantas de arroz y Echinochloa colona.
En el caso de O. insularis sobre plantas de arroz, Meneses y col., 1982; determinaron que el
tiempo desde la oviposición hasta la eclosión a 26.8 oC fue para los machos de 4.5 días y
para las hembras de 4.1 y se obtuvo un 100% de fertilidad.
En los estudios sobre E. colona, la duración del promedio desde la oviposición hasta la
eclosión osciló entre 4.8 y 5.1 días con temperaturas que fluctuaron entre 23.6 y 26 oC
(Gómez y Meneses, 1985). En ambos estudios los autores coincidieron en señalar que
dichos huevos son de color verde el día de la oviposición y se tornan carmelitas el segundo
día y añade Meneses y col. (1982) que es posible con la ayuda del microscopio observar en
la parte superior de los mismos dos puntos de color rojo intenso que corresponden a los ojos
de las ninfas. Los huevos llegan a presentar un diámetro de 0.625 mm y una longitud de
0.700-0.750 mm.
En cuanto a la duración del estado ninfal, Meneses y col. (1982), obtuvieron como promedio
19.6 días para los machos y de 18.8 días para las hembras en la etapa de junio-julio
(temperaturas medias de 26.6 oC) y para el período de septiembre-octubre (temp. de 25.7 oC)
18.7 días para los machos y 18.8 días para las hembras.
En el estudio de la biología de esta especie Meneses y col. (1982) obtuvieron que la longitud
del cuerpo del adulto varía de 8.38 mm (♂) a 9.22 mm (♀) y no encontraron diferencias en el
ancho del tórax entre ambos. Iguales resultados fueron hallados por Gómez y Meneses
(1985) en estudios realizados con esta especie sobre plantas de E. colona.
Los adultos de O. insularis inician la cópula alrededor de una semana después del arribo a
ese estadío (Gómez y Meneses, 1985) aunque Meneses y col. (1982) pudieron observar que
la primera puesta ocurre generalmente, al octavo o noveno día después de arribar al estadío
adulto y alcanza a ovipositar durante toda su vida un total de 127-288 huevos y señalan una
longevidad para adultos entre 63 y 79 días, llegando algunos hasta 130 días.
Huevos
Ninfas (1er Instar)
42 Ninfa (3er Instar)
Adulto
DISTRIBUCIÓN Y DAÑO
Se ha informado de la presencia de esta plaga (O. insularis) en Florida, México, todos los
países de América Central, Colombia, Cuba y El Caribe. Normalmente es una plaga de
menor importancia en Centroamérica. Sin embargo, dependiendo de los factores climáticos y
del manejo, puede aumentar sus poblaciones en grandes densidades, causando pérdidas
hasta del 50% de la producción de arroz. En Cuba esta plaga es grave y se realizan grandes
esfuerzos para disponer de un plan de manejo integrado.
En 1882 Riley hizo el primer reporte económico de daños ocasionados por esta plaga
(Odglen y Warren, 1962). Su daño se produce por la alimentación del insecto sobre el grano
del arroz en formación, una descripción de los síntomas del daño fue hecho por Frohlich y
Rodewald (1970). La misma señala que en los arrozales durante la fase lechosa o amarilla
de maduración, se pueden observar panículas y cáscaras vacías, donde una observación
más detallada nos revelará numerosos lugares de succión en las plantas dañadas. Los
síntomas pueden llegar a incluir el crecimiento retardado de las panículas y la presencia de
granos lesionados.
Los adultos y ninfas del chinche de la espiga succionan los jugos del grano de arroz durante
el estado de llenado y maduración del grano, ocasionando granos vanos, muy claros o
estériles y manchados. Los granos manchados son consecuencia del ataque de hongos. Los
granos dentro de la cáscara quedan deformados o debilitados y se quiebran durante el
proceso del trillado, bajando la calidad del producto.
Cuando la chinche se alimenta de los granos puede provocar una pérdida parcial o total del
peso de los mismos. Los granos que son parcialmente afectados causan serias reducciones
en la calidad molinera del arroz, pues estos se quiebran con facilidad en el proceso industrial
modificando desfavorablemente con ello la relación de granos enteros y partidos.
Las chinches hediondas o pedorras (orden Hemiptera), conocidas por su olor fétido
producido por las glándulas aromáticas en sus abdómenes, penetran el grano en desarrollo
con sus partes bucales chupadoras y remueven el líquido blanco conocido como "leche". El
daño temprano en el desarrollo del grano evita el llenado del mismo. Los resultados del
ataque tardío son el "arroz picado o arroz pecoso", el cual se refiere a la condición del grano
después de haber sido chupado por las chinches hediondas y el grano en consecuencia es
manchado por las bacterias u hongos los cuales entran a las heridas hechas por las
punciones o piquetes. En algunos países el precio de mercado del arroz picado o pecoso es
reducido.
La “chinche del arroz” ha sido considerada por Sailler (1957) como uno de los pentatómidos
más dañinos del hemisferio occidental (Odglen y Warren, 1962).
Según Grist (1965) las chinches son probablemente las más difundidas de las plagas de los
granos y están informadas en Estados Unidos, Malaya, Filipinas, Guyana Británica y Japón;
dichos ataques, aunque esporádicos, pueden ser desvastadores.
43 Walter (1975) informa que en los E.U. las plagas principales son los pentatómidos que
causan el 75% de las pérdidas totales. En otros países las chinches chupadoras (Oebalus
sp.) causan hasta un 25% de las pérdidas.
Este insecto, normalmente, se distribuye en el campo en forma agregada o en parches. Con
frecuencia, se concentran en los bordes del cultivo. Es muy importante conocer el patrón de
su distribución, para calcular las poblaciones promedio en toda la plantación, con base en
muestreos realizados en los bordes (Foster et al. 1989).
Adultos y ninfas se alimentan de granos. Las ninfas y los adultos causan saneamiento y
manchado del grano y pérdidas en rendimiento, porque se alimentan del grano en desarrollo.
Daño causado por Oebalus insularis (Stal) al arroz según la reducción del peso de la
panícula en estado lechoso. Palmira, Colombia, 1989.
Tratamiento
Testigo
O. insularis
Panícula
3.55 + 0.09
2.83 + 0.16
Peso (g + EEM)a de:
100 granos
2.04 + 0.03
1.23 + 0.06
Granos llenos
3.33 + 0.09
1.63 + 0.17
A EEM = error estándar de la media
Hacen frecuentes picaduras en los granos y éstas permiten la entrada de microorganismos
patógenos que manchan los granos. Su capacidad de causar daño disminuye a medida que
el grano madura y se endurece, ya que el insecto no tiene habilidad para penetrar el grano
duro.
Un ataque durante el estado lechoso del grano causa, por tanto, mayor daño que los ataques
durante el estado pastoso de desarrollo del grano.
Daños en los granos
PLANTAS HOSPEDANTES
Las chinches del arroz prefieren al mismo, pero sus poblaciones son mantenidas sobre
hospedantes alternantes como yerbas salvajes y ciperáceas, ya que atacan al arroz,
44 solamente en un estado limitado del crecimiento de éste, y dependen de la presencia de
dichos hospedantes (IRRI, SF).
Según Cabello (1966) se pueden encontrar puestas de la chinche O. insularis sobre malezas
como Paspalum, Panicum y Echinochloa. Portal y col. (1978), así como Gómez (1982)
señalan a Echinochloa como la principal planta hospedante sobre la cual el insecto realiza
sus puestas y se desarrollan las ninfas hasta sus últimos estadíos, que es cuando infestan
los campos de arroz. Meneses y Sánchez (1985) realizaron un estudio sobre poáceas y
ciperáceas que le servían de hospedante a O. insularis e hicieron una relación de 22 malezas
hospedantes de esta plaga, destacándose entre otras, la Echinochloa colona como la más
preferente y abundante.
Los chinches pueden sobrevivir y multiplicarse en varios hospedantes silvestres de la familia
Gramineae (Digitaria spp., Echinochloa spp., Eleusine indica, Panicum muticum, Sorghum
bicolor y Sorghum halepense) y Cyperaceae (Cyperus iria). En los campos de arroz
enmalezados, las poblaciones de chinche son 2 - 3 veces mayor, que en las plantaciones sin
malezas (Fraqui et al. 1988). Saunders et al. (1998) señalaron que los hospedantes más
importantes de O. insularis son arroz, sorgo y zacates o pastos silvestres.
DINÁMICA POBLACIONAL
La chinche del arroz se mueve gradualmente de las malezas hacia el arroz cuando este
último comienza a florecer (Odglen y Warren, 1962). Estudios realizados por Gómez (1974)
demostraron que la aparición de esta plaga está regulada por las condiciones ambientales, lo
cual fue corroborado más tarde por Gómez y Meneses (1980) cuando determinaron que las
mayores densidades de población para esta especie ocurrieron entre los meses de mayooctubre con temperaturas entre 26 y 28 oC, humedad relativa entre 75 y 85 % e intensas
precipitaciones.
Además de los factores climáticos, varios autores se han referido a otros aspectos que en
mayor o menor magnitud influyen en las densidades de población de esta especie. En este
sentido Pathak (1981), citando a varios autores plantea que entre los factores que afectan la
intensidad de esta plaga se encuentran las variedades de arroz, la fertilización y prácticas
agronómicas, así como el empleo de insecticidas.
Por otra parte Rambajan (1981) señala que los problemas con las plagas han aumentado
con el cambio de cultivo de secano a riego, la introducción de la doble cosecha o siembra
continua, el incremento del área y el desarrollo de insecto resistencia.
Los adultos invaden el cultivo desde los hospedantes silvestres. Pueden observarse desde el
inicio del cultivo, pero la migración aumenta significativamente durante el inicio de la
floración. Las poblaciones se incrementan durante la etapa lechosa y llenado del grano, tanto
por las migraciones como por la reproducción del insecto dentro del cultivo (Jones y Cherrey
1986). Al final del ciclo del cultivo, los adultos migran hacia otras plantaciones u hospedantes
45 silvestres. En zonas donde hay cultivos escalonados, las poblaciones aumentan con mayor
facilidad.
CONTROL BIOLÓGICO NATURAL
Existen varios insectos que pueden controlar a O. insularis, entre ellos, dos especies de la
familia Scelionidae, Telenomus podissi y T. latifrons. Ambos, parasitoides de huevos, son los
controladores naturales más comunes de esta plaga en Centroamérica. Estas avispitas
ovipositan dentro de los huevos del chinche, donde se desarrollan las larvas del parasitoide,
eliminando las ninfas de la chinche.
En plantaciones de arroz, el parasitismo natural puede llegar hasta 95%. Sin embargo, aún
con estos niveles, en algunos sitios las poblaciones del chinche son altas (Ruelas y Carrillo
1978).
También existen otros agentes de control biológico natural como el hongo entomopatógeno
Metarhizium anisopliae que puede producir epizootias naturales en el campo reduciendo la
población de este insecto (Martins et al. 1986 y García y col., 1988).
MONITOREO DE LA POBLACIÓN
Los chinches permanecen en las espigas o sobre las plantas de arroz en las primeras horas
de la mañana o al final del día. En las horas más calientes del día, se mueven a la parte baja
de las plantas y es difícil observarlos. Por lo tanto, el muestreo debe realizarse temprano en
la mañana o en la tarde, cuando los insectos están sobre las espigas. Existen varios métodos
prácticos para realizar los conteos del insecto y determinar el nivel poblacional. Algunos de
ellos son:
Muestreo visual. En Texas, EE.UU para estimar la población se utilizan binoculares, lo cual
permite contar los chinches desde fuera de la plantación. Se revisan 100 espigas y el umbral
de acción es de 10 insectos para el total de las espigas revisadas (Drees 1996).
Muestreo de red de barrido. La captura de insectos se realiza con redes. Para determinar el
nivel de incidencia se realizan 10 barridas de red, en 10 pasos consecutivos y se cuenta el
número de adultos o ninfas maduras capturadas. El umbral de acción para el inicio de la
floración es de 4-5 insectos en las 10 barridas y para la etapa de llenado del grano es de 10
insectos en las 10 barridas (Jones et al 1998).
Monitoreo del daño. Para monitorear el daño en el grano, se pueden sumergir los granos en
una solución caliente (54°C) de ácido hidroclórico (0,03 – 1,5 N) durante 1 minuto con el
objetivo de oscurecer los puntos manchados, lo cual facilita el conteo de los granos dañados
(Wilbur et al. 1970).
46 ESTRATEGIAS PARA EL MANEJO INTEGRADO
Los insectos reducen los rendimientos sustancialmente. Cramer estimó las pérdidas de
rendimiento del arroz causadas por los insectos al revisar la literatura hasta más allá de 1966
(Cuadro 2). El estimó las pérdidas fluctuando desde el 31.5% en Asia y hasta 2% en Europa.
Más tarde, una serie de experimentos coordinados por el IRRI y llevados a cabo en los
campos de los agricultores en seis países asiáticos indicaron que el aumento en los
rendimientos de los campos que recibieron fertilizantes, y el control de insectos y malezas
fue de 0.9 t/ha en la estación lluviosa y l.7 t/ha en la estación de secano; 0.4 ton y 0.6 ton de
estos incrementos en el rendimiento respectivamente, fueron debidos al control de insectos.
La importancia de los insectos y otras plagas es señalada por el hecho de que sólo un 10%
de incremento o decremento en la producción de granos alimenticios, en escala mundial,
puede hacer la diferencia entre una sobreproducción y una escasez aguda.
Cuadro 2. Pérdidas estimadas del rendimiento del arroz causadas por insectos plaga en una
base mundial (tomado de Cramer 1967)
Región
Asia
República Popular de China
África
Sudamérica
Norteamérica y América Central
Europa
Pérdida del
rendimiento (%)
31.5
15.0
14.4
3.5
3.4
2.0
El manejo integrado de O. insularis puede realizarse mediante diferentes estrategias, entre
las que están:
9 Fortalecer la planta para resistir el daño. En algunas líneas resistentes de arroz como Stg
709494, Stg 70M7046 y Stg 69M5164 (Stuttgart, Arakansas, EE.UU) O. insularis reduce la
producción en 10%, 12% y 14%, respectivamente, en comparación con reducciones de
hasta 76% en variedades susceptibles (Nilakhe 1976, Yanis y Ruiz 1989).
Desafortunadamente muchas de estas líneas no tienen características comerciales
deseables. Por tanto resulta importante la búsqueda de resistencia varietal a esta
importante plaga.
9 Crear un ambiente favorable para el cultivo y desfavorable para las plagas. La selección
de una fecha de siembra que permita evitar al ataque de O. insularis constituye una
alternativa eficaz. En el caso de Cuba, la siembra sincronizada dentro de un ciclo puede
evitar los daños de la plaga.
9 La fertilización adecuada y eliminación de malezas favorece el crecimiento de las plantas,
en detrimento de la plaga, y constituye una práctica agronómica importante de manejo del
cultivo.
47 9 El manejo adecuado de las malezas, al inicio o al final del ciclo del cultivo, reduce el
enriquecimiento del banco de semillas, bajando la población de hospedantes alternos de la
plaga cercanos al cultivo, y por tanto, la posibilidad de un aumento explosivo de la
población del insecto.
9 Mantener condiciones aptas para los organismos benéficos. Los insecticidas sintéticos
disminuyen significativamente la sobrevivencia de los enemigos naturales de esta plaga
(Sudarsono et al. 1992). Una alternativa es evitar las aplicaciones tempranas de
insecticidas químicos para el control de Spodoptera spp. y controlar esta plaga mediante
alternativas como inundación de los campos y empleo de insecticidas botánicos (Nim) o
biológicos (VPN), aumentando las posibilidades de control biológico natural de O. insularis.
9 Los adultos de los parasitoides se alimentan de los exudados dulces de las flores y las
hojas. En un ambiente sin árboles y grandes extensiones de monocultivo de arroz, éstos
no tienen fuentes de alimentación, por tanto, la siembra de árboles y plantas que aseguren
su alimentación ayuda a mantener las poblaciones de los parasitoides.
9 Monitorear periódicamente las poblaciones para facilitar el control oportuno de la plaga, ya
que el control de la plaga se limita solamente al estado lechoso del grano (y a los
comienzos del estado pastoso) porque el control durante la época de endurecimiento del
grano tendrá poco efecto para reducir el daño y mejorar el rendimiento.
9 El uso de métodos prácticos de monitoreo (observaciones directas o capturas con red)
permite estimar las poblaciones de O. insularis sin invertir muchos recursos y tiempo.
9 Los pentatómidos están activos durante el día y en las primeras horas de la noche
mientras el sol se oculta, por consiguiente la aplicación de un agroquímico (solo si lo
justifica el umbral de acción) temprano en la mañana no es fectiva. (Pantoja, A. y col.,
1997).
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