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Instituto Politécnico Nacional
Dirección General
Presidencia del Decanato
Construcciones en el casco de Santo Tomás
hoy Unidad Profesional Lázaro Cárdenas.
Lourdes Rocío Ramírez Palacios
Presidencia del Decanato
Para poder formar una nación capacitada en actividades técnicas y de producción social es
necesario establecer un recinto adecuado en donde se logre establecer una comunicación
científica entre profesores, alumnos e investigadores. El Instituto Politécnico Nacional
dentro de sus prioridades estuvo el establecimiento permanente de edificios, talleres,
laboratorios y todos los inmuebles necesarios para impartir la educación técnica en México.
Para iniciar está charla nos trasladamos a los años veinte del siglo pasado, es decir,
1922 cuando la Secretaria de Educación Pública en voz de José Vasconcelos argumentó
que era necesario construir edificios para las escuelas ya que sólo se contaba con 14 locales
específicos para escuelas y el resto estaban constituido por casas de alquiler medianamente
adaptadas.
En la educación técnica esto no fue la excepción ya que hubo una búsqueda constante
de propiedades adecuadas, las cuales había que acondicionar según las necesidades de
aprendizaje de cada enseñanza técnica. Éstas se establecieron principalmente en casas o
propiedades particulares en las que se rentaba, bajo condiciones muy fortuitas por las
condiciones de los inmuebles en las que era necesario hacer remodelaciones costosas para
ocupar los inmuebles, lo que ocasionó que no se aprovechará al cien por ciento.
En otras ocasiones, los edificios que ocupaban las escuelas técnicas estaban
relativamente acondicionados, pero siempre requerían de reparaciones o adaptaciones de
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mayor o menor importancia, esto significó que parte del presupuesto destinado a educación
fuera invertido en obras materiales y al final, cuando se tuviera que buscar un espacio más
grande o cómodo para las aulas o los talleres, las modificaciones y mejoras sólo
beneficiaban a los dueños del inmueble. Sin embargo, estos acondicionamientos no
libraban a la
SEP
del pago de rentas ya que constituían un gasto importante, que podían
haberse ahorrado si se hubieran adquirido los inmuebles, pero la imposibilidad de encontrar
sitios mejores los obligó a permanecer en estas condiciones por varios años.
Está situación también se reflejó en las condiciones de los talleres y laboratorios ya que
en muchas ocasiones no se logró cubría las necesidades de práctica constante que
demandaba la enseñanza técnica. Por tanto, fue importante considerar el espacio para
realizar los ejercicios sobre el funcionamiento y manejo de maquinaria. Afortunadamente y
a pesar de las carencias indicadas la SEP, logró proporcionar, aunque de manera limitada, la
infraestructura que la educación técnica demandaba.
Fue hasta 1921, bajo el mandato de Álvaro Obregón presidente de la república que la
SEP
consiguió que la Escuela de Agricultura cediera parte de su terreno en el antiguo casco
de la hacienda de Santo Tomás para establecer la Escuela de Ferrocarrileros. Este terreno,
ocupaba toda la calle de Santo Tomás, entre las calzadas de Tacuba y la de Los Gallos. El
proyecto inició con la adquisición de un cobertizo de más 150 000 pesos, pero
desgraciadamente esta escuela sólo quedó en intención.
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Para 1923 este mismo terreno y ocupando la infraestructura construida para el Instituto
Técnico Industrial (ITI), cuyo edificio principal se terminó de construir en 1925, aunque
desde 1924 ya había actividades en 24 cursos de mecánico de automóviles, electricista,
carpintero, relojeros-joyeros, y posteriormente maestros en la construcción.
Como mencione el presupuesto destinado para remodelaciones costosas se quedó sin
concluir y en el
ITI
no fue la excepción ya que los techos se quedaron sin concluir
destruyendo algunos pisos y muros, los cuales fue necesario reconstruir entre otras muchas
cosas.
A partir de los treintas la
SEP
estudió la posibilidad de concentrar las escuelas
dependientes del Departamento Técnico en un gran centro que, sin costo elevado para el
gobierno, permitiera dar impulso a la educación técnica. Para ello aprovechó los locales de
esta zona de la ciudad y además aumentó las partidas del presupuesto federal creando
partidas específicas para adquirir materiales y herramientas destinadas a los talleres. En
1935, se admitió el proyecto de la creación del Politécnico y su construcción fue asignada
al ingeniero Juan de Dios Bátiz, el cual fungió como gestor financiero e ingeniero residente
de obras acompañado por Wilfrido Massieu, quién también hacía de maestro de obras.
El área de Santo Tomás estaba limitada de manera natural por el canal de la Verónica,
sobre el cual se construyó un puente de madera para comunicar la colonia Santa María la
Ribera con el casco de Santo Tomás y así dar acceso a los alumnos del ITI y más tarde a los
del Politécnico. Poco a poco, fueron surgiendo los pabellones de aulas y talleres, del
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anfiteatro para la carrera de médico rural, la biblioteca central, edificios de un nivel para
diversos laboratorios y un edificio destinado a la ENCB; el área deportiva se inició en forma
rudimentaria y a iniciativa de los alumnos para lo cual trazaron la pista e hicieron los
primeros trabajos de limpieza, la construcción del gimnasio y del estanque para prácticas de
remos. La mayoría de estas edificaciones aprovecharon las viejas estructuras del gran taller
que se había dedicado a la escuela de ferrocarrileros.
En 1935 la dirección del Politécnico decidió que el local del
ITI
albergará las
principales unidades superiores con esto se estableció la instalación de un campus donde se
concentraran todas las enseñanzas técnicas. Para este proceso de formación fue necesario
elaborar la maqueta de la Escuela Politécnica, el plano general de las escuelas y el dibujo
en perspectiva del plano, estos trabajos fueron solicitados a los alumnos de la ESC y fueron
expuestos directamente al presidente. Con esto se conformó una institución sólida que se
identificaba como única. Otra de las obras a destacar estaba el estadio Salvador Camino
Díaz, su construcción inició en agosto de 1935 en terrenos del
ITI.
Durante su periodo de
construcción se acordó ponerle el nombre en honor a un estudiante que gano varias
competencias en los Juegos Centroamericanos fundó y presidio la Federación Deportiva de
Escuelas Técnicas y participó físicamente en la construcción del estadio pero que falleció
de fiebre tifoidea. Lo que es un hecho es que el estadio formó parte de la vida cívica y
deportiva del Instituto
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A partir de 1937 se juzgó pertinente reunir en un solo edificio a todas las escuelas de
orden profesional, así la Escuela Politécnica se situó en un solo sitio mejorando la dotación
de laboratorios, maquinarias, instrumentos y material de trabajo. Esto no fue fácil ya que
hubo muchas objeciones por parte de alumnos y maestros que se resistían al traslado de las
escuelas al casco de Santo Tomás. Entre las inconformidades estuvo la academia comercial
de costura de la ETIC 2 en donde gran parte de madres y alumnas pedían no ser trasladadas
de Tacubaya al casco de Santo Tomás, sin embargo la gran mayoría de maestros y
directores de las escuelas apoyaban la propuesta de reunir todas las escuelas profesionales
del IPN a partir de 1937.
La labor de unificar todas las escuelas del IPN fue ardua y laboriosa pues fue necesario
obtener los datos correspondientes a edificios y terrenos ocupados por las escuelas
prevocacionales, vocacionales y superiores del
IPN.
Para lo cual se solicito el envió de
planos de las instalaciones en donde estaban ubicadas cada una de las escuelas, las
condiciones en que se encontraban, y las modificaciones o adaptaciones realizadas.
La Escuela Nacional de Ciencias Biológicas se trasladó a las instalaciones del casco de
Santo Tomás desde febrero de 1938 en donde se montaron los pabellones, construidos ex
profeso en el Instituto, para los laboratorios de entomología, microfotografía y fisiología
adquiridos en el extranjero.
Caso similar fue la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura que se trasladó entre
enero y febrero de 1938 pero esta se llevó todo el equipo, la maquinaria y los laboratorios
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para reinstalarlos en el pabellón destinado para la escuela, esto significo una gran mejoría
pues el edificio contaba con salones de clase acondicionados, campos deportivos, talleres
perfectamente instalados y condiciones de higiene en general, que ofrecía a los alumnos las
condiciones propias de un lugar de estudio. De manera general entre 1937 y 1938 las obras
se centraron en la construcción e instalación parcial de maquinaria y equipo de los distintos
talleres y laboratorios, de la construcción del gimnasio, talleres de maquetas y vidriería,
bodega y almacén.
Las necesidades de las escuelas eran muchas, pero en un acuerdo logrado con el
presidente, del 1° de abril 1939, se consiguió pavimentar y alumbrar todas las calles del
Politécnico, logrando que los contratos fueran concedidos para que la
ESIA
verificara la
obra. El aumento la población estudiantil de las prevocacionales y vocacionales iban a la
par de las limitaciones económicas del IPN esto provoco que Bátiz hiciera del conocimiento
del presidente Cárdenas la urgencia de incrementar en un millón trescientos mil pesos el
presupuesto para terminar las obras del casco de Santo Tomás. Sin embargo, este aumento
fue autorizado pero sólo se destinó para la enseñanza técnica 525 000 pesos ocupados para
las obras de construcción y la ampliación del terreno para nuevas dependencias del
Instituto.
Durante los años cuarentas el presupuesto asignado al Politécnico fue cada vez menor
lo que dio como resultado que las propias escuelas emprendieran reparaciones y obras de
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mantenimiento con recursos obtenidos por su cuenta y con la constante preocupación de
aprovechar al máximo las instalaciones existentes.
También se dieron otras modificaciones como la que originó la formación de la calzada
que ahora conocemos como circuito interior. Ante la expropiación de terrenos a ambos
lados de dicho canal para ampliar la avenida, el Politécnico perdió la cerca de alambre que
servía de límite y también la casa del encargado de la intendencia; ambas tuvieron que ser
reconstruidas. Otra obra prioritaria para 1944 fue la construcción de la fachada del Instituto
que se convirtió en punto de referencia de la institución.
Otras de las necesidades prioritarias del instituto fue abrir de manera provisional
dormitorios acondicionados debajo de las tribunas del estadio y en el anexo del gimnasio
para los alumnos que venían de provincia e ingresaban al Politécnico. La construcción del
edificio del Internado se volvió una demanda constante de los estudiantes, pues de las 300
plazas con que se fundó en 1944, en tres años había llegado a atender alrededor de 820
alumnos. Fue así como el edificio del Internado se busco en un área que colindara con el
IPN,
en abril de 1944 se eligió el terreno que ocupaba el parque Plutarco Elías Calles
(perteneciente al Rancho Nextitla y expropiado desde 1934. El terreno tuvo algunos
problemas y fue necesario modificar el uso de suelo mediante un decreto presidencial, la
situación no fue fácil ya que las estas no fueron las únicas dificultades que tuvieron que
resolver ya que las autoridades exponían que no alcanzaba el presupuesto, y que el dinero
existente, aunque insuficiente, se canalizaría a la construcción de edificios de menor
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tamaño y costo. En 1945 ante la construcción de la Ciudad Universitaria el Politécnico en
concordancia con este plan, inició los proyectos relativos. En se lograron decretos de
expropiación de terrenos destinados a la construcción del Internado.
Para iniciar las obras en los terrenos que ocupaba el parque Plutarco Elías Calles que
había sido cedido al
IPN
para crear en él nuevas instalaciones, con la denominación de
Ciudad Politécnica se solicitó a la
ESIA
copias de los planos de todo el Instituto. La
propuesta se conformó por cuatro manzanas: la primera, ocupada por los edificios ya
existentes, limitaba al norte con la calzada de los Gallos, al oriente con la calle Instituto
Técnico Industrial, al sur con prolongación de Carpio y al poniente con la avenida de los
Maestros. La segunda manzana estaba limitada al norte por prolongación de Carpio, al
oriente por avenida de los Maestros, al sur por prolongación de Díaz Mirón y al poniente
por Plan de San Luis.
La tercera era un trapecio limitado al norte por la calzada de los Gallos, al noreste por
Plan de Agua Prieta, al sur por prolongación de Carpio y al noroeste por Plan de Ayala. La
cuarta estaba delimitada al norte por prolongación de Díaz Mirón, al sureste por Plan de
Ayala, al sur por prolongación de Carpio y al noroeste por Ferrocarril de Cuernavaca.
Sin embargo, en 1947 las obras de construcción de mayor importancia estuvieron en un
nuevo edificio para alojar a la
ESIQIE;
las obras del Internado seguían en suspenso, esto
provoco que los internos fueran acomodados en un dormitorio provisional compuesto de 38
salones desmontables y económicos. La edificación avanzó lentamente, y a principios de
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mayo de 1948 los estudiantes ocupaban aún la infraestructura de las graderías del estadio
como dormitorio.
A mediados de 1948 tomó forma nuevamente el plan para la construcción de la Ciudad
Politécnica, pues un estudio hecho en esas fechas estableció su extensión, vías de
comunicación, áreas verdes (70 por ciento de la superficie total), altura de los edificios no
mayor a cuatro pisos y una plaza de honor. El proyecto contemplaba área administrativa,
escolar, social y deportiva. Ya estaba construido, en parte, el Internado y el parque Plan
Sexenal que serviría para el área deportiva, junto con el estadio, ampliado para albergar
hasta 30 000 espectadores, además de conservar el gimnasio, la alberca, y el tanque de
remo. También se ampliaría con frontones y canchas de voleibol y basquetbol al aire libre.
La necesidad de ampliar los espacios educativos del Politécnico no era producto de un
capricho, sus escuelas estaban separadas, algunas de ellas aisladas, todavía algunas pagaban
alquiler por sus edificios y la mayoría eran estructuras adaptadas que no cubrían
adecuadamente las necesidades de un plantel educativo más grave aún era el estado ruinoso
de algunos. Ramírez Caraza, como director general en 1950, ideó una solución a esa
carencia de locales suficientes y adecuados, su propuesta consistía en reunir dentro del
casco de Santo Tomás en torno a la
ENCB
a las otras escuelas del área de ciencias médico
biológicas, la ESMR y la ENMH, ya que la primera contaba con instalaciones más costosas y
difíciles de trasladar; ello significaba un ahorro por el alquiler del edificio de la de
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Medicina Homeopática, que además era inadecuado, pero también desalojar de esas
instalaciones a la ESIA y a la ESIQIE.
El moderno y amplio edificio que se construyó para albergar al Internado sufrió varios
retrasos en su construcción pero al fin fue inaugurado el 5 de febrero de 1952 por el
presidente Alemán y, aunque no estaba completamente terminado, pudo recibir a los
estudiantes. Constaba de cinco edificios para cada uno de los niveles de educación del
instituto: el primero, alumnos de nivel profesional; el segundo edificio destinado a los
alumnos de vocacional; los de prevocacional se ubicaban en dos edificios, y el último
edificio estaba ocupado por la cocina y el comedor. Sin embargo, a pesar de la instalación
del nuevo edificio del Internado, la demanda aún era mayor que la oferta, lo que origino
que en algunos casos se contrató a particulares que, a cambio de un pago establecido,
recibían y atendían en sus hogares a estudiantes del
IPN.
En agosto de 1952, Pedro Pérez
Villalobos, director del Internado, presentó un detallado informe sobre las condiciones del
edificio, que reveló severas deficiencias en su construcción, sobre todo por la mala calidad
de los materiales empleados en la obra de plomería, electricidad, calderas, clínica,
lavandería, boliche y cocina.
Al finalizar el sexenio, Miguel Alemán quiso dejar huella de su mandato en el IPN y se
aceleraron las obras de la Ciudad Politécnica. Con tal motivo, los edificios de la
la
ESIT
ESIA
y de
fueron entregados por los contratistas, aunque al menos el primero estaba
inconcluso. El 25 de noviembre de 1952, Joaquín Segura y Luis Lozano Mendizábal,
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representantes del
CAPFCE,
recibieron de la Constructora
CIFA
las obras y firmaron un acta
donde se afirmó que éstas se ejecutaron de acuerdo a las especificaciones contratadas. Así,
con el beneplácito, o complicidad, del organismo oficial encargado de su construcción y de
la compañía contratista, no hubo obstáculo alguno para que el 26 de noviembre el
presidente los inaugurara.