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El calentamiento global
Extraído de un libro de texto de ciencias naturales para el último año de
secundaria. Heskestad, P.A., Lerstad, I.K. y Liebich, H. (2004) Cosmos. Oslo,
Noruega: Cappelen.
El clima de la tierra siempre ha cambiado con el tiempo. Hasta hace poco, dichos
cambios climáticos habían tenido causas naturales tales como la potencia del sol, los
cambios en la órbita del planeta alrededor del sol y las erupciones volcánicas.
Actualmente, parece que por vez primera la humanidad está enfrentando un cambio
climático global ocasionado por sus propias actividades.
El efecto invernadero natural
El efecto invernadero constituye ante todo un proceso natural y necesario. El sol tiene
una temperatura superficial de aproximadamente 6,000ºC y emite diversos tipos de
radiación. La mitad de los rayos solares que alcanzan a la atmósfera terrestre la
penetran hasta llegar a la superficie del planeta; los restantes son reflejados por las
nubes y demás gases. La mayoría de los rayos que alcanzan a la tierra tienen
longitudes de onda cortas; calientan su superficie, la cual devuelve corrientes térmicas
de longitud de onda larga. Una proporción elevada de dichas corrientes devueltas por
la tierra son absorbidas por las nubes y los gases en la atmósfera, los que a su vez nos
envían de vuelta el calor irradiado.
Algunos de estos gases en la atmósfera son llamados gases climáticos; los más
importantes son vapor de agua, dióxido de carbono y metano. Estos gases forman una
pantalla térmica que desacelera la radiación térmica emanada por la tierra y da por
resultado que la propia superficie terrestre y la capa de aire se calienten. Lo mismo
ocurre en un invernadero: la luz solar penetra por los cristales, pero no todo el calor
irradiado sale, por lo que la temperatura en el invernadero es mayor que en el
ambiente exterior. Sin este efecto natural de invernadero, la temperatura promedio de
la tierra sería de -18ºC en lugar de los 15ºC que tenemos actualmente.
El efecto invernadero artificial
En tiempos recientes, los investigadores climatológicos han hallado que la
temperatura promedio de la tierra se elevó 0.5ºC entre 1850 y 2004. Desde cerca de
1900 hasta el día de hoy, el nivel de dióxido de carbono en el aire se ha incrementado
desde menos de 0.03% a casi 0.04%, y parece que dicho aumento continúa, lo cual se
debe al hecho de que hemos aumentado nuestras descargas en la atmósfera por la
combustión de petróleo, gas y carbón.
Otra consecuencia de las actividades humanas ha sido las mayores descargas de otros
gases climáticos, lo cual ha dado por resultado que se evite el escape de más calor de
la tierra y que la temperatura promedio se eleve aún más.
El efecto invernadero artificial
Centro Internacional de Investigaciones Climatológicas y Medioambientales Universidad de Oslo
http://www.cicero.uio.no/abc/klimaendringer.html
8 de febrero de 2005
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones
Unidas concluye en su tercer informe de síntesis de 2001 que resulta muy probable
que las descargas artificiales de gases climáticos hayan contribuido significativamente
a los cambios climáticos observados en los últimos 30 a 50 años.
El efecto invernadero artificial
Desde la era preindustrial (alrededor de 1750), la concentración de dióxido de
carbono (CO2) ha aumentado en cerca de 31 por ciento, la de metano (CH4) en cerca
de 151 por ciento y la de óxido nitroso (N2O) en aproximadamente 17 por ciento.
Dichos aumentos se deben a las descargas provocadas por el hombre y han producido
un efecto invernadero más potente. Además, las actividades humanas han introducido
en la atmósfera cantidades más pequeñas de ciertos gases climáticos que no existen en
ella de manera natural.
El aumento en la concentración de CO2 en la atmósfera representa el principal
constituyente (aproximadamente 60%) del incremento del efecto invernadero del que
la humanidad es responsable. Dichas descargas artificiales de CO2 se deben ante todo
al consumo de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) y la deforestación de las
regiones tropicales.
Las descargas que el hombre ha provocado sólo equivalen a una fracción del total de
los gases climáticos liberados en la atmósfera, siendo el efecto menor en relación con
– por ejemplo – el efecto del vapor que se produce naturalmente. El problema es que
el sistema climático es sumamente complejo y sensible, y aun pequeños cambios en él
pueden provocar consecuencias mayores. Las propias descargas de gases climáticos
de la naturaleza forman parte de un ciclo en que – por ejemplo – los árboles caducos
liberan CO2 y los árboles vivos absorben CO2 por medio de la fotosíntesis. Nuestras
descargas de CO2 por consumo de combustibles fósiles, entre otras cosas, no forman
parte de este ciclo y producen un excedente de CO2 que permanece en la atmósfera
durante una largo tiempo.
¿Es posible que los cambios climáticos se deban
a causas naturales?
APOLLON – Revista de investigación de la Universidad de Oslo, 1o de marzo, 2002.
Profesor Oddbjørn Engvold, Instituto de Astrofísica Teórica, Universidad de Oslo.
Las variaciones en el clima siempre han existido y seguirán existiendo; esto resulta
normal. Los cambios climáticos de la tierra son gobernados en gran medida por
condiciones astronómicas. Por ejemplo, los pequeños cambios en la órbita terrestre
alrededor del sol así como los cambios en la inclinación con respecto al eje rotacional
de la tierra – razón por la cual tenemos estaciones – se relacionan con cambios
climáticos significativos. Se puede demostrar que la alternancia entre eras del hielo y
periodos más cálidos se vincula con dichas condiciones astronómicas externas.
El sol afecta a las capas nebulosas
Sin el sol, no tendríamos el efecto invernadero, el cual constituye un prerrequisito
para que nos sea posible habitar nuestro planeta; hasta las variaciones más pequeñas
en la radiación solar afectan el clima. El sol es una estrella magnética; poderosos
campos magnéticos emanan de su superficie, los que afectan su radiación y pueden
producir aumentos y disminuciones débiles, y éstos a su vez afectar el clima aun en el
caso de cambios al nivel de milésimas.
Los campos magnéticos del sol rodean tanto a la tierra como a otros planetas. Cuando
las partículas provenientes de estrellas que explotaron en el pasado penetran la
atmósfera, pueden afectar la formación de nubes bajas, lo que a su vez tiene un efecto
en el clima del planeta. El campo magnético del sol detendrá en mayor o menor grado
la cantidad de partículas que penetran nuestra atmósfera, lo cual puede actuar como
un interruptor que “enciende o apaga” la capa de nubes alrededor de la tierra.
En años recientes, ha surgido un amplio debate acerca del clima, y la discusión ha
menudo se ha centrado en el grado en que las actividades humanas están afectando
nuestro clima en relación con las variaciones naturales. Aún no tenemos bases para
establecer que la contaminación atmosférica provocada por los humanos sea la
principal causa del cambio climático.
Las consecuencias negativas de un efecto
invernadero más poderoso
Tormentas más poderosas, más huracanes y un clima cada vez más
TUMULTUOSO representan sólo algunas de las consecuencias negativas que
podemos esperar en los próximos años. Además, el calentamiento global puede
debilitar la corriente del golfo y producir un severo enfriamiento en el norte de
Europa.
PERIODISTA GUSTAV JENSEN
1o de diciembre, 2004
Varios oceanógrafos temen con gran inquietud la
aparición de efectos colaterales debido al
calentamiento global, el cual puede debilitar las
corrientes oceánicas en el Atlántico Norte, al grado
de existir un verdadero riesgo de alcanzar un severo
y perdurable enfriamiento en amplias regiones de
Europa y Norteamérica y la región nórdica, la que se
enfriaría significativamente sin la corriente del
golfo.
Los oceanógrafos están conscientes de que las
advertencias causarán sorpresa dado que casi todos
los días se nos recuerda lo contrario, es decir, que el
calentamiento global elevará la temperatura promedio de la tierra. No obstante, y de
manera paradójica, ambos fenómenos podrían ocurrir al mismo tiempo. Si se perturba
la circulación del Atlántico, podríamos tener un descenso en la temperatura promedio
de 3º a 5ºC, lo cual tendrá un efecto dramático en la agricultura y la silvicultura a la
vez que se requerirá mucha mayor calefacción.
Además, existen numerosas indicaciones del indudable avance de dichas
perturbaciones. Cada vez más hielo se derrite debido al calentamiento global, y las
precipitaciones pluviales son cada vez mayores, entre otros lugares, en Rusia, lo cual
está produciendo mayores afluencias de agua dulce de los principales ríos de Rusia
hacia el Océano Ártico. A la vez, existe el riesgo de perder las capas de hielo del
Ártico occidental y de Groenlandia.
Cuando el hielo que cubre los polos se derrita, no sólo producirá un mayor volumen
de agua, sino una mayor evaporación de los océanos, lo que proveerá a los huracanes
de mayor energía. La revista Time ha anunciado que los huracanes han aumentado
tanto en número como en intensidad desde 1995.
Según el Grupo de Expertos sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, el
creciente efecto invernadero produjo una elevación de los niveles de agua entre 10 y
20 cm. en el siglo pasado, y en 2100 los niveles oceánicos aumentarán entre 9 y 88
cm., lo cual resultaría catastrófico para numerosas comunidades costeras – en
particular en los países en vías de desarrollo.
El clima más cálido ofrece nuevas
oportunidades
Las regiones que actualmente se han vuelto accesibles debido al calentamiento
global ocultan enormes riquezas. El derretimiento de los hielos permite la
explotación de recursos en las regiones septentrionales.
PERIODISTA JOHN HULTGREN
24 de enero, 2006
Las temperaturas en el Polo Norte
están aumentando al doble de otras
regiones en el planeta, según los
expertos de la ONU. Los hielos del
Ártico se están derritiendo con tal
rapidez que un canal marino entre los
océanos Atlántico y Pacífico puede
volverse accesible a barcos comunes
durante el verano de 2050. La ruta a
través del pasaje noroccidental hacia el
continente asiático reducirá la distancia
del recorrido entre Londres y Tokio de
21,000 a 16,000 kilómetros.
Además, las regiones septentrionales que se están volviendo accesibles, ocultan
enormes riquezas. Se estima que los depósitos de petróleo y gas ocultos ascienden a
30 por ciento de los depósitos del planeta. Y no es sólo petróleo lo que se puede hallar
en dichas regiones; existen yacimientos de oro, diamantes, cobre y zinc, lo que
provocará un gran tráfico debido a las exploraciones, afirma Frederic Lasserre,
geógrafo de la Universidad de Laval en Québec, Canadá, quien es especialista en las
regiones árticas.
Por otra parte, el Director del Centro Nansen para el Medioambiente y la
Teledetección resalta las consecuencias positivas del calentamiento global, en el
Ártico en particular: un clima más cálido podría crear mejores condiciones de
crecimiento y menores costos en calefacción; el hielo en el Mar de Barents se
desplazará hacia el norte y el este, debido a los crecientes vientos sudoccidentales y al
clima más cálido, lo cual extenderá el territorio de pesca en invierno y facilitará la
operación de la industria del gas y el petróleo durante la temporada invernal.
Iniciativas medioambientales internacionales y
nacionales
La Autoridad Noruega para el Control de la Contaminación (SFT), 2005
http://www.miljostatus.no/templates/themepage____2143.aspx
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones
Unidas concluye en su tercer informe de síntesis que a fin de limitar el aumento
global de temperatura a 2ºC, las descargas del planeta deben reducirse en 50-80 por
ciento durante los próximos 50 años.
El Protocolo de Kioto es el primer paso en un largo camino
La cooperación internacional se está llevando a cabo dentro de la Convención Marco
de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Ésta incluye al Protocolo de Kioto,
el cual aborda las obligaciones en materia de descargas de los países industrializados,
de los que se espera que reduzcan sus descargas totales de los gases climáticos más
importantes en un 5 por ciento debajo de los niveles en 1990, durante un periodo
obligatorio que va de 2008 a 2012.
El Protocolo de Kioto entró en vigor el 16 de febrero de 2005; para el 18 de enero de
2006, 158 países lo habían ratificado, incluyendo a Rusia, el cual es responsable de 17
por ciento de las descargas. EUA, que por sí solo es responsable de 36 por ciento de
las descargas totales de los países industrializados, y Australia han optado por
permanecer fuera del protocolo; estos países producen las mayores descargas de gases
climáticos por habitante en el mundo.
El Protocolo de Kioto representa un importante avance en las políticas internacionales
en materia climática, pero no es suficientemente ambiciosa en cuanto a los retos
climáticos que el mundo enfrenta. El tercer informa de síntesis del Grupo de Expertos
aclara aún más que se requieren reducciones mucho mayores en las descargas para
poder prevenir que el clima se siga desarrollando de manera indeseable.
Las medidas climatológicas que se están tomando reflejan el hecho de que se trata de
un asunto complejo que afecta a muchos sectores de la sociedad. Existe un enfoque
muy importante en las medidas técnicas, tanto a nivel nacional como internacional; en
esto estriba la posibilidad más realista de alcanzar logros del corto a mediano plazo.
Una solución a los cambios climáticos como problema medioambiental
probablemente requerirá iniciativas más fundamentales que sobrepasen los límites de
la forma en que la mayoría de los sectores de la sociedad está organizada.
Nueva tecnología reduce las descargas de gases
climáticos
Statoil, 2005
http://www.statoil.com/statoilcom/SVG00990.NSF?OpenDatabase&artid=3696C6D5014536F2412569
B60029D864
Muchos expertos creen que el incremento de dióxido de carbono (CO2) como gas de
invernadero proveniente del consumo de petróleo y gas, representa una de las
contribuciones más significativas al calentamiento global. En la década de 1990,
Statoil – como el primero a nivel mundial – comenzó a almacenar dicho gas climático
bajo el fondo del mar en Sleipner Field en el Mar del Norte. Cada día, 2,800 toneladas
de dióxido de carbono son extraídas del gas natural producido por Sleipner,
bombeadas y almacenadas en la formación de arenisca de Utsira en vez de ser
liberadas a la atmósfera. Antes de bombear el gas dentro del suelo, se somete a una
presión muy elevada para transformarlo en líquido, lo cual no sólo facilita el bombeo
del dióxido de carbono sino que a la vez requiere mucho menor espacio de
almacenamiento. El dióxido de carbono se puede distribuir y se almacena sobre áreas
muy extensas. De hecho, la plataforma noruega cuenta con suficiente espacio para
almacenar las descargas totales de las centrales eléctricas europeas durante los
próximos 800 años.
Tiempo de almacenamiento
Una pregunta hecha tanto por investigadores como por otras partes interesadas es
“¿Cuánto tiempo permanecerá el dióxido de carbono en la formación de Utsira?”. Los
investigadores no pueden prometer que será un espacio de almacenamiento eterno:
“pero si el dióxido de carbono permanece ahí hasta el siguiente periodo glacial, a
aproximadamente 5,000 a 10,000 años del presente, tiene que ser algo bueno”,
comenta el gerente de proyectos Tore A. Torp, quien cree que es muy probable que no
ocurran fugas de la formación en los próximos “cientos de años”. Para entonces, la era
del carbón se habrá terminado; la humanidad habrá descubierto soluciones energéticas
más limpias. Con todo, muchas cosas apuntan a que no habrá mayores fugas en la
formación de Utsira que en los depósitos de dióxido de carbono que ocurren de
manera natural en otros lugares.
Mayor extracción
Hablando técnicamente, resulta posible combinar este método de almacenamiento con
una mayor extracción en varios de los campos petrolíferos en la plataforma
continental de Noruega. De este modo, las empresas petroleras lograrán dos objetivos:
deshacerse del gas de invernadero a la vez que lo utilizan para empujar hacia fuera
aún más petróleo.