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Los dioses del hinduismo
A pesar de que los hindúes reconocen
relevancia de muchos dioses y semidioses,
devotos son, en primer lugar, devotos de un
entre éstos, los más conocidos son Siva,
(Devi).
la existencia y
la mayoría de los
solo dios o diosa;
Visnú y la Diosa
Siva encarna los aspectos figuradamente discordantes del dios
de los ascetas y del dios fálico. Es la deidad de los que han
desistido, en especial de las numerosas sectas que lo imitan:
kapalikas, que llevan calaveras para reconstruir el mito en el
que Siva decapita a su padre, el incestuoso Brahma, y es
condenado a llevar su calavera hasta que logra ponerle fin al
castigo, en Benarés; pashupatas, incondicionales del culto a
Siva Pashupati, Señor de las bestias, y aghoris, ‘para quien
nada es terrible’, yoguis que comen inmundicias o carne cruda,
con el fin de tratar de esclarecer que son completamente
indiferentes ante el placer o el dolor. Siva igualmente es la
deidad cuyo símbolo fálico (linga) constituye el punto central
y sacrosanto de todos los templos dedicados a él y de todos
los hogares de sus adoradores; se dice que su priapismo fue el
resultado de su castración, con el consecuente culto de su
símbolo fálico sin cuerpo. Después de esto, se dice que Siva
se habría materializado en la Tierra bajo diferentes formas
humanas, animales y vegetales, estableciendo muchos santuarios
locales.
Visnú es adorado como un dios omnipresente (dios supremo para
sus adoradores), el dios de cuyo ombligo brotó una flor de
loto, dando a luz al creador (Brahma). Visnú creó el Universo,
separando el cielo de la tierra; más tarde, y en numerosas
ocasiones, tuvo que ayudarlo a sobrevivir. Igualmente se le
adora bajo la forma de muchos avatares, dioses que se
precipitan al mundo (o encarnaciones, en un sentido
aproximado). Muchos de ellos son animales que suelen aparecer
en la iconografía hindú: el pez, la tortuga y el cerdo. Otros
son los enanos Vamana (quienes se transformaron en un gigante
para desorientar a Bali, el demonio, y destituirlo así del
Universo); el hombre león Narasimha (que destripó al demonio
Hiranyakashipu); el Buda (que se encarnó con el fin de enseñar
una doctrina falsa a los demonios piadosos); Rama con un hacha
(Parashurama, que decapitó a su madre porque no era casta,
asesinando luego a toda la clase de los Kshatriyas para vengar
a su padre); y Kalki (el jinete del caballo blanco, que vendrá
a no dejar piedra sobre piedra en el Universo al final de la
era de Kali). Pero, con diferencia, los más conocidos son Rama
(el héroe del Ramayana), y Krishna (héroe del Mahabharata y
del Bhagavata-Purana). Se dice que ambos son encarnaciones de
Visnú, pese a que en un comienzo fueron titanes humanos.
Junto a estos dos grandes dioses masculinos, hay numerosas
diosas objeto de profunda devoción. A veces se dice que
constituyen los diferentes aspectos de la Diosa, Devi. En
algunos mitos, Devi es la primera que propone el movimiento,
la acción, liderando el conjunto de dioses masculinos para que
realicen las labores de creación y de destrucción. Igualmente
se muestra como Durga, a la que nadie se puede aproximar,
quien en la gran batalla mata a Mahisha, el demonio búfalo; o
Kali, la diosa negra, que baila sobre los cuerpos sin vida de
quienes ha asesinado y luego se ha comido, adornada con las
calaveras que aún gotean y las manos ensangrentadas de sus
víctimas. Los shaktas (devotos de Sakti, el poder femenino)
igualmente adoran a la Diosa. Esta secta apareció, junto con
los tantristas, durante la fase medieval. Los tantristas
conmemoraban cultos esotéricos, en los que se consumían los
alimentos prohibidos (como la carne, el pescado y el vino) y
se practicaban, a modo de ritual, actos sexuales que por lo
general no se encontraban permitidos. En muchos cultos
tántricos, a la Diosa se la identifica con Radha, la consorte
de Krishna.
Igualmente hay representaciones más pacíficas de la Diosa,
normalmente bajo la forma de las esposas de los dioses más
relevantes: Lakshmi, la sumisa, la dócil cónyuge de Visnú que
se muestra como una fértil diosa; Parvati, cónyuge de Siva e
hija del monte Himalaya; Ganga la gran diosa del río (el
Ganges), a quien igualmente se la adora de manera
independiente, se dice que es una de las cónyuges de Siva; a
Sarasvati, la diosa de la música y de la literatura y cónyuge
de Brahma, se la asocia con el río Saraswati. Muchas de las
diosas locales de la India (como Manasha, la diosa de las
serpientes en Benceremonia, y Minakshi en Madurai) están
comprometidas con dioses, mientras que a otras como Shitala,
diosa de la viruela, se las rinde culto por sí mismas. Estas
últimas diosas son temidas por sus indomables poderes y mal
carácter, y por sus arranques de ira.
Hay algunos dioses menores que están incluidos en el panteón
central porque se les identifica con los dioses más relevantes
o con sus hijos o amigos. Hanuman (el dios mono) aparece en el
Ramayana como el ingenioso ayudante de Rama en el lugar de
Lanka. Skanda (el general del ejército de los dioses) es hijo
de Siva y de Parvati. Ganesha (el dios con cabeza de
elefante), dios de los escribas y mercaderes, quien ayuda a
eliminar los obstáculos, es invocado fervorosamente al
comienzo de cualquier negocio relevante.