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PALABRAS
de
VIDA
Benedictinas Montserrat
Las parábolas tomadas de la naturaleza
hacen que el Reino de Dios apele a todos los sentidos.
Huelo una rosa y huelo el Reino de Dios.
Gusto del pan y gusto del Reino de Dios.
Camino por un colorido campo en flor
y palpo el Reino en el que todo puede crecer y desarrollarse,
un Reino en el que hay suficiente para todos.
José Arregui
Mateo 13,1-23 XV domingo Tiempo Ordinario –A
1Aquel
día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. 2Se reunió en torno a él
mucha gente, tanta que subió a una barca y se sentó, mientras la gente estaba
de pie en la orilla. 3Y les expuso muchas cosas por medio de parábolas.
Jesús utiliza las parábolas, comparaciones tomadas de la vida cotidiana,
como forma corriente de enseñanza para la gente sencilla,
para hacer comprensible su mensaje acerca del Reino de Dios,
cómo es, cómo llega, qué produce.
Son un mensaje de ánimo, fe y esperanza.
A pesar de cualquier falsa apariencia la llegada del Reino es imparable,
y el resultado final será maravilloso e incalculable.
Decía:
-Salió el sembrador a sembrar.
Nuestro Dios es un Dios sembrador. Sale a sembrar cada día.
Siembra incesantemente, incansablemente, semillas del Reino:
palabras, miradas, encuentros, silencios, acontecimientos de cada día,
preguntas, ayudas, lecturas, comentarios, ejemplo de personas
buenas....
Recibimos y ofrecemos continuamente semillas del Reino.
La parábola parte de la siembra,
pero es ante todo una promesa de cosecha.
4Al
sembrar, parte de la semilla cayó al borde del camino, pero vinieron las
aves y se la comieron. 5Parte cayó en terreno pedregoso, donde no había
mucha tierra; brotó en seguida porque la tierra era poco profunda, 6pero
cuando salió el sol se agostó y se secó porque no tenía raíz. 7Parte cayó entre
cardos, pero éstos crecieron y la ahogaron.
La semilla se puede perder.
En el camino pueden aparecer muchos “pájaros” capaces de llevarse la semilla:
la rutina, la falta de interés, la mentira, la superficialidad...
Se puede acoger la semilla pero sin cultivarla, sin hacerla vida,
tratando de compaginarla con nuestros intereses...,
formando un pedregal que puede ahogar la planta del Reino.
8Finalmente
otra parte cayó en tierra buena y dio fruto:
un grano dio cien, otro sesenta, otro treinta.
9El que tenga oídos para oír, que oiga.
Nuestra tierra es buena tierra, capaz de recibir el Reino y hacerlo germinar,
La semilla crece en forma de compasión, de solidaridad,
de atención a lo fundamental y trascendente.
Somos capaces de amar, de perdonar,
de esforzarnos y sacrificarnos por l@s demás.
La semilla florece, unas veces poco, otras bastante, otras muchísimo.
Está sembrada en los corazones, no es aún el Reino.
Estamos llamad@s a hacerla germinar.
10Los
discípulos se acercaron y le preguntaron:
-¿Por qué les hablas por medio de parábolas?
11Jesús les respondió:
-A vosotros Dios os ha dado a conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ellos
no. 12Porque al que tiene se le dará, y tendrá de sobra; pero al que no tiene, aun aquello
que tiene se le quitará. 13Por eso les hablo por medio de parábolas, porque aunque
miran no ven, y aunque oyen no escuchan ni entienden.
Jesús describe a su auditorio
en un contexto de oposición.
Ante sus palabras se dan dos actitudes
incompatibles, la acogida o el rechazo.
Ante el Reino no caben decisiones intermedias.
Quien lo acoge con fe lo descubrirá
cada vez más profundamente.
Quien lo acoge superficialmente o lo rechaza
acabará por perderlo.
14De
esta manera se cumple en ellos
lo anunciado por Isaías:
Oiréis, pero no entenderéis;
miraréis, pero no veréis,
15porque se ha embotado,
el corazón de este pueblo
se han vuelto torpes sus oídos,
y se han cerrado sus ojos;
de modo que sus ojos no ven,
sus oídos no oyen,
su corazón no entiende,
y no se convierten a mí
para que yo los sane.
Jesús habla para que tod@s le entiendan.
En las personas que cierran los ojos, los oídos y el corazón a su palabra,
se cumple la profecía que anunciaba Isaías.
16Dichosos
vosotros por lo que ven vuestros ojos y por lo que oyen
vuestros oídos; 17porque os aseguro que muchos profetas y justos
desearon ver lo que vosotros veis y no lo vieron, y oír lo que oís
y no lo oyeron.
Jesús llama dichos@s a quienes abren
sus ojos y sus oídos para escuchar
su mensaje y ven en sus signos
la llegada del reino.
A Jesús todas las cosas
y todas las situaciones le hablan de Dios:
todo es Palabra.
Es cuestión de tener los oídos bien
atentos y los ojos limpios y despiertos,
porque la Palabra está ahí,
sembrada en abundancia.
18Así
pues, escuchad vosotros lo que significa la parábola
del sembrador.
Lo importante son las
distintas actitudes con
que se acoge el
Evangelio.
Mateo anima a su
comunidad, y a todas las
comunidades
posteriores,
a no dejar que la Buena
Noticia sea ahogada por
las dificultades que
surjan.
Tod@s estamos
llamad@s a conocer, a
entender
y poner en práctica el
mensaje de Jesús.
19Hay
quien oye el mensaje del reino, pero no lo entiende; viene el maligno y le
arrebata lo sembrado en su corazón. Éste es como la semilla que cayó al borde del
camino.
20La semilla que cayó en terreno pedregoso es como el que oye el mensaje y lo recibe en
seguida con alegría, 21pero no tiene raíz en sí mismo, es inconstante y, al llegar la
tribulación o la persecución a causa del mensaje, en seguida sucumbe. 22La semilla que
cayó entre cardos es como el que oye el mensaje, pero las preocupaciones del mundo y
la seducción del dinero asfixian el mensaje y queda sin fruto.
El egoísmo, la insolidaridad, la apatía..., son actitudes incompatibles con el Reino.
Son los “demonios” que hacen nuestro corazón duro, cerrado, egocéntrico...
El peligro para quien oye la palabra es hablar de una manera y actuar de otra.
Recibir la semilla y no hacerla germinar.
El peor y más sutil rechazo del Reino es aceptarlo de palabra, pero negarlo
con la forma de actuar.
El Reino crece en la apertura y disponibilidad total.
23En
fin, la semilla que cayó en tierra buena
es como el que oye el mensaje y lo entiende;
éste da fruto, sea ciento, sesenta o treinta.
La buena tierra es la buena gente.
Cuando se anuncia el Evangelio claro y limpio
se descubre que muchas personas “muy religiosas” se sorprenden y escandalizan,
mientras que las personas sencillas, honradas y abiertas, se ilusionan,
descubren que eso es exactamente lo que querían oír.
Ojalá seamos sembrador@s, transmisor@s de la Buena Noticia,
comunicando el Evangelio de Jesús con nuestra vida.
Sois semillas del Reino
plantadas en la historia.
Sois buenas y tiernas,
llenas de vida.
Os tengo en mi mano,
os acuno y quiero,
y por eso os lanzo al mundo.
No tengáis miedo
a tormentas ni sequías
a pisadas ni espinos.
Bebed de los pobres
y empapaos de mi rocío.
Fecundaos, reventad,
no os quedéis enterrados.
Floreced y dad fruto.
Dejaos mecer por el viento.
Que todo viajero
que ande por sendas y caminos,
buscando o perdido,
al veros,
sienta un vuelco
y pueda amaros.
¡Sois semillas de mi Reino!
¡Somos semillas de tu Reino!
Ulibarri Fl.