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Una Mirada Histórica a la Estadística del Ecuador local y de crear un mercado urbano que agilite la ganadería lechera, la producción de legumbres, la artesanía, etc… en torno suyo. Si no hubo cambios rápidos ni auge económico, el crecimiento es importante y asegura el dominio de una ciudad como Quito sobre toda la región de la sierra centro-norte. Es necesario notar que, cuando la provincia de Pichincha crece, seguramente puede aprovechar de los principios de una revolución sanitaria. También recibe parte de las migraciones.34 Los cambios anotados no se detienen, porque a continuación de la construcción del ferrocarril se integran las comunicaciones interregionales por transporte terrestre, y la llegada de los vehículos a gasolina desatará una fiebre por la construcción de carreteras y el aislamiento tradicional andino se rompe de forma violenta. Para la segunda mitad del siglo XIX, el manejo de las estadísticas pasa a control del Ministerio del Interior, cuyos titulares recaban la información ayudados por los gobernadores de las provincias, y estos por los tenientes políticos. La validez de estas estadísticas ha sido cuestionada, y sin embargo han sido útiles para establecer tendencias funcionales. Los a veces necesarios reclutamientos en pueblos poco o nada aficionados a la guerra; los impuestos con que también se los grava; la diseminación de los moradores en los campos y, sobre todo, la falta de una oficina de estadística; han sido y son estorbos de cuenta para poder formar un censo con exactitud, pues de temor de tales reclutamientos e impuestos, huyen, se esconden o sus allegados no dan sino falsos del número de habitantes de una aldea, casa o tienda.35 Hay que destacar que si se registraron errores, también es cierto que historiadores interesados en el tema, como Pedro Fermín Cevallos, realizaron un gran trabajo de revisión y tornaron operativas a dichas estadísticas.36 Historiadores demográficos destacan que el primer intento de levantar un “censo nacional verdadero” se realizó en 1861 y el segundo en 1871, y que el estudio de sus resultados respectivos arrojaría mucha luz sobre la economía y la sociedad, además del estado y movimiento de la población del país durante el tercer cuarto del siglo XIX.37 34 Ibíd. 35 Pedro Fermín Cevallos, Resumen de la Historia del Ecuador, Guayaquil, Imprenta de La Nación, 1889, pp. 31-33, en Luis T. Paz y Miño, La Población del Ecuador, Quito, Talleres Gráficos Nacionales, 1936, p. 13. 36 Realizando un ejercicio de proyecciones entre las que circulaban antes del primer censo, hay una diferencia de un 15% de sobreestimación de los datos. 37 Adolfo Benjamín Serrano, Índice de un ensayo de recopilación de la legislación ecuatoriana, Guayaquil, Tip. “Guayaquil”, 1899, p. 24, en Michael T. Hamerly, Recuentos de dos ciudades, op. cit., p. 23. Según Michael Hamerly, basado en Serrano, los antecedentes legales de los censos de 1861 y 1871 serían la ley nacional de 11 de abril de 1861 “sobre el modo de formar el censo general de la República”, el decreto legislativo de 30 de agosto de 1869, que ordenó “que se levante el censo de la nación”, y el decreto ejecutivo de 7 de enero de 1871, que puso en ejecución el decreto anterior. Se han estudiado los resultados de este empadronamiento para la provincia del Azuay, de 1871. 34