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LA HISTORIA
“OFICIAL” DE MÉXICO
La historia antigua de
México ha sido
secuestrada por los
colonizadores. Los
criollos pretenden
hacer creer al pueblo
de México que este
país surge con la
conquista de pueblos
primitivos, idólatras y
salvajes.
Que la cultura llegó de Europa
vía España y que no existió en
lo que hoy conforma el territorio
nacional ninguna civilización
con un alto desarrollo humano.
Su objetivo es mantener al
pueblo ajeno a sí mismo y
perdido en un laberinto de
desolación, amnésico, sumiso y
sometido.
La “Historia Oficial” del estado mexicano es
ostensiblemente hispanista y pretende mantener la
colonización mental y espiritual.
La historia en los países colonizados generalmente le pertenece al Estado.
Suele encontrarse en los libros de texto, en monumentales bronces en plazas,
parques y avenidas.
Escrita en placas, letras de oro y en consagrados y comprometidos libros
oficiales. La historia oficial es la autobiografía del Estado.
De esta manera, la historia valida, justifica y legaliza una realidad política y
social, de los países colonizados.
Hace que parezca “natural” que existan extranjeros inmesamente ricos
y millones y millones de pobres sin ninguna oportunidad.
En México desde los aztecas, con las reformas de
Tlacaélel[1], la historia ha dejado de pertenecer al pueblo.
Así, se convierte en algo ajeno, aburrido, “oficial”. Deja de
ser algo propio, vital, vibrante. Desde el primer “historiador
oficial” Hernán Cortés, la historia se ha escrito para justificar
la colonización que hasta la fecha sufrimos los mexicanos.
Los mexicanos para el siglo XXI, necesitamos descolonizar
el país y escribir nuestra propia historia, en la que se acaben
para siempre…los vencedores y los vencidos.
(1) El dirigente mexica que guió a 3 tlatuanis en el periodo de esplendor de los
aztecas.
La Independencia de México (1810-1821)
En el marco de los festejos del Bicentenario, te presentamos los factores y personajes que
hicieron posible este acontecimiento que cambió los rumbos político, económico y social de
nuestro país.
El período histórico que se conoce como Independencia empieza, estrictamente hablando,
el 16 de septiembre de 1810 cuando Miguel Hidalgo da el llamado "Grito de Dolores" y
termina el 27 de septiembre de 1821 con la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de
México. La idea detrás de este movimiento revolucionario era liberarse del gobierno español
y dejar de ser un virreinato. Esta etapa da fin a la llamada época colonial mexicana.
Como es lógico, antes de 1810 hubo ya antecedentes importantes de la nueva ansia
libertaria que operaba, principalmente, en los criollos. Se dice que, antes de estallar la
lucha, el ideólogo del movimiento fue el fraile Melchor de Talamantes, que hacía circular
escritos subversivos en los que afirmaba que el territorio mexicano, por tener "todos los
recursos y facultades para el sustento, conservación y felicidad de sus habitantes", podía
hacerse independiente y que, además de posible, la independencia era deseable porque el
gobierno español no se ocupaba del bien general de la Nueva España, como se ocuparía
un gobierno libre, constituido por mexicanos.
Puede intentarse una división del movimiento independentista en cuatro etapas:
La primera que iría desde el Grito de Dolores hasta la batalla del Puente de Calderón en 1811,
donde la muchedumbre dirigida por Hidago, con su famoso estandarte guadalupano, peleaba con
más pasión que estrategia. En este momento, cuando el cura de Dolores llegó a la batalla del
Puente del Calderón, sus fuerzas se calculaban en cien mil hombres, todos ellos criollos, indios,
mestizos o pertenecientes a las llamadas castas. Los realistas, defendieron la causa con tibieza y
se calcula que el ejército era de menos de 50 mil hombres.
La segunda sería la etapa en la que José María Morelos y Pavón entra en escena, desde
principios de 1811 hasta la toma del fuerte de San Diego en Acapulco, en agosto de 1813. En este
período los insurgentes se anotan varios triunfos militares.
La tercera etapa se caracteriza por un cierto desorden. Con la muerte de Morelos hay cierto vacío
en el mando insurgente y los realistas, al mando del temible Calleja logran rehacerse y recuperar
la ofensiva. En este período se rinde el último reducto insurgente de importancia y, técnicamente,
los realistas han ganado la guerra. Sólo unas cuantas partidas, como la que comandó Vicente
Guerrero, siguen luchando sin tregua. Este periodo terminaría hasta febrero de 1821 cuando se
firma el Plan de Iguala.
La cuarta, la que transcurre del 24 de feberero de 1821 hasta el 27 de septiembre de ese mismo
año cuando el Ejército Trigarante, al mando de Agustín de Iturbide, entra triunfante a la Ciudad de
México, compuesto principalmente por la totalidad del ejército realista, ya convertido, y los últimos
insurgentes, todos ellos formarían el ejército mexicano.
LA REVOLUCION MEXICANA
El 20 de noviembre de 1910 inició la Revolución Mexicana. Cien años antes, los
mexicanos emprendieron una lucha revolucionaria en contra del imperialismo español,
que los llevó a construir una nación. Pero cien años después, esta nación ya no era
gobernada por monarcas extranjeros como en aquel entonces, sino por un dictador:
Porfirio Díaz.
Durante los más de 30 años que el General Díaz se mantuvo en el poder, los ciudadanos
no pudieron elegir gobernante y debido a que un pequeño grupo de personas acapararon
el poder, la desigualdad social se hizo evidente: el rico era más rico, viviendo en
palacetes al estilo europeo, y los pobres eran más pobres, intentando al menos
“sobrevivir” en pequeños jacales. Pero también inició otra capa social antes desconocida:
la clase media, gracias a la cual, los empresarios sumaban sus riquezas.
Este era el ambiente que se vivía en el país a principios de 1900 y un nombre comenzó a
sonar en la vida política de México: Francisco I. Madero quien, fundó el Club Democrático
Benito Juárez y posteriormente creó una red de intercomunicación entre los círculos
opositores al régimen porfirista. Para 1908 publicó su obra: “La sucesión presidencial en
1910” en donde plasmó un estudio de la dictadura militar y planteó la necesidad de crear
un partido independiente que lograra la efectividad del sufragio y el triunfo del principio
antirreeleccionista, con el cual se combatiría la dictadura de Porfirio Díaz.
El presidente Díaz, por su parte, pensaba que el pueblo de México ya estaba listo para
comenzar a vivir un gobierno democrático, pero para llegar a él, había que crear
diversos partidos políticos que contendieran. Así, permitió que se crearan partidos y se
postularan candidatos para finalmente votar por un nuevo presidente. Madero aprovechó
esta nueva posición de Díaz y fue postulado como presidente del partido que fundó.
Pero poco antes de las elecciones de 1910, Madero fue encarcelado en Monterrey y
posteriormente trasladado a San Luis Potosí, siendo acusado de haber pronunciado un
discurso en el que injuriaba al Presidente. Con Madero fuera del escenario, Porfirio Díaz
– a través de un fraude electoral – es reelecto presidente de México y hasta ese
momento, Madero es puesto en libertad a condición de que abandonara la ciudad.
Decide ir hacia San Antonio, Texas, cruzando por Laredo, y ahí lanza el manifiesto
conocido como Plan de San Luis Potosí con el que denuncia el fraude electoral de junio,
desconoce los poderes constituidos, y en su artículo 7, incita al pueblo a tomar las
armas para derrocar la dictadura: “el día 20 de noviembre desde las seis de la tarde en
adelante, todos los ciudadanos de la república tomarán las armas para arrojar del poder
a las autoridades que actualmente gobiernan. Los pueblos que estén retirados de las
vías de comunicación lo harán la víspera”. Y este plan que subrayaba el principio de:
“sufragio efectivo, no reelección” fue el acicate para que la Revolución diera inicio.